Partida Rol por web

Piotr se alejó de él, probablemente a buscar a Andy, o a alguien muy drogado para comérselo y drogarse a su vez (parecía un método eficaz de matar dos pájaros de un tiro). 

Cuando estuvo solo, vio que tenía un mensaje de Yakub. Le respondió con una media sonrisa en el rostro. Sus gafas se habían ido por el sumidero, pero tampoco eran unas gafas a las que tuviera cariño. No le tenía cariño a muchas cosas.

Luego vio que en el grupo estaban también Orion y Cleo y les dejó a todos un mensaje diciendo que tenía las lágrimas, antes de ponerse a buscarlos por la fiesta (*)

Yibul puso los ojos en blanco:

-Déjame usar mis poderes mágicos para leer tu alma... a ver... vale: no has trabajado en tu vida y te has dado unos atracones espantosos de noveluchas de Anne Rice, Jotaká Rowling y Poe, ¿no? O alguno parecido. 

Soltó un resoplido.

-Pues no funciona así. Soy un honrado hombre de negocios (bueno, más o menos). Intercambio bienes y servicios por dinero. Si no tienes dinero, podemos mirar otra cosa pero, a juzgar por tu aspecto, casual pero elegante, yo diría que por lo menos tu familia está forrada.

Bebió de nuevo, estudiándola. 

-Seguro que buscas algo. Se nota a la legua que eres nueva aquí... ¿drogas? Las tengo todas y seguro que unas cuantas que ni conocías. ¿Alguna vez has esnifado polvo de momia thug ? No te hagas selfies cuando lo hagas... ¿Pornografía? Los jóvenes de hoy en día estáis obsesionados con eso... bien, de donde yo vengo prácticamente escribimos el libro de instrucciones... ¿O eres menos espiritual?¿Buscas ropa de marca tirada de precio?¿Teléfonos móviles?

Casi sin darse cuenta, Cleo soltó una carcajada de alivio. Tía, se ve que te gana la imaginación a veces. Tan obsesionada estaba con lo sobrenatural y tan nerviosa al recordar lo que Yakub había dicho sobre los Rakshasa y los contratos que no se le había ocurrido la opción simple: se trataba de un dealer haciendo negocios en una fiesta rave, tal y como en cualquier otra parte del mundo.

-Venga, ya entiendo.- Dijo, más relajada y hasta con una amplia sonrisa. -Lo de las drogas me interesa, pero ando con un grupo, me gustaría ver si se animan también. ¿Estarás aquí un buen rato?- Preguntó. Se le ocurrió una idea. -Hm... hay un género en el que estaría interesada.- Dijo, intentando dar a su mirada un tono misterioso, y bajando la voz. -Información. Qué se cuece en la ciudad, qué se dice en los bajos fondos... ¿Negocias con eso, Yibul?-

Yibul entrecerró los ojos. 

-Depende. ¿Qué quieres saber?

De entre la multitud de chavales y seres no humanos que se estaban divirtiendo en la fiesta, que se ponía más animada a cada momento que pasaba, Bayhas terminó viendo a Cleo hablando con un señor de tez oscura, vestido con un elegante traje de color crema... y un pañuelo azul al cuello.

Los tienes bien puestos, niña.

El mago se acercó a ellos, mirando tranquilamente alrededor, buscando señales de la presencia de más rakshasas. No era seguro que el tipo que hablaba con Cleo lo fuera, pero era más prudente actuar como si fuera así... y como si no hubiera venido solo.

Este lugar iba a terminar siendo bastante interesante.

- Curioso, curioso... - dijo Bayhas, dándole un pequeño pellizco en el brazo a la chica, sobre todo porque sabía que no le gustaba nada que invadiera su espacio. - Está visto que te dejo sola un ratito de nada y te pones a conocer gente interesante sin mi. - Miró al señor elegante, con una sonrisa. - Soy Mahmud. Destaca usted entre el vulgo, señor... - dejó los puntos suspensivos colgando del final de su frase, para ver si su interlocutor los sustituía por un nombre.

Cleo se debatió entre la tranquilidad de ver un rostro familiar y la irritación de que llegara a interrumpir justo en ese momento. ¿La estaba vigilando o qué? Se dirigió al Rakshasa. -Es uno de los amigos del grupo que te hablé.- Miró entonces a Bayhas. -Hey, Bunnymen. Este es mi nuevo amigo Yibul, tiene cosas interesantes a la venta. ¿Qué pasó con Andy? Le dije que te cuidara, ¿te le escapaste?- Se volvió una vez más hacia el dealer. -Andy es quien más sabe de drogas, tiene más experiencia en estos eventos. Lo de los polvos de momia creo que paso, pero igual sepas recomendarme, como con el ale.- Sonrió.

- Andy se ha quedado llorando de la risa con un chiste muy bueno que le he contando, mi pequeña Bunnymen. - dijo Bayhas, mientras observaba con media sonrisilla a Yibul. - Ah, cosas a la venta... - No dijo nada más, pero tenía un brillo divertido en los ojos, como si supiera algo pero hubiera decidido que no era aún el momento de contarlo. O que no lo iba a contar en absoluto 

Yibul miró a Bayhas de pies a cabeza. 

-Es normal que destaque. A mí tampoco me sienta bien la moda local. 

Después de una pausa sacó unas pastillas rojas. 

-Estas pequeñas maravillas están hechas con hierbas de túmulo, grasa de tapir malayo y chillidos de mono. Expanden la mente y los sentimientos a un nivel superior. Ricas en fibra. 

La mirada de Cleo pasó de uno a otro, curiosa por el intercambio de palabras. Específicamente ese "tampoco" usado por el Rakshasa. No dijo nada, pero lo guardó en su memoria. Cleo will remember this.

-Suenan exóticas.- Dijo, sonriendo con picardía. -Sobretodo la parte de las fibras. Seguro son la sensación entre tanto fumahierba.- Dijo la última palabra susurrada, sin intención de ofender a los fumahierbas que estuvieran cerca. -Vale, dame 5 de esas.- Aceptó la chica.

-No te tomes más de una a la vez.

Yibul contó los billetes con sus dedos peludos y sonrió. 

-Es un placer hacer negocios contigo. 

- Pero... - preguntó Bayhas. - ¿Las pastillas son auténticas y genuinas? Es decir... ¿no son una falsificación bastante buena?

Cleo se embolsilló cuatro de las pastillas, jugueteando con una de ellas en la mano. -Tío, ¿no ves que se trata de un señor serio?- Sonrió divertida a Bayhas, y mirándolo directamente a los ojos, casi retándolo a detenerla, se llevó la pastilla a la boca.

Bayhas no pudo sino parpadear un par de veces. De forma fuerte. Pero no detuvo a Cleo. Solo sonrió y esperó a que la chica se tomara la pastilla antes de seguir.

- Oh, bueno, las pastillas puede que sean buenas. Lo veremos enseguida, cuando te vayan haciendo efecto. - La sonrisa del mago se transmitió a sus ojos. Sentía curiosidad por ver cómo afectarían a la intrépida reportera. 

Miró a Yibul, sin perder su expresión divertida. - Porque al fin y al cabo, hierba de túmulo y grasa de tapir... eso es fácil. Y, ¿qué hacen los monos sino chillar? - Observó al rakshasa con interés. - Pero hace poco le has vendido al Gorchymyn Myrddin mercancía no tan auténtica, Yibul...

El móvil de Orion sonó con un mensaje de Yakub mientras esperaba la respuesta del alelado de Joe acerca de su cita con Amethyst. Frunció el ceño al leerlo y escribió una respuesta rápida. Vio que también había otros en el grupo que habían creado para hablar los cuatro.

—Oye Joe, ¿te ha llegado alguna noticia de asaltos a pisos o similar? —preguntó borrando completamente la sonrisa de su rostro.

Joe se rio como un niño:

-Amethyst, Amethyst... me mola mucho el rollo de tía dura que lleva. Le estuve tirando los trastos y me mandó a la mierda... yo también  creo que le molo.

Pensó un momento.

-El otro domingo oí que mataron a una familia entera que estaba celebrando un cumpleaños o algo así en un bungalow de las afueras. Un rollo vampírico chungo. Salió en las noticias porque lo único que se llevaron fue un montón de juguetes de crío. 

Yibul examinó al mago, ligeramente molesto:

-¿Es pelea lo que buscas, hechicero? Porque eso también puedes conseguirlo a buen precio. 

Se apartó la solapa de su chaqueta crema  para mostrar un pequeño broche de jade en su camisa de seda. Tenía forma de cienpiés. Bayhas pudo notar la magia irradiando del broche. Magia maligna y retorcida. 

-Pero estoy seguro de que puedo interesarte en otra cosa. Al fin y al cabo, aquí todos somos amigos, ¿verdad?

Bayhas negó con la cabeza. - Bonito cachivache. Pero me interesa más la información. Como por ejemplo, saber de dónde sacaste la espada. La espada falsa, quiero decir. ¿Quién te la coló, Yibul?