Partida Rol por web

Semillas de Heroes

A.2 Nuevas posibilidades, nuevos peligros.

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24/05/2012, 17:45
Director I

Mañana siguiente, quien se despierte, encontrará que alguíen colocó el nombre de cada uno donde duerme este. Y aun en espera de otros jugadores, os pediría que me consultaseis antes de narrar que saliis de la base oks?.

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24/05/2012, 17:47
Robert Porter

Robert se levanto un tanto desorientado. Lo ultimo que recordaba era aquel enorme robot de la sala de entrenamiento, luego el golpe en la cabeza y después...

Trato de concentrarse, pero le dolía la cabeza. Tenía la vaga sensación de haberse levantado, aunque no recordaba con claridad lo que había ocurrido con aquella maquina. También recordaba llegar a su habitación en algún momento, aunque no estaba seguro de si había ido directamente o no. Se froto la sien con la mano y decidió olvidar el incidente. Había sido como una pequeña borrachera.

Se miro al espejo y descubrió un nuevo chichón donde el robot le había golpeado. Eso le enseñaría a no andar husmeando con cosas que no comprendía. Se encogió de hombros y se fue a la ducha.

Cuando regreso se vistió con lo único que le quedaba limpio, y metió todo el resto de su ropa en la bolsa, antes de colgársela al hombro y salir de la habitación. Subió hasta la cocina, dejo la bolsa en una silla y limpio la cafetera, aun sucia del día anterior, antes de utilizarla para prepararse un café solo y sin azúcar.

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24/05/2012, 17:57
Heller Zemo

Heller se sentía extraño, jamas desde que había escapado de su antigua patria había dormido tanto, y hasta tan tarde. Ya eran las 9 de la mañana y el había dormido 7 horas, puede que incluso un poco más,"lo que hace el cansancio", de todos modos , no le dio mucha importancia, si todo salia bien , habría más días como ese.


Se levanto de un salto, se sentó en el suelo y realizo un sencillo ejercicio de meditación, 20min. Fue al baño y se aclaro la cara y se aseo un poco, 3min. Y por ultimo antes de ducharse y desayunar, fue a entrenar un poco. Levantaba algo más de 120kg cuando un ruido en el pasillo lo sacó de sus propios asuntos. Aguardó en silencio, y desde su lugar observó como era Robert quien se había despertado en primer lugar e iba a la cocina con su petate. Se secó la frente con una toalla, y marchó tras él, sin duda le parecía que ya iba siendo hora de tener una animosa charla, o no tan animosa.


Llegó hasta la cocina y se apoyó contra el marco de la puerta.- Buenos días.- Dijo cordial, aunque serio, quizás ocultando algo de resentimiento en su voz, puede que no resentimiento hacia el joven que tenía frente a él, o puede que sí, el hecho fue que le costó trabajó disimularlo por completo. Lo miró bien, ahora sabía quien había estado trasteando la sala de entrenamiento especial. -Hay lavadoras, si quieres lavar eso.- Señaló el petate con un dedo.-Dejó pasar un minuto y luego prosiguió.- Ya va siendo hora de que hablemos, ¿no te parece?.- Realmente Heller así lo creía, él no sabía de duelos personales, ni de cuanto tiempo era necesario dejar pasar para hablar de un tema así, solo entendía que no tenían mucho tiempo, y con la vida que llevaban, era posible que les quedase aún menos.

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24/05/2012, 18:25
Robert Porter

Heller apareció de pronto en el marco de la puerta, saludando a Robert con un sencillo “buenos días”, a lo que este respondió con un movimiento de cabeza. Tras el saludo inicial, volvió su mirada al café, tratando de encontrar en el oscuro y ardiente liquido algo de tranquilidad.

Asintió ante la oferta de las lavadoras, pero se encogió de hombros cuando Heller dijo que era hora de hablar. No veía la razón de hacerlo, o mejor dicho no deseaba hacerlo. ¿Que podía sacar en claro de la conversación que este quería mantener? El ya sabia lo que debía saber. Y si a Heller le preocupaba que Robert desapareciese, tenia razones para ello, pero la conversación con Ángela le había hecho aceptar el peso de permanecer allí.

Nada bueno podía salir de aquello. Robert se refugio en su silencio, y espero a que aquel hombre dijese lo que tuviese que decir.

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24/05/2012, 21:07
Angie Worthington

No fue sólo cuando sentí el pinchazo en el brazo hasta que me desperté. Entreabrí los ojos, adormilada y cansada, y miré mi brazo totalmente mal puesto en la cama bajo de mí, sin sentirlo.

Gemí de dolor y me lo vi totalmente rojo y con las marcas de las sábanas que se habían arrugado bajo él, y miré a mi alrededor, frunciendo el entrecejo, sin reconocer durante un segundo el lugar en el que me encontraba.

Negué con la cabeza, sintiéndome estúpida, y me estiré, bostezando, pensando en el día tan duro que tenía por delante. Me daba una auténtica pereza volver a mi vida normal, pero tampoco quería que se empezara a sospechar que me estaba despreocupando de mis obligaciones y molestar a los accionistas para que me apartaran de mi cargo.

Qué exagerada eres, me dijo una vocecita en mi interior, mientras sonreía y me calzaba las botas, lenta, despacio, como todas las mañanas.

Cuando decidí que estaba lo suficientemente arreglada como para no espantar a los demás, salí del cuarto y me dirigí a la cocina como un vendaval. No sabía qué hora era, pero debía estar en la oficina cuanto antes. Tenía concertadas la comida con aquel militar y la cena con aquellos inversores y debía prepararlo todo para no dejarme en evidencia y, mucho menos, para insultarles ante mi falta de trabajo.

-Hola, hola- saludé con un gesto de la mano casi sin mirar a Robert y a Heller y agarré la taza que tenía Robert delante de él sin preguntar y tomé un gran sorbo. Hice una mueca con la cara como si hubiera chupado un limón y dejé la taza donde estaba-. Eso me pasa por quitarle las cosas a los demás- añadí, sonriendo-. Demasiado amargo para mi gusto.

Miré el reloj de pared y me escandalicé, emitiendo un pequeño grito y sintiendo cómo se me aceleraba el corazón.

-Me tengo que ir- anuncié, sacando el móvil y enviando un mensaje a mi chófer para que me fuera a buscar-. Tengo muchísimo trabajo que hacer durante todo el día. ¡Ah! Ya os aviso- añadí, señalándolos-. No voy a venir ni a comer ni a cenar. Ya sabéis, negocios- me encogí de hombros, como si fuera lo más soporífero del mundo, aunque, era cierto que, a veces, me lo llegaba a pasar bien e, incluso, a divertirme-. Sed buenos- me despedí y, antes de salir de allí, me volví a mirar en el espejo, frunciendo el ceño ante el endiablado tirabuzón que se me formaba en el pelo.

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25/05/2012, 00:44
Director I

"¿Por dónde empezar?", no se le daba bien hablar de según qué temas, y aunque hubiese adquirido algo de practica en el pasado día le resultaba bastante difícil. Tenía claro que Robert no deseaba hablar del tema, era evidente, pero también sabía que si una herida no se trata, jamás se cierra del todo, y eso era precisamente lo que había entre ellos, algún tipo de herida, que ni con todos sus conocimientos era capaz de definir.


A punto estaba de hablar cuando Angela irrumpió en la cocina, como un ciclón de actividad, le quito el café al joven Porter, y se paseo como si nada de lo que sucediese en el cuarto fuera con ella, y realmente no iba muy desencaminada si pensaba aquello-Buenos días.- Dijo sencillamente. Tal como llegó, pretendió irse sin más alegando cuanto tenía que hacer, como toda una buena adicta al trabajo. Zemo hubiera sonreído, si no recordara tan bien que sucedió la noche pasada, al margen de su exitosa acción.


La siguió por el pasillo y con un gesto de la mano le pidió a Robert que les acompañara .-Angela, espera.- dijo alzando ligeramente la voz, para que la liviana mujer de pasos cortos y apresurados no los dejase muy atrás.-Ha sucedido algo, algo bastante importante.-En otras circunstancias, le hubiera dado lo mismo ser el portador de malas noticias, pero con la joven, como en tantos otros asuntos, esta vez era distinto.-Se trata de Stark, ayer, mientras salvábamos al chico, el gobierno decidió ir a por Tony, parece que encontraron suficientes pruebas de que colaboraba con mutantes y meta humanos, y fueron a por él.-Se le había asociado con varios meta humanos, uno sospechosamente parecido a su hijo adoptivo, claro que por ahora no iba a entrar en detalles. Después de ver la reacción de Angela ante la muerte del profesor Xavier al que apenas conoció, podía imaginarse que iba a ser 10 veces peor tratándose de la única persona que ha podido considerar su aliado todo este tiempo.-La torre Stark fue demolida ayer. Se cree que tanto Tony como otros miembros de su personal, estaban dentro.- Hizo una leva pausa, y siguió mirando fijamente a la joven.- Lo siento Angela.- Fue lo único que pudo decir, lo único que pudo hacer. Como la joven solía decir, siempre es preferible resarcir a disculparse, por desgracia había cosas en este mundo que eran insustituibles, algo que sabían muy bien cualquiera de ellos tres.


Hubiera podido centrarse en su impotencia frente a aquel asunto, perder a un aliado potencial como aquel de esa forma, no era algo que entrara en sus planes, y ver sufrir a otra persona por ello, y descubrir que le importaba tampoco, pero nada de eso hubiera sido practico, todo lo que podía hacer era tomar medidas para que algo así no volviera a repetirse.

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25/05/2012, 01:24
Robert Porter

Ángela entro en la cocina sin dirigirle la mirada, y al principio le pareció normal, pero luego le sorprendió que cogiese su café, aunque tras un sorbo se lo devolviera. Robert recordó entonces la conversación de la noche anterior.

Así que esto es lo que va a suceder a partir de ahora. Pensó mientras la joven salía de la cocina. ¿Como podía fingir que no pasaba nada? ¿Como podía tratarlo con normalidad?

Por primera vez se dio cuenta de lo ingenuo que había sido. Para ella en realidad no era más que una muesca, algo espontaneo, entretenido pero sin mayor interés. Había sido un juguete nuevo por el que se pierde el interés tan pronto llega otro.
Heller le hizo un gesto, y Robert le siguió sin escuchar realmente lo que este decía.

Se sentía humillado y estúpido. No era más que un pobre ingenuo que soñó ser más de lo que realmente era durante un breve lapso de tiempo, y al que ahora le costaba aceptar volver a su lugar. Ahora entendía porque para ellos era tan sencillo todo, cuando para el resultaba tan difícil. Ella le había pedido que no se fuese, aunque no fuese con esas palabras. Quizá incluso el propio Heller se lo había sugerido.

El mundo se le vino encima de repente enseñándole una valiosa lección. El sabor salado de la sangre hizo que se diese cuenta de que sus dientes habían atravesado la piel del labio. Resistió la tentación de lanzar la taza contra la pared, y se limpio. Heller había dicho algo de Stark, pero le dio igual el asunto. Todo pareció perder importancia a su alrededor.

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25/05/2012, 01:57
Angie Worthington

Realmente, tenía prisa. Debía irme ya y llegarían cuanto antes a buscarme y no me gustaba hacer que esperara la gente por mí. Sin embargo, me di media vuelta en el pasillo, poniendo los ojos en blanco, en cuanto escuché a Heller llamarme y me crucé de brazos.

-¿Qué pasa?- pregunté con voz cansina, alzando una ceja-. Sabes que me tengo que ir.

Me preocupé de inmediato. Nada más vi a Robert aparecer y la expresión seria de Heller, me temí cualquier cosa y cada propuesta que me lanzaba mi mente era más disparatada que la anterior, pero no por ello hizo que me relajara.

-¿Qué demonios ocurre?- inquirí, más seria, sin saber a qué atenerme. Miraba a uno y a otro de forma intermitente, como si tuvieran un complot entre ellos, algo que me ocultaban-. Déjate de tonterías y dímelo- exigí, alzando el tono de voz.

Y, después de que el tiempo se detuviera, de que el jodido mundo parase por un momento, tan sólo después de recibir aquella daga envenenada de labios de Heller, no pude sino pensar en que mis acciones caerían en Bolsa nada más abriera Wall Street.

Podía estar muerto. Podía haber desaparecido aquel que me había ayudado tanto a la hora de mantener a flote las empresas de mi padre en un primer momento. Stark y yo, que habíamos sido demandados sin saber cuántas veces y lo celebrábamos en el mejor restaurante de Nueva York cuando algo así sucedía como si fuera una extraña costumbre. Que nos habíamos hecho todo tipo de favores, rozando lo extremadamente ilegal, y llegando a pasarlo tan solo por el beneficio del otro y ayudarlo. Que había sido mi mano derecha y yo la suya en todo lo concerniente al mercado en el país. Que me había hecho tantos favores sin que yo tuviera que darle nada a cambio. Que había sido como el hermano fanfarrón, pícaro, inteligente y seductor que toda chica querría haberse topado en su vida. Muerto.

Se cree, me obligué a pensar, mientras alzaba una ceja ante la noticia, manteniendo la compostura, recta, firme, fría.

-He de irme- anuncié, sin mirar a ninguno de los dos. De hecho, no miraba a nada-. Me espera un largo día y voy a tener que hablar con varias personas. Muchas de mis empresas tenían acciones de Stark y muchas de las suyas tenían de las mías…- me fui callando a medida que hablaba, ya que no podía entretenerme en dar explicaciones sobre las acciones recíprocas-. Nos vemos luego.

Giré sobre mis talones y me dirigí a la puerta. Había una parte de mi cerebro que no terminaba por creerse la historia, por saber que, de un segundo a otro, toda mi realidad cambiaba. El hecho de concebir que no volvería a ver a Stark, a escuchar sus bromas, a aprender trucos de él, era algo que no me lo podía permitir.

-Una mierda va a estar muerto- murmuré, enfadada. Enfadada con todo el mundo. Enfadada con la jodida vida. Una piedra tras otra, sin parar de tropezar, como si un títere estuviera tratando de trazar un plan contra mí para verme desdichada y desgraciada. Para verme caer, destrozada y humillada.

¿Por qué no te cebas un poquito con el resto?, pensé, mirando hacia el cielo, mientras andaba por la acera, como si, realmente, le estuviera hablando a alguien.

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25/05/2012, 16:50
Heller Zemo

Angela había aguantado la revelación, al menos en apariencia, lo cual ya era mucho. De todas formas, Zemo no creía que la chica hubiera aceptado la muerte de Stark, era normal, no había cadáver, aún, y sin cadáver, no había prueba fehaciente de la muerte del genio multimillonario. Lamentablemente la postura de la joven parecía más supeditada al deseo de que este estuviera vivo, que a la lógica, esto es lo que alimentaba su esperanza, y si bien la mantenía serena en estos momentos, su posición era frágil, y con cada día que pasase sin que se supiera nada de aquel hombre, su determinación al respecto se debilitaría, o peor aún , podía derrumbarse del todo si encontraban los restos del multimillonario.


Se giró a Robert, y se percató, sin mucho esfuerzo, de lo alterado que este se encontraba, no creia que fuera por Stark, apenas lo conocía, de modo que solo podía tratarse de una cosa.-Acompañame.- Le pidió al chico mientras encaminaba sus pasos al taller.-Aun no e terminado tu arco, pero si tengo un par de cosas que deberías comenzar a usar ya.- Dijo sin detenerse, solo mirando de vez en cuando atrás para asegurarse de que Robert podía oírle, aunque no le contestara.-Dime Robert, ¿con quien estas más enfadado, con Angela, contigo mismo, o conmigo?- Preguntó mientras encendía la luz del lugar en el que había dedicado tanto tiempo a sus proyectos.


-No deberías enfadarte con ella, esta en su naturaleza ser como es, si no eres capaz de querela justo así, es evidente que ni tu la mereces a ella, ni ella a ti.-Quitó una pesada lona que cubría una de las mesas de trabajó, y allí descubrió varias prendas y artilugios.- Angela es como el escorpión de la fabula, la de la rana y el escorpión, ¿la conoces?-Preguntó con media sonrisa, hace semanas hubiera dicho que Robert era el típico sujeto básico de su región, pero había descubierto con el paso de los días que tenía cierta sabiduría popular, que podía ser bastante útil.- A alguien como ella se le pueden recriminar cosas, pero no puedes quejarte cuando hace justo lo que siempre ha hecho, no es su culpa si eso nos hace sentir menos especiales, por muchas ilusiones que uno mismo se pueda hacer.-


Se acercó a la mesa, y cogió una especie de peto que cubría todo el torso, bastante ligero y con tonos purpura en su diseño.-Es aprueba de balas, y es tuyo, aunque no te va a proteger de las palizas de bar. Se puede llevar bajo cualquier prenda con total disimulo.- Indicó alzando la prenda para que se viera bien.-Tampoco deberías culparte a ti mismo, eso no te iba a resultar nada practico, no, si no aprendes algo útil de todo esto, más allá de la sombría mirada que vienes arrastrando desde ayer.-Se detuvo unos instantes en sus explicaciones, mirando al chico a los ojos, estudiándolo, para luego con un rápido movimiento poner frente a su mirada unas extrañas gafas, en apariencia de diseño, y de cristales amarillos.-Estas gafas tienen una guiá láser que te marcara la distancia hasta cualquier objetivo, así como la velocidad del viento y de más.- Se las pasó para que pudiera echarles un vistazo.


-No, la verdadera culpa de todo la tengo yo.-Dijo Heller, serio, pero sin apreciarse tono de culpabilidad, orgullo,o algo distinto.- Es mi culpa, por que a pesar de que sabía que un sentimiento tan fuerte no puede controlarse, confié en ti. Te creí cuando me dijiste que sabías que lo que sentías por Angela no era reciproco, te creí cuando me dijiste que mientras tu y yo estuviésemos bien, lo de mas ya se vería, y sobre todo te creí cuando me dijiste que eras mi amigo.- Sin darse cuenta, había ido subiendo poco a poco la intensidad de sus palabras.-No soy ningún ingenuo Robert, pero quería creerte, y es más lo necesitaba, necesitaba poder confiar en alguien, y poder de paso aspirar a tener algo en mi vida que fuera remotamente normal, fui egoísta, e ingenuo por pensar que serías más maduro de lo que lo fui yo, y por eso te pido disculpas, por nada más.-


Volvió a dirigirse a la mesa y de allí cogió varias fundad semejantes a riñoneras.-Están llenas de dardos y discos de aleaciones especiales, y equilibrados, con esto deberías ser capaz con tu puntería de dejar a medio centenar fuera de combate.-Dijo pasándoselas a su amigo para que notase que en realidad el peso total no era mucho.-Robert, el mundo se esta yendo a la mierda más rápido de lo que creía, y yo ya no necesito gente que haga lo que quiera, necesito personas en las que confiar, y de todos, realmente solo confió en ti, y en como es Angela, pero no voy a anteponer mis deseos de nuevo, ahora necesito saber si estas conmigo, si eres capaz de superar esto al 100%, o prefieres auto compadecerte por tener una amiga en vez de una novia. De ser la respuesta no, eres totalmente libre de marcharte, quedas eximido de cualquier palabra que me hayas dado, y si te ata aquí lo dicho a otra persona, también deberías obviarlo si este no es el lugar en el que quieres estar, y sobre todo si ya no confiás en mi.-Heller se le quedo mirándolo, esperando una respuesta, que el joven hiciera lo que quisiera, estaba en su derecho, cada uno debía estar allí por voluntad propia, en esa base había poco espacio, y habría menos si encima debían compartirlo con rencores.- Decidas lo que decidas, quiero que sepas, que siempre e sido sincero contigo, incluso cuando te dije que te consideraba mi amigo, de hecho aun te considero mi amigo.-Lo creyese o no, decía la verdad.

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25/05/2012, 18:41
Robert Porter

Ángela se marcho y Robert se quedo a solas con Heller. Le siguió como un obediente soldado, o quizá más bien como un fantasma por los pasillos, mientras el hombre le hablaba de su arco y otras piezas de equipo que en ese momento no le importaban.

Pero como si hubiese planeado la táctica, de pronto le soltó el mazazo. ¿Con quien estaba enfadado Robert? Incluso para el propio Robert era difícil decirlo. No fue capaz de responder, aunque no pareció que eso inquietase a Heller, que siguió hablando. Cada palabra que pronunciaba era como una astilla que se clavaba en su carne, una brasa encendida que alguien dejaba sobre su piel. Pero no por dolorosa dejaba de ser cierta.

Robert conocía la fabula de la rana y el escorpión, y aunque no quisiera admitirlo comprendió que Heller tenia razón. Ángela no le había engañado, había sido el mismo quien lo había hecho, y ahora pagaba el precio de su propia estupidez enfadándose con los demás sin ningún motivo. De forma natural la primera pregunta de Heller quedo respondida, con quien realmente estaba enfadado era con el mismo.

Robert cogió las gafas sin verlas realmente. Aunque no mirase a Heller, no perdía detalle de sus palabras, y se trago hasta la última de ellas en silencio. A nadie le gusta que le recriminen sus errores, y Robert no era distinto, pero Heller tenía razón. Pensando en si mismo, cegado mientras se auto compadecía había perdido de vista lo importante, cuando en realidad, no era victima sino de si mismo.

Cuando Heller termino de hablar Robert se sintió como si le hubiesen dado la peor paliza de su vida. El silencio se asentó en la sala mientras el joven fingía mirar los objetos que su interlocutor le había entregado.

Cuando por fin se movió, lo hizo para dejar los objetos sobre la mesa. Se dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo en el umbral apoyando una mano en el marco y sin volverse contesto.

Necesito tiempo.

Sus palabras sonaron tranquilas, sin ningún resquicio de ira ni enfado. Por mucha razón que tuviese no podía pretender que Robert cambiase de la noche a la mañana, y supuso que el propio Heller lo entendería. Necesitaba tiempo para apaciguarse. Para pensar, quizá para gritar, o dejarse los puños en una pared. Se dispuso a salir de la habitación, pero de nuevo se detuvo, volvió el rostro hacia Heller, aunque sin llegar a mirarle directamente. Respiro pesadamente y finalmente lo dijo.

Lo siento Heller. No volveré a fallarte.

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26/05/2012, 03:42
Director I

Sales tan aprisa como puedes de la instalación, pero aún así todo te parece ir a camara lenta, las luces tardan demasiado en encenderse, y los ascensores de la instalación te resultan insoportablemente lentos. Cuando sales, por fin del lugar, de aquel sitio que pretende ser una especie de base secreta, aun polvorienta y en muchos aspectos obsoleta, lo primero que recibe tu cuerpo como algo bueno, lo unico desde que te despertaste esta mañana, son los rayos del sol, casi te parece una eternidad el tiempo que has pasado sin ver la luz del día.

 

Un par de esquinas más alla, puedes vislumbrar la limusina que te espera, y junto a la puerta tu secretario. Te ve acercarte practicamente cuando ya estas a medio camino, incluso entre el bullicio de la calle, incluso pese a tu baja estatura. Puedes verle visiblemente alterado, el que tantas broncas a aguantado con estoicismo, y que te recuerda tus labores casi como si de una riña se tratase, justo como necesitas aveces.- Angela, ¿has visto las noticias?, es terrible.- Dice sin querer hablar más. Ves como porta varios periodicos de la mañana, en ellos se pueden leer articulos tan dispares como, Stark muerto, en primera plana, o el final de la era Stark. Te abre la puerta nada más ellgar, y entra tras de ti en la limusina.

 

-¿Donde te has metido todo este tiempo?. Él mundo parece haberse vuelto loco. La junta quiere saber que haremos con las participaciones de Stark enterprise, tu militar ha llamado media docena de veces para asegurarse de que ibas a quedar con él esta mañana, y un coronel de alto rango, un tal coronel Shepart, espera pacientemente en tu oficina a que lo recibas, y no admitio un no como respuesta.- Se tranquilizó un tanto más resoplando, probablemente se había puesto demasiado nervioso y habia perdido las formas, pero lo ves sensiblemente estresado, sabes que por cada hora que no estas es una montaña de burocracia que él ha de enfrentar solo. Con cuidado te pasa su table de ultima generación.-Por contra, el informe economico preliminar es muy positivo, y nuestras acciones en bolsa se han mantenido pro ahora, pese a las buenas relaciones de su empresa con la de Anthony Stark, igualmente creo que deberías hacer un comunicado publico para desvincularte por completo de sus actividades afines a los metahumanos, y si salimos airosos de todo este embrollo, puede que podamos sacar una buena tajada. Hay una parte del sector militar que esta muy conforme con los trabajos que han realizado patra ellos nuestra división de armamento,y nuestra tajada en industrias Stark nos coloca en buena posición para hacernos con los contratos de armamento con el gobierno con los que contaba la empresa.- Para unos instantes, para mostrarte en la pantalla algunos datos, y proseguir con la lista de personas que deberias llamar en las proximas dos horas nada más llegar a la empresa.

 

-Parece que hay mucho trafico pro la ruta habitual señorita Worthington, tomare un desvio por chinatown.- La voz educada del chofer solo rompio el silencio para informar, y si dijo algo más , desde luego no se le escucho.

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26/05/2012, 04:14
Heller Zemo

Heller observo como su joven amigo dejaba el equipo que le había preparado, y encaminándose hasta la puerta, se volvía un instante para volver a hablar. Fue después de aquellas palabras, que entendía que una parte del Robert que había aprendido a apreciar como un amigo, había regresado, al menos en parte. Cogió cada artilugio antes mencionado, y acercándose a Robert se los extendió esperando que los cogiera, y más que eso, que se equipase con ellos en ese instante.-Robert, no me has fallado más de lo que yo te he fallado a ti, comprendo perfectamente que tengas que lidiar con una parte importante de esto tu solo, por mi parte tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo.-Hablaba desde el conocimiento. Zemo inspiró un segundo con profundidad, en realidad después de la charla reciente no le hacía ninguna ilusión encomendarle nada a su compañero, hubiera preferido algo más tranquilo para él, pero era necesario, realmente solo confiaba en el joven Porter para algo así, y el tiempo corría en su contra.-Los militares se están moviendo,  Mística también, y ya nos llevan mucha ventaja. Dime Robert, ¿si quisieras deshacerte de un grupo como el nuestro antes de que destacase demasiado, a por quién de nosotros irías?.- Angie era la respuesta obvia. Su mirada se torno ligeramente sombría, realmente le preocupaba lo que pudiera pasarle a la joven, no por falta de confianza en sus habilidades, sino más bien por la inconsciencia de esta.


-Angela es muy osada, demasiado, es un blanco muy fácil para todo el que quiera hacernos daño y hallamos fastidiado en las últimas 24 horas. -Volvió a resoplar de nuevo.- Puede que me exceda de cauto, pero las próximas 24horas serán decisivas, y alguien ha de estar cerca de Angela si tiene problemas para avisar a los de mas y asistirla mientras podemos  intervenir.- Lo miro ligeramente preocupado, no quería enturbiar las cosas, y esperaba que su amigo se lo tomase más como una prueba, una manera de expiar sus demonios interiores , que como una incómoda vigilancia de la mujer que había amado hasta hace poco.


-No has de intervenir si no es exclusivamente necesario, y no debe verte, si no queremos que nos grite al volver.- Ahí no pudo reprimir media sonrisa, no le costaba nada imaginarse a la chica alzándoles la voz.-Se que deseas y necesitas tiempo, sobre todo a solas con tus pensamientos, el carácter de esta labor te lo permite.- Dijo esta vez ,más casi como pasando un informe.-Es ahora, cuando todo se complica, cuando debemos estar más unidos.- Le pasó un pequeño GPS , y le extendió la mano, esperando que su compañero la aceptase.- Puedes fallarme hasta tres veces, para eso están los amigos.- Bromeo sonriente.- Pero no te vuelvas a fallar a ti mismo Robert, alguien como tu merece que lo trates mejor.- Aquello ultimo fue formulado como un comentario ligero, pero Heller esperaba que su compañero se quedase con él verdadero significado de sus palabras.-El GPS, te dirá donde esta Angela en todo momento, o mejor dicho su comunicador, cuando termine de recoger unas cosas de gran necesidad, yo y los de más nos reuniremos contigo. Espero que estés de acuerdo.- Realmente , y aunque tuviese todo el derecho del mundo , Zemo esperaba que su amigo no se negase a cumplir dicha labor, pero por si estaba disconforme, prefería darle una última oportunidad de hacerlo, confiaba en él más que en nadie, y quería demostrárselo encomendándole algo como aquello, pero dado el carácter de su pequeño triangulo amoroso, prefería no forzar nada más de ello debido, si era menester, por muy ocupado que estuviese, se encargaría el mismo.

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26/05/2012, 09:09
Robert Porter

El chico cogió las gafas que le tendía, las puso frente a sus ojos, y dejo que su vista se perdiese durante unos instantes en aquellos cristales amarillos. Aunque aquellas gafas no le devolvían el reflejo de su rostro, podía verlo con nitidez en su cerebro. Comprendió que Heller esperaba que se las pusiera, y eso solo podía significar que pretendía que les diese uso en breve.

Ya había perdido demasiado tiempo en auto compadecerse, era hora de demostrar que estaba allí, que era una pieza del equipo. Se puso las gafas mientras Heller continuo explicando que la situación había empeorado. Cogió las fundas y saco de ellas un disco de una aleación que no supo identificar, y lo sujeto con tres dedos comprobando que estaba perfectamente equilibrado mientras Heller preguntaba quien creía el que era la pieza clave. Para Robert la respuesta estaba clara, Heller era el único que podía sacar adelante ese grupo, pero Heller era más listo, y pronto le revelo el punto débil de la organización.

Cuando pronuncio el nombre de Ángela, Robert se sorprendió, pero luego lo vio claro. Tenía razón, tanto en lo que decía como en lo que prefería no decir. Tanto tiempo dedicado a sus propios sentimientos le había hecho olvidar que los demás también los tenían, y además ella era la única con una vida pública. Era un objetivo obvio.

Robert le miro amparado en la protección de aquellos cristales amarillos, mientras sus dedos sacaban un dardo.

Lo hare.

Su tono era resuelto. Sus dedos dejaron que el dardo rodase sobre la palma de la mano, para después cogerlo entre el índice y el pulgar. Había que reconocer que Zemo había hecho un gran trabajo. Guardo de nuevo el dardo y se coloco las fundas ajustando las correas a su cuerpo. Con la chaqueta de cuero por encima a penas se verían.

Cogió el pequeño objeto que le tendía y lo examino un instante. La tecnología no era lo suyo, pero aquel aparato parecía fácil de manipular. El punto que debía ser Ángela estaba solo a un par de calles de allí. Bajo el sonido del aparato y lo fijo a su muñeca con una pequeña correa, como si algún tipo de reloj, extraño y voluminoso.

Nunca había hecho de guarda espaldas, pero si había pasado muchas horas siguiendo y vigilando delincuentes, y esto no tenía porque ser muy distinto.

Además se alegro de tener algo que hacer, una actividad en la que concentrarse, una forma de disculparse en realidad. Movió lentamente la cabeza arriba y abajo, y se saco las gafas hasta que sus ojos se encontraron con los de él sin protección.

Puedes contar conmigo. No le pasara nada.

Cuando dejo a Heller cogió su chaqueta de cuero, y se aseguro de que quedase por encima de las fundas. Luego se dirigió hasta el garaje, donde le aguardaba su moto. La funda de la guitarra vacía le recordó que en el fondo era un ingenuo, aunque no lamentaba haberse deshecho de ella. Comprobó el depósito y sonrió al ver que estaba lleno. Heller siempre pensaba en todo.

No, Heller no, mi amigo.

Se ajusto las gafas, y piso con fuerza el pedal de la moto. El suave sonido del motor le devolvió el saludo. Levanto la manga de la camisa para comprobar la localización de Ángela, y con un rugido, la motocicleta se puso en marcha saliendo al tráfico de Nueva York.

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26/05/2012, 18:14
Angie Worthington

Y aquel pensamiento no se me iba de la mente. Trataba de pensar en otras cosas, en cosas triviales, como lo mal que tenía el pelo, si mi secretario había arreglado las cosas con su novio o si mi querido judío me tenía ya las cuentas preparadas para presentarlas ante la Junta de una de mis filiales y que las aprobaran y me dejaran en paz con que si había dividendo o no.

Pero, cuanto más trataba de concentrarme en esos temas, me venían las imágenes de Tony a la mente y todo lo que habíamos pasado juntos, y se me encogía el corazón. Pensar que no volvería a verlo, que no volvería a escuchar su voz, o su risa, o sus chistes pícaros…

Sentía cómo un hormigueo me recorría todo el cuerpo y un nudo en la garganta se me afianzó, haciendo que frunciera el entrecejo y me mordiera los labios para no dejarme llevar por la emoción. No en mitad de la calle y menos cuando estaban ahí delante mi secretario y el chófer.

Ignoré su pegunta y tomé los periódicos con brusquedad. Me senté en el asiento de cuero con pesadez, resoplando, y me dejé tapar la cara por el periódico, fingiendo que leía cuando tan solo veía la cara de Stark, sabiendo que no volvería a verla.

Sea quien sea, Tony, te juro que haré que lo pague, pensé, arrugando el periódico con las manos, tratando de contenerme, escuchando la diatriba de mi secretario que parecía apunto de estallar.

Bajé el periódico y lo miré, con una ceja alzada, sin poder evitar sorprenderme.

-¿Coronel Shepart?- pregunté, haciendo memoria-. ¿Y qué es lo que quiere?- dije, volviendo a leer el periódico, distraída-. Robarme el tiempo y mi dinero, como todos- murmuré, con malicia.

¿Qué coño voy a hacer, Tony?, pensé. Aún me queda por aprender en este jodido mundo y tú y mi padre habéis desaparecido sin enseñarme. Voy a morir en dos días. Se me comerán los competidores cruda.

Dejé el periódico a un lado y cogí el aparato de última generación que tanto aborrecía y suspiré, analizando lo que me enseñaba y comentaba sin parar mi querido John.

Toda la información que recibía por su parte me estaba dando dolor de cabeza. No había desayunado, no había dormido del todo bien, aún me escocía el no haber sido de ayuda en aquella peculiar misión y mi relación con Robert no estaba en su mejor momento, pese a que fingiéramos que sí. Todo se me estaba yendo de las manos.

Alcé una mano para acallar a John y lo miré, seria.

-Industrias Stark ha de ser mía- indiqué-. Lanzaré una oferta al consejo de Administración y me encargaré de que la acepten. Nadie mejor que yo sabe cómo se mueve eso. Ahora que Tony no está, estoy segura de que lo mejor que puedo hacer es ocuparme de su trabajo para que no caiga en manos muertas, por lo que, concierta una cita con su consejero delegado- ordené-. Pronto.

Ese era mi primer punto. Quería dejar claro que el resto de los asuntos me importaban más bien poco cuando tenía toda la vida empresarial de Stark en mis manos.

Alcé la vista en cuanto el chófer se dirigió a mí y me encogí de hombros.

-Haz lo que creas conveniente, Dimitri- dije, suspirando-. Pero, quiero llegar rápido. No me gustaría hacer esperar a ese coronel.

El ruso Dimitri. Conductor de tanques durante la guerra de Bosnia, demostrando gran pericia. En uno de mis viajes a Europa del Este para hacer un trato con Alija Izetbegović sobre seguridad y armamento. No fue uno de mis mejores tratos, ni económicamente, ni moralmente. Pero, a cambio, me llevé a Dimitri cuando vi lo que podía hacer con un carro de combate. En realidad, ni yo firmé el trato, ni fui yo quien decidió traerme al ruso conmigo, pero me gustaba pensarlo así.

-En cuanto a lo de la comida y la cena- dije, volviendo a mirar a John y sonreí-. Diles que no se preocupen. Con mi militar favorito- dije con sorna- quedaré en el restaurante, por lo que debería calmarse- hice una pausa-. O  no. Lo prefiero nervioso y así me chupará menos la sangre. Y, en cuanto a los inversores- me encogí de hombros-, me pondré un traje escotado y se les olvidará en seguida que he retrasado nuestro encuentro en dos ocasiones- sonreí-. Todo muy fácil.

Miré por los cristales tintados la calle y comencé a hacerme a la idea del maldito día que tenía por delante. Tan solo de pensarlo, me producía un agobio enorme, por lo que me recosté en el asiento y cerré los ojos, tratando de calmarme y ser como siempre. Implacable, fría, seductora, negociadora y convincente.

-¿Algo más que deba saber?- pregunté a John, temiendo un poco la respuesta.

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28/05/2012, 02:55
Director I

Tu secretario John, asiente con algo de nerviosismos a todas tus frases, más que mostrando su conformidad, parece estar dándote muestras de que te está escuchando.-Ese Sheppart parecía un tipo peligroso, serio, madurito, callado.- Dice mientras sin querer se muerde el labio, y puedes intuir la miríada de pensamientos que se le pasan por la cabeza.- Y tremendamente hetero.-Comenta desilusionándose a si mismo.- De todas formas debes andarte con ojo, represente al organismo del gobierno encargado de regular todo este asunto de los meta humanos, es muy posible que el ejercito quiera conocer tu postura.- Lo ves estresado más que preocupado.- Yo sí que le enseñaría mis posturas.- Habla de nuevo, y por un momento recupera ese sentimiento lascivo que puedes reconocer sin problemas.- Bueno lo haría si no estuviera tan pillado.-Resopla resignado.- Tienes que jugar bien tus cartas Angela, el ejercito aún no ha desmentido el rumor de congelar todas las acciones y propiedades de Stark Enterprise hasta que finalice su investigación, y ya sabes lo que eso significa.-


En el exterior puedes ver el trafico congestionado, y como os alejáis de él, o más bien lo rodeáis, dejándolo a un lado mientras tomáis un desvío por China Town. Las calles del famoso barrio bullen de actividad, pero el trafico aquí, al menso pro ahora parece normal.


-Otra cosa querrá chuparte ese.- Dice con descaro John, sacándote de tu ensimismamiento.- Y por cierto, corrí el riesgo como siempre de quedar mal frente a la junta y asegurarles una y mil veces que estarías a tu hora en el restaurante, que no hay nada en el mundo que vayas a anteponer a algo así, y que moverías cielo y tierra por ir.-Medita un segundo.-Bueno quizás no con esas palabras, pero chica, les tuve que hacer la pelota un buen rato, la mitad de esos carcas me deben odiar de lo lindo.- Al frente, tan solo la negativa de cabeza de tu chofer Dimitri, ante las exageradas palabras de John, y su correctísima conducción, delatan su presencia. Y justo como les sucede a multitud de neoyorkinos, solo que a ti de una manera más personal, notas la ausencia en el paisaje de un elevado edificio que debería apuntar al cielo como otro enorme rascacielos más.

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28/05/2012, 16:48
Angie Worthington

Miraba por la ventana de forma distraída, viendo, pero no observando. Veía caras, veía los comercios, la calle, los demás coches, pero no me quedaba con ellos, no me interesaba en absoluto quién caminaba por la calle, quién conducía el coche de al lado o qué comercios habían abierto y cuáles no. Tan solo pensaba en Tony, en el día que me esperaba y en la charla que me estaba dando John. Ni que le pagara por la cantidad de palabras que podría llegar a decir.

Alcé la vista en cuanto comenzó a describirme al tal Shepart y no pude evitar sonreír con el comentario.

Tremendamente hetero, repetí en mi mente, divertida. John y su promiscuidad. ¿Por qué no me sorprende?

-No te preocupes, John- dije, con un gesto de la mano y negando con la cabeza-. Lo tendré controlado. Vendrá para meter las narices donde no le llaman y punto- me incomodaba enormemente que se metieran en mi trabajo y aún más cuando se trataba por razones políticas. No era la primera vez que debía lidiar con algo así, aunque sí era la primera vez que debía tratar el asunto de los mutantes con un militar-. Me encargaré, le conduciré por el camino que a mí me interesa y se irá con una sonrisa en los labios y un pensamiento vacío que le recordará que no ha sacado nada en claro de nuestra reunión. Volverá a pedir otra y me excusaré diciendo que no tengo tiempo. Eso me dará tiempo para comenzar a encargarme de las empresas de Stark- resoplé, acomodándome en el asiento.

Si bien era cierto que estaba más preocupada de lo que quería dejar entrever, el asunto era peliagudo y no me gustaba nada que aquel militar estuviera en mi despacho, esperándome. De todas formas, las bromas de John ayudaban a relajarme un poco y reí en cuanto soltó una de sus perlas, negando con la cabeza.

Nunca cambiará, pensé, sonriendo para mis adentros, mirando hacia el espejo retrovisor y clavando mi mirada en Dimitri.

Tanto John como el ruso eran personas completamente diferentes y, sin embargo, aunque tenían sus discusiones y sus puntos de vista diferentes, podían llegar a convivir en cierta armonía donde, incluso, llegaban a ayudarse mutuamente. Me preguntaba por qué demonios los humanos y los mutantes no podíamos hacer lo mismo.

Suspiré, resignada, dejando aquel tema para cuando tuviera ganas de filosofar y perder el tiempo y seguí escuchando a John, quien no paraba de hablar y comenzaba a darme dolor de cabeza.

-Iré al restaurante, que dejen de hablar y de cuchichear y de cuestionar cada cosa que hago por ellos- dije, brusca, frunciendo el ceño-. Lo hago para conseguir un buen trato y que ellos tengan un dividendo al cierre del ejercicio, por lo que deberían cerrar la boca y dejarme actuar a mí como bien sé. Estoy dispuesta a venderme como si fuera una puta barata para que ellos puedan mantener el jaguar en el garaje y las vacaciones en las islas Fiji el próximo verano, por lo tanto, que se achanten un poco.

Resoplé, irritada, y cerré los ojos, tratando de calmarme. No podía estar con esa actitud si quería sacar algo en claro en mi encuentro con Shepart. Me froté la cara con las manos y me relajé.

-Entonces, mi orden de día, John- dije-: reunión con el paleto de Shepart, comida con mi querido militar Carter, que a ver qué es lo que quiere a cambio de aquel favor- añadí, frunciendo el ceño-, y cena con los inversores. Qué gran día- resumí.

Terminé por mirar a John y sonreí.

-¿Y qué? ¿Cómo me pongo para la comida y la cena?- pregunté, riendo quedamente-. Quiero que se centren en otras cosas y así poder llevar la voz cantante y conducirles por dónde quiera…- fruncí los labios y alcé una ceja-. Vamos, John, tú eres homo, seguro que sabes de trapitos y cosas de esas que le van a los hombres puestas en las mujeres- reí-. Consígueme algo, por favor.

Hablar, hablar de algo trivial para no centrarme en que a Nueva York, a mi ciudad, le faltaba algo, algo importante para mí.

-Dimitri, a prisa- insté al ruso-. Realmente no quiero hacerle esperar más… A saber qué está haciendo.

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30/05/2012, 01:48
Director I

Jonh te mira atento, unas veces más afín a tu opinión que otras.- No soy homo, soy gay, homo suena tan primitivo.- Dice sonriendo finalmente.- Eres una descarada, como si no supieras que con cualquier cosa con poca tela y mucho escote los ibas a tener babeando, y es normal, umm ojala yo tuviera tu figura.- Dice mirándose, sabes que desde que tiene pareja se ha dejado un poco, y le asoma algo de tripilla, algo que si bien no le acompleja, acude a sus pensamientos en ocasiones.


Dimitri mientras hace caso de tu demanda, y parece tomarse a cosa más en serio, sin extralimitar en ningún momento el límite de velocidad, algo que sabes que se le da muy bien , pero que sería imprudente. Os internáis ya en el barrio chino de New York, un barrio que podría resultarle exótico incluso a sus habitantes, y que parece estar en su plenitud de actividad. Dimitri emite un quejido, más parecido al gruñido de un jabato que otra cosa, y que distingues como un gesto de disgusto. pronto ves la razón de tal sonido, y reparas en un mercadillo montado en plena calle , justo la que él pensaba cruzar.- No se preocupes señorita Worthington, conozco otra ruta, solo nos llevara un momento.- Lo oyes convencido, realmente sabes poco de lo que hace Dimitri con su tiempo libre, pero dada la seguridad con la que hace su afirmación, dirías que se dedica a conducir por toda la ciudad sin parar. y sin más coge por un estrecho callejón.


John suspira mientras sigue a lo suyo.- Bueno jefa si dices que no hay problema, no lo hay, y si necesitas ayuda para repartir algún azote, yo me ofrezco. Sinceramente chica, llevo tanto sin ver a mi novio que creo que hasta podría repartirle alguna nalgada a más de un miembro de la junta. Algunos se ven tan sexys con sus canas y sus arrugas, seguro que la cara no es lo único que tienen arrugado.- Dice con descaró bromeando, cuando entre el bullicio callejero, escuchas algo parecido a petardos, algo en lo que solo Dimitri y tu reparáis al principio, son balas, probablemente disparas con armas con silenciador. Jonh sigue sonriente mientras piensas en el tipo de armamento que ha de causar ese ruido, si se escucha donde estáis, o está muy cerca, o tiene una gran potencia, y casi atendiendo a tus pensamientos, varios de los ladrillos de la pared del callejón, una que da a una especie de almacén, se rompen y dejan volar fugaces trozos de proyectil que se estrellan contra los cristales reforzados de tu limusina. Tratas de mirar al interior del edificio, pero es una mole de ventanas cerradas, y con una sola entrada por esa parte.


Todo sucede en un segundo, ves que desde el interior primero surge un fulgor dorado, seguido de gritos de distintos hombres, y un instante después surge una joven, jadeante y con perlas de sudor en la frente, con un extraño brazalete tecnológico, que sale al callejón por el único acceso descrito.

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30/05/2012, 02:17
Director I

Todo sucede en un segundo, ves que desde el interior primero surge un fulgor dorado, seguido de gritos de distintos hombres, y un instante después surge una joven, jadeante y con perlas de sudor en la frente, con un extraño brazalete tecnológico, que sale al callejón por el único acceso descrito.

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30/05/2012, 03:58
Director I

Notas de juego

Se me olvidaba que ves una limusina por una de las entradas del callejón, justo cuando parece tomar la ruta de la calle a la que sales, o poco despues. Y ahora me vuelvo a dormir XD.

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30/05/2012, 09:11
Susan Cárter

Le costaba horrores correr, sentía todos los músculos del cuerpo agarrotados, cada paso era como correr en el barro... el ultimo esfuerzo la había dejado agotada pero tenia que salir de allí cuanto antes. Tropezó y tuvo que sujetarse de un coche aparcado en la acera, ni siquiera se percato de que era una limusina. Miro por un segundo el extraño brazalete que llevaba en el brazo, en su rostro se reflejaba el miedo.  Se subió la capucha de la sudadera cubriendo lo mas que pudo su rostro, avanzo un par de pasos mas y murmuro algo. Su figura desapareció con un destello dorado... para volver a aparecer unos pocos metros mas adelante. Susan miro alrededor confundida por un momento y ahogo un grito de rabia. Volvió la vista un segundo para mirar al almacén. Los militares saldrían de un momento a otro.