Partida Rol por web

La vida matutina del puerto parece no esperar a que pase el frío. Billy frota ambas manos mientras observa la explanada principal - Me pregunto de quien serán las pobres almas que partirán de este mundo el día de hoy- 

El pirata se dirige a su capitán y pregunta - ¿Cuantos piratas busca reclutar Capitán?-

Sosteniendo una de las tantas cuerdas que da al aparejo del Walrus, observo como lentamente nos acercamos al muelle de Jürgen y no me pasa desapercibido el templete de horca que están preparando en la plaza principal, mis pensamientos se ven interrumpidos por Billy quien se acerca frotándose las manos ante el frío matutino preguntando por los posibles nuevos integrantes de la tripulación.

-Cinco o seis, Sr. Bones...- Coloco mi mano derecha sobre el pomo de mi espada. Luego me dirijo al timonel.

-¡Sr. Pew! atraque al Walrus, y llame a la intendente León y al Sr. Silver quienes también me acompañarán a un paseo matutino por Jürgen- luego me dirijo nuevamente a Billy.

-Prepare sus armas Sr. Bones, usted también nos acompañará...- Ordeno sin voltearlo a verlo mientras me dirijo nuevamente al castillo de proa, mi amada Marie también querrá acompañarnos para aprovechar y revisar la armería local para la adquisición de más municiones para las pistolas, además de tomar tal vez un relajante baño en alguna hostería del puerto.

-¡Aye Capitán Flint!...- El sr. Pew atraca de manera formidable el Walrus y ordena lanzar el ancla por la borda.

Luego se dirige hacia la cubierta de oficiales en busca de Leonorilda y de John Silver para desembarcar en el puerto de Jürgen.

         - No estoy cerrada a disfrutar tu mismo placer en caso de que te incomode contar me tus secretos para saciar mi curiosidad guapo, así que decide tu ... te quitas un par de prendas de una buena vez con un seductor baile de por medio o me cuentas acerca de los trucos de magia que conoces y me das una pequeña demostración por favor! -    Responde Leonorilda con una sonrisa de júbilo tras revisar las cartas, antes de tomar la botella para servirle solo una copa a John para que ambos choquen las copas para tomar otro sorbo de las mismas

           - ¡No es necesario que mande a buscar por mi estimado capitán Flint!  Yo recomendaría buscar contratar 5 o 6 buenos y capaces marinero o algunos mas si estos no tienen tanta experiencia señor!    Además de algo mas de comida después de la abundante y generosa cena ofrecida anoche ... por otro lado yo se un poco de la lengua Eisena, aunque no sea una de mis lenguas más hábiles -     Responde Leonorilda mientras que mira atenta por la cubierta el puerto de Jürgen, con cierto desanimo debido a que ella hubiese preferido otro puerto de Venden, pero se resiste a hacer comentarios al respecto ya que el capitán lo decidió de manera determinante y sus razones debió tener  

- Demonios... Que mala mano... Murmuró el joven contrariado. - Que le vamos a hacer... Añadió encogiéndose de hombros y con una media sonrisa en los labios.

- Bailar no sé en demasía, más puedo quitarme la camisa, no hay problema. Dijo mientras se quitaba la usada camisa por el cuello, sin desabrocharse los botones, pues le iba muy ligada. A saber dónde la habría conseguido.

- Mmmm... Queréis que os enseñe mi magia? Así lo habéis llamado? Bien, como gustéis. Pero no os sobrecojais en demasía. Dicho esto tomó uno de los naipes que había sobre la mesa, se lo mostró va Lonorilda, para que viera bien la figura que era. Lo volvió a dejar sobre la mesa, cara a bajo, y colocó su mano sobre él, ocultando por completo la carta.

- Y una vez saciada vuestra curiosidad, llaceremos en la cama y daremos rienda suelta a la carne? Espero que digáis que si. Continuó juguetón.

Con un rápido gesto, y un golpe en la mesa, Silver levantó la mano que ocultaba la carta. En su lugar, había una moneda desgastada de plata.

- Y la carta, desapareció. Concluyó el joven cocinero tomando otro trago de vino. - Nos encarnamos ya? Dijo con mirada lasciva a la oficial.

Silver apareció en la cubierta con una sonrisa radiante y tonta de oreja a oreja. Parecía cansado, pues no había podido dormir en exceso. Pero estaba exultante, alegre. Tal vez por estar en aquel lugar justo en aquel instante. En el Warlus, camino de la mayor aventura que jamás hubiera imaginado.

O tal vez era por otra cosa.

Sea como fuere, se encontraba dispuesto a seguir a su capitán donde quiera que este ordenara.

Un poco más tarde aparezco allí buscando a mi amado y al verlo en aquella pose tan sexy, le dedico una sonrisa llena de muchos significados que sólo él y yo solemos entender. Por lo que noto, el frío comienza a hacer mella y sé que vendrán días duros en el barco y deberé acostumbrarme a ello. No obstante toca atracar y reclutar unos marineros más tras el ataque de las sirenas. 

Sin decir una palabra camino entre los presentes, solo para colocarme junto al Capitán y así salir junto a él para hacer algunas compras como así también, estar a su lado en lo que sea que necesite. Soy algo más que su compañía, tenemos muchos proyectos en común y ahora soy parte de su vida. 

          - !No son tan malas tus manos ni tu pecho cariño!   ¡Vaya que eres directo y no te vas por las ramas John!    Es cierto que con mi juego quería saber un poco mas de ti y tu secreto, pero también me excita mas el juego previo en ocasiones que ir directa al grano, así que antes de que me cortes la excitación que me ha provocado tu truco de magia anterior te pido que me permitas pagarte tu favor con un baile provocativo! -    Responde Leonorilda tras haber tomado dos o tres sorbos del vino mientras que admira al cuerpo descubierto del mago y antes de terminar de disfrutarlo se acerca al joven cocinero bailando cadenciosa y provocativa para besarle apasionada mientras que acaricia su espalda desnuda y vierte en su boca una parte del vino tinto que acaba de sorber de su copa, dejando que este comience a acariciar la mientras tanto 

          - ¿Acaso te ha dado miedo o te has arrepentido cariño? -    Le susurra provocadora Leonorilda al oído de John tras besar su boca, mejilla y cuello mientras que acaricia y araña su espalda, has deslizar su mano para tomar la botella de vino de nuevo para verter la en la boca del marinero para relajarlo y animarlo si era necesario y al final dejar que un poco de ese vino se derrame fuera de su boca para beberlo directamente de sus labios y su piel

Aquel nublado amanecer recibe a los habitantes de Jürgen con varias ejecuciones públicas en medio de la plaza del puerto, el frío de la mañana combinado con lodoso suelo del puerto es rematado de manera tétrica con el redoble de tambores anunciando la primera ejecución del día.

La gente guarda silencio pero se arremolina morbosamente para ver aquel terrible espectáculo.

El Gobernador de aquel puerto acompañado de varios oficiales y un sacerdote le dirigen algunas palabras al condenado mientras que más gente se va congregando en la plaza. Esta vez, hasta los vendedores han dejado de gritar sus ofertas ante tal hecho esperando que no repercuta en las ganancias del día.

Una mujer joven y bastante hermosa contempla un poco apartada de la multitud lo que sucede. Su largo pelo pajizo le cuelga por debajo de los hombros. Parece increíble que no tenga alrededor una cohorte de hombres, pero quizá en eso tenga algo que ver el enorme hacha que lleva al hombro.

Junto a ella hay un hombre con pinta extranjera y con un extraño gorro que parece más una tela enrollada que otra cosa. Este espectáculo no me interesa. Si queremos encontrar algún barco para trabajar debemos ir a las posadas del puerto, ¿no te parece, Jhamal? Habla el avalonés de forma fluida, lo que parece indicar que su origen está en esas tierras.

-Ya lo creo Anne...- Jhamal camina algo temeroso ante aquel espectáculo, el marinero sigue caminando cargando su morral al hombro siguiendo los pasos de Anne Bonnie.

Silver aceptó de buen grado el beso, el vino y todo le que a continuación venía. El joven, poco versado en estos temas , cogió la cintura de Leonorilda con una mano, mientras besaba el cuello de la oficial. Sus labios se delizaron suavemente hacia su busto, cubriendo de besos el escote de la oficial.

El marinero se encontraba excitado, deseoso de gozar entre las piernas de Leonorilda.

- Miedo no es lo que siento ahora mismo, mi oficial. Contestó entre beso y beso.

           - Tendrás que ser más hábil con tu cuerpo cariño para que yo sienta algo similar a lo que tu ya sientes.     ¡Así que espero no me defraudes cariño! -    Le susurra Leonorilda al oído de John mientras que acaricia y araña su pecho de camino a sus pantalones para liberar le de ellos con una mirada un poco provocativa y otro poco intimidante

        - Si le parece bien capitán puedo aprovechar para adquirir víveres y municiones para el viaje mientras que conseguimos mas tripulación valiosa que poner a prueba! -     Dice Leonorilda cera de Flint al bajar de su barco y reconocer el puerto de Jurgen y su movimiento junto a los que bajaron del barco

Silver sonreía lleno de deseo. A decir verdad, aquella mujer le intimidaba. Le intimidaba y le excitaba. Y aquello estaba volviendo loco al joven.

Al notar las manos de esta recorrer su cuerpo  hasta sus pantalones, John sintió crecer su miembro, más si cabe. Se apresuró a quitar la camisa de la oficial, con destreza inusitada. El joven se recreó un instante con la vista de los sus pechos, para luego besarlos acariciarlos suavemente. Sus labios se deslizaron hacia sus pezones, lamiendolos con verdadera destreza. O eso creía él. 

Silver estaba de pie junto a sus compañeros, observando aquel lamentable espectáculo. La escena incomodaba al joven marinero, y no hacía más buque imaginarse a él colgando de una soga. 

Su rostro dibujó una mueca de desagrado mientras se tocaba el cuello. - Parece que aquí no se andan con tonterías... Será mejor no liarla en exceso. Dijo en voz alta sin dirigirse a nadie en particular.