Partida Rol por web

Semper Fidelis

The Crucible (Capítulo 1)

Cargando editor
12/10/2009, 20:38
James Kaczynski

Siquiera les habían dado un respiro después de la ultima escaramuza, con resultados bastante buenos, según pudo deducir, cuando ya les enviaron a la siguiente prueba. Aquello, al menos para James, era todavía mas difícil. Ideas de su equipo tendrían peso extra, y James no se caracterizaba por ser un tipo demasiado fuerte...

Por suerte, parece que le a tocado un buen grupo, al menos para él, pues la ayuda de Fendrew es muy útil al momento del salto, sin eso posiblemente las hubiera tenido muy difíciles para poder pasar ese obstáculo.

El salto es lo de menos, trepar con todo ese peso es lo que realmente le cuesta. Sus brazos tiemblan mientras hace fuerza y el sudor le cae por la frente mientras a duras penas logra trepar la plataforma y pasar el obstáculo.

Cae de manera pesada al otro lado y toma una bocanada de aire. Aquello le a costado horrores, y lo a logrado por muy poco.

Para cuando se da cuenta, ya el resto del equipo a pasado al otro lado, por suerte, parece que ninguno a quedado atrás.

Cargando editor
12/10/2009, 21:58
Director

El muro había sido un hueso duro de roer. Pero ellos eran marines (o lo serían pronto), se adaptaban e improvisaban. Y como se esperaba de ellos, vencieron. Llegaron al otro lado, y debieron superar un pequeño circuito de obstáculos transportando lo que llevaban.

Por el camino, se encontraron tres tablones de madera, bastante resistentes, y llegaron entonces ante una nueva y curiosa prueba. Allí, los sargentos les indicaron que debían atravesar el circuito hasta la línea final sin tocar el suelo, usando los elementos que tuvieran a su alcance.

El primer escollo era pasar por el obstáculo de las barras en alto (caminar con las manos o subirse e ir con los pies). A continuación, había unos tres metros de vacío entre ellos y unos tubos de hormigón dispuestos en alto, donde debían pasar en cuclillas. Al otro lado de los tubos, una explanada de unos 4 metros cuadrados con una columnata en el centro. Y al otro lado, un arco y la línea de salida.

Tendrían que currárselo.

Cargando editor
14/10/2009, 19:03
Tyrone Jackson

Examino el panorama que tenemos delante. Los sombreros nos tenían reservado un rompecabezas digno de un funambulista. Y era evidente que el trasfondo del ejercicio era el de actuar en equipo, adaptarnos a las circunstancias y salir victoriosos. Eché una ojeada a los tablones y luego a las barras y a los tubos de hormigón.

"-Sobre esas barras se puede apoyar uno de esos tablones. - digo señalando los tablones - Pero para colocarlo ahí hará falta que alguien se suba a las barras y lo empuje. Nosotros se lo daremos. Una vez haya cruzado hasta los tubos, se llevará el tablón para usarlo en la siguiente parte del obstáculo. - digo señalando los tubos y la zona de la columnata - Luego otro de nosotros repite la operación y así hasta que el último arrastre el último tablón. Si lo hacemos por etapas, asegurándonos tener los tablones disponibles, pasaremos todos sin pisar el suelo.- concluyo mirando al resto de mis compañeros - ¿A alguien se le ocurre alguna idea mejor?"

Notas de juego

Bueno, la situación exacta del obstáculo no me queda demasiado clara, pero por lo que intuyo tenemos que asegurarnos tener "puentes" para enlazar obstáculos y mantenernos con los pies lejos del suelo. Tendremos que ayudarnos a trepar si queremos superarlo con toda esta carga. Y nada de equilibrios. Aseguremos la jugada deslizándonos. Mejor eso que arriesgarnos a que le peso del equipo nos desequilibre y acabemos de boca contra el suelo.

Cargando editor
14/10/2009, 22:29
Jonas Fendrew

Medité sobre las recomendaciones del futuro cabo Jackson y, desde luego no me parecian malas. Al menos a mí, no se me ocurría nada mejor para superar estas barreras.

- Me parece una buena idea, - asenti hacia Jackson - yo iré primero. - concluí por decir mientras ascendí por las barras - Id pasandolas. - terminé por decir una vez arriba.

Notas de juego

Un [4]

Cargando editor
15/10/2009, 21:41
Maggie Fitzgerald

Maggie reaccionó de inmediato.

¡Me cagüentó! Martha, corre a a la zanja y cúbrenos desde allí. Chloe, tú y yo llevamos a Janet por debajo de los hombros. ¡Vamos, vamos!

Y cogiendo a Janet entre las dos, avanzaron hasta la zanja.

Mientras cargaban con la compañera, Maggie le dijo, para animarla, en tono de camaradería: ¡Qué potra tienes, colega!: ahora te llevamos como una reina, y luego te pasarás el resto del ejercicio tumbada sobre ese culo negro que Dios te ha dado mientras las demás tragamos polvo. ¡No es justo!

Cargando editor
16/10/2009, 17:28
Tyrone Jackson

Observo a Fendrew encaramarse a las barras, balanceándose con agilidad felina y recorriendo parte de su trayecto.

"- Movamos el culo - les digo al resto de reclutas - Vamos a traer esos tablones hasta aquí y cuando Fendrew nos diga le pasamos el primero para que lo coloque a modo de pasarela hasta los tubos - añado señalando los tablones - Esperaremos a que esté sobre las barras sujeto por las piernas para que lo pueda coger...."

 

Notas de juego

Go, go, go.....  Hurry up!!!

Cargando editor
16/10/2009, 17:38
Jonathan Kendrik

Jonathan no necesita oír nada más. Se dirige hacia los tablones y coge uno a pulso, para llevárselo a Fendrew, y que lo coloque como ha dicho Jackson, que, aunque quizás no sea una idea muy original, es la única que parece lógica. 

-Ahí va uno.- Avisa, mientras sujeta el tablón, esperando a que le hagan la señal. 

Notas de juego

Tiro fuerza, por si las moscas XD. Por si el tablón pesa mucho XDDD. Ole, un 4. 

Cargando editor
19/10/2009, 17:42
Director

Los marines se desplazaron por los tablones, ayudándose unos a otros. Hubo quien estuvo a punto de caer, pero ninguno la cagó. Todos superaron la prueba con un asentimiento del sargento Cobb. Tuvieron que seguir andando, 5 millas hasta el lugar de acampada, anocheciendo y bastante cansados. Allí, obtuvieron permiso para vivaquear en el terreno y comer sus MRE del día.

Cuatro horas de sueño, en el mejor de los casos, fue lo único que tuvieron para comenzar a moverse al día siguiente. Más obstáculos, remunicionar, coger más lastre y nuevas raciones. Luego, tuvieron que pasar a través de un "terreno contaminado", usando cuerdas para pasar de un punto seguro a otro. Antes del mediodía, les metieron en una lancha de desembarco en el borde de una laguna, y tuvieron su primera experiencia de desembarco y despliegue bajo fuego enemigo simulado, explosiones incluídas, tomando al flanqueo unos nidos de ametralladora.

Después de comer con el tiempo justo, superaron una serie de obstáculos de trepar y descolgarse por obstáculos y cuerdas, cargados hasta las trancas con equipo, llamado "la batalla de las islas Marianas". Eso solo fue el preludio a una noche de puta madre, que comenzó con la aparición de monigotes de blancos conforme andaban, algunos a distancias realmente jodidas, y sargentos instructores babeando mientras gritaban como un Doberman apunto de morder.

El remate fue el "curso de infiltración nocturna", unas maniobras en un terreno lleno de obstáculos donde tuvieron que matar a monigotes cosiéndolos a balazos y pasándoles a la bayoneta mientras el cielo se llenaba de bengalas y el suelo de explosiones, con vísceras sangrientas de animal desperdigadas un poco por aquí y un poco por allá, además de munición y raciones. Hubo quien comía su burrito mientras disparaba, tendido en el suelo, lleno de mierda y barro hasta las trancas.

Tras dormir otras cuatro horas, quizá menos, los muchachos fueron levantados a toque de diana. Se caían de sueño y cansancio, pero tuvieron que marchar nueve largas millas de nuevo hasta la base. Lo hicieron recortándose en la luz del amanecer, despacio, con la mirada cansada y los hombros abatidos. Muchos muchachos habían fracasado, cagándola durante el Crucible, y no serían jamás cabezabotes. Pero ellos, lo consiguieron.

Algo había cambiado durante aquellas 54 horas de entrenamiento. Tuvieron que apoyarse los unos en los otros, independientemente de que se cayeran mejor o peor. Forzados a colaborar por las circunstancias, habían aprendido los valores que habían hecho de ellos auténticos marines americanos: honor, deber, comedimiento.

Porque los muchachos que marchaban de vuelta a la base, al mando de un cansado ex-pandillero de Hell's Kitchen, ya no eran civiles. Eran marines.

Notas de juego

Todavía no posteeis.

Cargando editor
19/10/2009, 18:03
Director

La compañía de marines marchaba en la explanada, ataviados con sus uniformes de servicio y los galones ganados durante la instrucción: las cajas de pizza y el EGO, que lucían en camisa y gorra. El sargento Cobb al frente de ellos, con un sable ceremonial en la mano, marcando la cadencia de paso mientras un pelotón de músicos militares tocaban la marcha.

La compañía se detuvo en el lugar fijado, separándose por pelotones, con sus guiones a un lado, separados del resto de los compañeros, y los sargentos instructores al frente de sus hombres. La banda de música comenzó a tocar el himno de los marines, que todos cantaron. Desde allí, pudieron ver una tribuna llena de civiles que habían acudido para verles. Familiares y amigos, en su mayoría. Frente a ellos, el director del MRCD de Parris Island subido a un podio, que comenzó a hablar cuando ellos callaron.

-Antes de comenzar este acto, voy a hablarles de estos muchachos. Ellos, vinieron hace unas semanas, acudieron a este lugar desorientados y asustados, y ahora...

La voz del oficial se perdió en las mentes de aquellos marines, que sabían que lo que ya eran, lo que de hecho habían sido desde hace una semana, desde el fin del Crucible. El propio sargento Cobb les había entregado, uno a uno, sus EGO, después de dedicarles unas palabras que quizá jamás olvidarían: "Hoy, puedo miraros a la cara y no sentir verguenza. Hoy puedo estrecharos la mano, y desearos lo mejor para el futuro de vuestra carrera en éste mi amado cuerpo de marines. Porque hoy, y hasta el día de vuestra muerte, formáis parte de una nueva familia. Una familia formada por todos los hombres, pasados, presentes y futuros, que han dado sus mejores años, su sudor, su sangre e incluso sus vidas, ciñendo orgullosos en sus pechos el emblema que nos une: el águila, el ancla y el globo. Porque desde hoy, hasta el día de vuestra muerte, sois los pocos, los orgullosos... los marines".

La parafernalia duró un rato más. Todos eran conscientes de que aquel era solo el primer paso, y de que ahora solo eran marines básicos. Solo los mariquitas entraban inmediatamente en la reserva. Al resto, les esperaban otros seis meses en la Escuela de Infantería, donde les enseñarían todo lo necesario para convertirse en máquinas de matar en el mundo moderno, cabrones despiadados que reventarían a una vieja con un calibre 50 si sospecharan que tuviera un AK-47 bajo el burka.

El sargento Cobb se giró a mirarles. Parecía orgulloso de ellos, por primera vez desde que llegaron a ese lugar. Posiblemente, no volvieran a verle en su puta vida. Entonces, dió su última órden.

-¡Marines, rompan... filas!

Los marines dieron un paso atrás, respondiendo: "¡Señor, si, señor!". Giraron sobre sus talones, antes de estallar en un grito de júbilo. Ya eran oficialmente marines graduados en el campamento básico, y muchos no pudieron contener la emoción y se abrazaron con los mejores colegas que habían hecho durante la instrucción.

Los civiles se acercaron entonces, ya que se les dió permiso, mientras los sargentos instructores se mantuvieron en un segundo plano, saliendo de su vida como tiburones ansiosos de joderles, y convirtiéndose en simples suboficiales de rango superior, a los que debían respetar.

Pero las sorpresas no terminaron allí.

Notas de juego

Todavía un poquito más...

Cargando editor
19/10/2009, 18:45
Director

Entre la gente allí presente, Jonas reconoció a tres rostros muy familiares. Se trataba de su padre, su madre y su hermano mayor, que se acercaron a él despacio, porque hasta hace un momento se había dedicado a abrazar a sus compañeros de pelotón.

Sus padres se detuvieron a unos pasos de él, algo inseguros. No habían tenido noticias de que su hijo hubiera intentado ser marine hasta que la gente de la oficina de reclutamiento les informó de que su hermano iba a graduarse, y les preguntó si deseaban asistir a la ceremonia.

Su hermano tenía una mano en el bolsillo del pantalón, y le miraba con una media sonrisa.

Cargando editor
19/10/2009, 18:49
Thomas Fendrew

Y al final, su hermanito había seguido la tradición familiar.

Después de tantas vueltas, del instituto y los sueños de conseguir una beca deportiva para la universidad, había terminado convertido en un marine. Pero eso a él no le importaba. Él era su hermano pequeño, y siempre lo sería. Ahora, sin embargo, le podía matar con sus propias manos, porque le habían entrenado para ello.

-Así que... marine -dijo, reflexivo.

Le miró, grave. Luego, rompió lo circunspecto del semblante con una sonrisa y abrazó a su hermano pequeño.

-Me alegro de verte, tio.

Cargando editor
19/10/2009, 18:52
Billy Webster

Webster abrazó a Kendrik y palmeó su espalda, emocionado.

-Joder tío, lo hemos logrado. A pesar de todo, lo hemos logrado.

Para ellos, "a pesar de todo" no eran las marchas, las vigilias y los sargentos cabrones. Era compartir cuartel con tías, negros, chinos y panchitos, a los que se discriminaba positivamente. Pero a pesar de todo, se habían convertido en jodidos marines de los Estados Unidos. El sueño de todo redneck que se precie.

Billy vió que un hombre se acercaba de entre el público. Era un viejo que llevaba un sombrero y una camisa roja con una chapa que lucía el símbolo confederado.

-Ven, tío, te presentaré a mi abuelo. Es un tío de puta madre.

Cargando editor
19/10/2009, 18:56
Director

Kaczynski fue abrazado por Fendrew en primer lugar. Había sido su colega durante la instrucción, y habían aprendido a pasar de Kendrik y sus amigos racistas, apoyándose mutuamente. James había entrado siendo un chaval medio estadounidense, que había estudiado y currado, pero que no había tocado una pistola en su puta vida.

Pero ahora era un marine de los Estados Unidos. Había triunfado cuando nadie lo creía posible, ganándose el respeto de sus compañeros y convirtiéndose en un igual. Estaba emocionado en ese momento, pero la emoción solo fue el principio. Entre el público vió aparecer a dos miembros de la policía militar, cabo y sargento respectivamente. El cabo empujaba una silla de ruedas, en la que estaba sentada una persona muy especial: su madre.

Detuvieron la silla delante de él, y el sargento miró a James y le estrechó la mano.

-Felicidades, marine -dijo- Su madre no ha querido perderse el día más importante de su vida, y el cuerpo de marines siempre ayuda a los suyos.

Cargando editor
19/10/2009, 19:03
Sarah Kaczynski

Su madre estaba sentada, arreglada de forma ocasional. Tenía un pañuelo en el pelo, por las sesiones de quimioterapia que la estaban dejando calva. Hasta ese momento, él no sabía que lo que tenía era cáncer.

-Hijo mío... -dijo, tendiéndole los brazos.

Tenía los ojos llorosos, y parecía emocionada.

Cargando editor
19/10/2009, 19:07
Director

Las reclutas se replegaron despacio, disparando a los enemigos que iban apareciendo. La sargento les miró en silencio, satisfecha. Parecían jodidas profesionales. Arrastraron a la herida hasta la trinchera, mientras sus compañeras se replegaban disparando a los monigotes mientras hacían fuego de cobertura.

El siguente escollo, fue la llamada "batalla del bosque de Belleau". Todas las pruebas tenían el nombre de alguna batalla famosa donde estuvo involucrado el cuerpo de marines, o bien recibía el nombre de un galardonado por la medalla de honor del congreso. La sargento McGraff les habló, al borde de una pista de obstáculos:

-Esta es quizá la prueba más determinante del Crucible. Tendréis que trabajar en equipo, os guste o no. La misión es pasar con vuestros suministros y munición de un lado a otro de este circuito de obstáculos. A veces se os pedirá que no toquéis el suelo, y en otras ocasiones podréis hacerlo. Estad atentos a las indicaciones de los sargentos.

Miró a Maggie.

-Guión. Lleve a sus hombres al otro lado. Buena suerte.

Llevaban encima una caja de munición, bastante pesada, además del equipo propio. Tras andar unos metros, se encontraron con el primer obstáculo: un muro de unos tres metros y medio, vertical y muy resbaladizo. Ni cuerdas, ni asideros ni nada parecido. Tendrían que currárselo para cruzar.

Cargando editor
19/10/2009, 19:09
GnySgt. Cobb

Cobb se fijó en que nadie se acercaba a recibir a Jackson. Había leído su historial, y sabía de sus antecedentes penales. Aunque técnicamente, aquello era descalificante para ser un marine, circulares internas y su propio sentido común le habían movido a no hacer absolutamente nada al respecto. La única manera que tenían hombres como él para reconvertirse en buenos ciudadanos americanos, era servir en el ejército.

-Cabo primero -dijo, acercándose.

Efectivamente, Jackson lucía en su manga izquierda del uniforme la insignia de cabo primero. Cobb se situó junto a él, no de frente, y le miró fijamente.

-Felicidades -dijo, estrechando su mano.

Luego habló en un tono confidente.

-Como ve, al cuerpo de marines le importa una verdadera mierda lo que usted hiciera con su vida anteriormente. Lo único que importa, es lo que sea a partir de ahora, cabo. Todavía no es suboficial con todas las letras, pero mi intuición me dice que pronto lo será. Quizá supere la escuela de infantería como cabo, y eso es algo que no me extrañaría en absoluto. De cualquier forma, usted ya entiende mejor que nadie lo que significa ser un buen líder. Porque, hay dos cláses de líderes. Están los que luchan por serlo, y los que las circunstancias les convierten en tales. Usted no esperaba ser líder de nada, pero debió serlo. Se le puso a prueba, y salió totalmente airoso de ella.

Sonrió, despacio.

-Y eso, cabo Jackson, es ser un auténtico líder. Olvídese de todas las mariconadas que pueda aprender en una academia. Ser un líder es tomar decisiones que no nos gustan, cuando menos queremos y en la peor situación posible. Nadie nos pidió que fuéramos suboficiales: nos convertimos en ellos. Y por eso se que usted será un marine magnífico. ¿O acaso cree que no sabía quien era? No... lo sabía desde que bajó del autobús. Pero a mi, al igual que al cuerpo de marines, me importa una mierda lo que haya hecho. Yo juzgo a un hombre por lo que hace y demuestra desde el momento en que le conozco, y no me importan sus antiguas faltas y pecados. En eso, el cuerpo de marines y yo nos parecemos. Haga que nos sintamos orgullosos.

Luego, miró en dirección a sus compañeros.

-Y ahora, debería conocer un poco más a sus hombres y a sus familias... y olvidarse de una vez por todas del calvo cabrón de su sargento instructor.

Sonrió con ironía al decir esto último.

Cargando editor
19/10/2009, 19:40
Maggie Fitzgerald

Janet, tú y yo ponemos las manos para hacer un estribo, sube primero Martha y después Chloe. Les pasamos la caja de munición y luego te ayudo yo a subir con las otras dos tirando desde arriba. Yo iré la última.

¿Os parece?

Cargando editor
19/10/2009, 23:45
Tyrone Jackson

La ceremonía de graduación. Quién me lo iba a decir. Hace dos años hubiese apostado por acabar en una mesa de metal, con un número atado al dedo del pie y con un forense dispuesto a retirar plomo de mi cuerpo. Atrás quedaba Hell's Kitchen, una familia que jamás fue más que un espejismo, los hermanos, las drogas, los cadáveres tirado sobre un charco de sangre en un callejón de mierda y los Colores. Atrás quedaba mi vida.

Ahora estaba ahí, rodeado de mi nueva familia, luciendo el emblema del Cuerpo de Marines y los galones de Cabo primero. Por pirmera vez descubría que mis compañeros tenían familia. Algunos hablaban de ello, de novias, hermanos, padres y madres. Todos teniamos un pasado. Y el mío, aunque tan oscuro como mi piel, también estaba ahí, mirándome desde las gradas mientras permanecía firme al lado de los tíos más cojonudos que jamás he conocido.

Cuando el Sargento Cobb ordenó romper filas, el orden desapareció. Marines y familiares se fundieron en mitad de aquel campo de asfalto. Yo, como muchos otros, tuve ocasión de abrazar y felicitar a mis compañeros. Particularmente a Fendrew y Kaczynski, con quienes compartí el Crucible mano a mano y a los que aprendí a conocer como a mi mismo. Evidentemente para Kendrik solamente tuve un gesto de asentimiento, pero nada más. Era un buen Marine, pero detrás de la fachada se escondía un odio irracional fruto de una infancia enmarcada en un ambiente de racismo desatado. Yo lo sabía, igual que él sabía que en mi interior se ocultaba un hombre violento e inclemente que le volaría los sesos a cualquiera que le provocara. Coño, éramos tal para cual, pero en polos opuestos.

Luego llegó el momento para las familias. Las familias de los demás, claro. Yo permanecí allí, alejado y solo, hasta que no sé de donde, apareció Cobb. Era la primera vez que le oía pronunciar más de diez palabras seguidas. Su charla escondía confidencialidad, incluso algo de orgullo. Al fin y al cabo, esos Marines éramos el fruto de su trabajo. Pero lo cierto es que las palabras que me brindó, viniendo de alguien como Cobb, me resultaron conmovedoras. En el fondo, tras esa fachada no se escondía un ogro, sino un Sargento de Artillería ejemplar. Su trabajo era moldearnos. Y lo hizo.

Tras sus palabras inspiradoras, me coloqué frente a él, firme y cuadrado.

"-Señor, gracias, señor - respondí tras escuchar sus consejos". Le miré fíjamente. Sabía que él ya no veía al negro neoyorquino vestido con los colores de los Bloods. No veía al traficante al que casi matan en un callejón. Veía a un Marine.

Antes de retirarme y seguir su consejo solamente quería agradecer las palabras que me había dedicado. Agradecer sus ánimos, su confianza.

"-¡Semper fidelis!-exclamé antes de dedicarle el saludo militar."

Tras ello, me perdí en la maraña de Marines y civiles. Ahí estaba Fendrew hablando con un chico con el que guardaba cierto parecido...

 

Cargando editor
20/10/2009, 01:07
Jonas Fendrew

- De los Estados Unidos. - asiente con la misma media sonrisa que él le dedicaba - A mi tambien me alegra verte. - dice devolviendo el abrazo a su hermano mayor - ¿Como te trata la vida de transportista? - le pregunta apoyando su mano derecha en el hombro de este y tras recibir respuesta, mira a sus padres - Padre... Madre... - les saluda empezando a avanzar hacia ellos y abrazando a la mujer - ¿Como se han enterado? - pregunta mirando a los ojos de su madre - Pensé en llamarles... Pero estuve ocupado con el entrenamiento. - termina excusandose con una sornisa.

Cargando editor
21/10/2009, 08:57
James Kaczynski

 

Cita:

-Antes de comenzar este acto, voy a hablarles de estos muchachos. Ellos, vinieron hace unas semanas, acudieron a este lugar desorientados y asustados, y ahora...

 

El director del MRCD de Parris Island comenzó su discurso desde su podio mientras ellos observaban firmes, junto a sus compañeros, o quienes habían quedado luego de todo aquello, luciendo sus uniformes de servicio y sus nuevos galones ganados en aquellas semanas de entrenamiento, cuando la mente de James volvió a donde todo había comenzado. Un relámpago estalla en su cabeza y lo lleva de nuevo a despertar en aquel autobús, en medio de la noche, para volverse a encontrar mirando como las gotas caen y se estrellan sobre la ventana del vehículo que le había llevado hacia Parris Island, meses atrás.

Todas aquellas semanas pasan frente a sus ojos, con lujo de detalle, mientras el director sigue con su discurso. Las largas caminatas, las sentadillas, saltos, y mas sentadillas. Arrastrarse por el lodo, bajo la lluvia y el sol. Soportar golpes en las pistas de obstáculos, insultos de los instructores, y mas sentadillas. Clases teóricas sobre uniformes, procedimientos, armas. Ordenar el equipo, asearse, comer, desmontar el rifle, volver a montarlo. Practicar con la bayoneta, fallar y volver a intentarlo... aquel incidente lo recuerda con especial “cariño”, y aun se pregunta como no se ganó una bronca mas grande por parte de sus instructores ese día.

Disparar, de pie, agachado, tumbado, manual, ráfaga, automático. Localizar el blanco, disparar, cambiar de posición... todo aquello lo recuerda con todo detalle. Y luego, el Crucible, cincuenta y cuatro horas en aquel infierno, donde todo lo anterior se vio potenciado.

Pero no solo vuelven a la mente recuerdos de golpes y gritos, también recuerda otras cosas, como la primera charla con Jackson, o las disputas entre Kendrik y este ultimo... pero lo que recuerda especialmente, y tal vez con mayor estima, es el lazo que se creó con aquellos hombres durante el entrenamiento. Hombres diferentes, en todo sentido, que habían olvidado sus diferencias para unirse y seguir adelante.

Aquello ultimo es lo que le da sentido a todo eso, aquel es el mayor logro que a conseguido durante el entrenamiento, el mayor rasgo positivo que puede ver al recordar lo sucedido y verse a si mismo ahí parado. Tal vez por ello se sienta de esa manera mientras vuelve en si y escucha las ultimas palabras del discurso del director, tal vez por eso siente que estaba equivocado, y que pese a todo aquello no fue tan malo. Tal vez por consiguió fuerzas para estar adelante, y en algún punto, mientras esta ahí de pie, puede sentirse en parte orgulloso de haber vivido aquella experiencia.

De pronto todo aquello parece llegar a su fin, al menos aquella parte. El instructor les da la orden de romper filas y aquel ambiente de tensión que se había mantenido durante tantas semanas se relaja. Al menos por un momento se pueden alegrar de que aquello termina, por lo menos hasta saber como va a continuar todo aquello. Saluda a sus compañeros, en especial a Fendrew y Jackson, aunque apenas tiene tiempo de hacerlo cuando algo llama su atención. De entre la gente ve salir a alguien que no esperaba ver, no en ese momento ni en ese lugar. Se acerca rápidamente a donde esta su madre, a paso apurado. Estrecha la mano del cabo, contestando a sus palabras con un firme – gracias, señor – aunque no le agradezca sus palabras en realidad. Sin perder tiempo, se agacha y estrecha a su madre en brazos – Mamá... - es lo único que dice. Luego toma su mano y se queda observando mientras seca una lagrima que intenta asomar, pese a que no pueda borrar la sonrisa de su rostro. En ningún momento había olvidado el por que estaba ahí, soportando aquello, y el ver a su madre frente a él no hace mas que darle mas fuerzas para seguir adelante, pese a que nota el desmejorado estado en el cual esta, no puede hacer mas que alegrarse de verla en aquel lugar.

- ¿Como estas? - dice mientras se pone de cuclillas para estar a su altura, todavía con una sonrisa en el rostro, una sonrisa como no había mostrado hasta entonces en aquel lugar.