Partida Rol por web

La mujer negó con la cabeza casi imperceptiblemente, pues se estaba dando cuenta de que deshacerse de un reguetonero era como intentar deshacerse de una cucaracha, no se morían nunca. 

- ¡Estoy por revivirla y volverla a matar! - Exclamó la mujer. 

Claro que entonces Zoponcio dijo aquello de los palomos y bueno, vuestra ama volvió a a mirar a lo que quedaba de la pelusa roja. 

- ¿Qué es eso que dice el otro de los palomos? 

Es que vuestra ama ya estaba viendo como habíais desperdiciado otra oportunidad para deshaceros de aquel reguetonero, que empezaba a no querer irse ni con agua caliente. 

De fondo se empezó a escuchar la voz de Marianus tras haber muerto, pero vuestra ama entrecerró los ojos y sonrió, haciendo un gesto con la mano. Pudisteis ver cómo el alma del hombre terminaba dentro de una maquinita: 

Sólo que la mujer enseguida negó con la cabeza y convirtió aquel tamagotchi en alguna clase de juego pervertido para adultos en el que estaba claro que Marianus iba a ser el prota. 

Momentos después, la mujer volvía a centrarse el "cacho lana" esperando que respondiera a su pregunta sobre los palomos. 

-¿Cómo que nunca lo entendiste?! - miré con desconfianza absoluta al zoponcio - si lo dejé bien claro!! ...rodeados del enemigo, cientos de personas pro-regguetón llegaban al concierto, el susodicho enemigo en pleno escenario...

-Necesitábamos una ofensiva masiva, y era el momento de atacar y destruirles a todos! Aquellas palomas tan gordas se cagarían encima de toda esa gentuza reunida llenándoles de excrementos. El Regguetonero se quitó su paraguas de camuflaje y estaba totalmente al descubierto. No había margen de error. Y cuando porfin aparecieron en el cielo y empezaron a cagarse en el aire, con sus verdosas heces licuosas cayendo sobre las caras emocionadas de todos los asistentes...  - miré a Zoponcio - Tú señalaste al cielo gritando "peligro!!!" y todos vieron a nuestra armada de palomas... ¿Por qué les preveniste!? el Reagguetonero entonces vio las palomas, saludó estúpidamente al público y se metió tras la cortina para ponerse a cubierto!

No sabía si la idea de que todos aquellos bichos cagaran a la vez iría a funcionar, pero bueno, hubiera sido cosa de probar a ver qué pasaba, pero estaba claro que algo había salido mal y bueno, la mirada de la mujer terminó sobre Zoponcio, el cual no estaba demasiado seguro de lo que estaba pasando por la cabeza de su señora, pero seguro que no era nada bueno. 

- ¿Se puede saber a qué vino eso de ponerlos sobre aviso? 

La verdad es que había momentos en los que lo que le estabais contando a vuestra señora no tenía ni pies ni cabeza, pero bueno, ella sólo quería saber cuál había sido el más inútil de vosotros y vamos, por el momento sólo os estabais salvando vosotros tres, aunque sin demasiada esperanza de vida, claro. 

Vuestra ama se quedó esperando la respuesta, aunque ya se la veía más impaciente de lo que había estado cuando aquel "interrogatorio" había comenzado. 

—¡Era una trampa típica de los kobolds! Una de esas bien low cost, porque ya bastante dinero nos estaba costando la movida... había dos posibilidades. La primera era que el público se abalanzara sobre el reggaetonero para robarle el paraguas y lo mataran en el proceso... y la segunda era que el reggaetonero se retirara al backstage donde lo estaría esperando mi amigo Tomás el Tomate, que yo le había llamado al principio de la noche, pero vivía lejos y con el transporte público recién alcanzaba a llegar... ¡Nada mejor que matar a uno de estos a tomatazos! Y me consta que él sabe karate y ket-chup-do, así que no había forma de que se le escape.

Jacques Clouseau, ex inspector de la madre patria Francia, no pudo evitar carraspear un poco en un intento no muy sutil de llamar la atención...

Cogf cogf... Te olvidaste el asunto de la mujer pato, amiga muy cercana tuya y que llego con el señor tomate y otra banda de reguetoneros para "ayudarte"...

Intervenía el francés mas frances moviendo su bigotito de un lado a otro antes de guardar un respetuoso silencio luego de hacerle acuerdo al compañero ese detallito que se le había pasado.

Estresado por intentar seguir inculpando a Zoponcio, quien había estado ajeno al sufrimiento general, recordé otro detalle absurdo, interviniendo después de Jacques. 

-Eso eso... y de paso explica también por qué estabas perdiendo el tiempo adornando el escenario con aquellos adornos de mal gusto!

Parecía que esto de cambiar de planes en el último momento era algo que a los esbirros se les daba demasiado bien. Quizás esa fuera la novedad del mundo del esbirro y vuestra ama aún se estuviera dando cuenta, pero la cosa es que ahora estaba pensando en un tomate, un pato y todo ello adornado, lo que parecía el menú de acción de gracias y eso que aún no había llegado. 

- ¿Quién era esa mujer pato y por qué adornaste el escenario? 

Desde luego, vuestra ama ya empezaba a estar un poco perdida, pero eso se arreglaba enseguida con un poco de sangre. Claro que primero os dejaría hablar un poco, aunque empezaba a cansarse de que fuerais así de ineficaces, la verdad. 

- El año que viene voy a pedir a los esbirros en una ETT... 

Estaba claro que de la manera habitual no estaba saliendo demasiado bien esto. 

—¡La mujer pato era el plan C!— exclamó el kobold, nuevamente moviendo la cabeza de arriba hacia abajo. Hasta ahora se pensaría que siempre pretendía aparentar seguridad, pero el gesto era tan insistente, que quizás el bichejo fuera simplemente como uno de esos adornos con forma de perro que balancean la cabeza.

—Los reggaetoneros no son muy listos, se mueven en masa y tienden a seguir líderes sin pensar. Los patitos y su madre hacen lo mismo. Pues yo me he traido a la mujer pato y unos cuantos reggaetoneros como carnada, a ver si el público o incluso nuestro objetivo principal, en caso de que el Tomate fallara, por casualidad quedaban hipnotizados por ella y la comenzaban a seguir en fila. Y las lucecitas navideñas... pues, de alguna manera tenía que guiar a la mamá pato hacia el centro de la autopista ¿No? He robado lo primero que encontré porque el tiempo apremiaba, así que no sé por qué tenían esa forma tan particular ¡No es mi culpa que el francés las haya confundido con una baguette y desarmara la ruta letal que le había preparado a la mujer pato y sus reggetoneritos! Y sin luces coloridas para guiarlos... pues bueno, han vuelto al estadio.

Parecía que Zoponcio había terminado de defenderse... ¡Pero aún tenía un as bajo la manga!

—Por cierto, también fue él quien le paró la mano al Tomate ¡Lo escuchó hablar por teléfono y se ofendió al escuchar que el Tomate le decía gabacho!... ¡Pero nunca le dijo así! ¡Él estaba hablando de su primo Gazpacho! Pero no pudimos explicarle antes de que le hiciera puré...

La Señora Oscura tuvo que reconocer que no se había imaginado a los reguetoneros en plan zombi nunca y mucho menos, en plan patitos, pero eso quería decir, que si se comportaban como patitos, sería fácil aplastarlos ¿no? ¿Por qué a sus esbirros les estaba costando tanto? 

La cabeza de vuestra ama se giró hacia el Jacques al escuchar la palabra "baguete" pues estaba claro que nadie a parte de él usaría una táctica tan absurda y que encima, le funcionara para lo que quería. Claro que otra cosa era, que fuera a ser algo útil para la misión que vuestra Señora os había encomendado. 

- ¿Mataste al tomate por insultarte? Eso me parece bien... - Dijo la mujer al escuchar a Zoponcio. Eso era algo que vuestra ama siempre iba a valorar, pero claro, ahí estaba el problema de que los reguetoneros seguían por ahí a su rollo y él había tenido la culpa. 

Ahora bien, ya sólo quedabais tres y repartir la culpa entre vosotros no era lo mismo que hacerlo entre todos los que habíais empezado en aquel salón. 

- ¿Qué es eso que hiciste con la baguette y por qué, a ver? 

El momento? Mas tarde que antes. El lugar? El salón del trono. La situación? Hay mas snagre que hace un rato y de los seis, solo tres quedan... Posibilidades de éxito? 33%, si es que eso sirve de algo. Pero para el ex-inspector Francés Jacques Clouseau le tocó defenderse de las viles acusaciones y medias verdades de su futuro ex-colega de misión, solo pudo hinchar su pecho al ver que a la Señora no le pareció mal.

Es que también la insultó mi Adorada dama de la oscuridad eterna, no se lo podía dejar pasar aunque me sorprende que el lagarto ese se junte con personajes tan poco confiables.

Argumentaba al principio con una calma calculada, solo para aparentar una seguridad que no mostraría alguien culpable que, claramente, él no lo era, era uno de los dos que quedaban sin duda alguna. De todas formas, la Señora quería respuestas y él era el encargado de dárselas una vez mas.

Verá mi señora, la baguette cuando se pone dura pero bien dura, deja de ser un nutritivo y patriótico alimento para convertirse en una arma capaz de clavar los clavos mas rebeldes... Como el plan para acabar con los reguetoneros de nuestro compañero estaba siendo de lo mas ineficiente por culpa de sus "amigos", tuve que empezar a golpear desesperado a esas ratas inmundas, ya que empezaban a volver al escenario luego de matar a Tom'ate y yo estaba en el medio de todo eso... Era horrible verse sumergido en esa marea de zombies sin gusto musical...

Un escalofrío recorrió al ex-inspector desde los pies hasta la punta de su frondoso bigote, sin embargo, no era todo porque en ese instante volvió a hinchar su pecho.

Fue cuando los vi, luego de abatir a una buena cantidad de fanáticos sin gusto, vi al fondo en un puesto de cervezas a un grupo de metaleros con instrumentos, por lo que no dudé en aprovechar la oportunidad y correr hacia ellos. Después de todo, aún necesitábamos metaleros que tocaran, esa era nuestra misión aunque mis compañeros parecían un poco perdidos en esos momentos.

Una pausa dramática, como en las series cuando van a un corte comercial.

Pero por desgracia, se atrasó todo porque aunque aceptaron tocar en ese escenario, no lo iban a hacer con sus ropas delante de los reguetoneros sucios que aun pululaban en los alrededores del mismo, así que tuve que alejarme aún mas y luego de atravesar otro hospital, conseguí comprar unos uniformes para las bandas y por fortuna, como buen Francés, supe sus medidas con solo mirarlos, por lo que en cuestión de minutos, ya los tenía a todos cambiándose a los nuevos uniformes en el baño del local de cervezas.

Concluía su relato todo orgulloso porque al final fue él y solo él quien encontró una banda digna para cumplir la misión, cosa que luego no pasó, pero eso si que no fue por él.

El salón del trono de vuestra Señora Oscura se quedó en el más absoluto de los silencios y por un segundo, tuvo que miraros a los tres que quedabais vivos para ver si os habíais dormido después de la intervención de Jacques o es que simplemente no teníais nada que decir al respecto. 

Y sí, parecía eso segundo, aunque con el estado de la bola de pelo tampoco lo tenía claro la mujer, ya que casi hasta parecía que se había quedado despierto con los ojos abiertos. 

- ¿Ya lo he convertido en zombi? - Sí, a veces ella misma tenía sus dudas. 

Claro que la mujer también seguía dándole vueltas a otro asunto bastante impactante. 

¿Qué motivo había para que tuvieran que atravesar, ingresar, visitar (y derivados) tantos hospitales? En fin, era preocupante, pero saberlo sólo era curiosidad, no una urgencia. 

- ¿Entonces encontraste uniforme para los metaleros? 

Vuestra ama no quería imaginarse qué clase de uniforme les había encontrado el gabacho, pero esperaba que fuera uno decente, bien al estilo Manowar o quizás a lo Lordi... 

El silencio le fue favorable a Jacques que ante la pregunta de su señoría de la oscuridad, él no dudó en asentir con la seguridad que solo un francés podía sentir al mirar a la torre Eiffel.

Por su puesto y como son metaleros, les conseguí unos uniformes de cuero y tachas, arneses y collares, dejando sus músculos al descubiertos y hasta conseguí mucho aceite para frotarlos a consciencia para que queden bien lustrosos y brillantes para el público. No dudo que le habrían gustado mi Señora, le habrían gustado mucho de haberlos visto...

Aseguraba sin dudarlo el ex inspector aunque al final se tuvo que sacar el sombrero.

El el grupo mas metalero de la zona, tan pesados y si llegaban a llorar, lo harían en gutural y con sangre... Sin duda eran la esperanza para espantar a todos los reguetoneros y cumplir nuestra misión... Pero antes de que llegaran al escenario se prendieron fuego por culpa de una bengala... Y quien tenía bengalas casualmente?... Pues él!!! El que se esta quedando callado para intentar parecer no culpable! Si mi señora oscura de la mas oscuración... La bola roja esa los prendió fuego!

Arremetía de pronto luego de expresar su pena para señalar de manera mas que acusadora a La Pesadilla Mullida, asegurando que si no llegaron al escenario, fue solo por esa cosa que ya no era tan adorable.

Desde luego, con aquella descripción a vuestra Señora le gustaron mucho los uniformes que el francés había elegido, pues así seguro que parecerían un glorioso grupo de metal, pero claro, algo había pasado porque el concierto lo terminó dando el reguetonero y no los metaleros, así que en cuanto la mujer se acordó, dejó de asentir automáticamente. 

- ¡Ahí estaba el problema! - Espera - ¿Una bengala? 

A ver, quemar metaleros está muy mal, pero vamos, que si lo vas a hacer al menos hazlo en condiciones ¿no? 

Pesallida pudo ver como vuestra ama lo miraba con cara de circunstancia y además, le puso un vídeo explicativo de cómo quemar gente. Era la repetición de la muerte de unos cuantos esbirros a los que había quemado en distintas ocasiones en aquel mismo salón del trono. 

- Ahora, ya que estamos, ¿me puedes explicar qué narices hacías jugando con bengalas cerca de gente cubierta de aceite? 

Y sí, tal y como parecía, la bola de pelo  se había ido consumiendo y aplastando lentamente y casi parecía ya más zombie que pelota de lana.

-Yo... yo... ?...

En su estado decadente desilachándose por momentos, la bolita mullida soñó despierto con haber podido ser de más utilidad para su adorada dueña y señora. Quizás si no fuese una simple bola antiestrés, quizás si hubiera sido un sexy humanoide gogó para satisfacer a su señora en cualquier ámbito posible, quizás entonces hubiera gozado más de su compañía. Como uno de esos humanos cosificados por su ancha estructura muscular. Sí, esos vigilantes de la playa de rojos bañadores y brillante sonrisa...

-Si tan sólo hubiera sido un vigilante de la playa!! - dije en mis últimos delirios. 

Aunque probablemente a nuestra señora ni le importasen esos tipejos cachas y presumidos de playa. Pero la absurda odisea de la misión antiregetoneros había sido tan rocambolesca que ni mi cerebro era capaz de encajar las piezas de la absurdez de todo lo acontecido. 

Ya ni recordaba bengalas ni reggetones, ni gatos ni Marisues. Sólo a un Zoponcio lamiéndose su ojo mientras un narizudo lanzaba baguettes a diestra y siniestra.

Había perdido la noción de la realidad.

La pequeña bola roja antiestrés, tal y como vuestra Señora Oscura la había bautizado, no tenía buena pinta. Parecía estar temblando, algo ido y bueno, al final balbuceaba más que nada... 

- ¿Pesallida? - La Señora Oscura llamó al esbirro pero no hubo respuesta, sino que pasó algo que ninguno de vosotros hubiera esperado. La bola estalló en mil pelusas que se os pegaron a todos y que seguramente no se os iba a quitar de la ropa nunca, ni aunque la llevarais a la lavandería. A ver si conseguíais que las pelusas se os quitaran de la piel... 

Por suerte, a vuestra Señora no le llegó ninguna de aquellas pelusas, porque sino podíais daros por... 

- Esta vez no he sido yo... - La mujer se encogió de hombros, pues por una vez, no había matado ella al esbirro. 

Claro que no os ibais a poner a celebrar ninguna clase de funeral por una pelusilla caída, así que la mujer volvió a mirar a los que quedaban vivos. 

- Zoponcio... Nos hemos quedado en eso de las bengalas... 

Porque lo del vigilante de la playa no lo había entendido y bueno, seguramente hubiera sido una especie de desvarío antes de morir. 

—¡Es que la bola de pelos estaba muy sorda!—gritó la bola de escamas—Yo le dije que traiga ensaladas, y cuando volvió de la tienda me miró con cara rara y me dijo "aquí están las bengaladas"... supuse que los reggaetoneros debían tener fobia a cualquier hoja que no fuera de maría y quería ahuyentarlos con eso...— se quedó mirando el suelo, sin lograr hilar cómo culpar convincentemente al detective por lo ocurrido— también volvió con un montón de niños... ¿Creo que se los pidió el francés?—aventuró poco seguro, ya adivinando la sombra de la ama cirniéndose sobre él.

El francés, siendo muy francés, enarca una ceja todo indignado mientras alza el mentón, el lagarto se estaba entregando prácticamente y en ese momento un duro dilema moral empezaba a formarse en su interior... El dilema moral de como enterrarlo mas en la mugre sin que lo salpicara, que era mejor mencionar de todo lo que salió mal luego de lo dicho.

Ehm... Compañero Zoponcio... Por qué tan tímido de pronto? Está nervioso? Porque yo lo único que pedí es que salváramos a los metaleros y en vez de eso, esas hojas de lechuga que usabas, atrajo a u8nas gaviotas cachas que, encima, empezaron a apalear a lo que quedaba de la banda de metaleros.

Intervenía el ex inspector Jacques Clouseau entrecerrando sus ojos al mirar al único compañero que aún conservaba la piel y la vida de forma acusadora, hasta ofendido por como intentó acusarlo de esa manera tan vil, rastrera y poco efectiva.