Partida Rol por web

Lunes 25 de Junio del año 2012 de la era de Dick.

11:53 am

Tras aceptar la misión de encontrar las 10 cartas Magik del Powerpack de Krad el Zurdo, 5 valerosos Narizones se encomendaron al rescate de tan ilustres naipes, con el fin de hacer resurgir aquel mítico juego que tan popular fue en la decada de los 90.

Es por ello que tras estar con el departamento de camuflaje urbano, se encontraban ocultos en el interior de una bolsa de golf, en la zona de descarga del espaciopuerto de Malaga. Si sus informes eran correctos, estaban tan solo a unos centenares de metros del cubil de la Resistencia, al que se accedía por unos servicios de señoras cuya ubicación desconocían. El único problema era que los astutos encargados de camuflaje urbano habían cerrado la bolsa con un candado bien gordo para que nadie la abriera al azar y les descubriera. Si, el candado estaba por fuera, por supuesto.

Y allí se encontraban nuestros aguérridos narizones, embutidos como una vulgar morcilla de arroz, con el armamento clavado en los riñones, el cuchillo de asalto que como se movieran les saltaba un ojo y la anilla de la granada entre los dientes. Y por supuesto una enorme piedra de 200Kg-s metida con ellos dentro de la bolsa.

- Hrum...Esto no es lo que yo me esperaba como "viaje a Málaga" -susurra Sergy-.

En fin, yo diría que ya hemos llegado. ¿Votos en contra de rajar esta asfixiante mortaja a cuadros escoceses?

En un alarde de inteligencia, Curt reune el escasio aire del interior de la bolsa y le susurra al oido a Patxi: Ahí fuera he oido que dan vasos de txikito gratis. Pero creo que a ti eso no te va... Intenta girarse para parecer más dramático y consigue darse con el codo de Joskins en cierta zona de su viril anatomía. ¡¡¡Me cago en Dick!!! Intenta ahogar el grito con lágrimas en los ojos.

-Esto está más prieto que mi faja despues de comer un chuletón.- comenta Patxi, cuando escucha en su oreja un susurro que dice...

Susurro:

-Cauenzotz ¿Txikito debalde? ¿Dónde?

Patxi empieza a revolverse como puede en la estrecha maleta haciendo fuerza para salir a por su txikito gratis.

Tras escuchar las palabras de Curt, un inquebrantable vasco decidió que la ocasión de poder beber Txikitos por toda la geta no se podía pasar por alto y haciendo gala de su titánica fuerza legado de los Basajaunes de Amboto, comenzó a retorcerse dentro de la maleta de golf con el honrado proposito de liberar a sus nuevos compañeros de fatigas.

Las fuerzas se unieron en una sola dentro de la maleta y todos pudieron sentir la resistencia del tejido del improvisado habitáculo en el que se encontraban, que ahora estaba mas tenso que la tela de los gayumbos de Nacho Vidal. Mas de 200kg de armamento se clavaban en todas las partes del cuerpo de los pasajeros de tan extraño medio de transporte mientras el fornido vasquito seguía ejerciendo presión por todos lados.

Finálmente, el sonido de tela rasgándose y cremallera rompiéndose dió la señal de que Patxi había conseguido cumplir su cometido. Pimero todos tomaron una bocanada de aire fresco procedente de la terminal del espaciopuerto al tiempo que un rayo de luz iluminaba el interior de la maleta. Pero eso solo duró una fracción de segundo. Luego, todos se encontraban volando en todas las direcciones junto con su armamento y la piedra de 200kg de Patxi que se estampó contra una máquina de Dick-Cola, esparciendo su contenido de latas por el suelo del espaciopuerto.

-¡Pero pero pero! ¿Que es esto? ¡Esto es Dick-Cola!- afirma inteligentemente Patxi cogiendo una lata de Dick-Cola que ha caido jnto a el y en la que se puede leer claramente Dick-Cola- ¡Esto lo hacen con el agua cochina de la ria! ¡No como el vino de txikito, que viene de la deliciosa uva de Haro!

Patxi se levanta intentando no resbalar con ninguna lata y busca con la mirada a sus compañeros, más que para ver si están bien para ver quien le ha dicho que había txikitos si no es verdad.

-Joder, pero que brutos sois, leñe.

Joskins se frotaba el tullido cuerpo después de la última demostración de poderío físico de Patxi. En su mente todavía podía a ver al vasco lanzando el pedrusco de marras como si fuera un obús. Solo esperaba que no se hubieran enterado en todas partes de que había explotado la máquina.

Se levantó y estiró las piernas, luchando contra los calambres sin ningún éxito y se arrastró como pudo hasta una de las latas de Dick-Cola para rehidratar el cuerpo.

Echó un vistazo alrededor intentando ubicarse a medida que sus ojos se acostumbraban a la nueva iluminación. Eso de ser de la Resistencia era más duro de lo que había imaginado.

A medida que se comenzaban a recuperar y a darse cuenta del lugar en el que se encontraban buscando con la mirada al resto de sus compañeros, se percataron de que alguien había visto toda la operación de salida del interior de la maleta.

Uno de los encargados de las maletas cuya cara delataba que había sido testigo de todo el proceso de llegada al espaciopuerto, les miraba con cara de asombro desde una posición varios metros alejada de ellos.

-Que jodio es el Overbukin ese de los huevos eh? mira que meternos en esa bolsa porque no habia plazas en el avión...

Exclama Paco disimulando SUTILMENTE

El encargado de las maletas se rascó la cabeza interrogativamente al escuchar el comentario de Paco, pero no hizo ninguna pregunta. Su trabajo en el espaciopuerto le había hecho ver cosas de lo mas extrañas (es lo que sucede cuando trabajas en un sitio de tráfico intergaláctico) y aunque era la primera vez que veia algo como lo ocurrido, cosas mas raras había visto surgir de las maletas de los viajeros. Y es que la tecnología alienígena podía ser muy desconcertante.

Le escucharon hacer una llamada por un telecomunicador personal para que alguien viniera a arreglar el desperfecto de la máquina de bebidas y decir algo parecido a si, que vengan los de la limpieza. No tranquilo, no ha sido cosa de ningún Tremolano del Subsector 7, podeis dejar el cubo para recoger babas allí.

-¿Como que no había plazas? Pero si hemos venido ahí metidos por que...- en ese momento las miradas de los demás hacen saber a Patxi que es el momento de callarse- ¿Por que me mirais así?

Entonces repara en el maletero.

-Oh... vaya...- se acerca a su piedra y la coge al hombro- ¡Perdona mutil! Ya nos íbamos. ¿A que sí?- pregunta mirando a sus compañeros.

Curt, aplaudiendo a la inconmensurable fuerza de su colega vasco, se acerca al encargado de las maletas y le susurra: ¿No te importaría decirles que traigan también un helado de fresa y un vaso de txikito tamaño cubo de fregar? Es que con el viaje estoy medio mareado y mi colega tiene sed... Le desliza en la mano un billete de 10 MegaDicks.

- Usted perdone a mi compañero - apostilla, tan rápido de reflejos como lento de velocidad aeróbica, Sergy- El caso es que todavía no hemos visto ningún lugar para cambiar nuestros MegaDicks por Marshalitos, espero que no le importe. Por cierto...¿los lavabos?

El joven miró con cara rara el billete de la mano y se lo devolvió a Curt sonriente al oir el comentario de Sergio.

-Pueden encontrar una máquina de cambio al lado de las puertas de salida del espaciopuerto, están allí situadas por que siempre hay a quien se le olvida cambiar algo de dinero en la aduana y así no tiene que volver atrás. En cuanto a los lavabos, tienen unos allí mismo -señaló con el dedo unos metros mas allá de donde se encontraban en el enorme pasillo abarrotado de alienigenas y algún que otro ocasional terrícola que recogian sus maletas.

Joskins se acercó hasta donde Curt estaba situado y tiró de él disimuladamente hacia atrás.

-¡Gracias! Ya nos vamos, que perderemos nuestra... conexión -añadió poco convincentemente.

Miró a Patxi e intentó guiñarle un ojo sin éxito alguno. Nunca había conseguido guiñar el ojo pero no se daba por vencido.

Patxi comenzó a seguir a Joskins hacia el baño piedra en ristre.

-¡Eh Joskins! ¿Por qué me haces ese gesto tan raro con el ojo?