Partida Rol por web

Pues aproveche entonces. - Sonrei levemente, mientras seguia el buen humor de Taylor.

Avance por el lugar en direccion a la salida, atento al policia que faltaba porque no tenia ganas de decir nada delante de la pasma, ni aunque fuera del mismo Leonidas.

Ha habido una pelicula de accion en la ciudad, necesito que desaparezca. - Le di las indicaciones desde donde empezo a donde termino. La ruta al completo con parcas lineas y con los detalles necesarios. - Me preocupan las camaras de exteriores y de trafico, pero todo lo que pueda ser borrado seria un lujo.

Espere indicaciones o acomentarios, por si necesitaba mas detalles.

Justo al tiempo que salías, el policía salía del área restringida para ir hacia Jill y Charlotte. Al menos ya estaba la abogada presente, así que si querían interrogar a la chica tendrían que hacerlo con ella al lado.

Mmm... vale - dijo tras un rato en silencio - Las cámaras de exteriores son pan comido, las de tráfico puede que tarde un poco más. ¿Para cuando lo necesitas? - preguntó, para luego sorber lo que suponías era café helado o algo similar, pues lo hacía por medio de una pajilla. De fondo ya escuchabas como golpeaba las teclas a toda velocidad.

Ya, si es que parece que no se deciden a cual de todas las casas, pero a mi me da igual - a menos que fuera con Jesse, claro, que era lo que prefería con diferencia, como le había dicho antes a Charlotte. Tenía pinta de que tendría que confirmarse con la casa de alguna de las esposas del club. 

AJ ya había desconectado otra vez, así que acabó por ir a sentarse a una de las sillas de la sala de espera. Sinceramente, no parecía que tuviese ni un ápice de preocupación por Jill, o por Jack siquiera. Por ahora, no hacía más que mirar la puerta del quirófano, y Jill se veía absolutamente resignada a ello. 

Un café estaría bien para mi también - aceptó por su padre - ¿Sabes si en la tienda de regalo venden libros? - preguntó mientras un policía salía para dirigirse directamente a ella y a Charlotte.

Vi al policia yendo hacia Charlotte y Jill. Si queria algo ese poli iba a tener que saur sangre y ciertamente, dudaba que ni con esas consiguiera algo.

Escuche a Taylor al otro lado, parecia estar realmente terminando de desayunar aunque debia ser la unica persona que conocia que desayunaba con pajita. - Lo antes posible. La peli se ha terminado de rodar hace un rato, no llega a una hora... pero siendo donde ha sido atraera atencion. Ya sabes a que me refiero. - Un borrado seria demasiado chapuza, pero en el peor de los casos era la mejor solucion. ël sabia hacer su trabajo le dejaria elegir el metodo en esta ocasion.

Espere de nuevo porque por como se oia de fondo moviendo sus dedos, debia haberse puesto ya a ello.

Si no habia nada mas que decir, me despediria de él. Acto seguido mandaria un mensaje a Butcher.

Buenas noches. - saludó el policía con una sonrisa amistosa tanto a la mujer como a la niña - ¿Son ustedes familiares de Joan Hill? Me gustaría hacerles algunas preguntas. - preguntó, más por cortesía que nada, pues si bien podía desconocer quien era AJ, e incluso quien era Charlotte, ya le habían señalado a la hija de la paciente ingresada.

Asentí a Jill con eso de las cosas pues ahora mismo tampoco sabia nada claro. Mi mirada fue AJ y suspire, entendía que su mujer era quien estaba en el quirófano pero no podía actuar como si no hubiera unos crias tambien ahí y mas con unos que hablas vivido todo el proceso.

- Dos cafés - Era una cria si, pero vamos mientras no me pidiera cocina ahora mismo como si quería tomarse todo el azúcar y cafeína de la ciudad, se lo tenia ganado. - Supongo que si, pero... - Abrí el porta folios y saque de el mi libro electrónico - Hay mas de quinientos libros, así que malo será que uno no te guste - Aunque tambien había muchos de leyes, había clásicos, fantasía, romántica y terror.

Fue en cuando llego el policía que deje de mirar a Jill - Son su marido y su hija - Confirme - Soy Charlotte Craneo su representante legal ¿Que necesita agente...? - Y deje la frase en el aire para que se presentara mirando su numero de placa antes de nada, una costumbre que nunca perdería.

 Al oír que te encontrabas bien, el anciano suspiró aliviado y sonrió con la comisura de los labios. E incluso antes de llegar a preocuparse por de quién sería entonces la sangre, le diste una respuesta suficientemente creíble para que no tuviera que plantearse si era cierta o no. Para los pijos y sus familias, por otro lado, parecía tener un poquito menos de empatía. 

Ah, sí, ese crío insoportable - exhaló - Pues no, no lo he visto por aquí, por suerte para mí. No estoy de humor para sus tonterías de pijo superior y rebelde sin causa. - puso los ojos en blanco - Una pena lo de su madre. Ojalá no sea nada grave. - dijo luego, encogiéndose de hombros. Tampoco era que fuera a rezar por su salud. Por como hablaba, reconocía a Joan, al menos de vista. - Pero si lo veo te aviso. ¿Tienes número o algo?

Jill se había mostrado indeciblemente feliz de que ni le cuestionaran su elección de brebaje, pero al ver que sacabas de tu portafolios un libro electrónico poco le había faltado para saltar de felicidad e incluso te había abrazado durante un breve segundo antes de tomar el aparato y empezar a ojear el repertorio. 

Lennox. Agente Kieran Lennox - respondió el hombre con una sonrisa sincera, dulce y encantadora, de aquellas capaces de parar el tráfico y derretir corazones pero que al mismo tiempo no parecen tener intención alguna de hacerlo. - Puedo anotarle mi nombre y número de placa si lo necesita, señorita Crane - se ofreció, con la misma disposición amable - ¿Cree que podría hablar con usted y su cliente sobre lo que ocurrió hoy?

Jesse no pudo menos que resoplar con una sonrisa ante las sabias palabras de aquel señor, que parecía que conocía bien a los gilipollas para los que trabajaba.

-No le voy a decir que sea mi crío favorito en este momento.- Le aseguró Jesse ante las palabras del hombre, más aun cuando parecía que no estaba por ahí.

Acto seguido Jesse le dio su teléfono meditando las palabras del señor, pijo y rebelde sin causa, no creía que le fuera a ayudar en aquel momento, pero lo tendría en cuenta.

-Con su permiso daré una vuelta a ver si lo encuentro por aquí, y luego seguiré buscando en otro sitio.- Le dijo Jesse.- Por favor, avíseme si lo ve.

Dicho aquello Jesse comenzó su ronda acercándose a las gradas, luego iría a los vestuarios y daría una vuelta por el instituto. La verdad era que le preocupaba bastante no haberlo visto por allí, quizás si hubiera una caseta de guardia podría ver las grabaciones, para ver si el chico había pasado, o igual el vigilante lo había visto. Si es que todo eso no lo controlaban desde una centralita.

Mad amplió su sonrisa al ver que su manipulación estaba funcionando como quería, sutil, pero presionando en los puntos adecuados para que chico se fuese abriendo para ella como una flor. 

—Seguro que sí —le animó, con un asentimiento de cabeza. 

Luego se centró en escucharle con interés. El novato se infravaloraba a sí mismo sólo porque otros lo hacían, pero justamente el ser dejado de lado le daba una perspectiva que tal vez los miembros de pleno derecho no tuvieran. Eso le daba valor a ojos de Madison a su opinión, siempre que fuese expresada libremente, como estaba haciendo. 

En su mente, analizaba y clasificaba cada pizca de información. Su expresión era de atención y escucha y sus ojos no se separaban de él, manteniéndolo también en un puntito de tensión que ayudaría a que se le soltase la lengua. 

—La Bratva —murmuró, exagerando un poquito el efecto que la palabra tenía en ella. Luego suspiró entre dientes y tamborileó con los dedos sobre su pierna—. Sea como sea han apostado fuerte. Tiene que haber mucha pasta de por medio y alguien con mucho que ganar. 

Volvió a mirar hacia el exterior. La ausencia de sus guardaespaldas no deseados era notoria esa noche y tomaba cierto cariz de importancia que había intentando no darle hasta ese día. No iba a molestar a Jess mientras cuidaba a su esposo herido, pero supo que había llegado el momento de hablar con ella sobre el tema.

Aquel sutil tamborileo llamó la atención del chico, que por un momento desvió su mirada del camino para ver el punto donde tus dedos golpeaban tu pierna. Apenas por un segundo, claro, pues él mismo se corrigió volviendo a mirar el camino. No quería parecer un baboso. 

No sé. Siempre han tenido pasta de por medio con el club, por la venta de armas. Tiene que haber sido algo más lo que inclinara la balanza. - frunció ligeramente el ceño, pues en realidad, hasta ahora ni se había detenido a meditar al respecto, así que hablaba al mismo tiempo que pensaba - Pero sí, seguro alguien tiene mucho que... - abrió los ojos al notar las luces azules y rojas cerca de un coche que parecía haberse estampado contra un farol en la misma ubicación que les habían indicado - Joder - murmuró para sí mismo, pues el lugar ya estaba repleto de policías. Y, para bien o para mal, las motos no se veían por ninguna parte. 

Siguiendo de largo, el novato dobló por una calle cercana y se detuvo ahí. Desde la esquina donde aparcaron podía verse al menos parcialmente la escena. Los policías revisando el coche, la ambulancia llevándose a dos hombres, el circo entero. Fue mientras esperaban, a unos diez minutos ahí, que recibiste aquel mensaje de texto de Charlotte.

Alcé una ceja al ver la actitud del gato. Menudo digno... como si fuera el rey de la casa. Putos gatos... de verdad es que todos los gatos hacen igual. Es parte de su magia. Nos tratan como sus súbditos y parece que nos gusta. ¿En qué lugar nos deja eso?

Al ver que el perro iba cediendo al soborno sonreí. Le dejé que la oliera y después le ofrecí un trozo de salchicha. -Buen chico. -le sonreí y noté que vibraba mi bolsillo. Dejé mi cerveza en el suelo y cogí el móvil para leer el mensaje y responderlo.

Tras hacerlo dejé el móvil apoyado en el sofá y volví a beber de la cerveza. 

Sacando de su bolsillo un móvil modelo Nokia antiquísimo, de aquellos ladrillos negros que no se rompían con nada, guardó tu número de móvil. Al menos ya tendrías claro que no podrías hablarle por whatsapp, pues el que tuviera mensajes de texto ya era un milagro. 

A ver... - frunció el ceño, mirando el número para asegurarse de haberlo guardado correctamente - Te pondré... Bundy - bromeó con una sonrisa divertida, dejándote una perdida antes de guardar el número con ese nombre y devolver el aparato a su bolsillo.

Si, claro, ve y date una vuelta. No puedo dejarte las llaves, pero si necesitas algo andaré por aquí. Yo te aviso cualquier cosa. - dijo volviendo a subirse a la máquina de cortar césped. Ese salto probablemente era el movimiento más ágil que le habías visto al anciano hombre, aunque también, ¿quien podía culparlo? Debía estar en su casa, o en un hogar, no cortando césped a las 2 de la mañana. 

Por las gradas no viste nada. Algunas botellas vacías y un poco de basura y colillas de cigarro, pero poco más. Parecía ser un escondite común. Por otro lado, al ir al vestuario, te encontraste con que la taquilla con el nombre del chico estaba medio abierta. 

El perro se ocupó un rato más en olfatearte, y cuando por fin se dio por conforme, tomó con cuidado la salchicha, dándole pequeños mordisquitos hasta que quedaba solo una última parte que quitarte de las manos antes de devorarse por completo. Aún no parecía del todo convencido con tu presencia ahí, porque seguía con la mirada cada uno de tus movimientos - por ejemplo, al dejar la cerveza y coger el móvil - pero al menos ya no te gruñía. 

Alejándose un poco fue a echarse sobre la alfombra entre el sofá y la chimenea, de cara a ti. Con las patas paralelas, bajó la cabeza para apoyarla en el suelo mientras te miraba.

Mientras hablabas, Charlotte y el policía charlaban, y este parecía presentarse con una sonrisa encantadora antes de seguir conversando con un lenguaje corporal bastante amistoso. 

Ya - respondió entre sorbeteo y sorbeteo. - Seguro puedo hacer algo. A esta hora dudo que algún juez les haga caso para permitirles ver las cámaras de tráfico - así que eso le compraba algunas horas - Si veo cualquier problema te aviso. - concluyó - Hablamos luego - te cortó, probablemente ya saturado con la interacción social.

El mensaje a Butcher marcó recibido, pero no visto, así que si bien no estaba sin señal, estaba claro que ahora mismo no podía responder.

Al ver que el perro se relajaba ante mi presencia sonreí contento. Al menos algo había salido bien aquella noche. Empecé a enumerar todas las cosas que habían salido mal aquella noche y me di cuenta de que realmente había sido una puta mierda. Lo único bueno había sido verlos a todos, pero sobre todo verla a ella a pesar de la hostia. 

Realmente no sabía que iba a pasar a partir de ahora y la cabeza no dejaba de darle vueltas. Así que cogí el mando de la tele y me puse a hacer zapping buscando alguna película que me entretuviera y que me hiciera pasar mejor el rato. Localicé una de risa y me puse cómodo en el sofá para al menos hacerlo más llevadero. 

El anciano parecía más agradable de lo esperado, sin duda todo un descubrimiento, ¿quien sabía? igual un día lo invitara al club a tomarse unas birras, con su tractor casi podría ganarse el chaleco.
Jesse jugueteó con el móvil en la mano mientras buscaba, lo hacía con calma, aunque por dentro estaba nervioso, le preocupaba que no estuviese allí, era el lugar más obvio, y temía que si no estaba allí era porque se había metido en problemas, ya fuera por que se los hubiera buscado, o estos le hubieran encontrado. Una vez más se maldijo por su estupidez.

-Si por favor niños, ir al baño donde no os puedo ver, y por favor escaparos por la ventana.- Se dijo a si mismo poniendo voz de estúpido, tal como se sentía.

Lo que más le dolía era que en realidad lo había hecho más por él mismo que por ellos, por tener unos segundos para pensar. Debería haber entrado con ellos al baño, haber estado con ellos. Miles se reiría, me has entrenado tan bien que no soy capaz ni de cuidar dos niños. Siempre fallando, se empezaba a convertir en una costumbre muy molesta.
Finalmente llegó a los vestuarios y comenzó a husmear, apestaba a testosterona perfumada, sin duda se notaba que era un equipo de fútbol, pero de putos pijos.
No tardó en encontrar la taquilla de Jack, pues no solo tenía su nombre, era la única abierta, y llamaba la atención, había pasado por allí, así que no podía estar lejos.

-¿Jack?, Tu familia está preocuipada por ti, no le hagas esto tío, ven a hablar conmigo.- Dijo apacible confiando en que estuviese por allí y lo escuchara.

Aun así Jesse se acercó a abrir con cuidado la taquilla para ver si encontraba algo que le ayudara, aquello le empezaba a dar muy mala espina, lo único que aun no sabía si le recordaba a Solo en casa o a Viernes 13. Pero esto le estaba empezando a dar mal rollo, aunque quizás fuera el hecho de haberse tomado muchos chupitos, estar agotado mentalmente, y estar en unos putos vestuarios de adolescentes a las tantas de la noche.

Asenti porque sin duda Taylor tenia razon, pero tambien sabia lo persuasivo que podia ser alguien como Leonidas si se empeñaba en algo. Aun asi si Taylor estaba en ello, estaba en ello, no habia necesidad de darle mas vueltas. Vi el intercambio amistoso de Char con el policia y no dude en salir del hospital e ir a por mi moto.

Con Jesse y Char con el tema del hijo de AJ, con Dizzy en casa y Lorelei encargandose del tema de Jill, con Butcher y Fauve a la suya, aunque suponia que se pondrian en contacto cuando hubiera algo que reportar, solo quedaba que Taylor hiciera su parte y no creia dejarme nada en ese tema. Estabamos limpios o todo lo limpios que se podia estar. Los casquillos de bala eran un mal menor en comparacion con todo lo demas. Un cambio de cañon deberia solucionarlo. Balistica perdida.

Subi a la moto y arranque para ir en direccion a casa de Alyssa. Pense durante el trayecto si se me olvidaba algo, al llegar y aparcar, recorde a Nobody y todo el ajetro de Killian al llegar. Puto niñato. Esta vez, afrontaria las consecuencias. Lo deje atras porque ahora ya me quedaba solo esta con Alyssa. Lo dema spor el momento era secundario y mañana enviaria un mensaje a Nobody. Pensaba cubrirme el culo con el chico... al Club y despues a mi.

Baje de la moto y me acerque a la puerta de la casa de Alyssa, para golpearla un par de veces. No queria usar el timbre de no ser necesario.

Ver así de feliz a Jill hizo que tuviera claro que ese libro electrónico ya no volvería a mi, pues no podía llevarla a casa porque yo apenas estaría y no era momento de que se quedara sola, pero así al menos fuera donde fuera tendría horas y horas de entretenimiento.

Claro que cuando me fije bien en el policía tras grabarme su número de placa en la mente no pude evitar ponerme algo colorada, ya no sabía si era el sexo muy, muy esporádico que tenía cuando podía con Chris en la sala de la carcel o que pero es que últimamente parecía que solo veía tíos buenos en todos lados, y los tíos buenos uniformados... eso era otro nivel.

- No será necesario agente, tengo buena memoria - Le dije con una cordial sonrisa suspirando después hasta su pregunta y humedeciendome los labios mirando de reojo AJ y después al agente buenorro de nuevo - ¿Podría darnos unas horas? Mi cliente no está en su mejor momento y estamos a la espera del quirófano, se que tiene que hacer su trabajo pero ahora lo más seguro es que no se lleve una buena contestación y tenga que traerme una orden para sacarlo de aquí e interrogarlo en comisaría - Era una opción, si, pero yo también necesitaba tiempo y decir las cosas por las buenas y dulcemente muchas veces funcionaba mejor que ir por la rama legal y tajante - Solo le pido unas horas, le prometo que yo misma hablaré con él para que intente estar receptivo y colabore - Y al menos saber que coño decir porque ahora mismo yo estaba en blanco con lo ocurrido - Puedo llamar a comisaría o si me deja un contacto a usted directamente.

Una vez con el libro electrónico, Jill desconectó absolutamente de la situación. Por un momento sacó su móvil, mandando un mensaje de texto, pero luego se concentró en leer tus libros de introducción al derecho sin despegarse de la pantalla mientras hablabas con el oficial de policía. 

Por supuesto, entiendo la situación. Puede llamarme mañana si lo prefiere. - sonrió cálidamente, echando una mirada a AJ con algo de lástima antes de volver a posar sus brillantes ojos azules en ti - Yo tampoco podría concentrarme demasiado si estuviera en sus zapatos - suspiró, tiñendo de empatía la mueca en sus labios - ¿Podría entonces entrevistar a la pequeña? Se ve calmada, y me van a matar si vuelvo con las manos vacías - sonrió un poco más - Solo quiero entender un poco mejor qué pasó para encontrar a los responsables, y es mejor hacer estas cosas cuando el recuerdo está fresco. No tiene nada que temer. - miró a Jill, aunque la chica le hacía absolutamente ningún caso con lo inmersa que estaba en su lectura - Podría tener presente a su abogada, por supuesto, y nos detendríamos en cuanto así lo quisieran.