Partida Rol por web

Me froto la nariz y alzo la vista cuando el guardia se mueve, siguiéndole con la mirada por puro aburrimiento..

Eeth reemprende su perorata diplomática y, aunque al principio intento prestar atención a sus palabras, pronto mi atención se desvía hacia sus extraños cuernos coronando su frente y parte de su cabeza. No puedo evitar pensar en algunos animales que luchan entre sí a cabezazos con sus respectivas cornamentas, ¿harían algo así en el pasado los zabrak? Si se lo pregunto seguro que me rompería la boca, quizá lo haga luego...

Observo de reojo a Quaad cuando musita una pequeña risa por lo bajo, y su cara me lo dice todo, a saber en qué estará pensando ahora...
Al fin el guardia entra en razón, más o menos, y se retira para comprobar los datos, aunque ni siquiera nos ha preguntado los nombres.
Presto atención a su marcha, distinguiendo entre su palabrería un insulto que me hace querer avanzar de nuevo hacia él con un gruñido, chocando contra Eeth que todavía está delante de mí y provocando que dé un traspiés por lo que me detengo a mi pesar.

-Atrévete a decírmelo a la cara...- decido no gritarlo para no llamar todavía más la atención, pero sin duda acabo de recordar porque odio esta ciudad. Si estuviéramos en Tatooine ya le habría retorcido el pescuezo tres veces.
-Esperemos que dé resultado de una maldita vez, y si no... No será culpa nuestra llegar tarde- me encojo de hombros y espero, totalmente impaciente, apoyando una mano en el mango de la espada sobresaliendo de mis bártulos y la otra en la vaina del muslo que contiene mi bláster, sin dejar de moverme continuamente y observar alrededor.
Cómo odio estar sin hacer nada.

Escucháis el murmullo del gentío que invade la plaza y muy especialmente la entrada a la torre. La mayoría son quejas por querer entrar en la torre, y comentan acerca del mitin que dará mañana el canciller, pero los guardias continúan con su cometido pacientemente. El terco guardia se aproxima al resto y comienza a hablar por el intercomunicador acoplado en su antebrazo derecho. Sólo queda esperar...

Entre algún gruñido por la falta de respeto del segurata, observáis la comuna de obreros trabajando pacientemente en las tribunas. La multitud se mueve y de repente os encontráis con una vista muy clara de la plataforma elevada por repulsores desde la que el canciller dará mañana su discurso. Uno de los obreros de la plaza está inclinado sobre los controles. Parece estar sacando algo de su bolsa de herramientas y metiéndolo en un panel abierto. levanta la vista y echa una ojeada a su alrededor, y su mirada se topa con la vuestra. Intentando disimular, se baja de la plataforma y empieza a adentrarse en la multitud.

Un poco apartada, obsevo la situacion. Es curioso ver como alguien que va con nosotros soluciona las cosas dialogando en vez de a la fuerza o creando alguna artimaña de distraccion para poder entrar. Viendo que tienen todo "solucionado" me mantego a la espera viendo con quien va hablar el guardia y por si no funciona pensando otra manera de poder entrar entes de anochezca...

Miro desconcertado la escena de sabotaje de la plataforma flotante y tras ello a mis compañeros, para ver si se habían dado cuenta. Sólo Nakor parece entender mi expresión , siento un impulso de lanzarme a la multitud a por él pero pensándolo fríamente sería inútil entre tanto gentío, además, aún no me había contratado y no había un crédito de por medio.

Doy un codazo a Nakor y permanezco en silencio reservando aquella información, sería un punto a nuestro favor revelársela al canciller cara a cara y no que se lleven el mérito sus otros guardias incompetentes.

Mi mirada por Numa, pero al parecer la twi'lek no tiene demasiadas ganas de hablar por ahora, así que continúa a través del gentío que nos rodea, la mayoría de ellos con una impaciencia similar a la nuestra pero sin un motivo suficientemente contundente como para permitirse el lujo de colarse.
Repentinamente una de mis cejas, arqueadas ya de por si, adopta un grado tan exagerado en su forma que incluso arruga mi frente ligeramente, dejando bien claro que veo algo que está llamando poderosamente mi atención y curiosidad.

-Lo he visto...- respondo al codazo de Quaad, pero al igual que él me quedo ahí quieto y dudando unos segundos... hasta darme cuenta nuevamente de que no sé quedarme de brazos cruzados.
-Será mejor que intentes comprobar que esa "cosa" no va a estallar en cualquier momento- miro a Quaad significativamente. Sabe a qué me refiero y es de los pocos presentes capaz de trastear con artefactos de ese tipo.

-Guardadnos el sitio- sonrío a Numa y Eeth como si un entretenido juego estuviera a punto de comenzar, internándome entre el bullicio de gente nuevamente para intentar diferenciar entre ellos al tipo en cuestión.
Mi altura me da bastante ventaja para sobresalir entre la mayoría de gente, pero aún así no albergo demasiada esperanza de dar con él y en tal caso me dirigiré a la plataforma de la tribuna.

Tras ver la reaccion de mis compañeros me sobresalto un poco, parece que ahora empieza de verdad el dia -Ya me parecia que estaba siendo todo muy normal...- lo digo casi como un pensamiento en voz alta, esperando que nuestro guardia no se haya distraido tambien y aun se nos dificulten mas las cosas - se puede saber a donde vais? - con toda la gente que hay aqui porque tienen que ir ellos...

Pase el tiempo que pase el afan de protagonismo y de hacer ellos mismos las cosas siempre nos ha dado problemas y muchas otras veces nos ha salvado el culo, espero que esta vez sea de las segundas. Sin mas espero intercambiando mi vision en el guardia y ellos, por cuanquier cosa que pueda suceder.

¡eh eh eh ! ¡Tio! ¿a donde vas? ¡Aún no nos han pagado un crédito! No pretenderás... ?

Por las pelotas de un bantha peludo!! Me cago en..

Grito mientras trato de disuadirlo pero parece decidido a dirigirse hacia alli. Sacudo la cabeza y me situo tras de él , pero sigue sin hacerme ninguna gracia el meterme en jaleos de explosivos. Conocía del tema pero nunca me había enfrentado a algo demasiado serio mas que en libros.

¡No nos van a dejar subir! Además ¿y si nos revienta en la cara a nosotros, eh , eh? Joder tio , estás loco..

Se lo diremos al senador y ya está.. ya se ocuparán sus droides de dos mil créditos, ¡pero nosotros no tenemos recambios!!

A pesar de los nervios miro alrededor, él tiene razón, alli hay miles de personas y podría armarse una muy gorda si esa plataforma se estrellara, aunque no tengo muy claro cual era el objetivo , el senador, el gentio, o ambos.

Eeth no entendía nada. Estaba claro que Quaad y Nakor habían visto algo sospechoso, pero entre el gentío y la impaciencia, el zabrak no distinguía nada fuera de lugar. Se giró hacia Numa, que parecía quedarse allí "guardando la cola".

- Pon en alerta a los guardias, creo que tus amigos han visto algo.

Seguidamente fue detrás de ellos, con un andar vivo pero sin correr para evitar levantar revuelo entre la multitud. En todo caso, ya lo harían ellos, que de llamar la atención, sin duda, sabían un rato. Intentó colocarse a su altura cuanto antes y notó que agradecía la sensación de algo apremiante. No le gustaba esperar inútilmente, la impaciencia era uno de los últimos escollos que aún tenía que salvar para considerarse a sí mismo digno del título de caballero.

- ¿Qué sucede? ¿Habéis visto algo? - preguntó cuando llegó a la altura de Quaad, con la mirada atenta a cualquier cosa que pareciera fuera de lo esperable en una plaza abarrotada que además estuviera siendo montada para un evento multitudinario.

-No hace falta que grites...- es lo que me limito a responder ante las múltiples quejas de Quaad, que consiguen arrancarme una sonrisa al comprobar como se altera. Estoy demasiado acostumbrado a verle en ese estado como para que me afecte demasiado.
-Sabes tan bien como yo que no podemos arriesgarnos a que eso estalle ahora, aquí hay demasiada gente por mucho que todavía no hayamos cobrado- lo que sí consigue detenerme por un instante es distinguir la voz del jedi, al cual todavía no me he habituado del todo.
Miro hacia atrás un instante, comprobando que Numa se encargará del proceso "diplomático" de acceder a la torre, así que prosigo con la misma decisión que antes.

-Uno de los supuestos operarios ha dejado algo extraño en uno de los paneles y se ha marchado de inmediato con expresión sospechosa. Sólo queremos asegurarnos...- sin duda alguna puede ser un simple error absurdo y que sólo hayan sido imaginaciones nuestras, pero no creo que nos podamos permitir el lujo de arriesgarnos a sabiendas de que una organización terrorista va tras el Canciller.

Eeth asintió manteniendo el paso.

- Si alguno de vosotros sabe de explosivos, podría ir hacia allí con un guardia, no sea que acabe con un artefacto en la mano y le acusen de ser él el terrorista. Si tenéis localizado al individuo, otros dos podemos ir por él, pero sin llamar demasiado la atención. No queremos que se ponga nervioso y se le ocurra alguna locura.

El zabrak notó la premura en su voz. En su interior se notaba exaltado. Tuvo la sensación de que se alegraba de que algo ocurriera, y la supuesta euforia por la acción se tiñó de preocupación y cierta culpa. Su maestro le había advertido siempre: "Un joven lleno de energía como tú se enardece cuando vislumbra la posibilidad de que suceda algo, como un combate, pero debes evitarlo. Un jedi no busca el conflicto. Si no eres capaz de abstraerte te encontrarás inmerso en él en lugar de buscar la mejor forma de solucionarlo".

Eeth se sacudió todos sus sentimientos y se concentró fríamente en el hecho. Era su primera misión. La haría mal o bien, pero la haría como un jedi.

La forma de actuar de Nakor y Quaad llama la atención del Jedi, que los sigue a través de la plaza y del gentío hasta la zona de las plataformas elevadas por repulsores. Mientras, la twi'lek Numa se cruza de brazos esperando la resolución del terco guardia de seguridad, preguntándose a qué viene tanto alboroto.

El trío de machos inspecciona el lugar, al parecer uno de los obreros había actuado de manera sospechosa al advertir que lo estaban observando, intentando escabullirse por entre la multitud congregada. Echáis un vistazo para detectar al hombre, y aunque el Jedi no ha llegado a verlo, escudriña la plaza en busca de algún obrero sospechoso, instando a sus nuevos compañeros a encargarse de lo que fuera que hubiera puesto el obrero en el panel del elevador.

- Ahí ! - grita Nakor - se está moviendo hacia el este - el humano localiza al sospechoso, que comienza a correr en dirección al borde este de la plaza.

Sigo mirando con el ceño fruncido a mi alrededor, escuchando de fondo una especie de zumbido insistente... que resulta ser el jedi.
Detengo mi mirada un instante en él, lo cierto es que no me he enterado de la mitad de lo que ha dicho pero todo eso deja de tener importancia cuando consigo vislumbrar al supuesto operario... Más probablemente miembro del Mayal.
-¡Demasiado tarde para sutilezas!- es lo que alcanzo a exclamar cuando el tipo empieza a correr, haciendo lo mismo pero de modo más contundente y brutal, apartando a la gente como si de un mastodonte en estampida se tratara, dirigiéndome a la misma zona este todo lo rápido que puedo con las rastas azotándome la cara.

Quizá tuviera razón y después de todo sí pretenda alguna locura con tal de que no le cojamos con vida... Pero su reacción ya ha demostrado algo.

Nakor sale disparado , parece que le ha visto. El jedi me mira interrogante sobre que hacer y le hago un gesto con la cabeza para que vaya con él a atraparle.

Jooooder tio.. ¿y ahora qué hago yo?

Miro hacia la plataforma donde aún siguen los obreros y me encojo de hombros dirigiéndome hacia alli tan rápido como puedo , apartando a la gente a empujones y ayudándome de una pequeña mentira, bueno, en realidad era un futuro agente de seguridad.

Hagan paso, ¡agente de seguridad!

Cuando llego hasta la plataforma trato de acceder a ella para revisar el panel, por si acaso algo les saliera mal a Eeth y Nakor.

La reacción de sus compañeros provocó un bufido del zabrak. Ya no había nada que hacer. Sólo intentar minimizar las consecuencias. Con profundo desagrado, cogió el sable en su mano y lo encendió. Un brillo azulado pintó su rostro dorado mientras el zumbido ocupaba un momento el aire, y luego se interrumpía hasta que el padawan lo volvía a oscilar, mientras avisaba a los transeúntes del peligro potencial.

- ¡Aléjense todos! ¡Esta zona no es segura! ¡Aléjense y pónganse a cubierto!

Esperó haber llamado suficientemente la atención con el sable y sus gritos. Una vez le pareciese que la gente reaccionaba para ponerse a cubierto lo más lejos posible del lugar donde supuestamente habían dejado un artefacto, el zabrak siguió a sus compañeros intentando rodear el camino del sospechoso para cortarle la escapatoria.

La multitud comienza a exclamar cuando son avasallados a empujones y gritos por parte de Nakor, pero su aspecto invitaba a no llevarle la contraria, por lo que la gente se aparta aunque quizás no lo suficientemente rápido. Ante la alarma del Jedi, la mayoría de la gente que os rodea comienza a preguntarse qué está pasando, y no parece agitarse demasiado pero sí preocuparse.

A lo lejos, a unos veinte metros al este, el obrero se acerca a la repisa de la plataforma y véis como desenfunda una pistola blaster mientras corre. Ahora la gente comienza a gritar y a asustarse empezando a correr de aquí para allá y dificultando la visión del supuesto obrero.

Quaad parece sobresaltado cuando, desde lo alto de la plataforma repulsora, observa al terrorista sacar su blaster y apuntar hacia la muchedumbre que comienza a correr despavorida. Ante tí tienes el panel con el que jugueteaba el obrero, perfectamente colocado y sin una aparente modificación, al parecer el muchacho sabía lo que hacía, ó tal vez huyó antes incluso de haber tocado nada.

Te encuentras cruzada de brazos esperando a que el guardia de seguridad vuelva y esperas que con buenas noticias. De pronto, el murmullo de la muchedumbre que antes invadía la plaza, se convierte en gritos de pánico y terror. La gente parece correr de un lado para otro y provienen justo de la dirección en la que se fueron estos tus compañeros.

Sin mucho tiempo de reacción, adviertes a los agentes de seguridad exclamar sorprendidos ante la situación. La cara del sargento parece un poema cuando la gente comienza a gritar, al parecer aún le podían ir peor las cosas. Acto seguido da unas instrucciones a los tres guardias restantes y, blaster en mano, se dirigen hacia el lugar del embrollo sin mucho éxito, pues resulta complicado pasar por el cúmulo de gente que se agolpaba en dirección opuesta.

Tú misma comienzas a sentir algún que otro empujón, llegar al otro lado resultará cada vez más complicado.

Eeth se dirigió corriendo hacia el terrorista, procurando llamar su atención y atraer el fuego sobre él. Para ello se movió todo lo rápido que pudo, en línea recta, desviándose sólo para esquivar a los aterrorizados ciudadanos. Blandió el sable láser con cuidado de no hacer daño a nadie, y lo apagó cuando se acercaba demasiado a alguien, pero su intención era ser visible en todo momento, una amenaza inmediata para el terrorista, y que así se centrase en él.

Deseó fervientemente no tener que lamentar su impetuosidad. Desviar blasters, aunque fueran pequeños, nunca había sido su especialidad. Apartó el pensamiento negativo y continuó avanzando entre la gente.

La gente sigue titubeando dubitativa a pesar de nuestras exclamaciones y avisos. Supongo que no se les puede culpar por estar ciegos y no fiarse de alguien con semejante aspecto, pero sin duda el arma que desenfunda el supuesto terrorista da el empujón que necesitaban... para empezar a correr de un lado a otro como idiotas.

Empiezo a gruñir y chasquear la lengua, frustrado y fastidiado ya que en su mayoría entorpecen mi camino en lugar de facilitarlo, por lo que me veo obligado a dar empujones y codazos algo más contundentes de lo que me gustaría.
Desenfundo mi propia arma y la alzo en dirección al tipo sin dejar de correr a bastante velocidad debido a la amplitud de mis zancadas, pero no puedo permitirme el lujo de disparar ahora... Aunque quizá sirva para espantar del todo a los despistados que queden por nuestro camino.