Partida Rol por web

Khala dejó que todo el mundo el mundo se preocupara por la noble como si les fuera la vida en ello, para ella lo único que había echo era usarlos como peones y llevarlos a una situación que podría haber sido muy peligrosa, así que de momento no iba a confiar en ella.

Hasta que la noble se pusiera hablar se limito a vigilar la puerta por si alguien de la estación de mensajería aparecía de repente.

Justo en el momento en el que entráis en la sala, la cocinera aparece por la puerta de la cocina.

-¿Qué puedo ofrecerles de c...?

-¡Ahora no!- la corta secamente Elaydren desde el centro de la posada. La cocinera al ver la tensión reinante da media vuelta y regresa al trote a la cocina.

-¡ Rápido, rápido!- os llama Elaydren con voz tensa-. Gracias a Olladra que estáis aquí- os agradece al tiempo que abraza y saluda efusivamente a Alhandra y luego a Shana-. Gracias por llevarles el mensaje Shana. No hay tiempo que perder.

Veis que levanta una mochila del suelo y la entrega a Alhandra. La piel está muy gastada pero los remaches de bronce aún relucen. Parece liviana hasta el punto que Alhandra diría que está vacía. Os dirigís a ella de forma un poco atropellada pero parece demasiado agobiada como para poder centrase en contestaros a todos.

-No hay tiempo para explicaciones. En este morral que os entrego hay instrucciones, oro y vituallas. Cogedlo e iros. ¡La carta del bolsillo izquierdo lo explica todo, pero debéis iros ya! Confiad en mí ¡Os lo ruego!- dice Elaydren mientras sus ojos temerosos van de vosotros a la puerta y de vuelta.

Todos tenéis vuestras preguntas pero no hay tiempo para más.

-¡Cuidado!- grita Khala desde un lateral de la puerta.

Se había colocado cerca de Raith y de la puerta para mantenerla vigilada. Suficiente para ver las sombras deteniéndose frente a la puerta al otro lado. Suficiente para ver como el pomo giraba lenta y silenciosamente. Suficiente para saber que estáis a punto de ser atacados. La puerta se abre de golpe. La lluvia y el viento entran repentinamente mojando de nuevo el suelo de madera. Y con el agua entran cinco seres la mitad de altos que un humano y con aspecto de reptil bípedo...¡Kobolds! 

Una vez cierro la puerta y nos encontramos a salvo del viento y la lluvia, Khala y yo guardamos la puerta ante lo que pueda venir mientras escuchamos la historia de Elaydren. Ante las palabras de Alhandra solo puedo añadir.

- Si ahora esta segura, no creo que puedan superarnos.... aunque añado por lo bajo ..... dependerá de lo que traigan.

Como si de un pájaro de mal agüero hubiesen sido mis palabras la puerta se viene abajo seguida de una pequeña compañía de kobolds

Deseaba más que esperaba que después de haber estado yendo y viniendo como locos de acá para allá toda la noche y de la tensión acumulada, dispondríamos de unos instantes de calma para esclarecer lo ocurrido. Desafortunadamente, no es así. Elaydren me endosa una mochila medio vacía y nos urge para que nos marchemos de aquí a toda prisa. Apenas tengo tiempo de protestar cuando media decena de hombrecillos-reptil irrumpen en la posada. No necesito la confirmación de la funcionaria gnoma para saber que estas son las criaturas que atacaron la estación de mensajería. Y, si ellos están aquí, su amo forjado no puede andar lejos.

Por un momento me planteo la posibilidad de amartillar mi ballesta para hacer frente a la amenaza, pero somos demasiados y yo en el mejor de los casos soy una tiradora mediocre. Temo que mis virotes en una sala atestada puedan causar tanto mal como bien. 

―Ely, existen otras salidas a parte de la evidente ―pregunto, mientras mis compañeros se preparan para presentar batalla a los recién llegados.

Contamos con la superioridad numérica de nuestro lado, pero eso no significa que esté deseosa de verter mi sangre en este comedor. Sin Neli a nuestro lado, ahora cualquier herida puede resultar fatal. Una mala huida resulta preferible a una buena batalla.

Que poco habían tardado en encontrarnos, esta claro que nos tenían bien vigilados! Hay que atacar antes de que puedan organizarse:

- Prepararos para conocer a vuestro creador lagartos!

Elaydren estaba realmente asustada. Quería que salieramos de allí cuanto antes. Tenían por su vida y por la nuestra pero no nos concretó nada del porqué.
Mientras leb lanzaba una mochila a Alhandra, unos gritos de alerta desde la puerta llamo nuestra atención. Raith y Khala que se habían quedado en la puerta nos avisaron. ¡Kobolds!
Alhandra propuso salir por detrás, pero no tuvo tiempo de proponer nada más. Khala se abalanzó sobre las criaturas sin avisar. ¡Mierda! Saque mi espada y me dispuse a atacar.

Elaydren estaba bien, gracias a la Hueste Soberana, ¡pero no hubo tiempo de sentarse a relajarse ni oir explicación ninguna! Los enemigos que habían asaltado la estación de mensajería les habían localizado. ¡Kobolds! El primero en desenvainar fue Raith, y pronto Khala se lanzó rauda a por ellos, en un agerrido e igualmente temerario ataque de carga. "Wow." Shanna parpadeó, sorprendida. "Tan dura como siempre. Edirél, será mejor que vayas a echarle una mano. No te preocupes por mi, que yo estaré bien." le dio dos palmaditas en el hombro al tiefling y le guiñó un ojo. "Confio en ti, ¿vale?"

Sonaron unos ruidos por el pasillo, eran pasos... Apresurados... Vienen hacia aquí...

"Algo viene y no creo que tenga ganas de tomar un té"

Desenvaino mi estoque mientras tiro hacia atrás mi capa y capucha para que no me estorben.

"Solo espero que no se sorprendan demasiado con mi apariencia mis compañeros"

A mi espalda escucho la voz de Shanna, animándome, pocas veces me había ocurridos eso en mi vida.

"ESTOY LLENO DE DETERMINACIÓN"    

- Para algo estoy aquí.

Me lanzo rápidamente a ayudar a Khala.

-Alguien pidió cena a domicilio?

No esperaba que alguien tuviera las mismas excentricidades culinarias que yo, pero nunca había probado los Kóbolds...A que sabrán?

―Ely, ¿existen otras salidas a parte de la evidente ?-pregunta Alhandra.

Elaydren retrocede con el gesto tenso. Casi no escuchas como grita entre dientes "¡Por Olladra!". Pero a pesar de la situación te presta atención. La ves pensar unos segundos y, posteriormente, te señala discretamente una de las puertas justo al otro lado de la barrera de kobolds. Al mismo tiempo ves como sus labios forman una palabra sin emitir ruido alguno: "Secreto", te dice.

Miras hacia el otro lado de la sala y ves la puerta. Pero aquellas criaturas están justo en medio del camino. Saben de ellos que son criaturas reptilianas dadas al sadismo y a la crueldad. No son especialmente fuertes por lo que tienden a rodear a sus víctimas para vencerlas por el número. Son también expertos tramperos y buenos lanzadores con las hondas. Finalmente dirías que la luz brillante les molesta profundamente. 

Una vez desenvaino la espada y veo como mis compañeros cargan contra los pequeños enemigos me lanzo a por ellos yo también.

- En un día como este solo pueden empeorar las cosas.

Elaydren menciona la existencia de una salida secreta pero para llegar hasta ella parece que tendremos que pasar necesariamente por encima de la línea de combatientes reptilianos.

Así pues, me sumo a la heroica iniciativa de mis compañeros a la hora de hacer frente a la amenaza con la fuerza de las armas. Destrabo la maza que cuelga de mi cinturón y me lanzo a la refriega confiando en que, trabados en el cuerpo a cuerpo, no tendrán buenas opciones para usar sus hondas.

Para mi desgracia, de combatiente dejo tanto que desear como de ballestera y mi mazazo es esquivado sin dificultad por el humanoide al que acoso.

Edirel se ha dado cuenta que algo sucedía cuando ha visto a Khala tensarse. Algo sucedía y no iba a esperar para ver si eran buenas o malas noticias. Lo "bueno" ya estaba previsto así que  mejor prepararse para lo malo. En cuanto los Kobolds entran en tropel por la puerta, el rapidísimo tiefling se lanza contra una de las reptilianas criaturas. Lanza su estoque recto a la cara de uno de los kobolds. La punta afilada de acero entra por el ojo izquierdo de la criatura emitiendo un ruído "húmedo".Un chorro de líquido intraocular,  mucho más espesas que las lágrimas, caen por la mejilla escamosa del kobold. El estoque se detiene de repente al chocar contra la parte interna del cráneo del pequeño reptil. Para sorpresa del tifling el kobold retira su cara extrayendo la punta del estoque y preparándose para atacar.

Alhandra extrae su maza e intenta golpear con ella a una de las criaturas. Pero intenta golpear con tanta fuerza que su golpe es demasiado lento. El kobold esquiva el mazazo recogiendo su cuerpo hacia un lado. Raith, el guerrero, golpea con su espada de arriba a abajo sin impactar contra su objetivo. De nuevo la pequeña criatura se escabulle hacia un lado.

Pero al moverse para evitar el golpe del guerrero se coloca justo en trayectoria de Threkor, a quien no había visto venir. Su espada corta cercena  el cuello del kobold casi sin resistencia. La cabeza sale volando hacia la barra donde golpea y cae al suelo. El cuerpo decapitado permanece unos instantes en pie como si aún tuviese vida. De repente intenta andar y, por fin, cae de bruces contra la tarima del Yunque Roto. De su cuello una sangre oscura y maloliente empieza a escurrirse entre vuestros pies.

-¡Turmon phlex!- grita Elaydren.

Veis que junta las palmas de su mano como si guardase algo dentro. Una luz verdosa y espesa empieza a  surgir de entre sus dedos. Con un gesto vigoroso acompañado del impulso de todo el cuerpo lanza ambas manos hacia delante en dirección a uno de los kobolds. La luz se convierte en un orbe de color verde. Diríais que el orbe, del tamaño de un puño, parece contener líquido en su interior.En realidad es ácido. Impacta de lleno contra la cara del kobold cegado por el estoque de Edirel. Estalla en un baño de un verdoso líquido corrosivo que pronto empieza a humear. El kobold grita de terror y de dolor. Su piel se descompone y se descuelga con cada sacudida de la desdichada criatura. Finalmente cae con  la cara convertida en un amasijo de carne, mucosas y escamas fundidas...

khala , entretenida al haber dado el vital aviso a sus compañeros, intenta cargar contra los pequeños reptiles .Pero ,al apartarse todos de la humeante carne impregnada por el ácido, su golpe falla al no poder corregir su trayectoria a tiempo.

Desde atrás Shana ve los apuros de Khala y pide a Edirel que corra en su ayuda. Su voz, su actitud, su dignidad y la férrea determinación de los nobles ante la muerte hacen que el tifling vea renovada su propia confianza. 

Los tres kobolds que quedan se mueven nerviosamente y con una marcada expresión de incomprensión en sus simples rostros. Hace unos segundos eran cinco. y ahora son tres...

Agitan sus hondas y lanzan sus piedras contra los tres que estáis al frente. Pero chocan contra vuestras armaduras o pasan silbando junto a vosotros sin alcanzaros.

Mis antiguos compañeros y nuestros nuevos amigos se mueven con facilidad y eficacia, en un momento varios de nuestros atacantes han caído. Nada queda ya de la determinación de los kobolds, pero siguen siendo nuestros enemigos y hemos de terminar con ellos para volver a estar a salvo. Al ser tan poca cosa no había tener mas miedo de estas criaturas que de un simple perro callejero, arriesgando mi pellejo me muevo para estar cerca de ellos y poder repartir mejores estocadas.

- Muere criatura. 

Los kobolds se habían quedado sorprendidos por nuestro arranque y por haber perdido a 2 de ellos a la primera sin oportunidad de atacar. Mi hábil movimiento, me dejó en posición óptima para descargar otra estocada al primer kobold que tuviera a la vista.

Debíamos proteger a Alhandra que había quedado en posicvión desfavorable al haber fallado su golpe

Los hombrecillos reptilianos mueren deprisa pero no me permito albergar grandes esperanzas, en el fondo tengo el desagradable presentimiento de que no son más que la avanzadilla de lo que está por venir: Sable o cualquier otro terrible forjado para guerra. Puede que desactivarlos se me de mejor que acabar con los kobolds pero eso no es mucho decir.

Una lluvia de piedras de honda cae a mi alrededor, recordándome que no debo distraerme y obligándome a devolver mi atención a la refriega. Ataco de nuevo y, aunque en esta ocasión lo hago con mayor acierto que la precedente, el pequeño tamaño de mi adversario juega a su favor y no parece que mi golpe superficial haya logrado causarle el menor daño a su escamoso pellejo.

Mis sentidos están alerta, no puedo evitar pensar que estos bichos no son nada más que la avanzadilla de algo más.

"Tenemos que exterminarlos cuanto antes"

Noto como perforo el ojo de ese vulgar ser.

"Mira por donde, vas a acabar más feo de lo que ya eres"

Cuando el bicho se aleja para prepararse de atacar un orbe verde lo golpea y termina mi trabajo.

- Eso es! Esto es trabajo en equipo! - Grito dándole ánimos a mis camaradas, entonces me doy cuenta de que ya solo quedan tres estúpidos vivos -Quien de vosotros se convertirá en mi cena!

Agito violentamente el estoque, arremetiendo contra un kóbold, pero a mitad giro de muñeca decido hacer un esfuerzo para realizar una finta.

"Bien, ahora este pequeño pensará que es su oportunidad... Pero no lo es... Ahora después arremeteré"