Partida Rol por web

Desde que la ciudad de Swansea resultara mortalmente herida por lo que los medios habían bautizado como el Cataclismo la población había buscado una vía de escape. Los bares, a pesar del toque de queda, seguían abiertos y, con frecuencia, llenos cada noche. La inauguración del Dragon Hotel era un foco de esperanza, una muy agradecida distracción a la que mirar para olvidar la tragedia que les rodeaba.

La empresaria millonaria Eva Von Sacher-Masoch había adquirido, remodelado y vuelto a abrir el hotel más lujoso y emblemático de la ciudad. Lejos de arredrarse por su siniestra historia, la magnate tenía la intención de convertirlo en una luz que iluminase la ciudad y reactivase su economía. Así lo había declarado en las pocas entrevistas que había concedido, peculiarmente, sin permitir que le tomasen fotos. 

Las puertas del hotel estaban ampliamente iluminadas. Una alfombra roja rodeada por una multitud de periodistas y curiosos conducía al lujoso interior. Numerosos guardias de seguridad trajeados y con auriculares patrullaban incansablemente el recinto.

Ghouls. 

Las entradas estaban en la puerta tal y como Marcus prometió. Un portero uniformado les condujo por la alfombra roja hasta el ascensor que les llevó al cuarto piso. Llegaron a una amplia sala con barra, pista de baile y amplios ventanales que permitían ver el mar de luces (bastante irregular en estos tiempos) de Swansea de noche.

Yakub, tú conociste a Tim Braddock y, antes de que se destapara todo el asunto de sus escabechinas, era un tío bastante decente. Cuéntanos un recuerdo agradable que tengas sobre él. Nombra a alguien que sacó del arroyo. 

Ten en cuenta que  Bleeder era prestamista y filántropo, no un cruzado contra la oscuridad. 

Orion, a Eva se le da bien montar estas cosas (aunque ahora no se la ve por ninguna parte, es de las que llegan tarde a posta para que la miren). ¿Qué es lo que no puede faltar en sus fiestas? Cuéntanos una parecida que montó en Londres.¿Y qué tienen sus ghouls de particular?

TODOS: poneos avatar guapo y describid cómo llegáis y entráis. 

Orion y Amethyst llegaron inusualmente temprano a la recepción. Amethyst se había quejado de que, con tantas prisas, no había tenido tiempo de arreglarse en condiciones. Pero su compañero ni siquiera entró al trapo como solía hacer antes, bromeando y picando a la rubia. El vampiro se veía a todas luces muy tenso, como si estuviera a punto de estallar en un arranque de ira. Su sonrisa se torcía desagradablemente cada vez. Cuando recogió a Amethyst ya vestida de largo para la fiesta le dio un pico en la boca, pero se apartó rápidamente.

Orion tenía miedo. Simple y llanamente. Temía a los ghouls de Eva que, como Marcus, eran gente que ya de humanos habían mostrado pocos escrúpulos y una capacidad de destrucción considerable. Su ama los alimentaba, además, con ciertas pociones que les proporcionaban habilidades excepcionales cuando la ocasión lo requería. Eso les provocaba mutaciones visibles en el cuerpo, desde una alteración antinatural de la coloración del iris hasta deformaciones grotescas de algunas partes de la anatomía. Como contrapartida, no podían prescindir mucho tiempo de las dosis de mutágenos si no querían morir en una horrenda agonía. De ese modo la vampira se aseguraba su total lealtad y dependencia.

Sin embargo, lo que realmente amedrentaba a Jones era la posibilidad de que Eva fuera capaz de ponerle de nuevo bajo su dominio. Había hablado de ello con Yakub pero, al parecer, no se podía hacer gran cosa, dadas las cicunstancias. El viejo confiaba en que la sangre de Owain le otorgaría cierta capacidad de autocontrol y mayor fuerza de voluntad. Pero, ¿y si no quiero resistirme?

Sumido en sus funestos pensamientos, Orion estuvo a punto de pasar por alto el detalle que confirmaba que Eva había organizado aquel sarao: un gran escenario donde, sin duda, alguna joven orquesta de cámara les torturaría la velada maullando piezas de Mozart y otras momias musicales. Todos los músicos estaban condenados, eso sí, a no regresar jamás a sus hogares: a Eva le encantaba compartir "La sangre fresca bendecida por las musas...". Si todo iba como debía, aquellos jóvenes serían abusados, violados y asesinados antes del amanecer. Una experiencia que solamente "disfrutaría" su círculo más íntimo.

Si finalmente se confirmaba su sospecha y un grupo de chicos y chicas salía al escenario vestidos de época, quería decir que Eva ya tenía en nómina a las autoridades policiales y judiciales de Swansea o, lo más seguro, que su pacto con Yurga incluyera el suministro ilimitado de víctimas. Como dijo Cleo una vez: los vampiros les chupan la sangre y los rakshasa devoran la carne. El servicio de limpieza definitivo...

El punto de encuentro con Bayhas y Yakub finalmente fue el Dragon Hotel. Cleo había llegado con Dennis y su esposo, pero ella se había quedado afuera esperando. No dejaba de tocarse el cabello, un poco nerviosa, y agradecía enormemente que el atuendo que llevaba quedaba muy bien con zapatos bajos en vez de llevar tacones, aunque unos centímetros extras no le hubieran molestado de ser otra la ocasión.

-¡Hey! ¡Hola! ¡Que bien se ven!- Ella fue la primera en verlos, acercándose hasta donde estaban para saludarlos. Luego exhaló aire. -Bufff.. Ok, vamos.- Les dijo, sonriendo de nervios, y de expectativa. Luego de unos segundos de duda, se tomó del brazo del mago mientras el ascensor terminaba de llegar arriba. Respiró profundamente.

La sala era impresionante, y los invitados la hicieron sentir que quizás no estaba lo suficientemente elegante para la ocasión. Pero vio a Andy en la barra y tuvo que contener la carcajada. Si, menos mal que le había pedido ayuda a Gaby y no al hada. Pero el momento de verdadero alucine para la fotógrafa fue al ver a Billy. -Oh, no.- Dijo, sin saber si reírse o entrar en pánico. Se soltó del brazo de Bayhas y le sonrió apenada. -Encontré a Puck.- Dijo a modo de disculpa, y avanzó hacia su amigo, notando que no estaba solo. -¿Un pendiente? ¿Tatuajes? ¿Quién eres y qué hiciste con mi amigo?- Dijo con una risa tensa, tomando la mano de Billy, y dibujando con su dedo una MC en la palma de su mano.[*]

¿Eres Billy?

-Orion, tenemos que hablar. 

Aquello no sonaba nada tranquilizador. 

-Lo de Eva ya está durando demasiado. Si quieres que lo nuestro funcione vas a tener que elegir: o ella o yo. 

Para alivio de Cleo, Billy le dibujó CM en la mano. 

-Tranquila, soy yo.

-señaló al individuo de brillante shari que había tras él exhibiendo una enorme sonrisa-

He venido con él. Cuando desapareciste llegó tu padre y tuve que darme a la fuga. Por suerte, el señor Yibul pudo ofrecerme refugio... en casa de... ¿conoces a Khao Khao?

—¿Qué? —Orion salió de golpe de su ensimismamiento, pero su gesto no cambió ni un ápice—. Estás de coña, ¿verdad? Rubia, dime por favor que estás de coña y que no acabas de soltar esa manida frase de novia celosa...

El vampiro escrutó a Amethyst con la mirada. El viejo vínculo con su ghoul se había perdido tras la transformación, pero había sido sustituido por uno nuevo, más sutil y, al mismo tiempo, más fuerte y poderoso. Al menos él lo había sentido dolorosamente intenso y deliciosamente opresivo mientras estuvo al lado de Eva. ¿Qué tipo de atadura había él creado en Amethyst? De humana había sido una mujer fuerte, decidida e independiente; aunque lo cierto es que, cuando la conoció ella se hallaba en el peor momento de su vida, en una espiral de drogas y remordimientos.

Yakub había tenido mucho tiempo para pensar durante su recuperación. Había estado dándole vueltas a todo lo relacionado con Midori primero, hasta que finalmente se dio cuenta de que aunque no la había recuperado, tampoco la había perdido. Su recuerdo permanecía intacto. Su mujer murió el día que desapareció y lo que quedó después de la transformación no era más que una burda criatura usando la hermosa piel de su mujer. Gracias a Orion... ahora el círculo se había cerrado. También para Yakub.

Lo siguiente que hizo fue fabricarse su bastón. Había tratado de crearlo para que fuera capaz de identificar si había rakshasas cerca; pero todavía no había tenido tiempo de probarlo. Esperaba que la fiesta fuera un buen lugar para comprobar la eficacia de su nueva creación.

EDIT: Yakub, no has tenido tiempo de trabajar en tu taller: has estado guardando cama a punto de morir. Alun te salvó la vida y empleó su magia para que pudieras recuperarte pero tienes que descansar o revientas: no han pasado ni dos semanas de lo de Owain. 

Te dejo si quieres sacar el bastón de tu colección de reliquias pero tendrás que explicarme a quién te cargaste para conseguirlo y por qué era tan peligroso como para que tuvieras que quedártelo.

¿Qué has hecho con el collar aquel de tu mujer? 

Por último hizo una lista en un pergamino que guardó en un cajón de su mesilla. Lo primero que puso "Recuperar a Midori" para inmediatamente tacharlo. Lo segundo... Salvar a Yolanda... y así siguió punto por punto. Ayudar a Orion con Amethyst, reducir el poder de los rakshasas en Swansea, averiguar más sobre los RedBeat y el Culto del Dragón,...  establecer un nuevo líder de la noche, justo y digno de la ciudad.

...

Yakub había decidido ir solo. Tampoco se había puesto a pensar en ello, y tampoco tenía ninguna gana de ir con nadie. Apareció en la fiesta puntual, con su traje para eventos importantes y unas masa geta en los pies, que resonaban allí por donde pasaba. Llevaba un bastón que se veía había sido tallado a mano, hecho con un madera de roble de la mejor calidad. Mostraba una sonrisa sincera, y aunque se le notaba algo más lento de lo habitual del viejo emanaba una especie de aura de bienestar y equilibrio.

Cuando entró no le costó encontrar a Cleo y Orion junto a sus respectivos acompañantes. Decidió acercarse primero a la pareja de vampiros; no pudiendo evitar escuchar las palabras de Amethyst. Yakub puso la mano en el hombro del vampiro justo cuando respondió. Sonrío mirando a los dos. Primero a él, luego a ella y finalmente a él.

— Buenas noches. —

Se acercó a la antigua ghoul de Orion y le cogió de la mano con delicadeza. La acercó a su boca y simuló un beso en la misma sin llegar a darlo. 

— Viendo lo que ven mis viejos ojos... creo que la respuesta es obvia viejo amigo. — Hizo después una reverencia a Amethyst. — Estás preciosa querida. Y cualquier cosa que pueda decir el caballero sin duda no estará a la altura. —

Al ver el enorme edificio levantándose frente a él como una bestia feroz, Bayhas pensó que la relación de Swansea con los dragones era bastante fuerte: muerto Owain, parecía que un nuevo y enorme Dragón quería tomar el relevo como Rey de la ciudad.

Yakub y él se encontraron en la puerta. El viejo cazador no tenía pinta de estar muy entero, y Bayhas seguía con sus apósitos y el resto de secuelas resultado del combate contra el Rey de los Dragones. No tuvieron mucho tiempo para hablar antes de que llegara Cleo. 

La joven se agarró de su brazo y entraron en el Dragon Hotel. - Tú estás muy guapa hoy, Cleo. Radiante. - dijo Bayhas, con una media sonrisa. De forma poco habitual en él, la sonrisa se trasladó incluso a los ojos. Aunque no duró mucho, una vez que llegaron a la planta en la que tendría lugar la fiesta.

Había mucha gente allí. Personas importantes en Swansea, tanto del mundo mortal como del sobrenatural. Cleo se soltó de su brazo y le dijo que había visto a Puck. Probablemente Bayhas soltó algo tipo "de acuerdo", pero realmente ni siquiera vio en qué dirección se marchaba la joven.

Porque allí, al fondo, se encontraba Nina Bowen. Con su pelo rojo de fuego y tan hermosa como siempre. Quizá más. Del brazo de ese mercader rakshasa. Eva no estaba aún por ahí, pero seguro que no tardaría en hacerlo. Y se uniría a la larga lista de personas y monstruos que querían sojuzgarlo, matarlo o manipularlo.

El mago cruzó el salón y aprovechó un momento en el que la extraña pareja no estaba hablando con nadie para acercarse a ellos. No dudaba de que ya se habrían dado cuenta de su aproximación para cuando estuviera frente a ellos. De todas formas, no había pretendido esconderse en ningún momento. Se plantó frente a Nina - Iba a preguntar qué hacía una chica como tú en un lugar como este, Bowen. Pero, en realidad, tampoco es tan inapropiado encontrarte aquí, ¿verdad? ¿Ya has vuelto a Swansea? - Después, miró al rakshasa. - Señor Yibul, qué placer volver a encontrarnos. ¿Sigue interesado en la compra venta de artefactos singulares?

La sonrisa de Cleo pasó de ser tensa a aliviada, y con buen animo extendió su mano hacia Khao Khao. -Cleo, mucho gusto.-

Miró entonces de nuevo a Billy. Había varias cosas que quería preguntarle, sobretodo respecto a su nueva relación con Yibul, pero empezó desviando un poco el tema a algo que resaltaba en ese momento. -¿Y el tatuaje, el pendiente? A ver, que no está mal que quieras hacerte tatuajes, pero ese es particularmente llamativo...-

Dudó y continuó. -¿Viste entonces a papá? ¿Estaba armado otra vez? Y... ¿Dijo Yibul si le debías alguna cosa por la ayuda?- Todo lo preguntó intentando aparentar tranquilidad, como si fueran cosas triviales.

Los ojos de Amethyst brillaron con un fuego salvaje.

-¿Es que no te das cuenta, hijo de puta? ¡He sido tu servidora y tu esclava durante años y cuando por fin las cosas se igualan, cuando por fin podemos estar juntos como iguales, tú sigues obsesionado con Eva! ¡CON EVA! ¡Sólo tienes ojos para ella, Orion Jones!

Ni en sus momentos más desatados con armas de fuego (y Orion le había visto unos cuantos) Amethyst había dado tanto miedo como en aquel instante. Orion tuvo que admitir para sus adentros que la condición vampírica le había sentado de miedo.

-No lo entiendes, ¿verdad?-Amethyst resopló. Todavía no había abandonado el viejo hábito de respirar-No quiero ser la novia de Orion Jones. Quiero que seamos Amethyst y Orion. "Y", ¿entiendes?, "Y", no "de". Quiero que me demuestres que me quieres. Quiero que te olvides de ella para siempre, que dejes a un lado toda esa mierda de venganza que te consume por dentro y que te comportes como un hombre y no como un adolescente de cincuenta años.

Nina arrugó su nariz respingona e hizo un mohín. Bayhas estaba convencido de que podía hacerla hablar empleando su encanto natural cuando el rakshasa se interpuso estrechándole la mano.

-¡El último de los Al Rashid, qué inmenso placer encontrarnos de nuevo!-su mano era cálida y esponjosa a pesar de parecer humana. Tenía la costumbre de emplear la otra para frotar el apretón de manos, como si le sacara brillo-Estaré encantado de echarle un vistazo a cualquier objeto arcano del que quieras deshacerte, hechicero... ¿Quizás el bastón que nuestro común amigo, el honorable Yakub, emplea para apoyar su viejo esqueleto? Esa pieza no se hizo como ayuda para andar... ¿o tal vez tienes algo nuevo? Los rumores indican que en tu laboratorio no hay nada de especial interés pero si estás desesperado...

Nina se agarró con fuerza al brazo de Yibul y dirigió una mirada de desdén a Bayhas.

Billy le hizo un gesto de complicidad a Khao Khao y se llevó a Cleo detrás de una maceta.

-Mira, tu padre es un gran hombre pero está perdiendo un poco el control. A los dos días de desaparecer tú, Dennis me dijo que nos andaban buscando. Nos cubrió la espalda pero me dijo que en su casa no estaríamos seguros. Así que hice mi equipaje y salí por piernas. No quería recurrir a Gabi otra vez... no me gusta depender tanto de ella. Entonces me acordé de Yibul.

Sacó del bolsillo una de aquellas tarjetas con holograma. Billy era muy hábil con las manos y la hizo girar entre los dedos haciendo aparecer varios tigres en diferentes posiciones. La guardó en el bolsillo.

-Le expliqué mi problema y que no quería matar a nadie. Fue muy amable: me explicó que lo del señor Kumar ya estaba solucionado pero que podía encontrar algo para mí. Y me ofreció un empleo serio, con contrato.

Cleo notó como su alma caía a sus pies.

-Mira, ¿ves?-en su mano había unas píldoras negruzcas que Cleo conocía muy bien-Trabajo para la empresa farmacéutica naturalista de Yibul como distribuidor de productos. A veces me paga en dinero... y otras, en especias.

- El placer, mi querido Yibul, es mío. - dijo Bayhas, mientras mantenía el apretón y ampliaba su sonrisa, mirando a los ojos al rakshasa. - Oh, si deseas el bastón del honorable Yakub, deberás tratar eso con él directamente. Yo podría ofrecerte un antiguo talismán, pensado para atrapar a magos incautos y someterlos a la voluntad de su verdadero dueño pero, la verdad, ahora que lo pienso fríamente, puede que no sea una reliquia de un poder verdaderamente impresionante. Se podría decir, incluso, que es mercancía caducada y sin valor, indigna de tus atenciones. 

El mago soltó la mano del rakshasa. - Tú lo escuchas todo y sabes mucho, Yibul, y te respeto por tu exquisita neutralidad y afán emprendedor. - Quitó una inexistente mota de polvo del traje del demonio. - Pero no todo se puede comprar y vender, Yibul. Ni obtener por la fuerza. Hay cosas que se otorgan voluntariamente o se quiebran para siempre. Bueno... - dijo, sin mirar a Nina. - divertíos en la fiesta. Hacéis una bonita pareja.

-Ay Bill...- Cleo lo miró con angustia. -¿Cuanto te has metido?- Preguntó directamente, intentando ver si había alguna señal en el cuerpo de él que le dijera que estaba bajo efecto de las drogas en ese momento. Miró por encima de su hombro hacia donde había visto a Yibul, tragando fuerte.

-Oye, estoy segura que tu... amigo aquí es un gran tio.- Miró hacia otro lado, buscando a Orion. Pero por el tono de voz de la acompañante del vampiro parecía que no era un buen momento para hablar con él. -Puedo hablar con un amigo para que trabajemos juntos en un bar. ¿Que opinas? Y lo del plan de los okupas no estaría mal descartarlo. ¡Seamos aventureros!-

Orion miró en primer lugar a Yakub, dándole a entender que no era bienvenido a aquella conversación. Después retornó sus ojos a los de Amethyst sosteniendo su mirada con toda la serenidad que pudo reunir.

—Sigues sin entenderlo, Amethyst —comenzó a decirle en voz calmada y acercándose a ella—. Te lo advertí mil veces.  Todo terminó aquella noche en la casa —hizo una pausa para contener el dolor —No somos iguales, no puede haber un "Y". Estás atada a mí igual que yo a Eva; condenada a adorar a tu creador —bajó la vista un segundo, pero retomó el contacto visual inmediatamente—. Durante todos estos años te he demostrado el amor que siento por ti evitando que te convirtieras en alguien como yo. Pero me dejaste bien claro que no era suficiente —se acercó un poco más a ella, a su cuello y a su oído—. Ahora, amada mía, eres tú la que tienes que demostrar cuánto mereces estar a mi lado, ¿lo captas? Y espero de ti que seas una pupila dulce y traviesa...

Orion pasó su brazo por la cintura de Amethyst para intentar darle un beso, pero su antigua socia le puso una mano en el pecho. Al parecer, todavía tenía algo que decir.

Yakub suspiró. Entendió que no era bienvenido, pero no creía que ese fuera el camino  adecuado a seguir por Orion. Seguía anclado en lo que debía hacerse como vampiro... y él ya había demostrado que no era como los demás. En cualquier caso captó la mirada y se marchó. No fue a por Bayhas ni Cleo de momento. Solo se dirigió hacia la barra, hacia la parte más cercana a la salida.

Si Amethyst huía de aquella situación no quería perderla por segunda vez. Orion la necesitaría sin ninguna duda. Si huía trataría de detenerla.

Yakub apoyó el codo en la barra con un suspiro de alivio. Aunque había recuperado las fuerzas, su pierna seguía doliéndole como mil demonios. Se volvió hacia el camarero pero se encontró con que le habían puesto una botella de sake detrás y la camarera le llenaba, solícita, el vaso.

-¿Desea algo más el caballero?

Era joven y guapa de una forma tan inhumana que sólo podía ser un hada. Su atuendo era estridente y poco acorde con el lugar: llevaba el pelo peinado en forma de cresta teñida de tres colores disonantes y estaba embutida en un escotadísimo traje de cuero negro.

Billy le quitó importancia al asunto con un gesto de la mano:

-Tranquila, que controlo...-miró un instante al vacío-Pero ahora vivo con Khao Khao, es un tío enrollado. Buah... ¿sabes que nos mandaron a limpiar la tienda del señor Kumar? ¡Nos pagaron una pasta por seis horas de fregar suelos! El pobre ya estaba mayor... se cayó encima de un cuchillo... varias veces. Mm...

Miró en la distancia. Cleo siguió la dirección de su mirada y vio a Dennis y su marido hablando con otros invitados.

-No quiero volver con esos tipos... ¡están locos! El señor Yibul me garantizó protección... y se aseguró de que no me encontraran nuestros padres... ni la policía. Creo... que tiene que ver con esto.

Con gesto solemne se tocó el pendiente.

-¡Tengo una idea! ¿Y si te vienes a vivir con nosotros? Estaría guay, los dos tenemos trabajo y... bueno, tenemos un sofá...