Partida Rol por web

Johhny entró en la bahía de carga, para juntarse con el equipo que iba a ir en la lanzadera.

- Bien,¿dónde está esa lanzadera? - cuando antes se familiarizara con ella y sus mandos, mejor.

En aquella ocasión, tal vez a causa de haber sido derribado por de Alba, el doctor no fue lo suficientemente rápido para evitar las estocadas que el gorn seguía repartiendo sin importarle lo que le decían o que incluso estuviesen sujetándolo. Así pues, la hoja del gorn mordió finalmente la carne del doctor, provocando profundas y dolorosas heridas al tiempo que por la fuerza de los golpes era impulsado hacia atrás contra las jaulas.

Maldito estúpido…- pensó débilmente Griffin antes de que la oscuridad se adueñase de su mente y cayese inconsciente.

Las palabras de Cristina en esta ocasión tienen efecto sobre el mercenario Gorn, el cual es sujetado a duras penas por Ishant, Diana y Daniel, los cuales por momentos pierden el contacto con el suelo ante la lucha de Raptar por librarse de quienes tiene encima. Desde luego el Andoriano no padece ese problema por su notable altura.

- Zzzu cráneo adornará mi sala de trofeozz por zzuz ofensazz. ¡Lo demanda el código del cazzador! - replica el mercenario a Cristina.

El enojo ahora pasa a disconformidad y su lucha por librarse de los dos humanos y del andoriano cesa por el momento, aunque mantiene la rigidez de sus músculos ante cualquier idea estúpida por parte de los demás.

La cabeza es un tambor que resuena como un tren golpeando con cada latido. Un zumbido atroz lo llena todo al igual que la visión nublada se oscurece en cada exhalación.

La poca capacidad lógica de Griffin le dice que se va a desmayar por el shock del daño. Y posiblemente por alguna contusión en la cabeza, producto de la caída contra las jaulas de metal.

Entonces su cuerpo arroja una alarma que llega a su cerebro, a su parte lógica que lucha sin remedio por mantener la coherencia y no caer en el abismo de la nada.

Sus heridas queman, y desde ellas se extiende hacia el interior de su cuerpo el fuego abrazador de algo que avanza por sus torrentes sanguíneos. No cabe duda.

El arma esta envenenada…

Cuando entran James, Johnny y Eduard a la bahía de carga encuentran una escena un poco dantesca, que no tiene pies ni cabeza pero que no es difícil de adivinar.

El mercenario Gorn es inmovilizado, por difícil que esto parezca, por Ishant, Daniel y Artemisa. Los cuatro se encuentran de pie a pocos pasos de Cristina y Jack, quien esta postrado en una camilla junto a su capitana.

No muy lejos de allí Griffin yace tendido contra las jaulas de esclavos con heridas cortantes severas. Entonces la mirada de los tres se dirige inmediatamente al enorme y pesado machete que aun sostiene en sus garras Raptar.

La lógica implica un altercado entre el medico y el mercenario. Algo que fue detenido no tan a tiempo por los demás. No con el tiempo suficiente para que el medico bocazas salga ileso de todo eso, pero lo suficiente para que no sea rematado y su cabeza cercenada.

Los eventos no acaban allí, porque desde la sección de la bahía de lanzaderas llegan Aribeth y Nazram, quienes detienen sus pasos al descubrir la escena.

 - ¿Que ocurre aquí? - pregunta fríamente Nazram al dejar sus manos libres pero cercanas a su cinturón donde cuelgan sus objetos de defensa personal.

Aribeth, la betazoide, mira fijamente a todos, pasando su atención de uno en uno. Su semblante es sombrío como nunca antes.

Cristina que se encontraba entre el gorn y el inerte cuerpo del señor Griffin, con los brazos abiertos y dialogando con el reptil o tratando de hacerlo, se estaba empezando a quedar sin argumentos, pero al menos había conseguido que se relajará lo suficiente para seguir con la negociación.

- Raptar-comenzó nuevamente la capitana en tono pausado- Te he dicho que necesito al humano vivo, no puedo darte su cráneo como trofeo.Sus insultos fueron hacia mí y hacia mis hombres en primer lugar, el doctor me corresponde a mí como presa, pero debe de haber algo con lo que poder compensarte...

Entonces al intervenir Nazram demandando una explicación, De Alba fue la primera en reaccionar.

-Ha habido un altercado entre el doctor Griffin y Raptar, su compañero quiere quedarse con la calavera del doctor pero nosotros lo necesitamos con vida. - respondió con calma sin apartar la vista del reptil.

La Capitana había tomado las riendas de la situación, que parecía que en cualquier momento se iba al traste. Dejé el candado lentamente sobre el camastro, no creía que me resultara útil al final.

Contemplé por un momento la mirada de Nazram y la telépata, que evaluaban fríamente si nos surtían a tiros o nos dejaban quietesitos con nuestras locuras.

Ruidos de lucha precedieron la llegada de James a la bahía de carga, tras unos últimos pasos la imagen era sin duda dantesca... por un lado estaba el doctor quien parecía sangrar profusamente y por el otro el gorn apenas sujetado por otros dos oficiales.

Sin duda era una imagen inesperada pero viendo la fotografía y los implicados no había que ser muy listo para deducir que la boca del doctor le había jugado una nueva mala pasada, solo que en esta ocasión se la habían partido.

Por si no era tensión suficiente en aquel momento James, Jankowsky y Lighmant no aparecieron solos ya que por el otro acceso aparecieron los mercenarios acompañantes del gorn, por un lado parecían los únicos capaces de parar la ira de este pero por otro lado si se ponían de su parte podía resultar en un incidente mucho mayor.

Cristina parecía intentar controlar la situación y mantener la calma ante el caos que le rodeaba, tan solo faltaba que alguien desenfundara un arma para que la situación se fuera al traste...

Todos estamos en el mismo bando... no se lo pongamos tan fácil a esos klingon.

Dijo James serenamente mientras se acercaba a la altura de Cristina reforzando su posición de mediadora.

Señor Lightman, Señor Ollander lleven al doctor a enfermería cuanto antes, parece estar perdiendo mucha sangre hay que parar taponar las hemorragias.

El gorn no se calmaría fácilmente y sacar al doctor de su vista era lo mejor que podía hacerse para calmar los ánimos pensó James, ya que si conseguía safarse sin calmarse no dudaría en acabar lo que había empezado.

Creí que con tanto zarandeo acabaría lanzándome contra una pared. Y lo malo no serían los golpes y magulladuras en sí, lo peor sería que me golpease en la cabeza y mi intelecto se viese mermado por aquella mala bestia de fuerza desorbitada. Pero parecía que mi Capitán había logrado imponerse ante la bestia y la había medio calmado.

Las voces a mi espalda no presagiaban nada bueno o bien pudiera ser que sí. Lo cierto es que salvo la voz de mi capitán, la del bocazas del doctor, básicamente por sus cuatro insultos cada palabra pronunciada... y la mía propia, pocas más sería capaz de reconocer ahora mismo. Lo cierto era que me había quedado embelesado mirando a de Alba, con aquel alarde de valor y autoridad que acababa de demostrar ante el gorn, que no recordaba el estado del doctor hasta que James lo mencionó.

- Espere, señor. Yo iré con ellos, puedo ayudar... - Liberé a mi presa, quien mantenía su cuerpo en tensión aunque parecía estar algo más... tranquilo. - ... o matarle ... estudié medicina de joven y algunas cosas no se olvidan. - Sonreí señalándome la cabeza, como si quisiera decir que todo estaba ahí almacenado.

Sin decir mucho más, esquivé tanto a James como a Cristina para arrodillarme sobre el doctor. La sangre salía por su cuerpo como si no hubiese un mañana. - A ver con que le curamos, doc... ya dijo que no había nada y que no nos peleásemos... - Le dije mientras buscaba con mis manos donde hacer algo de presión y tratar así que no se desangrase allí mismo. - Supongo que no contamos con un poco de agua limpia y algún tipo de tela. - Miré al resto serio, mientras esperaba que alguien se acercase o bien para ayudar o bien para mover el cuerpo.

Cristina miraba a los ojos al reptil muy serena, manteniendo los brazos elevados y las manos abiertas en un gesto que pedía tanto tranquilidad como una declaración de sinceridad, al mostrarse desarmada,interponiendo su cuerpo entre la presa y el cazador.

Debía tratar por todos los medios que el gorn y sus compañeros mantuviesen la calma y esperaba que estos pudiesen terminar de convencer al lagarto de que el cráneo de Griffin no era importante. Al ver como James se aproximaba a ella situándose a su lado y le apoyaba en la negociación se sintió más tranquila, pero su nivel de alerta no decreció y menos aún cuando Daniel soltó al gorn y salió correteando para asistir al "bien hablado" del doctor.

- El señor Winwood puede ser útil, tiene conocimientos médicos... Fue una de las tantas carreras que empezó y no concluyó... Es capaz de ayudar, pero deben buscar al señor Hans Kemp, es nuestro médico MACO, entre ambos podrán curar al señor Griffin.

Ante la orden de Stevenson no pude sino sonreir y mirar mi ausente brazo izquierdo.

-¿Enfermería? -pregunté, volviéndome a mirar mi camilla, como indicando que literalmente nos encontrábamos allí, en el más improvisado hospital de campaña que existía en todo el sector.

Me encaminé hasta el doctor y asistí a Winwood con mi brazo sano, tratando de incorporar al herido y de llevarlo hasta la camilla para que pudiera recobrarse.

-Griffin dijo que ya no teníamos implementos médicos... -indiqué con preocupación- Apenas si pudo remendarme a mí, no creo que tengamos mucho más para ayudarle a él.

Mientras la oscuridad se va apoderando cada vez más de la mente de Griffin, la pequeña parte que aún seguía luchando por no caer en la inconsciencia analizaba sin poder evitarlo su estado.

Laceraciones profundas en pecho y espalda… probable importante pérdida de sangre… posible contusión craneal…

Incluso en el estado actual de su mente, le resultaba evidente que sus heridas no eran precisamente leves… y por si fuera poco, el fuego que ardía en sus heridas se sentía como algo más que simple dolor… algo que parecía extenderse por su torrente sanguíneo a partir de sus heridas…

Joder… lo que faltaba… veneno… maldita sea...

Los últimos pensamientos del doctor antes de que su mente se sumiese por completo en la inconsciencia fueron para maldecir el que tendrían que usar los prácticamente inexistentes suministros médicos en él… maldito y estúpido gorn…

Los sentidos de Eduard se pusieron alerta al notar, igual que James, signos de algún tipo de refriega violenta en la bahía justo antes de llegar.

Cuando entraron y vió la escena se aferró al fusil y apuntó al gorn manteniéndose en guardia. Cristina estaba negociando pero Jankowsky aún no se fiaba del reptiliano. Por otro lado el estado del médico era preocupante la orden de James de llevarle a la enfermería era obvia, necesitaba asistencia urgente y, aunque él unico médico era él, Winwood parecía contar con conocimientos por lo que Jankowsky deseó que entre él y Kemp fueran suficientemente capaces al fin y al cabo debía la vida a aquel sanitario.

Ahora debía calmar al gorn, aquel mal bicho era letal, debía ser James quien lo intentara, parecía conocerle bien.

-¿Puedes tranquilizarle?- Preguntó dubitativo a su homólogo.

Johnny quedó algo atónito con la escena que se desarrollaba cuando entró en la bahía de carga. Pronto se dio cuenta de que la misión encomendada pasaba a segundo plano.

La escena era dantesca, pero Johnny ya se empezaba a acostumbrar de los embrollos de la tripulación del rescate. Que el doctor fuera la siguiente víctima solo era debido a una probabilidad. Al menos esperaba que saliera de esa.

Dudo entre ayudar a contener al gorn o ayudar al doctor, pero viendo que este último estaba siendo atendido prefirió acercarse al otro grupo y prestar ayuda a contener al gorn. Permaneció cerca, mientras la capitana y también James intentaban razonar con él.

Nuevamente Aribeth hace gala de sus dotes al dirigirse a su aliado de negocios Raptar. Llegando hasta el Gorn posa una mano en su hombro para hablar tranquilamente. Sus palabras acompañan su mirada, que indica experiencia en lo que hace.

- No lo vale, dejalo. Te daré la mitad de mi paga. Ven. - sutilmente comienza a volver sus pasos hacia la bahía de lanzaderas con la atención del Gorn focalizada en ella.

Por consiguiente Raptar abandona la bahía de carga siguiendo a la Betazoide y dejando la respuesta para De Alba para después.

- Nosotros sobramos aquí. Nos vamos. Adiós. - indica Nazram a James luego que los otros dos mercenarios se alejaron de allí y que los humanos comienzan a asistir a Griffin.

Mientras tanto Daniel y los demás entienden que la enfermería como tal no existe y que regresar a la habitación en la sección de camarotes podría ser mortal para el medico gravemente herido. La inmediatez de su atención no permite su traslado.

Incluso de no actuar en el próximo minuto el moribundo puede sufrir un paro cardio respiratorio y fallecer sin remedio. Su respiración apenas se nota y su temperatura descendió bruscamente a causa de sus heridas. Pero hay algo que no encaja en su cuadro de síntomas.

Una coloración azulina comienza a ganar la epidermis de Griffin...

Pronto vinieron a ayudarme a mover al doctor. No es que Ollander fuese precisamente la mejor opción, puesto que el hombre aún estaba convaleciente tras su incidente previo y solo disponía de una mano. Pero los demás parecían demasiado ocupados hablando con el gorn. - Que le dijiste para que te hiciese esto... - Pensé mientras le exploraba superficialmente. - ¡No! ¡Nada de moverlo!- Exclamé al ver el tono de su piel cambiar a ese tono azulado. - ¡Se asfixia!¡Necesito un objeto punzante y un tubo! - Ya nos ocuparíamos de la infección después, si es que sobrevivía a aquello.

La verdad era que no tenía ni idea si el problema estaba en su garganta o en sus pulmones, pero debido a que tocarle el tórax sin instrumental apropiado y sin saber que buscaba sería matarle, una traqueotomía era la mejor y más fiable opción... o eso creía. Lo bueno es que enseguida obtuve el material necesario para poder perforarle la garganta e  introducir el pequeño tubo por ella. 

El sonido del aire se oía pasar por aquel tubo, mientras que la piel del doctor volvía a su estado normal lentamente. Sonreí levemente, pero sus heridas no dejaban de sangrar y eso hacía que el tiempo se fuese agotando para él. - Vamos doctor... aguante... - Le dije mientras presionaba nuevamente sus heridas en lo que parecía un ridículo intento de cortar aquella fea hemorragia. Aunque parecía estable, me preocupaba la pérdida de sangre y el no tener medios para curarle.

Pero algo falló nuevamente, un par de convulsiones me alertaron. Sentía su corazón palpitar aún, pero no respiraba. - ¡Fallo respiratorio! ¡Iniciando RCP*! ¡Necesitaré ayuda con esto! - Dije antes de insuflarle aire a los pulmones a través del tubo de la traqueotomía e iniciar el masaje cardíaco. La verdad es que en ese momento no lo pensé, pero seguramente me alegré de no tener que hacerle el boca a boca al doctor. - ¡Vamos, Doc! ¡¿No querrá darle una alegría al gorn y cederle su craneo tan facilmente!?

Por fortuna Ollander estaba a mi lado y el se encargó de asistirme insuflando aire por el tubo al doctor cuando le correspondía. La RCP volvió a estabilizarle, pudiendo ser incluso que algún coagulo hubiese obstruido el tubo y gracias a los pulmones del ingeniero el doctor respiradero de nuevo. Ahora solo quedaba tratar de controlar el sangrado para poderle mover.

Por una vez, De Alba agradeció la intervención de la betazoide, "Gracias Aribeth" pensó aliviada para después volver a centrarse rápidamente en lo que se había convertido en una gran preocupación para la capitana de la Excalibur... la vida del cascarrabias.

- La enfermería es esta, no debemos moverlo- les dijo a todos al tiempo que se apresuraba en arrodillarse al lado del doctor- ¡Cielos! ¿Que le pasa en la piel?- dijo mirando con espanto el estado del médico para después mirar a todos con premura- si no hacemos algo rápido vamos a perderlo- ¿Alguno de vosotros tiene nociones de medicina a parte del señor Winwood,? ¿Donde está Kemp? agua... vendas...- demandó al tiempo que se levantaba para buscar algo útil que pudiera darle a Daniel para ayudar a Griffin

-¡Dennos espacio! -aclaré, ayudándome con mi brazo sano a ponerme de rodillas junto al médico- Parece que te tengo que devolver el favor.

Dicho esto, asistí a Winwood con el tratamiento. Las heridas se veían mal, y no teníamos mayores elementos de auxilio que alguna tela. Los botiquines se habían agotado y el color que aparecía en la piel de Griffin me hacía temer lo peor...

-Puede que la cuchilla del reptiliano estuviese envenenada -le dije a la Capitana, con ojos preocupados.

En aquel momento, mientras apartaba la ropa hecha girones de Griffin con la mano que me quedaba, agradecía haberme preparado en primeros auxilios durante mi entrenamiento en la Academia de la Federación. Sabía que ser ingeniero me traería muchas veces al borde de algún accidente fatal, pero jamás pensé en estar tratando de curar una herida producida por un lagarto. Viendo la coloración en la piel del médico prefería sin duda alguna una quemadura de tercer grado producida por un motor de salto sobrecalentado.