Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
- ¿Qué? ¡Serás una cobarde si huyes ahora! ¡Vamos, Shihöin, esto es divertido.
Y va a por ti corriendo, pero desapareces de su lado. Shinji te ha salvado de un buen golpe. Aunque nadie dice que no podrías haberlo esquivado.
Shinji:- Oi, ¿es que nunca aprendes?
-Pocos pueden suponerme un reto...y él lo consigue.
Me encojo de hombros.
-¡Lo siento! ¡Me secuestran!- digo a Kenpachi.
-¿Qué tal te va Shinji?
Dejo que me lleve.
Kenpachi grita de rabiar. Y ves un árbol volar por el aire.
Shinji va contigo, con las manos en los bolsillos y un poco encorvado, como suele acostumbrar.
- No me quejo. Ha habido un par de asuntos que nos han molestado pero bueno, somos de investigación. Es nuestro trabajo y estar ocupado no está mal. Hollow se han aparecido de vez en cuando. Se regeneraban. Al final resulta que Kurotsuchi había hecho de las suyas. ¿Y tú qué? ¿Cuántas veces tengo que salvarte?
-Je...las que sean necesarias...soy una dama. ¿Vendrás a la playa?
Pobre Kenpachi...
investigacion es la novena...la mia...
- Supongo que si. Habrá concursos y no dejaré que Hiyori gane en ninguno. Aunque está algo distraía últimamente. Además, sería el único en quedarme. Ahora que ya estás aquí podré dejar de enviar a mis subordinados a investigar lo que a la novena le toca. Me debes cien ya. Empezaré pronto a darte órdenes, Reena taicho.
-¿Por qué mandas a los tuyos en lugar de notificarlo a mi división como normalmente? Hisagi lo sabría manejar bien. No te debo nada por eso...allá tú si no nos llamas.
Me encojo de hombros.
Capón que te ganas.
- Baaaka. Tus hombres estaban a tope de trabajo. Hisagi-san habló con Kensei y Kensei conmigo. Te he cubierto las espaldas. Me debes un masaje en la espalda.
Frunzo el ceño.
¿Qué es eso de que mis hombres estaban a tope de trabajo?
-Nos vemos.
Voy hacia mi división a hablar con Hisagi.
Shinji se te queda mirando, se encoge de hombros y se da la vuelta sin decirte adiós.
Una vez llegas a tu división, te dicen que Hisagi está en el comedor. Y allí está. En una de las mesas, comiendo algo mientras lee la revista del Seireitei.
Nota: Desde hace un buen rato sientes que algo te molesta por la espalda.
Mientras ando, compruebo a ver que es eso que tengo en la espalda que molesta.
-Oi Hisagi...¿Qué es eso de que vas pidiendo ayuda a Kensei y Shinji?
No te mira. Sigue leyendo mientras te responde:
- No pedí ayuda. Estuve tomando algo con Kensei y le comenté que estábamos hasta arriba de trabajo. Que luego se lo dijese él a Hirako taicho no es culpa mía.
Por tu espalda se asoma...
¡¡Yachiru chan!!
Yachiru:- Vaya... no sabía que no pudiéses con tu escuadrón tetas-ardientes.
-Eso parece...creo que no podré volver a ausentarme y dejar a mi teniente a cargo.
Cojo a Yachiro del cogote y la pongo sobre Hisagi no con demasiada suavidad.
-O quizá cambiar de teniente.
Voy hacia mi despacho, bastante cabreada.
Yachiru se queda encima de Hisagi, al que casi se le derrama el café y se pone a comer su comida, emocionada y comentándole que el teniente la ha cagado.
De camino al despacho te cruzas con Mizu.
- Buenas tardes, taicho.
Te dice contenta, pero al ver tu cara de cabreo total, deja de sonreír y susurra para sí misma:
- ¿Qué ocurre?
En tu camino al despacho, también te encuentras con Kenin que también te saluda, pero se aparta de tu camino al ver tu expresión.
Ya en el despacho, Atila salta sobre ti.
Lo cojo antes de que llegue y lo pongo en el suelo. Le doy unas palmadas en la cabeza.
-Estate tranquilo. Vigila que nadie entre.
Y me voy a mi jardin, a la pequeña entrada secreta que hice en una esquina...que da a la enorme sala de entrenamiento con las termas curativas. Allí me dedico a entrenar para desfogarme. Practicando shunko a toda velocidad y sin retener nada de poder.
Estoy bastante cabreada, por lo que estar a menos de cincuenta metros de mi significa recibir quemaduras en la piel y vías respiratorias por la excesiva tempertura del aire.
El suelo arde, el agua se evapora, se crea una neblina que bien podría construir espejismos debido al fuerte calor que hay en el entorno. Algunas de las pocas plantas que hay en la zona se marchitan y algunas hasta arden el tiempo suficiente para consumirse.
No es bueno cabrearte, y has hecho bien en largarte del lado de toda persona.
Llega la noche. Fuera hace calor, pero nada en comparación con ese lugar.
Regreso a mi habitación, para darme una ducha fría. Y vuelvo a mi despacho a revisar los papeles del día.
-¿Ha venido alguien Atila?
El perro ladra contento. Pero ladra dos veces, lo que quiere decir que sí, que ha venido alguien. Corre a la mesa y coge un boli con la boca.
Complicado pero consigue dibujar lo que parece un 69 en el suelo.
Luego te mira y ladra nuevamente.
-Búscalo y traelo Atila.
Le rasco tras las orejas antes de darle unas palmadas en el lomo para dejarlo ir.
¿Qué querrá?
Atila ladra nuevamente, gira un poco la cabeza cuando le acaricias y luego sale corriendo a buscar a quien te ha venido a ver.
Al rato el perro vuelve tirando con fuerza de la manga de Kensei que no para de decirle que le suelte que puede caminar solo.
Kensei te mira y te sonríe.
- Buenas noches, taicho. ¿A qué se debe este repentino aviso a estas horas de la noche?
-¿No habías venido al despacho antes?
Lo miro alzando una ceja.
-¿Qué querías?