Partida Rol por web

De pronto llamaron a la puerta. - ¡POLICIA! - Se escuchó desde la calle. Si Anacleto estaba nervioso, ahora lo estaba más aún. Comenzó a correr como un pollo sin cabeza, buscando algo en aquel lugar antes de salir de allí y dejaros con el marrón del sitio. - ¡ANACLETO! ¡SABEMOS QUE ESTÁS AHÍ! ¡ABRE O DERRIBAREMOS LA PUERTA! - Si alguien miró por la ventana, vio a Peterson con un equipo de asalto bajo sus órdenes. - Derribadla. - Ordenó y dos agentes con un ariete tiraron la puerta abajo.

Para cuando os quisisteis dar cuenta, teníais a policías por todas partes. Pero quizás la mayor sorpresa no fuese esa, sino ver a un rostro conocido por todos en aquel equipo: Scarlett. No os disteis cuenta de su presencia hasta que Anacleto fue a tocar algo y ella le gritó: ¡Alto!

Y es que el maquillaje más natural y el pelo recogido, más claro... de no ser por la voz no os hubieseis dado cuenta de que estaba allí.

- ¡Qué nadie toque nada! ¡Todos con las manos en alto! - Peterson os miró. - ¡Joder! ¡¿Otra vez vosotros?! ¡¿Estáis metidos en toda las mierdas de la ciudad o qué?! ¡Me cago en la puta! - Pero el sargento miró a Anacleto. ¡Date la puta vuelta y pon las manos en alto! ¡Quedas detenido por tráfico ilegal de antigüedades! - Anacleto sonrió al sentir la mano de Peterson cogerle de la muñeca para ponerle las esposas. - De estas no te vas a poder escapar. - Le susurró el policía y cuando metió el primer cierre, las esposas brillaron fugazmente. Al agarrarle la segunda mano, el efecto se repitió, con un tono morado que pareció debilitar a Anacleto.

- ¿Qué llevas encima? ¿Eh? ¡Agente Van Helsing! ¡Qué esos tres no se muevan ni intenten nada! - Peterson os señaló a vosotros y Scarlett apuntó directamente a Suzie con el arma.

- Ni les toques. - Dijo a la joven negra, sabiendo que podía hacer si les tocaba. - Esto no es un juego y yo no estoy bromeando. Y menos él. - Dijo refiriéndose a Peterson, quien había empezado a rebuscar en los bolsillos de Anacleto, con un guante anti-cortes. Aún así, era costumbre preguntar.

- ¿Llevas algo que corte o pinche encima, basura? Vamos, cabrón. Con lo que te gusta hablar ¿y ahora? No me digas que te da vergüenza... O quizás te joda no poder usar tu puta magia ahora. - Una vez acabó con él lo lanzó hacia el equipo de asalto. - Metedlo en el puto coche patrulla y vigiladle. No sería la primera vez que hace de Houdini. - Pero no con aquellas esposas y sin nada encima para ayudarse.

Entonces Peterson os apuntó a vosotros. - Agente Van Helsing, su turno. Señorita con un puto nombre desconocido y que amenaza a policías con quemar sus casas, queda usted detenida por amenazar a un agente de la ley, con el agravante de portar armas peligrosas. Porque seguro que no ha sido capaz de irse a su puta casa a dejarlas y las sigue llevando encima. ¡Levante las jodidas manos y de espaldas!

Cuddy obedeció de mala gana, diciendo algo así como que todo le pasaba a ella. Scarlett guardó su arma y le puso los grilletes. Estos no brillaron ni nada raro. - Van Helsing, compruebe sus putas cosas. ¿¡Llevas algo que pueda herir a mi compañera encima!? Si es así será mejor que digas donde está, porque mi arma tiene ganas de ser disparada contra alguien tan jodidamente despreciable como tú. - Os miró a los dos y el arma encañonó a Suzie. - Sin moveros...

A Cuddy no le quedó más remedio que decir donde guardaba objetos peligrosos y una vez despojada de todo lo que llevaba encima, fue entregada a los agentes. - Metedla con el otro. - Dijo Peterson más calmado e hizo un gesto con la mano a uno de los hombres, quien le lanzó una bolsa grande de pruebas. - Recoge Scarlett. No te dejes nada.

Scarlett lo metió todo junto, tanto lo de Cuddy como lo de Anacleto y selló la bolsa. Luego escribió algo en ella con un rotulador negro. - Listo, sargento.

- Vale, ahora vosotros dos, ya estáis saliendo por la puerta. Mis agentes os mostrarán el puto camino. Pero antes de iros... Scarlett ya os avisó de que estabais dañados y si seguís apareciendo en lugares donde la policía hace su trabajo, acabaréis muy mal. Este puto lugar es peligroso y si os dejo ir, es porque ya tengo a quien quiero. Vuestra amiga se viene por las amenazas a mi detective. No se puede ser cazador y jugar con la ley. Pero se puede ser un puto cazador y trabajar para ella. - Peterson se irguió mientras que Scarlett os miraba entre decepcionada y enojada.

- ¡Acompañad a estos dos a la salida! ¡No quiero verles por aquí! ¡Quiero dos agentes vigilando la jodida casa hasta que venga el puto camión de la mudanza a llevarse todo esto! ¡No quiero que nadie entre y quien salga, que sea detenido! ¿¡Entendido!?- Los agentes respondieron con un sí, sargento casi al unísono. - Sí, como siempre de mal. - Murmuró tras oír la respuesta de sus hombres. - ¡Vamos! ¡Todo el mundo fuera! Tú no Van Helsing. Espera un momento.

» Solo quedan dos del grupo de cuatro, dudo que puedan ellos solos hacer nada sin ayuda... - Fue lo último que oísteis antes de salir a la calle. Peterson era otro cazador y Scarlett policía de NY. En el coche patrulla, bien custodiado, Anacleto y Cuddy encerrados. El equipo de asalto esperaba fuera la orden para retirarse, mientras que Peterson hablaba dentro con Scarlett.

Énone se cubrió la cabeza con más manos apenas entró la poli al garito de Anacleto. Abrazó su bolso de viaje y trató de ayudar a Cuddy que justo estaba en la línea de entrada de los agentes. ¿Tráfico de antiguedades? Mierda, el gobierno aquí se tomaba muy en serio su patrimonio cultural. Menos mal que no lo estaban buscando por asesinato que o si no entran con una bazuca.

—No espere! Ella no... —se calló.. seguro que ella sí. Pero no podía no hacer nada ni interponerse dió un paso adelante y sintió que una fuerza externa —quizas la sorpresa de enterarse que Van Helsing era cazadora de noche y poli de día— lo sacaba del sitio de un brazo y le evitaba intervenir.

​​​​​​Miró a Suzie buscando su guía pero para cuando pudieron hacer algo estaban de nuevo patitas en la calle y Cuddy se había ido. Las palabras del agente quedaron resonando en su cabeza. 

—¿Y ahora que hacemos Su...?

- Solo quedan dos del grupo de cuatro, dudo que puedan ellos solos hacer nada sin ayuda...- Imitaba el habla del policía. - Me cago en la puta... Estoy segura de que ella trajo aquí  su jefecito, que también es un cazador, fijate tú, para tener que mantener esto oculto a toda costa, aquí tiene vibradores mágicos hasta el apuntador, no te jode...- Me volvía muy malhablada cuando me tocaban las pelotas, y las miradas de desaprobación de Scarlett se habían convertido en mi muestra favorita de mierda pasivo agresiva del momento. No me gustaba soltar tanta mierda delante de Ènone pero cosas peores habrá oído.

- ¿Que qué hacemos ahora...? Puffff... Si se la llevan a los calabozos podría sacar a Cuddy de allí en un rato, pero solo lograríamos cargarnos más de mierda, y seguro que han puesto de carcelera a la puta Scarlett solo para ponernos ojitos mientras se pilla el flequillo en la coleta... Y la visita a Anacleto nos ha servido más bien de poco... Al menos ha confirmado que, como temía, hay drogas de por medio, afrodisíacas para más inri... ¿Has visto alguna vez el video ese viral del supuesto follotrón dejando a una chica para el arrastre tras follársela puesto con sangre de vampiro? Pues no deberías... Nadie debería ver esa mierda.- Le dije, señalándole acusadoramente, girando sobre mis cansados talones, como aceptando que, dijese lo que dijese, supiese que sí lo había visto... TODO EL MUNDO HA VISTO ESE VÍDEO, otra cosa es que se piensen que es un fake. 

- Y aparte de eso, sabemos que parece estar protegida o custodiada por decenas de ghouls o cucarachas vampíricas de mierda. Estos no dan una mierda por nosotros, puede que se crean que es una competición y ellos estén yendo a por la bicha por su cuenta, ¿Qué sentido tiene dejarnos de lado si estamos en el mismo barco? Creo que la periodista era más de fiar, fíjate lo que te digo, al meos de ella ya podíamos imaginar que tres cuartos de lo que dijese era bola, con Scarlett, estoy esperando a girar una esquina y que aparezca conduciendo un camión de helados.

Cuando nos habíamos alejado lo suficiente del lugar, arrastre a Ènone a un callejón próximo. - No, chaval, no tengo ni puta idea de qué hacer, llevar la voz cantante se me hace grande. Solo te puedo decir que podría colarnos en la puta disco, a no ser que cuente con medidas de seguridad místicas o algo así, con uno de mis saltos, peor y has visto que tienen sus peligros. Creo que con lo fichadísimo que estamos desde ayer, será nuestra única forma de entrar, aparte de que creo que nos podría llevar al punto de acceso a la madriguera de la tal Carmilla... Otra opción sería dar un rodeo y curiosear por la alcantarilla, pero eramos cuatro, somos dos, y no disponemos ni de una mísera estaca o granada de ajos... Ahora voy a echar de menos esa mierda.  ¿A ti se te ocurre alguna otra idea?

—Bueno... Siempre podríamos volver y ver si Anacleto tiene algo de valor dentro de su casa. Digo, Anacleto no está y la poli acaba de hacer una redada ahí... ¿Que tan probable es que vuelvan a meterse ahí otra vez? Nah... Seguro han dejado a alguien de guardia. Sea lo que sea necesitamos armarnos un poco más, a menos que creas que podamos abrirnos paso a batazos y sablazos allá abajo. ¿Crees que esa tal Scarlett y la policia puedan estar sirviéndole a la gal Carmilla? Aunque igual si así fuera mejor nos dejaba dentro de la celda, a menos que le quedará otra opción. 

»y hablando de opciones todavía está el hombre pollo que mencionó la periodista, si el conoce otro modo de entrar podemos llegar a la guardia del bicho y... Hacer lo que tenemos que hacer. Su... Le daremos su merecido a esa chupaovarios, de una forma y otra. Mientras, ¿me acompañarían a una parte? Quisiera volver a la casa de los chicos que me acogieron cuando llegue a la ciudad. Ver si me pueden pasar algo de ropa limpia y pensé que podríamos hacer algo de investigación a la antigua... Por internet. Puede que no encontremos gran cosa, pero estaremls mejor que como estamos... A menos que prefieras verlo en una biblioteca.

​​​​​​

- Claro que si.- Realmente había mil frentes abiertos y todos parecían igual de mierdosos... Puede que un cambio de ropa y algo de buscar pesquisas a golpe de internet lograse, cuando menos apaciguarnos un poco. - Vamos allá. Creo que oí al poli algo de que lo iban a vaciar la guarida de Anacleto, Scarlett y el polizonte tendrán su arsenal de mierdas mágicas para su propio placer, sigh...- Me quejé, echando a caminar guiada por Ènone.

—Claro, eso lo explica todo —dijo Énone dandose un golpe con la palma abierta en la frente—, no es una mala manera de acumular herramientas, solo imagínate: buscas a un traficante de artículos místicos, organizas una redada y te quedas con todo lo que tenga algún valor estratégico, luego lo liberas por falta de pruebas para que siga abasteciendose y te buscas otro o esperas a que el mismo este lleno de nuevo. Es casi como ir al mercado… y hablando de mercado. 

Énone se desvío un poco había un puesto de periódicos atendido por un hombre de aspecto amable. La verdad es que podría haber pasado ange pero al ver la expresión que le ponían había desistido. Compró un par de chocolatinas —con un billete más empapado de lo que esperaba— y preguntó dónde diablos estaban. 

Tras otro rato de desandar lo andado y tomar el rumbo correcto lograron llegar a la residencial donde Énone había pasado la noche anterior a que todo el lío de Carmilla comenzase. Era un edificio modesto, limpio, aunque se notaba que había vivido días mejores. No bien hubo tocado el timbre de la habitación cuando la puerta se abrió de golpe y un grupo de estudiantes salió corriendo del lugar. 

[B]—Hey Tutankamón—dijo el joven, un muchacho rubio con un par de audífonos en el cuello levantando las manos como una momia— Menudo follón armaste anoche, espera qué Jack y Kate te vean.

El joven no le dejo decir nada y siguió su camino junto con su fiel horda de compañeros no sin anter mirar de arriba a abajo a Suzie y sonreirle con picardía a ambos, haciéndole una seña que venía a significar "ya veo por qué lo hiciste". 

—Yo… yo no les he dicho nada acerca de lo.. sobrenatural — se excuso en voz baja mientras inconscientemente se metía más adentro del pecho la cadena con el Ankh que llevaba al cuello, cómo si sintiese que debía dar explicaciones por algo. Cuando volvió a voltear hacia la entrada Kate, una chica morena, con claros aires latinos, estaba de pie frente a él. Tenía los brazos cruzados, o por lo menos los tenía hasta que uno de sus brazos, fugaz como una bengala, le cruzó la cara de un bofetón.

—¡estúpido malnacido! ¡Sabes lo preocupados que estábamos por ti! Jack tuvo que hablar con su papá, ¿entiendes? ¡Tuvo que hablar con su papá! —[b]recalcó, enfatizando cada palabra, como si lo dicho fuese lo más terrible del mundo— ¿Y sabes que le dijo? ¡Que te habían visto en prisión con unas…

Mientras "hablaba" la chica lo había cogido por las solapas dle abrigo y lo sacudía de delante a atrás, solo entonces vio a Suzie detras de él.

—Ah hola… ¿y tú eres? —No había animosidad en su voz, pero si el claro tono de alguien para quien cuidar significaba controlar. 

Énone dió un paso al lado para dejar que Suzie se presentase mientras él atendía al otro joven que, aunque medía cerca de metro noventa, era fácilmente opacado por la energía de Kate.

— Hola Jack.

—Hola moreno. ¿Todo bien?

Énone respondió con un gesto.

—perdón por lo de tu papá.

—No pasa nada, igual tenía que hablarle algún día.

—¿Y?

Jack sonrió, una amplia luna blanca que decía mucho más que sus palabras.

—Meh… quedamos de vernos el fin de semana. ¿Subimos?

Énone miró a Kate y a Suzie y asintió con la cabeza.

Seguí a Ènone, se le veía un poco descentrado (Y húmedo) pero con todo lo que nos había pasado en menos de 24 horas como para no estarlo. Una vez que llegamos al edificio me presenté a Jack y Kate. - Soy Suzie, la consejera en supervivencia de Ènone, pero me temo que él tira más de mi que yo de él cuando nos ahogamos.- Sonreí lo que pude antes de que mi móvil comenzase a sonar mientras subíamos al piso, quedé un poco rezagada mientras contestaba, pero supongo que era fácil oírme, cabreada, de todas formas.
- ¿Si? ¿Qué coño quieres?- Pausa.
- Sé que no fuiste al funeral, Belma...- Pausa.
- ¿Así que hablas con Thomas por primera vez en años y es para preguntarle eso?- Eco de voz histérica en la distancia.
- Yo estaba haciendo más por ella que mirar cómo la echaban al hoyo...- Silencio.
- ... Pero yo no soy su madre.
Colgué el teléfono, quedándome con la última palabra, mientras alcanzaba a Ènone y Kate.
- Perdonad, era mi madre. Quería saber qué quería para cenar, pero le he dicho que ya tomaré algo de camino.- Era muy consciente de que posiblemente me hubiesen oído, pero creía que así no se animarían a hacer más preguntas, ya sabían que podían contar con una batería de mentiras de mi parte.

—No te preocupes, estás en la embajada de problemas con los padres —dijo Kate mientras subían las escaleras hasta el departamento 303, Énone miró preocupado a su compañera para ver.que tal estaba. E interesado... La verdad no sabía mucho de su vida familiar ni la de nadie Se preguntó si Cuddy estaría bien e incluso se preguntó si se encontraría con Aiden en alguna de las celdas... ¿Estaría ahí todavía el incubo?. Kate volvió a hablar mientras abrían la puerta—Asi que consejera de supervivencia ¿Eh?...  Ya... Nos vendría bien una de esas por acá.

El departamento que Kate, Jack y Queens —el chico de los auriculares que los había encontrado a la entrada— parecía una zona de guerra. Había ropa tirada por toda lados entre otras cosas, cajas de comida —no necesariamente vacías— y por sobretodo libros y artículos de escritorio. En una esquina descansaba un coche, cosa extraña pues no había ningún bebé en el lugar, ni siquiera en el edificio que lo ocupase. Énone estaba seguro que lo había traído Queen, pero en la semana que había pasado ahí, nunca se había atrevido a preguntar.

—Disculpe el desorden Suzie, pero todavía la limpieza mensual hoy y, debido a ciertas circunstancias —miró a Énone mientras había algo de espacio en el sofá usando el viejo truco de trasladar una pila de ropa de un lugar a otro—, No pudimos hacerlo, estábamos muy ocupados buscando a cierta persona. 

Kate recalentó una pizza y la puso sobre la mesa de centro. Bueno, la puso sobre las cajas que estaban puestas sobre la mesa de centro.

—Si no querías ordenar lo hubieses dicho, no era necesario que te hicieras encerrar. 

El comentario era una invitación a contar lo que había pasado. Énone miró a Suzie buscando apoyo, son embargo fue Jack quien se interpuso.

—Oye, estás todo sucio, creo que Queenz tiene aún algo de ropa limpia. 

—Entonces... ¿Que es lo que pasa? —preguntó Kate despreocupada sentándose frente a Suzie, el queso chorreando del trozo de pizza en su mano —¿fueron a meterse a un concierto de corte underground o algo así? Siempre supe que detrás de esa actitud calladita algo se traía este chico.

- Realmente fue Ènone quien se ofreció a darme apoyo a mí. Si seguís las noticias de la ciudad, hace un par de noches murió una chica en esa discoteca que usa una antigua iglesia como soporte... La chica a la que encontraron en los baños, Tasia, era mi hermana, y como soy una cabezona redomada, me emperré en visitar el lugar para ver si averiguaba qué le podía haber pasado o si alguien sabía con qué gente solía andar, en caso de que alguien pudiese contarme cómo habían sido sus últimas horas, cómo estaba.- Cerré los ojos, sentada en el sofá, oliendo la pizza recalentada, no me hacía falta una mala actuación para contar todo aquello, ¿Verdad? - Pero el tema es que no es mi ambiente, ni debería haber llevado allí a Ènone, lo sé y lo siento, pero cuando me di cuenta estaba encerrada en un baño con un descerebrado con un cuchillo raro hablando de hacerme un montón de barrabasadas no atas para menores contra el tabique del retrete, y la cosa se nos fue de las manos... Y lo peor es que no hemos avanzado demasiado en nuestras pesquisas. Tal vez debería dejarlo...- Ahí si que tuve que echar mano de un mínimo espíritu teatral, nada más lejos de mi intención, peor tenía que echar una mano a Ènone, o al menos intentarlo, tal vez sería mejor que lo dejase a cargo de aquella gente, a fin de cuentas no era el elegido para esta misión, no, no lo era (¿Verdad?)

—¡Claro que no! —La voz de Kate sonó enérgica desde su lado del sillón haciendo saltar a Énone y Jack que venían por el pasillo que daba a las habitaciones.

—¿Qué no qué? —preguntó Énone arreglándose las mangas de una chaqueta que parecía ser unas dos tallas más grandes que el, seguramente de Jack.

—Suzie me contaba acerca de que estabais buscando que fue lo que había pasado con su hermana... Que por cierto, lo siento mucho. No podéis rendiros. Los polis de esta ciudad son un grano en el culo y lo más seguro es que terminen archivándolo ¿No es así, Jack?

—¿Hablas de la chica que encontraron en la Sucubbo? — ser hijo de policías lo acostumbraba a uno a estar más atento de las noticias, por si el nombre de tus padres era el titular de alguna noticia en algún momento—, fue terrible. Lamento tu perdida, pero no deberías meterte ahí. No es un buen antro.

—Pues la verdad es que sí descubrimos algunas cosas... —aportó Énone desde detrás de Jack tímidamente mientras se alzaba de hombros —y por eso es que estábamos acá.

Hubo un silencio incómodo en la habitación, Kate rodó los ojos significativamente. 

—Debí haberlo imaginado... Es por el computador¿Verdad?

—Y por la ropa...

—Idiota... Daaaaale, pero se quedan a cenar ¿Ok? No se van a ir sin comer algo ¿Ok?

Énone miró a Suzie, consideraba que era un trato justo así que aceptó por lo dos y se dirigió al equipo. Mientras Kate se sentaba al lado de su compañera busco todo lo que pudo encontrar sobre vampiros, si existían más referencias al nombre Carmilla y a la Sucubbo. Tras pedirle a Jack un lápiz y papel anotó todo lo que descubrió y que pudiera significar algo.

En tanto Kate había sacado su teléfono y estaba revisando unos números. 

—Oye, si te sirve conozco a unas tías que les gusta ir a ese antro a "probar sensaciones fuertes", si quieres puedo contactarlas y ayudarte acom alguna cosa. 

Justo en ese momento Énone se dió la vuelta y le habló. 

—Su, ¿ tienes algún número de contacto?

Antes de salir había decidido preguntarle directamente a su padre de todo lo que sabía, omitiendo las partes que pudieran preocuparlo, cómo la prisión y lo de Aidan. Después de todo el había sido profesor y debería algún miembro de la orden cuidando de ellos —si es que habían respetado el acuerdo— y podía ser que pudiera averiguar algo más. Pero necesitaba un número para que el le respondiera si sabía de algo 

A Kate le sorprendió que Énone quisiera usar el ordenador pues era algo que no tocaba nunca. Pero algo ocurrió cuando el joven lo encendió y se puso a teclear. Algo raro e inusual. De la CPU comenzaron a salir chispas y a sonar petardazos. Eso hizo que los que estaban junto al ordenador se alejasen y se mirasen.

Cuando todo parecía haber terminado en ese momento en el cual la CPU dejó de soltar chispazos, comenzó el olor a quemado y el humo negro del plástico quemándose. No era mucho, así que Kate intentó apagarlo con un una camiseta. Lo que no veíais era que el cable de alimentación estaba quemándose también y ese iba a más velocidad que la parte que en ese momento era visible. Al llegar al suelo, prendió la moqueta del mismo, para seguir ardiendo hacia la pared. Al alcanzar su toma con la luz, esta pegó un petardazo en el cuadro general, donde saltaron los plomos.

Pero lo que no sabías era que aquella construcción era vieja y que antes se usaban cables recubiertos de una densa tela y que a pesar de que el dueño del piso decía que estaba reformado, no había tocado ni la luz ni las tuberías de cobre que a saber como estaban ahora.

Cuando os distéis cuenta, la moqueta ardía con ganas y el fuego iba atrapando todo aquello que estaba tirado por medio: ropa, cajas de cartón... empezaba a devorar muebles y en la habitación de al lado, sin que supieseis nada, un fogonazo salió del enchufe, alcanzando una montaña de ropa sucia que no tardó en arder.

Con el fuego medio descontrolado, alguno del piso llamó al 911 y os hicieron salir de allí.

Una vez en la calle, los compañeros de piso de Énone miraban el edificio y se lamentaban por sus pérdidas personales. Kate lloraba amargamente abrazada a ellos al tiempo que las llamas salían por las ventanas.

No cababa de saber que es lo que había pasado realmente, si pudiese creer que Satán tiene su escondrijo entre internet y las tomas eléctricas, habría pensado que aquello había sido algún tipo de maldición directa contra nosotros. Miré a Ènone, ligeramente algo más rota que diez minutos antes, pero sin poder dejar que aquello me superase... NOS superase. Abracé a Ènone insistiendo en que podía haberle 'pasado a cualquiera, que había sido algo absurdo, como cuando te sale un uno en esos juegos absurdos de ser elfos y enanos y tirar dados mientras miraba con tristeza a Kate y sus compañeros.

- Creo que hasta que no terminemos con esto, esto tratará de terminar con nosotros.- Le dije a mi compañero, como achacándoselo a un efecto dominó que habíamos iniciado al ir a investigar la discoteca la noche anterior.

Y ahí estaba Énone, de pie, inerte, cómo uno de esos conos de tránsito con los que Cuddy solía compararlo a veces. De pie en medio de la multitud mirando al conjunto de departamentos en llamas y los bomberos haciendo lo posible por apagar el incendio. Kate abrazaba a Jack mientras lloraba y junto a ella otros muchos derramaban lágrimas también. Todos jóvenes, todos con sus pocos sueños amontonados en una caja aue probablemente ahora estaría siendo reducida a cenizas o quedando inservible bajo el efecto del agua de las mangueras. Énone recordaba haber visto el cable soltar unos chispazos la primera vez que lo había usado para escribirle a su papá antes que todo el asunto de Carmilla comenzase, pero con todo lo que habían pasado lo había olvidado. No, nada podía ser peor...

Y así sin más de pronto se puso a llover.

La voz de Suzie lo sacó de su estupor. Eso y el ruido de las personas que corrían a esconderse de la lluvia. Asintió en silencio mientras trataba de convencerse que sólo había sido un accidente. Quería acercarse a Kate, a Jack y pedirles perdón por... ¿Por quemar todo lo que poseian? Al menos Jack tenía su familia, Kate en cambio... Unas sirenas se escucharon a lo lejos.

—Tenemos que salir de aquí antes de que llegué la policía — dijo tragando saliva mientras respondía el abrazo de Suzie, su voz sonaba apagada y sombría. Se había sentido bien, había sentido que era un aporte para el equipo y ahora...—Si nos vuelven a encontrar aquí la líaremos de verdad. ¿Puedes... Puedes alejarnos sin que nos vean?

- Vamos a ver si esta vez no nos topamos con algo que haga crispar a la buena de Liel.- Le sonreí, melancólica. - Pero has de saber que este salto solo es una prórroga para algo que te quedará pendiente con esta gente. Trataré de ayudarte... Ayudarlos... En todo lo que pueda, pero ahora...- Abracé más fuerte a Ènone y dejé que Liel, tras su último ataque de pánico, en la trampa de Anacleto, tomase el mando, arrastrándonos a un callejón a un par de manzanas de la discoteca, ante la duda de a donde ir realmente.

Énone cerró los ojos cuando sintió que Liel iba a hacer lo suyo y para cuando los abrió de nuevo el escenario ya había cambiado. Ya no se encontraban frente a los apartamentos sino en un viejo callejón sin salida detras de jos edificios, ya no se escuchaba las sirenas, al menos no las de los policías y bomberos que habían intentado apagar el fuego en la residencial, aunque la sombra de lo que habían Sido seguía haciendo eco en su oído. 

El joven habla ignorado las últimas palabras de Suzie, ella tenía razón, había vuelto a escalar. Igual que cuando sus padres habían terminado en el hospital, igual que lo que sucedió con Max, igual que todo… ¿iba a vivir toda su vida así? ¿Escapando? ¿Tratando de dejar atrás todo lo que lo insistía en perseguirlo? ¿Es que la orden tenía razón y no iba a poder volver a tener una vida normal?

—Ya no quiero volver a huir.. —se confesó en voz baja, temblaba levemente quizás de rabia o quizás porque nuevamente estaban mojados—, desde que está jodida maldición del elegido me alcanzó he estado huyendo… de hecho de antes ahora que lo pienso mejor. Cuando papá nos trajo a América ya estábamos huyendo también. Si no fuera por estás malditas sombras que…

Énone guardó silencio y se separó de Suzie para mirarla bien. En sus ojos brillaba una duda y una idea.

—Las sombras… las que me persiguen… si hubiera alguna forma de que se manifestaran mientras estamos en la guarida de Carmilla quizás podríamos usarlas como punta de lanza… pelear fuego con fuego. ¿Crees que podría ser posible?... Pero no sé cómo convocarlas a voluntad.

Ènone era perseguido por sus sombras, yo era cabalgada por un ser de luz... ¿En qué momento nuestras vidas se habían torcido tanto? Deberíamos estar por ahí, pasándolo bien con gente de nuestra edad, cometiendo errores, aprendiendo de ellos, aprovechando esa absurda tregua que se nos da antes de tener que cumplir con los compromisos que se le presuponen a esa quimera que es una persona adulta... ¿Le iba a decir al chaval que debería poner en peligro su vida, metiéndose en aquella alcantarilla maldita, para enfrentarse a decenas de entes vampíricos y lo que quiera que fuera aquella Carmilla usando un poder oscuro que ni él mismo lograba comprender o controlar?

No, claro que no.

- Tel vez se pueda hacer, pero si tú mismo no conoces tanto a esas sombras ni sabes cómo controlarlas... Nos han dicho que hay decenas de esbirros protegiendo a esa meadora de estupefacientes... ¿Crees que realmente estamos preparados para ir directos a su madriguera?

A este paso sería normal que Ènone no apareciese en las profecías que Liel a veces me mostraba... Peor no quería pensar en el motivo.

Énone dió una vuelta por el callejón. 

—No, esas cosas simplemente aparecen, según la orden me están buscando, para que no las destruya y todo eso —soltó una risa amarga— ¿Acaso no es irónico? Yo no siquiera quería ser un ¿Cómo le llaman? Un elegido, si los servidores de Set me hubieran dejado tranquilo yo seguramente ni siquiera lo sabría o seguiría estudiando.

Se sentó en una pila de periódicos que parecía un poco más firme que el resto. Acomodó su bolso sobre las piernas y hundió la cara en la cremallera. Continuó hablando, pero su voz sonaba ahogada por la tela. 

—No sé que más hacer ¿Seguir investigando? ¿Y dónde ahora? Es como si cada vez que quisiéramos dar un paso adelante alguien nos cogiera del cuello del cuello y nos tirara hacía atrás. ¿La biblioteca? No quiero ni pensar lo que podría pasar si entramos ahí. ¿Hace cuánto fue el último terremoto en la ciudad? Parece que solo nos queda volver al principio, a la periodista y al hombre KFC.

- La verdad es que el rapapolvo de la tal Scarlett me ha hecho plantearme lo de que hasta qué punto es seguro que la periodista sepa de lo que está pasando, y creo que puedes adivinar la respuesta... Y si al final fue la cazadora la que nos sacó, por sus contactos con el polizonte calvo, pues ni le debemos tanto, peor es cierto que es la que conocía al tipo ese que vive en las alcantarillas. ¿No recuerdas nada más de tu encuentro con Maurice Hill? Creo que dijiste que lo habías conocido cuando estabas con Cuddy. Si es el que mueve la droga, sabrá algo más sobre Carmilla.- Tomé aire, casi podía oler mi pelo quemándose mientras trataba de recordar cualquier tipo de información que se me hubiese pasado. - Sabemos que ayer, aparte, murió el tal Isaac Edelman, portero de la disco, y que este fin de semana tienen fiestón... También sabemos que la madriguera de la mosntrua es accesible desde el almacén de la discoteca. Y Anacleto nos comentó que luces ultravioleta y lanzallamas no habían servido contra los esbirros de Carmilla. También comentó que estas criaturas suelen tener su propio rebaño del que alimentarse para no ir dejando cadáveres, peor que esta no lo ha hecho, por eso llenará la la disco de cadáveres... Lo que me extraña es que dijese que el tipo no debía de haber podido ver nada allí abajo llevando ese equipo, pero está claro que la luz es necesaria, de alguna manera... No sé... ¿No sería maravilloso poder arrancar la puta iglesia de su emplazamiento y dejar que la luz del sol haga lo suyo con la vampira de los cojones?

—¿Con el camello? No... —trató de haber memoria mientras levantaba la cara de su bolso— Él se acercó a mi, con la esperanza de venderme algo o calmarme si era un riesgo, supongo. Me estuvo contando lo que fue su noche ahí... Por lo que saqué el tipo solo sabía que la bicha era una criatura vampírica y que su guarida estaba justo abajo de la disco. Osea lo mismo que descubrieron ustedes después... Hay algo si que no les dije, pero que tampoco es que viniera al caso...creo. Antes de encontrarme con Maurice pillé una de las salidas de emergencia —omitió los dolorosos recuerdos de como la encontró—, el punto es que tenía una soldadura reciente. Me pareció raro de momento y peligroso... Pero nada que nos sirviese realmente.

Se frotó ambos ojos con una mano tratando de concentrarse y recordar. 

—Despues fuimos a la almendra —se notaba que se había saltado intencionalmente lo sucedido en la celda— y supimos que tenía secuaces que repartían la droga de la tal Carmilla... Epa ahí fue que dijeron su nombre y Cuddy... Por Dios, si entender lo que dice Cuddy ya es un arte imagínate recordarlo. 

Rió con nostalgia, una risa que se notaba que pasaba a través de un nudo en su garganta. Cuddy... Se preguntó cómo estaría en ese momento y rebuscó en su bolso por el taser que está le había regalado.

—No, no, yo entendí que el tío apenas podía ver nada por la poca luz que allá abajo había, pero si sería genial sacar el edificio completo y hacer que Carmilla se bronceara a lo bonzo con la luz directa del sol. Igual  las criaturas que la protegen no son del mismo tipo que ella. 

Énone cerró el taser con la mano, miró alrededor al callejón y frunció los labios.

—¿Y si hiciéramos eso?¿Quizás no podamos sacar el edificio del lugar, pero quizás podrías sacar a Carmilla de allá abajo. Si logramos acercarnos lo suficiente yo puedo tratar de distraerla y Liel hace lo del teletransporte y se traen a Carmilla.a un sitio seguro acá afuera, a algún lugar donde el sol este pegando de lleno... Aunque con esta lluvia... 

Se quedó mirando al cielo como si esperase que dejaste en el momento de llover, cómo si esperase una señal que le indicara que la idea era buena.