Partida Rol por web

Mucho blablablá y poca guita. Ya podrían haber aflojado un poco la bolsa en Mirabar por sacarles las castañas del fuego.

- No es normal que se escapara con magia. Alguna ayuda habrá de tener ese mal nacido. – replicó Ajo al Marqués – Si a tanta gente ha cabreado, ¿quién puede querer todavía ayudarlo? – preguntó. Quizás por ahí podrían sacar una pista.

Visitando las forjas de la ciudad, que no eran poca cosa, tuvo una idea. Habló con los maestros herreros a ver si alguno se atrevía. Unas abrazaderas para la escoba, unas delante a las que poder agarrarse con las manos y poder manejarla con más facilidad y otras detrás para apoyar los pies y así poder volar con más soltura y comodidad al no tener que abrazar el palo con las piernas cruzadas.

– Ni tampoco es normal que corriese así, que consiguiese pasar desapercibido o que se moviese de esa forma. Ese tipo es de todo menos normal. Lo que puedo asegurar es que estando inconsciente no pudo hacer magia él– la gnoma paro su parloteo un momento antes de continuar, medio en broma– salvo que fingiese estar inconsciente, claro. Pero eso ya son demasiadas habilidades. Sí, o alguien le ha ayudado o alguien quería darle la lección el mismo
Todo el mundo conocía historias de peleas de dos hombres por la misma dama, pero algunos, entre ellos la gnoma, conocían peleas por ver quién iba a dar la paliza al desgraciao del vecino. Y si encima le dejabas a su enemigo medio muerto... ¿Quizás había alguien invisible y escondido esperando?
Incapaz de estarse quieta, Tassae se recorrió las forjas de la ciudad y observó divertida la idea de Ajo. ¡Como no se le había ocurrido a ella! Tenía que centrarse. Lo mismo que la forja ¿Por que pedir ayuda para la espada allí cuando podían buscarla en esas increíbles ciudades mágicas y mecánicas que habían visitado? Lo cierto es que aquella forja era impresionante y tuvo a la hechicera completamente embelesada, inclinándose sobre los puentes de forma poco segura para ver cómo los ríos trabajaban con la lava. Era realmente impresionante, pero aunque la estuviese asombrando, seguía prefieriendo los artefactos con mecanismos más pequeños y complejos que con forjas.
Pero el viaje que les esperaba era largo, y debían preparase para cualquier cosa. No podían depender siempre de que los ataques de los trinchagigantes de Ajo y Thoras fuesen tan efectivos. La verdad que desde que el semielfo volaba tenía más suerte con las heridas en combate, pero las cosas en tierra seguían siendo complicadas. Necesitaba prepararse más. Si no hubiese sido por aquel pergamino de invisibilidad quizás la cosa hubiese terminado muy mal. No sería mala idea hacerse con otro. Lástima que en realidad no supiese aprender y controlar sus hechizos tanto como creían sus compañeros...

El tipo, se pensó su respuesta y sonrío.

— Creo que la pregunta está mal formulada. No es ¿quién puede querer ayudarlo? sería mas bien ¿quién ha conseguido capturarlo antes para impartirle su propia justicia. Nuestra recompensa era mas alta de lo normal porque sabíamos que "competíamos" contra otra gente para su captura. Simplemente intentábamos ser la oferta mas suculenta.

Con esto se zanjó el tema Weevil, parecía no saber mas o no querer decir mas.

Os despedisteis de Mirabar y volvisteis a aquella cuadra totalmente normal y poco sospechosa. El tipo, que parecía tener poco o nada de trabajo, os reconoció y os saludo como si fuerais clientes habituales. Esta vez os acompañó hasta la habitación bajo aquella trampilla y realizó el encantamiento para mandaros de vuelta a la Torre de los Arpistas.

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, habíais recorrido cientos de kilómetros. Os encontrabais en la Torre Moongleam.

Encontrasteis al Archimago Krowen sin mucho problema, paseando en unos preciosos jardines jugando con los tressyms. Os preguntó sobre vuestro viaje y sobre lo que habíais averiguado o avanzando en el asunto de los gigantes.

Mientras acariciaba de manera distraída a uno de esos gatos con alas, pudiste escuchar su voz directamente en tu mente.

— Hemos recibido el paquete, está bajo nuestra custodia ahora. Buen trabajo Tassae. Estamos empezando a trabajar en tu caso y hacer averiguaciones, no será tarea fácil pues los Zhents son muy celosos con sus acuerdos. De momento sabemos que, al igual que tu, no forma parte del grupo sino que es una colaboración temporal. Izztyl forma parte de un círculo druídico de la infraoscuridad llamado Raíz Oscura. Sabemos que están buscando algo, algún objeto o quizá a alguien de la superficie, suponemos que alguien del Enclave Esmeralda. Tenemos sospechas que un doble o quizá triple juego aquí entre las tres facciones, tu amigo puede acabar muy mal. Seguiremos investigando...

Los gatitos alados que viven en esta torre mágica continúan resultándome fascinantes y tener la oportunidad de jugar con ellos cada vez que venimos aquí hace que merezcan la pena todos los sinsabores que nos llevamos en nuestros viajes.

Sigo pensando que se lo pasarían mucho mejor acompañándonos en nuestras aventuras que en este lugar, pero luego pienso en lo que le ocurrió al pobre Imperioso por irse de aventuras y las lágrimas me empañan los ojos. Supongo que aquí están más seguros.

Aprovecho también la visita a Everlund para cerciorarme de que están cuidando bien a Cenizo, el abrasado semental que rescaté del establo en llamas de los Margaster. No termino de fiarme de Dral Thelev y juro que como le haya hecho daño o lo haya convertido en comida para los clientes de La Casa Danivarr, yo mismo picaré a cuchillo las entrañas de ese condenado semiorco tuerto y se las daré de comer a los tressyms.

En cuanto al viejo archimago que vive en la Torre Moongleam, estoy encantado de responder a su amable interés por nuestro viaje:

—Hemos averiguado un par de cosas sobre los gigantes. Una es que, al parecer, les encanta atacar fortalezas de los enanos. En Mirabar y el alcázar de Xantharl, todos los lugareños se toman el ataque de los gigantes como una especie de deporte local y preparan sus defensas y sus armerías para hacerles frente. La otra cosa que he aprendido es que a Ajo se le da genial matarlos. A los enanos no, claro, me refiero a los gigantes. Había uno grandote y un poco torpe al que le gustaba tirar piedras sin ton ni son y Ajo le metió una buena paliza en un pispás. Tenías que haberlo visto, qué cara puso el pobrecillo. Había otro todavía más grande, con la barba como de estalactitas pero ese se escapó como una ratilla en cuanto se enteró de lo que le había pasado a su compañero. Por lo visto estaban buscando a un enano en particular. Uno muy escurridizo llamado Weevil al que Izztyl consiguió atrapar pero... se lo tragó un desagüe mágico como el que nos ha traído hasta aquí. Y eso que ninguno de nosotros tiró de la cadena, ni nada. Bueno, a lo mejor Tassae lo hizo y yo no me di cuenta, ella es mucho de hacer esas cosas mágicas impresionantes. El caso es que... —chasqueo los dedos—. Se desvaneció delante de nuestros ojos, desmayado y todo como estaba. Lo único que se dejó de recuerdo fue este cubo de madera tan bonito que les he traído a los gatos para que jueguen con él. Y pensé: "ese abuelillo tan simpático de Everlund seguro que ha visto de todo en su vida y sabe en qué alcantarilla ha terminado ese enano al ser tragado por el retrete mágico".

Contento como un niño con zapatos nuevos Ajo llevaba en su mochila su Escoba 2000. La lagartijilla había tenido una gran idea para mejorar su idea de las agarraderas al incluirles unos muelles y unos ganchos para poder plegarlos y soltarlos rápidamente. Después del primer vuelo de prueba la velocidad que cogía aquello era endiablada y los ojos le lloraban un poco, así que uno de los enanos le adaptó unas gafas de protección que usaban en la forja para que lucieran más bonitas cuando se montara. Aquello sí era tener clase. Ya lo creía que sí. Con su Escoba 2000 no habría orco que se le pudiera escapar corriendo. Con magia como ese enano bastardo sí, pero contra la magia lo único que podía hacer era cortar al mago lo más rápido posible.

- Si alguien se nos había adelantado y lanzado esa magia cuando acabamos con la Mangosta debería haberse visto u oído y ni vimos ni oímos a nadie haciendo magia cuando se activaron esas lucecitas. – la conversación le había distraído de la idea de a que sabrían la cecina de gato volador y si sabría mejor que la que hicieron de Imperioso; aún no entendía la obsesión de Thoras por los animales, pero él no iba a juzgar a nadie por sus elecciones para calentar la cama – Sí que me gustaría encontrar a ese bastardo y a los que no lo robaron para explicarles lo que es el juego limpio. Seguro que fueron esos Zhentarim de las narices. – escupió al suelo. Luego le diría al drow que preguntara a sus amiguitos a ver si sabían algo de eso.

- Y aquí Thoras me hace mucho favor al hablar así de mí, pero lo cierto es que un poco de ayudita en las armas nos vendría bien. Vamos a ver si encontramos a un hombre que tiene la hoja de una espada matagigantes, nosotros tenemos la empuñadura, pero dicen que lo importante es la hoja… bueno, que si tuviera tiempo antes de irnos de pasar el encantamiento ese del hacha a la guja, se lo agradecería mucho y nos vendría muy bien para acabar con los gigantes, que esta vez estuvieron otra vez a punto de matar al drow – señalando con desgana a Itzil – que otra vez Tassae lo tuvo que salvar y al final le estamos cogiendo cariño aunque sea negro, ¿sabe? – le comentó de colegueo al señor mago.

–Bueno, a ver, no fue el único que se pegó una siestecita en combate, aunque si el primero– recordó la gnoma siempre dispuesta a chinchará a todos. – Aunque no es la primera vez que alguien se nos escapa, si es la primera en la que se dejan algo tirado al desaparecer

​​​Lo cierto es que tanto la maga como sus dos siervos se habían escapado y tiempo atrás, cuando aún no eran tan hábiles no solo se les escapaban, sino que también secuestraban compañeros. La gnoma había permanecido en un paciente silencio mientras sus compañeros hablaban, hasta que por fin pudo meter baza y hablar sin parar a respirar, como era habitual en ella. 

–La verdad que esa espada nos vendría muy bien, visto lo visto. No sólo por lo que Ajo pueda hacer con ella. Sospecho que un arma tan especial sea conocida por los gigantes y por sus enemigos. Cuando vayamos a La Espina a investigar puede sernos de utilidad. Lo mismo que cuando nos pasemos por esas zonas dónde los gigantes de las colinas hagan de las suyas. Quizás se lo piensen dos veces antes de intentar atacar si la ven y nos digan algo.

Ciertamente la capacidad pulmonar de Tassae podía ser muy útil para bucear, pero era improbable que pudiera mantener la boca cerrada en el proceso, de modo que tampoco cambiaba nada.

–Y si no se puede pasar el encantamiento de un arma a otra tampoco nos quejariamos si directamente nos hace un encantamientos similar en ella. Quizás sea más fácil y podríamos darle el hacha a cambio, que seguro que conoce guerreros que sepan usarla. O leñadores que quieran una herramienta distinta. No sé.

Krowen se quedó pensativo unos instantes, no era de los que respondían rápido y a la ligera.

Por un momento su rostro cambió rápidamente de un viejo feliz sin preocupaciones a alguien con muchos galones tomando decisiones importantes.

— Permitirme que sea un poco directo, pero por lo que me contáis no habéis averiguado nada nuevo. Estáis usando los portales para vuestros propios fines: capturar a ese tipo por su recompensa y persiguiendo una supuesta leyenda sobre un arma mágica poderosa. Pero no veo que estéis indagando, investigando o buscando pistas sobre la ruptura del Orden de los Gigantes. Tenéis mi voto de confianza y tenemos un acuerdo entre manos, así que por favor, la próxima vez que vengáis traedme algún avance sobre el tema o me veré obligado a quitaros el beneficio.

Luego su rostro volvió rápidamente al de siempre. Tomó aquel extraño objeto y lo estudió durante un minuto, dándole vueltas, observando y lanzando algún encantamiento sobre él.

— Es básicamente un trozo de madera. Pero éste diseño lo he visto antes, y por lo que me contáis este objeto portaba un hechizo de teleportación ligeramente modificado. El bribón que queríais atrapar parecía que era buscado por mucha gente, sea lo que sea, ahora mismo puede estar en cualquier lugar del mundo. Podéis olvidaros de él..

Dio media vuelta y se fue, antes de irse, sin girarse os comentó lo siguiente.

— La próxima vez que vengáis a la torre traedme noticias y os haré el encantamiento del arma.

Y se perdió por aquellos jardines.

Fuiste nuevo a aquel entramado de pasillos con la red de portales. De memoria ya, llegasteis hasta el aprendiz Nespril Menk que os habíais encontrado ya un par de veces, os guió hasta la sala donde estaba el portal que llevaba a Loudwater.

Ya acostumbrados a aquel golpe de energía mágica en vuestros cuerpos, os encontrabais de repente en una sala pequeña, mas bien era una bodega o una especie de cava de vinos. Ahí os esperaba un humano llamado Revil Slombarr con pintas de haberlo despertado de su siesta. Aparte de eso no hizo demasiadas preguntas y os indicó por donde salir, una trampilla que daba a una salita cerrada con cortinas de una posada: El Sátiro Sonriente, regentado por un simpático hombre llamado Gharwin Umbryl, que tampoco pareció importarle que salierais de esa sala cerrada.

Os saludó y os ofreció, como a cualquier recién llegado a la posada, si queríais algo de beber o de comer.

No tardasteis mucho en situaros y poneros al día de la situación de la zona. Estabais lejos de vuestro territorio y las noticias no habían llegado aún.

Loudwater parecía ser el último reducto o ciudad de la zona del valle Delimbiyr que seguía en pie: Zelbross, Orlbar y Llorkh, las ciudades cercanas estaban en ruinas o en proceso de ser destruida. En la ciudad se respiraba un ambiente totalmente pesimista, mucho movimiento militar, muchas familias preparándose para huir de manera desesperada, refugiados de ciudades cercanas malviviendo en las calles y todo tipo de muestras de que las cosas no iban bien por ahí.

La ciudad estaba dividida en ambos lados del Río Delimbiyr, ambas mitades estaban unidas por un gran puente de piedra construido hace mucho tiempo por enanos en honor a los elfos de la zona. Según os cuentan ese puente consta de protecciones mágicas muy antiguas. Un hecho curioso es como efecto secundario de dichas protecciones mágicas, los peces que intentan nadar por debajo de ese puente son lanzados en el aire por encima de él, por lo que los lugareños llaman al puente "El Puente de los Peces Voladores". Mucha gente que cruza el puente es impactada por uno de esos peces, aunque se dice que es señal de buena suerte.

Loudwater en la antigüedad fue hogar de elfos, pero ahora es habitada por humanos mayoritariamente. Parece una ciudad prospera y funcional. El ancho río proporciona espacio para un modesto puerto comercial, ahora atiborrado de barcas de todo tipo buscando refugio o cargando mercancías para huir de la zona.

A pesar del mucho movimiento de guardias y milicia, parece que hay pocas unidades dada la amenaza y el tamaño de la ciudad.

Has sido informado que Loudwater es una ciudad controlada mayoritariamente por Zhentarim. El Gran Lord Telbor Zazrek, un aventurero ya retirado, vive bajo paga de los Zhents y estos lo controlan como a una marioneta.

La poca presencia de guardias y militares se debe al control de los Zhentarim pues su defensas reales se mantienen ocultas, haciendo que la ciudad parezca un blanco mas fácil de lo que es en realidad.

Al margen de lo pintoresco que resulten los peces voladores y los puentes mágicos, o del interés que como grupo podamos tener en que Ajo consiga su enésima arma mágica, lo cierto es que la situación que descubrimos en Loudwater me preocupa de verdad.

Esto no es como el asalto a Triboar, donde orcos, gigantes y trasgoides causaron un puñado de víctimas antes de llevarse el objeto que estaban buscando. Y tampoco es como el inofensivo asedio del bastión de Xantharl que solo pretendía distraer a los defensores de su verdadero objetivo. No. Lo que veo aquí me habla de asentamientos enteros destrozados y de refugiados huyendo de sus hogares en ruinas llevándose poco más que lo puesto. Esta es una tragedia con mayúsculas.

Despliego mi mapa sobre la mesa de la posada, buscando en él los nombres de las poblaciones arrasadas. Todas las que se encuentran a menos de 150 millas a la redonda de aquí han caído y eso es una absoluta barbaridad. Con los caminos comprometidos, la única ruta de escape para esta gente es atravesar Bosque Alto en una peregrinación suicida de cientos de millas hacia ninguna parte. Esa no es una opción viable para nadie.

La única alternativa es que nosotros cuatro encontremos el modo de devolver la seguridad a la región. Y para eso necesitamos información precisa sobre qué fuerzas han atacado las poblaciones limítrofes y con qué aliados podemos contar para hacer frente a la amenaza. Detendremos esta locura incluso si para ello tengo que traer de las orejas a la Alianza de los Señores de Aguas Profundas.

Sois nuevos en la región y aquí vuestro nombre no vale demasiado.

Parece que todo el mundo tiene prisa o tiene mayores preocupaciones que quedarse a charlar con unos desconocidos con pinta estrafalaria. Aún así no es muy difícil hacerse una idea general de lo que está pasando: Gigantes de Piedra.

El tipo de la posada del portal, que suponéis que es Arpista os informa bastante bien y complementáis con la información que sacáis estando un día por la ciudad.

Desde no hace mucho esta región vivía en paz. Las fechas os cuadran con el resto de altercados: desde la ruptura del Orden de la Casta de los Gigantes. Os cuentan que es sabido que la zona del cañón en las Montañas Picoggrís (Greypeak) es territorio de gigantes pero estos han vivido desde que se recuerda en paz con los asentamientos cercanos, solo es conocido que pueden llegar a ser violentos cerca de lo que llaman El Cañón de la Piedra Muerta (Deadstone Cleft), incluso alguno os cuenta que no habría sido la primera vez que había algún intercambio o comercio entre las dos razas.

Pero desde hace unos meses, parece que ha surgido un nuevo líder entre los Gigantes locales: La Emperatriz Kayalithica. La pintan como una xenófoba empedernida y una fanática religiosa. Dicen que despertó de su estado de piedra tras muchos años de meditación y está liderando a los Gigantes para destruir los asentamientos cercanos, según dicen están construidos sobre el antiguo y legendario imperio de los Gigantes de Ostoria y mancillan todo lo que fue. El problema no acaba aquí, pues al parecer han formado una alianza con una tribu de bárbaros de la zona: los Osos Azules de Uthgardt.

Dicen que quiere arrasar con todo a su paso, y aunque se ha solicitado ayuda oficial a los estados cercanos, al parecer hay problemas en todos los Reinos del Norte.

Al parecer Orlbar fue la última ciudad atacada y fue casi arrasada, pero dicen que justo al final del asalto llegó un grupo de héroes de unas tierras lejanas del norte y los combatieron haciéndolos huir. Los persiguieron en dirección al Cañón.

Por absurdo que parezca, rastrear gigantes no es precisamente mi especialidad. Y menos cuando se esconden en terrenos montañosos como los Picos Grises. En campo abierto es otra cosa pero, ¿quién no puede seguir el rastro de un gigante en campo abierto? Si al menos estos gigantes de piedra se sirvieran de goblins como hemos visto a hacer a los de fuego y a los de escarcha... Pero no, parece que a estos prefieren a humanos salvajes como sus esbirros. Bueno, quién puede culparles, cualquier cosa mejor que un asqueroso trasgoide, eso está claro.

Sé muy poco de la región y de sus peligros y ese es el primer asunto que me gustaría solucionar. ¿Cuántos gigantes de piedra se han visto juntos por aquí? ¿Cuál es la mejor forma de llegar hasta sus dominios? ¿Será su guarida el lugar que Mormesk pensaba visitar tras hacerse con el control de la Cueva del Oleaje? ¿Quiénes son esos Osos Azules de Uthgardt, quién los lidera y qué los motiva? ¿Qué otras criaturas peligrosas acechan en estas montañas? ¿Dónde podemos encontrar a esos héroes norteños?

Demasiadas preguntas y pocas perspectivas de conseguir encontrar a alguien que pueda responderlas todas. Lo que sabían los Arpistas ya lo han compartido con nosotros, pero quizá los Zhentarim puedan proporcionarme algo más de información valiosa a cambio de que les ayudemos a solucionar el problema de los gigantes. Estoy convencido de que habrá alguno en la ciudad si todos los demás asentamientos cercanos han dejado de ser viables. Y confío en dar con ellos si Izztyl me echa una mano.

Si aquel tipo era un arpista, seguro que sabía más de lo que decía. Los arpistas eran tan pesados y secretistas como los zhentarim, claro que al menos no tenían fantasías de dominar al mundo, como se decía de los zhents. El caso era que quizás, siendo lo suficientemente pesada, el tipo de la taberna quizás le daba más información. Puede que no supiese mucho más sobre los gigantes ¡pero seguro que podía hablarles de aquellos aventureros!

Lo cierto es que el ambiente era desastroso. No había visto nunca nada igual. Aquello parecía lo que contaban algunos viejos gnomos y enanos de su ciudad sobre como habían huido de grandes guerras con lo puesto. Sin perder el ánimo que la caracterizaba, la gnoma quitó a un niño que pasaba por allí un juguete que tenía medio roto y lo arregló con ayuda de su magia. ¡En buen momento lo hizo! El niño se marchó feliz, pero no tardó en verse interrumpida por más requerimientos de ayuda. Tassae ayudaba como buenamente podía, mezclando su magia con sus habilidades propias, aprovechando para poner mejor la oreja y escuchar la información que podía pasar desapercibida a otros y a preguntar, distraídamente, por el tal Jaime Zymorven. Siendo una persona de clase alta y con todo el lío del matrimonio, seguro que alguien sabía algo.

- ¡Pero que dice! ¡No ha oído que los gigantes buscaban a ese ladrón! ¿También sabía eso? ¡Si lo hubiéramos atrapado sabríamos que quieren los gigantes de él! – le replicó Ajo enojado – Y al sur no vamos de vacaciones. Nos hacen falta herramientas para enfrentarnos a los gigantes si queremos sobrevivir y además vamos a buscar información de Osoria, ¡Que lo sepa! – le gritó conforme se alejaba el viejo.

El resto del viaje hasta Loudwater estuvo enfurruñado. Lo que por otro lado, no fue mucho gracias a la magia del teletransporte. Aún así estuvo un rato más enfurruñado allí. Al menos hasta que se le pasó con la tercera jarra de cerveza.

- Está claro lo que tenemos que hacer. Ir al cañón ese, rescatar a esos héroes del norte que los han seguido hasta el cañón, aliarnos con el gigante que estuviera antes al mando y quitar de en medio a la giganta esa, la tal emperatriz. – expuso Ajo – Un plan sin fisuras. De los que se nos dan bien. – añadió con un buen trago a su cuarta cerveza.

Thöras se esfuerza en encontrar la cofradía de ladrones local. Hay mensajes por toda la ciudad en el lenguaje secreto de los pícaros, pero todos conducen a calles sin salida. Tampoco encuentras ningún mensaje reciente, todos son de hace al menos unos años.

Tras seguir varias pistas sin mucha suerte, en uno de los callejones donde estáis buscando os aparece de entre unas sombras una elfa con ropajes negros. Uno de sus ojos tiene un brillo extraño y os examina con curiosidad. Parece saludar a modo de reconocimiento a Izztyl, suponéis que debe ser una Zhentarym.

Sin demasiado problema os contestó a alguna de vuestra preguntas.

— No encontrareis la cofradía local.. fue anexada a nuestro grupo hace un tiempo. Ahora las cosas se llevan de manera mas profesional. Hemos oído de vuestra llegada y nos alegramos que hayáis venido a echar una mano a la región y a proclamaros una vez mas como héroes salvadores locales, eso está muy bien.

Se cruzó de brazos y cambió el peso a la otra pierna con un movimiento ligero de caderas.

— Si buscáis información, la mas reciente la encontraréis en Orlbar, no muy lejos de aquí. Es la ciudad mas grande cerca del Cañón y recibieron una visita de los Gigantes recientemente. No conocemos a ningún Jaime Zymorven, no parece que pasó por esta ciudad.

Hizo un gesto como para irse pero se paró en seco y se giró.

— Las tribus de bárbaros Uthgardt se extienden por todo el mapa. Viven en sus propias costumbres y parecido a nosotros, ellos se dividen en clanes o tribus. Las mas conocidas son los Leones Negros, Osos Azules, Cuervos Negros, Los Alces, Lobos Grises, los Gran Gusano, la Tribu de los Grifos, Tigres Rojos, Caballo Volador, Panteratormenta y los Árbol Fantasmal. Algunas son mas feroces y peligrosas y otras mas controladas e incluso se puede comerciar con ellas, pero no dejan de ser bárbaros salvajes. La de los Osos Azules parece que se ha aliado temporalmente con la loca esa de Kayalithica, aunque solo parece que un pequeño destacamento está con ellos.

— Buena suerte!

Me hubiera gustado contar con unas cuantas docenas de sicarios de la Red Negra para hacer frente a los gigantes pero reconozco que no esperaba mucha más ayuda de los Zhentarim de la que nos han prestado. En realidad no nos deben nada y es casi un detalle por su parte el que se hayan tomado la molestia de hablar con nosotros. Sin duda, gracias a la buena opinión que tienen de Izztyl. Después de que yo acribillara a flechazos a uno de sus magos, supongo que casi puedo sentirme agradecido de que no me claven un puñal entre las costillas.

Ahora me arrepiento de no haberle hecho más caso a Tassae y haber comprado más pociones de invisibilidad en Everlund. Seguro que ahora nos vendrían de maravilla para infiltrarnos en el campamento de los gigantes de piedra.

En cualquier caso, parece que nuestra siguiente parada está clara. Tanto lord Zymorven como los Zhentarim nos apuntan en esa dirección. Orlbar, allá vamos.

Os preparasteis para el viaje hacia Orlbar.

Fue un viaje de dos días y medio. Por el camino os encontrasteis todo tipo de refugiados, mercenarios y soldados que volvían hacia Loudwater en busca de asilo: todos contaban la misma historia. Hace unos meses empezaron a tener problemas con la tribu de los bárbaros, que asaltaban caravanas y ocupaban todo el territorio de caza para ellos. Y sobre una semana atrás recibieron un demoledor ataque de 4 gigantes de piedra encolerizados, gritaban profecías sobre Ostoria y el nuevo Reino de los Gigantes. Destruyeron todo a su paso.

Cuando llegasteis a Orlbar, al tercer día, os encontrasteis una ciudad destrozada. La muralla tenía dos brechas irreparables y muchas de las casas habían sido destruidas.

Quedaban algunas en pie pero nadie quería seguir en ese sitio maldito, no hasta que la amenaza siguiera en pie. Los que había ahí estaban preparándose para irse, otros buscaban entre los escombros cosas de valor o familiares.

Un soldado que había perdido una pierna y que por las pintas que tenía seguramente no iba a superar el día, os contó acerca del joven Lord Zymorven que acudió a la defensa de Orlbar junto a cuatro guerreros que lo acompañaban. Presentaron batalla a uno de los gigantes que consiguieron herirlo, pero fueron aplastados cuando llegaron el resto.

Dice que no está seguro pero recuerda que tomaron un par de rehenes y quizá Jaime fue uno de ellos pues parecía hablarles en su propia lengua.

- Maldita sea… espero que lleve la hoja aún encima y no se le cayera en la batalla. – masculló Ajo.

- ¿Queda alguien a cargo de esto o de las defensas del lugar, soldado?

Ya se imaginaba que tendrían que ir a rescatar al noble envalentonado. Siempre pasaba lo mismo. Con sus armaduras brillantes y habiendo leído muchos libros de matargigantes creían que por tener el juguete más bonito iban a salir victoriosos. Escupió al suelo. Primero tenía que seguir teniendo la espada, que no la hubiera perdido o no se la hayan quitado los gigantes, segundo tienen que encontrarlo y rescatarlo, y tercero que tenga la sensatez de querer darles la espada como recompensa o que entienda que ellos le darán mejor uso a su magia.

- Quizás si lo rescatamos con vida su padre nos dé un objeto mágico a cada uno, de esos que colecciona, como agradecimiento. – dijo con optimismo y esperanza teñido de cinismo por no esperar que fuera a hacerse realidad. El mundo no funcionaba así.

En cualquier caso, necesitaban investigar eso del Reino de Ostoria y deponer a la emperatriz esa. Era hora de empezar a arreglar los reinos o todos acabarían pronto como este lugar.