Partida Rol por web

Sin Vida, Sin Muerte

Prólogo: La fiesta de Williams

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20/09/2012, 10:27

    La torre del hotel Four Seasons, en el centro de Denver, iluminaba el cielo nocturno de la ciudad. Su silueta se recortaba contra la tenue penumbra que envolvía a la urbe, y contra el negro telón de fondo de las Montañas Rocosas.

    El vestíbulo se había decorado y preparado para la ocasión: Varios miembros del personal del hotel habían sido destinados exclusivamente a la recepción de los asistentes a la fiesta, y la alfombra roja se había extendido entre la entrada acristalada y la calle, donde no paraban de llegar coches de lujo (y alguno no tan lujoso).

    Como cada año, la fiesta del solsticio del cantante de rock Edward Williams era todo un acontecimiento social, no sólo en la ciudad. Casi se podía comparar con una gala estatal, pues muchas de las personalidades más importantes de todo Colorado estarían presentes.

    Ya habían llegado muchos invitados, que charlaban animadamente en el gran salón de actos y convenciones que el hotel ponía, como cada año, a disposición del cantante. Aunque la fiesta atraía a las personalidades de la ciudad como la miel a las moscas, estaba lejos de tratarse de una gala de lujo: gente de casi todos los estratos sociales habían sido expresamente invitados por el cantante, que en el mes anterior había repartido cientos de invitaciones gratuitas por la ciudad: Campus universitarios, ruedas de prensa, hospitales, centros de negocios, conciertos multitudinarios y todo tipo de bares habían sido los centros principales de distribución.

Como es lógico, las invitaciones se habían agotado en pocas horas, y pronto, los de mayor olfato para estas cosas, habían  montado todo un mercado negro de reventa de invitaciones. Nada que no ocurriera cada año. Las autoridades lo sabían, pero muchas veces hacían la vista gorda, pues ellas mismas hacían uso de dicho mercado para conseguir una de las preciadas invitaciones.

La gente charlaba animadamente, deshinibidos sus prejuicios sociales por el ambiente agradable y los ríos de buena cerveza, vino y champagne que corrían por las gargantas de todos los presentes. Todos estaban espectantes ante la inminente aparición en escena de su anfitrión, Edward Williams, que aún no había hecho acto de presencia.

Alrededor de los invitados, y entre ellos también, en el caso de las esculturas más grandes, se hallaba la colección de arte de Viktor Swanson, que constaba de un total de 50 obras de arte entre esculturas, cuadros, relieves y demás.

Notas de juego

Ya lo tenéis. Todos tenéis una invitación a la fiesta, que habéis conseguido de una u otra forma, o (si alguno lo prefiere) habéis sido contratados como personal de refuerzo por el hotel.

Podéis rolear libremente. Yo intervendré cuando lo solicitéis o sea necesario para la historia.

Espero que disfrutéis la partida ;)

Bienvenidos a Denver

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20/09/2012, 11:06
Sean Blackwood

Sean había llegado al hotel con el tiempo justo de asearse y prepararse para cumplir con su trabajo. Su misión consistía en proteger a una de las personalidades que acudían al concierto. No le gustaba, se habían congregado demasiadas personas, las drogas y el alcohol correrían como la polvora entre los jovenes asistentes. Pero por eso él y otras personas como él, estaban allí, para tratar de que el caos no se apoderara por completo de la fiesta. Al menos le habían dado una habitación propia en el hotel para poder descansar y dejar su escaso equipaje sin miedo al hurto. Para aquella misión, había escogido vestir traje y camisa oscura dejando la corbata a un lado, las gafas de sol las metió en el interior de la chaqueta, se ajustó el pinganillo al oído, guardó el transistor y la llave de la habitación en los bolsillos del pantalón y salió al vestíbulo.

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20/09/2012, 16:05
Anette Becker.

La joven Anette, estaba aquella noche en el Hotel Four Seasons, vestida con uno de los trajes de noche que le había prestado su compañera de piso; de color azul claro y su pelo recogido en una coleta alta, ya que había conseguido una de las entradas más esperadas, según los pacientes que ella atendía en uno de los hospitales de los alrededores. Y que habían ido dando por allí. Por eso le entro la curiosidad al tener la entrada en sus manos gracias a uno de sus compañeros de trabajo para conocer al rockero Edward Williams.

Por eso, mientras las personas se emborrachaban u otras cosas que ella estaba más acostumbrada a ver en las camillas, se quedó al margen de todo aquello, ya que no era muy confiada y no conocía a casi nadie ahí, mientras bebía una copa de champagne observando a todos los demás a la espera del invitado de honor.

 

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20/09/2012, 16:31
Sandro Rosselly

Sandro llegó a la fiesta a bordo de su deportivo. Le gustaba conducir y gastaba un buen coche, para muchos, un gran coche; visto el lujo de los que podía observar delante suyo, quizás no era para tanto, pensó con resignación. Redujo la marcha mientras se ponía a la cola de aquellos que habían llegado antes que él y paraban su auto frente a la puerta principal del edificio, se apeaban y entregaban las llaves a sudorosos jóvenes contratados para la ocasión, que corrían de un lado a otro y despejaban la entrada llevando los coches al párquing del hotel.

- Bueno, ya estamos aquí.- se dijo, mientras él mismo se bajaba del coche, recorría la alfombra roja, se adentraba por la cristalera y se enfrentaba al bullicio de la multitud.

El maduro programador informático había recibido la entrada para la fiesta como premio que un cliente satisfecho había adjuntado a la minuta, y recordó cómo su primer impulso había sido arrugarla y tirarla al cesto de los papeles. Con su carácter solitario y poco sociable, lo último que le apetecía era una reunión donde estarían la mitad de la ciudad y un alto porcentaje de su cartera de clientes.

Sin embargo, allí estaba. Finalmente, la fama de aquellos saraos había picado su curiosidad y pensó que nada perdería por dar una vuelta. Siempre se podría largar de allí cuando se hartase.

Con paso quedo y tratando de pasar desapercibido, se acercó a una de las bandejas y tomó una copa de champán.

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20/09/2012, 17:44
Sean Blackwood

Sean vió como la sala empezaba a llenarse de gente, miró el reloj "Todavía es temprano". Decidió entonces tomarse algún refresco mientras examinaba al personal, eligió un sitio más o menos apartado que le permitía observar sin ser visto, cerca de la barra. Al camarero le pidió un Gin Tonic y se sentó a esperar.

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20/09/2012, 22:19
Emma Williams

La luz de los flashes iluminaba de vez en cuando la entrada del hotel. Turistas, vecinos, asistentes a la fiesta... toda la gente que pasaba por la puerta del Four Seasons sentía la necesidad de inmortalizar aquel momento histórico en la ciudad.

Un flash más volvió a iluminar la noche y la imagen quedó conservada para siempre. Un instante de aquella fiesta, su comienzo. La entrada del hotel completamente engalanada para las circunstancias, dos trabajadores del hotel con un traje impecable que saltaba a la vista que no era la ropa de trabajo de todos los días, un par de coches lujosos, una mujer que tenía que llevar una buena fortuna colgada en su cuello y una estupenda alfombra roja que no tenía nada que envidiarle a la de los Oscar de Hollywood. Más pequeña eso sí, pero roja al fin y al cabo.

Emma miró la fotografía que había tomado y asintió satisfecha al ver el resultado. Apagó la cámara digital y con paso decidido se dirigió hacia la entrada del hotel mientras su mano rebuscaba en el bolsillo derecho de su traje de chaqueta y pantalón, comprado especialmente para aquella ocasión, buscando la llave que le daría acceso a la fiesta.

Como era de esperar, solo tuvo que sacar la invitación que el jefe de la sección de Cultura y Sociedad del Denver Post le había dado aquella misma tarde y mostrarla al chico que las pedía en la entrada para que le franquearan el paso al interior.

Nunca había estado en aquel hotel, nada se le había perdido en aquel recinto de lujo en el que seguramente no se podría permitir ni tomar un café, pero no le sorprendió descubrir que el recibidor era impresionante. Siguió a una pareja que había entrado antes que ella mostrando igualmente la invitación a la fiesta. Pero a los pocos pasos se dio cuenta de que era imposible perderse ya que el bullicio de la fiesta se distinguia perfectamente y la condujó hasta la sala en cuestión si ningún tipo de problemas.

Emma se detuvo un segundo en la entrada de la sala y no pudo evitar soltar un silbido de admiración.

Madre mía lo que hace el dinero...

Encendió de nuevo la máquina de fotos y enfocó desde donde estaba a la sala que se abría a sus pies.

Pero chicos y chicas, ricos y menos ricos, hay una diferencia entre vosotros y yo. Vosotros habéis tenido que pagar por estar aquí y yo no -Emma disparó y dejó inmortalizado aquel momento- Bueno, yo estoy trabajando y vosotros divitiéndoos, pero... me gusta mi trabajo. ¡Así que sigo ganando!

Tomó otra segunda fotografía y cuando la revisó localizó en ella sin querer la barra en la que se estaban sirviendo las bebidas. Miró su reloj. Según sus informaciones el anfitrion aún tardaría un poco en llegar, asi que tomar algo mientras hacia su aparición estelar no sería mala idea. Apagó la cámara, la deslizó en el bolsillo de su chaqueta y se dirigió hacia allí.

-¡Disculpe! -dijo llamando la atención del camarero- ¿Le importa ponerme una cerveza?

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21/09/2012, 01:50
Jack Denver

Miré al tipo que estaba tendido en el suelo. Sólo le había retorcido un brazo a la nenaza. Pero había merecido la pena. Eso le pasa por alardear de tener una invitación para la fiesta de Edwards Williams. Pero claro, cuando te pones hasta la cejas de farlopa, te metes en el garito equivocado y acompañas a un desconocido con mala pinta al callejón de detrás del garito te pasan esas cosas.

Lo mismo la maricona se pensaba que había ligado. Ahora sí que está bien jodido... —me regocijo de mi propio chiste mientras abro la invitación y la leo. Por suerte, no tenía nombre, así que nadie podría preguntar que quién coño era yo. Claro qué, ya tenía cojones la marica de Edwards por no invitarme a la fiesta. A ver quién iba a verle cuando era un don nadie.

Paso de nuevo por la puerta de atrás del local. Me acerco a la barra, para decir a la camarera— Nena, ponme una birra.

Cuando me trae la birra, añado—. Por cierto, hay un manón con un brazo medio roto en el callejón de atrás —cuando me mira con cara de "ya estás otra vez con tus movidas", añado—. Eh, no me mires así, yo no sé nada. Yo sólo fui a echar un chorrito y a tomar el aire.

—Apúntalo en mi cuenta —digo mientras me alejo de la barra en dirección a la puerta. La fiesta empezaba en un rato, y la noche era joven. Así, salgo a la calle con la cerveza, la cual apuro de un trago y tiro junto a la puerta. Que se joda el que lo tenga que limpiar.

Me acerco a mi Harley, para subirme en ella. Mientras me saco un cigarro, arranco la moto. Tras encerle, salgo pitando hacia la dichosa fiesta. Seguro que estaba llena de pijos (el cabrón de Edwards había olvidado quienes éramos los buenos), pero meterme con ellos me divertía. Además, seguro que sería divertido ver las caras que ponen cuando aparezca un tipo como yo por esa fiesta.

Tras un largo recorrido por la ciudad, por fin llegué al dichoso hotel. No me equivocaba ni una cala, estaba lleno de pijos de mierda. Esta iba a ser una buena noche.

Aparcando la moto en la esquina del hotel, me dirijo andando hacia la puerta. Cuando llego, en parte me sorprende la alfombra roja, aunque en el fondo no me extraña ni una cala.

Como mola, una puta alfombra roja. Como en las películas —comento pensando en voz alta. Cuando por fin estoy en la puerta, saco la invitación, la cual "estampo" en el pecho de uno de los puertas sin tan siquiera mirarle, mientras él intenta torpemente que no se le caiga.

Si por fuera la cosa molaba, por dentro era aún mejor. Todo lujo. Obras de "arte", esculturas chulas, gente como un pincel... Y una mesita con comida.

Sin pensarlo dos veces, me acerco al catering. No había sándwiches de crema de cacahute ni hamburguesas como en las concentraciones de moteros, pero esos canapés (por llamarlos de alguna manera) servirían. Me lleno la boca con unos de color verde con una cosa negra por encima.

Están buenos los jodíos —digo a un tipa bien vestida con cara de estirada que está a mi lado. Por supuesto, la mujer se escandaliza y se va corriendo. Eso casi hace que me atragante con lo que tengo en la boca por la risa. También me recuerda que estoy seco.

Me acerco a la barra, para decir a la camarera—. Chata, ponme una birra, que estoy seco. —Después, espero a ver si pasa algo interesante en la fiesta. Esta iba a ser una gran noche...

Notas de juego

Yo tengo mi propia banda sonora, y vosotros no :P

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21/09/2012, 09:37
Sean Blackwood

Sean había estudiado los planos del hotel, y había inspeccionado el edificio nada más llegar, en caso de incendio, atentado o cualquier tipo de evento le gustaba tener elaborada varias vías de esape. Pero no sólo era improtante estudiar el hotel, sino a sus inquilinos, por eso había decidido mezclarse con los invitados mientras esperaba la llegada de su cliente VIP.

 Por un lado estaban los típicos invitados ricos, esos que estaban podridos de dinero, siempre con sus característicos gestos de superioridad, incluidos los que más detestaba Sean, el típico arrugamiento de nariz cuando se acercaban otro tipo de personas con menos recursos económicos.

Luego estaban los que habían conseguido la invitación por una mano amiga sorteo o suerte, estas personas eran más normales, lo miraban todo con los ojos como platos y no hacían más que fotografiarse con todo lo que veían, includios con los personajes de las narices arrugadas.

También estaban las personas como él, que habían acudido para hacer su trabajo, todo un elenco de profesionales que se esforzaban por mantener a sus familias, aunque entre ellos había cierto grupo que de tanto mezclarse con las excelencias al final terminaban por arrugar la nariz.

Por último estaban los infiltrados, aquellos que habían conseguido acceder a la fiesta mediante engaños o artimañas, estos aunque eran pocos, eran los peores, tarde o temprano terminaban dando la lata y eran los que provocaban los altercados más graves.

Para no ir más lejos, uno de los "inflitrados" había ido a la barra y pedido una cerveza. No le gustó, estaba seguro que iva a traer problemas, consultó su reloj, todavía quedaba tiempo para la llegada al hotel de su protegido. Aguardaría un poco más sin decir ni hacer nada.

Notas de juego

¿Quien ha dicho que seas tu el único que tiene banda sonora, yo también tengo la mía chaval XD!! (Vale, es de Sherlock pero es que me gusta mucha esa melodía y a mi personaje le va XP)

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21/09/2012, 10:34

La fiesta seguía su curso, y el salón del hotel pronto estaría lleno a reventar. Aquello no quería decir que no siguiese llegando gente, por supuesto. Ya había todo un elenco de la sociedad de Denver entre los asistentes, entre ellos gente con peor pinta de lo que algunos invitados habían visto jamás.

Poco a poco la gente fue formando grupillos de "camaradas"según sus preferencias. Uno de los más grandes era el que se había formado alrededor del alcalde de la ciudad, el Excelentísimo Señor Thomson, que aseguraba descender directamente de una de las familias fundadoras de la urbe.

Pero todas las miradas se dirigieron pronto a una de las entradas de personal, cuando una ola de murmullos se extendió desde allí. Viktor Swanson, el modelo y filántropo que, en esta ocasión, era uno de los anfitriones de la fiesta, había hecho su triunfal entrada, acompañado por una señorita de buen ver, también conocida modelo de la ciudad. Junto a él, un par de botones arrastraban un carrillo con lo que parecía ser un gran cuadro tapado con una sábana. Cuando Viktor dio la señal, los empleados del hotel destaparon el cuadro, y otro coro de murmullos, seguido de aplausos, se extendió por el público. La mayoría estaba demasiado lejos como para ver algo, pero aplaudieron por inercia. Ya se acercarían después para ver lo que quiera que fuera.

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21/09/2012, 12:11
Sean Blackwood

"Parece que ya ha empezado el baile de máscaras" pensó Sean, no había visto al personaje que recién llegado, pues había permanecido sentado y sereno en su asiento, los famosos no le improtaban estaba harto de ellos, eran muy pocos los que de verdad merecían la pena. Así que comió unos pocos frutos secos, apuró su Gin Tonic y se levantó, ya había visto suficiente, su protegido no tardaría en hacer acto de presencia, así que decidió ir tomando posiciones. Cuando fue a pagar, el camarero rehusó el dinero diciendo que todo lo que consumiera durante su estancia en el hotel ya estaba pagado. Sean agrió el gesto, ese tipo de cosas no le gustaban, le daban mala espina, miró a su alrededor en busca de alquien que lo estuviera mirando, puesto que el camarero sólo cumplía órdenes de su superior y no sabía mucho más.

- Cuando puedas- le dijo en un tono de voz discreto- le dices a tu jefe, que muchas gracias pero que soy capaz de pagarme mis gastos. Ni necesito este tipo de atenciones ni las quiero- agarró de un rápido movimiento al camarero por la solapa del chaleco y le metió un billete- Insisto- sentenció, sin dar tiempo a réplica lo soltó con la misma rápidez y se alejó de la barra.

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21/09/2012, 13:20
Anette Becker.

Me acerqué a anfitrión para darle mi opinión de la fiesta que se daba lugar, como era de esperar de una buena invitada.

Señor Viktor Swanson, encantada de conocerle. Sonreí dulcemente hacia el hombre mientras alargaba mi mano de forma educada.

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21/09/2012, 17:02
Sandro Rosselly

Todavía con media copa de champán en la mano, Sandro contemplaba de pie el ambiente de la fiesta. Realmente colorido y variopinto, parecía mentira que el divo aquél fuese capaz de congregar cada año a semejante mezcolanza de clases sociales. Junto a la tribu de lameculos que venían a no perder ocasión de medrar en sus carreras estaba el gran grupo que, como él, habían venido atraídos por el glamour del acontecimiento.

Sin alejarse mucho del sitio, se entretuvo un rato admirando sin mucho interés las esculturas que le eran más cercanas hasta que hizo su aparición el anfitrión secundario de la fiesta, acompañado de los botones con el carrito.

Atraído por la curiosidad sobre qué podría ser aquello tan enigmáticamente tapado y por los "oh..." y aplausos que se oyeron tras descubrir el cuadro, se encaminó lentamente hacia el centro de la sala. Con una sonrisa cortés en los labios pero con firmeza, fue haciéndose sitio entre la gente hasta alcanzar una posición donde podía ver perfectamente el cuadro y a Viktor Swanson, al cual una chica se le acercaba a saludarle.

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21/09/2012, 17:57
Emma Williams

Emma saboreaba la cerveza bien fria que le había alcanzado el camarero mientras miraba alrededor deseosa de encontrar caras conocidas, caras famosas o a que sucediera algo importante. Aunque había tirado alguna que otra fotografía al conjunto global de la sala desde su posición en la barra, había decidido que laexposición podría esperar hasta el final de la fiesta, ni los cuadros ni el resto de obras se irían esa noche, así que dejaría las fotografias a las obras de arte para el final de la fiesta. Ahora lo principal era centrarse en las personalidades y en los acontecimientos.

Seguía llegando gente sin parar. Emma conocía de vista a varios de los que entraron. Un par de periodistas de la competencia, el director de Turismo de la ciudad acompañado del rector de la Universidad, entre otros. Pero nadie realmente importante aún.

Emma suspiró a la vez que miraba de nuevo el reloj.

Los anfitriones se hacen esperar... como en toda buena fiesta... ¿¡Qué...!?

Un fuerte olor a tabaco llegó a su nariz a la vez que escuchó una voz a escasa distancia de ella pedir una cerveza en un tono, digamos, diferente, al que hubiera esperado encontrar alli.

Chata, ponme una birra, que estoy seco.

Los ojos de Emma se agrandaron un poco cuando vio al pintas que tenía al lado. No pudo evitar mirarle de arriba abajo, no porque le desagradara, sino simplemente porque no encajaba en aquella fiesta. Intuyendo problemas, dejó lo que le quedaba de cerveza sobre la barra pensando en alejarse de aquel tipo justo en el momento en el que a sus espaldas un murmullo característico se elevó por encima del tono del resto de las conversaciones. Ahora sí que alguien importante había llegado.

Emma se volvió tan rápido sobre ella misma, que ni siquiera se dio cuenta de que su vaso de cerveza estuvo a punto de caer en la barra al empujarlo ella misma con su mano. Entre la multitud vio aparecer, por un escaso segundo, uno de los rostros que iba a perseguir aquella noche.

¡Mierda! ¡Debería estar allí ya!

Y dicho y hecho, en unos segundos se encontró avanzando entre la gente a codazos casi y preparando a la vez su cámara.

-Disculpe... Me permite... Es por trabajo, gracias -fue diciendo cada vez que rostros enfadados y molestos se volvían hacia ella mientras se intentaba abrir paso.

Y de pronto, no tuvo a nadie más obstaculizándole la visibilidad. Su mano levantó su cámara hasta sus ojos y empezó a disparar.

Click ... Viktor Swanson, el modelo y filántropo.
Click ... Viktor Swanson, el modelo y filántropo acompañado... ummm... muy bien acompañado
Click ... Viktor Swanson, el modelo y filántropo junto a un cuadro tapado con lo que parece una sabana. Seguro que es un retrato suyo.
Click ... Una foto solamente del cuadro misterioso antes de que lo destapen

Y de repente su objetivo se volvió negro.

Abrió el ojo que no tenía mirando por el objetivo intentando encontrar cual era el problema. Y no tardó en descubrirlo. Un enorme tipo se había puesto discretamente delante de ella y dos más le acompañaron en breves instantes. Emma abrió la boca, sorprendida por la educación de la gente en aquella fiesta, justo en el momento en el que la gente empezó a aplaudir. Emma intentó ver lo que ocurría por encima de aquellas tres personas, pero solo lograbar ver el rostro sonriente de Viktor Swanson.

-Disculpe... se ha puesto delante -le dijo Emma al que tenía justo delante, dándole unos golpecitos en el hombro, sin ningún resultado- ¡Mierda! ¿Que es lo que pasa ahí delante?

Emma se escurrió entre la multitud hacia un lado, volviendo a buscar algún buen sitio para una buena foto. Cuando consiguió de nuevo ver a Viktor Swanson, la modelo había desaparecido de su lado y una señorita se había acercado a él a saludarlo.

¿Quien será esa? La primera que lo saluda despues de su triunfal llegada... tal vez pueda ser importante.... El dedo de Emma apretó el botón de disparo, enfocando a la pareja en el momento en el que se daban la mano. ¿Quien sabe....?

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21/09/2012, 19:27

El camarero te miró sorprendido durante un instante. Sólo un instante en el que pudiste ver en sus ojos la duda y la lucha interior que se daba en aquel joven. Sólo un instante, antes de que recuperara su expresión neutral y te respondiera, con la misma voz carente de emoción con la que te había atendido.

- Como quiera, señor

Después volvió al trabajo. No hizo intención alguna de buscar a su superior. Pensaste que quizá ahora mismo era mal momento, que había mucho trabajo en la barra y que, simplemente, no podía atender aquel asunto ahora mismo. Pero algo dentro de ti te decía, a la vez, que aquel camarero nunca hablaría con su jefe de la pequeña conversación que habíais mantenido.

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21/09/2012, 19:31
Viktor Swanson

Tras la exitosa presentación de la joya de mi colección, una bonita joven se acercó a mí, presentándose y tendiéndome la mano. Como siempre solía decir, los caminos de la belleza son inescrutables.

Se trataba de una belleza natural, pura, joven y fresca, muy diferente de la belleza de su actual acompañante, una antigua compañera de profesión, que podía arrebatar el aliento de los varones presentes con un simple parpadeo, pero que a la vez empachaba rápido.

Como buen caballero, le cogí la mano y me agaché para regalarle el dorso con un ligero beso, cortés y, lo reconozco, quizá un poco picante de más.

- Encantado de conocerla. Como veo que sabe, soy Viktor Swanson. Pero debo decirle que esto no me parece justo. Usted sabe mi nombre, pero yo no el suyo. - le dije con una de mis radiantes y encantadoras sonrisas.

Giré medio cuerpo para enseñarle el cuadro. O más bien debería decir los cuadros, pues se trataba de un tríptico

- ¿Le gusta? Por favor, sea sincera-me acerqué un poco a su oído para poder hablarle casi en un susurro, sin que el gentío de alrededor se enterase -Estoy un poco harto de tanto pelota diciéndome que es una maravilla

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21/09/2012, 19:38

Pudiste ver perfectamente al tal Swanson con una joven. El modelo y filántropo la saludó con un cortés y algo anticuado beso en el dorso de la mano. Junto a la "pareja", estaba el cuadro. O más bien los cuadros. Se trataba de un tríptico donde predominaban los tonos rojizos y cálidos, con detalles en negro y blanco.

El título de la obra, visible en una pequeña placa de latón bajo la misma, era "Humanidad y Condenación". La firma del autor estaba demasiado lejos y era demasiado difusa como para poder identificarla.

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21/09/2012, 19:42

Cuando pudiste abrirte paso entre los maleducados que te habían robado tu primer plano, ya era tarde. El cuadro, o más bien los cuadros, habían sido descubiertos. Se trataba de un tríptico abstracto, puntado en tonos cálidos, con predominio del rojo, con algunos detalles en negro y blanco.

El título de la obra, visible en una pequeña placa de latón bajo la misma, era "Humanidad y Condenación". La firma del autor estaba demasiado lejos y era demasiado difusa como para poder identificarla.

Viktor Swanson, por su parte, estaba saludando a la recién llegada con un elegante y, quizá, algo anticuado beso en el dorso de la mano, antes de inclinarse sobre ella y susurrarle algo al oído.

Notas de juego

PD: mis felicitaciones por el post ;)

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21/09/2012, 21:22
Anette Becker.
Sólo para el director

Sonrió dulcemente ante el comentario de aquel hombre tan formal y a la ves tan bien visto, y que por lo visto levantaba pasiones entre mujeres y hombre. Por eso la asombraba que le hablara a ella sin miedo y se sonrojó a causa de aquella sonrisa tan arrebatadora.

Encantada, me llamo Anette Becker. Vengo en nombre del hospital al que pertenezco.

Luego al volverme a causa de que me enseñaba unos cuadros espectaculares. "Arte que cualquier ricachón quisiera tener en su colección y que alguien como yo, nunca podría permitirse." Pensaba ella.

Pues la verdad es que son impresionantes a la par que maravilosos, la verdad es que me gusta mucho el arte, pero el sueldo de una doctora no da para mucho jejeje reí suavemente tras la pequeña broma.

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21/09/2012, 22:25
Jack Denver

Qué bien, más pijos... —pienso agarrando la cerveza y poniendo dirección de nuevo a la mesita de los canapés. Quién era ese tío me importaba más bien poco. Y lo que traía debajo de la manta me importaba aún menos.

Cuando tengo un buen cargamento de aperitivos de distintas formas y colores, decido que, ya que estoy aquí y casi todo el mundo está embobado, me voy a dar una vuelta por la galería esta. Dicen que culturizarse no hace daño. Veremos...

Mientras engullo canapés y bebo cerveza, me quedo mirando un cuadro que hay allí. "Cuadrado Negro" de un tal Kasimir Malevich. Golpeando el hombro de un tipo menudo que hay por allí, comento—. Joder, ¿y esta mierda es arte? Seguro que si cago en una lata y la vendo también dicen que es arte. ¿No crees, colega?

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21/09/2012, 23:00
Sean Blackwood

Notas de juego

Eso del tipo menudo ¿por quien va, Jack? quieres que Sean le dedique unas palabras a tu motero rokero? XD