Partida Rol por web

Condenado caminó lentamente bajo la lluvia, con una confianza que asustaba. Sus pasos resonaban en el suelo debido al gran peso del semiorco. Se detuvo frente a uno de los matones, mirándole a los ojos unos instantes antes de dejar que su puño volara directamente hacia el mentón del macarra, un gancho de izquierda que lo levantó varios centímetros por la fuerza del impacto. Condenado ni se giró para verle caer. Probablemente no volvería a levantarse.

Gracias a las palabras de Larissa todos sentis como una calida energia se acomoda en vuestro pecho. Condenado, si la siente, no os lo hace ver. Se acerca hacia el primero de los secuestradores, que permanece despistando mirando atras a ver que hacen sus compañeros, cuando gira su cabeza se encuentra con los ojos del monje que velozmente le estampa su puño en el rostro y queda incosciente.

Al llegar al lugar apoyo las dos manos en las rodillas exausto, y miro jadeante la escena. No hay mucho tiempo para descansar, por lo que veo mis compañeros ya estan tomando la iniciativa.
Al poco de sentir la calida y agradable energia de Larissa, me pongo firme y endureciendo el rostro, comienzo a mover una de las manos sutilmente, mientras susurro unas palabras que pocos logran a entender, en mis ojos reptilianos se puede apreciar un brillo atipico, mas bien mistico.

- Calizaaa, Calizaaa.....

Acto seguido saco el arco y doy un paso al frente....

Adshareb se sentía mucho mejor tras la ayuda de Larissa y su magia curativa. Sin pensárselo, se acercó un poco hacia donde estaba la acción y empezó a realizar unos pases mágicos, mientras pronunciaba las palabras arcanas olvidadas siglos ha...

Unos segundos después, de la nada se materializó un enorme mastín negro, justo al lado de uno de los pandilleros. El malhechor casi no tuvo tiempo de reaccionar mientras el perrazo se le tiraba encima.

El enorme mastín se lanzó contra el sorprendido perro de guerra (ironías de la vida), derribándolo y destrozándole el cuello con sus afilados dientes.

Los extraños gestos de Evan acaban cuando dos de los perros de guerra caen desplomados al suelo, dormidos. Las palabras del hechizero se han mezclado con las de Adshareb que hace aparecer un terrible mastin al lado de otro de los bandidos, y que es incapaz de detener su ataque, acabando incosciente y con un enorme bocado del perro en su garganta.

¡Ríndete y no compartirás el destino de tus compañeros!, ofrece Seltyel mientras avanza.

¿Donde esta Nessian?

Pregunto mientras me acerco por detras de mis compañeros

Si no lo cuentas no tendras la suerte que han tenido ellos de caer rapido

Uno de los secuestradores , el que todavia portaba una ballesta, dispara sobre Seltyel herrando el tiro. La saeta sale disparada a unos centimetros de la cabeza del guerrero. El que esta al borde del alcantilado mira a Seltyel y Mirella mientras hablan. La superioridad que habeis demostrado en este turno ha sido apabullante y parece dudar... o al menos lo disimula bien....

Seltyel:

- De acuerdo - dice sonriendo y bajando su arma - me rindo.

El secuestrador actua pretendiendo hacer que se le habia olvidado algo

- Hablando de caer... - se gira rapidamente y da una patada en el pecho al hombre que estaba al borde del alcantilado, que sale despedido hacia atras. En su caida empieza a arrastrar al resto de sus compañeros encadenados, que no pueden aguantar el peso y se precipitan al vacio, sin poder evitarlo, uno tras otro entre chillidos de terror. Todos caen hacia el mar, todos salvo el ultimo preso, un veterano guerrero al que sus reflejos no estan tan cansados como para permitirle agarrarse a unas raizes que sobresalen del alcantilado, pero ni las cepas parece que vayan a aguantar mucho mas, ni la fuerza del hombre tiene que ser la de sus años mozos... Su cuerpo esta suspendido en el vacio, y del viejo guerrero cuelgan, encadenados, el resto de sus compañeros...- ahora si. Me rindo - dice el secuestrado volviendo a esgrimir la sonrisa en su cara.

Larissa avanza hacia los pobres ancianos mientras grita...

-¡Pagarás por ésto! ¡y se de lo que me hablo, la venganza de la señora caerá sobre tí...!

Condenado ignoró a los matones y corrió bajo la lluvia hacia el borde del acantilado dispuesto a agarrar el brazo del último prisionero antes de que éste también cayera al mar.

Avanzo colocando una flecha en el arco y tensandolo con fuerza, apunto a los dos perros de guerra que todavia se mantienen en pie.

- Alegrarme el dia y hacer alguna otra tonteria como la de antes...que ganas de perforar vuestras cabezas no me faltan....

Avanzo acercandome un poco a los que quedan en pie evidentemente muy enojada, no se sabe muy bien si por la falta de respuesta o por el empujon

Por el camino saco de debajo de mi armadura un simbolo colgado de una cadena, con forma de pentaculo con lo que parece un agujero de cerradura en el medio

Pues si no quereis por las buenas...

Alzo la mano, apretandola contra el simbolo, parece que las puntas llegan a morder la piel puesto que algo de sangre resbala por el

Mi señor Asmodeo, renuevo con sangre nuestro pacto una vez mas, dame de nuevo parte de tu poder

Una ola de energia sale del simbolo, alcanzando a los perros que quedan en pie, pero se frena al llegar a los aliados

Nada tienen que temer aquellos que cumplen sus pactos termino, mientras la energia para al llegar a ellos

Y vuelvo a mirar a los perros

¿Duele verdad?, puedo repetirlo muchas veces antes de que murais, asi que responded, ¿donde esta Nessian?

Tuviste tu oportunidad, explica con tristeza Seltyel mientras avanza y ataca a uno de los dos que quedan.

- Malditos bastardos...- susurró Adshareb mientras corría a ayudar a los ancianos.

Poco iba a poder hacer, el esfuerzo físico no era su fuerte, pero por lo menos añadiría su peso para que no cayeran tan fácilmente. Eso sí, el trabajo de subirlos iba a ser de condenado.

- ¡Perro, derríbalo!- gritó al mastín, mientras señalaba al pandillero que estaba más cerca

El perro corrió tras la orden de su amo, saltando al final de la carrera contra el pecho del maleante, quien no puedo hacer nada por evitarlo. El gran peso del mastín hizo el resto, y el pandillero cayó de espaldas, con el perro encima, y amenazándolo con desgarrarle el cuello como a su compañero.

- Grrrr...- el gruñido bajo era más amenazador que cualquier ladrido.