Partida Rol por web

Tinuviel entró en la habitación y se quedó en el quicio de la puerta, vigilando las calles, o al menos lo que se veía desde ahí. Tenía su arco preparado, por si aparecía alguna otra amenaza.

-No me creo que ésta habitación no tenga alguna trampilla secreta. Registradla a fondo mientras yo os cubro, no se si hemos debido dejar escapar a ese tipo. Igual viene con refuerzos.

El pensamiento de los refuerzos se le ocurrió de repente a la vez que hablaba. Mierda. Qué iban a hacer si el tipo venía con diez o doce amigos. Esos humanos se reproducían como conejos.

-Mirad a ver si podéis sanarle las heridas, así tendríamos un as en la manga cuando vengan... y además es lo más élfico* y benéfico que podemos hacer.

El semiorco empieza a rebuscar entre los catres siguiendo las indicaciones del elfo.

Erik ve a sus compañeros entrar en la casa y dice:

- Yo vigilaré desde fuera - tras lo que intenta esconderse en algún lugar desde el que pueda ver a posibles enemigos.

No encontráis nada en esa habitación. Parece que en su día fue una especie de trastero o almacén de algún tipo.

-Buah, aquí no hay nada. ¿No? Miremos la otra puerta. Pero habrá que buscar trampas por si acaso.

Opik colocó al hombre en un costado de la habitación y abrió sus ropajes tratando de apreciar la profundidad y gravedad de la herida.

Colocó un trozo de tela que rasgó de las vestiduras del moribundo y trató de taponar la herida como le habían enseñado, de forma que se estabilizara por si luego tenía que sanarle para preguntarle más a fondo.

El tipo sigue desangrándose, los vendajes improvisados se empapan en sangre y no consiguen detener la hemorragia. Las tripas asoman por la raja que el paladín le ha hecho.

La otra puerta del edificio es de madera y está cerrada, pero no se le ve cerradura.

El paladín se acerca a la puerta y hace una seña a sus compañeros antes de abrirla.

Tinuviel observó indiferente cómo Opik no lograba sanar al miserable y estúpido humano, y no sabía si alegrarse o lamentarlo por lo que había pensado antes.

Nadie había hecho ni caso a la pelea en plena calle, pero sin duda alguien los habría visto. Habrá que andarse con cuidado a partir de ahora. Igual alguien quiere vengarse... pero no se puede hacer una tortilla sin romper los huevos, como dicen los humanos.

Pero el paladín, sin detenerse, y probablemente sin pensar, ya estaba abriendo la siguiente puerta.

-Espera un segundo, esto es un lugar de ladrones y truhanes, es posible que esté entrampada. Sería mejor darle un vistazo antes de abrirla, total, si Natalya está dentro, está dentro. Y si hay algún pasadizo secreto ya se habrá escapado por él.

Karash asiente ante el razonamiento de Tinuviel, miró a Erik: ¿sabes buscar trampas y desactivarlas?

Al oír a sus compañeros (*) Erik sale de su escondrijo en la calle y entra en la habitación.

- Por supuesto - dice el joven con orgullo mientras se arrodilla y comienza a examinar la puerta con ojo critico. No parece tenerlo muy claro y se puede ver como un hilillo de sudor le corre por la frente. Intentando aparentar seguridad lo seca y dice - No, no hay trampas. (**)

Tras la confirmación de Erik, Karash abre la puerta sujetando su espada con la otra mano.

Todo el suelo de esta cámara se ha caído en un tanque de agua 5 pies por debajo del teórico suelo. La paredes de tierra de este anegado estanque rezuma de fétidos hilos de agua y el olor es insoportable. Dos tubos de cloaca sobresalen de la pared este del foso justo por encima del nivel del barro. Parte del techo por encima de la entrada se ha caído, dejando a la vista un ático de baja altura. Una desvencijada escalera sube desde el agua al ático. En la pared de enfrente vuestro, al otro lado del foso, hay otra puerta, y una tabla de madera las une formando un precario puente entre ellas.

Opik seguía tratando en vano de detener de forma natural el potente tajo con el que Karash le había tumbado.

No dejaría de dormir por un enemigo caído que les había atacado primero mientras realizaban una misión para la Sociedad pero tampoco quería dejar a nadie moribundo en el camino.

Este Erik es un tipo curioso, efectivamente no había trampas... ¿Pero las habría descubierto de haberlas?.

-¡Puaj!-exclamó Tinuviel.-¿Pero cómo puede vivir alguien en un lugar tan repugnante como éste?. ¡Qué asco!

El elfo sacó unas bolas de algodón de su bolsa de componentes de conjuros y se las metió en la nariz.-Ahoda entiendo a Edik cuando lleva la narid tapada.

Opik todavía no estaba con ellos... -¡Opik! deja a ese energúmeno y ven a comprobar si podemos ir a algún lugar sin acabar llenos de mierda.