Partida Rol por web

Natalia no se deja intimidar.

Estaré encantada de contestar a sus preguntas, cuando usted responda a las mías. Le dice con educación y respeto, pues había cambiado incluso la persona y la acompañaba una sonrisa. Sabía que si se enfrentaban, ella no saldría bien parada, pero su sangre Slytherin la animaba a conocer a tal imponente ser. No era por hacerse la heroína...pero ya que estaba, quizá alguno de sus compañeros podría aprovechar para huir.

La varita, seguía en su mano, firme. Siempre alerta.

Pareciera que todo el mundo estuviera de acuerdo en salir huyendo duendo, de improviso, una melodía surca la oscuridad del pasillo. Al girarme puedo vislumbrar a una dama embozada la cual emite la canción... aunque me cuesta una barbaridad, puedo conseguir que mi mente se aparte de la tentación de abandonarme a la música. Aún así, no puedo conseguir articular palabra alguna... con los ojos muy atentos al intercambio de palabras entre Natalia y la mujer, observo con creciente temor e interés el desenlace del diálogo.

Pablo quedó maravillado por la extraña mujer aparecida durante unos instantes hasta que el pretón de manos que le dio Natalia lo hizo bajar de nuevo a la realidad, aunque siguió mirándola por simple amor al arte.

Maite tampoco se deja impresionar por el aspecto de la mujer, ni por su voz.  Escucha tranquila como Natalia intenta dialogar con ella y da un paso al frente para ponerse al lado de su compañera de casa, con los brazos cruzados y apoyando todo el peso en una pierna, en posición chulesca pero seria... y sin soltar la varita de su mano.

Yo soy Maite Expósito. ¿Puede responder ahora a la pregunta de mi compañera?

Pregunta, con mirada decidida y sin apartarla de la de la mujer, consciente de que aunque ellos sólo quieran pasar por ahí... ella no les dejará ir tan libremente. Al menos podrían entretenerla un poco mientras se les ocurre algo a los demás. O quizá... son 8 contra una. Y entre esos 8 hay 4 slytherins. Quizá incluso podrían plantarle cara.

Mis ojos se ciegan brevemente al encenderse la luz, pero rápidamente se adaptan y se fijan en la mujer.
"Vaya, eso si que es hermoso." Saliendo de mi momentáneo encanto, mi primer impulso es correr; pero la voz de Natalia seguida de la misteriosa, me pican la curiosidad.

Me quedo en la escena, aunque desplazándome poco a poco, y varita en mano, hacia el otro extremo del pasillo, para, al primer indicio de peligro, salir corriendo.

Isaac se queda estupefacto al sitio...

Jordi es el único que se larga corriendo... desapareciendo por el pasillo.

Se ríe... una risa que hace escalofriar, se acerca a Natalia... y ella puede notar cómo su aliento es gélido, y cómo sus manos, que le tocan las mejillas es más que frío... parecen hechas de hielo; le hace poner todo el vello de punta. Pero no se echa atrás, la Slytherin le mantiene la mirada, a pesar de que por dentro, su frío la embriague, asustándola... haciéndole recordar aspectos dolorosos de su vida.

Esto no es un juego, pequeña...

Mira entonces a Maite, y también le sonríe...

Parece que las mujeres de aquí... sois muy valientes... ¿no...?

Maite no se echa atrás y asiente, esbozando una media sonrisa.

Somos Slytherins. Y como tales no somos valientes, sino astutos. Se encoge de hombros y sigue hablando. Si has querido aparecer aquí es obvio que no vas a dejarnos pasar así por que sí. Si corriéramos, nos perseguirías porque este pasillo por ese extremo no tiene otra salida más que la entrada... que se cerró tras nosotros.

Señala la dirección en la que venían.

Así que no nos queda otra cosa que la vía diplomática. ¿Porqué no nos dices qué quieres de nosotros y acabamos de una vez?

Sonrió... mirando a Maite esta vez. Dió una vuelta sobre si misma... y cuando terminó, acarició de nuevo la caballera que tenía entre sus manos...

Uniros a nosotros...

Susurró...

La timidez (y el miedo) empezo a surgir cuando, al escuchar la palabras de la mujer enmascarada, quise tomar mi varita. Esta cayo al suelo e inmediatamente la recogí. La tengo sosteniendo en mi mano derecha, pero apuntando al suelo.
"Que nos unamos con ella?, ¿a ellos?, pero ¿quienes son?."

Pablo permanecía en silencio, admirando la belleza de aquella mujer, y comparándola inevitablemente con el resto de sus compañeras, quienes no quedaban ni mucho menos atrás.

Isaac fue el siguiente a hablar... no soltó la mano de Sara, pero avanzó sin ella.

¿Uniros a vosotros? ¿En qué?

Preguntó con voz decidida.

La voz de Isaac me devuelve al mundo real,

No creo que nadie se vaya a unir sin saber a que se une y con quien... digo bastante asustada reafirmando las palabras de mis compañeros deseando haber salido corriendo.

Con la mente ya medianamente serena, permanezco callado escuchando como la conversación va tomando un cariz peligroso, como mínimo. Cuando me parece acertado intervengo con un tono cortés, a pesar de la situación Coincido con la mayoría, señorita desconocida. Creo que, antes de formular una petición así, alguien que nos es totalmente extraño debería presentarse y explicarse en profundidad.

Aún del tono, algo en mi mirada muestra que no estoy tan cómodo como aparento. La mano que sujeta la varita palidece un poco, debido a que aprieto más de manera inconsciente ¡Cuidado! Una palabra en falso y se acabó todo.

Se ríe... una risa que parecen cascabeles, de lo bonita que es. Observa a Isaac... a Sara y a Emilio...

No creo que estéis en posición de preguntar nada, jovencitos... - la calavera se empezó a elevar... y bajó nuevamente hasta sus manos... no dejaba de sonreir en ningun momento.

Se dirigió esta vez a Isaac... le puso las manos al cuello, las gélidas manos que ya había sentido antes Natalia y... acercó tanto sus labios a los de él, que se tocaron, en un profundo y largo beso.