Partida Rol por web

El forjado estira su cuerpo y su brazo proyectando su espada hacia la cara de Raith. La punta de su acero busca colarse en la ranura de la vista del yelmo sel guerrero. El guerrero sabe que si el golpe acierta por tan estrecho hueco no tendrá salvación alguna. Al forjado sólo le quedaría empujar la espada, guiada por el propio yelmo, para atravesarle los ojos y toda la cabeza.

Raith gira levemente la cabeza. Todo buen guerrero sabe cubrir sus puntos débiles y él, no es una excepción. Con un ligero giro de la cabeza el golpe pierde su objetivo y golpea contra un lateral del yelmo. La forma curva de este hace el resto desviando el golpe, resbalando más bien, hacia un lado y hacia atrás.

El forjado recupera su brazo y arma con un enérgico movimiento y da un paso hacia atrás alejándose de vosotros y saliendo al exterior del Yunque.

El forjado ataca a Raith con dureza. Los nuevos compañeros colaboran activamente en la lucha contra el forjado. No es la primera vez que nos enfrentamos a criaturas de este tipo, y no podríamods dejar que esta vez nos derrotara. No era Sable, pero igualmente peligroso.

Cogí con firmeza la espad, ya que su cuerpo era duro, de adamantita y difícilmente haríamos mella en él. Debíamos buscar huecos en su armadura.

Esta criatura como todas las hechas con magia que habíamos encontrado dese que me uní a la compañía de Alhandra y Threkor tenían la mala costumbre de dar un golpe y huir lo más rápido posible de la escena. 

- Esta vez no criatura.

Avanzo tras el forjado no dejaría que una vez mas una criatura así se escapara, aunque puede que todo fuera parte del plan para separarnos de nuestra contratadora, no importa ahora solo veía el final de la metálica criatura. Aunque lanzo un fuerte ataque contra el forjado es quizás mis ansias por acabar con rapidez lo que me hace fallar el ataque.

El forjado había entrado esperando un presa fácil y no un montón de adversarios, así que intentaba huir, pero teníamos que impedírselo para que no informara a quienquiera que sea que mande en esto.

Ahora toca demostrarle al forjado lo que es ser un depredador. Pero la adamantita es dura.

Observo cómo el forjado emprende la huida acosado por mis compañeros. Varios de ellos se precipitan tras él, pero yo prefiero permanecer junto a Elaydren. En el mejor de los casos no volveremos a verle, en el peor, tiene refuerzos esperándole fuera donde tratarán de rodearnos. La entrada de la posada puede ser defendida con mayor facilidad que el exterior de modo que no me aventuro a salir hasta que no me garanticen que el peligro ha pasado por el momento.

—¿Qué está pasando aquí, Ely? —pregunto a mi prima aprovechando el instante de tranquilidad—. ¿Para qué es esta mochila?

- ¡Tengo que marcharme ,Alhandra! Por favor- suplica Elaydren- En la mochila encontrará una carta en la que lo explico todo. Pero ahora debo separarme de vosotros.- Se acerca a Alhandra y le da un abrazo-. ¡Buen viaje  a Darguun!

Tras la despedida a dama se mueve en dirección a la contienda. Se mueve rápido en dirección a Raith...Veis que sus manos refulgen con un color dorado. "¡Murter-Imprexad!" conjura la Cannith . Raith nota unas manos posarse en su cuello. Al principio teme que sea el ataque de un enemigo que no ha visto venir, tan cegado que está con el combate contra el forjado. Pero la calidad del roce es embriagador y hasta seductor. Una sensación de dureza recorre todo su cuerpo y se acumula en su propia piel. Sus manos y el resto de su cuerpo adquieren una tonalidad broncínea y con un deje brillante. El guerrero se siente al instante más duro, más confiado y más protegido...

Y , de repente, Elaydren ya no está ahí.

- La noble, Shana, llevarla con vosotros- te susurra al oído mientras te abraza de tal forma que sólo tú puedes escuchar lo que te dice-. Puede conseguir trasporte rápido por medio de la casa Lyrandar...

Veo como el forjado comienza a escapar, y un sentimiento de caza primordial se apodera de mi. Dibujando una sonrisa diabólica en mi cara salgo a su captura.

- No puedes escapar lata con patas!

Acto seguido salgo corriendo hacia el forjado y realizo mi mejor estocada.

- Estás acabado!

En lugar de ofrecerme una explicación, Elaydren se funde conmigo en un cálido abrazo. Parece genuinamente asustada a pesar de que hemos logrado poner en fuga a la amenaza inmediata. ¿O estoy equivocada? No puedo culparla, yo tampoco estoy tranquila por la situación ahora que sé que hay un grupo organizado tratando de atentar contra nuestras vidas.

Me preocupa también la despedida de mi prima deseándonos buen viaje. Nunca he salido de Sharn y no tengo la más remota idea de dónde está Darguun ni por qué se supone que tenemos que ir allí. Espero que encontremos algunas de las necesarias respuestas en la mochila.

Miro a Shanna y a sus escoltas. Ely confía en ellos y parece que nosotros tendremos que hacerlo también por el momento. De algún modo ellos se han visto envueltos en todo esto y lo cierto es que los necesitamos. Raith, Threkor y yo no podemos hacer frente a esta amenaza nosotros solos.

Para cuando vuelvo a buscar con la mirada a mi prima, ésta ha desaparecido como por arte de magia. Me encojo de hombros y comienzo a rebuscar en los bolsillos de la mochila. Parece casi vacía así que si hay algo de interés no debería costarme mucho trabajo dar con ello.

Raith está decidido a no dejar que el forjado retroceda. Sabe que el forjado busca luchar en un lugar estrecho para evitar ser rodeado. Por eso la mejor táctica es cerrar sobre él e impedirle moverse grandes distancias. Lanza una estocada pero el forjado se mueve hábilmente desviando con su propia espada el arma del guerrero.

Khala busca el flanco del enemigo. Pero se encuentra luchando es un espacio muy cerrado ...justo debajo del marco de la puerta del Yunque Roto. Su espada busca por dos veces colarse hasta las entrañas artificiales del forjado. Pero uno de los golpes se estrella contra una placa de adamantita y el segundo golpea contra el propio marco de madera cuando el enemigo agacha la cabeza.

Mientras tanto Alhandra se queda sorprendida por la repentina desaparición de Elaydren... Busca en la bolsa a pesar de su sentido común le indica que esta está , evidentemente, vacía. Introduce una mano en uno de los bolsillos laterales...Para su sorpresa saca una antorcha. Extrañada busca en el bolsillo central. Toca algo...¿Un cofre? Y al lado...¿flechas? Sus manos tocan una gran cantidad de objetos en el pequeño espacio de la mochila.

¿Pequeño espacio...? Parece que no.

El forjado devuelve el golpe a Raith justo inmediatamente después de detener el golpe del guerrero. El acero impacta de punta contra la articulación del hombro del guerrero. Y sin embargo no causa herida alguna. El forjado mira a Khala  y mira al guerrero. Parece sopesar la posibilidad de cambiar de estrategia...

Sin saber de donde viene una luz me rodea y una nueva pátina brilla sobre mi armadura. En principio no veo ningún cambio aun así el forjado es incapaz de golpearme, alguno de mis compañeros ha debido mejorar mis posibilidades de vencer al enemigo. 

- Khala no le demos respiro, tenemos que terminar con él.

Levanto mi espada convencido de que es el momento para terminar con la criatura metálica que se encuentra ante mi. 

No había tenido oportunidad de acercarme al forjado, asi que hice lo único que podía hacer. Guardé mi espada en su sitio y descolgué el arco que encontré en las profundidades y coloqué una flecha en el.

La situación pasó tan rápido, que se vio a si misma con la poción en la mano cuando ya no hacía ni falta. Negando con la cabeza sobre su ineptitud, se guardó la poción en uno de los bolsillos de las bolsas pequeñas que tenía aparte de la mochila. Bueno, al menos Elaydren parecía que había podido escapar sana y salva, y el enemigo estaba huyendo en retirada, siendo perseguidos por sus compañeros. Suspiró. No es que ella estuviera hecha para las batallas, precisamente... así que tendría que acostumbrarse para poder ayudar. Tal vez aprender a usar ese estoque que tanto le gustaba exhibir... tal vez comprar o conseguir algo que usar para ayudarles desde la distancia... Volvió a suspirar, guardando su arma, y se cruzó de brazos para observar con atención el devenir del resto de lo que parecía una batalla ya prácticamente ganada.

Khala dio un paso al frente para tapar la única salida del forjado, si había mas enemigos la atacarían por la espalda, pero al menos el forjado no escaparía.

- Acabemos con esto rápido.

El forjado continúa bajo el marco de la puerta. Se encuentra  prácticamente rodeado y, aún así, sigue lanzando golpes. En su último intento ha utilizado el marco de la puerta para dar más impulso a su estocada. Cogiéndose con su mano izquierda lanza una estocada.  Raith, no obstante, ve venir ese poderoso pero lento golpe. 

El guerrero le esquiva acuclillando el cuerpo. Sus piernas actúan como un muelle devolviendo su parte superior rápidamente hacia arriba. Aprovechando este buen movimiento Raith gira todo el cuerpo al mismo tiempo que golpea con su espada. Centra su golpe en la mano cogida en el marco. El golpe es certero y veloz. El antebrazo del forjado se ve atrapado entre el acero de la espada de Raith y el duro roble del puerta el cual actúa como una tabla de carnicero.

"¡CHACK!"

La mano izquierda y parte del antebrazo del forjado cae al suelo con un ruido sordo. El forjado queda desequilibrado repentinamente al perder este apoyo. Pero no es aún consciente de lo que le ha sucedido. Edirel avanza desde el interior de la posada pasando entre Khala y la pared. El enemigo ve ese movimiento que, a ciencia cierta tiene por misión rodearle y ataca con su magnífica espada. 

Pero el desequilibrio anterior le hace golpear el aire. La inercia de su golpe fallido y la medio caída que sufre al perder la mano  le hacen quedar cara a la pared. Un movimiento fatal. Edirel, el espadachín , ve un hueco entre las placas a la altura de las lumbares. Las estocada es precisa. Mortal. El forjado, sin tan siquiera proferir un sólo quejido , mira hacia abajo. De su pecho surge la afilada punta de un estoque... Y esto, es lo último que ve antes de derrumbarse...

La tormenta en el exterior ha quedado reducida a una llovizna fina y fría. Os miráis entre vosotros aún jadeando. El vapor aparece con cada exhalación de vuestras aceleradas respiraciones.

-...qui...quieren...algo...algo...¿quieren algo de comer...?- pregunta una atemorizada cocinera asomando tan sólo medio rostro desde la puerta entreabierta de la cocina.