Partida Rol por web

En el interior de la estancia encontrasteís a 3 personas, dos miembros del clan Kitsune, dos mujeres, una de ellas viste como una sacerdotisa de las que cuidan los templos, es tremendamente joven, el adjetivo niña podría aplicarse aún a ella, tras de ella a modo de Yoyimbo esta otra mujer, clavada a la primera, el parentesco es obvio, deben de ser hermanas, su cabello era negro, largo y lacio, los ojos de ambas eran verdes, y sus facciones, revelaban una belleza que casi parecía no ser de este mundo, a pesar de la seriedad que reflejaban, la yoyimbo vestía un kimono azul, con el simbolo Kitsune y el emblema de la escuela Kakita. La sacerdotisa llevaba el kimono tradicional que la identificaba como tal.
Estaban a un lado de la estancia, bastante separadas del resto como para no participar en la conversación. Su presencia allí no parecía haber sido anunciada, y el que estuvieran allí entrometiendose en los asuntos de la magistratura tampoco era lo más ortodoxo del mundo.
De pie en el centro de la sala estaba la figura del magistrado, tal y como lo visteís en el patio, no ha dejado las armas, y empuña la naginata, aunque no la esgrime. Esperó en silencio a que entraraís en la sala, observandos con detenimiento. La puerta se cerró tras vuestro dejandoos a solas con los que estaban en el interior.

Comprendo perfectamente la reacción de Ten ante la situación en la que nos encontramos. No hace tanto que un magistrado nos atrapóy casi terminamos como escudo humano de las tropas cangrejo en la Muralla Kaiu. Si no fuera por el extraño hombre que se nos aprarece de vez en cuando entre las sombras ya estaríamos, más que probablemente, pudriéndonos bajo un montón de trasgos abiertos en canal. Pero esto va más lejos, todo el mundo parece tener un especial respeto y reverencia por este recién llegado. Y como todo el mundo sabe respecto a los Magistrados Esmeralda, el respeto y la reverencia son señal de miedo. Shiba Tesai Tobei-sama. Digo para mis adentros. Ya solo la solemnidad del nombre es capaz de preocuparme. Observo como los dos fenix entrán en la sala y como la puerta se cierra a sus espalda. No puedo reprimir un escalofrío, aunuqe me siento más seguro que Ten, a el nunca se le dio muy bien hablar con los demás, y menos con samurais de mayor rango. Es decir, la gran mayoría de los samurai.

Apoyando una mano en el hombro de mi compañero para infundirle seguridad me pierdo de nuevo en mis cavilaciones, atendiendo siempre al resto de bushis que nos rodean, a la espera de que alguno inicie una conversación y con el interés de observar la reacción de cada uno de ellos.

Ten, no te preocupes, es solo una recepción rutinaria, deja que hable yo. Le digo en voz baja para que solo él pueda entender mis palabras.

A penas hemos tenido ocasion de hablar se dirigió uno de los dos mirumotos hacia vosotros Soy Mirumoto Soka, acompañaba al magistrado por un asunto... personal dijo, y acto seguido hizo un levísimo asentimiento de cabeza.

Mi nombre es Sun. Me vuelvo hacia el "ronin", o lo que quiera que sea el extraño personaje que me ha dirigido la palabra, e inclino mi cabeza respondiendo con igual levedad a su gesto. No por llevar vestimentas de clan esperará que me doble ante él. Bastante nos va a tocar arrastrarnos cuando nos hagan pasar a la sala con el magistrado. En cuanto a nosotros. Hago un gesto señalando a ten y a mi con la mano. Todabía no tenemos muy clara la razón por la que terminamos en la comitiva de Haki-sama dentro de este castillo. No puedo evitar dirigir una mirada de recelo hacia la puerta que los fenix traspasaron hace escasos momentos. Siento que sus... cuestiones personales se hayan truncado con los aciagos incidentes de la pasada noche. Ha sido muy doloroso para todos. ¿verdad Ten? Una sonrisa cruzada aparece en mi boca mientras me dirijo a mi compañero y flexiono mi brazo herido, aunuqe ya casi curado gracias a la increible locción.

Lanzo en un momento dado una mirada cargada de significado a Ten y me coloco el kimono de forma que se tape más, si cabe, el colgante de "el viejo". Las fortunas nos guarden si ese maldito Shiba descubriese los colgantes.

El caso, es que ayudaba a haki-sama en una investigación, cuyas circunstancias me afectaban, pero¿ me quería saber la relacción con Kitsuki Haki-sama? dijo con cierta decepción Si no tenemos respuestas para el magistrado va a ser cuanto menos complicado salir de la ciudad, y ya hemos perdido mucho tiempo para perseguir a los asesinos, debimos haber ido ayer mismo si es cierto que el shugnja pueda rastrear las protecciones que emanara lo que fuera a por lo que vino Haki-sama desvio la vista hacia la puerta cerrada, desde donde habían llegado solo murmullos inaudibles, ahora no llegaba ni siquiera eso.

No hace falta ser tan cortes, ni dar tantas vueltas, mi buen Soka. dijo el samurai, que escuchaba, la conversación, en un estallido de impaciencia La shiba nos ha recalcado algo que os da el beneficio de la duda, si confiaís en nosotros, nosotros lo haremos en vosotros y os acogeremos bajo nuestro cargo, así el magistrado no podrá usaros de chivo expiatorio si llega a ese extremo, no sin meternos a nosotros en el mismo saco. Al menos se pensaría algo más el usaros de cabeza de turco. habló en murmullos, pero la violencia del tono hizo q se sintiera incomodo y mirara al guardia Imperial que estaba en la puerta. Si este había oido algoo no, Mitsake fue incapaz de decirlo.

Agradecemos profundamente vuestro ofrecimiento de responder por nosotros ante el magistrado, Mirumoto-sama, aunque creo que nuestra mejor baza es la Shiba que ahora mismo está al otro lado de esa aciaga puerta. Señalo de nuevo a esta, tras la cual se esconde el próximo giro de nuestra rueda del destino. ¿Está cerca el momento en que nos aplaste? Me pregunto bastante preocupado. Parece que Kitsuki Haki-sama deseaba un par de guías que conocieran estas tierras. En la situación en la que ahora mismo se encuentra el territorio que nos rodea, plagado de "bandidos" Pienso en los restos del viejo Clan Escorpión que parecen ocultarse por todos lados. Sin poder reprimir un leve escalofrío al rememorar las inmateriales figuras negras de la noche anterior. la mejor opción, con muy buen jucio por parte del difunto magistrado, fue la de dos ronin venidos de otras tierras, pero con suficientes conocimientos sobre el terreno. ¿Adónde quería Kitsuki-sama que le llevasemos? ¿Que significado tiene lo ocurrido anoche? Son preguntas que, por desgracia para todos, no conocemos. Hago una pequeña pausa valorativa.

Como comprendereis, no somos duchos en el trato con autoridades de la talla de Shiba Teshai Tobei-sama. Solo el nombre ya infunde un temeroso respeto. Así que tengo la esperanza de que nuestras heridas hablen por nosotros.

Los temores que padecían fuera los Ronin no eran infundados. Cualquiera en presencia de tan magna autoridad experimentaba un sentimiento de encontrarse en una ratonera elaborada, aquel hombre combinaba la autoridad del emperador con la autoridad en el clan. A Saizo le parecía del tipo que pregunta aun conociendo mejor que el cuestionado la pregunta.

Gozaba de una compañía bastante inusual, dos miembros del clan Kitsune a cada una más singular, la niña apestaba a poder, casi podía olfatearlo y ni siquiera necesitaba una mínima concentración para darse cuenta. La otra mujer portaba el emblema Kakita en el kimono, algo que no muchos alcanzan a merecer, de tratarse de dos Yojimbos eran de lo más inusuales, aunque eso no significaba que fueran incompetentes.

Saizo no llevaba sus mejores galas, ni tampoco tenía su mejor cara, y muchos menos la mente despejada. Le habían privado de un sueño reparador, sumergido en una orgía de fuego, sangre y ceniza seguida del caos imperante y las preguntas sin respuestas. Aun le parecía estar viviendo la pesadilla de anoche y la situación parecía que iban a hacerle rememorar aquel mal sueño.

Antes de darse cuenta ya se había arrodillado a una distancia más que respetable, guardando silencio absoluto hasta que se le requiriera hablar. El sudor desfilaba por su espalda e incluso notaba su presencia en la frente.

Desafortunado encuentro comentó la voz fría y seca del magistrado Me gustaría que hubiera sido de otro modo, incluso me gustaría que hubieras optado por mi hospitalidad en lugar de la sabandija de Shoshuro Kawa su voz sonaba decepcionada, y la referencia a el antiguo apellido de Kawa fue algo inaudito, muy pocos tenían la osadía de mentar los apellidos del escorpión, habían sido disueltoas dichas familias, pero la principal razón, era que lo que más se teme es aquello que no se ve. Ha muerto un magistrado, uno que estaba fuera de sitio, pero eso ya tiene poco que ver, y alguien debe pagar por ello, así que me gustaría que fueran sinceros conmigo, de uno de vosotros no tengo dudas que lo será, espero lo mismo del otro. el magistrado paseaba por el centro de la habitación examinado paredes y techos, parecía muy susceptible y desconfiado, aunque no tanto de vosotros sino de lo que habían puesto delante de sus narices.
Sus dos acompañantes parmanecían en silencio, escrutandoos desde un lado.
Incorporaos dijo el magistrado como quien se acaba de dar cuenta de que no os lo había indicado con anteriordad.

Mitsake miro al ronin, con un deje de excepticismo.
Si ese magistrado trabaja aquí ha visto cosas inauditas y si prolifera aquí, una de dos o está corrupto o es muy bueno, sospechara de nosotros heridos o impolutos, o buscara rápidamente un chivo expiatorio. dijo en un susurro Por como ha tratado a Kawa, puede que no sea corrupto, y que nuestro ilustre Kawa no lo sea tanto, pero me temo que quizá siendo ese el caso, nos cause mas problemas que un magistrado que quisiera librarse del asunto lo más rápido posible luego lanzó un suspiro, se estaba quedando sin ideas Nos vamos a presentar ante él sin respuestas¿ Como vamos a explicar lo de anoche?

La conversación no ayudaba a calmar a Ten, se estaba poniendo pálido por momentos, miraba la puerta fijamente, como si un oni fuera a salir de allí. Esperar lo estaba poniendo histérico.

Saizo se incorporó bastante agradecido de no tener que permanecer en esa postura. No era precisamente buena para la musculatura y menos una persona que no se ejercitaba constantemente.

Ni en el día más loco y embriagado de su vida le replicaría a un magistrado, pero quizás esté asumía indebidamente que el Shugenja había elegido donde hospedarse. Las protecciones de Ryoko' Owari le zumbaban constantemente en la cabeza, le costaba centrarse por completo entre los muros e incluso la hechicería más simple se le volvía todo un reto. Había cien mil sitios mejores para pernoctar, pero Haki fue quien decidió.

De conocer que Shosuro precedía el nombre de Kawa entonces habría dormido al raso lo más seguramente, el difunto magistrado no había mencionado nada, solo una posible afiliación que podía venir de varias maneras distintas. Ahora podía hacer una asociación de ideas bastante satisfactorias y reafirmarse en su intención de abandonar ese maldito lugar, eso sino le colgaban allí y ahora.

El magistrdo os observaba impaciente, por escuchar vuestro relato.

El Ronin sostuvo la mirada de su interlocutor y guardó silencio. Manteniendo la mano en el hombro de su compañero para infundirle valor consideró de nuevo la situación en la que se encontraban. Vamos Ten, saldremos de esta. Le dice al hombretón que se mantiene nervioso de pie a su lado. La mandíbula de Sun se apretaba en un gesto duro que dejaba traslucir la tensión en la que se encontraba. Continuó escudriñando la mirada del Dragón, sin hostilidad pero con firmeza. Si este hombre pretende que sigamos durante media hora diciendo las mismas cosas de diferente forma va a tener tanta suerte conmigo como con ese legionario imperial.

La incomodidad tras esos muros era un mal menor, le preocupaba más el presentimiento de estar respondiendo algo que su interlocutor ya conocía de antemano. Con lo cual no se fiarían de él, fuera o no con razón. Verdades y mentiras son monedas de cambio muy frecuentes en el imperio, pero son armas de cortesanos y arribistas no de médicos errantes.

- Partí de Kyuden Isawa bajo orden de Isawa Kazu, buscó al proscrito de la justicia imperial Yogo Yunzo, ese criminal al abrir uno de los pergaminos negros custodiados por antaño el clan Escorpión ha despertado la peste que ahora se extiende implacable por territorio imperial.

Se me indicó que acompañaría a Kitsuki Haki, un magistrado dragón que comparte mi camino, pero que busca a otro hombre. Viajamos juntos hasta Ryoko O'wari en donde Kawa se presento bajó el apellido Shinzo.

En la cena Haki explicó que los ronin son buenos conocedores de las tierras adonde vamos y que sus servicios como guías serían necesarios. Al abrigo de la noche atacaron los shinobi, con consecuencias ya conocidas. No eran humanos o al menos los humanos no se deshacen en el aire.

Haki entregó al ronin un pergamino, hechicería extranjera según mis primeras impresiones, pero está por encima de mis capacidades.

El resto son detalles del combate que ignoró si desean o no conocer. -

¿ Por que entrego dicho pergamino a el ronin? instigo el magistrado a sus interlocutores, meditando las palabras del shugenja.

Los ronines aparecieron junto al magistrado, lo estaban defendiendo con sus vidas, aunque sin mucho exito de no haber aparecido nosotros hubieran muerto contesto Itoko con actitud servil, la cabeza agachada en una reverencia permanente, y las manos unidas en frete de su cabeza a modo de reverencia, la mano izquierda envolvia su puño derecho.

Semejante actitud no es típica de un ronin, habrá que honrarles de algún modo en especial. Dijo el magistrado con un tono de incredulidad, sus palabras enterraban un doble sentido que noa cababas de entender. Deseo conocerles, que pasen. indicó al guardía.

El guardia recive un recado desde el interior, después os mira y con solemnidad alza la voz, su voz suena rotunda y poderosa.
El magistrado desea ver a los dos ronin. tras esto el silencio se cirnió sobre la estancia.