Partida Rol por web

- Me veré como una tipa rara y si, de vez en cuando me gusta meterme algún chute, pero ni de loca voy a volver ahí. Se supone que ustedes son los responsables de que esto no se desmadre demasiado, ¿no? Pues lo mejor que podrían hacer sería llamar a la policía o parar la fiesta y que todos se vayan en grupos a casa. En autos, de preferencia - trató de explicarse Jean, aunque algo le decía que ese par de maestros eran más bien de pocas luces y no iban a hacer nada al respecto. Aun así, procuro calmarse y contarles todo:

- A ver. Esto es lo que paso y si no quieren creerme, me da igual. Solo voy a pedirles una llamada para que alguien venga a recogerme. El resto puede quedarse y arreglárselas como quieran - enfatizo, mirando a ambos profesores y a los dos estudiantes curiosos que estaban escuchando la conversación, y aunque juzgo en un primer momento que sería mejor no causar pánico, igual y esos dos podrían ayudarla de alguna forma, o al menos estarían al tanto.

- Ok. Salí rumbo a la estación. Ahí vi a un grupo de atletas o algo por el estilo persiguiendo a un nerd. Este se fue corriendo hacia el bosque seguido de ellos. Hasta ahí lo normal. Pero poco después escuche un grito horrible que provenía de esa dirección, no el de alguien al que golpean o al que le están dando por culo, sino la clase de grito que hace alguien cuando le están matando.

- No me quede a ver más. Si no les importa y luego aparece en las noticias "par de profesores ignoran a estudiante y otro es asesinado" lo tendrán bien empleado. Eso es todo. Ahora, ¿van a ocuparse de esto, llamaran a la policía o me prestaran un móvil? 

-O sea, que no has visto nada, sino oído algo...

El entrenador miro a Jean arqueando la ceja y con una media sonrisa.

Angela, llama a la policía mientras yo voy a ver que pasa. Vuelvo en un momento

Y diciendo esto se dirige al camino del que volvía Jean.

Deberia haber cogido la plaza en la Universidad de Iowa de segundo entrenador, soy imbecil...

Angela saca su móvil y marca 911 mientras sonríe cándidamente a Jean.

– Espere, entrenador, que voy con usted –dijo Natacha mientras ya estaba dando los primeros pasos tras Savage.

Mark, preocupado por el relato de la chica gótica, empezó a vestirse de nuevo apresuradamente al mismo tiempo que intentaba comenzar a caminar en pos del entrenador y de la chavala con la que, entre unas cosas y otras, ya había pasado un buen rato esa noche. Pero, apenas dio cuatro pasos, se lió con los pantalones a medio subir y cayó al suelo. Se levantó tan rápido como pudo y gritó:

– ¡Hey, esperadme, que voy con vosotros!

A pesar de que el cuchillo estaba muy bien clavado, pudiste sacar una fuerza sobrenatural digna y tiraste fuertemente de él, cayendo al suelo en el acto aunque con el arma en las manos.

Estabas seguro que el asesino estaba acechándote, quizás disfrutando de la situación, así que tenías que darte prisa, aunque... estabas desorientado, no sabías en qué parte del bosque estabas, y todo lo que te rodeaba estaba muy oscuro. Algunos animales se habían agitado aunque ahora los ruidos volvían a su normalidad.

El teléfono es descolgado, aunque se escucha con interferencias, pues el campus estaba muy mal comunicado en lo que respecta a telecomunicaciones.- Emergencias, ¿En qué podemos ayudarle?.- dice una chica muy amable.

Mientras tanto Jean está al lado de la profesora, esperando no muy pacientemente.

Todos juntos llegáis a la estación de tren donde os bajáis diariamente para ir a la universidad. Al otro lado hay un bosque que no es muy transitado, aunque algunos estudiantes han aprovechado alguna vez la privacidad de la maleza para asuntos propios...

La noche está tranquila, el lugar, excepto el bosque está iluminado, y todos sabéis que a esa hora ya no circulan trenes, pues es ya tarde por la noche.

El lugar parece estar desierto y en calma.

Armado con el cuchillo del asesino, Frank decidió que debía irse de ahí cuanto antes, por lo que comenzó a moverse en la dirección que le pareció que había seguido todo ese tiempo, esperando que con suerte podría salir del bosque en algún momento. 

Natacha empezó a cruzar las vías dejando atrás al entrenador y al rarito. Al mismo tiempo intentaba escrutar la oscuridad del bosque que tenía frente a ella. Como los otros dos parecían estar tomándoselo con excesiva calma, miró hacia ellos y les espetó:

– ¿Qué, vais a venir o tengo que ir yo sola?

¡Qué carácter el de esta zagala!, se dijo Mark. Y acto seguido fue en pos de ella sin más dilación:

– Sí, ya vamos –dijo echando a andar al mismo tiempo que lanzaba una mirada al entrenador que buscaba su aprobación–. Por cierto, me llamo Mark –continuó mientras esbozaba una ligera e insegura sonrisa.

– ¿Y a mí qué me importa cómo te llames? –le soltó Natacha con bordería impostada al rarito–. Tampoco es que vayamos a volver a vernos, ¿no? ¡O eso espero! –añadió con una sonrisa torcida que destilaba ironía por todos lados–. En fin, yo soy Natacha. Encantada –y esto último lo dijo con cierta sorna–.

-Vamos que se nos va el tiempo volando

El entrenador se dirigio con paso firme en la direccion donde habia sucedido aquel "ataque"...

-Buenas noches, soy Angela Page, profesora de la universidad y les llamo porque parece que tenemos a alguien malherido en las cercanias de la estacion.

- Necesitaría más detalle, señora... ¿Cómo ha ocurrido? ¿Es grave?.- Dice la señorita con una voz muy amable.

Llegáis al lugar del bosque, cruzando la vía con cuidado, aunque sabíais que ningún otro tren pasaba por allí. Para entrar en la maleza hacía falta algo que alumbrara, o no ibais a poder ver nada, ya que era de noche desde hace algunas horas y si el bosque de normal era oscuro imaginad por la noche.

El tiempo se ralentiza, y suspiras, nada más ves árboles, te estás agobiando cada vez más... no sabes por qué pero estás totalmente perdido. El bosque no parecía tan grande de lo que lo es ahora... ¿Sería producto del cansancio? ¿De las pocas copas que habías bebido?. Escuchas un suspiro y un ruido de hierbas cerca... ¿Sería él?

No sabía donde estaba el maniático y tampoco como slair del bosque, así que bien podía ser que solo estuviera dando vueltas en círculos y terminara perdiendo más el rumbo, hasta morirse ahí dentro, si es que no lo encontraba alguna patrulla de búsqueda dos días más tarde, cuando finalmente alguien notara que había desaparecido.

Tenía que buscar un sitio alto y despejado para tratar de ubicarse. Pero cuando escucho aquel ruido estuvo a punto de salir corriendo como loco de nuevo. Luchando por controlarse y sudando frío, Frank se movió como en cámara lenta, tratando de no hacer ni el menor ruido para poner distancia entre el sonido y él.