Partida Rol por web

Mucho esfuerzo te ha costado levantar la organización que hace un año fundaste. Cuando le dijiste a tu padre hace mucho tiempo que pensabas lograr que se sintiese orgulloso de ti, él te sonrío y te acarició la cabeza como uno lo hace con los niños soñadores que hablan de metas imposibles. Nunca supiste si realmente creía en ti o no pues su asesinato no les permitió decirse muchas cosas.

Han pasado una buena cantidad de años y durante ese tiempo siempre has sido comparado con tu padre: Se ha dicho lo bueno y honesto que era, lo honorable y la genialidad que lo caracterizaba. A veces se habla mejor de los muertos que de los vivos aun sean la misma persona, pero para el hijo que debe compararse con la sombra de un ídolo ahora inmortal, esas palabras pueden ser más un dolor que un orgullo.

A pesar de todo eso, has logrado salir adelante. Conseguiste tus objetivos con el proyecto que mató a tu padre y la búsqueda de sus culpables. Hiciste dinero y honor en Corellia antes de que pensases que Coruscant podía ofrecer más para alguien con la vista alta como tú.

Los contactos de tu familia te acercaron al Senado de la Federación Galáctica de Alianzas Libres y pronto pudiste hablar con miembros del Consejo Consultivo de la Alianza Galáctica. Tu misión siempre fue crear una organización que fuese utilizada para así realizar misiones que evitasen un mayor daño a efectos del gobierno y sus habitantes. Era un proceso ambicioso y muchos te ignoraron cuando presentaste el proyecto. Tuviste que gastar la fortuna de tu familia y mucho más en conseguir los permisos y sobornar a los indicados para ganarte un lugar en el tema de las reuniones.

Finalmente alguien se interesó en ti: El Senador Graat Fey'lya vio en tu organización una posibilidad de obtener resultados evitando la burocracia de un gobierno tan grande y variado. Te llamó y tuvieron una reunión en la que fue sincero al decir que no muchos creían en tu utilidad y mucho menos en tu seguridad, pero que él estaba tomando la responsabilidad al mandarte a Nar Shaddaa en una misión no oficial o, a todos efectos, secreta.

Por medio de negociaciones y un par de ideas ingeniosas, evitaste que los Hutts tuviesen una reunión amena con los representantes del Sol Negro. Poco sabías acerca de los motivos de tan reunión pero el Consejo pensó que nada bueno podía salir de eso. Después de que ambos grupos se despidiesen entre ellos a disparos de bláster, supiste que tu misión había sido exitosa y eso abría las puertas de la recién fundada AOS.

Pasaron dos meses en los que el trabajo no fue la palabra que imperaba en tu oficina. Incluso llegaste a pensar que estabas en peligro cuando, desde la misión, figuras extrañas parecían seguirte entre las sombras, así como cuando supiste que tu holocomunicador había sido interferido. Estuviste seguro que era la misma Alianza Galáctica, que se aseguraba de que fueses fiable y leal al gobierno galáctico. En las últimas dos semanas, nadie se ha aparecido y los intentos de hackear tus terminales han cesado. No han encontrado lo que buscaban y eso significa que quizás haya más trabajo. Siempre has sido optimista.

Finalmente una llamada suena en el comunicador de tu oficina, un pequeño departamento en Coruscant donde los pocos miembros pueden descansar y estar seguros. Al contestar, te habla el asociado del Senador Fey'lya, comunicándote que el senador desea reunirse contigo en su despacho. Ante esta austera información, solo te pones de pie y te diriges al punto de encuentro.

Llegas a la oficina y su asociado te recibe con un saludo más bien frío. Nunca ha sido un Twi'lek muy afectivo, por lo que no te extraña que solo te indique que su jefe te espera. Atraviesas la puerta y el Senador Graat Fey’lya te mira desde su asiento y te invita con un gesto a tomar asiento tú también. Una vez te has puesto cómodo, comienza a hablar:

 - “Muy buenos días, Señor Bel-Iblis. Le llamo pues necesito los servicios de su organización en un asunto sumamente delicado. Supongo que sabes algo del Proyecto Ossus. Los Jedi pensaron que podrían usar la necesidad de redención de los Yuuzhan Vong que quedan par así volver habitable otra vez los mundos que conquistaron en la guerra. La idea era buena y la pusieron en práctica en Ossus donde todo salió de maravilla. Luego de eso, muchos mundos se presentaron como postulantes a ser los siguientes.”

El hombre se pone de pie y se sirve un trago. Te ofrece un poco por si quieres. Luego de servir, se para mirando la ventana desde donde se puede ver los niveles más altos de los rascacielos y naves sobre Coruscant. Bebe un trago y continúa luego de aclararse la garganta:

 - “La Alianza Galáctica se puso de parte de los Jedi desde el comienzo pues siempre han sido nuestros aliados y les debemos demasiado a través de la historia. Los estudios en Ossus confirmaron que fue un éxito y, a pesar de todos los detractores que tuvimos, finalmente conseguimos lo que quisimos. Por eso estamos completamente involucrados con el Proyecto, donde es nuestra reputación también la que está en juego. Lamentablemente, algo parece estar mal ahora.”

Con un giro, comienza a mirarte de frente mientras sigue hablando. Sus espesas cejas destacan por encima del resto de su pelaje delicadamente cuidado:

 - “Podríamos haber comenzado a vongformar los mundos dentro de nuestro espacio. Pero la presión política era mucha y el Imperio es nuestro principal detractor, quienes podrían usar el hecho de que perdonásemos a los Yuuzhan Vong pues hay muchos planetas que aún guardan rencor de lo ocurrido. El Imperio tenía mucho que ganar y nosotros mucho que perder, por eso tomamos una jugada arriesgada.”

El Senador se sienta, se reclina y se bebe un largo trago de su vaso antes de suspirar y continuar. Notas en su expresión que el asunto es grande, más que una posible asociación entre criminales, quizás demasiado grande:

 - “Entre los planetas seleccionados, se negoció con el Imperio y se vongformó un planeta dentro de su espacio. Orinda sería la prueba que la Alianza Galáctica y los Jedi usarían para cerrar la boca del Imperio y así evitar que ocupen la campaña en su favor. El proceso ocurrió de manera exitosa y hasta una colonia llamada Sefresna se fundó en Orinda. Lamentablemente no todo ha salido como se habría deseado.”

Graat hace una pausa un momento para acabar su trago. Su tono es sombrío, lo suficiente como para que predigas que lo que va a decirte no son buenas noticias:

 - “Los colonos de Sefresna fueron atacados hace cinco días. Los sobrevivientes reportaron un ataque de bestias terribles que definieron como mutantes espantosos surgidos de la jungla. El lugar es hostil, considerablemente salvaje, pero ellos reportan lo que podría significar un problema del proceso de vongformación. Si lo que dicen es cierto, todos caerán sobre nosotros y sobre la Orden Jedi. Quiero que tomes unos cuantos de tus hombres, contrates a alguien si lo necesitas y vayas a Orinda a averiguar que es lo que ocurre allá. Quiero saber si realmente los Vong la jodieron y cometimos el peor error confiando en ellos o si algo más sucedió. Para eso vendrán dos Jedi desde Ossus como enviados de la Orden. Estarás bajo sus órdenes en la investigación. Tu misión es detener los ataques y cubrir la evidencia si es que la hay. Nadie debe saber lo que ocurre allí hasta que podamos explicarlo, menos los Imperiales. ¿Tienes alguna duda?”

El hombre te mira sin ninguna expresión en el rostro, esperando atentamente tus respuestas y leyendo tus expresiones como si fueses un libro abierto para él.

Los años de entrenamiento que has tenido en la Academia de Ossus ha sido la única vida que has conocido. Tus padres habían muerto cuando tu tenías una corta edad y el Consejo Jedi se hizo cargo de ti. Desde que tienes memoria has entrenado los caminos de La Fuerza y has sido instruido para seguir su voluntad y conocer sus designios. Eres un sirviente de La Fuerza viviente, tal como tu maestro, el Maestro Hssis Likenr, un Nautolano con gran devoción por la Orden Jedi.

Te ha entrenado duramente en el combate pues desde tus inicios destacaste por tus capacidades. Tu madre fue una gran Jedi y tu padre un guerrero Mandaloriano de gran honor. Murieron en un ataque desconocido en Korriban y nadie sabe quienes fueron los que les mataron. Su nave quedó intacta y tú en su interior, pues nada robaron antes de desaparecer. Tu nave estaba programada para enviar una señal de socorro si quedaba inactiva durante un día y eso bastó para que un grupo de Mandalorianos te rescatase. Te llevaron y pasaste un año con ellos.

Los Jedi llegaron a Mandalore a buscarte y discutieron fuertemente con Mandalore, tu tío, quien quería entrenarte con un guerrero de élite, pero las palabras de tu Maestro Jedi le convencieron y supo que hacía lo correcto al entregarte.

En ese entonces solo hablabas Mando'a, pero pronto recordaste el básico y aprendiste de tu maestro. Él viajó a Korriban a investigar después de lo que los mandalorianos le habían dicho, pero carroñeros ya se habían llevado la nave y ninguna pista había. Buscó en todo el planeta y nada encontró. La sombra de duda siempre cruzó su mente, pero no pudo probar nada.

Después te llevó a Ossus y estuviste presente en el templo antes de que este fuese Vongformado. Luego de que esto sucedió, entrenaste en la exuberancia del mundo aquel como si fuese tu hogar. Te volviste fuerte y capaz, un orgullo para la Orden.

Hoy tu exhaustivo entrenamiento con el sable de luz es interrumpido por tu maestro, quien te habla con un tono un poco enigmático:

 - “Gaheris, el Maestro Skywalker quiere vernos de inmediato.”

Pocos minutos después estás en la sala del Consejo, donde solo está el Maestro Kol Skywalker meditando. Pocos minutos después entra otro Maestro con su Padawan. El Maestro Mirro Snaill y su Padawan D’Angbar Cobaine entran a la sala. Solo ustedes cinco están en la sala del Consejo cuando el Maestro Skywalker se pone de pie finalmente.

Tu vida no fue fácil en un inicio y los últimos años no han hecho que las cosas sean distintas. Desde el momento en que tu maestra, la Maestra Mirra Snaill, se presentó en tu casa en Dantooine, supiste que tu vida sería más de lo que tu padre esperaba de ti.

Desde el comienzo de tus días has tenido la presión de ser útil para tu familia. Desde pequeño mostraste una gran inteligencia y capacidad para las matemáticas que eran necesarias para llevar con eficiencia la administración de la finca familiar. A los pocos años de vida tu padre te enseñó todo lo que sabía de la tierra y los cultivos, incluso te pagó un curso muy intensivo para niños prodigios donde estuviste a punto de obtener el título de ingeniero siendo solo un niño, pero cuando cumplías siete años y solo uno falta para terminar tus estudios y ser el más grande profesional de tu familia de humilde origen, algo cambió todo.

La Cathar se presentó en tu casa y habló a tus padres acerca del potencial que poseías en tu interior. Tú estabas en la habitación contigua, escuchando las constantes pesadeces que tus hermanos escupían sobre ti, basados en la envidia que hasta ese momento sentían por ti y que se vería acrecentada hasta niveles inimaginables cuando fuiste llevado a Coruscant para ser presentado al Consejo Jedi. Jamás supiste de eso pues jamás los volviste a ver después de ese día.

Estuviste frente al Consejo Jedi, que dijo que eras demasiado viejo para ser entrenado. Además dijeron que estabas muy contaminado ya por los sentimientos y conocimientos de la galaxia como para volver al estado básico necesario para formar un Jedi. Solo pocos de los miembros te defendieron y por una estrecha votación se declaró que serías entrenado por la Maestra Snaill.

Viajaste a Ossus y en aquel mundo conociste los caminos de La Fuerza. Te volviste una servidora de La Fuerza viviente como tu maestra, y el maestro de ella. Te entrenaste en ser un verdadero Jedi y entender la voluntad de La Fuerza para así servirla de la forma que se esperaba de ti. Te pusiste la meta de no decepcionar a aquellos que creyeron en ti y, a pesar de los sentimientos que tenías hacia tu familia, te contuviste e hiciste lo que debías, como todos los demás.

Tu entrenamiento se llevó sin interrupciones a pesar de lo que ocurría en Ossus con la terraformación, que dio origen a un ecosistema selvático del que te maravillaste. Sabías mucho más que cualquier Padawan acerca de la vida vegetal con tus conocimientos agrícolas, por lo que aprovechaste cada momento en estudiar las especies que salían del proceso. Varias veces incluso viste a los Yuuzhan Vong trabajando, pero no te acercaste por temor. Los Jedi no deben temer, pero aún no eres un Jedi.

Tus meditaciones se interrumpen hoy cuando tu Maestra llega a tu lado y te habla:

 - "El Maestro Skywalker desea vernos, D'Angbar. Acompáñame."

Recorren la Academia Jedi de Ossus desde las salas de meditación hasta llegar finalmente a la sala del Consejo, donde está el Maestro Skywalker, el Maestro Likenr y su Padawan Gaheris Ordo. Una vez entran en la habitación, el Maestro Skywalker se pone de pie, dispuesto a comenzar sus palabras.

El Maestro Kol Skywalker, de pie frente a los cuatro invitados en la sala del Consejo Jedi, les saluda a todos los presentes con un gesto antes de hablar. Siempre viste unas ropas que no son típicas para un Maestro de su posición y esta vez no es la excepción, pero ahora parece más desaliñado que de costumbre:

 - “Maestro Likenr, Maestra Snaill. Les he llamado por un asunto de suma importancia. Como bien saben, he impulsado el Proyecto Ossus, con la cual nos disponemos a integrar a los Yuuzhan Vong que se han rendido para así ser parte de la Alianza Galáctica. Mi idea fue usar la misma tecnología de los Yuuzhan Vong usada para terraformar los mundos conquistados en un proceso inverso que sea capaz de volver los mundos habitables otra vez. La Maestra Moldeadora Nei Rin ha trabajado conmigo en este proyecto y ha sido exitoso. Ossus ha vuelto a ser en su mayoría como era antes. Luego de eso pusimos en práctica el proceso de terraformación en otros planetas, lo que de ser exitoso significaría la aceptación de los Yuuzhan Vong y de nuestra iniciativa.”

El maestro camina un momento antes de entrar en lo que parece ser lo complicado del tema, cosa que se nota en el tono de voz más sombrío que emplea a continuación:

  - “Uno de esos planetas es Orinda, en el espacio Imperial. Se insertaron las criaturas diseñadas para el proceso y se esperó el tiempo necesario para que la atmósfera se volviese respirable otra vez. Incluso una colonia se fundó ya en el planeta, llamada Sefresna, en el ecuador del mismo. Era un proyecto ambicioso que siempre tuvo detractores, sobre todo el Imperio, por lo que si Orinda funcionaba como Ossus, podríamos demostrar que hacíamos los correcto y encontrar algún apoyo para así recuperar todos los mundos devastados. Lamentablemente se han reportado problemas en Orinda. La colonia de Sefresna nos ha reportado ataques continuos por parte de especies animales que ellos definen como mutantes. No sabemos realmente a qué se refieren pero ellos piensan que están relacionados con el proceso y piensan que es culpa de los Yuuzhan Vong.”

De un momento a otro se nota perturbado y se detiene para reflexionar un instante antes de continuar:

 - “Debemos evitar que esto llegue a oídos imperiales antes de saber bien qué es lo que sucede. Para eso, ambos maestros tienen una misión sumamente importante y secreta. Irán al Templo Jedi en Coruscant para hablar con el Consejo Jedi, quienes están al tanto de la situación y les comunicarán su cometido. Mientras tanto, ambos Padawan irán a encontrarse con un grupo formado por el Consejo para ir a Orinda a investigar los acontecimientos e intentar descubrir la causa de ellos. Para eso irán con miembros de la Alianza Galáctica, quienes están tan involucrados como nosotros en este proyecto. El Senador Graat Fey'lya ha prestado todo su apoyo al Consejo Jedi para llevar estas misiones a cabo.”

Luego el Maestro Skywalker mira directamente a los jóvenes antes de hablar:

 - “Sus Maestros han dado voto de confianza absoluto por ustedes. Han indicado las fortalezas y debilidades de cada uno. Creo que harán un buen trabajo apoyándose el uno en el otro y cumpliendo esta misión con éxito, la primera sin el apoyo de sus maestros. Todos partirán en veinte minutos. Que La Fuerza les acompañe.”

Hace una inclinación que les indica que salgan de la sala. Al parecer aún hay varios temas que debe meditar y la soledad es la mejor amiga para escuchar la voluntad de La Fuerza.

El Trasporte que les lleva a Coruscant lo hace rápidamente. Ambos maestros conversan entre ellos de los detalles que ustedes no conocen de la misión que realizarán mientras ustedes tienen órdenes de meditar para prepararse.

Finalmente aterrizan en Templo Jedi y los Maestros les dan las instrucciones finales a voz del Maestro Likenr:

 - “Jóvenes Padawan, ha llegado el momento de separarnos. Ustedes deben ir al departamento de defensa de la Alianza Galáctica y hablar con Haka Bel-Iblis, jefe de una Agencia que está a cargo de la misión que desempeñarán. Nosotros iremos a hablar con el Consejo Jedi para nuestra misión. La misión de la que están encargados es ir a la Colonia Sefresna, en el planeta Orinda y descubrir cual es el problema, así como investigar si es cierto que el proceso de Vongformación ha fallado. Es imprescindible que averigüen qué sucedió y si el proceso falló realmente. Deben evitar que los Imperiales se enteren o utilizarán eso como propaganda política. ¿Queda clara su misión, Padawans?”

El Maestro les mira esperando a ver si tienen alguna pregunta que hacerle a él o a la otra maestra Jedi que también está preparada para dejarles e irse con el Consejo.

Parece que habiesen pasado años desde que Eve murió en ese ataque que sufrió pero solo han sido cinco días. Algo te decía que no debía involucrarse en la colonia de Orinda, uno de los planetas que estaba siendo terraformado de vuelta a su hábitat natural por los Yuuzhan Vong y los Jedi. Pero Eve Aseirtan siempre fue una devota de la Alianza Galáctica y en su alma siempre quiso ayudar a otros, por eso la recolonización de Orinda la llamó de una forma que ella no pudo rechazar.

Te sentiste culpable desde que ella subió a esa nave por no ir con ella, pero no fue tu culpa que terminases tan herido en aquella revuelta en Cato Neimodia, tanto que estabas saliendo del tanque de Bacta cuando ella murió. Te dijeron que la colonia Sefresna sufrió un ataque y que muchos colonos murieron, incluida Eve, pero nunca te dieron detalles acerca de cómo fue, a pesar de cuanto insististe.

Mandaste el mundo a la mierda y te propusiste ir por ti mismo a Orinda a investigarlo, pero te lo prohibieron los guardias de la Alianza. Viste las celdas de detención por dentro cuando las palabras no bastaron para disuadirte.

Dentro de la celda recordaste como la conociste y como de a poco se enamoraron. Ella sabía que su familia no vería con buenos ojos que se involucrase con un simple guardaespaldas, sobre todo de origen humilde en el espacio imperial, por lo que mantuvieron su relación en secreto. No te despegaste de ella en ninguna de las misiones diplomáticas en las que ella se involucraba en su afán de hacer de la galaxia un lugar mejor. Muchas veces te dio el discurso y tu lo escuchabas solo para ver sus labios moverse. Cuanto te arrepientes de no haberle puesto más atención pues ya no volverá a hablarte de nada.

Todos en su séquito sabían de su amor y el Capitán Darro, líder de la guardia de la familia Aseirtan en Coruscant, aquel que te dio el empleo, te asignó a su seguridad más cercana para que nunca tuviesen que separarse. El buen hombre siempre estuvo feliz de lo nuestro, por lo que su expresión estaba destruida cuando te comunicó de las funestas noticias de Orinda.

Pero tus esperanzas no se perdieron a pesar de que tu rencor aumentaba. El capitán te prometió que no te olvidaría cuando llegase el momento y que tuvieses paciencia. Es un hombre que siempre cumple su palabras, lo que te brinda la única tranquilidad que tienes en este momento.

Así fue como esperaste hasta que el mismo Capitán Darron fue a tu habitación, un día después de que te liberasen, a darte una noticia que esperabas. Un noble llamado Haka Bel-Iblis está recibiendo instrucciones para ir a Orinda a averiguar. Te entrega una placa de datos con la dirección a la que debes ir y te dice formalmente que estás despedido. Que si algún día vuelves a desear el empleo, te lo dará pero considérate cesante y disponible. El hombre te sonrió amablemente antes de darse vuelta y dejarte a solas con tus decisiones.

No pudiste esperar, nada podría detenerte. Prácticamente corriste hasta la dirección, que no era otra cosa que el departamento de Defensa de la Alianza Galáctica. Cuando llegaste, el asociado de un Senador te detuvo y solo después de ver las credenciales en la placa de datos te habló de forma decente. El Twi'lek te indicó que el Señor Bel-Iblis estaba en reunión con el Senador Fey'lya y que no deben ser interrumpidos, por lo que debías esperar.

Ahora una sala de espera se abre ante ti y los minutos transcurren sin que la puerta se abra.

 Medité detenidamente antes de preguntar:

 - ¿No necesitaremos equipo de alguna clase para una misión de este tipo?. No sabemos lo que nos podemos encontrar en el ambiente de ese planeta, maestro?.

Después de una apresurada salida desde Wroona en el primer transporte donde lograron conseguir boleto, llegan a Coruscant. No tenían idea de donde ir ni de qué hacer, así como una gran incertidumbre de cuales son los motivos que hicieron que el padre de Balael les dijese que se fueran.

La vida les sonreía cuando vivían con los padres de Balael, pues Roogbor siempre estuvo a su lado y ha sido a través de los años un gran compañero. Balael ha logrado desarrollarse nutriendo su infinita curiosidad, pero durante el viaje hacía Coruscant, el silencio imperaba de forma total y la sombra del desánimo se dejó caer con más fuerza de la que nunca había tenido. Roogbor no sentía esa sensación de pesar desde que era un esclavo del Antiguo Imperio Galáctico.

El viejo wookie siempre ha querido a Balael como una hija y ella lo ha visto como a un hermano mayor, uno muy grande y peludo. Cuando Balael comenzó a volar en la nave asignada por su padre, Roogbor comenzó a acompañarla. Más de una vez salieron juntos de algún aprieto y los lazos se cerraron y se fortalecieron con ella más que con cualquier otro miembro de la familia.

A pesar de que el juramento de vida del wookie fue con otra persona, el padre de Balael siempre le pidió que cuidase de su hija pues su alma curiosa y su espíritu indomable podía meterla en más problemas de los que ella sabría como salir. Él lo sabía y el wookie lo comprobó después de todos los disparos que les mandaron en algunos de sus viajes.

Ahora ya no están ellos al lado para reírse de las anécdotas, solo están ustedes dos. Se miran el uno al otro disimuladamente pues ninguno de los dos sabe qué decir del consejo del padre de Balael que sonó más a un exilio que a una petición.

Finalmente aterrizan en Coruscant y no son muchos los créditos que tienen para moverse, pero confían en que la suerte les sonreirá, así como ha dejado de hacerlo en el último tiempo.

Aun no entendía porque la salida repentina, pero estaba seguro que sería por algo importante. Durante el viaje lo cierto es que no hubo mucha alegría, lo cierto que yo no es que fuera muy hablador pero si notaba a Balael extremadamente callada para lo que solía ser.

Transcurrido el viaje llegamos a Coruscant, sin nada y sin objetivos, ahora tocaría moverse, también debería estar más atento en estos lugares había demasiada gente y alguna de ellas no era precisamente buena.

Aaaa guhaaaarrrruhaaaarrrrrnnn uhnnnn nnn uhnhhAAAAAAAAaaa (Bueno ya estamos aquí deberíamos movernos quizás buscar un lugar donde alojarnos o podríamos buscar algún trabajo, en esta ciudad las ofertas no deberían escasear) Comento a Balael. No podia evitar tener una sensación extraña pero siempre me pasaba en lugares con mucha gente.

Un planeta nuevo, nuevas oportunidades. Hace más de un mes que estás en Coruscant y estás un poco harta de lo estático que está siendo todo. No estás acostumbrada a estar mucho tiempo en un sitio, pero piensas que esto puede ser un verdadero camino digno de seguir, oportunidades reales y constantes. Es el único motivo que te mantiene aún en tierra.

Desde el crimen que marcó tu vida has vendido tus servicios como mercenaria. Has hecho cosas malas, pero siempre haces alguna buena para compensar. Salvaste a ese pobre tipo en Tatooine y otros actos de "caridad" has efectuado cuando has podido, pero siempre al precio de tener que huir.

Has viajado mucho y te has cansado de hacerlo. Sabes que eres completamente capaz de lograr sobrevivir donde sea, pero ahora se te ha presentado una oportunidad. Has buscado significado en tu vida, significado en tus actos y en tu modo de vida. Ahora tienes la capacidad de que así sea.

Un día en un bar bebías mientras observabas lo que había a tu alrededor. Tus sentidos te indicaron que algo estaba sucediendo a tus espaldas, algo de importancia. Viste a un hombre conversando con otro, pero su actitud era extraña. Los bares de Anchorhead en Tatooine son considerablemente hostiles como para saber que en cualquier momento pueden estallar batallas campales. Pusiste atención y reconociste a uno de ellos como un rufián al servicio de los Hutts mientras que al otro tipo no lo conocías. El desconocido se puso de pie y desapareció minutos antes de que llegase otro tipo a conversar con el rufián. Se sentó y reconociste a un miembro del Sol Negro. Parecían hablar normalmente cuando el rufián abrió fuego contra el miembro del Sol Negro sin previo aviso. Este logró salvarse de los disparos iniciales y pronto llegaron sus compañeros para disparar al rufián. Mala idea pues el bar era propiedad Hutt y hasta el tabernero disparó su bláster contra los enemigos de las babosas gigantes.

Huiste lo más rápido posible del lugar preguntándote que había ocurrido ahí. De camino al puerto espacial, viste al extraño desconocido y supiste de inmediato que él había causado la batalla aunque sus motivos eran desconocidos. Le seguiste y te colaste en su transporte donde no se te encontró hasta aterrizar en Coruscant. Te atraparon él y dos socios suyos cuando intentabas abandonar la nave. Te defendiste diciendo que sabías lo que hicieron allá y que habías avisado a un contacto por tu seguridad.

Estuviste prisionera una semana en la que te intentaron interrogar de maneras legales, nada de tortura, hasta que el hombre al que habías visto te fue a visitar y te habló. Dijo que reconocías lo hábil que eras, que pudiste armar las piezas rápidamente y que tenías habilidades útiles para ellos. Se presentó como Anemen Astil, miembro de la Agencia de Operaciones Secretas de la Alianza Galáctica. Te dijo que habías estado presente en la misión que evitó una asociación entre los Hutts y el Sol Negro de una forma discreta, asociación que podría resultar molesta a largo plazo. Lo último que hizo antes de salir de la habitación fue preguntarte si querías un empleo.

A la semana siguiente te nombraron miembro a prueba y te dejaron en la oficina a la espera de una misión. Ha pasado más de un mes y aún nada para lo que se requiera de tus habilidades. Sabes que en ese lugar puedes llegar a hacer cosas importantes para la Alianza Galáctica y para tu destino, la paciencia tiende a esfumarse más rápido que el tiempo.

La Maestra Mirra contesta a la pregunta de Gaheris:

 - "La Orden no nos ha dado recursos pues estas no son misiones oficiales. Nadie fuera de nosotros cuatro y el Consejo Jedi sabe de lo que haremos y no se puede justificar equipo y recursos utilizados así. Creo que pueden con lo que sea que se enfrente. Solo recuerden su entrenamiento."

La apacible cathar no parece preocuparse de manera alguna por el futuro que le depara a los jóvenes Padawan. Su mirada está serena y relajada, como todo Jedi debe estar.

 - Por mi parte no hay ninguna otra pregunta, maestros... - Miré al otro Padawan, esperando a ver si tenía alguna.

Observo con temor y fascinación a los Yuuzhan Vong trabajando. Algunos de los otros discípulos de la Fuerza ha dicho que como Jedi no debemos temer a nada, pero incluso el que lo dice lo hace desde la zona segura.

Cuando mi maestra viene a buscarme, le respondo sencillamente con una respetuosa reverencia y me apresuro a seguirla por toda la Academia Jedi hasta llegar a la Sala del Consejo desde las cámaras de meditación.

Está presente el Maestro Skywalker, una presencia legendaria que arrastra consigo el peso de la historia de la Galaxia. Su presencia eclipsa para mí a la del Maestro Likenr y su Padawan.

Me mantengo en posición firme y erguida, mientras escucho en respetuoso silencio las palabras del Maestro Skywalker.

Observo un momento a Gaheris. Nos están encomendando nuestra primera misión y no sé si estamos listos para ello, aunque no permito que mis dudas se trasluzcan en la expresión impertérrita de mi rostro.

Asiento en señal de obediencia ante las instrucciones finales del Maestro Skywalker, presto a obedecer.

A continuación sigo a los demás.

Escucho atentamente una vez llegados a Coruscant las instrucciones del Maestro Likenr.

- "Iremos al Departamento de Defensa de la Alianza Galáctica y hablaremos con Haka Bel-Iblis.

Viajaremos a la colonia Sefresna en Orinda para investigar si el proceso de Vongformación ha fallado y cuál es el problema real. Debemos ser discretos." -

Asiento ante las palabras de mi Maestra, un Jedi ha de ser capaz de responder ante cualquier situación con los medios de que dispone, por muy escasos que sean estos.

- "Estamos listos, Maestros." -

Al llegar la oficina un cosquilleo recorre mi cuerpo, tal vez sean nervios, pero prefiero pensar que es la sensación de volver a tener la oportunidad de algo de acción.  Graat se muestra cortes, posiblemente por la misma necesidad que le ha hecho llamarme.  No quiero hacerme ilusiones prematuras pues estoy seguro que yo no soy la primera puerta a la que llama quizás tan solo sea su última esperanza.  Alguien tan loco como para no rechazar un trabajo al que otros han renunciado...

Escucho con atención sus palabras, asintiendo mientras cojo la copa que me ofrece, intento escrudiñar cada una de sus palabras y movimientos como intentando analizar a aquel sujeto.  Finalmente cuando Graat fija su mirada en mi esperando una respuesta, intervengo...

- "Conozco bien el proyecto Ossus, debería a ver estado encerrado en la prisión de Kessel para no haber oido hablar de el.  Siempre ha sido un proyecto muy polemico debido a los intereses politicos que hay detrás de él, muchos son los que se alegrarían de su fracaso incluso dentro de la propia Alianza."

Mojo mis labios con la bebida sin dejar de mirar fijamente a Graat dejandole claro mi noble linaje.

- "De momento los detalles del ataque parece que no se ha extendido, pero si hay alguien detrás de ello no tardara en filtrar la información.  Si esto sucede sería interesante seguir su origen pues puede llevarnos al autor, ¿crees que en verdad algo ha ido mal o sospechas de alguien? el imperio sería el mayor beneficiario quizás la selección de un planeta bajo su control fue un error".

Me inlino hacia delante mientras bajo el volumen de mi voz

- "La presencia de esos Jedis puede complicar el objetivo de la misión si debo ocultar algunas pruebas.  No me gusta de atender a sus peticiones, les seguire el juego pero si la cosa se complica preparate a recibir una queja de la orden.  ¿Tienes alguna persona de confianza en la colónia? vendría bien tener alguien en quien poder confiar allí llegado el caso."

Me levanto para servirme un poco más de licor

- "Si encontramos algun cuerpo los jedis querrán sacar muestras, deberiamos estar preparados para que esas muestras cuenten lo que nosotros queremos que cuenten.  Te enviare un droide de análisis manipulado para llevar un doble registro, encargate de que llegue a la colonia como parte independiente para dar soporte de análisis de muestras, no quiero que los Jedis sospechen nada"

Me acerco y estrecho su mano mientras digo

- "Por cierto, estoy seguro que después de esta misión se encargará de que la comisión otorgue más influencia y aumente el presupuesto de mi agencia"

Siempre había deseado salir a recorrer la galaxia para ver todos las tabernas, todas las modas y probar la mas asquerosa de las comidas, pero cuando me llegó el momento sólo sentía pesar en el corazón. No entendía la premura de mi padre. Había estado frío y eso no era normal en él. Tampoco había tenido tiempo de despedirme de mis hermanos y madre lo que me mortificaba por dentro. Ni una foto tenía para recordarlos y durante un buen rato del viaje estaba con los ojos fuertemente apretados recordando cada una de sus caras, gestos, frases... Tan apesadumbrada estaba que ni me daba cuenta de por donde pasábamos.

Al llegar a nuestro destino, me quedé impresionada de lo que estaba ante mis ojos. Los edificios en aguja, droides de protocolo impecablemente pulidos por todos los lados y más razas juntas de las que había visto o leído en toda mi vida. Este planeta era el corazón de la galaxia y mi espírito aventurero se reanimó un poco.

Al ver a mi hermano grande y peludo Roogbar a mi lado me dio fortaleza para para afrontar la sensación de vértigo que aparecía en mi estómago. - Sí Rogby, tienes razón. ¿Puedo seguir llamándote Rogby no? - dije ahaciendo un bucle en el pelo del wookie. - Pero, ¿por dónde empezamos? Esta ciudad es inmensa. No me he traído ni un crédito conmigo y no creo que estas personas se fíen de mi palabra. ¿Tu si te fías de mi verdad hermano peludo? Haha. Padre me dijo que me fiara de ti y siempre te has portado bien. No sé por donde empezar pero sí se que hay que caminar para hacer camino. Para ganarme algunos créditos, ¿crees que nos darán trabajo para realizar algún transporte? Mmmmm igual sería buena idea acercarnos al sindicato de pilotos, aunque por otro lado !no sé por donde empezar¡ Mmmm ¿y si vamos a un hostería y de ahí preguntamos?

Mientras hablaba ya había comenzado a girar la cabeza mirando a las diferentes personas que iban y volvían de la terminal espacial. 

Como siempre la muchacha hablaba mucho pero era parte de su encanto, lo cierto que le llamaran Rogby no es que fuera muy agradable pero a ella se lo permitía, lo mismo que jugara con su pelo desde cría lo llevaba haciendo así que no me molestaba. Pero debía cambiar su carácter y forma, más en esta ciudad al menos debía parecer una profesional dura, si no muchos tratarían de engañarla o algo peor, lo sabía de viajes anteriores con su padre.

Pero tenía razón ir al sindicato de pilotos seria buen comienzo, por suerte yo tenía aun 250 créditos no es gran cosa pero podría ayudar en algún momento.

UIIIUUHHHGGG-rrrrRRR! UUUHHHGGG-rrrrRRR! HHHurrRRRRRRRRnhhhh. Auuiaaa guhaaaarrrruhaaaarrrrrnnn uhnnnn nnn uhnhhAAAAooAAAAaaa rrrrgggggrrrrrrrrrnnnnnnnnnnhhhh, HHHurrRRRRRRRRnhhhh.* Hablo mientras gesticulo un poco con los brazos.

Las miradas de los extraños comenzaban a molestarme, así que prefería salir de aquel sitio ya que llamábamos mucho la atención.

BRRUUUUGRR-arrhggg!! EUUROORrrgggggg.** Digo indicando la salida del sitio.