Partida Rol por web

Incluso a mí misma me sorprende la fiereza con la que mis largos colmillos se hunden en la corroida y contaminada piel de la criatura, quizá sencillamente no fuera tan resistente como yo esperaba...
Tras desgarrar con brutalidad su cuerpo, me aparto con un pequeño salto y emito un sonido lastimero mientras unas desagradables arcadas empiezan a sacudir mi cuerpo, obligándome a sacudir la cabeza mientras escupo y regurgito todo lo posible de ese "líquido" y quizá parte de la comida de hoy.

Mis orejas se agachan parcialmente ante la idea de que precisamente éste veneno fuera el que acabó con la vida de nuestro hermano, no sería de extrañar, al fin y al cabo todo está unido...
Después mi mirada se alza al techo contemplando la formidable puntería de Chuck, aunque me preocupa más percatarme de la cantidad de lagartos gigantes que pueblan esa cueva. Deberíamos salir de aquí de inmediato.

Emito entonces un sonoro resoplido y unos cuántos gruñidos para llamar la atención del resto mientras empiezo a retroceder.
Ya hemos averiguado qué producía ése hediondo olor, quedarse aquí por más tiempo sería una locura.

La brutalidad de Habika en el combate me coje de sorpresa no me esperaba algo así, yo solo venía a explorar o como mucho hacer frente a algun engendro pero no estoy nada convencido deque esos reptiles lo sean. El disparo de el Chuk ilumina el techo y parece que interrumpimos alguna clase de reunión, se me eriza el pelo y los ojos se me salen como platos suelto un maullido claramente asustado y acto seguido me dirijo a la carrera hacia donde entramos en la cueva no pienso quedarme a descubrir cuanto tardan esos reptiles en querer vengar a su compañero.

Se ha ido, se ha convertido en no se bien que cuando Arthur se marcha corriendo por donde hemos venido. Una mirada con mis ojos felinos a Chuck espero que lo comprenda antes de salir tras el tan deprisa como mis poderosas patas me permiten para cortarle el paso y para mirarle a los ojos. MIedo, no le voy a regañar, pobre es su primer combate como el de muchos de nosotros espero, yo a lo que mas he llegado a sido a alguna trifulca con mi tio y poco mas.
Mis garras refulgen como el acero un solo segundo mientras se mantienen en mi carrera.

 Con que facilidad habia Habika acabdo con el horrendo reptil, o este era mas debil de lo que aparentaba o la joven era mas fuerte de lo que yo inicialmente creia. En cualquier caso la estrecha cueva nos dificultaba el combate y aun estabamos rodeados por mas de estas espantosas criaturas. 

El disparo de Chuck las habria auyentado pero, ¿que tan lejos? o ¿por cuanto tiempo?

Yuri dió un vistazo mas a la difunta critarua con una gran expresión de odio hacia ella, y con los gestos caracteristicos de los felinos preguntaba cual era el mejor curso de accion a seguir.

Quedarse o Avanzar?

Maldición, todo ha sucedido tan deprisa...

Ni siquiera he tenido tiempo de reaccionar, y la situación ya está solventada. O eso parece, al menos. La criatura, fuera lo que fuera, está ya muy lejos del peligro que parecía representar.

Ahora me pica la curiosidad ¿Que extraño ser era en realidad? Si fuera un simple lagarto ¿Que extraña fuerza podría haberlo hecho crecer de ese modo? Y si no era un animal natural ¿De que se trataba?

Me dispongo a acercarme al cadaver descompuesto, para investigar un poco. Olisquearlo, probarlo, verlo de cerca. Es nuestra unica pista. Sin embargo, el veloz cuerpo del pequeño Arthur cruza raudo ante mi rostro concentrado. Le veo desaparecer entre las sombras, desandando el camino que nos ha traido hasta aquí ¿Por qué? ¿Cobardía? Su maullido eso parecía decir...

Alma sale corriendo tras él. No veo falta de valor en ella, más bien todo lo contrario. Creo que actúa por liderazgo, o por algún sentimiento muy parecido al maternal. Va tras él, simplemente por no dejarle solo. Eso creo. Habika los sigue de cerca.

Parece que nos vamos todos...

Comienzo a correr tras ellos.

¿Donde coño va ese?

Me giro, molesto, y suelto un sonoro gruñido. Ese gatito sale corriendo. Corriendo. Abandona la Tahla y olvida el misterio que la Madre nos exige desentrañar...

¿Y a donde cojones vas tú?

Ni siquiera gruño. Mis redondos y viejos ojos felinos se abren a través de las ojeras que descansan bajo ellos. Mi boca se abre, silenciosa ¿Alma? Corre tras él ¿También huye? ¿También abandona?

Yo ni siquiera estaría aquí si no me hubiera arrastrado la visión de lo que está por venir. Pero ya que estoy aquí ¿De veras es esta miserable cueva tan sumamente aterradora como para huir? A pesar de estos bichos, a pesar del temblor que me recorre ¿Huir?

¿Joder, también vosotros?

No lo alcanzo a entender. Habika y Jack salen tras ellos. Bajo mi arma, apoyando el cañón en el frío suelo de roca y tierra. Mis hombros se dejan caer ligeramente, presa de un abatimiento nuevo ¿Tanto ha decaído mi raza? ¿Tan alejados estamos ya de aquello que debíamos ser y fuimos? ¿Es esta la próxima generación de Grandes Gatos?

Quizás el final que contemplé, el que viví en mis carnes espirituales, no pueda ser evitado al fin y al cabo...

Entonces me giro. Y mis ojos se cruzan con los del gran tigre. El Khan me mira, indeciso. A mi y a sus compañeros que se alejan. Y al cuerpo del lagarto. Pero no se mueve. No da un solo paso para seguir a sus compañeros, para abandonar el lugar con el rabo entre las piernas.

Supongo que aún se puede confiar en los tigres. Quizás por eso queden tan pocos.

Vuelvo a levantar mi rifle, apoyándolo en mi hombro. Con un par de zancadas de mis enormes cuartos traseros, me sitúo junto al cuerpo del reptil.

No es necesario acercar demasiado el ocico para olerlo. No es necesario estar muy cerca para sentir la mano del que deshace las cosas del mundo. Apesta al aroma acre de la corrupción. El Deshacedor. Por eso este tamaño, por eso esta antinatural existencia.

Pero ¿De donde procede? ¿Donde o como se puso este ser salvaje y animal, en contacto con ÉL?

Comienzo a caminar, adentrándome en la cueva con la esperanza de que el tigre me siga. Las entrañas de esta montaña ocultan algo, lo presiento...

El camino de vuelta es más corto, pero más desconcertante. No es lo mismo caminar cuidadosamente por una cueva oscura que recorrerla a toda velocidad. Además, al igual que al adentrarse en el interior de un territorio a través de un río desde el mar, descubrís que hay varios afluentes en los que no habíais reparado. La cueva se disgrega en otras grutas y conductos menores y, a pesar de estar convencidos de estar siguiendo el camino correcto, la incertidumbre se abre paso en vuestros corazones.

Finalmente, el brillante fulgor de la luna ilumina el final del apresurado camino. Surgís al exterior, a la entrada por la que os adentráisteis en las entrañas de la roca. La luz bendita de Selene os baña y aleja los pesares, y os reunís en el texterior en silencio. Primero Arthur, tras él Alma y no muy lejos la veloz Habika.

Suponéis que Jack estará al llegar, pues le habíais visto salir tras vosotros. Desconocéis la reacción de los demás.

Aún se escuchan los motores de los boogies en la lejanía, no queda claro si acercándose o alejándose.

Caminas tras el viejo pumonca, que conserva aún su forma de batalla y sostiene entre sus enormes manos el rifle del que ha hecho uso ya en un par de ocasiones en esta noche. Puedes percibir el nerviosismo en el avezado felino, no puedes evitar fijarte en sus orejas puntiagudas, sacudiéndose cada poco frenéticamente.

La gruta continúa siendo ancha y alta, dirías que cada vez más. Parece que os conduce a algún tipo de caverna de grandes dimensiones, quizás incluso un pozo ¿Era lo que veáis a comprobar, no?

Los camaradas del cadaver que habéis dejado atrás no han vuelto a aparecer, a pesar de que has oido murmullos lejanos y sospechas que no andan demasiado lejos. Sin embargo, quizás sean lo bastante asustadizos como para no molestaros más, a tenor del final de su igual. Al menos, eso esperas.

Debéis avanzar por un pequeño embudo de grandes estalacticas y estalacmitas, que os obliga a camina de lado para surgir al otro lado.

Lo que ves te sobrecoge.

Al igual que al mismo Chuck

Una inmensa cavidad en la montaña, lo bastante grande para albergar una pequeña ciudad. Un foso cubierto por la inmensa cúpula de roca maciza, que solo alcanzáis a ver gracias a las bendiciones sensoriales que Selene otorga a sus hijos predilectos.

Debería ser un espectáculo precioso de naturaleza en estado puro.

Debería.

Mas no es así.

No, porque todo en lo que podéis fijaros es en la montaña artificial. La montaña de bidones, contenedores y brillante verdor iridiscente. En el mar de espeso líquido verdoso que reluce sobre el suelo de la cueva. Ni siquiera os atrevéis a dar un paso más para acercaros a contemplarlo más de cerca. El hedor inunda vuesro olfato, alejando incluso el recuerdo de aromas agradables de vuestro pasado.

Contaminación, corrupción, toxicidad. Veneno para la tierra, escondido en su propio interior.

Este era el secreto de las cuevas.

Las estan matando por dentro.

 Mi deducción era la correcta, estos hombres si estaban enterrando basura toxica y muy posiblemente readioctiva en la montaña, nadie custodia con boogies y fuerzas armadas un lugar sin importancia.

La escena del gran hueco lleno de desperdicios provoco en Yuri una reaccion de tristeza instantanea, no estaba seguro porque, pero incluso el que vendia armas y todo tipo de cosas similiares en los bajos mundos, se sintio aflijido por ver como los humanos destruian el medio ambiente tan indiscriminadamente.

Este era uno de esos momentos en los que le hubiera gustado tener una camara de fotos, ya que la vista del lugar era tan unica como terrorifica.

Se volteo para ver cual era la reaccion de Chuck ante tal descubrimiento, o para ver si tenia una idea sobre que hacer luego.

Todavia no sabia que, pero algo debia hacerse.

Al fin en el bendito exterior de nuevo... Respiro honda y largamente varias veces para quitarme ese maloliente hedor de la nariz así cómo olvidar el horrendo sabor de esa criatura aún sin haber sido mi intención probarla... Sólo de recordarlo el pelaje del lomo se me eriza un poco, por lo que sacudo mi gran cuerpo incómoda.

Después observo a mi alrededor, al alterado Arthur que probablemente ya se haya serenado un poco y a Alma y finalmente al hueco de la cueva que acabamos de abandonar... y por el que no parece venir nadie más.
Me quedo algo aturdida y sobretodo dubitativa. ¿Porqué no llegan? Deberían estar junto a nosotros hace ya un rato... y por tanto o han decidido quedarse o les han atacado. Preferiría que no fuera lo segundo pero entonces no comprendo porque hemos designado una líder a la que no van a escuchar.

Finalmente me acerco a Alma y me siento sobre mis cuartos traseros pacientemente, esperando que decida si quiere esperar más, volver adentro o quizá incluso atacar a esos ruidosos boogies.

MIro a Arthur con ojos serios y estudiosos mientras me acerco y le froto la cabeza con la mia para que este tranquilo antes de  hacerle un gesto para que vuelva dentro cuando oigo el ruido de los boggies acercandose. Habika tambien la miro antes de  repetir el gesto, solo he salido para proteger al pequeño.

Abro los labios y gruño algo que podria ser un Vuelve dentro, mas seguro incluso le empujo con mi pata para que lo haga, que entren los dos, aqui ver un puma no sera tan extraño, pero ver a los demas si lo sera, le empujo con suavidad un par de veces antes de que lo haga, si no lo hace me ocupare que entre, le hare entrar yo como si fuera un cachorro.

Al llegar fuera de la cueva noto como mi corazón sigue martilleando contra mi pecho. Parece que no todos han decidido salir, pero eran demasiados. Había que buscar otra forma que no fuera el enfrentamiento directo, no me gusta pelear y menos sin saber a ciencia cierta si a lo que me estoy enfrentando es un engendro del deshacedor.

Alma me trata casi como si fuera un cachorro y eso me averguenza, me empuja hacia dentro y yo la miro duditativo, espero que tenga algun plan que no sea simplemente pasar por encima de todos esos lagartos.

Tomo mi forma chatro y avanzo hacia la cueva, yo no quiero luchar, siempre hay otra forma de hacer las cosas...

Miro con una extraña sonrisa de satisfacción el gesto afectuoso que Alma le dedica a Arthur para intentar tranquilizarlo. La verdad es que me resulta de lo más entrañable...
En cuánto me mira, vuelvo a adoptar una expresión algo más seria y expectante, mirando la oscura cueva que nos señala y de nuevo a ella, dubitativa. Simplemente quiero que entienda que no me parece demasiada buena idea encerrarnos con todos esos lagartos del Deshacedor, pero comprendo que no podemos dejar al resto allí...

Finalmente emite un pequeño gruñido y vuelvo a erguirme, caminando al principio con cierta tranquilidad hacia el túnel para después aumentar más mi velocidad, asegurándome de que tanto el joven Arthur como la experimentada puma me siguen y acompañan de cerca.

Miro contenta por que vuelven dentro, se que debo hacer, debo protegerlos, cierro la marcha en nuestro regreso mientras intento que no vean mucho nuestras huellas, borrandolas con mi cola barriendo el suelo antes de pasar dentro y dar un ultimo vistazo al exterior antes de seguir a Habika con paso rapido intentando que tampoco Arthur se quede fuera, tiene que aprender que aunque haya varias maneras de hacerlo, en este momento solo se puede hacer de una manera y posiblemente sea con la muerte de nuestros enemigos.

No...

No puedo creerlo...

Tan grave... Tan grande... Tan cerca...

Un cepo a nuestros pies, casi pisándolo, al mismo borde de la tragedia. Una serpiente en nuesta cama, inyectándonos su veneno mientras dormimos.

Sin hacer nada.

NADA.

Envenenando nuestra tierra, la tierra de nuestros antepasados. La tierra de mi tribu.

Mi mano tiembla ante el peso de mi rifle. No, no es el rifle, su peso no es nada para mi. Es la debilidad de ese mundo extraño, lejano a mi reino. Pero tampoco, tampoco es eso ya. Es el peso del mundo sobre mis hombros, que no me deja respirar. El peso de la responsabilidad, tanto tiempo abandonada e ignorada, centrado en mis propios asuntos, ignorando mis deberes. Entregado a la ferocidad, abandonando la sagacidad y el honor que nos son tan necesarios ¿Cuando abandoné el camino recto? ¿Cuanto tiempo hace que debería haber descubierto esto? ¿Podría haberlo atajado entonces?

¿Podré ahora?

Al observar a Chuck no puedes evitar sentir un escalofrío. Son sus ojos, su expresión, lo que ves y lo que sientes que oculta. En su poderosa forma de batalla crinos, su zarpa sostiene el rifle con un temblequeo constante, mientras sus hombros se hunden como aprisionados por un enorme peso. Su inmenso pectoral se hincha y desinfla constantemente, en una respiración entrecortada y nerviosa. Pero lo peor es su expresión, su mirada de horror y tristeza. Sus ojos brillan con una intensidad rayana en la lágrima, abiertos de par en par, sin parpadeo alguno. Sus fauces permanecen abiertas, mostrando sin fiereza sus largos colmillos.

Todo en él es abatimiento. Y sin embargo, sigue manteniendo el aspecto de un depredador a punto de saltar salvajemente.

Un sonido a lo lejos.

Ambo os sobresaltáis. Miráis a vuestro alrededor, moviendo las orejas constantemente en busca del origen. Ha sido como un impacto metálico, de chapa, como un accidente de coche pero sin el sonido de motores.

Al observar la montaña de barriles, aparece sobre ella un objeto que desciende desde la bóveda a gran velocidad. Al llegar a ella, su impacto emite el sonoro ruido que habíais ído antes, mientras el barril estalla contra sus pares.

Por ahí lo hacen, uno a uno por una apertura en el techo de la bóveda.

Los dejan caer y se olvidan de ellos.

Tras la carrera hacia el exterior, vuestros pelajes están brillates y lustrosos por el sudor. Vuestra breve conversación os lleva a regresar al interior de la caverna, sintiendo cómo los boogies regresan nuevamente por el camino de montaña. Parece que mantienen un constante circular por estos parajes.

El camino de vuelta es algo más tranquilo. Conocéis la ruta, al menos en su mayor parte, y no creéis necesario correr. Vuestros compañeros deben seguir donde lo dejásteis, posiblemente investigando más la situación. No se os ocurre otra explicación, viendo que no terminan de aparecer.

De repente, en vuestro silencioso caminar, un leve repiqueteo llama vuestra atención. Lo primero que pensáis es en las uñas de esos asquerosos lagartos sobre la roca. Vuestas miradas se elevan a las alturas, pero pronto vuestros oídos os indican que estáis en el camino contrario. Es en el suelo donde suena.

Piedras.

Grava.

Arenisca.

En movimiento.

No es casi perceptible a simple vista. Pero al observar detenidamente, un pequeño gijarro redondeado llama vuestra atención. Se mueve lentamente, arrastrándose sobre el suelo centímero a centímetro, como un caracol de roca. A su lado, un pequeño grupo de granos de arena, como un grupo de hormigas, adelanta a mayor velocidad. Un canto rodado cae desde un lateral de la cueva, desprendiéndose de la pared. Casi golpea la pata trasera de Habika, quien lo esquiva por poco. Al observarlo, no tarda en darse cuenta de que continúa moviéndose, con paso lento e inexorable. Un leve cosquilleo hace que Arthur levante su zarpa derecha, descubriendo como un grupo de trozitos de grava avanza rápidamente bajo él.

Piedras, grava, arenisca, avanzando lenta pero inexorablemente en la misma dirección.

Hacia el interior de la cueva.

De alguna forma estos hombres habian encontrado una abertura o grieta por donde deshacerse de los barriles toxicos, no habia nada que ninguno de los dos o todo nuestro grupo junto pudiera hacer al respecto sobre esto, pero si podiamos averiguar el nombre de la compania o industria que los estaba escondiendo.

Pro un momento Yuri observo a Chuck, y se quedo espectante a su reaccion, talves esperando que no entrara en alguna clase de frenezy, e hiciera algo estupido.

Camino con presteza acompañada de Alma y Arthur de cerca, frunciendo el ceño al comprobar que el resto no se encuentran tan cercanos como nos gustaría, por lo que debemos seguir internándonos de nuevo hasta el fondo de las cuevas, hasta la guarida de esos extraños lagartos o quizá más allá. Sinceramente dudo que puedan encontrar algo más, pero quién sabe...

Mis orejas se mueven entonces tan repentinamente como mi avance cesa, observando a mi alrededor con detalle hasta descender mi mirada al suelo, retrocediendo un paso para comprobar como la arena y las rocas resbalan y ceden en una dirección, como si repentinamente hubiera surgido una pendiente en ése lugar. ¿Cómo es posible?, ¿no nos dimos cuenta al entrar?

Miro a mis hermanos y doy un par de golpes sordos con mi mullida pata. Supongo que se han dado cuenta también, pero quizá aprecien algún detalle que a mí se me escape... aún así continúo adelante.

Un leve gesto, lo he sentido igual mientras me intengo concentrar en ver que ocurre realmente, creo que nos estan sepultando vivos. Espero que no sea eso y que haya otra salida.

Solo les indico que sigan y se alejen de alli que no nos sepulten con la arena.