Partida Rol por web

Las profundidades de las Minas de Maaken...

Durante media hora avanzáis en fila india. En silencio. Bernem abre la marcha, con un mapa en una mano y una lámpara de aceite en la otra. Es Elessa quien cierra el grupo llevando en su mano una curiosa media esfera de la que surge una perenne llama. La escasa iluminación os muestra el camino, que se compone de anchos túneles apuntalados, excavados en la roca negra, con vetas en las paredes a vuestros lados y abandonadas vías para vagonetas atravesando los túneles.

¿Qué fue lo que ocurió exactamente para que se clausuraran estas galerías? Pregunta Elessa para romper el silencio.

No se sabe exáctamente. Responde el enano en voz baja. Primero desapareció un minero, luego otro más. Empezaron los rumores sobre que el lugar estaba maldito, y finalmente decidimos olvidar estos túneles detrás de un muro de piedras...

Bernem se detiene y consulta un mapa, asiente satisfecho y lo guarda de nuevo. Después os señala una entrada a un ancho túnel que desciende.

Al final de este túnel está nuestro destino. En marcha.

Minutos después, mientras avanzáis con paso seguro por mitad del túnel, no os dais cuenta como de pronto el techo cobra vida y viscosos tentáculos se cierran en torno vuestro.

En un abrir y cerrar de ojos, todo se vuelve confuso, violento y os encontráis luchando por vuestras vidas...

¡Alacranes zapadores! Son sin duda estas criaturas las que se cebaron con los mineros de los túneles y que ahora han descubierto un jugoso bocado, ¡vosotros!

La emboscada desde el techo os pilla totalmente por sorpresa, y los monstruosos seres caen sobre vosotros, tratando de inmovilizaros con sus tentáculos. Todo se vuelve una locura ya que las lámparas iluminan la escena violentamente y no tenéis ni idea de la cantidad de enemigos a la que os enfrentáis.

La asesina vassagonia reacciona como un felino, saltando a un lado y lanzando un puñal al techo, desde donde con un aullido inhumano cae entre convulsiones uno de los alacranes. Buho Sabio y Zorro Plateado también se revuelven y evitan la presa de los viscosos tentáculos, no así Águila Certera, al que le cae una de esas criaturas sobre su espalda y que amenaza con aplastarle bajo su peso.

¡Bernem! Grita Elessa entre la confusión. No hay respuesta. Unos tentáculos han tirado del enano hacia arriba, donde ha desaparecido en la oscuridad.

Y de pronto comprendeis que a vuestro guía se lo han llevado estás criaturas que se desplazan por el techo, pero ¿adónde?

¡Bernem! Es lo único que Zorro lega a decir cuando un tentaculo trata de atraparlo a él tambien. Observa la situación y lo primero que se le ocurre es liberar a su hermano de la presa que está sufriendo.

Desenvaina y trata de saltar contra el oponente de Águila certera.

Cuando Buho Sabio ve lo que les ha atacado no puede evitar soltar una maldición. Las criaturas que les atacan son inmunes a ataques psíquicos, que son su principal arma...

Su primer impulso es ayudar a Águila, pues con su arco es que que mejores probabilidades tendría de ayudar a Berem, pero Zorro Plateado le gana en reflejos,que se lanza espada en mano.

Así pues, Buho alza la mirada a la oscuridad encima de él. Puede que los Burrowcrawler sean inmunes a los poderes mentales, pero eso no los hacía completamente inútiles.

Zorro Plateado voltea a Silbaestrellas para ayudar a su compañero Águila, que trata de quitárselo de encima como puede.

El filo del arma mágica corta el aire y alcanza de lleno la piel quitinosa del ser, que se rompe y esparce una suerte de sangre blanca de nausebundo olor. El ser insectoide cae al suelo, liberando a Águila. Sus decenas de miembros se agitan en un espasmo para después encogerse en la muerte.

El Señor del Kai comprueba que Águila está bien, y trata de iluminar alrededor con su lámpara de aceite en busca de más enemigos.
Las criaturas huyen de ellos refugiándose en la oscuridad, correteando por el suelo y el techo.

Y Buho Sabio y Elessa han desaparecido tunel abajo, en busca de Bernem...

Mientras tanto, Buho Sabio se arriesga a descender por el túnel junto con Elessa en busca del enano de Bor.

El Señor del Kai se ilumina con su lámpara de aceite y Elessa sostiene en la palma de su mano la semiesfera llameante.
Un segundo después llegan a una bifurcación. ¿Por dónde? Buho no lo duda, sigue su instinto y desciende por el tunel de la izquierda.

Bajan unos cuantos metros más. No ha ningún grito de Bernem, y Buho reza porque haya elegido la dirección correcta por la que se lo han llevado.
¡Y entonces lo ve! Un grupo de las criaturas se lo llevan por el techo, atrapado e inconsciente entre sus tentáculos. Al instante lanza su lámpara y se concentra. Por medio de sus poderes mentales la lámpara vuela por el tunel y sale disparada hacia arriba, contra el techo, justo por donde van a ir las criaturas.
La lampara se destroza en una explosión que asusta a los alacranes zapadores, que sueltan a su presa contra el suelo y huyen en todas direcciones.

La vassagonia comprueba que el enano sólo tiene un golpe en la cabeza y casi de inmediato comienza a recuperar el conocimiento.

¿Estás bien? Le pregunta la mujer.

Bernem parpadea, confuso. Sí... creo... ¿qué es ese ruido?

Ahora tanto Buho como Elessa también lo oyen. Viene del tunel que desciende...

Los Señores del Kai Águila Certera y Zorro Plateado no tienen que ir a buscar a sus compañeros. Buho y Elessa llegan corriendo, llevando por los hombros a Bernem.

Tras ellos se oye un ruido como de arrastre.

¿Más alacranes? Pregunta Zorro.

Esos eran crías. Responde la vassagonia señalando hacia atrás. Esa es la madre.

Aparece ante vosotros, procedente del tunel que desciende, iluminada apenas por la luz vacilante de las lámparas. Se trata de una versión gigantesca de los seres que os han atacado. Un cuerpo anular como un gusano, que ocupa la mayor parte del túnel, avanza ayudado por unas patas quitinosas propias de un crustáceo. La pesada testa es una pesadilla de fauces y tentáculos que se agitan ansiosos.

Tragáis saliva a la vista de un adversario tan enorme.

Algo os dice que este no va a huir.

¡Tenemos que atraparla en un embudo! Sino creo que nos cogerá sin demora. Bernem, me alegro de que no hayas servido de aperitivo para la cosa esa, ¿alguna idea de dónde poder encajonarla?

Zorro comienza a correr junto a sus compañeros para mantener la distancia con semejante ser. Algo le recorre la cabeza, aunque es por un instante, ahora está tratando de asimilar las posibilidades de supervivencia frente a semejante oponente.

Comenzáis a retroceder. Primero poco a poco. Después acelerando el paso. Tunel arriba.

Detrás vuestro, el ser alza su testa, con sus tentáculos agitándose como una explosión y esparciendo por todo el túnel una especie de mucosidad.

¡¿Encajonarla?! Replica Bernem a la cuestión de Zorro Plateado. ¡En esta zona es imposible, los túneles son demasiado anchos!

Águila mientras echa un vistazo atrás. Apenas ha podido ver completamente al monstruoso ser, pero parece completamente acorazado por su piel quitinosa. Sin embargo, en la testa hay una agrupación de ojos de insecto que podrían ser un punto débil a explotar.

Pero la ventaja que os ha dado el ser se agota. A pesar de su enorme tamaño, la enorme criatura se lanza hacia vosotros a una velocidad increíble, haciendo que todo el túnel retumbe.
De pronto vuestras armas parecen inútiles para atravesar las gruesas capas de piel del monstruo, eso sin contar la velocidad con la que se os aproxima, en un claro intento de arrollaros. Aunque parezca increible, es mucho más rápido que vosotros.

Por los Dioses... Susurra Bernem cuando el Alacrán se os echa encima...

Buho Sabio mira de reojo a Berem mientras corren.

¡Quizá sea tiempo de ver como funciona esa pólvora!

¡¿La carga explosiva?! Increpa el enano de Bor a Buho Sabio. ¿¡Estás loco?! ¡Volaríamos todos!

Pero no queda tiempo de discusiones. La Madre se os viene encima...

Sólo sus ojos de insecto del ser parecen vulnerables, por lo que Águila se planta en mitad del túnel y dispara su arco para tratar de detenerlo. Pero nada es capaz de parar al gigantesco zapador, que casi le arrolla en su desplazamiento. Es la suerte la que libra al Señor del Kai de ser aplastado bajo su enorme peso.

Tras su paso, la confusión reina, el tunel se ha llenado de polvo, pero parece que el monstruo se aleja túnel arriba. Y al poco el silencio vuelve a reinar.

¡Ja! Suelta Bernem en lo que parece un quejido más que una carcajada.
¡Lo habéis hecho huir!

No. Responde Elessa que ha mirado al monstruo a los ojos.
Hemos entrado en su territorio, hemos matado a sus crías y la hemos atacado. Volverá. No se detendrá hasta matarnos...

Comprobáis el estado de todos. Zorro ha recibido un impacto de refilón que lo ha dejado aturdido, contusionado y sangrante, pero es capaz de mantenerse en pie.
Bernem ha resultado peor parado. El golpe lo ha lanzado contra las paredes del tunel. Tiene el pecho hundido, con las costillas aplastadas. Sufre un dolor intenso y le cuesta mucho respirar.

Sabéis que quedarse aquí no soluciona nada, por lo que continuais el descenso por el túnel de la mina, con Buho y Elessa llevando al herido enano y el resto vigilantes, teniendo cuidado de no caer en más emboscadas de estas criaturas.

Más adelante, en una sección en la que el túnel se ensancha mucho más y que os permitiría defenderos mejor en caso que apareciese la Madre de los alacranes, os arriesgáis a deteneros para tratar las heridas sufridas.

Bernem toma un víal de Laumspur de su mochila y lo apura. Entre esto y la aplicación de la Disciplina Curación de los Señores del Kai, es capaz de volver a caminar por su propio pie y a respirar con normalidad.

Una vez recuperado, vuestro guía consulta un mapa y os anuncia que estáis próximos a vuestro destino. A este nivel estaís justo encima de la Gran Galería del nivel diecisiete que es dónde queréis acceder.
Pero a medida que os acercais al punto que queréis llegar, descubrís que en las galerías por las que pasais hay gran cantidad de agujeros y túneles naturales, realizados sin duda por los alacranes zapadores y su monstruosa Madre.
El enano parece interesado por ellos, y de pronto parece que tiene una idea.

Os explica que su idea original era llegar hasta un punto en concreto de esta red de galerías abandonadas, que se encuentra justo encima del nivel diecisiete y realizar una peligrosa voladura con la carga explosiva que lleva, para que tuvieráis acceso a ese nivel.
Pero viendo los túneles de los alacranes, está convencido de que estos tienen que conectar estas galerías con el nivel al que váis, que está justo debajo. Si llegáis a ese nivel a través de estos túneles naturales, os ahorrariais el tener que usar esa carga de polvora, que quizás os pudiera ser de mucha utilidad más adelante, si es que llegarais a un obstáculo que os bloquease el camino.

¿Seguir el plan o arriesgarse por los túneles de los zapadores?

El enano deja la decisión en vuestras manos.

Zorro arquea levemente una ceja al escuchar el plan del enano. Y luego nos llama locos a nosotros por querer llegar hasta el tunel 17. El llega y nos propone que nos metamos en la guarida del lobo a ver si tiene una puerta secundaria abierta.

Una muesca a efectos de sonrisa cruza por la cara de Zorro. Sigamos el plan del maestro enano. Aquí dentro me siento un poco perdido por lo que cuanto antes salgamos a la superficie mejor.