Partida Rol por web

Vas al dojo que está vacío por completo. Las espadas de madera con la que se entrena en duelos entre shinigamis están en una esquina.

Al parecer no todos tienen la tarde libre...

Voy al almacén del lateral, y rebusco hasta encontrar lo que necesito. Se trata de unas muñequeras, unas tobilleras y un cinturón realmente pesados. En total, cuanrenta kilos, siendo la mayor parte del cinturon. Sin embargo tienen una apariencia totalmente normal. Meencontré eso en una esquina mientras limpiaba en una de las primeras tareas impuestas por el capitán. Estaba muy lleno de polvo así que nadie debe haberlo usado en mucho tiempo.

A partir de ahora lo llevaré siempre.

Me lo pongo todo, y comienzo a correr por los terrenos de la sexta división. A buena velocidad.

Cincuenta vueltas antes de media tarde.

Ese era mi objetivo ¿Lo lograría?

Eres la única por los terrenos. Algunos están arreglando la zona del césped y los setos y te miran mientras cuchichean.

Estaba claro que los shinigamis que fueron contigo en la patrulla iban a contar la facilidad con que te habías deshecho de esos hollows.

Conforme vas corriendo, allá por la tercera vuelta, notas que muchos están asomados, mirándote. ¿Lograrás terminar con las cincuenta vueltas a tal velocidad y con ese peso adicional en el cuerpo?

Venticuatro malditas vueltas.

Jadeo.

Tsk...menuda mierda de resistencia.

Jadeo.

Seguiré después.

Me siento, tras coger agua. Haría las cincuenta vueltas...no lo he conseguido en media tarde...pero no me acostaré sin hacerlo.

Tras reponerme un poco, continúo.

Algunos han perdido el interés según ibas descendiendo de velocidad. Claramente parecían muy interesados en ver qué heroicidad hacías ahora.

Otros sí que se han quedado. Porque te ven descansar pero no irte y porque la expresión de tu cuerpo y el brillo de tu mirada indican que no te has rendido.

Empecé demasiado fuerte antes, por lo que ahora comencé con un punto menos de velocidad.

Y esta vez sí. Esta vez la mantuve hasta el final. Cincuenta vueltas sin bajar la velocidad, y aún falta una media hora para el anochecer.

Eso está mejor.

Lo haría todos los días con el peso extra. Esperaba que eso me hiciera más rápida.

No me iría mal ir a las termas esas que me ha enseñado mi hermana pero...están lejos. Tras dejar el peso en mi cama, me voy a las duchas antes de cenar.

Cuando terminaste practicamente toda la división 6 estaba observándote. Conforme habías ido corriendo sin parar unos habían llamado a otros. ¡¡75 vueltas!! Y eso que no saben que llevas peso adicional...

Te duchas tranquila. Nadie te interrumpe y aunque alguna shinigami de la división te saluda, no te molestan.

Una vez que sales, Rikichi te comenta que el teniente Hisagi está esperándote en el jardín trasero, sentado frente a la fuente.

-¿El teniente Hisagi? Gracias Rikichi.- le asentí.

¿Qué querrá?

Me termino de vestir y secar, y me pongo las zanpakutoh al cinto.

Voy con él.

-¿Teniente? ¿Quería algo?

Hisagi se levanta instantáneamente y te sonríe... un poco.

- Te dije que había que celebrar tu ascenso. Ya he domado un poco a las fieras y supongo que aún no habrás ido a cenar, así que... ¿te apetece que te invite a algo?

Te fijas en que tiene grandes e inchadas ojeras y tiene cara de estar francamente agotado.

-Está bien. Conozco un buen sitio.

Lo voy guiando*

-¿Cómo van las cosas en tu división, teniente? Debe ser muy duro hacerse cargo de todo tan de pronto.

Te sigue.

- La traición del capitán Tousen no nos ha sentado muy bien. Era nuestro símbolo, al igual que imagino que el capitán Kuchiki es el vuestro... He tenido que hacer papeleo, organizar a los demás, enviar a algunos a dormir la mona, otros directamente no hacen caso... francamente está siendo agotador. Pero imagino que en pocos días la cosa mejorará. El capitán Komamura me ha prometido ayuda. Le tenía mucho cariño a mi capitán.

Ves que bosteza disimuladamente y que se va un poco hacia un lado. Quizás el cansancio no le hace moverse en condiciones.

- ¿Y tu primer día qué tal?

-No ha estado mal...el capitán no me lo ha puesto difícil por primera vez...aunque a lo mejor solo es la calma que precede a la tempestad, no lo sé. Lo  único malo, más o menos, es que el capitán Kenpachi me retó y acepté...casi me mata.- reí -Pero bueno, tengo otro duelo con él en un mes....así que estoy entrenando en serio. Si necesitas una mano para que meta en vereda a alguien..

Me crujo los nudillos de las manos.

-No me vendrá mal pelear. Kenpachi es jodidamente fuerte.

Tras unos minutos de charla...

-Aquí es.- llegamoos al hospital. -Buenas noches...vengo a ingresar al teniente Hisagi...no es grave, solo que está agotado y va a necesitar todas sus fuerzas estos días. Pensé que le vendría bien que lo trataran aquí esta noche.

Parece relajado según le vas contando cosas, alucinando un poco con lo del reto a Kenpachi y agradeciéndote la posible ayuda que le puedas ofrecer.

Hasta que llegáis al cuartel del cuarto escuadrón y le presentas a uno de los shinigamis de guardia la situación.

- ¡¿Eh?! A no, no, no... yo estoy bien. No tengo que pasar la noche en ningún sitio.- gesticula con las manos. No parece enfadado, más bien algo apurado.

-Ni caso...solo mírale la cara. Vas a dormir aquí...no me obligues a lesionarte de verdad, teniente al mando de la novena división.

Le guiñé.

-Ya me invitarás a cenar otro día, no me olvido de eso, que me lo has prometido.

Me marcho tras darle un beso en la mejilla.

Qué mono.

Regreso a la sexta división. Suele haber dango...de una calidad discutible, y ya estarán fríos pero...después de un buen tazón de ramen estarán buenos igualmente.

Lo dejas allí, algo sonrojado y cediendo, porque la verdad es que estaba francamente cansado y las píldoras anticansancio no le parecían una buena solución.

Cuando llegas, hay ramen, sí, y también Dango.

Los shinigamis están agrupados de cinco en cinco mientras hablan y comentan. Muchos te saludan como " tercera al mando". Puedes ver a Rikichi hablar animadamente con Tanaka. Te saluda desde el otro extremo.

Y al momento escuchas una voz por encima de las demás:

- ¡Oi! ¡Shihöin!- puedes ver que es el teniente Renji. Está apartado, comiendo solo, y te saluda con una mano sosteniendo unos palillos.- ¡Ven a cenar aquí!

Asiento y me lleno un enorme tazón de ramen y un plato de dango antes de ir con él.

-¿Qué tal sus heridas teniente?

Empiezo a comer aunque el ramen me quema. Estoy famélica después de tanto correr.

Renji come vorazmente sin prestar atención a modales ni nada por el estilo.

- Las heridas bien. ¿Y tú qué? ¿Intentando cogerme el puesto? Vences a un arrancar, a dos hollows de un solo golpe, corres 75 vueltas...

Habla bruscamente, pero ya sabes que él es así. Proviene de una zona del Rukongai muy peligrosa y, sobretodo, pobre.

-No, teniente. No intento nada...- trago -Ser teniente es mucho papeleo...le dejo quedarse el puesto si lo quiere.- le guiñé.

-Por ahora solo entreno para que el capitán Kenpachi no me mate....de un golpe. De momento ese es mi objetivo- reí llevandome una mano a la cabeza. -Y no se yo si me dará tiempo en un mes.

-¿Le apetece un combate mañana? Necesito combatir con tipos fuertes para mejorar. Y ya que no veo ninguno....podrías servir tú.- bromeo.

Deja de comer y te mira para luego al segundo dar un fuerte golpe en la mesa que hace que se tambaleen todos lo platos. No está enfadado, pero sí bastante picado.

- ¿Crees que no soy lo suficientemente fuerte? ¿Crees que me puedes ganar? Mañana te quiero ver en el dojo. - te señala. Muy serio. Pero al momento sonríe con muchísima chulería- Si te atreves a aparecer...

-En cuanto acabe mis tareas, cuenta con ello. ¿Al máximo o sin liberar las zanpakutoh?

Sonreí, contenta. Me gustaba pelear, desde siempre. Sobre todo si era gente m´sa fuerte que yo. Así aprendería y mejoraría.

Seguí cenando.

-El teniente Hisagi parece desbordado.- cambié de tema.