Partida Rol por web

Ni corta ni perezosa, abre la puerta de la cortina. Encontrándose a su hija subida a Andrés, con sus piernas rodeándole la cintura... ambos desnudos.

- No, mamá, no es lo que parece, ¡puedo explicártelo...! - pero Narcisa Espriu ya ha cogido la varita, y mira con odio al chico... que mantiene las manos donde las tenía segundos antes que entrara la madre.

Por un momento, la madre mira a Anaïs, que se ha puesto blanca-leche y baja la varita levemente; mira a Andrés: - Podría matarte aquí mismo... pero no podría hacerme cargo de mis niñas - dice con un tono de voz cargado de ira - Será mejor que te vayas y que no vuelva a verte rondando a mi hija.

Tragó saliva pero mantuvo la compostura y la sangre fría. Miró con calma a la madre mientras se quitaba de encima a Anais. Salió de la ducha con total calma y se puso los pantalones y la ropa interior rápidamente. Una fugaz mirada a la madre y otra a Anais justo cuando salía del cuarto de baño - hasta siempre - y se marcho cerrando la puerta con calma tras de si.

Puedes escuchar gritos al lavabo... de ambas. Tanto de Anaïs como de su madre.

Se fue dando un largo paseo hasta su casa mientras se ponía la camiseta. Estaba realmente acojonado... y por dentro echo un lío, apreciaba mucho a Anais, y se sobre puso al miedo que le tenia al gustarle... Pero ahora esto, su madre le ha amenazado de muerte, y encima le sacó la varita y le apunto con ella, estaba realmente roto por dentro... Unas lagrimas se le escaparon por pura frustración, pero se obligo a guardar la calma. Respiró con fuerza y siguió el camino hasta su casa...

Me duele la varita en el cuello, pero intento no Hacer ningún gesto, y le sigo mirando desafiante, aunque se que no tengo nada que hacer contra el.

Me acuerdo de Azkavan y las palabras de Andrés sobre que los magos no tienen una policía inútil como los maggel y le digo.

¿Te arriesgarías a ir a Azkavan por un imberbe que no sabe ni usar la magia?

Mierda... ¡Mierda! ¡Mierda!

Me acabo de duchar corriendo, me visto y salgo corriendo de casa sin decir nada, después de los gritos con mi madre... qué estúpida... al final lo ha medio entendido, aunque va a costar que acepte a Andrés de nuevo...

¡Mierda! ¿¡Por qué cojones no sé a dónde vive!?

...

Dejo de correr... y me agacho al suelo, rodeando mis brazos en mis piernas... empezando a sollozar y a llorar.

- Soy idiota...

No puede contener las carcajadas... pero enseguida vuelve a mirarlo directamente a los ojos, dejando de reir y borrando cualquier indicio de risa.

¿No has oido lo que he dicho? No me costaría nada borrar cualquier prueba... trabajo en el Ministerio, incluso podría borrar todas tus fichas...

Sonríe, pero esta vez, es una sonrisa macabra.

Encuentras un anillo al suelo. Negro con una calavera.

Cogió el anillo y lo miró fijamente... le recordaba, sin saber por que a Anais... sera que debe ser su estilo. Lo apretó con fuerza y se lo guardó siguiendo su camino...

Encuentras un pendiente lila.

Estás apunto de llega a tu casa, cuando te da por girar la cabeza... al final de la calle ves a Anaïs agachada al suelo, con los brazos alrededor de las piernas y la cabeza escondida.

Se quedó paralizado... Solo miraba a Anais y eventualmente a sus al rededores en busca de una madre asesina con una varita con mira telescópica... no fue capaz de acercarse, pero tampoco se movió

Anaïs permanece allí, sin moverse. Solo mueve sus hombros... de vez en cuando. El bolso se le ha caído al suelo, pero tampoco hace ademán para colocárselo bien.

Tragó saliva y terminó por acercarse... A una distancia prudencial - ¿Que te pasa? - dijo preocupado con algo de mezcla de miedo... No dejaba de mirar a un lado y a otro

¿...? ¿Es a mí...?

Levanto la cabeza y miro hacia dónde ha venido la voz... me he maquillado pero no ha servido para nada, con todo lo que he llorado se me ha corrido el rímel y el maquillaje...

Abro los ojos, sorprendida, pero no me muevo.

- A-¿Andrés? - digo con un hilo de voz, sin acabar de creérmelo.