Partida Rol por web

Morgran comenzó a examinar las heridas del gran trasgo con cautela y antes de que Roerkas entrara en la habitación le susurró aquellos sitios donde apretando un poquito podría conseguir más cooperación de la criatura.

Neblin guiña un ojo al resto y susurra: Dejádmelo a mí... justo antes de adelantarse y colocarse frente al prisionero. Después se dirige directamente a él:

Supongo que no sabes quienes somos ¿verdad? Bien, pues resulta que somos los mejores torturadores que el consejo de esta ciudad ha podido contratar, y te aseguro que somos buenos en lo que hacemos... dice mientras saca varias de sus dagas y empieza a jugar con ellas, afilándolas y seleccionándolas, como pensando cual sería más adecuada para destriparle. Después continúa:

La verdad es que es la primera vez que nos contratan para torturar a un asqueroso gran trasgo, ¿me pregunto si vuestra anatomía será igual a la de los humanos...? Bueno, no importa, pronto lo averiguaremos. En estos momentos avanza con una daga bastante larga y afilada en la mano buscando un lugar en el bajo vientre del prisionero, pero se para a mitad y añade: Si tienes algo que decir te aconsejo que lo sueltes ahora, el consejo confía en nuestra palabra, y si les decimos que has colaborado, te soltarán...

Tras esto el mediano se vuelve hacia el resto y sonríe ampliamente, parece que este tipo de actuaciones le divierten, y si no supieseis que no habla en serio, la verdad es que no os gustaría encontraros en la situación del trasgo.

El trasgo no parece muy impresionado con Mialee, mas bien sus ojos están fijos en Roerkas y Morgran que con tanto acero encima tienen una pinta atemorizante. Al mediano lo había descartado al principio, pero al oirlo hablar y pasear la daga por delante de los ojos véis como hay momentos en los que literalmente tiembla de miedo.

El enano examina los moratones y heridas con atención, y os comenta en voz baja donde apretar para provocar un mayor dolor.

Roerkas avanza. Aunque no es dado a subterfugios y trucos entiende la necesidad del grupo, no puede dejar de sentir que les ha fallado en la charla con los nobles y decide que es hora de hacerse valer. El inmundo trasgo y el recuerdo de las visiones al llegar a la población, le hacen olvidar casi toda su consideración hacia el enemigo indefenso.

Arrastrando el martillo ruidosamente por la piedra se acerca paso a paso sintiendo como su corpulenta figura y su arma ya producen efecto en la cobarde alimaña. Cuando ha llegado ante el trasgo deja el martillo de lado y con sus fuertes manos alza unas pulgadas al interrogado antes de hablarle con tono bajo:

Por Bahamut, Kord y todos los Dioses, hoy se acaban tu suerte y la mia.... porque lo que te voy a hacer me hará digno del peor Infierno.

Roerkas eleva esta vez varios pies al indefenso trasgoide, ajeno a su dolor al ser sujetado por sus peores heridas. El tono de la voz del semielfo suena terrible, con la ferocidad fria y reverente del que pronuncia un juramento.

Galid permanece en una esquina de la celda, casi oculto entre las sombras, pasando desapercibido para el grantrasgo. Pero el mago no pierde detalle. Tamborileando los dedos en el bastón, se fija en cada una de las reacciones del prisionero, intentando descubrir una brecha que les pueda ayudar a desquebrajar por completo el ánimo de grantrasgo, y hacerle así hablar.

Sonríe ante la cara de terror de aquella bestia, cuando Neblin y Roerkas lo presionan.

Roerkas alza al trasgo y véis como su cara se va tornando en una mascara de puro terror, tanto que una mancha oscura empieza a extenderse por sus pantalones. El semielfo reacciona rápido y deja caer a la infeliz criatura antes de correr el riesgo de mancharse.

Galid aprovecha la confusión y trata de sondear al trasgo, el cual apenas logra balbucear, pero llega a la conclusión de que tiene miedo de lo que podáis saber de la banda, parece que no sabe hasta que punto mentir, quizas si le demostrarais vuestros conocimientos se ablandara todavía más.

Mialee se pone a pensar el la horda de la Mano Roja y en cómo pueden estar relacionados estos goblins con ella. Supuestamente deben andar cerca para poder realizar un ataque tan devastador en la ciudad y ocultarse rápidamente.

Galid susurra a sus compañeros las impresiones sacadas. Les comenta como tal vez sea conveniente hacerle ver que saben que se esconden en las montañas del noreste.

Tras su evaluación del prisionero, Galid sale de las sombras de la esquina, dispuesto a presionar un poco al prisionero. Entona unas palabras mágicas, ya conocidas por el grupo, pues son las palabras que preceden a la brillante luz que suele conjurar el mago. La luz aparece en la punta de su bastón. Galid se acerca hasta el grantrasgo, y coloca la punta de su bastón casi en los ojos del prisionero, cegándolo y desorientándolo, o esa es al menos la idea del mago.

Será mejor que hables, alimaña.

Mialee no logra convencer al trasgo de que sea capaz de encontrar a sus compañeros con sus dotes de rastreadora. Y ve dificil que pueda hacerle cambiar de opinión, así que se impone un cambio de estrategia.

Galid acerca la luz a la cara del trasgo que inmediatamente se cubre con sus brazos cargados de cadenas. Recula algo desorientado.

Neblin vuelve a adelantarse, se da cuenta de que el gran trasgo es un cobarde a punto de derrumbarse, así que le pierde todo el respeto a pesar de que es mucho más grande que el propio mediano, y se le acerca por detrás tirándole del pelo hasta ponerlo a su altura. Mientras, en la otra mano tiene su daga, que coloca en el cuello del prisionero, antes de dirigirse a sus compañeros:

¿Puedo empezar a cortarle ya...? Pregunta, y después continúa como intentando persuadiros: Vamos, ya os dije que la última vez el tío murió demasiado pronto porque había perdido mucha sangre durante la paliza que le disteis, pero si me dejais empezar a mí seguro que colabora antes de que sea demasiado tarde... venga, me lo prometisteis, además quiero probar una nueva técnica: me han dicho que se puede despellejar a alguien vivo haciendole un corte en la piel y tirando, así... tras lo que pone en práctica su teoría haciendo un pequeño corte con su daga en la piel del gran trasgo, nada grave por supuesto, pero lo suficiente como para que la criatura sienta el filo.

El mediano cada vez se divertía más, y empezaba a meterse tanto en su papel que veía posible que le costase parar...

Roerkas permanece quieto, sin mostrar señal de lo que pasa por su cabeza. Sus miradas bajo el yelmo que le cubre aterran al pobre trasgo tanto como los cuchillos del mediano.

El prisionero da un respingo cuando el semielfo súbitamente se acerca a él pero el guerrero parece pensárselo mejor y se detiene mirando al enano.

Empieza tú, Morgran.

Atento como está al mediano que hace bailar una daga por su cuello el trasgo no repara en el mago hasta que lo tiene encima. Galid le coje de la ropa señalando la insignia de la banda de la mano roja

- ¿Piensas que te van a ayudar? - hace una pausa como para que piense - en la banda solo sobreviven los fuertes, eso ha sido así y dudo que haya cambiado. La banda era un ejercito y vosotros no sois más que cuatro bandidos metiendo miedo a unos granjeros. - Le recuerda como la banda fue derrotada después de arrasar Brindol, y como las armas se exibian en el museo.... - Acaso crees que nos vas a dar miedo agitando esta insignia - dice rasgando el trozo de ropa con la marca de la mano roja y estampandosela en los ojos - te conviene hablar y te conviene hacerlo ya.... el mediano se está impacientando.

Neblin le mira con una mirada malevola. El trasgo está aterrorizado y apunto de derrumbarse.

Morgran golpea en una de las rodillas al trasgo.

Escoria, si sigues con vida es porque puedes hacer algo que tus congéneres nunca han podido hacer: Cambiar. Admítelo has sido derrotado en justa lid, pero tú puedes cambiar tu final...