Partida Rol por web

Threkor y khala se asoman por la puerta mientras el agua sigue cayendo sobre vosotros. Contemplan el interior…

Las mesas y taburetes de la estación de mensajería está totalmente revueltos; algunos han quedado volcados, otros están destrozados y otros han sido arrancados de sus lugares a la fuerza. Realmente parece que la tormenta haya tenido lugar en el interior a juzgar por el caos y el desorden que hay en su interior. Todo parece estar desierto…

-…aaaay….aaa..aay…

Khala escucha un lamento. Parece venir de detrás de uno de los mostradores. Desde la posición en la que se encuentra consigue ver algo tumbado tras la mesa. Parece ser una gnoma que, aunque  aturdida, profiere los quejidos que ha escuchado anteriormente.

El interior del edificio está echo un desastre, de momento no tengo ni idea de que puede provocar tanta destrucción.

Al escuchar oigo un quejido entre los muebles, enfocando la vista se observa una gnoma que es la que emite esos quejidos, así que intentaré acercarme sigilosamente para comprobar como está.

Hago una seña a mi acompañante y llego hasta la gnoma.

- Tranquila hemos venido a ayudar que ha pasado aquí?

Khala entra en el edificio moviéndose en silencio. Sus botas inundadas de agua es lo único que hacen algo de ruido a cada paso. Llega hasta la altura del escritorio. La gnoma parece ser la funcionaria que trabaja en este lugar. Tiene varias hojas por encima de su pequeño cuerpo y un tintero se ha derramado junto a la cabeza. La mancha oscura se extiende por eñl suelo.

La gnoma está, evidentemente , con vida. Pero está inconsciente y no responde a las palabras de la exploradora.

Seguía Khala al interior de la habitación intentando no hacer ruido. La mediana parecía estar muerta, pero un level movimiento de su pecho indicaba que, de momento, solo estaba inconsciente

Alhandra, usa tus poderes para curarla. Miraré por aquí a ver si encuentro algo que nos explique que ha pasado.

Sigo entrando en la habitación mirando a ver si veo algún rastro de lo que sea que haya atacado a la mediana.

La aparición de una herida hizo que tuvieran que dejar para más adelante el mensaje que tenían que dar. Viendo a todos moverse sigilosamente, Shanna trató de hacerlo también para entrar, aunque ella no era ni por asomo tan sigilosa como su guardaespaldas cambiante...

No es que el interior fuera un lugar más seguro que afuera precisamente... Si lo que fuera que había derribado la puerta seguía allí dentro, y si encima era, como Raith sugería, un forjado para la guerra hostil... Bueno, al menos, allí dentro la lluvia dejaría de caer sobre su cabeza.
 

Aunque la persistente lluvia no me agrada demasiado, la prefiero a encabezar la incursión en el interior de la saqueada estación de mensajería. Así pues, dejo que sea Threkor y la mujer de aspecto salvaje que responde al nombre de Kala Shenta quienes tomen la iniciativa y nos descubran cuál es el origen de los gemidos que se escuchan desde el exterior.

No puedo evitar estremecerme cuando Raith menciona medio en broma medio en serio que puede haber un forjado acechándonos en la oscuridad, pero me armo de valor y entro en el edificio tras mis compañeros empuñando un cetro solar desactivado pero encantado con un sencillo conjuro de luz.

El resplandor dorado se derrama sobre la desordenada escena, revelando la presencia de una malherida gnoma por la que muy poco puedo hacer. Si Neli estuviera aquí...

―¿Qué esperas que haga? Está herida, no rota. No puedo arreglarla... ―protesto por lo bajo mientras me inclino sobre la inconsciente mujer en busca de sus constantes vitales.

El estado de la puerta de entrada debía habernos dado una idea de lo que encontraríamos en el interior. Las mesas y taburetes volcados como si un huracán hubiese entrado en la sala, unos quejidos llaman la atención de mis compañeros. Aun hay un superviviente que podría contarnos algo de lo ocurrido si conseguimos sanarla. Escudriño las sombras, por si el agresor aun se encuentra en el interior, no me gustaría ser atacado mientras socorremos a la gnoma herida.

No tardó en preocuparse por el estado de la herida. Khala nunca había practicado los primeros auxilios a nadie. Alhandra arreglaba cosas, no personas. Raith y Threkor estaban vigilando los alrededores, preocupados por si quien fuera que le hubiera hecho eso siguiera por ahí cerca. Edirél todavía no había entrado, tal vez estuviera vigilando la puerta o los alrededores. Parecía que la situación recaía sobre ellas. Shanna se acercó a Alhandra y ofreció su ayuda: "No he hecho nunca esto, pero... si puedo ayudar en algo, sólo dime..."

Bueno, uh... en realidad para cuando llegó ya había terminado. "...Oh. Lo siento, bu-buen trabajo."

Tras dar un último vistazo a las afueras vuelvo la mirada al interior. Esperando la oscuridad que reinaba no me esperaba para nada ese haz de luz repentino. Con una mueca me tapo la cara.

"Nunca me acostumbraré a que los humanos sean incapaces de ver en la oscuridad"

Haciendole un gesto a la que se había presentado como Alhandra d'Cannith le digo:

- Baja la luz un poco, o apágalo, si ellos ven la luz de seguro que sabrán que hay alguien.

Intentando pasar haciendo poco ruido avanzo por la estancia, buscando cualquier cosa que me pudiera decir que había ocurrido ahí.

Al mismo tiempo procuro estar atento a cualquier movimiento sospechoso. El enemigo se ocultaría en la oscuridad, un error al estar tratando con alguien como el.

Ya que Edirel empezaba a moverse no iba a quedarme atrás, hay que averiguar que ha pasado aquí, así que sigo avanzando cerca de Edirel, quizás haya algo cerca.

Ya que no tengo la vista de Tiflin me dedicaré a escuchar ya que se me da bien.

Alhandra entra detrás de Threkor. Extrae un cetro. Hace tan sólo unas horas ha imbuido el objeto de unos parámetros mágicos cambiando su estructura de tal forma que ha alterado su propia composición. "¡Lux!". El cetro se ilumina desatando la infusión preparada por Alhandra en el objeto. Las sombras se retiran a su alrededor.

Threkor se mueve hacia el fondo de la estación de mensajería. Raith le acompaña preparado para defenderse a él mismo o a su compañero de cualquier enemigo emboscado. Las sombras en el interior no quedan completamente descubiertas por la luz de Alhandra y podrían esconder más de lo al guerrero le gustaría pensar.

Algo llama la atención de Threkor. En el suelo hay unos pergaminos desordenados y manchados de tinta. Parece una huella impregnada de tinta que ha quedado dibujada sobre los valiosos pergaminos. Es de tamaño humanoide, pero su contorno y la formación de los dedos hacen pensar que, tal vez, no sea humana... 

Un poco más a su izquierda, y en dirección a unos casilleros en la pared, descubre otras huellas igualmente impregnadas en tinta. Tras manchar unos recibos junto a los pergaminos continúan por la moqueta de color verde directos a los casilleros. Llegados a esta parte se pierde su rastro en un borrón de huellas sin sentido alguno. Estas huellas, a diferencia de la anterior , son pequeñas y articuladas en tres dedos alargados y, probablemente terminados en garras. 

A la derecha de Trhekor y Raith aparecen Khala y Edirél. Ven en el suelo y encima de un escritorio unas pequeñas piedras redondeadas. Descubren también algunos impactos en la pared cercana al escritorio que parecía ocupar la gnoma. Parecen ser piedras de honda.

Alhandra se aproxima a la gnoma. Tiene un fuerte golpe en la frente y un chichón terrible del que cae un fino hilo de sangre. Con cuidado sujeta su cabeza para comprobar si tiene alguna otra herida que no haya visto y que fuese más grave que el golpetazo de la frente. Shana aparece a su lado ofreciéndole ayuda.

"No he hecho nunca esto, pero... si puedo ayudar en algo, sólo dime..."

Su especialidad son los forjados. Y la gnoma no se parece mucho a un forjado. Duda de si debe tocarla o si, por el contrario, es mejor dejarla tal y como está. Pero finalmente se le ocurre algo. Desliza un extremo de su capa , empapada por la lluvia, y lo escurre sobre la cara y el cuello de la gnoma.

De repente unos ojos grandes y oscuros como la obsidiana se abren temblorosamente...

- ...los mesa...los mesaaa...- gime. Es evidente el esfuerzo por regresar a la consciencia-. los manseja...¡Los mensajes!-grita repentinamente. Su cuerpo se yergue como un resorte y sus ojos se abren desmesuradamente-. ¡Tengo que comprobar los mensajes!

Alhandra consigió reanimar en parte a la mediana, la cual señalaba a la mesa diciendo algo de mensajes, aunque sus frases eran incoherentes y cortadas.

Lo que más llamó mi atención, fueron los dos juegos de huellas diferentes que había encontrado. Unas parecían humanas, las otras no, pero no tenía ni la más remota idea de a quién, o a qué podían pertenecer.

Mirad, he encontrado unas huellas. ¿Alguno de vosotros es capaz de identificar de qué pueden ser?

Miro a los nuevos venidos, esperando que alguno de ellos tenga capacidades suficientes como para identificar las huellas.

El repentino despertar de mi paciente me sobresalta hasta el punto de que casi me caigo hacia atrás de culo cuando ésta abre desmesuradamente los ojos y se pone a gritar como una lunática.

―Shhhh... calma. Todo está bien ahora ―le aseguro a la funcionaria, tratando de conseguir que se tranquilice―. Estamos aquí y nadie va a volver a hacerte daño. Descansa un poco y después podrás comprobar que todos los mensajes estén en su sitio, ¿de acuerdo? No queremos que vuelvas a desmayarte.

No quiero alejarme de la gnoma por miedo a que pierda el conocimiento de nuevo, pero tiendo mi mano para recoger el pergamino que Threkor agita. En efecto, parece que hay una huella en él pero no estoy segura de haber visto nunca una criatura con unos pies semejantes.

Dejo el pergamino manchado en el suelo por si cualquier otro de mis compañeros desea examinarlo y vuelvo a centrarme en la funcionaria de la Casa Sivir.

―¿Crees que podrías contarnos qué es lo que ha pasado aquí?

Afortunadamente, la gnoma parecía que sólo había estado desmayada. A Alhandra se le había ocurrido la buena idea de despertarla echándole un poco de agua, con lo que por fin la tenían de vuelta. Sin embargo, la gnoma parecía especialmente alterada, y aunque Alhandra intentaba calmarla, parecía que fuera a salir disparada a por los pergaminos del suelo. Shanna tomó una mano de la gnoma con sus dos manos, tratando de centrar su atención sobre ella, y con voz calmada le dijo: "Tranquila, hemos venido a ayudar. Mis compañeros están tratando de investigar la escena, por favor, no os mováis del sitio todavía. Haced caso a mi compañera Alhandra y decidnos, ¿qué ha ocurrido aquí? ¿De qué mensajes estáis hablando?" 

La gnoma parece un poco ida, pero supongo que es normal después de que te den un golpe en la cabeza, al menos ahora esta en manos con mayor pericia que las mías.

Estas huellas podrían marcarnos el camino a seguir aunque primero hay que averiguar de que son, intento hacer memoria para recordar los que se sobre ese tipo de huellas.

Cuando Threkor avisa al resto Alhandra Y Khala se acercan a ver las huellas. Pero es mucho más difícil reconocer una huella en un suelo cubierto de pergaminos que en campo abierto. Por más vueltas que les dais no tenéis en absoluto claro su procedencia.

La gnoma os contempla con sus grandes, oscuros y brillantes ojos durante unos segundos. Parpadea durante unos segundos y luego os mira entrecerrando los ojos.

-…yo os conozco….pasáis por aquí todas las semanas…¡Esperáis un mensaje!- le dice a Alhandra mientras alarga una mano para acariciar el pelo rubio de la Cannith. Parece sorprendida por el color del cabello-. A ti también te he visto por aquí alguna vez…¡También esperas un mensaje!- exclama señalando a Shana-. ¡Aaaaah! …mi cabeza…-gime de repente al mismo tiempo que se coge la cabeza de forma muy dramática. Al parecer tanta exclamación le ha recordado el golpe que tiene en la frente de la peor forma posible-. Esas malditas criaturas…lo han tirado todo por el suelo. Han abierto los casilleros rebuscando. Les dije que no podían hacer eso y me tiraron piedras con hondas. Creo que no me dieron…- dice algo aturdida-. Eran pequeñas, verdes y recordaban a un lagarto. Me redujeron y luego…luego entró un desconocido cubierto con una capucha. Tenía una voz fuerte y tronante que era muy amenazadora. Me preguntó si tenía algún mensaje para vosotros. Fue una coincidencia extraordinaria porque…si que aparecían vuestros nombres en un mensaje- os dice a Alhandra, Threkor y Raith-. Pero … Y sin embargo el mensaje no era para vosotros, sino para ella- dice ahora señalando a Shana-…Y bueno,supongo que miré instintivamente al pergamino porque me lo arrebató y me dio un manotazo. Este creo que si me dio porque es lo último que recuerdo…

Ahora estaba claro que quien quiera quien fuese el que había venido hasta la estación mensajera, era nuestro enemigo y no tenía intención de que no hiciésemos con el mensaje que nos había sido enviado. Sus compañeros eran interesantes, pequeños y con escamas...seguro que en casa los hubiese domesticado..... puede que algún tipo de hombre lagarto.

- Se que duele pequeña gnoma. ¿Pero el "hombre" que la golpeó hablaba estirando las palabras?.

Si era así, puede que nuestro antiguo enemigo hubiese salido de las catacumbas para terminar con nosotros.

Aunque en el fondo sé que a pesar de su tamaño infantil no todos los gnomos son niños, no puedo evitar sentir una profunda sensación de repulsa hacia quienquiera que haya atacado a la pequeña y encantadora funcionaria de correos. Su forma de jugar con mi pelo me resulta encantadora pero, lejos de relajarme, sólo consigue que mi cólera se acreciente contra aquellos que se han atrevido a atacar la estación de mensajería.

No se me ocurre qué clase de criaturas responden a la descripción de la mujer gnoma, pero la pregunta de Raith trae a mi memoria el aterrador recuerdo del forjado que se nos escapó, el asesino que respondía al nombre de Sable. Me estremezco solo de recordarlo.

―¿Recuerdas qué decía el mensaje? ―pregunto, sin poder evitar que una nota de ansiedad en mi voz me delate.

"¿Un mensaje? ¿Para mi?" Parecía que la gnoma la había reconocido, ya que la había visto pasarse todos los días por la estación. Era parte de las instrucciones de Lady Elaydren. Pasearse todos los días hasta que Alhandra, Threkor y Raith aparecieran por allí. Y entonces, ella debía darles en el mensaje. La idea, según le parecía deducir, era reducir las posibilidades de que éste fuera interceptado, ya que no estaba dirigido a ellos. Cualquiera que fueran los enemigos de Lady Elaydren y ellos tres, sin embargo, se les habían adelantado, y el plan no había funcionado contra ellos. Pero... ¿cómo sabían que debían de recoger precisamente su mensaje, el de la mismisima princesa real? La mejor manera de esconder algo es precisamente a la vista, y le resultaba muy raro que alguien lo hubiera averiguado... Definitivamente tenían un informante. Alguien que vio a Lady Elaydren pidiendole a Shanna eso justo. ...Podría haber sido cualquiera de la fiesta, que las hubieran visto charlar... y oído. ¿Jarem, tal vez? Fue el más misterioso e intrigante de la noche, un elfo, y estos tienen un excelente oído... Pero tampoco era el único elfo en la sala... Podría haber sido cualquiera, efectivamente. Tsk. ...No tenía pistas de quién pudiera haber sido el informante...

En cualquier caso, si era para ella y contenía los nombres de Raith, Alhandra y Threkor, significaba que era el siguiente paso, aquello que Lady Elaydren les había pedido. Si la Gnoma lo recordaba, tal vez podrían seguirle la pista a los atacantes, pues indudablemente, irían a donde fuera que les pedía el mensaje. "¿Sabes cuándo ocurrió esto, algún tipo de estimación del tiempo que hace desde el ataque?"

Ojalá que no les llevaran demasiada ventaja.

"No me gusta nada de esto... Había sido contratado como guardaespaldas de esa noble, pero parece que esto va a ser más duro de lo que pensaba"

Se hace a un lado la capa, y meticulosamente engancha su estoque a su guantelete de sujección, y luego con una graciosa floritura lo desenvaina. Se gira hacia sus compañeros.

- Hay que ver si hay mas supervivientes, hay mas pisos aparte del que estamos? Podrían seguir en el edificio o haber dejado a algún asesino que aprovechara que bajamos la guardia con el superviviente.

No se había parado a ver todavía esas huellas, así que se acercó a examinarlas

"Puede que sea..."