Partida Rol por web

- Habika mujer, que soy yo el primero que dice de entrar sin combatir, al menos hasta meternos en el interior del edificio principal. Por cierto, tenemos que esperar a que oscurezca...

Observa a los demás adoptar sus formas felinas pero él no lo hace aún, esperando que se aclaren antes.

Bruno adopta también su forma felina, la de un gran jaguar del amazonas y va con ellos. Sigue al que se coloque en primera posición, asumiendo que irá el que se considere más sigiloso.

Descendéis de vuestra posición elevada, esperando por el camino en lugares discretos, con vegetación abundante, a que el atardecer que arrecia se convierta en la nocturnidad en que los gatos se sienten más cómodos. La oscuridad os oculta, y en ella vuestros sentidos superiores os otorgan una clara ventaja frente a vuestros adversarios y competidores.

Cuando por fin el sol termina de ocultarse, avanzáis ún más hacia la planta industrial, alcanzando finalmente sus límites. Os detenéis al alcanzar el primer obstáculo, aunque antes habéis estado reconociendo el terreno, seleccionando finalmente la zona por la que abordar la entrada. Os encontráis ante la valla de alambre que separa el parking exterior de los terrenos colindantes. El aparcamiento está lleno a medias solamente, señal de que la producción es mucho menor por la noche que por el día. Probablemente el turno nocturno cuente con aproximadamente la mitad de trabajadores que su contrapartida diurna. El parking linda con la entrada principal del complejo, probablemente la zona más vigilada junto con los muelles de carga, pero desde él se puede llegar a otras zonas aparentemente menos controladas, si es que sabéis moveros.

Pero antes, debéis superar la valla de seguridad, coronada por una hilera de alambre de espino y sujeta por estacas de metal.

 Bueno, la suerte esta echada y pronto nuestra madre luna nos vigilara desde el cielo para protegernos. Tras mis jovenes hermanos mientras siento como todo esta a punto de caer por su propio peso.

Me agazapo junto a la valla y miro a ambos lados, parece que no hay nadie, asi que mis felinos ojos se ponen a mirar el suelo y mis  garras a escarbar en el suelo para abrir un hueco para pasar por debajo, sera mucho mas facil para todos.

El ruido no esperaba hacer tanto para que no me oyeran.

Tras husmear el ambiente un buen rato parece que todos estamos preparados, unos más que otros, por lo que sigo los grandes pasos de Alma de cerca y en cuanto veo que empieza a escarbar no lo dudo, la ayudo en esa tarea a pesar de que mis zarpas no son las más adecuadas para ello.

Tampoco necesitamos un hueco excesivamente grande, ya que somos más flexibles, así que intento ser lo más silenciosa posible mientras observo el hueco que se va formando con expectación.

Cerca de la valla observa cómo Alma toma la iniciativa y comienza a excavar para intentar hacer un hueco debajo. Bruno se recuesta para ser menos visible y observa el interior asegurándose de que no les ven.

Al ver como Alma se pone a excabar yo me quedo a resguardo fuera de la vista mientras busco otras opciones, como arboles a los que subir y poder saltar por encima de la valla y donde estan las camaras de seguridad dentro por si el agujero no surte efecto.

Mientras Arthur busca infructuosamente por los alrededores otra forma de entrar en el perímetro, las dos hembras del grupo se agazapan junto a la valla de alambre tratando de escarvar una apertura bajo ella, por la que poder entrar aunque sea a rastras. La árida tierra de Arizona es seca y difícil de trabajar, pero las garras de un felino siempre pueden hacerse un hueco si se esfuerzan lo suficiente. Sin embargo, cuando las cuatro zarpas han abierto un buen trecho y el amago de túnel comienza a avanzar bajo la valla, las garras de las dos hembras arañan con fuerza el alambre de la valla que se encuentra bajo tierra, quedándose una zarpa de Alma enredada en el propio alambre, de forma que cuanto más fuerza hace por liberarse, más aprieta.

A lo lejos, Bruno puede ver desde su posición escondida a dos vigilantes que salen del edificio, haciendo una ronda aparentemente rutinaria por el aparcamiento. Los esfuerzos de Alma por liberarse hacen que la valla se mueva y haga un insistente ruido metálico, que alerta a los hombres y atrae su atención. Uno de ellos dice algunas palabras por su emisora antes de comenzar a caminar hacia vuestra posición.

Las chicas siguen cavando mientras yo no encuentro ninguna otra abertura por donde entrar, en esto oigo un ruido de la verja, parece que han quedado enganchadas y un guardia las ha oido y se acerca.

Suelto un bufido que se puede interpretar como "cambia de forma" mientras me marcho corriendo unos metros más arriba, las formas de los demas son demasiado "llamativas" yo sin embargo de lejos bien puedo pasar por un gato callejero y eso puede jugar en mi favor, o eso espero, en este momento.

Cuando creo que estoy suficientemente arriba me lanzo contra la verja para hacer ruido que me vean a mi y acto seguido me marcho como si estuviera persiguiendo algo para cazar soltando maullidos y bufidos altos para que me oigan.

Me quedo aturdida un momento cuando, no sé ni como, una de las patas de Alma queda atrapada entre los alambres. Parece evidente que removerse sólo va a conseguir que le duela más y a pesar del intento de distracción de Arthur, bastante acertado, intento cortar el metal para liberar a mi Hermana y alejarnos así de las linternas de los guardias que empiezan a acercarse.

 Me he enganchado y encima vienen hacia aqui, no puedo dejar que me encuentren y mucho menos que, podria volver a ser humana y decir cualquier tonteria, ya que he visto lo que hacia Arthur.

Voy a intentarlo, a ver si consigo escaparme, sino pues tendre que rezar por que Gaia me ayude en lo que viene.  Habika hace lo que puede mientras ARthur escapa intentando uqe le sigan...

Creo que esta, que lo he conseguido pero no estoy muy segura.-

Empezaban bien, era algo que ya había imaginado, que a demasiados felinos les costaría pasar desapercibidos, por suerte vio a Alma salir del aprieto y eso disipó algo los nervios que había empezado a sentir.

- Esconder... - medio gruñó a las mujeres por lo bajo tratando de encontrar una piedra, cambio de nivel u oquedad donde su cuerpo estuviera completamente oculto y que estuviera lo suficientemente lejos para que no pudieran bordear con la luz. Tocaba quedarse quieto y seguramente permanecer un buen rato escondido.

Alma, atrapada por el alambre, trata desesperadamente de liberarse de sus ataduras. Habika trata de ayudarla con sus garras, intentando rasgar el alambre con un poderoso zarpazo. Desgraciadamente, sus garras felinas no están lo bastante duras y afiladas como para cortar este material. Si acaso hubiera estado en forma Crinos... Pero no, solo golpea el alambre sin causarle deterioro alguno.

Mientras tanto, Arthur emprende una significativa maniobra de distracción y, empleando su pequeño tamaño, se lanza contra la valla como si de un animal silvestre se tratara, entre maullidos y bufidos. Estos ruidos, unidos al del propio alambre zarandeado, hacen que los guardias se sobresalten y busquen en su dirección, levantando sendas linternas para investigar el objeto de tanto alboroto. Os dáis cuenta de que ambos se llevan las manos libres a la cintura, pero no alcanzáis a ver si llevan armas de fuego o solo porras. Arthur desaparece del foco de luz de sus linternas casi inmediatamente, escondiéndose entre la escasa maleza desértica mientras oye los maullidos de Bruno, quien sugiere que ocultarse es lo mejor.

Y eso hacen precisamente las dos hembras, en cuanto Alma logra desasirse de un tirón, liberando su zarpa y separándose de la valla. La muñeca escuece un poco, pero cualquier dolor pasará pronto, y la libertad se saborea como nunca justo después de ganarla.

Los cuatro felinos se ocultan en la oscuridad, mientras los dos guardias parecen conformes con la falsa explicación que les ha brindado Arthur, y regresan al interior de la planta.

Por suerte el recurso de Arthur es de lo más acertado, simular normalidad es siempre lo mejor aunque normalmente no lo más fácil.
Cuando los guardias ya se han marchado emito un resoplido entre dientes preguntándome si la próxima vez no será más fácil morderles el cuello... aunque primero dependemos del maldito agujero.

Me planteo la posibilidad de llevar a cabo otra maniobra pero dado que ya está medio escarbado y la posibilidad de saltar por encima de la valla parece todavía más remota finalmente me decido a seguir hundiendo las zarpas en la tierra procurando darme prisa. Lo malo es que algunos de mis compañeros son muy corpulentos incluso en su forma más menuda.

Parece que mi pequeña distraccion funciono y los guardias no le dan mayor importancia al ruido que oyeron. Vuelvo con mis compañeros y tras un primer momento de incertidumbre Habika se vuelve a poner manos a la obra a cavar yo me mantengo en segundo plano atento a cualquier sonido o movimiento extraño para poder dar la voz de alarma y retirarnos de nuevo.

Habika comienza a escarbar en el hueco que habían creado anteriormente, en esta ocasión con más cuidado de evitar las raices de alambre que se ocultan bajo tierra. No tarda en crear un agujero lo bastante ancho como para que cruce un gran felino arrastrándose, y ella misma lo cruza a medida que termina de excavar. Una vez al otro lado, con un gemido indica a los demás que la sigan, y así lo van haciendo uno tras otro, hasta que los cuatro felinos se reencuentran al otro lado de la valla.

En el parking.

Os movéis silenciosamente entre los coches aparcados, que no son demasiados pero sí los suficientes para manteneros mínimamente ocultos. Al menos hasta que os aproximáis al complejo. Ante vosotros véis el acceso a las oficinas de la planta, una serie de puertas de cristal tras la que parece haber un recibidor con las luces apagadas. También hay una gran puerta que parece dar acceso a la zona de máquinas, probablemente la puerta de personal. A lo lejos, justo después de unos enormes cuadros eléctricos, divisáis unas entradas de almacenaje, elevadas mediante una plataforma. Probablemente se trate del muelle de carga y descarga, donde los camiones dejan y se llevan el material. Hay un par de escaleras de emergencias que llevan a las plantas superiores y al tejado, aunque parecen en desuso.

Avanzo por el hueco detras de Habika, parece que esta vez no nos habían detectado.

Quizá si hacemos saltar los plomos podamos movernos con más libertad... Les hago saber a mis compañeros viendo hacia los enormes cuadros electricos. En ese momento me parece la mejor idea para que no nos vean con las camaras de vigilancia y sembrar algo de desconcierto.

 - Ellos sospechar...

Pronuncia guturalmente en el lenguaje felino.

- Si ellos no arreglar enseguida se alertarán.

Ya le gustaría estar en forma humana para poder expresarse mejor y quizá, haber aprendido sobre temas eléctricos.

- Si encontramos combustible, podremos quemar,...

Termina de decir.