Partida Rol por web

Drevlin notó la garganta reseca.

Miró de reojo a Eisid.

—DAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAMN!

>> Creo que necesito un Slurm...

—Creo que esta semana le toca a Epsi, ¿no?

La llamada nupcial de un macho de grillo frotando su órgano estridulante resonó en la Serendipia como única respuesta a la cuestión de quien era el encargado semanal de los suministros y el cada vez más escaso y demandado Slurm. Resultaba que era Epsi, así que una vez resuelta la logística más urgente, podían dedicarse al siguiente punto del día. Genial.

Era jueviérnoles, el día de la decana preferido por el Capitán. El día de HeroQuest, grandes aventuras en un mundo mágico. 
En esa caja de cartón sintético estaba guardada toda una vida de entretenimiento. Generación tras generación, aquel contenedor de erratas y fantasía había pasado de padres a hijos Huxley,  y pese a que hacía décadas que Neuro-Grounds ya implementaba en su extenso catálogo una versión suavizada y con cortinas en vez de paredes para  poder jugar sin peligro de bugs que dejaran la conciencia del jugador atrapada entre bloques sólidos del mapeado, lo que era un fastidio, a no ser que no tuvieras aprecio a tu cuerpo, o no te importara pasar el resto de eones como unos y ceros en un disco duro del satélite Cloud-Be-Bop con porno y juegos retro. En el mejor de los casos.

El Capitán prefería la versión clásica y sus míticas siete expansiones originales, cuando todavía había Fimirs cojonudos e imponentes y no la mierda de murlocks nenazas que vienen ahora y que no pegan en una mazmorra ni de coña.

La lata de Slurm del Capitán había desaparecido entre los muchachos, que se estaban repartiendo sus personajes pregenerados y cojonudos. 

- Vamos chicos, poneos de acuerdo, coño. Hoy toca "El suspensorio de Sir Ragnar". Una búsqueda a la desesperada en los terribles pasadizos de la Mazmorra de Lord Trujas. Se rumorea que esconde algún fabuloso artefacto, para nuestro mago-bruja-bruje... ¡Y de monstruo errante el Gurriato del Caos! Tres puntos de cuerpo, nenes... ¡Vamos, soldados, tomen asiento, cojones, que arrancamos!

Aparece la caja. Esa caja. Otras veces había arrugado la nariz al ver aparecer ese juego arcaico pasado de moda y había intentado escaquearme diciendo que eso era para viejos. Al final siempre me atrapaban y me tocaba jugar con el personaje ese insulso de la elfa que siempre me encasquetaba Drev, por no sé qué absurda manía. Pero la última vez, ah, la última vez me había hecho una promesa a mí misma: nunca más la elfa de las narices. Never again. 

Así que en cuanto veo aparecer la caja me muevo rauda. Tala y Drev debaten sobre la sexualidad del mago. O la maga. Me da igual, ese tampoco me gusta, que hagan lo que quieran con elle. Yo tengo claro clarísimo el objetivo, el personaje que me voy a agenciar hoy sí o sí. Esta vez no me voy a quedar frita en el combate, porque por primera vez voy a llevar el personaje que quería pillar desde el primer día. Voy a llevar al tío-cachas-hetero. Oh, sí. Fijo el objetivo sobre la mesa, alargo la mano y me hago con la ficha deseada en un movimiento de mangante consumada. 

—Me pido al pectorales —anuncio en voz alta, por si alguien no se ha percatado de que ahora es mío, mío, mío—. Con la espada vorpalina +4 y todo el equipo. Además, quiero ir al mercader y pillar un aceite para el pecho que me haga parecer bien machote.

Una sonrisa sibilina curva mis labios cuando miro a Acid y alzo las cejas. 

—Tú te puedes quedar con la elfa, campeón. —Sí, hay sorna en mi tono—. Te pareces a ella un poco y todo. 

Y ya está, apoyo los codos en la mesa a ambos lados de la ficha, con la lata de Slurm del capi justo delante de mí y expresión victoriosa. 

—Estoy lista para darle caña, capi. Creo que mi personaje —lo remarco con toda la intención— acababa de cortarle la cabeza a un perro del infierno, ¿verdad? Eso después de las setas alucinógenas. ¿Todavía estoy a tiempo de pillar al cabronazo que me las vendió? Hoy mi bárbaro se ha levantado con ganas de descuartizar.

- The ripper will not a-llow!

Terminó su parte y luego hizo "beatbox", tapando su "boca" a pesar de que no tenía glándulas de ningún tipo bucal ni salival como para hacer los sonidos húmedos varios y membranales necesarios para ejecutar el acto conocido como el beatboxing, simplemente emulaba sonidos de rap desde su propio sistema y fingía hacerlos tapado con su boca mientras su otra mano se agitaba repetidamente. Algunos de sus filamentos de Omnitool también hacían oscilaciones caóticas, etc., con esto, se sintió conforme, su alma de chatarrapero amateur estaba llenada, consumada, confligada, con-... Sí, estaba bien, era suficiente.

Epsilon-091 volvía a sus menesteres de operativo ingeniero y mecánico de la Serendipia-Dented, código S087-K-4.15₀₀₀₂₅, sin mucho más ni menos, colocándose su traje y ajustando su Ushanka y su banda alrededor de un ojo que solo tapaba, bueno, la luz que sí se veía de sus "parpadéos", siempre era consciente que no era un ser humano a pesar de buscar esa humanidad. Con esto, se vió ante dos interesantes factores.

Primero, a Capitán Huxley que seguramente a mitad de discurso o en el comienzo del mismo empezaría con algún desvío o tangente y acabaría la novena tangente con un "Sois cojonudos, todos", sobretodo porque al menos dos de sus tripulantes y subalternas no tenían "cojones" per sé y él mismo era un droide asexual aún con rasgos externos de un hombre considerada su programación. "Parpadeó" con sus luces ya fuera de su modo shitty rapper droid y se enfocó. Eso primero, este Slurm^TM debía ser una cosa importante si su reabsorción y recuperación era prioridad máxima. Él no podía consumirlo porque solo consumía energía pura para su batería. Parpadeó de nuevo.

Lo otro era el juego que al final el incansable de Drevrap (Otro más a la base de datos) forzó sobre todos, dicho de forma cómoda. Tala por supuesto que no aguantaría tonterías, por supuesto. Soltó algo como una "risa" ante su iniciativa y luego estuvo la piloto Eris. Oh, bueno, él mismo tenía ocupaciones, así que sentaría esta fuera, a medias.

- Epsilon-091 tiene casi completo el registro de suministros. Trabajará en ello y en el mantenimiento protocolario de la nave.

Sin embargo ellos pudieron ver que un pequeño pero decente panel holográfico ayudaría por encima con estadísticas y simulaciones, nada grande, al menos no para la CPU del droide. A medida que se posicionaba en el centro general de la habitación, manifestando sus multiples filamentos Omnitools para empezar a scanear a la Serendipia, sin embargo...

- Sin embargo E-91 asistirá como el familiar de Tala. Tala, úsame como veas, aportaré de tanto en tanto.

Con eso parecía lo que los humanos llamaban "arrogante" pero estaría presente en la partida mientras continuaba con los deberes que le correspondían, como si se jactara de su poder de procesamiento. Por otro lado, declaró.

- Panel de comunicaciones en línea. Asumiré las transmisiones debidamente en lugar de Drevlin.

Sí, había asumido el panel de comunicaciones por su cuenta de modo casual. De hecho, el scanéo standard de la nave solo requería sus omnibrazos y una única mano, y como ya había probado antes en la simulación hace un tiempo, podía hacer esto: Soltó una de sus manos y dejó que esta ayudada de uno de sus filamentos internamente se moviera y se apegara a Tala, simbolizando ser el familiar literal de la misma y cuando le tocara tirar los dedos con "su" brazo en autofunción.

- Analizando Serendipia...

Me golpeo el pecho con fuerza cuando Drev me pide confirmación de pectorales y después dibujo una media sonrisilla al escuchar que la bruja Lola había enviudado recientemente.

—Pues ven con el bárbaro Eisid, brujita, que te hace un apaño, ¿eh?

Pero… ¡pero qué cojones! La Eris me roba al puto bárbaro. Me cago en sus muertos. ¡Me cago en sus putos muertos!

—¡¡Pero qué puta mierda es esta!!

Agarro la miniatura de la elfa, la miro con asco y entonces la aplasto con mi mano hasta que la elfa se convierte más bien en una especie de feto de hobbit. Después, se la tiro a la cara a la Eris.

—¡Métete tu elfa por el coño, puta! ¿Me has visto cara de maricona? Pfff, pero si de todas formas… bah, pero si el juego este… pero ¡si esto es una puta mierda de todas maneras! ¡A tomar por culo ya, hossssstia!

Me levanto para pirarme de ahí, que les folle un pez.

—Yo me voy a la galería de tiro. ¡A tomar por culo, me cago en sus putos muertos!

Cuando Acid despachurró la miniatura de su musa élfica como si de un jodido dragón on steroids se tratase, Drevlin soltó un chillido espeluznante:

—¡NUUUUOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡Eisid! ¿¡Qué has hecho!? ¡La has...! ¡La has...! ¡LA HAS MATADO! ¡ASESINOOOOOOO!

El funkotriano rebuscó por el suelo los restos aplastados de la miniatura y la levantó con ojos llorosos, visiblemente afectado.

—_{Osssh... Ossssh... Con lo «potita» que era... Sniff...} 

El drama estaba lejos de finalizar, por supuesto. La elfa asesinada era una miniatura de coleccionista, como todas las que incluía la caja del HeroQuest de Huxley. Evidentemente, este dato solo estaba al alcance del Capitán y de su señor padre, que se las había visto y deseado para adquirir una de las últimas copias a su hijo de un contrabandista en el desértico planeta de Karsth.

Tala Aponi estalló en una maléfica carcajada. Una risa espeluznante, muy adecuada para el rol que desempeñaba en aquel juego absurdo de espadas de monofilamento y brujería psiónica.

La IA de la nave anotó en el cuaderno de bitácora el suceso, pues era la primera vez que los tripulantes de la Serendipia escuchaban reírse a la oficial médico.

—Hacía mucho que no me reía así. Joder, nena, qué reacción en cadena has montado. Solo por ver el careto de frustración de Spike ya te has ganado mi respeto —dijo mientras lanzaba un puñetazo al hombro de Nova. El puñetazo era una señal de camaradería, pero requería una segunda interpretación. ¡Menuda fuerza gastaba Aponi! ¡Le había dormido el brazo del golpe!

—Puto nenaza... ¿Tan machote eres que solo te corres si tienes un espadón en las manos? Menudo gallito tenemos en la oficina con el artillero —Se enjugó las lágrimas que le caían por las mejillas. Su risa había sido sincera y auténtica, desde luego. —Siéntate aquí si eres hombre, coño. Me he tenido que tragar tres, TRES jodidas sesiones con el puto mago en pijama y el bigote postizo. ¿Y tú no eres capaz de jugar UNA puta partida con la zorra de orejas puntiagudas?

Aponi había olido la sangre.

Drevlin clamó piedad. Alzó los brazos haciendo aspavientos.

—¡Su cadáver aún está caliente y la vilipendiáis como si no os importase nada! ¡Y quizás sea eso justamente lo que os importa! ¡PUES BIEN! ¡TENGO ALGO QUE DECIROS! ¡SOIS CRUELES Y JAMÁS ENGENDRARÉIS NIÑOS! ¡A LO SUMO, CACAHUETES! 

Drevlin se sentó a la mesa muy serio y situó en la casilla de salida a su adalid, el temible Kram-Joe, del clan Kataklammer.

—VOY A VENGAR A MI AMADA. 

>> HE DICHO.

Cogió la baraja de cartas de la mesa y empezó a hacer combo-breakers en su hiperactiva mente.

—Tu bárbaro acaba de matar a un perro infernal, por eso ahora tienes la ventaja Mataperrosinfernales —dijo a Nova, la Usurpadora de Identidades Roleras. —Pero yo acabo de comprarme el Yelmo Astado de Algernon, que me permite entrar en furia abrasadora tres veces al día. Ahora... Si a eso sumo mi hacha mágica KATAKROKERRRR y que tu personaje carece de torsión motriz para limpiarse el orto...

>> ¿Quién es más bárbaro ahora? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? —preguntó mirando fijamente a Nova a distancia de una portada de blockbuster veraniego mientras colocaba el cadáver de la elfa sobre la mochila de su enano.

Aquel funkotroniano tenía una misión.

Aponi volvió a carcajearse. Una vez más.

—Eh, Drevlin. No te pongas melodramático. Soy bruja. Resucitaré a esa elfa tuya. Será un bonito cadáver andante bajo mis órdenes —dijo con malicia, sonriéndole con picardía a Acid.

—¿No te hace jugar a mi esclavo no muerto, Spike? —ofreció el puño a Nova esta vez. Capaz era de arrojarla al suelo con otro jab.

—Eh, Capitán. ¿Queda algún otro personaje en la caja para el memo este?

Epsi, algo ajeno a la situación mientras comprobaba el estatus de la nave, conectó con la IA local: Cortana.

La Inteligencia Artificial se le apareció en su interfaz, agradable y sonriente como siempre. Cortana adoptaba la forma de una humanoide azul con un voz con un 85% de sexiness implícita. Un 1% más habría bastado para que la suavidad y el matiz atercipolado de su voz cobrasen una cadencia más propia de una veterana meretriz de algún recóndito burdel de Punk City, la ciudad con índice más alto por intoxicación por plomo de todo el cinturón espacial de la galaxia de Artemisa.

Las ventas del módulo AR de Cortana se habían disparado en las naves de la Flota Estelar por la innegable ayuda que suponía para asistir al piloto y al oficial del puente de mando, también por la liguilla de Trivial Pursuit que promocionaba entre todos los capitanes de la Flota, ya que Cortana tenía en su haber la base de datos más completa del juego en toda la galaxia.

Cortana tenía acceso directo a la práctica totalidad de los sistemas de la nave y esta programa para mantener y preservar el estado de todos sus tripulantes en óptimas condiciones, ya no solo a nivel físico, sino también anímico. Un ser de silicio diseñado para auxiliar a los héroes potenciales de la Flota en el siempre duro día del mañana.

—Saludos, Epsilon. ¿En qué puedo ayudarte?

>> Compruebo que estás efectuando una inspección estándar de la Serendipia. Te interesará saber que todos los sistemas funcionan a pleno rendimiento, sin incidencias.

>> ¿Quieres saber la pregunta del día?

De paso, Cortana interceptó una flagrante violación del Código del Jueviérnoles del Capitán, protagonizada por, quién si no, WARMARS.

Que diga, Acid.

Las puertas de la cabina de mando se cerraron súbitamente a un palmo de distancia del irritado artillero.

—Me permito recordarte [ACID SPIKE] que hoy es jueviérnoles. Hoy toca HeroQuest. Si lo deseas, puedo instalarte una alarma en tu calendario personal para que no eludas esta importante festividad instaurada por [EL CAPITÁN HUXLEY]. 

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Ver el berrinche del capullo me llena de una satisfacción malsana, como contemplar a un crío pataleando en el suelo, y solo le respondo con una mirada maliciosa y una sonrisilla. Ni siquiera me importa que espachurre la miniatura de la elfa o que me la tire. Tiene puntería, pero está tan cabreado y la elfa tan deformada que ni me duele. Y aunque lo hiciera, habría valido la pena. 

Lo que sí duele —y bastante—es el puño amistoso de Tala, que me deja el hombro dormido de la hostia que me mete. 

—Auch. 

Me froto el golpe mientras la miro, divertida. Su risa resuena en la nave con un sonido único y especial que no había sido oído nunca antes en este cuadrante estelar. Mi sonrisa se tuerce, incluyendo a Tala con complicidad y le hago un gesto con las cejas, encantada al ver que Acid está dispuesto a pirarse. No seré yo la que lo eche de menos, ni tampoco tengo ninguna intención de recular para que se quede. Ni hablar, colega. El tío cachas ahora es mío y punto. 

La épica promesa de venganza de Drev me hace reír. Es que es muy gracioso el jodío alien, hasta cuando se pone serio me da la risa con él. Pero tras la risa, lo miro entrecerrando los ojos y pongo mi mejor cara de bárbaro-machote-hetero. 

—Ten cuidado conmigo, enano. Si quieres que miremos quién la tiene más larga te aseguro que tu hachita no le llega ni a la empuñadura a mi vorpalina. 

Le choco el puño a Tala, antes de que se le escape y me meta otra hostia mortal. 

—¡Eh, Spike! —Suelto una carcajada—. ¿No has pensado que si llevas a la elfa te puedes tocar las tetas a ti misma? Para una vez que puedes tocar unas deberías aprovechar.

Me estoy regodeando, qué quieres que te diga. Las está dejando listas para el home run y es imposible no batearlas. Pero al final mi atención vuelve al capi, esperando a ver si empezamos o qué. Ahora que por fin tengo el personaje que quería, sí que tengo ganas de jugar.

- ¡Tú... tú!- Huxley miraba a Acid, realmente encabronado. Se había erguido, y por su mirada parecía que iba a saltar sobre la mesa para coger a Spike, ponerle sobre sus rodillas, bajarle los pantalones y ponerle el culo como un tomate de ramallet.

Las rabietas del artillero eran toleradas por la tripulación, especialmente las féminas, con una mezcla de voluntad, resignación e imperativo legal, pero esta vez había llegado demasiado lejos. La miniatura de plástico que acababa de chafar no sólo era una rara pieza de coleccionista atesorada por la familia Huxley durante generaciones, sino que, por una improbable confluencia de coincidentes sucesos, ajenos a Huxley y sus muchachos, de esa figurita de poliestireno rojo dependía el futuro de aquella nave y, muy posiblemente, sus propias vidas. 

Pero eso es otra historia.

Huxley calló lo que parecieron minutos, horas incluso; quizá pensaba en la forma de hacer entender a Spike lo capullo que era, o en sus pimientos de Padrón. Esas carnosas delicias eran otra de las debilidades del Capitán, que haciendo acopio de temple volvió a referirse a su joven subalterno, esta vez más tranquilo.

- ¡No tienes ni idea de lo que acabas de hacer, capullo!.¿No quieres a la elfa? Pues demonios, muchacho, dígalo. Queda otro personaje, de la expansión "Gnome Quest Pack", pero chico, si no te gusta la elfa cojonuda, el que queda no sé yo... ¿Prefieres dirigir tú la partida, chico? ¿Eso haría que se te pasase el enfado y volvieras a respirar otra vez?

Huxley buscaba en la caja el último de los personajes, el menos utilizado. Era una gnoma con tres coletas y voluminoso trasero, que sostenía una especie de pequeño instrumento musical entre sus manos regordetas. En la ficha se podía leer "Cicuta, bardo y costurera. Animalista, ecologista y espiritual. Arma principal: La luz de su corazón en forma de melodía. Arma secundaria: Té demasiado caliente. Nivel 0". 

Parecía que a Acid no le iba a quedar más remedio que jugar con los demás. Podía elegir, eso sí, entre hacerlo con aquella pequeña bardo desconocida, o adoptar el papel del Malvado Trujas, es decir, el Master.

De todas formas, lo más probable era que estropease la partida igual. 

—¡Que te jodan a ti también, puta! —le grito a Aponi mientras le enseño mi dedo corazón bien estirado.

Estoy a punto de salir por la puerta cuando la puerta se me cierra y la maldita máquina empieza a soltar mierda por la boca, digo, por los altavoces. Su puta madre.

—¡¡Mira, me cago en Diosssss yaaaaa eeeeh!! ¡¡CORTANA Y SU PUTA MADRE!!

Paso olímpicamente de las intervenciones de Drevlin y la Eris, el uno por dramático y la otra por cabrona. Que les den, me cago en todo lo que se menea. Sin embargo, la intervención del capitán me clava en el sitio. Cojones, incluso me hace tragar saliva por un momento. Ese capitán puede ser capaz de mostrar un buen par de cojones con poco, maldito.

Lo miro con el ceño fruncido, pero con curiosidad, cuando propone que dirija yo la partida.

—¿Diri… dirigir? ¿Yo? —pregunto con un poco de desconfianza mientras me llevo una mano al pecho, señalándome.

En ese momento, mis labios se empiezan a curvar en una sonrisilla malvada y me voy acercando de nuevo a la mesa.

—¡Buah! —exclamo dando una palmada—. ¡Venga, venga! ¡Vamos allá!

Tomo asiento de nuevo y cojo la pantalla del director para tapar no se sabe muy bien qué, porque yo no tengo apuntes ni mierdas de esas, me la pongo delante porque es como la puta corona, ¿me entiendes? ¡Ahora manda Acid, cojones!

—Acid in da house, madafakaaaaas!

Me ha cambiado el humor, joder, ¡me los voy a follar!

—Bien, estáis en los pasadizos de la Mazmorra de Lord Trujas y entonces aparecen quince gárgolas gigantes tirando fuego por el culo, cabrones. —Me descojono con una carcajada inmensa—. ¡Vamos, hijos de putaaaa! ¿Ahora qué, eh? ¿¿Ahora qué?? ¡¡Estáis bien jodidos!!

Huxley soltó una tremenda, solitaria, inesperada carcajada.

- No, no - dijo, lagrimeando su risa- esto no funciona así, muchacho.

Empujó pesadamente sobre la mesa de juegos reversible el grueso manual del juego, un libraco infame encuadernado en cuero cultivado del grosor de la cabeza del artillero, donde venían los mapas de la Campaña, tablas, datos, incluso un mapa interactivo holográfico desplegable y cojonudo.

De la música se ocuparía el bueno de Epsi, seguramente, que sólo estaba efectuando un par de tareas y le quedaba procesador para unas cuantas más. 

Aponi podría haber lanzado una mirada asesina a Acid y arrojarle uno de esos icosaedros de aspecto mortífero a su cráneo de chorlito, pero su mirada iracund se clavó en el Capitán Huxley.

—¿Pero qué puta mierda es esta? ¿Este mamón descerebrado le aplasta una de sus jodidas miniaturas de esas que usted está siempre diciendo que tienen un valor acojonante y sentimental y bla-bla-bla y ahora lo asciende a Pirado del Calabozo de su juego? ¿Así, sin más? ¿¡Para eso llevo aguantando seis putas semanas al jodido mago travelo!? Con el debido respeto, Capitán...

«Con el debido respeto...». Fórmula empleada magistralmente por Tala Aponi para advertir de que una daga verbal se aproxima a tu corazón a velocidad de la luz.

—...Métase su jodido juego por el culo. No cuente conmigo para otra mierda de estas. Coño.

Hay miradas que abren la puerta a todo un mundo interior.

La mirada de Aponi decía que todo el respeto que la oficial médica pudiese tener por Huxley -que podría calificarse como dudoso- se había evacuado por el sumidero algún lugar poco higiénico, pero cósmico.

Aponi no se olvidó de Acid, por supuesto. Para él tenía munición dum-dum.

—Que te la mamen tus quince gárgolas, chuloputas. Reza para que no me haga Capitana, maricón. Pediré expresamente tu traslado a mi nave. Y entonces vas a memorizar cada una de las letrinas. Te lo juro aquí y ahora.

Habría añadido un sutil detalle enfático, pero Aponi era hija del programa Génesis. No tenía ese privilegio estúpido. Ella no podía jurar por su madre.

Aponi parecía más que dispuesta a dejar plantados a todos y a darse el piro a la enfermería con Epsi, pero algo sucedió.

Una mano funkotroniana la agarró de la muñeca.

Drevlin, concentrado en las cartas de equipo y en el campo de batalla subterráneo que dibujaba el mapa sobre la mesa, habló con mucha calma, su mano aferrada a la muñeca de la médica.

—Tala, no te vayas. Siéntate con nosotros. Por favor. Necesitamos tu magia de fuego. Sé que estás enfadada, pero Nova y yo no podremos hacerlo sin ti.

El funkotroniano movía los labios a gran velocidad pero no emitía palabra alguna.

Estaba pensando.

Miró a Nova. En sus ojos bullía la emoción incomparable que se experimenta ante las puertas de un gran desafío estadístico.

—Observa esta figura —alzó la miniatura de la gárgola. Era tal la tecnología de la pieza que hasta rugía al contacto. —Mira su base. Solo cabe una por el pasillo. Tú y yo podemos bloquearlas y luchar contra ellas una a una mientras Tala calcina a las que quedan atascadas detrás.

El funkotroniano miró a Acid y sonrió con malicia. Y astucia. Y algún truco terriblemente sucio.

—¿Te da el presupuesto para tener quince gárgolas en tu mazmorra, Lord Chufas? Eso quiere decir que has esquilmado a muchos nobles de la región de Alurnia. Además de matar elfas te gusta la usura, ¿eh? Ven con todo, asesino. ¡VAMOS! Tengo un hacha que lleva grabada tu nombre. Por cierto, hablemos de negocios: ¿Cuánta experiencia son quince gárgolas, Capi? Da igual, no me lo diga. No hago esto por oro. No hago esto por puntos de experiencia. Hago esto...

>> ¡POR EL PODER DEL AMORRRRRRR!

- Me tenéis hasta los huevos, Tala, Spike, los dos.  Os voy a contar una historia y quiero que me escuchéis con atención. Luego podéis iros a tomar por el saco donde queráis y ocupar vuestro tiempo libre como os salga de los cojones.

- Un padre y un hijo iban con su burro a venderlo a la ciudad, desde su granja en el campo. Hacía un calor de mil demonios, muchachos, era una mañana de verano en aquel lugar mitológico llamado Castilla de esas que cae fuego del cielo, no literalmente, como en el planeta Txurrasco-brasa-siete, pero bastante jodido, sí. El caso es que iban los dos haciendo su duro camino con el animal que pensaban vender. ¿Me seguís, soldados?. Acid, muchacho, no se le ocurra joderme el manual también.

-Los primeros aldeanos que se encontraron, unos labriegos sudorosos apostados a la sombra junto al camino, les increparon y se rieron de ellos. "Mira que dos hombres más tontos", decían, "Ahí van caminando con la calorina en vez de subirse al burro"; el padre entonces le pidió a su hijo que montara a lomos del cuadrúpedo, no se fueran a reír de ellos otra vez.

- Continuaron así su camino hasta que volvieron a encontrarse con otro grupo de gente, esta vez una peligrosa y aquilina bandada de beatas, que comenzaron a increpar al hijo por ir cómodamente sentado mientras su viejo padre había de hacer el duro y pedregoso camino a pie. Fue ahí donde el padre, que no quería que abochornaran a su vástago, le mandó a este descabalgar para así ocupar él su lugar y continuar el camino a la ciudad. Y así siguieron. ¿Se aburre mucho, Tala? Ya queda poco, no tema. 

- El siguiente grupo de desagradables lugareños que les salieron al paso, unos estudiantes de leyes jubilosos y suspensos, no tardaron en dirigirse al padre con insultos y de manera despectiva. "Hay que ver, ¿Qué clase de padre va cómodamente en el burro mientras su pobre hijo camina penosamente bajo este sol de justicia? No hay derecho". Cansado de reproches y vituperios, el hombre montó sobre el animal, detrás de su hijo, para que ninguno de los dos tuviera que ir andando.

- Entonces, llegando a la ciudad, ambos jinetes y su entrañable montura se dieron de cara con un grupo de ecologistas animalistas véganos transgénero y bastante agresivos, que por poco les propinan al atribulado padre y su obediente hijo una gipsy paliza, en parte por la agresividad innata a este colectivo, en parte por ir los dos montados en el pobre burro vulnerando sus derechos de una manera flagrante. Según algún decreto ley o algo, claro.

- En definitiva, muchachos, no sé si me pilláis o no. No estoy aquí para ser juzgado, ni yo ni mis actos. Y menos por los dos miembros más problemáticos de esta nuestra cojonuda tripulación. No tengo que hacer caso a ninguno de vosotros, ni ganarme vuestra admiración ni ser amigo vuestro. Sólo asegurarme de que hacéis vuestra labor. Vuestro puto trabajo.

- Soldado Aponi, ¿de verdad desea ser Capitán?. ¿Se piensa que es tarea fácil, hija?. ¿Que no va a tener que lidiar con capullos como este?.  ¿Cree que tendrá contento a todo el mundo? ¿Que siempre podrá ser justa?. El debido respeto es otra cosa, hija, no mandar a su Capitán a meterse nada en el ojete. A partir de ahora está rebajada de actividades lúdicas, puede abandonar el grupo de juego y disponer de su tiempo.

- Soldado Acid, me reservaba esta charla para más tarde, en privado, pero vamos a dejarlo todo claro. Nos acaba de demostrar a todos lo muy necesitado que está de nuestra atención. Todos estamos teniendo paciencia, chico, eres un miembro valioso de este equipo, pero está empezando a hacerme el trabajo bastante difícil y a dejar de ser rentable. No sé si me explico. La figurita que has chafado es prácticamente imposible de reponer, y me has tratado como a un idiota. A partir de ahora te quedan tres strikes, hijo. Tres y ni uno más. Creo que es más que justo. 

- Ahora, si no tenéis nada más que decir, me gustaría dejaros de ver la cara a los dos por hoy. ¿Haríais eso por vuestro viejo Capitán?. El gazpacho está muy bueno, pero si te pasas es pesado. ¿Qué iba diciendo? Ah, sí, que sois un puto gazpacho cabrón que me ha dado acidez y me ha jodido la tarde. Iros a la mierda, muchachos.

- Y ahora pongo la canción que me sale de los huevos. Sois la hostia, muchachos. Cortana, puedes abrir la puerta cuando quieras. 

Nulo y apenas poco interés en los problemas de las bolsas de carne, los meatbags, término que aprendió de sus amigos chatarraperos por supuesto, y que ya conocía antes pero no había aplicado excepto para momentos como este en particular. Podía indicar con vectores e indicadores precisos las "culpas" y los sucesos legítimos, pero Ecuación Humana o no aplicada, no era lo suyo el gestionar nada de eso ni evaluarlo, y Cortana por supuesto repicaba en el eterno mensaje que este universo le dejaba: "Epsi, tío, eres un puto inútil que no forma parte de esta historia, a tirar por culo, arrojarte por la escotilla a lo Among Us ni te va porque eres inmune al vacío del espacio, sé la chatarra que debes", y él... Pues lo tomaba como era, como la verdad indudable.

- Comprendido, te agradezco, Cortana. De todos modos peticiono un a esquemática para revisar en pos de posibles mejoras y adaptaciones. Gracias de nuevo.

Con ella hablaba como hacían los humanos, los meatbags mismos entre sí, al ser una de los suyos propios, como lo era Tala igual, si bien ella tenía de bolsacarne pero menos. Siguió haciendo las gestiones y entre consideraciones aquí y allá, viendo los número y haciendo un trabajo que poco debería tomarle pero al final era... Lento. Estaba más enfocado en ver hasta qué punto podía dividirse. ¿Podía enfocarse en su propia consciencia en el panel que le "pidió prestado" a Drevlin? ¿Podía sacarse otro brazo y hacer otra cosa más? ¿Podría además meterse en otros datos mediante Cortana? ¿Qué tanto  era tanto? Si era una puta herramienta sin corazón, pues a serlo a tope, al máximo.

Pero entonces algo cambió ese ensmismamiento en el que estaba. La voz del Capitán, primero cabreado actuando como un saco de tripas, vulnerable, débil, inferior, pero luego... Iluminado, noble y con un segmento simple que Epsilon pudo "imaginar" y simular perfectamente en su mente. Si Cortana quería echar un "ojo", con gusto. Al escuchar la historia... Paró. 48% de gestión de inventarios completada. Se levantó sin decir nada excepto asentir hacia ninguna parte.

Tala sintió como el brazo que le pegó entonces se le empezó a desacoplar y "caminó" hasta subir y volver a Epsilon el cual lo tomó con su otro brazo encima, se lo pegó y logró lo más cercano a tronar "articulaciones", conexión en su brazo puesto de  nuevo y un hidráulico sonido sci-fi típico de maquinaria y cromo sonando. Hizo el gesto del "hombro" aunque innecesario pero deseado de hacer y soltó un "Uhh, ahí", leve, para luego ponerse de frente al Capitán Huxley, ahora de nuevo frente a todos.

- Capitán. Epsilon-091 indica que su historia le ha conmovido, y que quisiera saber si hay un final después. De no haberlo, lo acepta.

Asumió posición marcial, nada menos... Y se sentó en la mesa, ya sea al lado de Tala o donde pudiese. Escaneó la figura de la elfa dañada y la replicó holográficamente a la perfección además de analizar cada molécula de sus composiciones, posiciones de partes y demás.

- Chance de refabricar figurilla: 98.5%, muy alta. Tomará tiempo y uso de materiales distintos pero es viable. E-91 indica que gustaría de participar de esto si aún es posible, debidamente, y si se puede esperar a dicho para ir a terminar los inventarios en pro de reabastecernos con lo requerido, Slurm y otros suministros, proceso que ya por la mitad aproximada, señor.

Una vez dicho eso. Reparó en volver a terminar los inventarios.

Tenían algo que él no y eso le hacía buscar eso que tenían, Huxley le había recordado eso como le había recordado que él mismo no era Capitán por las pelotas, sino porque había demostrado carácter, humanidad a tope, y que todos los demás igualmente. Drevlin en su valentía y astucia, Acid en su proactividad y eficiencia, Nova en su dedicación y habilidad, Tala en su sacrificio y pragmatismo, todos ellos.

Tocaba servir de algo, después de todo.

Mis ojos se van moviendo de uno a otro según hablan y vuelan zascas por aquí y por allá. Pim pam, pim pam. Están cabreados, efervescentes, pero a mí la sonrisilla no se va. El capi se enfada con el capullo, pero le ofrece su libraco tocho asesino, no sé si eso es un premio o un castigo. Tala parece pensar que un premio, pero yo no me leería esa mierda ni borracha, la verdad. Pim pam, pim pam.

Y por medio, Acid intenta jodernos con unas mierdas de gárgolas. 

—¡Ja! Me descojono de tus gárgolas de mierda. —Es verdad, he soltado una carcajada y todo.

A ver, que yo sé que en el fondo, ahí muy profundo, he sido la artífice activa de todo este lío, para luego desentenderme como si no fuera conmigo. Pero es que me la suda. Todos tenemos derecho a elegir personaje, joder. No me da ninguna pena la elfa sosainas espachurrada, qué quieres que te diga. Además, su espachurramiento ha servido para que le caiga un buen sermón al capullo. Todo perfecto. 

Solo dejo de mirar a los que se cabrean para prestar atención a Drev. El pobrecillo aún se cree que vamos a jugar a la mierda esta. 

—Claro, Drev. Además, si la bruja Lola te echa el hechizo de Agrandar machote podrás tanquear conmigo mientras machacamos.

¿Para qué le voy a quitar la ilusión yo? Que se la quite otro.

Pero mientras el capi termina de soltar la chapa ya estoy jugueteando con la miniatura del bárbaro entre los dedos. Este no vuelve a la caja, no way. Me lo voy a llevar conmigo a mi cuarto, no vaya a ser que en la próxima partida se me adelanten. Ni de coña, nanai. Al cajón de los cachivaches que va. Cada vez hay más cosas ahí dentro y algunas no sé ni por qué las cogí. En estas semanas ya he juntado varios tornillos, unas pinzas láser para recortar perillas y bigotes, un mechero de esos que encienden hasta en el espacio, unos cromos de un deporte arcaico, un par de fusibles, un bisturí y unos cordones de botas fucsia. Y ahora, una miniatura de bárbaro con pectorales. Pequeños tesoros, vaya, que una nunca sabe cuándo pueden ser útiles. 

Cuando el capitán me planta aquel libraco infame delante de la cara mis ojos se abren en señal de que me han dado por el culo. ¡¿Pero qué jodida estafa es esta puta mierda?! ¿¿Un puto libro??

—¿Pero qué puta mierda es esta? —digo exactamente en el mismo momento en que Aponi pronuncia palabra por palabra la misma frase.

Me detengo ahí y me fijo en la puta verborrea de esa zorra. Una sonrisilla empieza a nacer en mis labios al ver rabiar a esta cabrona e incluso estoy a punto de decirle a Drev que no le haga caso y la deje irse, cuando el capitán alza la voz. Me cago en mis muertos. El tío se pone hablar de no sé qué mierdas de burros, un padre, un hijo y unos putos paletos que les dicen cosas. Esto debe ser una bronca de las buenas y tochas si tiene que dar tantos rodeos, ¿me entiendes? Al final del todo por fin dice algo que entiendo: que me quedan tres strikes.

Joder, ahora mismo lo que necesitaría es un buen chute de polvo de estrellas o, en su defecto, un buen polvo del otro. Me cago en mis muertos, me ha ido a tocar en la nave con las dos tías más muermo y monjas de toda la puta flota estelar y ahora no tengo ni polvo de estrellas ni polvo del otro. ¡Eso es! ¡Joder! ¡Un momento!

Me pongo en pie y en firme, hago un saludo marcial a Huxley y le digo:

—¡Sí, capitán! ¡Entendido, capitán! ¡Yo me puedo encargar de los suministros, señor! Hacen falta muchas cosas y creo que no estamos lejos del sistema Tripi-LSD-25, en el cual será posible recargar todo lo necesario para la tripulación.

A ver, aclaremos una cosa. El sistema Tripi-LSD-25 es un buen lugar para recargar de todo, así es, pero es que también sé con absoluta certeza que es un lugar en el que se puede conseguir uno de los mejores polvos de estrellas de la puta galaxia. Me cago en mi puta calavera, si vamos a ese lugar, seguro que podemos conseguir el jodido…

—¡Slurm, capitán! ¡Conseguiremos el jodido Slurm! Tengo en ese sistema algunos contactos. Ya sabe, contrabandistas, ¿me entiende? Las relaciones «comerciales» —digo alzando los dedos para señalar las comillas— entre Ypsilon-5 y Tripi son buenas, son muy buenas, sí, señor.