Partida Rol por web

Scripta Barchinone

IV. El monasterio de los condenados

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30/03/2016, 11:30
Álvaro de Ulloa

Llegados al fin a San Mateo, acompañados de nuestro antiguo señor, don Richard, quién ahora nos acompañaba para subsanar la traición contra nuestras personas cometida, hubimos de ser, al menos, recibidos.

- Non soy yo ome de letras, sinon d'armas, mas credo que el buen Jaume es literato e ome culto, que quizá pueda hallar en tales archivos aquello que tanto ansiamos saber. Entre tanto, si pudiere yo encontrarme con el comendador, bueno sería aquesto, e también que me informades de a cuál de los dos Papas es leal...

Todo aquello convenía saberlo, si no queríamos acabar hundiendo nuestros huesos en otra húmeda celda, o quién sabe si algo mucho peor.

Notas de juego

Propongo a Jaume porque, siendo médico, imagino que tendrá algo de competencia con los libros. Yo mismo puedo acudir si no hay más remedio, pero por el trasfondo de mi PJ no me veo encerrado en bibliotecas buscando informaciones. Si hay otro jugador que crea que su PJ se puede apañar bien, pues él mismo :P.

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30/03/2016, 14:10
Roderigo de Lorca

Estos días con Richard habían sido extraños. Por un lado se parecían a días pasados pero con la diferencia de que había un pacto demoníaco de por medio y un hechizo que los mataría si no cumplían su misión. De modo que Roderigo no pudo disfrutarlos en absoluto, eso sí, alguna sonrisa se le escapó escuchando a su antiguo señor soltar esta o aquella anécdota.

Una vez en el monasterio de San Mateo se encontraba Roderigo perdido de nuevo, si tocaba buscar entre los libros el era un zote, pero tampoco quería dejar de enterarse de lo que pasaba. Pero volver a encerrarse en una biblioteca no le apetecía, así que decidió ir con Don Álvaro Estou contigo y se decidió a ir con el de Ulloa

Notas de juego

 

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30/03/2016, 16:10
Director

Notas de juego

Veamos, Álvaro: en San Mateo no hay comendador. Es la villa donde se establece el gran Maestrazgo de la Órden de Montesa. El gran maestre hace aquí tales funciones. La órden de Montesa es leal al Papa Luna. De hecho la Cruz de gules de la órden (si la buscáis, la crucecita roja) se la otorga el Papa Luna. Eso lo sabe a la perfección Álvaro de Luna (tras mucho tiempo sirviendo a don Richard).

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30/03/2016, 20:08
Jaume de Castell i Fabres

 - Soy médico, no bibliotecario. Puedo intentar buscar algo, pero no se si seré capaz de encontrar algo... - Intervine, ante la propuesta del caballero. A veces deseaba ser un simple médico rural y no haberme metido en todo este embrollo.

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30/03/2016, 21:49
Nadir Bahar

Namir paso todo el camino callado, manteniéndose lejos de escoces. Aunque hubieran llegado a una tregua con su antiguo amo, las heridas abiertas por la traición tardarían mucho en cerrarse.

De libros se poco… pero podría tratar de ayudar.

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31/03/2016, 11:10
Rasiq "Shadid" ibn Al-Qarawi

Yo puedo servirosss para vigilar los alrededoress.. la lecturra no es lo mio... lo sssiento. Os escuchare y opinare.

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31/03/2016, 12:05
Director

Llegásteis prestos, a suave trote, hasta La Torre, la residencia del Maestre de la Órden de Montesa. Don Richard encabezaba en ese tramo la marcha, pues hubo de dar cuenta de quién llegaba (él mismo) acompañado de unos amigos. Los guardias de los muros y las puertas no dudaron en abrir a un tipo de tal renombre para la Órden.

Nada más entrar os recibieron algunos fráteres dedicados a la vida en oración, pero también veníais de acá para alla caballeros militares de Montesa, preparándose para partir, herrando sus caballos con ayuda del herrero o bien descansando en los jardines del palacio. Aquel sitio de fe y espada no sería bien visto para los herejes, aunque alguno de vosotros prefirió ni abrir la boca para ello.

Don Richard, tras hacer gala de su presencia a uno de los monjes, consiguió que os guardan los caballos en el establo y os dijo luego que, según y por boca de los monjes, el gran Maestre no estaba (llevaba unas semanas de viaje). No obstante, teníais vía libre para indagar en la biblioteca (ello remarcó don Richard). Asi que,con el camino allanado, fuísteis conducidos a una gran sala de archivos y libros (mucho más amplia que la que el Papa Luna tenía en Peñíscola). La sala era tan enorme que tenía pilares y columnas en su interior.

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31/03/2016, 12:11
Richard McCormak

Bien... ¿Procuráréis el decirme ya qué andamos buscando? -espetó don Richard cuando el último monje húbose ido y os dejó solos-. Seguro que aquí -mirando a las estanterías llenas de libros y lejagos- encontraréis casi cualquier cosa... ¡Oh my god! -susurró-.

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31/03/2016, 22:10
Nadir Bahar

El judío decidió utilizar el mismo tono enigmático que había usado con Lupo la primera vez que lo vio, en esa ocasión había servido para que el ayudante del papa les contara lo que deseaban saber. Buscamos nuestra salvación, y para ello necesitamos consultar los pensamientos de los muertos. Termino la frase con una sonrisa enigmática. Prefería tantear poco a poco a su antiguo amo.

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01/04/2016, 10:31
Director

Notas de juego

Buscamos nuestra salvación, y para ello necesitamos consultar los pensamientos de los muertos

Noo, vamos a ver. Los pensamientos de los muertos era la metáfora de la biblioteca del Papa (en la que ya estuvísteis) :( Creo que deberíais repasar bien con las escenas anteriores qué haceis en este pueblo y en este palacio... :(

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01/04/2016, 14:55
Roderigo de Lorca

Roderigo dió por buena la respuesta de su compañero. No quería desvelarle nada más a su antiguo señor. ¿NO servir ao diaño? Digo-lles a Luego se quedó mirando al de Lupo esperando que hiciese su "magia". Todavía recordaba fascinado como rebuscaba entre los libros en Peñíscola Algunha idea de onde comezar a buscar? Le dijo al de Lupo, ignorando la pregunta de McCormack. Esa é a idea, atopar algo... Dijo ante la exclamación de asombro de su antiguo señor, sin sorprenderse demasiado, que ya había estado en la biblioteca papal y esta era otra más.

Notas de juego

¿No servía al diablo? Que se lo diga el

¿Alguna idea de donde comenzar a buscar?

Esa es la ide, encontrar algo...

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02/04/2016, 13:28
Álvaro de Ulloa

En viendo que el Gran Maestre no podría recibirnos, húbeme de conformar con acudir a aquella biblioteca polvorienta, cuyos tomos eran para mi algo lejano y extraño. Muy atrás quedaban los tiempos en Finisterre, cuando un sacerdote al servicio del mío padre enseñárame el arte de las letras, del que apenas nada recordaba. Empero, quizá entre aquellos tomos hubiere ocasión de refrescar las mías memorias, y traer de vuelta las enseñanzas mal avenidas a las que un día no prestare atención. ¡Cuánto habría de lamentarlo!

- Habré de andarme por entre aquestos libros, e que Dios quiera venir e iluminarme con a sua sabiduría.

Separeme entonces de los míos compañeros, buscando un poco de tranquilidad que me permitiere rebuscar.

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02/04/2016, 13:32
Álvaro de Ulloa
Sólo para el director

Una vez húbeme apartado de quienes conmigo caminaban, busqué rincón tranquilo, y allí entreguéme a la oración, mas no a una que los monjes del lugar hubieren podido conocer, sino a otra más antigua. Rogando a mi patrona y protectora, que otrora salvare mi vida en los profundos bosques de mi Galicia natal, pedí por la fortuna que hubiera de ayudarme en aquella lid.

- Anuxa, da a meu a sorte que me abra o caminho.

Una petición breve, pero llena de fervor...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Pues nada, mi idea es apartarme y lanzarme una Bendición de Hada, para luego usar la suerte en la búsqueda. Pero con la pifia, pues bueno, ya me dirás qué efecto tengo :(.

Desde luego que estoy teniendo unas tiradas en esta partida que están dando auténtica lástima xD.

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02/04/2016, 23:09
Jaume de Castell i Fabres

 Miré a Richard, al escuchar la última parte de su frase, preguntándome si se a dado cuenta de lo que estamos buscando, o por el contrario hay algo que le ha llamado la atención:

 - ¿Que ocurre?.

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03/04/2016, 17:09
Nadir Bahar

Deberíamos de buscar información sobre esta orden. Comento finalmente a su antiguo señor. Lo que tenemos que buscar esta relacionando con unos antiguos apostatas que se refugiaron en esta orden. Comento con disimulo a su antiguo amo para que los odios inquietos de los miembros de la orden de montesa no escucharan, puede que se sintieran ofendidos con las palabras del judío.

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03/04/2016, 19:03
Charles de Lupo

Pues no sé, Roderigo -respondió el de Lupo-. Nunca he estado aquí. Esos hombres -Charles evitó contar nada que quisiérais contar vosotros- se refugiaron en la órden que estamos visitando. Ahí se acaba nuestra pista. Iremos un poco sin destino en la búsqueda... ¡a los libros! -os dijo a todos, como si fuéseis doctos, aunque en realidad lo hacía para animarse él mismo y a vosotros-.

- Tiradas (5)
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03/04/2016, 19:31
Director

En cuanto Jaume entendió que aquel suspiro de Richard no era sino fruto de la sorpresa por tal tamaña biblioteca (sabíais que don Ricardito tenía en Amposta una propia, pero apenas la pisaba, y tan sólo la usaba para fardar), comenzásteis a poneros manos a la obra. Os hubísteis de repartir, pisando cada uno por un lado u otro de la estantería (quizá observando más por gusto y curiosidad que por sabiduría). El caso es que en un momento vísteis a don Álvaro como mirar un poco al infinito, hacia una pared, hablando como sólo. Estaba algo retirado (junto a un pilar que hacía una sombra en la sala) y nada más verse sorprendido carraspeó un poco y se puso a buscar más seriamente entre los libros. Extraño lo del noble. Para crear cierto órden, Charles de Lupo escribió en una nota con pluma y tinta de uno de los escritorios de la sala el nombre de "Montesa", "caballeros", "refugiados" y "Temple", apelando a lo que en la actualidad llamaríamos "etiquetas de búsqueda". Algunos que no sabíais leer, al menos, podrías tener referencia si encontrábais en los ricos lomos de los libros tales palabras...

Tras unos minutos buscando (don Richard tampoco tenía mucho información pese a las pistas de Nadir), Nadir y Rasiq, que batían uno de los estantes con el fragmento de papel en la mano, vieron que coincidían un par de letras. Tras abrirlo en su primera hoja, tales palabras se repetían desde la primera página. Aquel libro hablaba de la órden de Montesa en su conjunto, y tenía como adjuntado un pequeño manuscrito entre las primeras hojas. Llamaron entonces los dos al más docto, a Charles de Lupo. Acto seguido, todos os reunísteis en la mesa más cercana, y el propio Richard acercó un cirio grueso y desgastado para observar mejor.

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03/04/2016, 19:32
Charles de Lupo

Aquí hay algo -dijo el de Lupo-. A ver, a ver... dejadme estudiarlo... ¡Rasiq! ¡Acércame ese asiento! -y éste acató el mandato-. Luego estuvo durante unos diez minutos leyendo el manuscrito, el cual hallábase en cierto mal estado y con caligrafía únicamente aceptable... Este texto... fue escrito por un escudero de un tal Guillem de Erill...

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03/04/2016, 19:33
Richard McCormak

¿Erill? ¿"Guillem de Erill", decís? -llevándose sorprendido y algo como confuso la mano al mentón-. Don Guillén de Erill fue nombrado primer Maestre de la nueva Orden Santa María de Montesa -interrumpió don Ricardito-. Era un hombre de noble cuna y con gran experiencia en las artes militares, pero debido a su edad avanzada, no duró mucho en el cargo. A los setenta días de ocupar el cargo, el Señor lo llamó a su Gloria... -vuestro antiguo amo hacía acopio de su memoria para narraros los comienzos de la Órden de Montesa. Quizá su biblioteca nunca estuvo ahí para aparentar-.

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03/04/2016, 19:34
Charles de Lupo

Sí... -retomó Charles-. El manuscrito cuenta cómo en 1315 un caballero francés, Sebastien de Loynes, se puso en contacto con su señor, diciéndole que podía hacerle dueño no sólamente de las posesiones y bienes de la Órden del Temple en la Corona de Aragón, sino también los de la Órden Hospitalaria. A cambio, según dice aquí, pedía que a él y a veinte compañeros suyos se les permitiese entrar en la nueva Órden, y residir juntos en un monasterio previamente designado. El escudero que narra esto cuenta que, tentado por la codicia, Guillem se avino a ello. Y así fue. En Junio de 1317 el Papa Juan XXIII otorgó la bula autorizando la nueva órden, que se fundó el 22 de Julio de 1322.

El de Lupo se paró en seco, volviendo a revisar lo que había leído para contároslo. Tragó un poco de saliva.

El escudero narra aquí lo siguiente: "Pero Dios castiga a quienes se apartan de su senda. Guillem de Erill enfermó al poco de tomar posesió nde su cargo. Su delegado, Erimán de Eroles, y su sucesor en el cargo, Arnau Soler, miraron con desconfianza a este extraño grupo de monjes franceses, a los que consideraban antiguos templarios fugados, pero respetaron los acuerdos del malogrado Maestre: los veintiún francesos fueron elevados a la categoría de monjes de la Órden, y destinados al monasterio de..."