Partida Rol por web

"Si hubiera tenido con quién apostar habría ganado... las balas sí eran de plata". Piensa el felino humanoide mientras se aposta en el borde - tras escuchar la voz gutural de abajo - haciéndose visible desde el camino, aunque ahí se queda, con una de sus manos húmeda, ensangrentada, apretando fuertemente su herido costado para cortar la hemorragia y la otra, la que empuña un escudo tribal propio de las tribus del sur del continente, apoyada en el suelo.

No parece un gesto de debilidad o dolor, sino un estado de alerta. El Balam comienza a mirar alrededor, vigilante pero cubierto y en silencio, por si el ruido atrae a más enemigos. Barre con su mirada el páramo yermo desgarrado por el terremoto.

Todo pasa muy rápido y no se muy bien como el soldado sobre el que me lance esta cubierto de sangre de heridas que a primera vista parecen bastante graves... yo aun así no quiero matarlo nunca fue mi intención solo detenerlo para que no hiciera daño a alguna de las chicas. Apoyo mis patas sobre el soldado y gruño amenazante dejandole claro que atacaré si hace alguna tontería pero si se queda quietecito no tiene por que sufrir más daño.

Me preocupa el rugido que oí de donde provenía la piedra... si erá  Chuk podía estar ya herido de antes y las balas empeorar aun más su estado... querría ir a ver como estan pero hasta que las chicas se encarguen del "prisionero" no puedo abandonar mi puesto encima del soldado.

Le miro, gruño mientras le miro, mientras a mi alrededor las balas silban, mientras escucho el dolor de...
Levanto mi labio un solo segundo antes de volver  a saltar y de volver a golpear con mis garras al hombre que tengo delante. En su pierna para desequilibrarle, tiene dos a los que preocuparse.

Si no habla morira, un siervo menos del deshacedor del que preocuparnos, luego me preocupare de ese gruñido si es Chuck o no

El silencio se hace en lo alto de la loma, entre los riscos que no hace más que un momento ocultaban a la bestia que arrojó una lluvia de piedras sobre los boogies. Sin embargo, nadie tiene tiempo ya para fijarse en esa ausencia de sonido, pues asuntos mucho más urgentes acucian a los presentes.

Uno de los soldados, herido y acorralado, soporta con escaso estoicismo las amenazas de los dos enormes felinos que caminan nerviosos ante él. Uno de ellos, el menor de tamaño pero causante de sus heridas, pone sus zarpas sobre el pecho del soldado mientras sus garras, aún ensangrentadas, amenazan con atravesar su ropa y desgarrar su piel. Al mismo tiempo, la hembra logra musitar una palabra solitaria, demostración de que los animales, más allá de su antinatural tamaño, son inteligentes y tienen un objetivo.

• ¿Que... qué hable? ¿Que es lo que queréis? ¡¡Hablaré, hablaré, lo juro!!

A unos metros de distancia, el otro soldado grita de dolor. Otro felino, hembra y con aspecto de puma, le lanza un rápido zarpazo que desgarra su brazo y hace brotar un abundante chorro de sangre de su antebrazo. El tipo da dos pasos hacia atrás, aguantando un grito que su rabia no le permite lanzar, y con los ojos encendidos gruñe de dolor. Alma ruge, pero el soldado no se amilana y, lejos de ello, sorprende a los presentes estayando en una bola de luz súbita que obliga a los felinos a pestañear y apartar la mirada hasta adaptarse a la nueva iluminación. Cuando vuelven a mirar, el soldado ha desintegrado su ropa, sostiene un cuchillo incandescente en su mano... y tiene todo su cuerpo desnudo cubierto de llamas ardientes y amarillentas.

"Parecía que iba a ser una victoria relajada, pero estos fomorianos vienen cargados de desagradables sorpresas" piensa el bastet, que nunca había visto a uno de ellos arder con esas antinaturales llamas. Aún así tenemos ventaja, pero es un fastidio que en medio de la noche se ponga a brillar cual faro.

- #Buscaré otra piedra, mejor atacar a distancia, mejor buscar también vosotros# - Comenta el bastet en la difícil lengua animal mientras retrocede y se oculta de la vista otra vez. Esta vez el soldado va a estar prevenido contra el ataque, pero Bruno duda de que pueda esquivar tantos ataques como le van a caer, aunque piensa que sus hermanos de raza lo van a pasar mal si se ven obligados a usar sus armas naturales.

- #Deshacedor tiene buenos guerreros aquí.# - Es lo último que se escucha desde arriba.

La transformación del otro soldado consigue sorprenderme de nuevo. Ya sabíamos que eran sirvientes del Deshacedor pero no esperaba una transformación de ese calibre, sus llamas parecen demasiado peligrosas para atacarle de forma directa con nuestras garras y colmillos.

-¡Armas!- exclamo a mis compañeros refiriéndome a los fusiles de los soldados muertos que han quedado desperdigadas por el suelo. Quizá alguno de ellos sepa manejarlos mínimamente bien...

Por mi parte decido que no podemos correr riesgos dado que se nos presenta un combate realmente difícil, así que después de haberme mostrado piadosa con mi primer objetivo decido que esta vez no será así y me abalanzo nuevamente sobre el tipo que se muestra dubitativo para morderle, intentando ser lo más rápida posible. No puedo permitir que también tome otra forma o cubra a su compañero, mis Hermanos y yo misma correríamos demasiado peligro.

Solo puedo ver de reojo como el otro individuo se prende en llamas mientras controlo a mi "prisionero", antes de que me de cuenta Habika se le echa al cuello para acabar con su vida y poder así enfrentarse al otro sin problemas. Mantengo inmovilizado al soldado para que no pueda defenderse de Habika, espero que por lo menos sea rápido y limpio... preferiría no tener que  matarlo pero comprendo la actitud de Habika, trato de no apartar la mirada de la sangre que brota de las heridas que proboca rezando por que termine rápido y podamos enfrentarnos al monstruo que no tiene aspecto humano.

Tenemso al primo de la antorcha humana o del señor del fuego, aun pestañeo mientras mis ojos se acomodan a la situacion. Miro la pared cercana, si pudiera hacer que la tierra se moviera y que callera sobre el.
Esta bien usar piedras, pero tardaremos mil años en conseguir doblegarle y mis garras, no son lo fuerte que desearia y no puedo perder tiempo.

Sus armas, pero no creo que le haga mucho efecto. Doy un salto hacia atras para poner algo de distancia mientras miro a ver si hay algo que pueda usar que no sean las armas, tal vez. El calor me lame el hocico, me ha rozado al estar tan cerca y he tenido que humederlo.

Los dos felinos que mantienen cautivo a su prisionero son conscientes de que no hay tiempo que perder. La verdadera naturaleza deshacedora de estos soldados ha quedado revelada finalmente por su compañero, y solo es cuestión de tiempo que este aparentemente cobarde utilice también los corruptos poderes con que su amo le ha maldecido. Las garras de Arthur se aprietan sobre su pecho, impidiendo que se mueva, mientras las inmensas fauces de Habika penetran y desgarran la carne del cuello del humano, abriéndose paso a través de carne, hueso y sangre.

En un instante, el cuerpo sin vida cae al suelo entre sus últimos estertores.

Mientras tanto, Alma se ve obligada a retroceder ante la visión del fuego que cubre el cuerpo de su presa. Siente el calor, arañando sus bigotes, y sus ojos se sienten doloridos por la luminosidad. La hoja de metal candente que porta el soldado se mueve de un lado a otro, provocando un miedo irracional...

Sin embargo, dura tan solo un destello. Tan súbitamente como el fuego apareció, se vio consumido por la oscuridad violenta y fulgurante, apagada por la inmensa roca que cae sobre él y le arrastra en su caída por el barranco, estrellándose entre peñascos aún sin apagar su fuego. Jirones de piel, carne y huesos se ven iluminados por llamas verdosas que van consumiendo el cuerpo sin vida, evaporando la sangre burbujeante y ennegreciendo los huesos astillados.

Al elevar la mirada, se revela la figura sublime de un Gran Felino, en pie, jadeando por el esfuerzo y el dolor de sus heridas. Sostiene un escudo tribal iberoamericano, y las manchas negras sobre su piel amarillenta podrían asemejarse a las de Habika para el ojo inexperto. Sin embargo, todo Bastet sabe diferenciar a un guepardo de un jaguar.

Y a un Swara de un Balam.

Despues de que el soldado que estoy sujetando suelte su último estertor me levanto rápidamente para ayudar a Alma con la misteriosa "antorcha humana" pero una gigantesca piedra acaba con él antes de que pueda hacer nada. Levanto la vista para ver a un magnifico Balam, aunque parece herido.

¿Quien eres? pregunto mientras me acerco agilmente a su posición. Una vez estoy más cerca lo olisqueo a él y aprovecho para observar más de cerca su herida ¿es grave? ¿quieres que te ayude..? puedes llamarme Arthur. Añado a última hora recordando que no me habia presentado.

Mi cabeza gira la ver como han caido las rocas y luego gira para ver a mis otros dos compañeros, no es Chuck, no lo es, desde luego que no, dicen que no se puede....

Subo la ladera tan rapido como puedo en mi forma animal y la llegar arriba, le miro un segundo antes de transformarme de nuevo en humana.

Bienvenido, todos los enemigos del Deshacedor son nuestros amigos hermano Balam Me llevo la mano al pecho, antes de hacer una leve inclinacion de cabeza y le miro las heridas que pudiera tener como la del resto.
MIro con tono de reproche a Arthur, pero luego mi mirada se vuelve maternal.
Estamos buscando a un amigo, a un puma como yo, le perdimos el rastro en las cuevas, si nos pudieras ayudar.

Ha vuelto a acertar de lleno y ahí va el soldado hacia las profundidades oscuras. La locura que le ha embargado le ha impedido siquiera atacar.

Se lleva la mano a la herida para apretarla, pero parece que la regeneración ya ha detenido la hemorragia. Le gustaría seguir observando alrededor, pero ve que los otros bastet se acercan y se relaja para adoptar la forma humana y poder comunicarse mejor.

Es un joven que ya habrá pasado los veinte, de altura algo superior a la media, con un cuerpo musculoso y ropas sencillas, sólo jeans, camiseta y botas, un conjunto de ropa típica americana, a pesar de que luego su acento suena a portugués, aunque se defiende bien con el idioma inglés.

Se mantiene limpio y afeitado, pero su cabello largo cae de un modo natural, sin arreglos estéticos más allá de un peine.

- Yo me llamo Bruno, Herida Cerrada - Su expresión es la de alguien animado después de la victoria - y vengo tras los pasos de un hermano guerrero, que vino pensando que encontraría el corazón de los enemigos que nos atacan, allá en Brasil. Tras ver lo que ha pasado aquí pienso que quizá estaba en lo cierto, pues estas montañas las protegen soldados del deshacedor bien equipados y con dones que parecen poderosos. Nosotros lo hemos hecho bien y nuestra emboscada ha sido exitosa, pero si nos emboscan ellos también podemos darnos por muertos, debido a sus letales armas cargadas con plata. Ésta herida es un precio muy bajo por haber acabado rápidamente con cuatro de ellos. No es muy grave pero tendremos que tratarla con magia para que cure.

Cambia de tema ante la pregunta que después le hacen. También saluda a la mujer imitando su gesto.

- Si estaba en una cueva, quizá se le derrumbó tras el terremoto, yo me acerqué tras sentirlo y desconozco porqué se produjo. Quizá vuestro amigo lo causó desde esas cuevas. Pero si queréis buscarlo, sólo podemos hacerlo durante la noche, para que nos cubra, y anticipándonos a los enemigos. Hemos de ser precavidos y sigilosos. Pero antes yo voy a bajar a destruir las armas, el equipo de esos malditos, lanzar al muerto abajo y ocultar nuestras huellas... es lo que hacemos tras uno de estos encuentros.

Doy un respingo cuando una nueva roca aplasta al enemigo de fuego que parecía presentarse como un duro adversario... que al final no lo ha sido tanto. Me asomo un instante con curiosidad por el precipio al que ha caído y enseguida atrapo a mis compañeros y compruebo que nuestro salvador es ni más ni menos que otro hijo de Selene, aunque no se trata de Chuck.

Me mantengo en un segundo plano dado que mis Hermanos ya están formulando varias preguntas pero mi cola se mueve suavemente impulsada por nueva curiosidad. No pudo evitarlo, las cosas nuevas y llamativas me chiflan.
Aprovechando el momento de leve reposo, decido acompañar al resto en la vuelta a la forma homínida para poder conversar un poco mejor.

-Yo soy Habika... El compañero del que hablas no sería Urikey, ¿verdad?- todo apunta a que es probable pero evidentemente primero tengo que asegurarme -Será difícil encontrar a Chuck si ya no notamos su olor pero supongo que podemos rastrearle un rato por si acaso- propongo cada vez menos esperanzada.

- Sí, es él - asiente la cabeza sorprendido - pero cómo puede ser que lo conozcáis... y dónde creéis que puede estar ahora...

Se asoma abajo un segundo.

- Cambiaré de forma para bajar, ordenarlo todo un poco y luego me curaré. - Dice en voz baja, concentrándose para realizar la transformación.

mas pendiente de mis cosas que de cualquier otra que ocurra a mi alrededor.
Ojala pudiera hablar con los espiritus para que....
me giro y miro al recien llegado.

Arthur mirale la herida, luego nos iremos. Inspeccionaremos la zona un poco e iremos a la furgoneta, debemos darnos prisa.
Gaia y Selene cuidaran a Chuck.
Movamonos, no podemos estar quitos si vienen ayuda para los que hemos destruido.

Asiento a las instrucciones de Alma. Lleva razón ya llevamos demasiado tiempo por aquí y está claro que es peligroso aunque parece ser un foco para el Deshacedor y deberíamos eliminar dicho "foco" antes de marcharnos.

-Lo lamento pero Urikey murió después de explicarnos que había sido atacado por un numeroso grupo de seguidores del Deshacedor. Ya estaba demasiado malherido como para poder ayudarle- explico con pesar al recién llegado al recordarlo. No fue una muerte nada agradable, ojalá hubiera podido irse en paz sin más pero me ahorro ese detalle.

-Alma, inspeccionemos lo que podamos pero además de la cueva que ya quedó sepultada no sé si quedará algo más que destruir- indico a mi Hermana para ponernos en marcha mientras los varones se encargan de las curas.

Asiento a las palabras de Alma, reviso la herida pero no parece que la bala haya quedado alojada dentro por suerte, eso habría sido un problema. Ya podrían haber resultado herida alguna de las chicas... esto habría sido mucho más agradable que lo que voy a hacer ahora. Paso la lengua por encima de la herida de Bruno para cerrarla y el sabor metalico de la sangre inunda mi lengua... aun tengo que acostumbrarme a esta sensación estoy seguro de que en ningún hospital aprobarian estas practicas.

Esto debería ayudar a cerrarla digo limpiandome la sangre de la comisura de los labios. Yo creo que deberíamos buscar entre los escombros de la mina... quizá captemos algun olor y llegar cuanto antes aumentará las posibilidades de encontrarlo vivo.

El bastet ha eliminado pistas meticulosamente y aplastado o escondido el equipo de los enemigos bajo las rocas, haciéndolos inservibles. Nota luego que Arthur intenta sanarle las heridas, que curan ligeramente asegurando que no se producirá una hemorragia.

- Gracias compañero - le dice. A Habika le asiente, consciente de que ha llegado tarde para echar una mano a su camarada.

- Quizá os fijásteis en qué clase de heridas lo mataron, lo que nos podría poner sobre aviso de qué enemigos nos esperan. Como dice Arthur, deberíamos aprovechar ahora para buscar, protegidos por la oscuridad y porque mañana podría intensificarse la guardia.