Partida Rol por web

Observo el panorama que hay en el funeral y a los profesores que empiezan a aparecer.

Aunque sea una desgracia, al menos estoy conociendo a todo el mundo. Al menos de vista, hay que mirarle el punto positivo a las cosas, o eso dicen.

La caricia de la profesora Montano me sobresalta levemente, sacándome de mis ensoñaciones, respondo a su sonrisa con otra sonrisa, un poco forzada por la situación pero sin llegar a parecer falsa o artificial.

Luego la veo alejarse siguiendola con la mirada que se me carga de emoción al recordar mi conversación con ella. Su caracter maternal siempre me llega muy hondo al haber crecido sin padre ni madre. Ella es la clase de persona a la que nunca quisiera decepcionar.

Pienso en como sería mi vida de haber tenido una madre así, una madre que te quisiera... pero me es imposible. De la manera que un ciego no puede imaginarse colores que nunca a visto, soy incapaz de imaginarme una vida sin peleas, navajazos, pobreza y muerte.

Me sacudo estos pensamientos de la mente y observo como los profesores van llegando.
Me llama la atención el profesor que se queda al margen y enciende un cigarrillo, su comportamiento me es tan familiar que, más que reprochar su comportamiento me pregunto como sería su vida para acabar así...

Seguramente muy parecida a la mía

Miro a los profesores que van llegando, deseando que esto se acabe ya. Observo al jefe de la casa Slytherin, y no puedo reprimir una sonrisa triste. Veo que se queda apartado, supongo que tanta demostración de sentimiento también le hace sentir incómodo.

Pero mis pensamientos ya están en otro sitio, ¿Me dará tiempo a pasar por la lechucería cuando esto acabe?. Al fin y al cabo, seguir aqui no nos la va a devolver.

Trato de mantener la serenidad en mi rostro, mirando con disimulo al resto de Gryffindor, y preguntándome si soy la única a la que esta situación se le hace eterna.

Un hombre alto y de ojos claros traviesa el jardín con mirada seria. Su siempre eterna sonrisa no asoma por ningún lado esta vez. Ninguno de vosotros habéis tenido el placer de dar clase con él, pero oís a algunos de cursos superiores susurrar que es el profesor David Gómez, de encantamientos. Se acerca al resto de los profesores y hace una inclinación de cabeza hacia ellos. Luego da un fuerte abrazo a la madre de Florinda estrechando después la mano de su padre.

Se sitúa al lado de Sandra, intentando no llamar demasiado la atención y hablando entre susurros con los demás profesores y los familiares de la fallecida.

Poco después hace acto de presencia Clara Fresno, la jefa de la casa Gryffindor, entre estruendosos sollozos y sonándose sonoramente la nariz con un pañuelo de tela extremadamente arrugado, que lleva apretado en una de sus manos.

Se acerca dando cortos pero rápidos pasos a los familiares de Florinda e inmediatamente los sollozos desaparecen, al igual que las lágrimas que inundaban su rostro. Como si se hubiese tratado de un truco de magia.

Estrecha la mano de ambos y se cruza de brazos, seria, quedándose al lado del resto de profesores, con la mirada perdida y el rostro completamente inexpresivo.

En parte me alegra ver como en el poco tiempo de colegio que llevan los profesores y alumnos han llegado a apreciarse eso dice mucho de las personas que son. Espero que algún día pueda pasarme lo mismo a mí. Aunque la muerte es parte natural de la vida, la tristeza inherente a ella también lo es.

Me apoyo mejor en la silla y miro a Andrés de reojo...

No la conocías tú, la familia Meiga era una família de magos bastante conocida... como todos, de hecho. Todos los que provenimos de famílias mágicas nos conocemos bastante.

Miro a la familia... y observo el público. A mí también me incomoda.

Detrás de los últimos profesores, con la cabeza gacha y con los rostros completamente serios... aparecen los más altos cargos del Ministerio de Magia: Joaquín Mendoza, el ministro, y Adrián Espriu y Julio Solera, los concejales del primero. Los tres visten con elegantes túnicas negras.

Se acercan a los padres, les dan la mano y les hacen una leve reverencia... el ministro abraza finalmente al padre y se quedan allí charlando... mirando también al ataúd que tienen a un lado.

Sofía reconoce a los altos cargos de inmediato. Cómo no iba a saber a los jefes de sus padres. Le da codazos a sus compañeros de Ravenclaw y susurra, sobre todo dirigiendo a los amigos procedentes del mundo muggle.

Mirad, es el Ministro de Magia, y los que les siguen son los concejales.

Tras el aviso de Sofía me quedo asombrado al ver los altos cargos que habían venido... La verdad es que esta chica es una enciclopedia del mundo mágico.
Le lanzo una rápida sonrisa de agradecimiento y luego sigo mirando hacia adelante, ansioso de que termine ya el funeral.

Vaya veo alguna cara nueva del profesorado,me pregunto que clase dara?.

La profesora clara con lo sensible que parece,la ha debido afectar de veras.

Bueno tal como parece al haber luego una fiesta en su honor por lo visto es porque esta en un lugar mejor o esa creencia hay por aqui.Asi pienso tomarmelo yo.

Miro de reojo a los recién llegados... y giro mi cabeza hacia atrás, esperando ver el rostro de mi madre, pero no la encuentro en el sitio. Miro a los padres de la fallecida, y pienso que probablemente ahora estará en un lugar mejor, sin embargo, por mi mente pasa el pensamiento de volver atrás y detener el tiempo con un rayo paralizador...

... con mi rayo paralizador pararé el mundo,
para tener tiempo de encontrar una solución,
con mi rayo paralizador pararé el dolor,
de todos los que sufren por ella...

"Así que ESE es el ministro ehh... parece más alto de lo que me lo imaginaba. Mi madre nunca me ha hablado demasiado sobre él. Se ve que en las oficinas donde está no los visita muy a menudo..."

Absorto en mis pensamientos sigo esperando a que pronto llegue el final de ese acontecimiento. El aire tan tenso que se respira no hace otra cosa que incomodarme con el paso del tiempo.

Al ver al Concejal, Adrian Espriu, mueve lentamente la cabeza en busca de Anais.

Parece que el importante concejal Espriu ha decidido honrarnos con su "grandiosa" presencia. No tendra nada mejor que hacer, que venir aqui. No...
Piensa mientras vuelve a mirar al frente, con rostro de desagrado.

Al ver a mi padre, no puedo evitar sonreir y darle un codazo a Andrés de seguido... señalándole con la cabeza el escenario.

Siento el codazo que me da Anaïs, y dirijo mi mirada hacia donde indica, viendo con sorpresa que el padre de la misma se encuentra entre los recien llegados al lugar, sonrío... No sabía que tu padre iba a venir, luego podemos ir a verle y hablar con el si quieres digo contento... ciertamente me había caído muy bien, y el hecho de que me acogiera en su casa es algo que nunca olvidaré...

El profesor de vuelo, Sergio Arango, llega con la misma expresión en su rostro de siempre. Serio pero atractivo. Sus pasos son despreocupados y lleva las manos en los bolsillos. Pasa junto a vosotros sin miraros y se pone junto a los demás profesores. Les saluda con la cabeza y guiña un ojo a las profesoras. Se sienta, con las piernas abiertas y sus manos encima.

Tras el desfile de profesores, Raúl se fija en los hombres de aspecto importante que se presentan en la escena. Sin aún poderse sacar de la cabeza a su jefa de casa, no hace demasiado caso a los hombres de aspecto importante, pero los susurros que despiertan entre sus compañeros le llaman la atención. Se gira un poco y le pregunta a Daniel, que está sentada a su lado.

Oye Daniela... Estos hombres de pinta importante... No son profesores, verdad? -le pregunta, susurrando, para evitar que sus compañeros lo oigan.

Daniela, que se habia mantenido callada y mirando la punta de sus pies, levanta la mirada para responder a Raúl, inclinándose un poco hacia él y susurrándole al oído, sin apartar la mirada de los hombres del ministerio que acaban de entrar.

Daniela se inclina sobre Raúl, haciéndole quizá cosquillas con la punta de su pelo. Estando tan cerca, el chico no puede evitar detectar el olor a fresas que emana de su pelo... ¿o es ella misma la que huele así?

Acerca sus labios al oído de Raúl y le susurra, mirándo de reojo a los hombres del ministerio.

No, no son profesores. El primero es Joaquín Mendoza, el ministro de magia... y los que van detrás son Adrián Espriu y Julio Solera, los concejales.

Sonriendo levemente al chico, finalmente se aparta sentándose bien de nuevo y bajando de nuevo la mirada para evitar que esta se cruce con el ataúd.