Partida Rol por web

14 de Noviembre de 2045, 09:15h am

Habían pasado una hora y media desde que Minna y Tommaso se separaran en Jaspe, pero finalmente la germana había acabado con todos los cambios que le había proporcionado el viejo Koen y sus ayudantes.

Cuando bajó las escaleras Minna pudo ver que el italiano la estaba esperando sentado en unas sillas de la planta de abajo. Lo más curioso, es que debía llevar puesta una peluca de color rubio, aunque quedaba bastante natural.

A su vez, Tommaso no hubiera reparado en la mujer que bajaba por las escaleras de no haber sido por la simpática chica, Mei, que acudió a su encuentro y las ropas que portaba.

-Oh Vaya, desde luego vas a causar sensación en la fiesta ¿no? Veo que mi tío una vez más se ha superado...

Y así era. Los rasgos del rostro de Minna se habían afilado. Además, su tono de piel se había tornado más oscuro, se había recortado el pelo, se había cambiado el color de los ojos... el resultado era bastante sorprendente:

Desde luego, no parecía Minna... aunque la delataba su escultural figura y...naturalmente la ropa, peronaturalmente un desconocido no podría identificarla con la germana "original".

-Bueno, creo que tu compañero estaba ya algo cansado de esperar. -sonrió- pero el resultado ha merecido la pena ¿a que si? -comentó de aquella forma tan jovial y animada.- Bueno, ahora ha llegado el momento de cobrarte por todo... si eres tan amable...

Allá estaba Tommaso, ¿esperando?  No se había ido. Miré al guardaespaldas con curiosidad y sorpresa. ¿Por qué? ¿Sentía la necesidad de cuidar de mí? ¿Había cambiado algo desde nuestra última conversación? 

No pensaba que fuese un hombre que quisiera compañía para no sentirse solo en esta aventura que teníamos que afrontar. Alce una ceja hacia él, la interrogación en mi cara.

-Sí, desde luego es una transformación abrumadora. -Tal vez menos llamativa hubiera sido mejor- Sí, claro. Te pago. Gracias por todo de nuevo, Mei.-sonreí a la joven y aboné la factura.

Me puse las gafas de sol y me calé la capucha. Fui hacia la salida, pasé y me detuve junto a Tano. -Me has esperado. -Sus motivos tendría- No comprendo. Pero vale, sigamos juntos. -Tampoco era una borde como para enviarlo a tomar viento. Quizás recordando los viejos tiempos. Los buenos viejos tiempos.

Al ver a la periodista, el Tano recordó su reacción al verla por primera vez. O al menos por primera vez en esta vida, desnudos. Despertarse en un lugar desconocido y sin memoria no era un precio demasiado caro si a tu lado se despertaba una chica con esa figura. Claro que cuando recordó que ésa era la chica de su amigo, el Tano la empezó a ver como si tuviera bigotes. Y si bien eso no se había modificado del todo, debía reconocer su belleza, aunque fuera con ante él mismo.

_Ha valido la pena, felicitaciones a ti y a tu tío -dijo a Mei, justo antes de salir tras Minna-.

Respiró aliviado al ver que la chica estaba dispuesta a seguir el camino juntos, no quería más conflictos. De todos modos debía darle respuestas, la chica ya lo había interrogado con la mirada.

_En realidad me he encontrado con el resto y volví. No sabía que tardarías tanto, y tampoco tenía mucho más para hacer -comenzó la explicación, encogiéndose de hombros-. Ya tienen de éstas -añadió, señalando su cabeza-. Ellos querían que me quedara cerca tuyo. Incluso Wong se ofreció a hacerlo. Si no quieres que sigamos juntos puedo quedarme a alguna distancia, pero quiero hablar contigo. No podemos quedarnos mucho tiempo más aquí, vendrán a buscarnos. ¿Tienes algún plan? Si no, podríamos ir a buscar algún lugar donde hospedarnos. Y quisiera que me digas si recuerdas contactos en el mundo de los medios. ¿Tienes alguno? Dicen que quieren ponerse en contacto con ese político del que habló Gonzalo, pero que sin los gurús se hace difícil. Quizás algún amigo tuyo periodista pueda ayudar. No sé cuánto tiempo se demorarán ellos en el mercado taiwanés, así que a menos que tengas algo en mente, podríamos ir buscando un lugar para reunirnos cuando regresen.

-No hace falta que te quedes a distancia. Sería absurdo, ¿o vas a ser mi guardaespaldas? No soy tan importante, recuerda que tan solo somos clones entre una multitud de clones -respondió en un murmullo con acidez en el tono. -Un producto manufacturado, sin alma, sin conexión con el universo, sin...sin nada en común con el resto de seres sintientes. Cuando mueras desaparecerás por completo, energía sin más. 

Siguieron andando- ¿No se suponía que nos reuniríamos con ellos en el mercado taiwanés? Tenemos que salir de esta zona, ¿no? Hagámoslo cuanto antes. Hablaremos durante el trayecto. -Se detuvo y escribió a su hermana.

"Tano está conmigo. Seguimos el plan y nos reunimos con vosotros".

Mei le cobró sólo 30 credicoins adicionales a Minna por los servicios prestados por su tío, lo cual no era mucho teniendo en cuenta todo el tiempo que le habían dedicado.

-Volved pronto ¿si? -se despidió la oriental que enseguida se puso a atender a nuevos clientes que ya empezaban a llenar la tienda.

Una vez fuera, el dúo empezó a caminar por el Bazar, aunque enseguida se percataron de que algo no iba bien. Parecía haber grupos de dos o tres individuos que iban preguntando a los dependientes de las tiendas cercanas de formas algo rudas. Casi doblando la esquina de la galería, una de esas parejas salía de Maty's, por lo que, casi por instinto, tanto Minna como Tommaso empezaron a andar deprisa alejándose un poco y tomando distancia hasta un punto en el que pudieron echar un buen vistazo desde un lugar resguardado.

En el siguiente minuto, llegaron a contabilizar hasta 7 parejas y 3 tríos, incluyendo una par que iba en motos deslizadoras dando vueltas por la zona del bazar. La gran mayoría tenían rasgos mediterráneos, iban con peinados agresivos, rapados por algún lado de la cabeza, luciendo tatuajes o marcas y cicatrices, con alguna mecha de pelo de color chillón, pero en su gran mayoría teñidos de moreno, lo cual afianzaba algo más aquella sensación de "grupo".

Iban con ropa paramilitar en muchos casos y luciendo bates, cuchillos o bultos sospechosos sin ningún pudor. Desde luego, la gente con sentido común se distanciaba de ellos y los dependientes estaban "encantados" de ayudar con lo que iban preguntando. Vieron como una de las parejas entraba en un pequeño establecimiento, enseñaba algo con el Datapad de Muñeca, esperaba respuestas y luego salían. Ninguno parecía divertirse con aquel trabajo.

No pudieron evitar tener la sensación de que les estaban buscando. Pero ¿quiénes eran aquellos tipos?

Tuvieron que moverse y encontraron una tienda de bisutería conquistada por un grupo de turistas en la que volvieron a encontrar cierto refugio.

Por el momento aquellas "patrullas" no les habían localizado, pero tendrían que hacerlo bien si querían salir de allí... si es que finalmente le estaban buscando...

Me quité las gafas en la tienda de bisutería, cobijándonos entre el pequeño hormiguero de turistas, y disimulando mirando las estanterías, con ojo en el exterior. Sentí que el corazón se me había acelerado y mi respiración se hizo más irregular y un poco agitada. Había pasado por situaciones difíciles, peligrosas, o más bien las recordaba, impresas en mi memoria. Eso no quitaba que la brisa del miedo me susurrase al oido.

-¿Qué hacemos? ¿Nos mezclamos entre los turistas cuando se larguen? Creo que podríamos hacer eso, y luego dirigirnos a las salidas de los transportes. 

Vale, ella era irreconocible. Pero si esos tipos preguntaban a Mei y familia, y estaban enseñando imágenes de ellos...la identificarían y les informarían de su aspecto actual. De nada serviría tanto esfuerzo. Y tiempo. Maldita sea, tiempo. Demasiado gastado, y eso que su vocecita interior la estuvo avisando. 

Bien. Había que afrontar la situación. 

La chica había tenido tiempo para filosofar de una manera triste sobre su existencia, pero no para responder lo que el Tano le había preguntado. Al menos había tenido la decencia de decir que hablarían en el camino.

Respecto al plan, ya no sabía cuál era el plan. Si el plan era ir también ellos al mercado Taiwanés, era un plan pésimo. Decidió explicarle el por qué a la ex rubia.

_Escucha, van a estar investigando en el mercado ése. Va a pasar lo mismo que aquí, no nos podemos quedar allí. Si quieres podemos ir en esa dirección pero bajarnos en un lugar a mitad de camino, buscamos dónde parar para ir ganando tiempo, y les enviamos la ubicación.

Casi como si sus palabras hubieran sido proféticas, notaron que los estaban buscando. No podían estar seguros de que fuera a ellos, cierto, pero de todos modos algo no andaba bien.

El plan de escape de la rubia era el lógico, aunque el Tano consideró que no era el adecuado para ese momento. En ese momento lo importante era salir de ahí cuanto antes.

_Mejor salgamos ahora. Nadie me busca rubio, y a ti no te buscan morocha. Solo la gente de Jaspe nos puede delatar. Y cuanto antes nos vayamos, es menos probable que hayan llegado a hablar con la gente de allí y que corran la bola de nuestros nuevos aspectos. Vamos a las salidas. Caminando con naturalidad. Intentaré pasar cerca de algún grupo a escuchar qué están buscando, quizás ni siquiera sea a nosotros. ¿En marcha?

Planes sobre la marcha. Esa parecía ser la tónica de nuestra existencia. Miré a Tano durante unos segundos, luego a los turistas. Por último, eché un vistazo al exterior, buscando a esos tipos, sopesando el plan de Tommaso. 

-De acuerdo. Un lugar a mitad camino.

Me calé las gafas, decidida a emprender el plan de huida propuesto por el militar. 

-Vale. Nos largamos.

Cuando Tommaso y Minna tomaron la determinación de salir de la tienda de bisutería y seguir hasta salir del Bazar se dieron cuenta de que tenían varias posiblidades, aunque cada decisión podía ser determinante...

Hay que largarse. Pronto y rápido. 

-No te la juegues. Vamos entre la gente, tranquilos. -No podían reconocerme y a él con la peluca tampoco, si no nos cruzábamos con ellos.

-Lo que sea más rápido. Un taxi, por malos que sean. Tal vez la estación la tienen vigilada.

El Tano no dudaba de que podrían salir de allí sin demasiados problemas para pasar desapercibidos. No solo el cambio de aspecto, sino también la cantidad de gente que ya había era una ventaja. Sin embargo cuando la rubia le hizo el comentario, el asintió sin chistar.

Mientras caminaba estimó la distancia que tenían con algún ascensor y chequeó que no hubieran guardias de la banda en sus puertas, así como la presencia de algún taxi cerca. Tampoco a él le molestaba que fueran malos, mientras no se quedaran en el arranque.

Sin embargo, antes de irse se las rebuscó para moverse por algún lugar cercano y a espaldas de alguno de los malvivientes para intentar ver qué era lo que estaban buscando exactamente.

El dúo salió de la tienda de bisutería y caminó de forma tranquila esquivando una de las primeras parejas que apenas reparó en ellos. Bajaron un par de niveles hasta la calle donde habían aterrizado con el AV de Karl.

Allí es donde había unos tres taxis detenidos en lo que parecía una parada. De camino, Tommaso vio otra de las parejas que interrogaba a un vendedor de un puesto ambulante de comida rápida. Se separó un momento de Minna, echó un vistazo y luego confluyó con ella cerca de la parada de taxis.

Los tipos apenas se dieron cuenta de la presencia de Tommaso, más al revés, al ver a Minna, uno le dio un codazo al otro para admirar seguramente su trasero, pero el que llevaba la voz cantante no se lo tomó demasiado bien.

Ya sólo tenían que llegar y abordar a uno de aquellos taxis, que parecían coches antiguos con un motor repulsor. Ninguno de los tres tenía buena pinta. Estaban sucios y con algo de óxido en algunas partes. Los dos conductores de los coches traseros parecían hablar mientras tomaban un café. Eran de etnia india. Mientras el del coche situado en la cabecera de la parada se tomaba un café y leía algo en el móvil. Parecía el típico "hooligan" inglés.

La pareja de tipos que iba en moto, pasó cerca de ellos, pero tampoco reparó especialmente en su presencia. Tanto Minna como Tommaso, parecían moverse muy bien a la hora de pasar desapercibidos...

La tensión de poderte ver descubierta, hizo que algo se activara en ti. Parecías moverte de forma segura y decidida, al mismo tiempo que aprovechabas ciertos detalles o coberturas o hacías hincapié en algunos movimientos que desviaban la atención de los "vigilantes".

No era algo nuevo... pronto algunos recuerdos asaltaron tu mente...

"Cuando decidiste cambiar las zonas de guerra por la política de alto nivel no imaginabas que esta última sería más despiadada.

No siempre te daban credenciales o te dejaban pasar a las reuniones de los comités, pero eso no te suponía problema. Aprendiste a conocer más puertas de servicio que los de mantenimiento y limpieza.

Aprendiste a moverte sin pasar desapercibida o al revés, haciendo que ellos vieran lo que tú querías que vieran..."

Otra cosa que te llamó la atención era lo bien que parecía moverse Tommaso en aquellas situaciones. Parecía que el desgarbado italiano no había sido sólo militar... de hecho tenías una especie de "eco" en tu cabeza en la voz de Gonzalo compartiendo contigo que el "spaghetti" había acabado en el ejército para evitar la cárcel...

Tenías que reconocer que Minna sabía moverse bastante bien. Un eco en tu cabeza, quizá por boca de Gonzalo, te recordó la anécdota de cómo la rubia era capaz de acceder a algunos sitios sin ningún tipo de permiso si sabía que podría sacar alguna noticia jugosa.

Pero aquello sólo fueron unos instantes, puesto que, una vez abajo, decidíste moverte en pos de aquellos dos matones.

Al acercarte viste que le estaban enseñando algo con un móvil y redujiste la cadencia de tus pasos como si tal cosa, mirando alguna cosa como si algo te distrajera mientras pasabas cerca de ellos.

-¿... los has visto o no? -el tipo, de aspecto mediterráneo, hablaba con cierto acento que no supiste reconocer... no era italiano, eso si. Por desgracia no pudo ver exactamente el contenido del móvil, puesto que se lo estaba plantando al vendedor casi en pleno rostro.

El tipo negó con la cabeza.

-¿A ninguno de los cinco?

-No... de verdad que no. No tengo ganas de cabrearos.

El tipo hizo amago de levantar la mano como si fuera a pegarle. Te diste cuenta de que tenía una cabeza de toro tatuada en el brazo... de hecho, el compañero también parecía tener el mismo símbolo tatuado en el cuello. Era algo básico y simple, pero estaba claro que era el símbolo de pertenencia a una banda.

-Esta bien, te creo, no te pasará nada... aunque también hay una recompensa ¿si?

El tipo volvió a negar y en ese momento el compañero, que parecía tener menos luces que el interrogador, le dio un codazo mientras señalaba el trasero de Minna. Era increíble que el tipo no se hubiera detenido en nada más.

El interrogador le apartó de malas formas diciendo:

-Anoitos! No es momento de eso. Terminemos esta mierda de trabajo... -terminó de decir, mientras el otro terminaba de espabilar e iban al siguiente sitio a preguntar y tú seguías tu camino para volver a unirte a Minna.

-¿Has averiguado algo? -cuchicheó a Tano cuando alcanzaban la parada de taxis. El militar se había movido bien, y eso, junto con su propia habilidad para mezclarse entre la gente, caminar con determinación y muy segura de sí misma, hizo que recuerdos la alcanzasen una vez más. Memorias que la aturdieron unos momentos. Tuvo que apoyarse esos segundos en uno de los muros, y respirar con calma para asimilar los "nuevos" recuerdos de una Minna que era y no era ella a la vez. 

El peligro no había pasado, sin embargo la primera parte del plan de fuga funcionó. Se fijó en los vehículos, "por dios, menuda basura". Aunque tenía la sensación de que en peores se había subido. Se decidió por la posible experiencia del hindú de 40 años. 

-¿Cogemos ese? -preguntó y sugirió a Tommaso. No es que tuvieran tiempo de pensárselo. 

El Tano pensó que esta una pena que hubieran empezado con el pie izquierdo, porque ciertamente podían hacer mejor equipo que con el resto. Ella podía complementar ese déficil en habilidades sociales que él intentaba complementar forzándose a ser simpático, y ninguno retrasaba al otro; cada cual a su estilo se las rebuscaba bien para pasar desapercibido y moverse con libertad entre la gente.

Igual algo debe haber funcionado mal incluso en esa otra vida, que escogió primero al sargento y luego a Wong.

Apartó esos pensamientos a un lado cuando, acercándose de vuelta a ella, la vio apoyarse en un muro. Algo parecía haberla conmocionado. Apuró el paso.

_¿Te encuentras bien?

Notó que sí, cuando ella le preguntó por sus averiguaciones.

_Es a nosotros. Luego te cuento, pero hablaron de una recompensa. Supongo que la que mencionó el jefe Connor. Vámonos de aquí. El que elijas.

Entonces decididos a tomar un taxi, y a salir de allí cuanto antes. Tano confirmó que iba a por ellos, la recompensa era suculenta. 

Tarde o temprano, mejor temprano...¿deberían conseguir un arma? ¿Sabía yo manejarlas?¿Quería hacerlo?

-Vamos al mercado o a una zona a medio camino mejor. ¿Vale? -susurró a Tommaso.

El dúo se aproximó al taxi del hindú más mayor cuando éste se dio cuenta y empezó a hacer aspavientos.

-No, no por favor. Deben escoger el primero. Estamos en orden... -dijo señalando el primer taxi donde el "hooligan" pareció mirar por el retrovisor con cara de pocos amigos a su compañero de gremio. Igual era una norma no escrita o igual era que no querían tener problemas con aquel tipo. En cualquier caso, el de delante salió del taxi y dijo con una leve sonrisa:

-¡EH Encanto! -dijo por Minna- El moreno tiene razón. Este es vuestro taxi. -afirmó dando unos toquecitos sobre el techo del vehículo mientras le hacia una "radiografía" descarada y luego miraba al italiano con el ceño fruncido. Tommaso era algo más alto que el tipo, pero el taxista era bastante más fornido y pesado.- ¿Dónde queréis que os lleve parejita? -exclamó haciendo que incluso la gente que caminaba por la calle le mirara. Parecía un tipo bastante soez y sin mucha vergüenza.