Partida Rol por web

El comunicado del Navis Prime se extendió por toda la flota:

-Portadores de la Llama, tengo el placer de informaros que nuestro próximo salto será el último. Esta zona ya no es merecedora de nuestra atención.

La flota orbitaba Henzagawa, un pequeño pero superpoblado planeta de la frontera norte del sector Zarina. Formaba parte de la ruta más rápida trazada hasta Purgatorio pero cuando los Portadores de la Llama llegaron al sistema para reabastecerse antes de continuar su camino notaron que algo no iba bien.

Ahora todo había terminado. Las armas de la Orden se enfriaban. Los caballeros técnicos podían empezar con las reparaciones rutinarias, los caballeros médicos dedicarse a los heridos y las tripulaciones preparar los motores de salto.

Las reservas de uridium de la flota estaban casi agotadas, apenas habían obtenido un poco más del planeta, pero serían suficientes para alcanzar su mundo natal.

-El Margrave dice que en el sistema vecino se encuentra una pequeña  colonia de Henzagawa que no consta en los registros. El contacto con la colonia se perdió antes de que sus propios problemas empezaran pero ha considerado oportuno advertirnos después de que se solucionaran. Las reservas de uridium están al 15% y probablemente no sea un mundo de importancia... ¿qué hacemos, señor?

Aun estaban muchos de los caballeros en los hospitales de las naves, recibiendo cuidados de los Caballeros médicos. Apenas habían participado en las últimas actividades de la Orden, no estaban en condiciones de meterse en problemas. Torbik abrió comunicaciones:

La Quinta no esta en situación de poder ayudar mucho, podemos encargarnos de realizar búsquedas y reconocimientos para conseguir información, pero evitando entrar en combate. Permanecemos a la espera de las órdenes.

Torbik esperaba que la Quinta no entrase en combate, o sería posiblemente el final de la compañía. De hecho, lo más sensato sería que la Quinta se mantuviese en un segundo plano, hasta poder conseguir suministros y tropas. 

- Sería deshonroso no ayudar en lo posible a la colonia perdida. - dijo el Ignis Primus Anaximand. - El sistema está cerca, así que aún debería haber suficiente Uridinium para alcanzar Purgatorio, a pesar del desvío. 

Cuando llegó la transmisión de la Quinta, el Ignis Primus no movió un músculo de la faz. - Entendido, Quinta. - Algunos Incineradores se miraron entre sí; el contacto continuado con Anaximand les había enseñado a interpretar las más sutiles señales, y era probable que el mensaje de las Águilas Sangrientas no le hubiera parecido muy... marcial.

- Que la flota ponga rumbo a esa colonia.

Torbik no podía creer que teniendo la oportunidad de abastecerse, no pudiesen hacerlo, encontrándose en una situación crítica, tal vez el Ignis Prime no se había dado cuenta. Abrió comunicación con el Ignis Prime:

Señor no tenemos suministros, y estamos muy faltos de caballeros. Tal vez sea posible que tratemos de reabastecernos en este poblado planeta, antes de unirnos al resto de la Orden. Tardaremos lo menos posible, y si todo va bien, luego podremos ser de más ayuda.

Si da su permiso, intentamos abastecernos en el planeta. La Quinta queda a la espera de su decisión.

Quedaron expectantes a la espera de la respuesta del líder de la Orden.

Las Nyxides estaban bastante "frescas" comparadas con otras Compañías de la Orden pues no habían participado de una forma activa durante Hybris, por ejemplo.

En este momento estaban en mitad de un ritual clásico en la Orden y era el de el ascenso de los "novatos de la compañia" a caballeros de pleno derecho. Normalmente se hacía un juramento mientras que el capitán de la compañía encendía una antorcha y se la daba de fomra simbólica, como queriendo representar que ese novato podría ser algún día un oficial de la Orden. La capitana Ioma, vestida con una túnica ritual, estaba entregando la antorcha a las que habían conseguido sobrevivir a su misión en ese planeta cuando recibieron las órdenes de movilización.

-Si queréis podemos adelantarnos e intentar infiltrarnos para obtener información en lo que la Quinta recupera algunos suministros y tropas -la capitana decia a sus tropas que si ellas hubieran participado como se debe antes, no habrían perdido a dos compañías en la Perdición, pero eso solo lo decía a su compañía.

En la sala de mando de la Tormenta de Fuego se hizo el silencio. Torbik estaba discutiendo con Anaximand, y eso era algo bastante inaudito. 

Antes de que el Ignis Primus dijera nada, el Teniente Voldor intervino. - Señor, puede que la propuesta de Torbik tenga sentido. Las Águilas casi no salieron de la Perdición con vida. E hicieron un gran trabajo de evacuación. - Lo cierto es que la Quinta no había evacuado solo civiles, sino también a la Séptima. Eso era algo que los Incineradores no iban a olvidar fácilmente.

- Puestos a recuperar suministros y reclutas, podríamos hacer como ellos. - Añadió la Capitana Thorne, como si la idea se le hubiera ocurrido en el momento. Voldor contaba con la confianza del Ignis Primus, pero el apoyo de su Capitana no le vendría mal. No si contradecía a Anaximand. - Y además, a esa colonia piojosa no hace falta ir todos. Que vayan las princesitas de la Octava a echar un vistazo y que les acompañen los de la Décima, que se estuvieron tocando los cojones en la Perdición. Así espabilan.

Las palabras de Jaenedra tenían un tono burlón y desenfadado, pero Anaximand se dió cuenta de que calaban en el ánimo de los Caballeros presentes. Al fin, el Ignis Primus gruñó una orden. - Organícelo así, Capitana. Me retiro a mi cámara. Que nadie me moleste.

Todos se cuadraron al ver marcharse al líder de la Orden. 

Cuando todo el mundo volvió a sus quehaceres, Thorne dio las órdenes a la Octava y a la Décima. Después, se quedó hablando con Voldor. - Está más sombrío de lo habitual, ¿no crees?

Voldor asintió. - Le ha afectado el fracaso en la Perdición. Está pensando en imponer una Penitencia a toda la Orden.

Jaenedra gruñó. - Eso no sentará bien. 

- Está en su derecho. Es su prerrogativa hacerlo.

- Aún así. - replicó la Capitana. - Ya hay rumores, malestar. El Ignis Primus está jugando con fuego.

Voldor sonrió ligeramente. - La especialidad de los Portadores de la Llama, ¿no?

El Margrave de Henzagawa era un perro viejo en las lides políticas del Dominio y había logrado colocar a su sistema en un lugar privilegiado como proveedor del ejército, engrasando las manos adecuadas. Sus intereses sobre los suministros devoraban las arcas públicas como la carcoma, pero gracias a la intermediación del Ignis Prime de los Portadores de la Llama, tan cercano a la Iglesia Plutónica, el Margrave Robinoski* era visto como un amado benefactor y un patriota.

Era también típico de aquella comadreja enredar a las Órdenes en sus asuntos privados y al veterano Capitán Castelferro le parecía que acababa de suceder eso mismo precisamente delante de sus propias narices.

—Su ilustrísima ha tomado la tomado la inapelable decisión de intervenir en los asuntos del sector y la Viento Ardiente y las Nyxides han sido elegidas para ejecutar una misión. Dispongan por tanto de todo lo necesario para partir cuanto antes.

Cuando se quedó solo en su camarote, Aziz Castelferro se preguntó qué beneficio le reportaría esta vez al Ignis Prime utilizar a la Orden como ejército privado del gobernante y oligarca.

La Quinta no perdió el tiempo, no fuese a cambiar el Ignis Prime de idea, y se dirigieron al planeta para tratar de abastecerse.

No encontraron reclutas a la altura de entrar en la compañía, y eso que en momentos de necesidad extrema, los requisitos no eran muy altos. Pero al menos pudieron conseguir combustible para las aeronaves y munición para los bolter. Por desgracia les estaba costando mucho encontrar lo que necesitaban

Venga, rápido ir cargando las naves y repartiendo la munición. A ver si logramos pronto algo más de munición y combustible. Sigan buscando proveedores!

Estaban teniendo problemas hasta para conseguir los suministros básicos, y una operación rutinaria se estaba alargando más de lo previsto. Pero al menos, no estarían cortos de munición si es que tenían que entrar en combate. Aunque si podían evitarlo, mejor, continuaban en una situación crítica.

Fezzorn era una pequeña luna que orbitaba en torno a un gigante de gas en el sistema vecino a Henzagawa. Albergaba a los descendientes de la Liga de la Libertad Fraternal, un grupo disidente exiliado de ideología perniciosa.
Las relaciones entre Fezzorn y Henzagawa se reducían a un cierto tráfico de mercancías en ambas direcciones y naves de indeseables hacia Fezzorn.
Cuando los Portadores de la Llama llegaron al sistema encontraron a la flota de los Paladines Eternos bombardeando y saqueando Fezzorn.

El Questor Prime se cuadró delante del Ignis.
-Mi señor,  hemos descubierto... irregularidades en Henzagawa: los registros de producción y armamento tienen huecos importantes. Batallones enteros simplemente han desaparecido de los archivos. La producción real de las factorías de armamento no cuadra en absoluto con los informes. Hay varios sectores de la megalópolis cerrados y los registros de nacimientos y muertes están corrompidos. Alguien está desviando armamento y personal por motivos desconocidos. 

Al final iban a adelantarse o, tal vez, trabajar solas con la Décima, lo cual no las importaba mucho porque eran una Compañía bastante estandar en lo que se refería al uso de armamento y demás. 

-Bien, preparaos para las operaciones. No quiero combates de inicio, vamos a ver que ocurre y obtener información en lo que nos agrupamos todos. Si llegan tarde, daremos apoyo a la Décima como nosotras sabemos, atacando de forma rápida y contundente y desapareciendo de nuevo.

No había que decir mucho más, al menos hasta que llegaran a su destino en el que podrían encontrar cualquier tipo de cosa y que, por supuesto, tendrían que controlar cuanto antes mejor.

Cuando llegaron al sistema, todos los sensores saltaron de todas las formas porque, primero, había una orden de Caballeros en ese lugar y, segundo, todos los datos que tenían no eran válidos. Tenían que hacer algo para controlar la situación.

Anaximand había ordenado que nadie le molestara, pero el Questor Prime no era precisamente nadie. Sus noticias hicieron que el Ignis Prime frunciera el ceño y adelantara su mano. - Entrégueme esos informes, Questor Prime. - El líder de la Orden examinó la información que le entregaba el inquisidor. - Puede retirarse. Meditaré sobre esta información.

Mientras el Ignis Prime meditaba, los oficiales de la Séptima recorrieron el planeta en busca de suministros, tropas o cualquier cosa útil para reabastecer a la Compañía. Por desgracia, la Quinta Compañía ya había arrasado con todo lo que pudiera ser útil, y el material humano disponible era de una calidad ínfima. A dura penas servían como blancos para las prácticas de tiro, así que ni se les pasó por la cabeza tratar de reclutarlos.

Las Nyxides estaban al mando de la misión y eso era algo que a un veterano como Castelferro le hacía hervir la sangre. El Ignis Prime no perdía una sola oportunidad de humillar al capitán de la Décima compañía, un oficial condecorado, un héroe de guerra...

Para colmo, en cuanto aparecieron cerca de la órbita de Fezzorn, descubrieron a los Paladines Eternos en pleno bombardeo. Aziz Castelferro no daba crédito al descomunal tamaño del marrón que les había colocado el jodido Margrave. Estaba al borde de la insubordinación, pero no quería perjudicar a su camarada de la Octava. En su lugar, decidió tragarse el orgullo y abrir comunicación directa con ella.

—Capitana, le habla el capitán Aziz Castelferro de la Décima compañía. Eso que tenemos en nuestros radares es la flota de los Paladines Eternos y parecen decididos a tomar Fezzorn por asalto. Debemos ponernos en contacto con ellos cuanto antes, para evitar un malentendido y ¡para averiguar qué coño está pasando aquí, joder! —al final no pudo evita elevar el tono de voz—. ¡Cambio!

La pequeña flota de los portadores de la llama se vio rodeada de repente por tres cruceros clase Stigia con la heráldica de los Paladines Eternos:

-Aquí Roland Urg, capitán de la Durandarte II: Han entrado sin autorización dentro de los límites de Nueva Arkadia, el Feudo de los Paladines Eternos, Servidores de la Dinastía Kronos, Protectores del Tercer Cuadrante y Azote de los Enemigos de la Humanidad. Identifíquense inmediatamente o abriremos fuego. Cualquier maniobra no autorizada será interpretada como una agresión y castigada en consecuencia.

Los Paladines Eternos eran una Orden de Caballeros Espaciales con una larga y gloriosa historia: su señor, Nimrod Arcturus, era considerado uno de los grandes genios militares del Dominio (según a quién preguntaras). Habían participado en los mayores conflictos de la galaxia y salvado innumerables planetas. Además de su mundo natal, los Paladines Eternos extendían su influencia sobre un área del Sector Zarina equivalente a un subsector. 

Los reclutadores encontraron muy poco de valor entre la población de Henzagawa: la mayoría de los habitantes eran demasiado jóvenes o demasiado viejos para ingresar en los Portadores de la llama. 

Los almacenes de munición estaban casi vacíos. Aparentemente, había habido problemas de producción, inspecciones rutinarias de almacenes y operaciones de limpieza en todos los sitios a la vez. Una enorme coincidencia, al parecer.

Mientras los intendentes de la Orden descartaban un recluta tras otro, el Departamento Médico hizo un descubrimiento inesperado: las reservas de Poción Inductora estaban bajo mínimos. Una avería en los sistemas preservadores había arruinado los depósitos. Deberían volver a Purgatorio cuanto antes para sintetizar más.
Al mismo tiempo, el Ignis Prime Anaximand se vio asediado por un pequeño ejército de burócratas, diplomáticos y cortesanos enviados por el Margrave Robinoski. Entre los muchos tratados de colaboración y amistad eterna  entre Henzagawa y sus "hermanos Portadores de Luz" destacaba una solicitud de apoyo para una operación militar a gran escala con la que Robinoski pretendía poner a su planeta en el mapa de la galaxia nada menos que como capital de subsector. Aparentemente, eso pasaba por una disputa territorial con la Orden de los Paladines Eternos cuyas fronteras incluían un par de rutas espaciales esenciales.

La solicitud era un antiguo pergamino con el sello de un Hipercardenal Plutónico y la firma de Celestine "La Inmaculada", la antecesora en el cargo de Anaximand. 

Torbik no podía dar crédito a los informes que le iban llegando. Almacén cerrado, sin existencias, bajo inspección, material requisado. Aquello era increíble, llevaban dos días tratando de encontrar munición y combustible para las naves, y era de poquito a poquito como lo estaban logrando. Algo no iba bien en este lugar. Abrió comunicación de alta seguridad con la Séptima compañía:

Hay algo muy raro aquí, algo que no nos han contado pero que puede ser una amenaza inminente. No hemos visto a nadie en edad de ser reclutado, y nos esta resultado un trabajo enorme hacernos con munición y combustible. Esta claro que han hecho un esfuerzo bélico importante, reclutando a todo el que estaba en edad, y han acumulado todas las armas, munición y combustible del planeta. Tengan mucho cuidado, algo no cuadra.

De estar al completo la compañía habría sido imposible conseguir los suministros, pero en las actuales circunstancias, en unas horas ya tendrían la munición y combustible que necesitaban, eso si, tras patearse medio planeta. Arengo a sus oficiales y suboficiales para que continuasen su trabajo, muy duro en las actuales circunstancias.

Ya casi estamos, pero hay que conseguir más munición de calidad y combustible, aunque para ello tengamos que patearnos y rebuscar en todo este planeta. 

Luego en petit comite comento a varios de sus hombres de confianza:

Mantengan bien abiertos los ojos, y escuchen cualquier rumor. Aquí hay algo extraño, donde están las municiones? donde esta el resto de la gente? Es imposible que solo haya niños y viejos! A ver si de paso que buscan lo que nos falta, descubren algo que de respuesta a las muchas preguntas que nos estamos haciendo, desde que hemos pisado este planeta. Estén alerta, y preparados para cualquier cosa!

-Roland Urg de la Durandarte II, al habla la Capitana Ioma de la Portadora de la Verdad, representante de la Orden de los Portadores de la Llama. Hemos venido a investigar ciertos sucesos en este sector. ¿Qué está pasando?¿Por qué bombardeáis ese planeta?.

Mientras hablaba activó el protocolo Orfeo, una operación por la que podía intentar colar a unas pocas tropas de las Nyxides en territorio enemigo para desestabilizar y obtener información; pero ahora mismo no quería mandar a sus tropas a un planeta que era bombardeado, y enviarlas a la nave enemiga para que sabotearan era algo que podría ser peor al no poder salir de allí...

Necesitaba tiempo.

-Hasta donde nosotras sabemos esto es parte del Sistema Henzagawa y es parte del dominio, explicaos por qué esto es "Nueva Arkadia" y en base a qué tomáis potestad sobre este sistema.

La vida del ejército de burócratas del Margrave pendió de un hilo, a pesar de que estaban siendo exquisitamente educados y obsequiosos. Pero el Ignis Prime Anaximand comenzaba a fruncir el ceño (una visión aterradora). Por suerte, el Teniente Voldor logró echarlos a todos de muy buenas maneras, sin tener que recurrir a métodos más expeditivos y ruidosos.

Una vez solos, Anaximand llamó a la Capitana de la Séptima, a su escolta personal y al Questor Prime. Enarboló el contrato firmado por su predecesora. - Necesitamos determinar si este contrato es vinculante. No entraré en guerra con otra Orden si no es absolutamente necesario. Questor Prime, es hora de consultar el Código. - El Ignis Prime conectó el dispositivo de datos a la mesa del consejo y se desplegó el holograma con el contrato firmado para que todos pudieran examinarlo.

El Questor Prime examinó las palabras y reflexionó sobre algunos precedentes en la historia de los Caballeros Espaciales que pudiera darles alguna pista sobre cómo actuar.

En el puente de mando de la Afer Ventus la oficialidad esperaba ansiosa la respuesta de Roland Urg. Estaban en inferioridad numérica y existía un feudo viejo con los Paladines Eternos que databa de la época de las Guerras Civiles. Su situación era realmente comprometida.

—Capitana Iola, creo que debería avisar inmediatamente al resto de la Orden, antes de que estos hijos de perra tengan tiempo de bloquear nuestras comunicaciones —propuso Castelferro impaciente—. Estoy preparando a la Décima para cualquier eventualidad, pero necesitamos medios diplomáticos para resolver esta situación.

El alférez Yaombe, mientras tanto, consultaba los capítulos del Código de los Caballeros, en una búsqueda desesperada de antecedentes similares al caso presente: el encuentro de dos Órdenes con objetivos en conflicto...