Capítulo Cinco: Ninguna Parte

Existe un sitio dentro de los tres mundos donde el tiempo y las realidades se comprimen, formando algo totalmente extraño para aquellos que lo visitan.

Generalmente es el ultimo lugar antes de la misma nada, antes del vacío que se extiende mas allá del Tercer mundo. Antes de la muerte y de la vida misma...

Ningún Lugar es la ultima capa de cebolla que oculta la verdad en todos y de todo. Todo lo que no es ahora, debe permanecer enterrado para que la verdad ilumine los trazos oscuros del corazón de cada visitante. Entonces el pasado se une al presente , por la luz del pasado.

Aquí es el centro de la nada, de la inexistencia, de lo atemporal.

Y tal como el mundo recibió a los Pecadores, nuevamente sucede. Una tormenta ruge en algún sitio del pasillo, tal vez el sonido entra por alguna ventana. Es la misma tormenta que despertó a todos en sus camas en el hospital Mount Desert de Bar Harbor. Cuando todo inició...

Sin saber muy bien como lo habían hecho ahora se encontraban allí, en otro pasillo similar a los anteriores solo que medianamente iluminado por dos lamparas de petroleo que pueden desmontarse de la pared y llevar con una sola mano.

Las paredes y suelo de metal se muestran por entre el papel tapiz típico del hospital de Bar Harbor. Incluso el machimbre y los tapices de la Mansion Martinson se hallan aquí, aunque en un deplorable estado... eso es lo único que no cambia. El decaimiento y la corrosión es la única constante.

Lo ultimo fue el haz de luz de la puerta de acero y la persecución de los verdugos inmortales. Tal vez cruzaron el umbral en busca de la protección de la luz. Es difícil recordar cuando la memoria no tiene un hilo conductor... la única verdad es que se encuentran aquí y ahora.

Un único símbolo se repite una y otra vez en el suelo y pared, a lo largo del pasillo hasta donde cubre la luz y comienza la oscuridad que en esta ocasión aparenta ser normal.

Si antes eran más personas ahora solo seis han logrado pasar. Los demás han quedado atrás o simplemente no han recibido la invitación para llegar hasta allí. ¿Y quien sabe? Tal vez jamás existieron, nada es certero...

Cuatro puertas se encuentran en las proximidades del pasillo, dos de cada lado. Cuatro destinos hasta donde la oscuridad no llega.

La primera de ella es fácilmente reconocible por Evelyn. Es la puerta de la habitación de su difunta hija, o al menos eso recuerda porque ahora su memoria recuerda a su familia con la llama de lo inmediato. Ella juraría que un minuto atrás se encontraba desayunando con George y Rosalie.

La segunda puerta en cambio es algo fría y lúgubre. Es una celda de contención idéntica a la que tiene el orfanato de Shchaslyvi dity, el sitio donde las gemelas pasaron horribles momentos. ¿Si Jules llamase a la puerta quien responderá del otro lado?

Del otro lado del pasillo la tercer puerta tiene un numero terriblemente familiar para Harry Wood. Es el numero 99 del motel donde su pistola escupió la muerte al rostro del atormentado soldado y la justicia exigió que viva otro día.

La puerta de su habitación aguarda por Harry y reclama una ultima visita. Dentro suena la música de un radio receptor. Con la misma música infernal momentos antes del disparo. ¿Harry tendrá el valor necesario? Ni mil guerras juntas lo prepararon para tal destino.

La cuarta puerta se encuentra entreabierta y un cuerpo yace en el umbral. Con los pies hacia el pasillo y el torso hacia el interior oscuro de la habitación, el desmayado despierta y se levanta con esfuerzo. Es un joven que viste ropas universitarias, una chaqueta de color marrón, una sudadera negra y pantalón negro. El muchacho es Johan Mathews...

Para James todo había sucedido tan rápido que era como un sueño que le costase recordar.

Cuando las puertas se abrieron, entró corriendo, de la mano de su madre y aquella luz lo envolvió todo y de pronto...estaba allí, donde empezó todo, como si nada hubiese sucedido. Buscó a su madre con la mirada, pero no estaba. Quizá nunca hubiera existido, quizá su mente hubiese proyectado su imagen o quizá fuese solo otra jugarreta de aquel maldito lugar. Fuera como fuese, no estaba. Pero se alegraba de haberla tenido consigo, aún cuando fuese en aquel terrible lugar, aún cuando fuese de aquella manera. Y lo cierto es que tenerla consigo le había dado la fuerza y la entereza para soportar aquel horror sin sucumbir a él.

Miró a su alrededor contemplando el entorno. Cuatro puertas que, a decir por la expresión de sus compañeros, tenían un significado especial para cada uno de ellos. Quizá ahora les tocaba jugar a ellos. Para James, tan solo una tenía un significado. Aquella tras la cual, está su antiguo compañero, al que habían visto como le reventaban la cabeza hace apenas unos minutos ¿Minutos, horas, días...?¿Quién sabe?

Se acercó a él. Quizá se tratase de otra recreación de este mundo o quizá por algún motivo extraño, la misma fuerza capaz de crear criaturas horribles, había decidido que había un motivo para darle otra oportunidad al joven Mathews.

-¿Estás bien?-dijo dirigiéndose a Johan.

Harry intentó disparar a los monstruos que les acechaban, pero en aquél pasillo, y con el pulso debilitado como lo tenía, no era capaz de apuntar con precisión... demasiada gente moviéndose arriba y abajo, demasiado fácil fallar. ¡Apartáos! dijo en alguna ocasión, pero finalmente, se abrió la puerta y la luz lo inundó todo.

Acompañó al resto a la nueva prueba, la nueva locura que les iba a aguardar. Pero aquello parecía diferente. Parecía diseñado para cada uno de ellos expresamente.

Miró la puerta, con el número 99, y por su cabeza pasó la ironía de que, si creía que estaba loco, que no podía más con lo que llevaba encima... ésto le había demostrado que desde luego que podía con más.

Se aseguró de que quedase una bala en la recámara de su pistola, y entonces vació el cargador, desparramando las balas. En caso de necesitar, sólo necesitaría una. Aquél parche en el lado del cuello fue un fallido intento de suicidio. Tantas balas después, fracasó al intentar quitarse la vida.

Sin embargo, tras esa horrible experiencia, aunque estaba más exhausto, se sentía en cierto modo liberado. Un modo extraño y aberrante, por supuesto, pero al menos sentía que algo, alguien, le había hecho pagar por sus crímenes, y en el fondo era algo que necesitaba, pero que probablemente no conseguiría. El departamento de estado no peritiría que juzgasen a uno de sus soldados por crímenes de guerra. Antes le habrían dejado libre que haberle hecho pasar por la Silla.
Pero en algo había pagado, y el peso que sentía al recordar aquellos rostros era menor.

Hasta la vista a todos. Dijo con alivio. Tanto si volvía a la vida de civil como si moría, tendría cierto sentido, no como la no-vida que llevaba antes de Bar Harbor.

Abrió la puerta, murmurando aquella canción que pusieron en sus momentos finales, y cruzó el umbral.

Y tal como todo había empezado, terminó. La luz les inundó todos los sentidos, todo se volvió blanco...y luego estaban aquí, sin perseguidores, sin prisión, solo ellos, los seis supervivientes.

El detective escudriño la nueva estancia, las puertas. Parecía que cada una tenia relación con uno de los presentes. Entonces se fijo que en la cuarta puerta aguardaba el cuerpo del joven Johan. James se acercó, y Harry le siguió.

Mientras se acercaban a ver como estaba el muchacho, su tocayo se despidió, entrando en la puerta que le correspondía.

-Mucha suerte en tu viaje amigo.- Le respondió.

Así funcionará esto? Evelyn y la gemela también entraran en sus puertas?

Mientras esperaba la reacción del joven Johan, el detective poso su mano sobre la persona con la que más relación había tenido de los presentes, James.

-Amigo, no he tenido tiempo de preguntarle que paso cuando nos separamos, como llegaron a la cárcel, ni que le sucedió al Joven Johan...

El coronel observa todo minuciosamente, y no le gusta lo que ve. No reconoce las puertas, pero no hace falta más que mirar a la cara de sus compañeros para saber que algunos si las reconocen. Parece que han llegado allí donde las más oscuras pesadillas personales atormentan a los vivos. De momento el coronel no ve la suya, pero eso no hace que esté menos nervioso, pues adelante prosigue la oscuridad, quizás esperándolo...

-Vale, miradme todos un momento.- El coronel se dirige con voz cansada al grupo. -No sé qué es lo que hay a través de las puertas, pero no va a ser algo bueno, eso seguro. Deberíamos seguir juntos, pero si cada uno decide ir para su propia puerta no se lo reprocharé, pero recordad que estamos aquí para algo más que para nosotros mismos, si no encontramos a la niña todo estará perdido, así que ser fuertes y recordad que habéis conseguido llegar hasta aquí a través de seres de pesadilla y monstruos infernales. No os dejéis devorar por los recuerdos y tormentos del pasado. Mirad siempre al frente, allí es dónde la vida sigue.- Aaron termina su pequeña charla de ánimo, espera que a alguno le sirva. Por su parte el coronel empieza a andar hacia la profunda oscuridad, esperando encontrar algo que indique donde está escondida la niña

Sonriendo, James apoyó una mano sobre el hombro de Harry en actitud amistosa.

-Me alegro de verle con vida, amigo mío. Nunca olvidaré lo que hizo ahí fuera. Dijo...dijo que iba a expiar su culpa. Supongo que es lo que hace este sitio; que cobren forma nuestras propias pesadillas para que nos tengamos que enfrentar a ellas. Nosotros...continuamos. Entramos por aquel pasadizo hasta el interior de la prisión, que resultó ser tan horrenda o casi, como el exterior. Nos encontramos a...mi madre. Sí, estaba aquí. No sé como o si realmente lo era. Junto con ella fuimos recorriendo diversos niveles de esta cárcel de locura mientras nos atacaban esas aberraciones. Johan cayó a manos de una de ellas y yo casi quedo por el camino también. Si no fuera por el señor Michaelson, no lo habríamos contado.

Luego se dirigió al resto.

-Tal como lo veo yo, parece que este lugar les ofrece algún tipo de desenlace a cada uno de ustedes cuatro. Pero no sé si ese desenlace será o no el que están buscando. Como dice el coronel, la forma de vencer al mal que azota este lugar, pasa por encontrar a la niña y hacer algo, no sé lo qué, con este medallón que llevo. Al menos, eso es lo que sabemos. Esas puertas podrían ser una forma de ponerles a prueba y lo mismo podrían conducirles a su perdición. Yo no voy a decirles lo que deben hacer. Tan solo les ruego que se lo piensen bien antes de cruzar.

Johan se despertó después de recibir aquel martillazo de aquella criatura. ¿Que había pasado? Su cabeza no hacía mas que dar vueltas mientras se iba dando cuenta de que aquel lugar era terriblemente diferente a donde había estado tan solo un segundo antes. ¿Era posible que aquello fuera la muerte? De ser así, había acabado en el peor de los destinos. 

Y no es de extrañar... Pensaba el joven para si mismo.

Se incorporó sobre si mismo cuando vio a muchos de sus compañeros reunidos, pero estaban a través de una puerta ¿Eso querría significar algo? Se acercó tímidamente sin atreverse a tocar las puertas para hablar con sus compañeros que estaban tan sorprendidos como el mismo. 

-Creo... creo que si, estoy bien. Pero, ¿Como han llegado a este lugar? Había muchísimas dudas en el ambiente pero por las caras de sus amigos, no parecían estar seguros de conocer que pasaba, Johan se dio la vuelta y miró el oscuro umbral. Parecía que cada uno tenía un destino diferente, algo a lo que enfrentarse. Le temblaban las piernas pero tenía que reunir fuerzas para seguir adelante 

Harry tenía la mano sobre el pomo de la puerta cuando aquél coronel habló. Tal vez porque no le caía bien, quería saber lo que estaba diciendo, y lo que dijo le hizo pensar.

Tal vez si que sea una trampa al fin y al cabo...

Apartó la mano del pomo y se sentó al suelo, pensativo.

¿Cuantas más trampas habrán? Pensó mientras recogía las balas. ¿Cómo saber cual es el destino?

Espérenme Dijo Para pegarse un tiro siempre hay tiempo.

Cuando terminó de cargar y comprobar el arma, se puso en pie con la dificultad que entrañaba su estado físico.

Todo volvía a comenzar, de nuevo y bajo el oscuro semblante de una realidad que ya no deseo que me pertenezca. Estaba agotada de girar en círculo como una rata de laboratorio y la decisión estaba tomada, mucho antes de perderlo todo. Sin embargo, allí estaba, enfrente de mis recuerdos que palpitantes lograban perturbar mi mente encerrada dentro de un agujero negro, había que tomar una decisión y precisamente no era morir en mi propia basura. 

Lo único que pudo sacarme de aquel limbo existencial, fue la voz de Johan, aquel joven que había cautivado mi ser y la única razón viable para volver a intentarlo. Recordaba las conversaciones que tuve con él y el mero hecho de saber que estaba vivo, alimentaba una esperanza que había dado por perdida. 

Por esa razón, dejo el pasado en un costado y avanzo con presteza hacia donde se encontraba. Y tras dar un leve suspiro, lo abrazo entre lágrimas, unas que sinceras acariciaban mis mejillas. - Feliz estoy de volver a encontrarte. -  apenas alcancé a decir, pensando en que si una posibilidad existía, esta era la adecuada. 

No había mucho más que hacer allí. Cada cual tomaría su decisión, pero James sobre todo, tenía curiosidad por avanzar por aquel pasillo en busca de mis puertas. ¿Cuál sería la suya?

Se acercó despacio hacia el fondo de la estancia intentando ver cómo segúia y si había más puertas.

Finalmente Aaron y James toman la delantera, cada uno llevando uno de los faroles de petróleo que pendían de la pared. El coronel anda un par de metros delante de James para que los dos faroles puedan iluminar todo el pasillo que en realidad no es tan largo.

Tan solo diez metros de largo tiene el pasillo de NingunLugar, el centro nervioso del Tercer mundo se encuentra comprimido en ese pequeño espacio. El infinito resumido a varios desenlaces camuflados en simples puertas…

Luego de las cuatro puertas iníciales el pasillo guarda tres puertas más. Dos de ellas están sobre la pared de la derecha y la última se encuentra al final, en el extremo opuesto por donde aparecieron todos.

La puerta más cercana despierta escozores a James, principalmente porque su tamaño particular y su estructura es idéntica al camarote del Yate de su familia. Ese mismo yate donde sucedieron cosas horribles y confusas a la vez. ¿Abrir esa puerta desentrañara alguna respuesta inconclusa? Solo James conoce la respuesta…

La anteúltima puerta no podía ser menos. En este caso corresponde al coronel y su pasado culposo. Tanta sangre y rencor había terminado en una pesadilla psicótica con un desenlace mortal para Aaron. En este caso la puerta del camarote espera por él a que los visitantes nuevamente cumplan su cometido.  El odio a los vivos yace en ese camarote…

Johan al terminar de salir del umbral de su habitación pierde la oportunidad de saber que había dentro porque la puerta se cierra de un golpe detrás de él. Luego por más que intente abrirla nada puede hacer. Ahora tras ver detenidamente la pesada puerta de madera le recuerda a su habitación en la universidad. Justo la misma habitación donde conoció a su novia Hellen.

Aquellos que caminan hacia el final del pasillo encuentran frente a las ultimas puertas un umbral sellado a canto y cal, símbolo y prueba que en otros tiempo existía una habitación más. ¿Quizás era la puerta destinada a Harry Slaughter o solo es otro misterio sin respuesta?

Por último la puerta del final es desconocida para todos los presentes aunque a su vez es muy familiar a la simple vista. Su color, forma y tamaño les recuerda a una del hospital de Bar Harbor. Precisamente una de los niveles superiores donde están las habitaciones de cuidados intensivos…

El coronel mira sin emoción su puerta, pero pasa de ella. Ya aclararé mis culpas con San Pedro.

Se acerca a la puerta del fondo, que extrañamente se parece a la del hospital, donde empezó toda esta pesadilla. ¿Será también la puerta del final de todo? ¿Y como terminará?

El coronel avanza con paso firme y agarra el pomo de la puerta. Da un suspiro y espera a que el teniente esté a su par, le hace un gesto con la cabeza y abre la puerta de golpe. Con táctica militar el coronel entra e inmediatamente se coloca a la izquierda de la puerta, para que el teniente pueda entrar. Agachado, con el ojo en la pistola, hace un barrido de la habitación, dispuesto a disparar si hay enemigos, que espera haber pillado por sorpresa.

Harry sonrió ante los agradecimientos de James, luego le escucho con atención. Espero que pudiera resolver lo que tuviera con su madre...

Entonces escuchó al coronel, no dejaba de tener cierta razón en las palabras que decía. Así que les siguió cuando se pusieron a andar. Cuando llegaron al final del pasillo, Harry paso sus manos por lo que parecía una puerta sellada. Sería la puerta destinada a él? Era el único que no tenia una puerta enfrente. El detective se quedó unos momentos en silencio, pensando. Finalmente se dirigió al resto.

-Compañeros, parece ser que el destino de la chica que buscamos nos aguarda detrás de esa ultima puerta. Como podéis ver, soy el único que no tiene una puerta delante de él. Creo que yo...-se quedo un momento en silencio- ...creo que nosotros tenemos todos pecados que redimir, y esto debe ser una especie de purgatorio. En mi caso, he conseguido enfrentar mi pecado, y...y aceptar la culpa de lo que hice...-Se volvió a quedar unos segundos en silencio, con el rostro triste.- Creo que eso es lo que hemos venido a hacer, aceptar los errores del pasado, y no esconderlos o ignorarlos, si no afrontarlos y reconocer nuestra culpa. Al menos eso es lo que yo hice. Yo...yo...mate a mi mujer. Se que a la mayoría no les importa, o quizá a otros les parezca atroz, pero necesitaba decirlo en voz alta. Quizá este purgatorio me ha permitido pedirle perdón, y aceptar lo que hice- Miró unos segundos a James, de todos es al que menos quería decepcionar- Quizá esas puertas sean la ultima posibilidad que tengan de afrontar sus pecados...o quizá sea al revés, y no vuelvan a salir de allí. Yo no puedo ni quiero obligarles a hacer nada, que cada uno afronte su destino como prefiera. Solo puedo decirles que ahora mismo me siento en paz conmigo mismo, y que yo voy a hacer lo posible por salvar a la niña. Así que en mi caso iré por esa última puerta. Los que quieran venir conmigo, será un placer, y los que prefieran entrar por sus puertas...pues mucha suerte con lo que les espere detrás.

Harry les sonrió a todos, estaba radiante. Despedía una tranquilidad que sus compañeros no le habían visto desde que se conocieron, en lo que parecía ya una eternidad.

Luego esperó al lado de la ultima puerta, la reacción de sus compañeros.

James secundó las palabras de Harry con un gesto de aprobación.

-Es muy conveniente que todo termine donde empezó. Y no es la primera vez que este lugar intenta jugar con nuestros deseos, nuestros temores y con aquello que nos atormenta. Creo que no es casual que seamos precisamente nosotros los que despertásemos en aquella habitación del hospital. Alguien...o algo nos eligió. Mi padre lo sabía. Me advirtió, aunque no supe a qué se refería hasta ahora. Damas y caballeros, no necesitan cruzar ninguna puerta para redimirse, lo que necesitamos es encontrar a la muchacha. Y si quieren la redención de sus pecados, la hallarán en sus actos, no tras una puerta que con toda probabilidad, será una trampa.

Dicho esto, se pudo al lado de Harry y asintió indicándole que estaba preparado para cruzar

Johan quedó estupefacto mirando a la puerta mientras sentía el suave abrazo de Jules detrás de si. Al mismo tiempo, aquella "ventana" al pasado se cerraba, evitando que mirara a través de ella. Llevaba ya algún tiempo en aquel infierno pero ese momento fue cuando realmente, notó su hogar y como se alejaba de el. Sentimientos cruzados aparecieron en su cabeza, la nostalgia de la vida pasada, aunque esta no pudiera llamarse vida. Y el futuro desconcertante pero sincero. 

Tardó mas de lo que le hubiera gustado volver a sí y poder contestar a Jules. Había pasado poco tiempo desde que vió a la joven muchacha. Pero que se hizo eterno.-Yo... Yo también estoy contento de volver a estar contigo. Con las manos titubeantes, rozó el brazo de la gemela y se quedó mirando la puerta, con la mente luchando por conservar la cordura. ¿Era aquella encrucijada de sentimientos y experiencias reales? ¿Podría tratarse del infierno? ¿El cielo? ¿El purgatorio? Ni siquiera estaba seguro de que estuviera realmente vivo o que hubiera existido alguna vez.

Observé como Johan se perdía en aquella puerta que probablemente lo transportaba a su pasado, a la eterna confluencia de lo que atrás quedo y decide regresar, más aún siendo muy consciente de que era ajeno a ello pero no a él.

Por esa razón sin soltarlo, aferrada a este sentimiento que nacía desde mi roto corazón hacia él, le dedico una mirada sincera y fidedigna, capaz de llegar muy profundo en él más aún de haber compartido algo entre los dos.  ­–Si decides ingresar lo haremos juntos, yo no tengo nada que perder y puedo acompañarte si es tu deseo. – sugiero a través de una dulce sonrisa, todos teníamos demonios que acechaban en nuestra mente, ex parejas o muertes que ya no caben en el mueble de la ropa.

Evelyn se habia pasado un buen rato en silencio, no habia movido ni un musculo mientras todos dialogaban de qué hacer, a donde ir. ¿Salvar a la muchacha? Algo de redimir los pecados, si... Pero su mente estaba ocupada por otras cosas. La risa angelical de su hija cuando se peinaban la una a la otra antes de dormir, cuando solo era una niña, su suave peso y su respiracion cuando la sostenia en brazos, comprarle mil y un vestiditos y caminar juntas por la casa, solas. Esa pequeña habia sido toda su vida mientras que su esposo pasaba las noches y los dias fuera de casa, habian sido uña y carne hasta que la edad las separó. La edad, la belleza y el rencor. Siempre habia odiado a su marido, desde que empezó a notar el perfume de otras mujeres en su ropa o la mirada esquiva. Ella gritaba, discutia. Y cuando él se cansaba, la golpeaba para silenciarla. 

Todo aquello habia sido una ponzoña que habia corroido el alma y el ser de Evelyn. Todas las infidelidades atacaron a su autoestima, todo lo que importaba era no envejecer, ser mas bella, volver a atraerle. Pero nada de lo que hacia servia, y mientras ella envejecia, su niña era mas bella, y era quien tenia que soportar a su padre apestando a alcohol en su alcoba. Evelyn, ciega, no pudo ver el sufrimiento de su hija, no pudo culpar a su marido de ser un monstruo, sino que la culpó a ella de ser mas hermosa que su madre. Entre ella y George habian arrebatado toda inocencia de aquella muchacha. Las lagrimas cayeron por el rostro de Evelyn, en lo que esta daba unos pasos, acariciando el marco de la puerta. Casi podia ver el cuerpo oscilante de su niña, colgando por un pañuelo desde una de las vigas, con la lengua fuera y un charco de orin bajo sus pies. No fue bella en la muerte, sino el reflejo de en que la habian convertido con tanto dolor. No quiso morir con algun tonico, hermosa y pura sobre su cama. Lo habia hecho desde la rabia y el dolor. 
Evelyn en cierta manera, habia comprendido sus pecados y se arrepentia por ellos. Pero no habia cambiado. Seguia siendo el centro de todo para si misma. No habia entendido que toda la culpa habia sido suya, sino que habia pasado a culpar de todo a George, de ser un monstruo, de herir a su hija y de herirla a si misma. 

- Mi pequeña Rosalie... vuelve con mamá. - lo susurró, a la par que su cuerpo era empujado, paso tras paso, al interior de la puerta. No le importaron el resto de pecadores, o sus ideas, nisiquiera la niña que como su hija, habia sido atrapada en su inocencia para un fin que no era el que le deberia corresponder. Esa niña cargaba con el peso en los hombros producto de la crueldad. Pero Evelyn estaba ciega.

El infierno es rojo y late en el pecho de los pecadores…

La rosa de sangre que alguna vez fue blanca
Teñido por el amor que fue o es
rosa extraña que en todo lugar puede crecer
rosa de verdadero amor no ha de perecer

Un día una flor se hizo negra
un amor enfermizo la acogió, sangraba por dolor, no por amor
sangre negra de entre sus pétalos marchitaba la flor

Un viento descontrolado arranca sus pétalos marchitos
y un terremoto la arranca del piso
la flor derrama el líquido que el amor formo

La muerte inevitable del sádico amor
nacido para morir en el lecho del dolor
esperando ser recogido por los rayos del sol.

 

Existen cosas peores que la muerte, cosas que transcienden la efímera existencia y se prolongan por siempre, por la eternidad y que no permiten escapatoria alguna.

El infierno es la repetición...

La puerta finalmente cedió a la voluntad de Evelyn. Todo parecía tener vida propia al exhalar una realidad distorsionada y confusa en donde la señora Evans ni siquiera estaba segura de lo que estaba sucediendo.

A veces el monstruo cambia de piel y engaña por su apariencia. Los gritos, las discusiones y los golpes solo fueron la chispa que genero el fin de Rosalie. Primero fueron las pastillas para las crisis nerviosas, para dormir y también para despertar a medida que la mañana avanzaba. Tiempo después llegaron los lapsus, esos pequeños fragmentos extraviados de la vida diaria que jamás regresarían… hasta este momento.

Siempre fue ella. Ella y su remordimiento, la envidia y el deseo de “ser otra cosa”. Ser más joven y atractiva, recuperar la candidez de una flor en Estado Real… por y para siempre.

Solo había algo que destruía sus murallas de maquillaje y sesiones de estilismo. Algo que barría su imagen reflejada del espejo de su habitación, y ello era ni más ni menos que Rosalie. Aquella muchacha floreciente y competitiva…

Y la puerta se abrió de par en par revelando el interior de la habitación de Rosalie, con la escena grabada a fuego por toda la eternidad para repetirse ante sus ojos una y otra vez por siempre.

Ese era su castigo, solo que esta vez un detalle adicional era revelado para Evelyn.

Rosalie, su hija, sacudía su cuerpo con sus últimas energías inmersas en el placer carnal y el sufrimiento de la muerte lenta por asfixia. Colgaba de una cuerda por el cuello y el peso de su cuerpo desproporcionaba su figura hasta el borde del desgarro.

Sus ahogados gemidos se perdían en el sonido de la carne golpeante entre sí. Un desconocido vestido de pies a cabeza en latex negro violaba con energía a Rosalie mientras moría ahorcada y ahogada por un líquido negro que escapaba de su boca.

La muchacha tenia su pijama en harapos por cortes en todo su cuerpo y la sangre había decorado toda la escena junto a otros fluidos repugnantes. La habitación no pertenecía a este mundo y sus ángulos eran impensables así como la escena misma.

Este ritual estaba condenado a repetirse por toda la eternidad hasta que la avejentada mujer expiase sus pecados. Todas las noches Evelyn viviría la pesadilla solo que para ella siempre sería algo único e irrepetible.

El hombre de latex negro al descubrir a Evelyn deja de lado a Rosalie para que termine de morir en su horca y lentamente retira la máscara que cubre su rostro y cabeza…

El asesino habría sido George, su esposo infiel y alcohólico, pero jamás lo fue. El solía utilizar el vestido de cuero ajustado en sus incursiones secretas a la habitación de su hija. Evelyn lo sabía porque había descubierto la aberrante vestimenta un día mientras organizaba el ático para una venta de jardín. Ese día se horrorizo y lo dejo donde lo había encontrado junto a objetos impensados para el sexo y demás actos violentos. Jamás volvió al altillo hasta la funesta noche.

Casualmente George esa noche tenía un encuentro de “noche de billar con los compañeros de trabajo”. Evelyn sabía que era mentida, solo una escusa para su infidelidad. Lo único que Eve no conocía era su oscuro deseo de poner fin a los actos impuros de su hija con su George. Ella solía emborrachar a su padre para incitarlo al sexo y a la violencia, siempre cuando su madre dormía profundamente por el efecto de las pastillas.

Entonces a media madrugada el traje de cuero negro se utilizo por última vez para disfrutar los placeres carnales de Rosalie. Por última vez…

La máscara de cuero cayó al suelo revelando el rostro desencajado de Evelyn, una mujer que pensaba, maquinaba y actuaba de forma inconsciente hasta ese momento cuando ataviada en cuero violo a su hija hasta asesinarla a sangre fría y simular un suicidio.

Luego volvería a su habitación a dormir y su esposo encontraría a su hija muerta y el remordimiento de su falta de memoria por la borrachera lo harían dudar sobre esa noche por siempre…

Ahora Evelyn lo sabe. Siempre fue ella y su doble personalidad nacida del incesto y la frustración. Si las drogas le dieron luz, las mismas ocultaron el recuerdo hasta ahora, hasta que NingunaParte iluminó el recuerdo oculto en el fondo de su alma.

Los allí presentes solo vieron imágenes fugaces y una habitación de una adolescente vacía, sin personas dentro pero la mujer que abrió la puerta dejaba de existir para siempre.

Evelyn tal como la conocían, tal como ella creía conocerse, había dejado de existir. Solo permanecía allí un envoltorio, un despojo que no terminaba de cuajar en la realidad comprimida del infierno de Bar Harbor…