Partida Rol por web

Casi termino como los sabuesos que se estrellaron contra el vehículo cuando Dexter lo detuvo súbitamente. Por suerte ya para entonces tenía los ojos abiertos y pude aferrarme a uno de los asientos, si no además de lastimarme habría perdido mis adorados caramelos.

Comenzó entonces la cuenta atrás hacia el momento definitivo, el encuentro donde debíamos asegurarnos de acabar con nuestros perseguidores para poder seguir adelante sin preocuparnos de mordidas. Al son de los disparos de mi primo yo bajé de la furgoneta y con un pequeño salto me situé detrás del cazador.

—¡Ese es mi primo! —me alegró verlo tan dispuesto, era inspirador hasta cierto punto, eso sin contar que tuve una extraña sensación de que ya lo había visto así pero hace muchísimo tiempo, con una apariencia algo distinta…

En fin, volví a cerrar los ojos y crucé mis brazos hacia adelante aprovechando la distracción que formó Dexter. —Dios… —dije —tormento de los pecadores, juez de los descarriados, tormento de los injustos, tu palabra es la verdad y la luz más intensa dentro de las tinieblas de la tentación. Tu voluntad hace que los demonios se replieguen, tu palabra los vuelve mudos. Tira por favor de las cadenas de los malditos y paralízalos para que la espada que es su debilidad pueda traerles la condena que merecen. Utiliza mi cuerpo y mi alma como ancla, ¡funda sobre mí sus ataduras!

Mientras hacía esa peculiar súplica trataba de recordar a los mártires de las historias religiosas, al mismo tiempo mi cuerpo se fue iluminando desde el interior, creando un aura blanca que al extenderse lo suficiente formó cadenas de luz, mismas que irían a por los sabuesos con la intención de inmovilizarlos o al menos de dejarlos vulnerables para quien los atacara.

Quizás podría haber intentado desvanecerlos, sin embargo mi forma de cazar se basaba mayormente en inutilizar al enemigo, además, estaba segura que cierta espada estaba sedienta de devolverles las heridas… —¡Prohibere! —grité, acto seguido extendí mis brazos hacia los lados como imitando una típica forma tan odiosa como autoritaria para los demonios.

Ah, bien. Al menos no la perdí tan lejos.

Miré hacia donde se alejaba la furgoneta, y luego hacia la casa. Sentía alivio de saber que estaba allí, y al mismo tiempo estaba un poco apurado por lo que estaba pasando con Scarlett y compañía. Suspiré. Estas diatribas no debería estarlas pasando yo.

Me encaminé hacia la casa en ruinas. -Señorita Bonnie, ¿como se encuentra? ¿Esta malherida?- Dije, con mucho cuidado. Me aseguraría que se encontraba bien, pero debía volver con Scarlett. Lastimosamente, repetir la jugada quizás terminaría de volver loca a la bibliotecaria, por otro lado, los sabuesos no la verían ni ella a ellos, al no estar marcada. 

Jim se puso a limpiarme el trasero con la gasa con alcohol antes de pincharme. La verdad es que los había visto más rápidos a no se que... - No, te lo estás imaginando.

Dexter cambió de planes cuando los canes nos alcanzaron y optó por detener el vehículo. - Vale Jim, quédate junto a Dexter y espero que me déis buena cobertura. - Saqué mis dos katanas de su funda y clavé la pequeña en la arena, entre los dos hombres. - Recordad que solo sirve para rematar. Le haríais más daño escupiendo.

Y sin dar más explicaciones, corrí hacia las bestias, antes de que reaccionasen, alzando mi katana, dispuesta a convertir a aquellos demonios en polvo para luego buscar al que los había invocado. Mucho debía temernos para lanzarnos aquello, pero más debíamos temerle si era capaz de invocar a tal cantidad de lobos demoníacos.

El frenazo de la furgoneta toma a los tres sabuesos por sorpresa y terminan por estrellarse contra la furgoneta. Uno de ellos se golpea tan fuerte que hace saltar una pieza de la puerta lateral. El disparo posterior le hace estar demasiado distraído como para evitar las cadenas de luz invocadas por Jessica, que envuelven su cuerpo y lo inmovilizan contra el suelo con tal fuerza que lo asfixiarían si necesitase respirar.

Los otros tres sabuesos rodean el vehículo, pero no tardan en quedar reducidos a dos cuando la katana de Scarlett acaba con el primero al coste de unos cuantos zarpazos más. Sus compañeros no se rinden y un segundo atrapa un brazo de la mujer entre sus mandíbulas. El tercero y último se prepara para saltar sobre la cazadora... (1)

Nathanael se adentra en las ruinas quemadas de la cabaña, preguntándose qué es lo que hizo que Bonnie acabase allí. La esencia humana no está bien preparada para desplazarse entre mundos como hacen los ángeles, lo que da como resultado que sean expulsados de ese espacio aún cuando su guía esté atento a ellos. Sin embargo, algo tuvo que atraer a Bonnie.

Pero ¿Qué?

El ángel tiene que pasar un tiempo apartando maderas quemadas o destrozándolas con su látigo de cuchillas. Finalmente consigue dar con la humana bajo la trampilla del sótano.

¿¡QUÉ ME HA HECHO!? - grita la mujer al verle - ¿¡DÓNDE ESTAMOS!? ¿¡POR QUÉ ME HA TRAÍDO AQUÍ!? ¿¡QUIÉN ES USTED!?

Su mano rebusca nerviosamente en los bolsillos de su chaqueta. Debe estar buscando alguna clase de arma de defensa personal...

Ver que mis cadenas funcionaron me sacó una leve sonrisa pero solo durante un momento, ya que luego me percaté de que el resto de sabuesos seguían libres y no precisamente lejos. La sensación de estar rodeada es un poco opresiva, sin embargo traté de despejar mi mente para no flaquear en el momento menos indicado.

Con otro vistazo a los alrededores pude darme cuenta de que los perros que quedaban, salvo por el que tenía atrapado, ahora iban exclusivamente a por Scarlett quizás en venganza por lo que le hizo a su compañero, eso ponía a mi amiga como el foco de atención, pero también el cebo. La amenaza era inminente y a ella no parecía estar yéndole tan bien como en otras ocasiones.

—Si alguno quiere cargarse al que está atrapado me haría un gran favor… —comenté a mi primo y a Jim dado que tenían cerca la espada dejada por la otra cazadora. Tal vez en batalla directa esa arma no serviría, ¿pero sería igual si el objetivo estaba inmóvil?

Más allá de la posible oportunidad que había allí, yo necesitaba que alguien se hiciera cargo del perro porque no estaba segura de cuánta concentración me tomaría hacer lo que tenía en mente. Una vez más tocaba apostar, pero es que desde mi perspectiva era lo mejor.

—¡Scar dales una buena! —grité entonces al mismo tiempo que con mis manos hacía un ademán como de envoltura alrededor del perro que saltó hacia Scarlett. Mi movimiento envió algo de luz para detener al endiablado canino de forma similar a como había hecho con su compañero.

—¡S-solo apresúrate que no sé si podré resistirlo mucho…! —advertí.

Nada más frenar sentimos como los sabuesos chocaban contra el vehículo, haciéndome soltar una sonrisa. Al menos que se quedara fuera de combate lo suficiente como para que pudiésemos acabar con ellos.

Rápidamente, me bajé del vehículo y empecé a disparar, proporcionándole a Jess el tiempo que necesitaba para atrapar a uno de los sabuesos, pero los otros tres todavía estaban allí y no iba a resultar nada fácil acabar con ellos, dado que ni siquiera eran de este mundo.

Menos mal que Scarlett estaba allí para cortar a uno por la mitad, pero no a tiempo de impedir que otro agarrase el brazo entre sus fauces mientras el último corría para lanzarse sobre ella.

Los combates cuerpo a cuerpo no eran mi fuerte. Yo era más de comportarme con paciencia, buscar mi momento y mi lugar, y actuar con calma, dejando que mis ansias fuesen satisfechas como quien degusta un postre antes de retirarse. La diferencia entre el salvajismo de un asesino y yo era que controlaba mis impulsos lo suficiente como para que ellos no me controlasen a mí, aunque no siempre resultase sencillo.

Pero por desgracia, había momentos en los que no tenía otra manera de actuar que dejarme llevar precisamente por ese instinto, porque la velocidad e incluso la agresividad, eran necesarias. Al ver que Scarlett iba a ser arrollada, simplemente corrí y salté en dirección al sabueso que se abalanzaba sobre ella, intentando detenerlo antes de que saltase y vaciarle el maldito cargador.

Lástima que lo hiciese un minuto más tarde de lo que debía, porque el maldito bicho me vio antes incluso de que iniciase el salto.

No me debería sorprender la reacción de la mujer, pero hace mi trabajo más difícil. -Bonnie, necesito que se calme.- Dije, poniendo las manos en alto con la palma al frente, en signo de no estar armado ni tener malas intenciones. -Si se calma, le explicaré, ¿de acuerdo? Primero, no le he hecho nada. Soy... Soy un viajero del tiempo, vengo del futuro.- La bibliotecaria se había mostrado fan del mundo sci-fi, quizás le fuera más fácil creer en eso que en un ángel. -Estoy aquí para protegerla, pero mi... Ehm... dispositivo de... transporte no es muy efectivo con... estooo... Personas de esta era.- ¿Tienes que mentir, Nathanael? Quizás estás pasando demasiado tiempo entre humanos...

Una de las bestias sostuvo mi brazo derecho por el brazal, al tiempo que la otra se preparaba para saltar sobre mí. Actuaban en manada, estaba claro. Si no me liberaba de las fauces de aquella bestia del demonio iba a pagarlo muy caro. Y mientras que el animal tiraba para inmovilizarme, yo usaba mi mano izquierda para librerarme de la pieza.

Y justo cuando el tiempo se agotaba, el brazal quedó en la boca del animal, el cual cayó de culo mientras de reojo le veía masticar mi protector con rabia y saltar al otro a por mí.

El gesto lo tenía claro. Giré la Katana, colocándola en posición horizontal, buscando que su boca se comiese el metal sagrado. Aprovechando el impulso de la bestia, que gimió de dolor al sentir como la afilada hoja de mi arma le cortaba la boca por dentro, me dejé caer y rodar hacia atrás, usando el mismo impulso de la bestia del demonio para lanzarlo detrás mía, utilizando un pie para lograr tal hazaña y sentir como este caía sobre su propio lomo, dejando una ventaja a mis compañeros más restrasados sobre él.

Solo necesité terminar de dar aquella voltereta hacia atrás para encararme de nuevo a aquel que me había dañado el traje. Ahora debía tener cuidado con mi antebrazo derecho o las heridas sí sangrarían de verdad...

El sabueso infernal retrocede con el trozo de armadura de Scarlett hasta que se da cuenta de que el brazo de la humana no va dentro. Se prepara para contraatacar cuando varias cadenas de luz surgen del suelo para atraparlo por cortesía de Jessica. Inmovilizado, el demonio no puede hacer otra cosa que rugir de ira mientras la katana de Scarlett lo hace pedazos hasta que su cuerpo se disuelve en una nube de humo negro y apestoso.

El otro sabueso no pierde el tiempo: la humana de la katana bendecida está demostrando ser un rival demasiado duro, pero el humano de la pistola... El demonio se agacha cuando Dexter dispara y la bala le pasa rozando por el lomo. Después salta y atrapa el brazo del arma. Acto seguido echa a correr llevándose al humano consigo. El brazo de Dexter cruje entre sus mandíbulas, amenazando con partirse... (1)

Los ojos de Bonnie se abren como platos por la sorpresa. La explicación de Nathanael es una locura pero ¿Teleportación? Suena a serie de ciencia ficción, y a pesar de eso aquí está cuando hace poco estaba en la biblioteca. Aún así llega a sacar de su chaqueta un espray de pimienta y apunta a Nathaneal. No es un arma mortal pero sí tremendamente molesta.

¿Y por qué aquí, Nate? - pregunta la mujer - ¿Es un defecto de diseño de su equipo o algo que ha interferido con el teletranporte?...

—¡Dexter! —todavía estaba digiriendo lo que le sucedió a Scar cuando la situación de mi primo me obligó a voltear y me provocó una nueva e intensa preocupación. Hasta donde yo sabía él no llevaba ninguna protección como nuestra compañera, e ignoraba qué tan resistente podía ser, además, ¿a dónde demonios lo llevaba el sabueso infernal?

Por si con lo anterior no fuera suficiente, para ese momento yo estaba ya mareada y sudando agotada por el continuo uso de mi magia en más de un objetivo; normalmente tardaría más en mostrar tales efectos secundarios, pero como lo divino era un poder que me resultaba especialmente difícil de controlar las cosas habían llegado a ese punto rápido.

Desde mi lugar maldije nuestra mala suerte, también me reclamé a mí misma por no ser más cercana a la luz, por haber rechazado aprender más cuando tuve la oportunidad… pero por frustrada que estuviera no debía olvidar lo que ocurría a mi alrededor.

Sin pensarlo mucho me giré completa hacia la dirección en la que corría la bestia demoniaca y estiré mis brazos con los puños cerrados. Cerré los ojos por un segundo para mantener un mínimo de concentración e intentar no olvidar al canino que todavía tenía atrapado, acto seguido grité —¡Adhuc! —al tiempo que abría mis manos y mis ojos. Nuevas cadenas salieron entonces a unos metros de donde avanzaba el monstruo que capturó a Dexter y, al igual que en los anteriores casos, fueron a por su sombría figura con la intención de pararle las patas.

Desafortunadamente el mismo esfuerzo me llevó a una nueva dificultad, ya que contener a tantos demonios no era fácil, pasaba factura. Mientras me esforzaba por atrapar al sabueso, mi nariz comenzó a sangrar y mi equilibrio se estremeció. Por dentro sentía como si me hubieran dado un fuerte golpe, pero no era nada comparado a las mordidas que se habían tenido que llevar mis compañeros…

Sabía lo que iba a sucederme en cuanto erré el disparo, pero eso no me preparó más para el dolor que sentí cuando las fauces el sabueso se cerraron entorno a mi brazo y tiraron de él, como si fuese a arrancarlo de cuajo.

De repente me vi arrastrado a enorme velocidad, chocando y rozando por el suelo mientras giraba en una torsión casi imposible de mantener por mi brazo, que seguía atrapado entre las mandíbulas de la criatura.

Apreté los dientes y cerré los ojos, evitando así que la tierra me cegara, y me llevé el otro brazo al codo del que estaba atrapado para impedir el giro y que lo rompiese completamente.

No oí el grito de Jessica diciendo mi nombre ni acerté a terminar de ver a Scarlett en acción, pero sí que capté aquella palabra que mi prima lanzó, haciéndome abrir los ojos, y que se vio continuada por unas extrañas cadenas que atraparon al sabueso y enredaron sus patas, haciendo que cayese de bruces y detuviera su avance.

La boca del sabueso se abrió, liberando mi brazo, que estaba ensangrentado allí donde había sufrido la mordedura, pero no tenía tiempo que perder. Me puse en pie con rapidez, saqué mi cuchillo, que tenía a la espalda, e intenté acabar con el sabueso.

Pero aquello iba a ser más complicado de lo que parecía.

Todo ocurre demasiado rápido. Logro matar o más bien convertir en polvo al lobo demoníaco que salta a por mí, pero el que piensa que tiene mi brazo en su boca, al darse cuenta de que tan solo es mi protección, corre como un salvaje hacia Dexter, ignorándome por completo.

El cánido del demonio encadenado por Jessy, tiene un final rápido, pues no puedo arriesgarme a que se libere y salte a por nosotros, mientras que Dexter es llevado por la otra bestia a saber donde. Tras convertir en polvo a este enemigo, me doy la vuelta y corró hacia Dexter, para tratar de alcanzar al animal. Solo me freno un segundo para coger mi segunda katana, clavada en el suelo, para correr con cada una en mi mano.

- ¡Despierta Jim! - Exclamé cuando vi que el soldado ni reaccionó frente al ataque a Dexter. - Me da igual lo que hagas, pero mueve ese trasero. - Le dije mientras corría y de golpe escuché las palabras de Jessy a mi espalda y vi las cadenas en el animal y a Dexter libre, golpeándole con furia.

Al darle alcance, vi que algo no iba bien con él, así que opté por hacer lo que debía. Proteger a uno de los míos, pero con el animal encadenado lo mejor era aprovechar la situación y atacarle con dureza. Ya me encargaría de que su daño se enfocase hacia mí si el conjuro se disipaba. - Dexter, aléjate de su boca y patas. - Le dije al cazado al tiempo que mis katanas brillaban al acercarse al cuerpo de un demonio como aquel.

Atacándole desde mi posición, no debería causarme daño alguno o eso esperaba.

¿Por qué aquí? Esa era una fantástica y fascinante pregunta. -Es muy probable que la respuesta a eso la encontremos aquí, Bonnie. ¿Reconoce este lugar? ¿Ha estado aquí alguna vez?- Dije, acercándome un poco más a la trampilla, pero manteniendo una prudente distancia de la dama y su... artículo de defensa personal. -Voy a necesitar bajar, Bonnie. Y preferiría que lo hiciera usted conmigo; hasta poder asegurarme que usted está a salvo no debo separarme de su lado.-

¡Te sigo! - Jim corre tras Scarlett hasta alcanzar a Dextern, quien tras librarse de la presa del demonio ha intentado apuñalarlo en la cabeza, con tan mala suerte que la monstruosidad abre la boca justo cuando cae el cuchillo y muerde furiosamente la otra mano (1)

¡Suéltalo! - Jim golpea la mandíbula del demonio con la cabeza de su hacha, logrando que suelte a Dexter pero en su lugar se lleva el hacha del ex-soldado entre las fauces. Mientras mastica el arma Scarlett aprovecha para cercenarle la cabeza y al momento siguiente sólo queda un montón de humo negro y hediondo.

¿Puedes moverte? - le pregunta Jim a Dexter - Hay que sacarlo de aquí...

Ominosos aullidos resuenan en el aire. Por ahora el demonio de Thirteen Pines lleva ventaja...

La mujer mira a su alrededor - No, no he estado aquí nunca, pero por el olor diría que es la cabaña de Ash ¿Por qué me ha traído aquí?

Cuando el ángel empieza a bajar ella desciende las escaleras, manteniendo las distancias para evitar un posible nuevo viaje. El sótano está dividido en dos secciones: la principal es una despensa normal y corriente con herramientas y comida necesarias para sobrevivir largos períodos de aislamiento en el bosque. La otra está separada de la sección principal por una puerta cubierta por glifos arcanos. A través de una ventanilla puede verse un pequeño arsenal de armas y en el centro un pedestal que sostiene una caja de cristal sin cerradura aparente. En su interior, un hermoso camafeo de oro y zafiro. En su interior parece haber la imagen de una mujer a la cual no se le ve el rostro, pero que al mirarla se tiene la sensación de que en cualquier momento lo hará y revelará un rostro hermoso... ¿o no?

Qué preciosidad - dice Bonnie mirando el objeto - ¿Y todas estas runas en la puerta?...

La cabeza de la bestia rodó lo justo hasta que se convirtió en polvo. Recogí el hacha mordisqueada de Jim y se la devolví tras guardar mis katanas. Dexter no tenía muy buena pinta. - Déjame ver. - Le dije al primo de Jessy y saqué unas vendas de mi botiquín, junto elementos de primeros auxilios. - Con esto deberías aguantar un poco. - Le dije tras tratarle y vendarlela herida del brazo.

Al terminar le di una colleja en la cabeza. - ¿¡En qué demonios estabas pensando!? - Le regañé al saber que estaba mejor. - ¡Alejarnos de allí ha sido la mayor estupidez de tú vida! ¡No solo hemos dejado a Nate solo, sino que está la pick up de Jim allí tirada y el demonio ha recuperado su terreno gracias a tu maravillosa huída! - Exclamé visiblemente enojada a Dexter.

En ese momento recordé que había recibido un mensaje en el móvil a saber cuando y lo saqué para mirarlo mientras trataba de calmarme. - Hay algo en esa casa que está siendo custodiado por ese demonio. - Dije mientras desbloqueaba el móvil para ver el mensaje. - Y yo no me marcho de aquí sin recuperar la pick up de Jim. - Sentencié y comencé a caminar hacia la furgoneta. A pocos metros de allí estaba mi brazalete derecho, esperaba que lo suficientemente entero como para poder seguir usándolo. Y es que dudaba que aquel animal del infierno hubiese podido masticar el metal de los cuchillos que ocultaba dentro.

- Así que ya estás moviendo el culo y cambiando de dirección la furgoneta, que hay que volver a por la pick up y a decirle a Nate que se largue de allí. - Añadí mientras caminaba cabreada, hablando en modo sargento, en busca de mi pieza de armadura.

De no ser porque el demonio había invocado más lobos, hubiese realizado el camino andando, pero no podía arriesgarme a terminar siendo su cena. Aunque esta vez no podía haberlos invocado sobre nosotros, pues estábamos demasiado lejos, así que o lo había hecho sobre el lugar, sobre Nate o sobre la pick up... solo regresando lo sabríamos.

No era mi día, eso quedó claro para mí cuando erré de nuevo mi siguiente golpe, y de no haber sido por Scarlett y Jim, todavía estaría lamentándome por ello. Sin embargo, entre los dos, sobre todo Scarlett, acabaron con el sabueso, dejándome en el suelo, sentado, resoplando y dolorido.

-Buen golpe -dije, refiriéndome al cercenamiento que había hecho mi compañera.

El mordisco había penetrado bastante y a pesar de que no quería reconocerlo, dolía como el infierno del cual habían llegado. Aunque podía haber sido peor, ya era bastante malo.

-No es tan grave -le comenté, sin creérmelo yo mismo, mientras me atendía. 

Cuando acabó, me dio una soberana colleja que no esperaba.

-¡Auuuuh! -me quejé, llevándome una mano al cuello -. Pues... tampoco ha sido eso. Al arrastrarlos Nate ha podido coger la pick up sin peligro, así que no ha ido tan mal. Además, yo esperaba que al alejarnos perdiesen la conexión mágica y lo que no podíamos hacer era seguir allí, totalmente expuestos.

Después miró su móvil y yo aproveché para ponerme en pie.

-No te preocupes. Ahora volveremos. Ya, ya, ya. Seguro que ni siquiera está allí.

Eché una mirada furtiva a mi prima, asintiendo con la cabeza, y me dirigí hacia la furgoneta. Ahora que estábamos a salvo, no solo podíamos regresar, sino también investigar mejor. Lo que estaba claro era que aquel lugar estaba siendo protegido o usado como trampa por alguien, el mismo que había acabado con nuestro camarada. Eso significaba que había mucho que mirar.

Probé a mover un poco el brazo herido, sintiendo rápidamente el dolor, pero era soportable, sobre todo después de que Scarlett se hubiese encargado de él, así que entré en la furgoneta y la arranqué.

-Está bien, volvamos.