Partida Rol por web

Mizu entra. Pasas tan desapercibida que ni se percata de tu presencia. Se acerca hasta Karyu y el haorí. Se arrodilla en señal de respeto.

Y al cabo de unos segundos apoya la frente en el suelo y llora.

-Taicho...

Prometiste que volverías. Te supliqué que volvieses... tuve que haberte desobedecido e ir contigo. Ahora todo podría ser diferente. Oh, taicho... ¿Cuánto hacía que no me atrevía a venir aquí?

-Baka...

Me sale sin querer, perfectamente audible en la sala vacía. Me giré a mirarla cuando dijo taicho.

Y verla llorando es superior a mi.

Y ahora que me he hecho notar...¿Qué hago? ¿Hablo con ella o sigo escondida?

-Baka...- esta vez va dirigido a mí misma.

Me retiro un poco la capucha, con un dedo en los labios mientras me acerco hasta agacharme a su lado.

-Siempre odié verte llorar...baka...¿Por qué lloras por alguien que murió hace tanto?

¡Su voz! ¡Esa es su voz!

Se incorpora rápidamente y la expresión muda del dolor al asombro. Sus ojos llorosos se abren desmesuradamente. No puede creerlo. ¡Estás aquí! ¡Le estás hablando!

¿Pero cómo?

- ¿Ta-taicho?

Se te queda mirando. ¿Y si es una trampa? Las cosas han estado muy tranquilas desde aquel día. No es posible que estés ahí. Va contra natura.

¡Pero es ella! ¡No cabe duda!

Espera aunque está prácticamente convencida de que eres real. Una lágrima de tensión y alegría se desliza por su cara mientras no para de observarte.

-No soy un fantasma, baka.

Le doy un capón. Con eso sabrá que soy yo.

Y también seco sus lágrimas y le doy un abrazo.

-Me alegro de que estés bien, kotaicho.

Inmediatamente notas que te devuelve el abrazo con muchísima intensidad. Apoya su cabeza en tu hombro, con la cara pegada a tu cuello.

Y llora.

No puede evitar llorar de alegría.

- ¡Taicho! ¡Oh, taicho! ¡Estás aquí! Sabía... que no pudiste morir.

Sigue abrazándote con fuerza. Te das cuenta de todo lo que ha sufrido. De cuánto te ha extrañado y de cuánto te quiere.

- ¡Pero cómo! ¿Cómo pudiste desaparecer sin más? ¡Y abandonar a Karyu! No ha querido hablar con nadie desde entonces. ¿por qué taicho? ¿Y... por qué no noté nada de tu energía espiritual?

-Era lo que tenía que hacer. Era lo mejor, desaparecer. Lo que hice...es complicado. Y Kâryu...era lo mejor dejarlo. Para que no estuviera solo. Yo ya no puedo hablar con él. No puedo escucharle. Por la misma razón que no notas mi reiatsu. Porque ya no lo tengo.

Sigo acariciándola, hombros y pelo, para calmarla.

-En cierta manera...Reena Shihöin sí murió aquel día.

¿Perder su poder?

- No taicho. Quizás quisiste desaparecer, quizás quisiste creer que habías muerto, pero en la memoria de nosotros, los que siempre hemos estado junto a ti, nunca moriste. Que no tengas poder ahora no significa que no valgas nada. Para mí eres la mejor, taicho. Y siempre lo serás.

Tiene que haber una manera de que recupere sus poderes. ¡Tiene que haberla! Y conseguiré encontrarla. Así podré devolverle el favor de tantos años a mi lado.

Suspiro.

-Ya no sirvo para nada al gotei 13. No debería estar aquí. No le digas a nadie que me has visto, Mizu. A nadie.

Me pongo en pie.

-Ahora me marcho de nuevo. Te escribiré para vernos de vez en cuando. Pero ahora debo irme.

- No lo haré taicho. Siempre a sus órdenes.

Pero encontraré la manera de devolverle sus poderes.

Se seca las lágrimas con el brazo, mientras mantiene el puño cerrado. Su decisión es firme. Te devolverá al Seireitei. No solo por ti. Sino también por el resto.

-Ya no soy capitana, no me llames así.- me giro tras dar unos pasos. -Y...cuida de mi hija ¿Vale? Soyu...

Me marcho sin esperar más auqnue no voy directa a mi casa, paso por el mercado para comprar algunas cosas/despistar a quien me pueda seguir antes de ir a mi casa.

La dejas allí, plantada y te vas al mercado.

Cuando llegas a casa estás segura de que nadie ha podido seguirte. La casa está vacía y sin la compañía de Soyu se hace algo pesada sobre ti. Oyes el fluir del agua en la parte de atrás de la casa y el rumor del viento trayéndote hojas de otoño.

¿Y ahora qué?

Ahora....supongo que tandas de miles de flexiones y abdominales....estoy fuera de forma.

Salgo al pequeño jardín a hacerlas. Servirá para distraerme.

Los días pasan y aún no sabes nada de Soyu. Pero bueno. Después de tu conversación con Mizu, sabes que la cuidará.

¿Cómo le estará yendo? ¿Habrá hecho amigos? ¿Continuará sus progresos?

Es medio día y sigues haciendo flexiones como cada día. Estás recuperando forma a velocidad de vértigo que ya es algo.

Entonces es cuando llaman a la puerta. Por el modo sabes que se trata de Shisho, la anciana que te alquila la casa. ¿Qué favor querrá hoy?

Me acerco secándome el sudor con una toalla y abro la puerta con una sonrisa.

-Buenos días.

Esta tarde, si me da tiempo...iré a ver a Soyu y...de lejos...a Soi Fong.

Te sonríe con dulzura. La verdad es que es una buena mujer. Cuando ha hecho algún plato para su familia, te ha traído para ti y Soyu.

- Reena-san. ¿Te importaría ayudarme a llevar agua a casa? Mi hijo está ocupado con la leña.

Tiene los dos cubos a ambos lados de ella. Ya llenos de agua y ha venido desde el pozo que está bastante lejos, lo que te hace ver que le apetece algo de compañía más que otra cosa.

Te sonríe y como siempre dices que sí comienza a caminar hacia su casa, a pocas manzanas de la tuya.

- El otoño va a empezar a traer viento y lluvia. Pero es bueno, el viento trae cambio.

-Bueno...es cierto. Pero el cambio no siempre es bueno.

Camino a su lado, con un cubo en cada mano.

-Eso sí, es agradable que llueva. Refresca el ambiente. Siempre hay mucho polvo en el rukongai.

Es una anciana agradable, no me importa ayudarla.

- Es verdad. El cambio no siempre es bueno, pero al menos trae algo nuevo. Las dificultades se superan y mientras lo conseguimos estamos ocupados. Aquí no hay mucho que hacer.

Seguís caminando. Es ágil, aunque entrada en años.

- ¿Qué tal está tu pequeña? ¿Muy ocupada en la Academia? Seguro que se convierte en una gran shinigami.

Y llegáis. Te abre la puerta para que pases. Sabes que te invitará a un té cuando coloques los cubos.

-Fue la primera en los exámenes de entrada ¿Sabe? Y está muy contenta con su zanpakutoh. Parecía poderosa, y muy bonita. Pero no sé como le va...voy a acercarme ahora después. Pero no quiero que se metan con ella por que su mami va a verla. Así que seguramente hasta el fn de semana no la vea.

Coloco los cubos en su sitio y estiro un poco las manos. No es que sean excesivamente pesados, pero el asa es incómoda.

-¿Necesita algo más? La verdad, no tengo mucho que hacer.

- Oh, no querida. Muchas gracias. Aunque... si quieres, te puedes quedar a cenar. Esta noche vendrá mi hijo. Es shinigami, ¿sabes? A lo mejor le puedes decir que cuide bien de Soyu. Es un buen chico.

Comienza a preparar el té y una vez está caliente te da una taza de él.

- Aquí tienes, querida.

-¿Ah sí? ¿Cómo se llama su hijo señora?

Acepto el té con una sonrisa. Siempre están algo amargos, pero los hace a su gusto, como es normal, y les estoy empezando a pillar afición.