Partida Rol por web

Ya metida en combate todo se convierte en una voragíne de golpes y fintas y muerte.

- No tenéis nada que hacer bestias! - haciendo amplios circulos con sus arma en los kobols cercanos

No es que ella fuera precisamente diestra en el combate, así que no estaba segura de cómo proceder exactamente. Sus amigos eran altamente competentes en el combate, y no dudaba de que ellos no tendrían problema en deshacerse de los Kobolds. ¿Qué podría hacer ella? No quería molestar a sus compañeros, que parecían estar manejandose bien solos. Como todos los demás se habían lanzado al combate, decidió permanecer en la retaguardia cerca de Elaydren y no despegarse de ella. "Manteneos alejada de las ventanas, Lady Elaydren", le pidió. Más que su propia seguridad, le preocupaba que aquella emboscada no fuera sino el inicio de algo peor. ¿Dónde estaba el famoso Sable, el forjado para la guerra que había atacado junto a los Kobolds la estación? Si las alimañas no eran más que carne de cañón, no más que una mera distracción... desde luego que no podía dejar sola a Elaydren.

El tifling se planta frente a uno de los kobolds. Se mueve hacia delante y hacia detrás dentro de su espacio mostrando una gran maestría en el arte de la finta. Su brazo asciende y desciende a gran velocidad en el aire de tal forma que el kobold es incapaz de averiguar por donde puede llegarle el siguiente ataque del espadachín. 

Su estocada está apunto pero Alhandra se adelanta  intentando un nuevo golpe a uno de los kobolds. Este  presenta una especie de collar  membranoso entorno al cuello que, cuando ve a Alhandra atacarle, infla los músculos del cuello para que unas grandes espinas despliegan ese collar membranoso como si de un paraguas se tratase. Bufa a la cannith en un alarde de rabia y babas y esquiva el golpe de su maza.

Raith se adelanta junto a Alhandra, con un rápido desplazamiento de pies. Desde su anterior posición ha cargado el golpe que está decidido  a dar. Con un potente giro de todo su cuerpo lanza su espada semicurva en un giro mortal El acero pasa por encima de la cabeza de Alhandra y desciende en ángulo hacia el kobold con el anillo en el cuello.

El impacto es terrible. Membranas y espinas se quiebran cuando el acero atraviesa el cuello del reptil. La cabeza sale volando en un elegante vuelo en dirección al techo. Casi por instinto y en menos de lo que dura un segundo, Raith decide seguir girando el cuerpo para alargar su golpe sobre otro de los kobolds. La espada aún impregnada de oscura sangre de reptil corta el estómago de este segundo kobold. El tajo es tan profundo que la espalda de la criatura queda sostenida por apenas unos centímetros de músculo y espina dorsal. Sus órganos internos destrozados caen desparramados al suelo entarimado del Yunque Roto.

Threkor golpea al último de los kobolds que quedan. Su espada corta hace un profundo corte en el cuello del pequeño reptil . La criatura intenta bufar amenazadoramente al pícaro pero el aire se escapa por su cuello en un chorro de aire, burbujas y sangre espesa. 

Por suerte para el pequeño animal su sufrimiento dura poco. Una espada doble aparece y termina el trabajo que empezó Threkor. La cabeza del kobold queda finalmente separada del cuerpo. Khala, autora del mortal ataque, gira su cuerpo dándole la espalda a la criatura. Con un giro de su muñeca la espada doble está preparada, esta vez con el otro extremo, para golpear de nuevo en un tiempo ínfimo. Golpea con su brazo como si quisiera dar un codazo atravesando de lado a lado el cuerpo sin vida , pero aún erguido, del reptil...

Shana, contemplas con horror la carnicería que se está produciendo delante de ti. Los gritos y el hedor de la sangre y el sudor llegan hasta ti como una bofetada de cruda realidad. El último de los kobolds cae bajo el eficaz ataque de Khala...

Threkor, miras a tu alrededor en busca de otros posibles enemigos. El suelo del Yunque Roto ha quedado, en cuestión de segundos, cubierto de restos, cuerpos, vísceras, contenidos estomacales y de sangre de reptil. Así de duro, crudo y violento es el combate...

Y entonces es cuando lo veis ambos. Alguien más, al otro lado de la puerta...

Lo cierto es que no tuvo tiempo de alarmarse o asquearse por la sangre y las vísceras de después del combate. Vigilaba como un general toda la situación, asegurandose de vigilar el bienestar de todos y los daños que recibían. Fueron tan diestros en el combate que los Kobolds no tuvieron oportunidad alguna de hacerles nada, pero tal y como sospechaba, no eran sino la carne de cañón, la distracción antes del verdadero peligro. Casi al mismo tiempo que Threkor, advirtió cómo una figura aparecía al otro lado de la puerta.

"¡¡Detrás de la puerta, cuidado!!"

Gritó de inmediato para advertir a sus compañeros, y después se giró hacia Elaydren, que estaba cerca de ella. Sabía que la noble todavía estaba nerviosa, asustada por las circunstancias, y se preocupaba por ella. Le puso una mano en el antebrazo, y le susurró unas palabras de ánimo. Posiblemente, el enemigo que les estaba buscando y igualmente el grupo andaba buscando estuviera delante de ellos. El Forjado.

Una vez el último kobold había caído, una sombra llamó mi atención. En la puerta había una figura. Shana también la había visto y fue la primera en reaccionar. Al instante me coloqué en posición de combate, preparado por si el extraño era enemigo

¡Eh! ¿Quien eres? Dinos tu nombre y qué haces aquí. Acabamos de eliminar a una banda de kobolds, así que no estamos para tonterías.

Esperaba que el extraño se identificara. El fervor de la batalla aún nos tenía embargados y temía que al mínimo movimiento extraño nos lanzáramos sobre él.

Cuando aún no habéis tenido casi ni tiempo  para miraros los unos a los otros, las advertencias de Shana y Threkor os ponen de nuevo en guardia. Threkor no llega a terminar la frase cuando veis como un forjado irrumpe desde la puerta directo hacia Raith. 

El guerrero intenta bajar su codo para cubrir su costado. Prefiere ser herido en el antebrazo antes que dejar los órganos vitales al alcance del enemigo. Nota una punzada de agudo dolor en el brazo. Siente como si el acero entrase a cámara lenta atravesando su brazo y perforando por entre sus costillas. Por suerte su propio brazo le ha servido para frenar lo que podría haber sido una estocada mortal...

El inexpresivo rostro del recién llegado os mira con unos ojos completamente desprovistos de pasión alguna...

A pesar de mis vanas tentativas de imponerme sobre los intrusos, mis valientes compañeros se desembarazan de los kobolds sin esfuerzo aparente. Suspiro aliviada y entonces escucho a Threkor y Shanna dirigirse a alguien a quien no puedo ver pero, un instante después, mis peores temores se ven confirmados cuando un forjado para la guerra irrumpe en la posada atacando al sorprendido Raith.

No reconozco al recién llegado pero sus intenciones están claras y también su lealtad al Señor de los Filos. ¿Quién si no vendría a por nosotros con tanta saña?

Decidida a acudir en auxilio de mi compañero, me pongo junto a él y me dispongo a neutralizar la recién aparecida amenaza. Yo soy Alhandra d'Cannith y los constructos que no muestran respeto por mi casa tienen motivos para temerla.

Un forjado había entrado en acción. Parecía que los kobolds no venían solos. Lo tenía más cerca que el kobold que aún quedaba con vida, así que viendo que atacaba a Raith, era mi oportunidad de devolverle las veces que él me había salvado la vida a mí.

Preparé el arma y ataqué al enemigo

Tras terminar con los kobolds un grito de advertencia sale de las gargantas de Alethia y Threkor, una figura se perfila en la entrada de la posada. Sin miramientos, sin palabras y con una velocidad inusitada para un cuerpo metálico veo como se abalanza  en mi dirección y su arma se descarga sobre mi cuerpo. Un segundo es lo que tengo para posicionarme lo mejor posible para no terminar destripado.

- Ahora me toca a mi criatura.  Lanzo un ataque al ser metálico de igual manera que él me ha hecho.

El resto de mis compañeros me asisten ante esta nueva amenaza, asaltarlo a la vez puede ser nuestro mejor plan. Hurtando el cuerpo para no llevarme otro golpe antes de estar preparado, saco el escudo para ponerlo entre la criatura metálica y yo mismo. 

Cuando el panorama parece relajado, escucho los gritos de mis compañeros, algo había llegado... Cuando giraba la cabeza para ver que era, vi como ese ser golpeaba a mi compañero.

"Sabía que esto era solo la avanzadilla de algo más"

Con más enfado que burla me pongo en guardia y arremeto contra ese ser.

- Vas a pasar un mal rato saco de tornillos.

Realizo una ligera finta, no esperaba que colara, pero siempre me sale de natural ese giro de muñeca antes de efectuar mi ataque. Que parece haber rozado esa armadura.

¡Ahí estaba! ¡El Forjado para la Guerra que tanto habían mencionado! ¡Ese era Sable, ¿no?! Frunció el ceño en cuanto vio las heridas que habían afectado a Raith, y rebuscó en su mochila una de las pociones curativas que tenía. No quería que la cosa empeorara en algo peor, y sabía que todos estaban demasiado ocupados en la propia batalla como para parar un momento y dejar de enfrentarse al enemigo para agarrar la poción si se la lanzaba y luego bebérsela.

Así que tuvo una genial idea: ¡se la daría ella misma!

"¡Raith, tipo duro!" le llamó "¡Abre la boca un momento! ¡Aaaaaammhh!" le pidió como la que le da de comer a un niño {XDD}. Por extraña que fuera la 'orden' enmascarada como petición, esperaba que estuviera preparado, porque lo estuviera o no iba a descorchar la poción y, desde detrás suya y de Edirél, literalmente metersela en la boca para que tragase su contenido. Era eso o esparcir el líquido sobre la herida, pero ambos brazos estaban ocupados... pues combatiendo, así que... "¡A tragar!"

El forjado parecía un duro, un veterano de la guerra, no valdría acercarse a saco como con los kobolds, me acerco aprovechando las posiciones de mis compañeros para rodearle y atacar.

- Hoy no es tu día lata.

Dejo que mi herencia bestial surga mientras mis garras crecen y aumentan mi poder.

Edirel , el espadachín duda entre atacar o fintar al recién llegado. La herida sangrante de Raith es un claro indicio de la peligrosidad de este recién llegado.¿Qué loco se atreve a atacar a siete personas tras ver como han aniquilado a los kobolds? Uno muy loco o, lo que es lo mismo, muy comprometido con su causa. 

Al final Edirel se decanta por el ataque pero la duda le hace fallar su estocada. De repente un fogonazo al lado suyo resta importancia a su fallo...

Durante un instante veis como Alhandra se acerca hacia el forjado. Su mano derecha sostiene la maza pero es su mano izquierda la que lleva alzada y en dirección al enemigo. Diríais que parece como si fuese a acariciarlo. Pasa por detrás de Raith y veis como toca al forjado en su antebrazo. Esperáis que algo extraordinario suceda pero...La mano de Alhandra y ella misma salen rebotadas hacia atrás. Un relámpago, un chispazo y una humareda surgen entre ambos. Alhandra grita desconcertada al ver como su infusión de artífice casi la daña más a ella que al enemigo. 

El forjado se gira hacia la Cannith. Tal vez haya reconocido algo en ella. Algo que odia. Levanta su arma...Y Raith aprovecha para golpearle con su espada. El acero corta bajo una de las placas metálicas, de adamantita, del forjado. Con un ruido de cuerda de guitarra rota aparecen bajo su "pecho" unos hilos y cuerdas arrancados y seccionados.

El forjado abre la boca. Esun gesto que podéis interpretar como dolor. O tal vez rabia...

Una espada doble se clava a la altura de los riñones del forjado. Un chirrido metálico os hace rechinar los dientes. El forjado retuerce los dedos pero en seguida se repone. Agarra con más fuerza su espada.

Mientras tanto Shana rebusca entre sus cosas hasta encontrar lo que busca. Una poción. Ha visto como la sangre caía por el costado de Threkor, le resbalaba por la cintura y las grebas y terminaba empapando el suelo con cada pisada. Se acerca a él para proporcionársela...

Es evidente que se trata de un forjado. Es evidente que su cuerpo es de adamantita. Es evidente que debe ser otro agente del señor de los filos. Hasta podéis llegar a pensar que anda tras la reliquia o tras venganza. 

Pero vosotros conocéis a Sable. Y no es este forjado...

Salgo despedida hacia atrás cuando mi energía arcana entra en contacto con el cuerpo de adamantita del forjado. Nunca me había sucedido ni había oído hablar de nada semejante. Quedo tendida en el suelo, de espaldas y sin resuello, mientras la maza escapa de entre mis dedos sin fuerza.

Desde mi apurada posición veo cómo nuestro enemigo fija en mí su atención. ¿Quién puede culparle? Mi actuación no solo ha sido llamativa sino que me ha dejado a merced de cualquiera que desee aprovecharse. Por fortuna, puedo contar con amigos leales que harán cuanto esté en su mano para protegerme del peligro.

Mientras el valeroso Raith se interpone en el camino de la criatura, yo gateo por el suelo tratando de alejarme de la refriega y recuperar mi maza. Puede que el constructo haya demostrado ser inmune a algunos de mis poderes pero ya veremos si también lo es a los golpes de mi arma una vez que la haya encantado.