Partida Rol por web

Vaya - exhaló al oír que se había perdido el encontrarse con el chico por poco. Debía haber pasado cuando no miraba, porque él tampoco lo había visto. Tampoco era que le importara tanto el crío, pero le sabía un poco mal por el chico frente a él, que parecía ya llevar un día suficientemente largo a cuestas. Y vaya si sabía él de días largos. 

Esta la conozco - señaló la que salía abrazada a él - Es Madison Austin. Otra pija malcriada. - suspiró - Le gusta demasiado que compitan por ella, y muchos críos se acaban metiendo en problemas por clientes y tontos. - se encogió de hombros - Quizás el tuyo es uno de esos - frunció los labios. 

Miró la otra foto detenidamente, pero negó con la cabeza - No, me acordaría de una chica de color con afro. Esa no la he visto en Charming en la vida. - dijo con absoluta certeza - Pero a la otra te la encuentras mañana a la salida de clases si quieres hablar con ella. Tienen entrenamiento de porristas todos los días luego de clases.

La sonrisa que te devolvió con aquella promesa de llamada podría haber sido suficiente para derretir la nieve de los Alpes, pero había sido solo para ti. - Puede tutearme, señorita Crane - te guiñó un ojo - Hasta mañana - se despidió, volteándose para alejarte. Sin embargo, mientras te volteabas hacia Jill y AJ y sacabas tu móvil, pudiste notar por el rabillo del ojo como este te miraba por encima del hombro sonriendo una vez más antes de desaparecer por las puertas del hospital. 

Jill por el momento estaba ocupada leyendo, y AJ parecía atrapado dentro de su propia mente mientras miraba las puertas al quirófano.

Jesse obtuvo más información de la que podía desear, aunque tampoco es que le fuera a servir de mucho de momento, y estaba bastante seguro de que antes o después habría descubierto quien era aquella tal Madison, aunque el dato interesante y que no le gustaba un pelo era que parecía que sin duda era una mala influencia. Aun así seguía preguntándose quien era aquella otra chica, pues estaba convencido de que era una pieza importante del rompecabezas.

El joven asintió, si, suponía que podría acercarse al día siguiente a hablar con la animadora, aunque dudaba que el resto de empleados del lugar fueran a ser tan amables como aquel señor, pero algo se le ocurriría.

-Gracias por su ayuda, ha sido usted muy amable.- Dijo Jesse, a quien el cansancio se le notaba cada vez más.- Espero que no se le haga muy larga el resto de la noche. Y ya sabe, si se entera de cualquier cosa llámeme.

Dicho aquello Jesse puso rumbo al hospital, sentía que había fallado a Jill, casi tanto como sentía que le había fallado a Alma. Pero no tenía más pistas, no sabía donde carajos se había metido el crío, no tenía vehículo, llevaba la camiseta ensangrentada, y como siguiera así era más probable que acabara en la comisaría contestando un montón de preguntas, más que encontrando al chico.
A veces había que desandar lo andado, y pararse un momento a pensar, eso lo había aprendido de Miles, y en el estado que estaba en aquel momento no iba a conseguir nada. No si quiera pensaba con claridad.

Al menos el camino de vuelta, ya sin carreras, mucho más pausado le dio tiempo para otras tareas pendientes, en primer lugar la de llamar a Fauve, igual le habían encargado a ella que inspeccionara algunos de los sitios donde podía haber ido Jack, o sabía donde carajos estaba la novata. Y en segundo lugar llamaría a su padre, tenía que ponerlo al corriente de todo, y con suerte él también podría aportarle alguna idea. Sentía que cada uno iba a lo suyo, los habían atacado en su sede, y ellos se habían disgregado en un montón de objetivos a los que atacar en lugar de actuar como una piña...

Estaba cansado y aun asi me sacaste una suave sonrisa al imitar mis palabras, mientras me guiñabas el ojo de esa manera tan complice y al mismo tiempo sensual. ¿Que no era sensual en ti? Te observe mientras me arrastrabas al interior de tu casa, con esa escasa ropa cubriendo tu cuerpo, mostrando e insinuando claramente lo que habia debajo con la suficiente picardia para no ser obseceno sino todo lo contrario. Como un bonito regalo que deja ver las formas pero no especifica que estas viendo para que te sientas impelido a abrirlo, a destapar sus virtudes apartando lentamente y con mimo cada una de las pieles puestas sobre él.

Usando mis palabras conmigo... que mala eres... - Notaste regocijo en medio del cansancio.

No fui consciente en los primeros pasos en el interior de tu casa, pero cuando la puerta se cerro, era palpable el cambio que habia producido esta noche entre ambos. Obviamente no lo diria en voz alta y ni siquiera me atreveria a investigarlo en este momento, pero dejaria que se quedara ahi, que formara parte de lo que eramos ambos porque no le veia nada de malo... absolutamente nada.

Te miraba y disfrutaba de lo que veia, mas alla del cuerpo, mas alla de la mujer, me fijaba en tus reacciones, que yo mismo tenia cuando te acercabas aunque menos acusadas. ¿En que momento...? Que mas daba... realmente no era importante el cuando, quizas si el porque pero lo que realmente importaba es que era asi, aunque no lo dijera en voz alta.

Seguiste el movimiento, giraste y acabaste contra mi cuerpo y cuando nuestras miradas se encontraron ya no hizo falta mas. No lo dijiste, no lo dije, pero tampoco hizo falta. Sin palabras, pero con actos, esta noche habiamos avanzado mas que en todo el tiempo que llevabamos acostandonos juntos. Te dejaste hacer y yo deslice mis labios por tu cuello, besandote con un mimo claro, mientras contenia el lado mas salvaje porque no era su momento, al menos no ahora. Note como te dejabas lelvar, como te apoyabas y lo dejabas todo en mis manos, mientras de alguna forma nos haciamos uno, entre nuestros brazos.

Hablaste sin que nuestros ojos se hubieran encontrado y preguntaste algo que tenia un significado mas profundo. Eleve ligeramente el rostro deslizando mi mejilla sobre la tuya, para poder mirarte sin distanciarnos mas porque estaba a gusto como estabamos. Bese muy suavemente tu mejilla. - Si... quiero... - No hacian falta grandes expresiones y yo no era dado a ellas, pero notaste la sonrisa mas perfilada donde quedaba patente que me habia gustado mcuho tu pregunta, pero era la mirada, tras ese beso, donde mis ojos al igual que los tuyos decian muchisimo mas de lo que hacian mis palabras, y estas viniendo de mi, ya decian mucho...

Lentamente fui moviendo tu rostro para que quedaramos parcialmente de frente sin que ninguno moviera su cuerpo y coloque mis labios sobre los tuyos, dandote de nuevo un beso que iba mas cargado de sentimientos y emociones, que de salvajismo o carnal necesidad. Un beso como el que te habia sorprendido en medio del Club, pero mas profundo y denso, pues ahora estabamos en la intimidad de tu casa.

Mis ojos se te quedaron mirando y lentamente se cerraron para disfrutar del beso.

La acogí en mis brazos, pero con la mente trabajando a mil por hora, tratando de conectar los puntos y hacer una nueva imagen mental. Sentí frío cuando me dijo que no eran pistolas. Entonces, eran rifles.

La seguí consolando, porque sentí que se tensó. Quizá volvió a recordar cómo casi le disparan.

— Si necesitas hablar conmigo, llámame. — saqué mi teléfono. — ¿Cuál es el tuyo? — le pregunté para marcarle y que guardara mi contacto.

Yo misma me tensé al escuchar pasos, hasta que vi que eran el presidente y Tricky. Después de un último apretón de hombros, me levanté respetuosamente.

El presidente me pone casi tan nerviosa como Scar, pero siento una inclinación a Tricky. Mi mamá nunca hizo nada por cambiar, pero escuché que Tricky tuvo una adicción y la superó. No sé por qué las figuras de autoridad me ponen nerviosa, pero que el señor Howle tenga esa voluntad hace que me sienta más tranquila y hasta motivada para provocar orgullo.

Subí a mi motocicleta y fui con Lorelei. En un inicio Dizzy me ponía nerviosa porque parecía ser el mejor amigo de Scar y temía que fuera a decirle lo que yo hacía mal, pero conforme vi que no estaban tan al pendiente de “lo que hacía mal” como creía que todo el mundo estaba (creo que así me hicieron sentir los Bishop en Nueva York) y vi que era muy bromista y alegre, me fui relajando hasta que me dio gusto estar cerca de ellos. La señora Malar sigue siendo una belleza, y su niño es adorable, pero considerando que Dizzy es de buen carácter creo que influyó mucho. Me gustaría haber tenido una familia así, y eso hace que respete mucho a los buenos padres.

Sentí que se me iba a salir el corazón cuando me mandaron al hospital por los niños de Joe. No hice preguntas, pero ahora lamento no haberlas hecho.

Me extrañó que Jesse me preguntara por su moto. Lo respondí rápido, pero decidí investigar.

Sin duda iba a sufrir mucho aquella temporada de abstinencia viendo a hombres así cada dos por tres, pero ya no es que no le diera a mi cuerpo lo que necesitaba, si no que me recordaba que Chris seguía en la cárcel y que yo no estaba consiguiendo nada, así que al final terminaba mal física y emocionalmente.

Me senté de nuevo al lado de Jill y le enseñé el mensaje de Jesse - ¿Las conoces? - Pregunte mirando a su padre de reojo porque a cada segundo me daban más ganas de soltarle una bofetada para que espabilara, por mucho que su mujer estuviera luchando por su vida en un quirófano su hijo estaba a saber donde en un momento poco seguro.

Esperando la respuesta de Jill seguí mandando mensajes.

Nada, Bundy. Yo te llamo cualquier cosa. - te sonrió el anciano antes de seguir barriendo, dando la conversación por terminada mientras tú te volteabas para emprender camino a la salida del instituto y desde ahí al hospital.

El teléfono sonó durante un largo período de tiempo sin respuesta cuando intentaste llamar a Fauve. Si lo intestaste dos veces, la segunda vez fue exactamente igual. Quizás era una buena noticia que no te cortaran, pero si fuera por estar ocupada torturando a alguien, sabías que probablemente te contestaría aunque oyeras los gritos de fondo. 

Tu padre, por otro lado, si contestó el teléfono casi tan pronto como empezó a sonar. - Dime - dijo simplemente, esperando que le preguntaras o reportaras lo que fuera necesario.

Hasta que le hablaste, Jill no levantó la mirada del libro electrónico. En el poco rato que había tenido para leer, ya había avanzado unas cincuenta páginas, a pesar de ser un tema pesado que muchos estudiantes de Leyes tenían que leer y releer varias veces antes de entender. El libro de Andrew era bastante introductorio y didáctico, pero no estaba hecoh para el público común y corriente, y mucho menos para una niña de once años. 

Mmmm... - frunció el ceño mirando las fotos - A la negra no. La otra es una niñata insoportable del grado de Jack. Maddie. - arrugó la nariz, pronunciando su nombre con un rintintín - Austin, creo que es el apellido. - puso los ojos en blanco de solo pensar en ella - ¿Le pasó algo? - preguntó casi con ilusión en su voz.

Jesse caminó un rato dejandose abrazar por la noche que ocultaba como podía su camiseta cubierta de sangre. Pateó alguna lata que encontró por el camino de mala gana. Le daba vueltas a las pistas que tenía... El chico había ido a la taquilla del colegio, eso daba que pensar, igual ya tenía planeado pirarse o igual era el lugar más sencillo para conseguir ropa, fuera como fuese descartaba probablemente que fuese a pasar por casa, pero no se le ocurría donde podía ir, ¿irse de la ciudad? solo era un crío, dudaba que tuviese planes tan elaborados, ¿pero porqué había dejado las fotos atrás? Podía significar algo, o simplemente lo había hecho con mucha prisa todo.
El miedo te podía hacer impredecible, pero algo le decía a Jesse que había algo más en aquella fuga del pequeño capitán de fútbol, solo era una sensación, pero todo parecía demasiado raro para ser un ataque de pánico.

Finalmente, un poco más relajado Jesse recibió respuesta de la novata y le contestó, aunque le extrañó un poco su pregunta por Fauve, suponía que era normal, al fin y al cabo se habían ido juntos, pero ¿porqué no le había preguntado a ella directamente? al fin y al cabo estaban muy unidas.
Llamó a su hermana un par de veces, pero no hubo respuesta, lo más preocupante era que ni siquiera le había cortado la llamada, algo que podría haber esperado según la situación. El joven frunció el ceño preocupado.

-Más te vale estar follando...- Dijo a nadie en concreto.

Acto seguido buscó el número de su padre, al fin y al cabo era el presidente, se suponía que era el que tenía que dirigirlos y organizarlos.

-Esto empieza a superarme.- Admitió aunque no le gustaba, y menos delante de su padre.- ¿Has hablado con el sargento?- Preguntó, pero poco importó, porque siguió hablando sin esperar respuesta.- No encuentro al crío de AJ, y Fauve no me responde, ¿sabes algo de ella y de Butcher?- Ahora si hizo una pequeña pausa mientras miraba a un par de borrachos montandose uno encima del otro para hacerle de caballito.- Estoy volviendo al hospital, sigo con la sangre de Joan encima, y encima la novata no sabe ni donde está mi moto, no tengo ni puta idea de que hacer.

No era normal que Jesse se abriera, pero al fin y al cabo eran temas del club, y nunca había tenido problema para acabar acudiendo a su padre con aquellos menesteres, puede que lo considerara un padre de mierda, pero sabía que era un buen presidente, o que al menos en aquella función si que se esforzaba por serlo.

Madison le devolvió la mirada a Leónidas cuando se cruzaron con él, una mirada llena de socarronería y que iba acompañada de una sonrisa dulce. En cualquier otro momento desocupado habría querido acercarse a él para hacerle algún comentario gracioso, pero tal y como estaban las cosas... 

—Lo que no sabemos es si se las ha llevado la policía o algún otro —comentó, pensativa. 

Al momento siguiente empezó a teclear un par de mensajes con el móvil y se entretuvo con eso hasta que llegaron a la casa de AJ. 

Se bajó de un salto y palmeó el bolsillo, asegurándose de que el bulto de la navaja estaba ahí. La puerta entreabierta le hizo fruncir el ceño. Podía ser el crío, lo cual estaría genial. O podía ser uno de los cabrones que habían ido a por una familia, lo cual tampoco tenía por qué estar mal. La adrenalina ya estaba otra vez galopando por sus venas y se mordió el labio, regodeándose con la expectación. Asintió con la cabeza a la indicación del chico y buscó algo tras lo que resguardarse un poco, un contenedor, un coche, un seto... De no encontrar nada, se pegaría a la misma pared de la casa. 

Desde su nueva posición le echó otra mirada al novato. Así, en modo tipo duro y peligroso, con el arma y en tensión era un poco atractivo y todo. Seguramente era por la excitación del momento, la perspectiva de que hubiera alguien ahí a quien patearle el culo, pero por un momento lo miró de otra forma.

Mientras la abrazabas, se te pasó por la cabeza la opción de fusiles o subfusiles. Eso sería más corto que un rifle, y tendría una especie de "cartucho largo", como había dicho ella. Y si ese era el caso, quería decir que quien quiera que los hubiese atacado tenía mucho dinero o muy buenas conexiones. No cualquiera conseguía armas de ese grado. Así que, quizás, la mejor esperanza a la que podían aferrarse era a que fuera rifles, después de todo. Esos sí los conseguía cualquier idiota en un supermercado, así que significaría una amenaza mucho menor al club.

Por supuesto, la chica no dudó en darte su número, y pareció aliviada de que tú también le dieras el tuyo. No era fácil encontrar de quien hablar sobre estar en un tiroteo sin alarmar a las autoridades o que te miraran raro.

Cuando llegaste al hospital y entraste a la sala de espera de emergencias pudiste ver a Charlotte dentro junto a Jill, y AJ sentado aparte, mirando incesantemente la puerta que daba al personal restringido y por ende, al lugar donde se encontraba el quirófano.

Aunque parecía tener intención de contestar a tu primera pregunta, la falta de tiempo no se le permitió. Hasta entonces, podías sentir que su silencio era neutral y paciente, pero conociendo a tu padre como lo hacías podías notar la diferencia en su humor incluso cuando no hablaba y estaba al otro lado del teléfono. Tan pronto seguiste hablando, y dijiste lo del crío de AJ, el aire pareció hacerse más denso a pesar de la distancia.

¿Como que perdieron al crío de AJ? - preguntó en tono severo. Tu padre no era de los que explotaba y te llamaba de todo, pero a veces eso podía ser peor. El resto de la conversación, como siempre, la llevó a su ritmo, decidiendo postergarla para contestarte luego.

Jesse resopló, en ocasiones, aquel hombre al que había perdido el respeto como padre, le seguía haciendo sentir como un niño que había hecho algo mal, eso hacía que Jesse necesitase un instante pera recomponerse, pero finalmente lo hizo. No obstante no tenía muchas ganas de discutir, por lo que su tono era más cansado y abatido que de costumbre.

-Fue al baño, se escapó por la ventana.- Respondió seco y conciso.- Intenté buscarlo a pie y acabe por llegar a su instituto, parece que ha estado allí, ha cogido varias cosas de su taquilla y no creo que vaya a pasar por su casa. Pero ya no se donde buscarlo, encontré un par de fotos, una de una novia y otra de una chica algo mayor, de color, no creo que sea compañera de clase...- Dijo Jesse intentando resumir lo importante pero no dejarse ningún detalle importante.- Se las he mandado a Charlotte para que preguntara a AJ y a Jill, y ahora voy de vuelta para verlos.

Dicho aquello Jesse guardó silencio, dejando que su padre dirigiese la conversación como quisiera, total, lo iba a hacer igualmente.

Mientras conducía, el novato también sacó el móvil para enviar un par de mensajes rápidos, tecleando velozmente mientras intercalaba la mirada entre pantalla y camino. Un momento después, se guardó el móvil en el bolsillo y aceleró en dirección a la casa de AJ. 

Había bastantes lugares para resguardarse, así que no tuviste problemas en encontrar uno que se ajustara a lo que buscabas. La van, el contenedor de basura, algunos arbustos por el jardín delantero delineando la valla de madera que separaba este del jardín trasero. La primera, sin embargo, podría ofrecerte una cobertura más fiable en caso de que tuvieras que usarla de escudo contra disparos. Y a juzgar por la noche en el Club, eso no era tan fácil de descartar.

Viste al novato entrar, pegado a la pared de la puerta delantera. Por un segundo o dos todo se mantuvo en silencio, pero luego escuchaste el ruido del ventanal que daba al jardín abriéndose, seguido de pasos acelerados y dos disparos. 

El hombre inhaló y exhaló muy profunda y lentamente, como si en vez de un club de moteros tuviera frente a un montón de críos que ponían a prueba su paciencia. Al menos, lo que le dijiste respecto a tus acciones posteriores parecía dejarle relativamente conforme. No del todo, claro. El crío seguía perdido. 

Mándame las fotos a mí también, y mantenme informado - dijo finalmente, aunque por su tono, eso último era una mera formalidad. Hasta ahora no tenía motivos para dudar que lo harías - No hablo con Mark desde antes de hacerlo contigo. Pensé que estabas con él. - otra breve pausa - He estado llamando a Butcher y Fauve, pero ninguno me contesta. Necesito que me mandes la ubicación del punto donde se separaron. Mandaré a Mad Dog y Daddy a buscarlos. - aseguró, dándote una pausa para hablar antes de continuar.

Sonriendo a ver que buscabas su mirada sin separarte de ella, Alyssa posó las manos sobre tus brazos, abrazándose a sí misma de aquella forma. A ambos, en realidad, acurrucados como estaban. Y cuando tras un tierno beso en su mejilla escuchó esas palabras de tus labios viste sin duda alguna como su mirada se iluminaba. Intentando calmar un poco su entusiasmo, pero claramente feliz, se mordió el labio inferior sin dejar de sonreír. No solo estaba encantada con la respuesta, sino con ver que tú ansiabas que hiciera justamente esa pregunta. 

Dejándose guiar a tus labios, te besó con tanto cariño que sentía que el corazón le explotaría dentro del pecho. Era imposible no sentir la sobrecarga de emociones de aquel beso en el que ninguno de los dos había pensado siquiera por tanto tiempo y que ahora se hacía tan necesario. Un beso de amor, uno del que ambos habían pensado, hasta esa noche, que podrían escapar. 

Se perdió en ese beso durante largos minutos. Si se quedaba sin aire, mordía un poco tu labio inferior o te daba un golpecito con la punta de la nariz en la tuya y luego seguía besándote. Y podría haber seguido haciéndolo durante toda la noche, sinceramente.

Jesse asintió a sabiendas de que su padre no lo veía, pero le mandaría las fotos en cuanto colgaran. Entonces prestó atención a lo que le dijo sobre Mark, y le pilló completamente por sorpresa, no se explicaba porque no había mantenido al presi al tanto, y se preguntaba aun más que narices estaba haciendo. Sabía que era leal al club, pero no entendía nada.

-Me separé de Mark cuando fui a buscar al crío, me dijo que dejaba aquí a Charlotte al cargo porque tenía algo que hacer.- Dijo haciendo una pausa.- Creía que le habías encargado algo. Tampoco entiendo porque puso tanto énfasis en hacer desaparecer las pruebas de lo que ocurrió en la carretera ¿qué coño han hecho? solo nos estábamos defendiendo.- Preguntó Jesse esperando que su padre le diera respuesta al menos a eso. Y finalmente llegaron al último punto, otro que también le preocupaba, y mucho.- Te enviaré la ubicación...  ¿Y si solo querían tendernos una trampa para pillar a alguno de nosotros?, diles a Mad y Daddy que tengan mucho cuidado. Aquí está pasando algo, y no me gusta...- Dijo finalmente haciéndole participe a su padre del mal presentimiento que había tenido al principio.

Estar solo en aquella casa se sentía rarísimo. Por supuesto, habiendo sido el nido de ambos alguna vez, guardaba recuerdos preciosos con Charlotte, pero al mismo tiempo no parecía el mismo lugar de siempre. Ya no se sentía tan tuyo como se sentía de ella. Y la forma en que solo la casa había cambiado te hacía pensar en cuanto habría cambiado Charlotte. ¿Quien era ahora? Apenas habían pasado unos quince o veinte minutos juntos desde tu regreso. Se veía igual que siempre, claro, o aún más hermosa, pero... ¿sería la misma chica que conocías al irte? Ciertamente, tú no eras el mismo crío.

Esta vez el perro si atajó la salchicha, comiéndola de buena gana antes de volver a echarse. Cada tanto miraba la puerta, ansioso de que la chica llegara a casa. 

Tu primera frase fue respondida con un sonido reflexivo, pero una vez tomaste una pausa para dejarle responder no tardó en hacerlo - Yo no le he encargado nada más que limpiar todo y acompañar a Dizzy y Lorelei a casa. Ya me preocuparé yo de él - por su voz, tu padre no parecía demasiado preocupado por Mark, sino más bien ligeramente molesto. Respecto a tu pregunta, no tardó mucho más en responderla  - Son armas ilegales en medio de una persecución ilegal en la calle. La gente normal llama a la policía, y ninguna ley apoya el salir persiguiendo a los que atacan a tu familia... aunque deberían. - si de él dependiera, sabías que había muchas leyes que cambiarían. La primera, el derecho a cobrar venganza cuando alguien hería a tu familia. - Está bien que borre ese registro. - les ahorraría al menos un par de sobornos. Solo esperaba que no les costara demasiado. 

Tras lo último, hizo un breve silencio - A mí tampoco - confesó, tomando una pausa muy corta antes de continuar - Les diré que tengan cuidado. Y tenlo tú también - le advirtió, pues sus propios pensamientos iban bastante a la par con los de Jesse - Sobre tu moto - exhaló - El novato fue a buscarla, pero me dijo que no la encontró. Ya estaba la policía, y se estaban llevando los cadáveres en ambulancia, así que probablemente tengamos que ir a sacarla al depósito.

Su padre parecía pensar parecido a él en muchos temas, incluido en que el hecho de que el Sargento hiciera lo que le daba la gana era más molesto que preocupante. No coincidían tanto en el tema de las armas ilegales, Jesse consideraba que el pueblo los protegería, sobretodo si eran ellos mismos los que estaban siendo atacados. Aunque el punto en el que más se diferenciaban era que probablemente no les habrían atacado si se hubieran salido de una jodida vez de esa mierda de las armas. Pero ahora no era momento de discutir aquello, no los llevaría a ningún lado.
Y entonces llegó la noticia más devastadora, la que unido a todas las demás lo hundieron del todo. No se arrepentía, a pesar de las consecuencias haría lo mismo otra vez si tenía que elegir entre la moto y la vida de Joan, aun así era el último golpe que necesitaba aquella noche, había fallado en todo, y de alguna forma había conseguido fallar a su hermana y a su madre a pesar de llevar años muertas.

-La moto de mama...- Se limitó a balbucear, no esperaba que su padre lo entendiera ni mostrara ninguna empatía.- Volveré al hospital y hablaré con Charlotte y la novata para encargarnos de AJ y Jill esta noche, e intentaré averiguar algo más sobre Jack para seguir buscándolo esta noche o mañana. Si tienes cualquier cosa para mi ya sabes donde estoy. Te mantendré informado.

Dicho aquello Jesse colgó, no creía que quedase nada por decir, y aunque lo hubiera tampoco podía en aquel momento. El joven gritó como si le fuera la vida en ella y pateó hasta que no pudo más unos cubos de basura que encontró en su camino. Finalmente, cuando estuvo agotado se levantó con una mirada de muy pocos amigos y puso nuevamente rumbo al hospital. La ropa ensangrentada, la mirada perdida, el agotamiento mental, sin duda no tenía en aquellos momentos sus mejores pintas.