Partida Rol por web

Un extremo dolor de cabeza te despierta. Abres los ojos y sin explicación aparente dicha aflicción desaparece. Te encuentras mareado, quieres ponerte de pie pero el mundo parece girar entorno a ti. Eliges permanecer sentado y una pregunta surge en ti ¿Dónde estoy?. Observas los alrededores, la luz diurna aún no se acaba, aunque no divisas el sol a lo alto. Hay árboles y mas árboles, crecen muy cerca entre sí sin dejar espacio. Sin embargo, como si alguien lo hubiese planeado, encuentras un espacio entre tanta frondosidad y hojas que se mezclan. Dicho espacio parece formar un camino, y al final de ese camino, quizás a unos 25 metros, observas un tronco imposible de ser pasado por alto, imponente, ya seco, sin hojas, sin frutos, el único del lugar. Por detrás de este monolito de madera, parece escabullirse una figura, aunque solo ves algo que podría interpretarse como un brazo, estás seguro que no es un animal. Parece estar mirándote fijo, incluso se mueve un poco más. Ves un largo cuerpo que va descubriéndose a medida que sale por detrás del gran tronco; tu pierna derecha no se mueve, y no puedes apartar los ojos de este ser. De repente, una bandada de pájaros agita los árboles y salen volando. Subes la vista como por reflejo, las aves ya partieron. Vuelves a mirar hacia abajo, y la figura ya no esta... 

Más sorprendido por la rápida desaparición de la migraña, que por la extraña figura, ya que tu vida como drogadicto te hizo ver muchas cosas peores, comienzas a pensar en como apareciste en este lugar. No recuerdas haber bebido tanto la noche anterior, y los narcóticos se te habían terminado hace unos días, ¿será el famoso síndrome de abstinencia, y todo esto producto de un sueño o de una alucinación? Tu pierna vuelve a la normalidad, y puedes incorporarte. 

Tu mente quedó en blanco, tu boca no puede cerrarse, estás perpleja. Tus manos no paran de temblar, y tus brazos comienzan a adormecerse, no sientes nada, solo el frío en tu espalda, producto del sudor y de la suave brisa del lugar. Tu vista se nubla y ves imágenes indescifrables desplazarse frente de ti, como espectros que van de un lado al otro. Y caes al suelo desmayada.

A despertarse Karen empezó a notar un dolor inmenso de cabeza como si alguien la hubiera golpeado...
Empezó abrir los ojos y todo le daba vuelta alrededor suya...Poco a poco la visión fue un poco mejor y me doy cuenta que hay alrededor de mi mucho arboles como si estuviera en un bosque... ¿¿Donde Estoy?? Intento levantarme pero no puedo mi pierna derecha no se mueve¿¿Pero que pasa porque no puedo mover mi pierna?? Entre los arboles veo como una figura, no se si es un hombre o una mujer o un animal, pero lo que si noto es que me mira Fijamente, mi respiración aumenta, y empiezo a ponerme un poco nerviosa porque a no tener bien la visión y a no poderme mover me da como un ataque de pánico al momento de escuchar los pájaros que salen de aquellos arboles miro hacia arriba los veo, cuando miro donde estaba la silueta ya no había nada...
Mi corazón latía muy rápido y mi respiración iba acelerada, no entendía nada de lo que estaba pasando.

El corazón me late con tanta fuerza que apenas puedo oir nada más. "Es una pesadilla, solo una puta pesadilla" me digo a mi mismo mientras cojo un puñado de hojas secas y las estrujo entre mis manos, pero todo se siente demasiado real. Intento mover la pierna derecha y para mi alivio veo que esta me responde, aunque parece estar un poco entumecida. Lentamente me incorporo, apoyo mi espalda contra el árbol muerto y cierro los ojos en un intento de tranquilizarme y analizar la situación. Cuando entras a formar parte del selecto club de yonkis de la ciudad, el despertarse en lugares que no conoces deja de ser una novedad, y con el tiempo desarrollas una extraña capacidad para adaptarte rápidamente a las nuevas situaciones sin hacerte muchas preguntas. Una habilidad que Dean, el "Eminente Yonki" bautizó como "seguir rodando".

Cuando vuelvo a abrir los ojos mi corazón parece haberse calmado, al igual que mi respiración. Echo un vistazo alrededor y lo único que veo son árboles y más árboles, todos extrañamente juntos. Apenas puedo divisiar el cielo, pero lo poco que veo me sirve para saber que pronto oscurecerá, "y no quieres estar aquí cuando se haga de noche" me digo a mi mismo.

Despego la espalda del tronco y lentamente comienzo a rodearlo, dispuesto a correr a la mínima señal de peligro, pero sea lo que sea lo que estuviese ahí, parece haberse ido. "O tal vez nunca estuvo ahí", pensó una parte de mí mismo, la parte que sabía que mis cada vez más continuos escarceos con la droga estaban empezando a pasarme factura. "Ya lo dijo el médico, tío, un par de meses más a este ritmo y se acabó. Game over. Gracias por jugar. Abandone su cuerpo tranquilamente y sin resistirse"

Sacudo la cabeza y aparto esos pensamientos de mi mente. "Tengo que ponerme en marcha si no quiero quedarme sin luz"

Así que empiezo a andar sin rumbo fijo, procurando no tropezar con las raíces de los árboles, esperando encontrar a alguien que pueda llevarme a la ciudad más cercana. Una vez allí el siguiente objetivo será buscar algún camello y darme el chute de mi vida. Sí, creo que me lo merezco.

De a poco vas recuperando la compostura, tu respiración deja el ritmo agitado con que te despertaste, te quitas el sudor de la frente y comienzas a pensar un poco, aún desconcertada por aquella extraña aparición. Sin embargo esa bizarra figura te ha quedado grabada en la cabeza.

Ves el gran árbol seco enfrente de ti, imponiéndose en el paisaje. 

Es tu decisión que hacer a partir de aquí.

Comienzas a caminar, siempre derecho, aunque sin rumbo fijo, mejor dicho, sin rumbo conocido. Siempre derecho, como intentando alcanzar un "checkpoint" imaginario, sigues tu caminata en compañía de la noche que cae de a poco, lentamente. Te reconfortaría oír algún grillo que preste su sonido para interrumpir el silencio, pero no oyes nada.

Fermín no comprendía lo que estaba sucediendo. Recordaba que aquella mañana  se encontraba patrullando las lindes del río Taloosa cuando algo le golpeó fuertemente la nuca. Ahora se encontraba mareado en entumecido en una zona desconocida del bosque, suponiendo, claro está, que aquel fuera el mismo bosque que recorría todos los días. La vegetación era similar: un bosque espeso de hayas y robles americanos, pero Fermín juraría que aunque conocía todos los caminos de los alrededores del río, nunca había estado allí.

Se palpó la nuca y notó una hinchazón como provocada por un objeto contundente. Su pierna derecha estaba rígida y no le permitía andar, pero cuando vio una silueta humana entre la espesura hizo un esfuerzo por intentar llegar cojeando hasta ella mientras le gritaba:

¡Eh! ¿Quién anda ahí? Necesito ayuda. No se vaya, por favor.

En el instante en que escuchaste el eco de tu grito de ayuda llevaste las manos hacia tu boca, cerrándola, evitando hacer cualquier otro sonido. Contuviste la respiración por varios segundos, más de lo que eras capaz. Ese tipo que viste podía haber sido un asesino serial, un pirómano o un violador. Es sabido entre los guardaparques que hay mucha gente rara merodeando por lugares así. O incluso algo peor. No crees en leyendas, pero tampoco desestimas la existencia de lo que no conoces. "¿Estaré a punto de comprobar los cuentos que escuché de mis superiores?". 

Parece que no puedes hacer nada mas excepto comenzar a recordar cada leyenda, cada historia, cada fábula que conoces, y tratar de comparar con lo que presenciaste hace instantes.

No reconocía el sitio de donde estaba.Pero aquel árbol seco me impida ver lo había atrás y podrida ser la salida así que me intentaba mover hacia el árbol. Aunque me daba un poco de miedo pues no sabia si esa figura podría estar allí escondida y yo no verla...Así que intentaba ir para haya sin hace ruido.

De a poco recuperas la movilidad en la pierna, sin forzarla demasiado, no quieres arriesgarte a sufrir un desgarro o algo así en medio de un ambiente desconocido. Caminas una cierta cantidad de metros, al parecer 30, según la cuenta de pasos que fuiste llevando, y llegas al árbol. De cerca no se ve tan atemorizante, incluso te parece algo quebradizo, sin hojas, sin vida. Rodeado de tanto bosque, fue extraño que ese árbol haya captado tu atención en un principio. Allí lo recuerdas, no fue el árbol, sino "eso", lo que atrapó tu mirada. Un escalofríos veloz recorre tu cuerpo por uno segundos, pero puedes recuperar tu compostura. 

Empiezo caminar despacio y ando unos metros tras un buen rato llevo al árbol y lo toco, noto como si estuviera muerto... Me entra un escalofrió a recordar lo que vi al lado del árbol así que intento ver si hay un tipo de huella por hay cerca.

Esto es muy raro... Empiezo a grita a decir... Hay Alguien Socorro Necesito Ayudar!!

Tus gritos resuenan en el aire, pareciera ser que la barrera de árboles no deja pasar nada, ni siquiera tu pedido de ayuda. Comienzas a observar un poco mas detenidamente y con cautela, comienzas a poder distinguir un camino, libre de vegetación, dicho sendero parece ser intencional, y no una coincidencia de la escasez de vegetación.

A lo lejos algo se mueve, las ramas y hojas impiden una visión directa, con sigilo colocas tu mirada intentando descifrar que es lo que se escabulle en el bosque. 

Las posibilidades te desconciertan, incluso te sorprenden. "¿Es verdaderamente otra persona lo que veo?, te preguntas. Tus sentidos no parecen engañarte, definitivamente aquello en un ser humano, un poco en despojos, vagabundo quizá, pero un ser humano. 

Puede ser la ayuda que necesitas para salir de aquí, o quizá sea de nuevo el raro ser del principio, la decisión de que hacer la tienes tu.

El silencio que reinaba en el bosque era antinatural. Casi podía respirar la tensión, y poco a poco me embargaba una sensación de que algo no iba bien en ese lugar. Aunque también podría ser la paranoia de un yonki que hace tres días que no se mete nada...Sea como fuere, los carteles de peligro se han encendido en mi cerebro y sería una estupidez ignorarlos.

Mi nerviosismo aumenta conforme la luz desaparece, y aquel maldito silencio sólo consigue acentuar ansiedad. Apenas me doy cuenta de que he pasado de andar a correr.

¡Dios, tengo que encontrar a alguien!

En ese momento se acordó de las historias sobre Slendrenman. Fermín las había oído desde niño y ahora era él el que se las contaba a sus sobrinos para que no se adentraran en el bosque. El mito de Slenderman variaba de boca en boca pero todas las versiones coincidían en que se trataba de un lunático que se divertía torturando a placer a sus víctimas en lo más profundo del bosque.

Estas historias se remontaban a varias generaciones, pero lo cierto es que de vez en cuando había gente que desaparecía en circunstancias misteriosas y que en ocasiones los mitos alimentaban las macabras fantasías de algún psicópata. Sin embargo, si aquel hombre hubiese querido torturarlo ¿por qué se había dado a la fuga? Lo que estaba claro es que no podía seguir allí parado ya que pronto se haría de noche. Fermín agarró una rama caída que podía servirle como arma de defensa y, cojeando, empezó a recorrer aquel camino en sentido descendente en busca de alguna señal que pudiera indicarle dónde se encontraba.

De a poco tu entumecida pierna comienza a responder nuevamente, y logras un ritmo estable en tu caminata. El sol baja, y la luna ya se encuentra en lo alto del cielo, como espectador privilegiado de lo que sea que ocurra en las horas siguientes. 

El camino se distingue, parece que alguien lo hubiese hecho a propósito, con la intención de que lo sigas.

Avanzas no por mucho tiempo, hasta que alcanzas a divisar a lo lejos algo que llama tu atención. "¿Podrá ser de nuevo eso que vi?, no estoy listo para un nuevo encuentro con algo así...", piensas por dentro. Continuas avanzando, escondiéndote detrás de cada árbol, hasta que finalmente consigues un buen punto de observación. 

Tus temores aún persisten, pero por el momento te sientes tranquilo, aquello que ahora tienes en frente no es el "Slender", sino una muchacha, al parecer joven, rubia, e inmóvil.