Partida Rol por web

Bajo la señal de Artros, me vuelvo a poner en guardia, pero al no ocurrir nada, decidimos seguir el camino, además no hemos podido distinguir el emblema de la bandera de la torre y las dudas me abruman.

Al poco, la lluvia cesa y conseguimos distinguir el asentamiento, además podemos ver a los campesinos que se habían presentado antes en el riachuelo entrando al pueblecillo Ese olor...es comida... La idea de tener algo caliente que llevarme a la boca me abruma y deseo con todas mis fuerzas ir corriendo al lugar de donde proviene ese olor para llenar el estómago. Me fijo en Itán, que, a mi parecer, creo que tiene las mismas ganas que yo de salir huyendo a por la comida y sonrio por la situación Probablemente todos tengamos el mismo deseo.

Me fijo en el comentario de el ricachuelo creido La mejor? Pues creo que se va a llevar una desilusión cuando llegue

Por fin deja de llover, pero lo que realmente importa es el olor, la espectativa de una cama, asi que cuando el perro del señorito va a la posada con paso vivo not ardo en darle caza y seguirle, el se quedara con la mejor cama, pero no con la mejor cerveza.

- Espera que me voy contigo.

Al ver que nada pasa con el carro, me extraño mucho y comento en voz alta- ¿Con los tiempos que corren que mentecato dejaría aquí un carro?.

Cuando contemplo el pueblo, y veo la calma aparente que tiene, comienzo a hacerme una idea del porqué del carro abandonado.

Un borrachín más aliviando sus penas.

Está bien, por mí vale. Ala a disfrutar de un plácido día.

 Echáis a andar hacia la aldea. La lluvia parece haberos dado una tregua aunque las negras nubes siguen amenazadoras cruzando raudas por el cielo. El camino embarrado que desciende hacia el río se hace difícil de transitar pero aún así vuestros corazones parecen más alegres y se nota en la cháchara pues los niños han empezado de nuevo a gritar y a corretear alrededor del grupo y hasta los huraños campesinos parecen contentos ahora. El río está cerca ya cuando la puerta del fuerte se abre y cinco jinetes armados surgen de su interior y descienden hacia vosotros. El que los encabeza, lleva armadura completa con el yelmo abierto y un escudo cometa en su brazo con el mismo emblema que ondea en la torre. Los que le siguen, en dos filas de dos hombres, llevan cotas de mallas con jubones con el mismo emblema y van armados de lanzas con un banderín con el mismo emblema. Los caballos trotan hacia vosotros entre ruido de armas, armaduras y arreos. 

Los jinetes cruzan el río por el vado con un chapoteo y en un abrir y cerrar de ojos se plantan ante vosotros.

- ¡ALTO! - grita el que los encabeza alzando su mano acorazada. Su caballo de guerra caracolea y bufa echando espuma por los ollares. La tropa se detiene y se quedan allí mirando a que os acerquéis. El líder os mira desde el interior de su celada.

- Alto, viajeros... quiénes sois y qué buscáis en Sothmere.

El hombre parece joven aunque no veis demasiado de él salvo sus ojos y su barba castaña.

Buen día señores, pues resulta que venimos a Sothmere a su hermosa fiesta. Pasábamos cerca y unos aldeanos nos informaron de la misma. Así que aquí estamos, para comprobar por nosotros mismo esta pequeña maravilla.

Digo serenamente para parecer lo más natural.

Unos soldados nos dan el alto, y me da a mi que con las pintas de algunos de los que nos acompañan, nada mas entrar al pueblo sus dormitorios seran las celas por prevencion. Yo por si acaso prefiero mantenerme a la vista pero bien callado, nunca se me ha dado bien este tipo de situaciones en las que deben convencer al de en frente que no vienes a hacerle daño, joder si quiesiera hacerle daño ya estaria mas que muerto.

Tan sólo sonrío complaciente tras las palabras de Artros, de tener un sombrero me lo quitaría para mostrar sumiso respeto a quienes parece que tienen la llave a la comida y el calor de Sothmere, casi como si fuese un invitado a una fiesta demasiado ilustre para mi categoría y no pudiese evitar cierta inseguridad respecto a que me admitiesen en ella.

Dejadnos pasar, dejadnos pasar, vamos, vamos, vamos...

 El señoritingo, al escuchar vuestras tímidas palabras, se adelanta.

- ¡Soy el Bann Ceorlic de Lithering, este es mi guardaespaldas y mi sirviente. Llevamos días huyendo de los engendros tenebrosos y exijo ver al señor de estas tierras!  - se presenta sacando pecho y con mirada desafiante pero no parece impresionar al caballero.

Los campesinos se juntan y se abrazan un poco asustados. 

El caballero, mira al bann y luego a los demás, sin dejar de reparar en el enano, en Yargor y su máscara y en la cara marcada de Artros. Finalmente, repara en Lilith y la saluda con la cabeza.

- Señoría...  - responde el caballero - soy Ser Vilen Richta y estáis en las tierras del Arl Voycheck pertenecientes al Teryn Loghain actual señor de Ferelden. Con mucho gusto le llevaría a su presencia pero él no está aquí... su castillo está más al norte. - se  lleva la mano a la cintura mientras con la otra intenta controlar al temperamental caballo. - Por desgracia Sothmere es un lugar pequeño y no estamos acostumbrados a alguien de su importancia... señoría... - notáis cierto tono irónico en su voz que seguramente no ha pasado desapercibido al Bann.

El caballero hace una seña a la tropa que se giran hacia el poblado. 

- Así que... si no tiene inconveniente en acompañarnos... con mucho gusto les escoltaré hasta el asentamiento.- Comenta mientras se echa a un lado para dejaros pasar. Los jinetes abren la marcha y él espera a que hayáis pasado antes de seguiros.

Así que "escoltados" por los soldados os dirigís al asentamiento. Por suerte el vado no es muy profundo aunque el agua es heladora y llegáis al otro lado con las piernas entumecidas por el frío. El caballo chapotea tras vosotros. 

Según ascendéis hacia la población os dais cuenta de que sois el centro de atención y os espera una multitud frente al pueblo con un hombre mayor, de pelo cano, enjuto pero de ojos vivaces que se apoya en un bastón y viste ropas más elegantes. Lleva una bonita espada al cinto. La multitud os observa mientras llegáis cerca de ellos.

- Bienvenidos forasteros... - os comenta amigablemente el hombre mayor - Soy el sheriff Milo, alcalde de Sothmere. - y hace una leve reverencia.

Ser Vilen, se mantiene tras vosotros.

El bann se adelanta.

- ¡Soy el bann Ceorlic de Lithering y exijo un trato preferente y unas habitaciones dignas de mi rango!

- Señoría... - vuelve a inclinarse levemente el sheriff - no dudo que Ser Vilen os encontrará un acomodo digno de vos en la torre... Ser Vilen... - el sheriff hace un gesto hacia la torre de madera y Ser Vilen, acompaña al bann hacia el fuerte. 

El sheriff permanece en silencio esperando pacientemente a que los soldados y el bann con sus sirvientes se aleje antes de volverse hacia vosotros.

- ¿Y bien? ¿Hay alguien más de la nobleza entre nosotros?

Observo la escena pacienbtemente y me algra saber que aqui estaremos seguros, asi que no veo el momento de que se vaya el ricachon para poder por fin ir a tomar algo. Asi que nada mas que el Alcalde se dirige a nosotros no tardo en contestar.

- Creo que no mi Sr. Alcalde, ya lo que quedan son refugiados y los guerreros que los protegemos, y como veis estamos bastante cansados, mojados y hambrientos, si pudierais señalarnos una posada para comer y un lugar dond epudieramos descansar y pasar noche todos...

Por fin parece que estaremos bajo un buen techo, pienso, mientras espero impaciente a que el ricachuelo se marche de una vez por todas y podamos ir a divertirnos todos por un rato.

-Como bien ha comentado Kazurh, estaríamos encantados de poder descansar y compartir la agradable y calurosa acogida de este lugar con el resto, pues no ha sido un viaje fácil y estamos todos calados por la lluvia...-

Como me gustaría tomarme un buen baño caliente...

¡Manda huevos, todo un Bann, nada más y nada menos! Tiene que estar forrado... Habrá que echar un vistazo a esa torre cuando todo esté más tranquilo...

Mientras habla Kazurh, me fijo en la muchedumbre, para tratar de determinar el tipo de población de Sothmere: exclusivamente humana, mixta, nivel de riqueza, etc. Pero la sensación de frío en mis pies y, en general, en todo el cuerpo, no tarda en conseguir que me sume a la petición de Lilith...

- Sí, os lo ruego, don sheriff, llévenos a un lugar más cálido, allí podremos departir con más calma de las graves nuevas que traemos, en el caso de que aún no sepáis lo acontecido en el sur... -finalizo en tono inusualmente grave, esperando que la intriga sea miel suficiente para estas curiosas gentes...

Cuando habla en bann lo miro y alzo las cejas- ufffff no va a durar poco este, madre mía, que poco práctico con los tiempos que corren y mostrando la flema y el dinero de esa forma.

Si me permite consultar señor sheriff, ¿cómo van las cosas por estas tierras?. Supongo que todo es muy tranquilo, no se ve indicios de que esta zona haya sido atacada recientemente, lo cuál es harto agradable.

El sheriff asiente despacio a vuestras palabras y parece meditar. Justo en ese momento, una muchacha joven, de no más de dieciséis años, agarra al sheriff por el brazo.

- Pero míralos, Padre... no son más que refugiados huyendo de la plaga. Necesitan un sitio para descansar y ademas... ¡Por el Hacedor, hay niños con ellos!

El sheriff asiente con la cabeza.

- Bueno, pues entonces sed bienvenidos a Sothmere. Llegáis justo a tiempo para el festival en honor del nuevo Fuerte Sothmere - señala con el brazo la nueva torre de piedra que se alza junto el fuerte de madera - mandado construir por nuestro Arl, Voycheck Neruda y el Bann de estas tierras, Karel Dusic. - hace una leve reverencia - Por desgracia, Sothmere no es un sitio muy grande, ni acostumbrado a muchas visitas y nuestra posada es pequeña. Sólo con los visitantes, está completa e incluso la gente ha acampado al otro lado de la villa...

La joven interviene de nuevo agarrando al sheriff del brazo.

- Pero, Padre, seguro que podemos buscarles un sitio para dormir... ¡Míralos. Están empapados y agotados!

La muchacha, es de una belleza inusitada y os mira con una sonrisa radiante y unos preciosos ojos verdes que contrastan con su pelo negro azabache. La joven se acerca hasta una de las niñas, la misma que preguntó a Kazhur.

- Y dime jovencita... ¿tú quieres quedarte?

La chiquilla, sonríe dejando ver la falta de sus dos paletos y asiente con la cabeza. 

- ¿Lo ves, Padre?

El sheriff, parece aceptar la idea de su hija.

- De acuerdo... - os dice - podremos buscaros alojamiento en el granero o en alguno de los otros edificios... por desgracia, casi todo el mundo, tiene alojado a alguien en su casa. Bienvenidos. - os hace otra leve reverencia.

- Venga, vamos...  - dice la joven agarrando a la niña de la mano. Al pasar frente a Artros, le echa un encantadora sonrisa y una intensa mirada.

El sheriff, espera a que os pongáis en marcha antes de acompañaros. 

La población de Sothmere, es estrictamente humana. De momento no habéis visto ningún elfo aunque sí, podéis ver un enano entre la gente. Pero, por sus  ropas y cadenas de oro al cuello y anillos en los dedos, juraríais que es un comerciante. Un tipo grandote, de poblada barba, anchos músculos y mandil de herrero, os mira con gesto hostil por encima de la gente.

El sheriff os acompaña. 

- De momento, os podéis asentar en aquel granero - señala con la mano - hasta que encontremos un lugar mejor. 

Señala con la mano otro edificio pequeño.

- Aquella, es la posada. La cerveza de aquí no es la mejor pero se deja beber... - sonríe.

Sothmere, no tiene más de una docena de casas y los tres graneros. En la parte de atrás, hay varias tiendas de campaña, algún carro e incluso, uno de esos carros raros de los elfos Dalishianos. En el centro de la villa, junto a la picota, se han montado varios puestos, aún vacíos y una gran tienda con mesas corridas. Hay también, varias dianas para arco. Parece que el festival empezará en breve.

El alcalde, y todo el pueblo, os guían hasta el granero y os hace una seña de que allí es. 

El granero, es amplio y aún semivacio. Hay algún que otro saco, paja y los áperos típicos. En uno de los rincones, hay desplegadas, un par de mantas y varios morrales. Dos personas, comen algo de un puchero y os miran con gesto interrogante al veros llegar.

Al ver que una niñita insolente consigue con una simple sonrisa, lo que ninguno del grupo, se me revuelve el estómago. Eso, estarás orgulloso de ella ahora con su dulce sonrisa, pero luego, no tendrás lágrimas suficientes cuando tu honor quede mancillado por esa pequeña ramera. Tan joven y manipuladora.

Al ver el granero, me asomo por la puerta y observo a nuestros camaradas. Saludo con la cabeza- Buen provecho compañeros.

Una vez echado el primer ojo, decido ir a conocer el pueblo.

Me acerco a las dianas a ver que se cuece por allí, tal vez pueda echar una buena partidilla.

Vaya, vaya. Parece que por aquí ya están bien informados. Y aún así, estos idiotas se ponen a hacer un festival, como si estuviésemos en la fiesta de la cosecha de Denerim. Si hubiesen visto lo que yo he visto, estarían calentando sus fraguas y afilando sus aceros... Bueno, al menos, han construido unas buenas murallas...

La hija del alcalde empieza a parlotear, y pronto consigue que nos den acomodo, lo que no deja de extrañarme, al menos hasta que se insinúa a Artros.

Jeje, por eso insistía tanto, mírala, la almejuela dando palmas al ritmo de un tambor de guerra dalishano en plena carga de hallas furiosas, y no precisamente por ese hombretón herrero que parece que la pretende, sino por el bueno de Artros, pero... maldita sea... ¡si no la hace ni caso! Bueno... Si no se la tiran él o el herrero, tendré que hacerle un favor a este pueblo y cepillármela, no vaya a ser que empiecen a matarse entre ellos por una de sus sonrisitas...

Con una sonrisa divertida, miro a Artros un momento mientras se aleja, y entonces me acerco a Lilith y le susurro al oído:

- Por favor, abrígate con una de esas mantas o te resfriarás. Te buscaré ropa seca, seguro que alguien de por aquí me presta un vestido para una dama en apuros...

Sin esperar su aprobación, y con una gran sonrisa, me despido y me dirijo a cualquier aldeana con el fin de negociar la compra o préstamo de un vestido seco para Lilith.

La tengo en el bote... -pienso, optimista en mis expectativas ante esta noche.

Parece que dudan entre dejarnos entrar y no, pero la chiquilla cumple un acopio de bondad y gracias a ella podemos dormir y lo que es mejor beber., asi que cuando nos ofrecen su hospitaldiad no puedo menos que darles las gracias y avanzar a paso vivo asta el granero con el pueblo.

Mi sonrisa y alegria es amplia al vernos tan cobijados, tantoe s asi que me giro atras para retrasar mis pasos para comentarle lo dichosos que somos a Lilith cuando observo como ese tal Itan le susurra cosas al oido, y de alguna forma se me quitan las ganas de comentarle nada, olo de probar la posada, asi que cuando nos han enseñado el granero pongo paso hacia la posada, no sin antes agradecer al pueblo su trato.

- Muchas gracias por todo, sin duda el granero estara mas que bien, pero aqui es donde pasaremos menos tiempo y ademas dormidos, creo que seria mas interesante visitar la posada, vayamos a probar esa cerbeza.

 Kazurh, Morrowir, Llith y Yargor

Tras comprobar vuestros "aposentos" decidís ir a calentaros un poco a la posada que seguro que tiene un buen fuego y algo de comer y beber. Así que, "escoltados" por algunos parroquianos os dirigís allí. Los campesinos que os acompañaban con su prole, se quedan en el granero.

La posada no está muy lejos. De camino, el enano con pinta de comerciante os corta el paso.

- JOJO!!! Bienvenidos a Sothmere!! - hace una leve inclinación - Mi nombre es Strom Karsgard y me alegro de ver un compatriota por estos lares.

Se queda mirando a Kazurh.

Itán

Hay muchas aldeanas allí a la vista y te diriges a las de mediana edad que será más probable que tengan vestidos de sobra. Pero un poco amilanadas y curiosas por tu aspecto, te dirigen a una mujer de unos cincuenta años que está al final del grupo y que es la modista del pueblo. La mujer, de pelo cano, rostro curtido y manos desolladas por los hilos, telas y cuero te saluda.

- ¡Buenos días, mesere!

La verdad es que no debe tener mucha costumbre de dirigirse a un elfo pues te ha dado un título humano. 

- Si me acompaña...

La sigues hasta una pequeña casa que debe hacer de colmado de la villa por la cantidad de objetos y comestibles a la vista. Parece que allí hay de todo. 

La mujer rebusca hasta sacar un vestido rosa con volantes blancos y te lo muestra.

Artros

Te separas de los demás y te encaminas a las casetas y las dianas. Desde allí, puedes ver claramente la carreta de los elfos dalishianos. Puedes ver a dos con sus característicos tatuajes. Un elfo joven y una elfa también joven. El elfo, se entretiene en hacer malabarismos con tres bolos y la elfa, está cosiendo un vestido de múltiples colores. Ambos te miran pero sin prestar atención. Para ellos, eres un humano más.

Observas las dianas, hay cuatro. En ese momento un carraspeo llama tu atención. Te vuelves. Un encapuchado te observa apoyado con desidia en una esquina. 

- Veo que llevas un arco y observas las dianas... tal vez te interese el tiro... - su voz suena dulce y melodiosa y al retirar la capucha, una cascada de cabellos negros como el ébano se suelta sobre sus hombros y dos ojos verdes como la hierba se clavan en los tuyos. La muchacha, tendrá unos treinta años y permanece allí con los brazos cruzados sobre un voluminoso pecho. Observas que lleva un arco largo a la espalda y un carcaj con una docena de flechas. 

Tras comprobar el granero, veo que es suficiente cobijo para nosotros, no es una habitacion de lujo, es lo suficiente como para resguardarnos el tiempo que nos mantengamos en el bastion. Kazurh decide pasarse por la taberna para beber cerveza, así que gran parte del grupo decide ir con el para ver lo que se cuece en la taberna. A medio camino un enano, el cual se ve muy alegre de ver a karzuh nos barre el paso, decido esperar a reanudar el camino esperando pacientemente a karzuh, y así llegar a nuestro destino

Parece que han opuesto un poco de resistencia pero la chica nos ha salvado de un destino que no me gustaba nada, no me hacia gracia alguna tener que pasar la noche al raso toda mojada y sin comida, pienso mientras me dirijo al granero, donde hay dos hombres mas -Buenas noches, caballeros- digo, mientras observo lo que será nuestra choza para dormir Pues no está mal, siempre será mejor que dormir al raso.

Itán se me acerca y me comenta que deberia taparme y que irá a por algo de ropa para cambiarme y sin dejarme siquiera mediar palabra, se marcha rápidamente Este chico...realmente no se si es amabilidad o si hay algo más...

Decido levantarme e irme con el resto a la posada, pues allí habrá comida y bebida y no había nada mejor que llenar bien el estómago después de tanto tiempo comiendo tan poco, además seguía con la ropa mojada Espero que con el calor de la posada se me seque un poco...

De camino, un enano nos para y se presenta, además poniendo especial atención en Kazurh Se conocerán? Esto puede traernos lios, lo ha llamado compatriota...

Miro las dianas, y estudio la distancia a la que están, pero alguien interrumpe mi pensamiento con un seco carraspeo.

Miro y veo que es una mujer- obvio- le digo sécamente.

Ignorándola, comienzo a preparar mis flechas. Paso los dedos por las plumas y compruebo la punta.

Cierro los ojos y coloco la flecha en el arco lo tenso, y respiro profundamente.

Entonces abro los ojos y apunto.