Partida Rol por web

Jesse abrió un poco los ojos impresionado, la verdad es que no había esperado ese tipo de respuesta, le parecía simplemente increíble, ni si quiera intentó pensar hasta donde podría llegar, pero estaba claro que le esperaba un futuro brillante, si no se lo arrebataban claro...

-Vaya, eso es increíble.- Dijo finalmente con una sonrisa.- Ya se a quien recurrir cuando quiera conseguir super poderes.- Añadió divertido.

No quedó claro si iba a seguir hablando o no, porque entonces su mirada se desvió hacia quienes entraban. ¿Habría conseguido algo aquel par? Se fijó en que Mark se acercaba a la capilla pero finalmente se desviaba hasta el vice, así que Jesse se puso finalmente en pie.

-Gracias por el desayuno.- Le dijo a la chica con una sonrisa y finalmente un guiño.

Con aquello se acercó a Mark sin dar mucha vuelta. La verdad es que no esperaba que hubieran sacado mucho de aquella visita. ¿Pero quien sabía?

-Anda con la novata.- Le informó de lo que hacia el presidente mientras se apoyaba en la barra cerca de él.- ¿Cómo ha ido?- Preguntó con cierto interés.

Mad echó un vistazo rápido a los que andaban por el club cuando salió del escondite en el que había extendido su sueño unas horas más. Parecía mucho más despejada y debía estar de muy buen humor, porque hasta iba silbando por lo bajini. Hizo un gesto hacia aquellos con los que se cruzó, le dedicó una sonrisa a Mark y un guiño a Jesse, pero no se detuvo. En lugar de eso continuó su camino hacia el único lugar donde una podía darse una ducha en el lugar. Sólo esperaba que no hubiesen tenido todos la misma idea y no hubiese mucha cola. 

Ante otro miembro habría reído y tuve que contenerme un poco para en su lugar solo mantener una sonrisa, cosa que no creí necesitar en frente del presidente. Evité negar con la cabeza, y, extrañamente, pude sentirme más relajada, como si hubiera visto un lado humano más que el jerárquico.

— Lo siento, señor presidente: me refería a los componentes físicos de la computadora. Los chips interiores, ventilador, todo eso. Revisé que todo fuera normal. — lo mantuve simple, pero tampoco en una manera que fuera a sentirse insultado. — Nada más, a menos que lo necesite. — no quería abusar de mi suerte.

Si veía un gesto de aprobación, inclinaría la cabeza respetuosamente y me marcharía.

Casi todas las habitaciones estaban vacías a estas alturas del día. La única que estaba ocupada era la de la habitación que habían ocupado los Hill, en la que con la puerta abierta se podía ver a Dinah y Sebastian mirando la televisión acurrucados en cama. Mientras el niño de los Malar veía caricaturas, la mujer parecía intentar sobrevivir a una resaca importante mientras cumplía como niñera. Jack aún dormía del otro lado de la cama.

Al fondo del pasillo, en el baño común, que no tenía ducha, pudiste ver a una muy asqueada Alyssa fregando el lavabo mientras con el interior del codo de su otro brazo se cubría la nariz. Cualquiera podría decir que su limpieza no era la más efectiva, pero al menos parecía estar intentándolo. No muy vigorosamente, pero intentándolo.

Al entrar en la habitación que daba al baño donde estaba la ducha, te encontraste a Jill leyendo de su ebook, sentada sobre la cama. Su ceño se frunció ligeramente al levantar la vista de este para encontrarse contigo, pero enseguida volvió a su lectura, sin decir palabra.

Para tu suerte, como habías esperado, no había nadie en la ducha. Eso no era un muy buen pronóstico para la higiene de tus nuevos compañeros de casa temporales, pero al menos podrías darte un baño con cierta calma.

No sé hasta que punto sea buena idea darte súper poderes - contestó la chica con una sonrisa divertida y una ceja alzada, para luego reírse un poco, aunque no tardó en seguir la mirada de Jesse hacia la puerta. Era de suponer que hasta ahí había llegado la conversación, así que cuando este le agradeció por el desayuno, la chica se limitó a sonreírle con la comisura de los labios y volver a su café y lo que le quedaba de tostada.

Por un segundo, tu sonrisa le hizo alzar una ceja con seriedad. Sin embargo, antes de que siquiera llegaras a arrepentirte, el hombre relajó la expresión y hasta podrías haber asegurado que viste una muy muy leve sonrisa, casi imperceptible y discutiblemente imaginaria, en los labios de este.

Vete, novata. Ya te llamaré si te necesito luego. - te dejó marchar, señalándote la puerta con un movimiento de cabeza.

Vale, mala idea, quizás debía haber hablado primero y soltarlo después, porque en menos de un par de segundos ya me tenia sobre la mesa con mis manos apretando aquella musculación de dios en la tierra, su espalda, sus hombros, sus brazos, antes de siquiera ordenársela mis piernas ya lo rodeaban y madre mía, sentirlo asi de duro entre ellas. Joder... llevaba un año y medio sin tenerlo libremente, teniendo que tener sexo improvisado allí, con apenas un par de veces sin cadenas, con tiempo limitado, siendo silenciosos, con un montón de sequía por el medio.

Ya estaba perdiendo el norte por completo cuando por suerte el si tenia alguna neurona mas activa, aparte de las que gritaban sexo, sexo, sexo, sexo, una y otra vez.

- Tengo un plan... lo... lo hable con mi tío .. y le parece bueno... tuve.. tuve que decirle que estábamos juntos, pero... me parece un precio muy bajo por sacarte - Ya tenia la respiración a mil, moví mis manos a su perfecto rostro cuadrado cogiendo sus dos mejillas - Tienes que confiar en mi.- Suspire humedeciendo los labios, me incorpore para besarlo bajando mis manos a su pecho para empujarlo suavemente y que se incorporara, pero que no se separara de mi, quedar sentada en la mesa y el de pie pegado a mi cuerpo. Joder, tenia que centrarme.

- Tengo la grabación de ese dia, de lasa cámaras de mi casa, la he visto miles de veces, el ultimo día que estuviste allí - Era masoquista, eso no lo dudaba nadie - Esa grabación demuestra que tu no pudiste asesinar a nadie esa noche,  el que sale en las fotos de la policía, puede ser cualquiera con un chaleco de los hijos - Me eleve un poco para susurrarle al oido, no había cámaras, no había audio, pero aun asi prefería que solo el me escuchara - ​​​​​​​Y en tu email habrán correos amenazándote a ti y a mi, correos pidiéndote que confesaras por mi seguridad, Taylor se encargara y el tío me dará un nombre.- Olia tan bien, olía mejor que nada en el mundo - Eso llegara para sacarte, para invalidar tu confesión y apuntar a otro lugar, voy a pedírselo a Michael y al fiscal llevando las pruebas, con eso quedarías libre, a la espera de nuevo juicio si el caso sigue abierto, en el que tendrías que testificar únicamente porque tu inocencia ya estaría demostrada... - Y ahora llegaba la guinda - Los papeles que he traído... son de matrimonio, para que no puedan preguntarte nada de mi, ni llamarme a mi al estrado, solo los llevare al juzgado si hay juicio o si veo que es necesario.

Me sente justo para recibir la pregunta de Jesse, escuche la respuesta del VP antes de girarme para mirar a Princess a tenor de la pregunta secundada ahora por el VP. - Es un callejon sin salida, o eso parece. El chico hara como cinco que salio del instituto, con suerte. No es nadie, solo un senuelo, usado para distraer a Killian mientras ellos se llevaban a AJ. Confirmo que fue Dankworth quien le dio la orden, y estaba claro que sabia que lo habian usado. - Mire al VP. - En cuanto al motivo de que dijera el nombre de mi prima, fue porque se ve que vio a ambos juntos. Esa parte no puedo confirmarla, porque como bien sabemos llevan tiempo vigilandonos, pero esta claro que Killian pierde el culo por demostrarle cosas a Charlotte, asi que... no hay que ser un genio para ver eso...

De inicio solo tenia que vigilar pero cuando vio a Killian, pues tuvo que improvisar para darles tiempo a los demas. No parece que el rockero tenga nada que ver con todo esto, pero... - Saque el informe y lo deje sobre la mesa, por si cualquiera de ellos, queria leerlo. - Por si acaso a mi se me ha pasado algo.

Jesse se había despedido de Tatiana con una enorme sonrisa a su comentario sobre los super poderes, pero sin decir nada más sobre aquello, aunque parecía que la idea le divertía.
Se unió a la conversación de Mark y el vice prestando atención a lo que comentaban, aunque parecía que sus conjeturas habían acertado al pensar que el chico no les serviría de mucho.
Su mirada se desvió un momento para ver a Kate salir de ver a su padre, aunque no hizo ningún gesto, solo observarla un instante para volver a sus dos interlocutores.

-Bueno, teniendo en cuenta todo lo informado que está nuestro buen amigo supremacista es normal que sepa que teclas tocar según con quien hable.- Dejó caer como quien no quería la cosa. Más aun con Kill que parecía que le había servido en bandeja el manual de como manipularlo, aunque prefirió no mencionar nada sobre aquello.- Seguro que conocía su estrecha relación con Charlotte.- Dijo finalmente encogiéndose de hombros y sin darle mucha importancia.

Entonces miró al vice y al informe que había dejado Mark, como pidiendo permiso para poder echar una ojeada, no tanto porque esperaba que se lo negara, sino por la cortesía de dejarle ojearlo antes si así quería.

Mad entró en la habitación feliz al ver que no había cola. Y cuando sus ojos se cruzaron con los de la cría, una sonrisa curvó sus labios ante la posibilidad de fastidiarla un poquito. Era demasiado divertido verla rodar los ojos como para no hacerlo. 

—Buenos días, enana —saludó con ligereza, como si no notase que Jill trataba de hacerle el vacío. 

Se fue hacia el cuarto de baño aumentando el volumen de su silbido, sin llegar a ser estridente, pero sí suficiente como para molestar a alguien que intentaba leer. ¡Y la serenata que le iba a dar en cuanto entrase en la ducha! Pensaba cantar todos los éxitos de pop del momento, que seguro que la niñata sabionda aborrecía. 

Eso fue mucho, mucho mejor de lo que esperaba. Al cerrar la puerta, sonrió, casi riéndose de lo bien que salió todo.

Estaba con el optimismo de una buena racha. Fue con la señora Crane, la vio trabajar, tomó dos trapos, humedeció uno y sin preguntar fue a la barra y preparó un daikiri. Era la única bebida que sabía preparar, y era casi tan sencilla como un Gin Tonic. Agitar en una coctelera una onza de ron, otra de limón, media de azúcar y verter todo en un vaso lleno de hielos. Secó muy bien, para eso ambos trapos, y se lo llevó a la señora. Sabía que si ofrecía las cosas diría “no, gracias”, y era mejor solo hacerlas.

Mientras hizo todo eso, vio al señor Crane seguir con la mirada a Killian. Quería decirle a este último que no lo culpaba. Notó el “poca novedad”. Se sentía como una extraña calma, como si solo fuera un día normal. No sabía cómo tomar los días normales.

Fue a ver cómo iba la limpieza de los baños...

…Pero estaba sintiendo que estaba desperdiciando el tiempo.

Quería pedir permiso para irse, y a la vez, temí que algo podría pasar si no me voy. Miré la hora, otra vez.

Mientras lo hacía, me pregunté qué pasaría si Isra sabía dónde estaba Donovan. No sé por qué me preocupa. Él no se preocupó de mí. No debería pensar eso. Miré en la app de Maps, buscando por tercera vez la mejor ruta a la universidad. Pero, quizá por la idea de vernos, me entra la nostalgia por el lugar donde crecí. No crecer, no viví tanto en esa casa, sino donde fui una niña.

No quiero pensar en eso. Si tanto me hubiera querido, habría luchado por mí.

Pero busco en maps la ubicación de la casa.

Que le dijeras a Dapper que estaban juntos pareció sorprenderlo, pero no de mala manera. No parecía enfadado, sino que solo desconcertarlo lo justo por lo inesperado del asunto. Tras un par de segundos, claro, sonrió ligeramente como un bobo. - Confiaría en ti mi vida, cariño. - respondió mirándote a los ojos. Sin dejar de corresponder tu beso, retrocedió suavemente, aún abrazándote. El quería estar tan lejos de ti como tú de él, y no tenía planes de permitirte separarte de su cuerpo en lo más mínimo.

En un esfuerzo sobrehumano, logró separar sus labios de los tuyos para dejarte hablar. Le costaba concentrarse cuando no le llegaba sangre al cerebro, pero su faceta de sargento de armas ayudaba, y más pronto que tarde ya tenía el ceño fruncido con esa arruguita minúscula justo en el centro que te indicaba que su atención estaba por completo vertida en lo que decías.

Eso va a salir caro - comentó respecto a la parte en que Taylor tendría que meter mano. Parecía que iba a hacerte una pregunta más, pero cuando le hablaste de los papeles de matrimonio cerró la boca y abrió los ojos de par en par - ¿Aquí? ¿Ahora? ¿Así? - preguntó mirando alrededor - No me voy a negar, joder, sería un imbécil si te dijera que no a salir de aquí por no tener la boda de nuestros sueños, pero... ¿Segura? - te miró a los ojos. Antes de que pudieras responder, añadió - Si no lo estás, podemos firmar igual, y luego divorciarnos, y retomar donde lo dejamos. Lo que sea. Sé que quieres sacarme, y yo quiero salir, y quiero estar contigo. - eso lo tenía clarísimo - Pero si quieres que valga de algo más que como excusa en un tribunal, si de verdad quieres ser mi mujer, con toda la mierda que trae, y no divorciarnos apenas esto pase, quiero saberlo. Y si no estás lista aún para eso, quiero saberlo también.

Que dijera que confiaba en mi hizo que sonriera aun mas sin poder evitar pegar mi cuerpo al suyo cuanto fuera posible, acariciando aquel cuerpo con el que necesitaba mas contacto, así que baje la cremallera del mono para poder colar mis manos bajo su camiseta y acariciar aquel abdomen y espalda perfectos que tenia.

Ver como iba cambiando su expresión me hizo suspirar preparándome para las mil duda que tenia claro tendría por todo lo que le había dicho.

- Como si tengo que vaciar la cuenta o vender el coche... - Me daba igual lo que costara, daba igual el precio que pidiera Taylor, lo pagaría.

Y entonces llegaron todas las dudas y mis ojos se abrieron todo lo grandes que era mirándolo sorprendida, pero mi sonrisa se iba haciendo cada vez más y mas grande ¿Lo que mas le preocupaba era eso? ¿Era qué nos casaremos así? Sentía mi corazón en el pecho apunto de estallar, sentía que podía estallar de amor en aquel preciso momento. Antes de contestar nada volví a lanzarme besando sus labios con todo aquel amor imposible de controlar hasta que me falto el aire - Ya soy tu mujer - Le dije completamente decidida - Es lo que le dije hoy a mi tío, no le dije que estábamos juntos, le dije que era tu mujer - Sabiendo la importancia que eso tenia - Lo soy desde el día que me hiciste tuya, desde que me robaste el corazón Chris y no voy a recuperarlo, porque es tuyo, te pertenece igual que yo - Completamente - Me llevare los papeles y solo los haré oficiales si es necesario, si llega haber juicio, pero me da igual si eso ocurre Chris, quiero una vida contigo cariño, me da igual si nos casamos de una forma u otra, me da igual si vivimos en mi casa o en la tuya, me da igual todo eso mientras pueda tenerte a mi lado - Eso era lo único que me importaba, poder pasar lo que restaba de mi vida con el. 

- Así que cariño, no me preguntes si estoy segura, porque no hay nada de lo que este tan segura en mi vida como de que quiero pasarla a tu lado, como tu mujer, tu esposa y todas las etiquetas que quieras ponerme, porque soy tuya - Y sacarlo no era una opción, era una necesidad, costase lo que costase.

A medida que hablabas, más crecía su sonrisa, simplemente eufórico por oírte describirte como su mujer una y otra vez. Ese tiempo encerrado había sido una mierda, pero si tenías razón, y ese plan funcionaba, por fin podrían recuperar el futuro que alguna vez había pensado que tendrían. Sus ojos no tardaron en iluminarse con una esperanza que hacía tiempo había dejado de lado, la esperanza de poder estar contigo sin perjudicarte, de que la edad no importara, de poder tener una familia juntos. No quería adelantarse por si luego no resultaba, pero estos días estaba tan hundido que no pudo sino aferrarse con todas sus fuerzas a la posibildad de volver a la vida que amaba.

No quiso perderse ni un segundo más sin besar tus labios, y enseguida se lanzó a ellos, devorándolos como si no hubiera mañana. Prefería quedarse sin aliento a separarse siquiera un poco, absolutamente superado por la felicidad que sentía y el amor que le llenaba el pecho hasta casi hacerle estallar el corazón.

Dámelo. Firmaré lo que tú digas. - sonrió, mirándote con todo el amor del mundo - Mi mujer... - murmuró con una sonrisa de idiota enamorado - Prometo tratarte tan bien como al cuero, y montarte tanto como a mi Harley - sonrió con picardía, repitiendo los votos que ya eran tradición antes de volver a reclamar tus labios.

Ver que volvía la esperanza a sus ojos fue todo lo que me lleno de felicidad absoluta, hacia lo que fuera por sacarlo, lo que fuera necesario y si fallaba, si toda mi vida se iba a la mierda la viviría allí con el. Podía renunciar a la casa, a mi coche, vaciar los ahorros de una vida, olvidar a esos hijos que no veía ahora en el futuro, pero no podía renunciar a el, y si todo no llegaba, si no era capaz de sacarlo, cambiaria mi vida y mis sueños por otros, otros en los que el estuviera aunque fuera entre rejas la mitad de mi vida...

Escuchar que firmaría me hizo sonreír pero ya aquellos votos consiguieron sacarme una carcajada antes de poder disfrutar de nuevo de sus labios, cómo añoraba sentirme en sus brazos, sentirme tan minúscula y protegida. Sí, ayer Jackson me había besado pero... no había sentido ni el uno por ciento de lo que sentía ahora, de lo que Chris me hacia sentir, nadie fuera podía darme lo que el.

- Tienes que firmar eso y una declaración de falso testimonio bajo amenazas y extorsión, yo adjuntare todas las pruebas si la fiscalía acepta el video, que lo hará, tiene fecha, hora y les llevare un documento autorizando acceder a la grabación en la base de datos de la compañía de seguridad - Y si todo iba bien volvería con un informe de libertad del fiscal, me daba igual si bajo espera de juicio o fianza o lo que fuera, si conseguía sacarlo el resto iría sobre la marcha en lo planeado.

Comence acariciar su rostro con mi nariz suavemente - Te necesito tanto fuera... - ​​​​​​​No podia ni llegar a imaginárselo, cada vez me estaba consumiendo mas y mas.

Según el informe, se habían tomado las declaraciones del guardia de seguridad (Abraham Allen), de Killian, de una de las enfermeras en recepción, del vándalo (John Doe a.k.a. Sage Lancaster) y de Gabriel Gardner, así como de una tal Leah Gardner. Las declaraciones las había tomado el mismo Kieran. Tenían algunos apuntes adicionales, como aclarar a quien se refería entre paréntesis, o especificar ubicaciones, horas y fechas, pero poco más.

El testimonio del guardia relataba lo siguiente:

"El señor Killian estaba aquí dentro, como un ciudadano de bien, haciendo las cosas como se debe, y tuvo que salir corriendo porque había un delincuente rajándole las ruedas. Uno de esos inmigrantes, seguro, que nadie más tiene tiempo para esas tonterías. Bueno, la cosa es que salió corriendo y agarró al muchacho, con nada de presión, si es que es un alharaco, y lo estaba sujetando mientras le hablaba o algo, no vi muy bien, y el otro gritaba y gritaba, como si lo estuvieran torturando, y que no sabía quien era no sé quien mientras pedía ayuda. Y luego el dramático ese se puso a decir que si secuestro, que llamaran a la policía y entonces salí yo a mirar y vi que al señor Killian lo estaba amenazando ese piojoso que está ahí para que soltara al vándalo.  Y ahí se identificó con nombre y cargo en los SEAL, el señor Killian, que es un suboficial y todo. Al menos ahí tienes una juventud útil, sirviendo al país. Claro, porque ya había como mil personas con sus moviles grabando del supuesto secuestro, si es que la mayoría de los jóvenes de hoy en día no sirven para nada más. Así que me fui a llamarlos a ustedes, y ahí no sé como el delincuente se dislocó el hombro, y el piojoso le dio un golpe al señor Valentine, y ya recogió al otro y se lo trajo aquí."

El de Killian ponía:

"He llegado al hospital a ver cómo estaba la mujer de mi amigo. Cuando estaba en recepción para pedir el número de habitación he visto como ese tío me rajaba las ruedas de la furgoneta. Al verlo he salido corriendo cuando intentaba darse a la fuga. Lo he interceptado y he tenido que inmovilizarlo con la mínima fuerza imprescindible para protegerme, pues no sabía si seguía armado o no. Él ha comenzado a gritar improperios mientras seguía intentando agredirme para escaparse cuando ese rockero idiota ha venido a agredirme también. Por suerte apareció el vigilante de seguridad Abraham para ayudarme y llamarles a ustedes, el corroborará mi historia. En cuanto comprueben las cámaras verán que lo que digo es cierto."

La historia de la enfermera de la recepción era tal cual te la había contado ella misma ese día, y John Doe había optado por no decir palabra, pero tampoco había llamado abogado. Gabriel Gardner había sido el rockero al que se refería Killian.

"Iba caminando con mi chica cuando vimos al tío ese dándole una paliza al crío. No iba a meterme, pero me pareció un abusón, y cuando le dije que lo dejara en paz no me hizo caso y siguió golpeando al chico. Así que le di un puñetazo para que lo soltara y mi chica se llevó al crío de ahí, camino al hospital. Estuvimos hablando con él y es un pobre chaval que no sabía ni quien era ese tío. Total, que vimos que lo atendieran y nos marchamos, pero tenemos un vídeo"

De evidencia se habían tomado tanto ese vídeo como los que habían registrado las cámaras del hospital. No se había encontrado ningún arma en el chico, ni ningún objeto punzante. Se establecía que Killian había decidido no presentar cargos por el momento, pero a modo preventivo se retenía al sospechoso en la celda durante la noche como parte de la mediación policial. Se disponían a liberarlo al mediodía.