Partida Rol por web

- Disculpe... usted dijo que le compró esto a un mercader y que fue una ganga... pero ¿recuerda usted donde y a quien? Se me ha quedado pegada y me gustaría quitarla, quizás saber su procedencia podría ayudar.

El enorme Gorn suspende su tarea por un momento para aproximarse a la capitana y su ingeniero. Con grandes zancadas rápidamente llega hasta ellos.

- Mercader zuzzio y azzquerozzo. Me vendió munizión venzida y no pude echarle el guante. Ahora no podemozz volver a ezztazzión. ¿Ayudar con ezzto? - responde al mostrar su machete.

-¿En algún lado de esta nave hay alguna caja de herramientas? -les dije en cuanto ingresaron- Necesito instrumentos para trabajar.

La mujer parece estar preparada para todo, como anticipando las palabras de los presentes. Al oír la petición de Jack ella también se une a la conversación al responder al hombre.

- Casualmente encontramos esto en la bahía de aquí al lado, junto a ingeniería. Pensé que era tuyo. -

Y empujando con un pie acerca la caja de herramientas que Ollander había reunido en la sala de maquinas, poco antes del ataque del monstruo.

- ¿Sabes una cosa? - pregunta a Jack – Alguien de los presentes ha tenido sexo hace poco con alguien del grupo de los rescatadores. ¡Que interesante! ¿No? - afirma sonriente al dedicar una mirada a la compañera de Jack.

- Mercader zuzzio y azzquerozzo. Me vendió munizión venzida y no pude echarle el guante. Ahora no podemozz volver a ezztazzión. ¿Ayudar con ezzto? - responde al mostrar su machete.

Cristina miró el machete al principio sorprendida, el muy animal le había sugerido que se cortara el brazo y eso no entraba dentro de sus planes, pero un machete era un arma mucho mejor que una sarten oxidada, así que decidió aceptarla.

- En realidad prefiero no tener que perder el brazo, pero si me da el machete se lo agradezco- le respondió aceptando el arma y atándosela al cinturón a modo de espada.

- ¿Sabes una cosa? - pregunta a Jack – Alguien de los presentes ha tenido sexo hace poco con alguien del grupo de los rescatadores. ¡Que interesante! ¿No? - afirma sonriente al dedicar una mirada a la compañera de Jack.

Cristina miró muy tranquila a la betazoide

- No sabía que en el siglo XXII se llevaran los realitys shows, o importara la vida privada de la gente. ¿De verdad eso te parece una noticia interesante?-  la capitana no tenía ganas de enfadarse

No respondí ante las palabras de la Capitana, todo el mundo me trataba como si fuera un inútil y me negaba a ello.

- ¿Sabes una cosa? - pregunta a Jack – Alguien de los presentes ha tenido sexo hace poco con alguien del grupo de los rescatadores. ¡Que interesante! ¿No? - afirma sonriente al dedicar una mirada a la compañera de Jack.

-A mí me gustaría tener sexo con alguna rescatadora -solté, sin quitarle los ojos de arriba a la betazoide-. Evidentemente aquí hay gente que la está pasando mejor que otra...

Mientras el Gorn aceptaba entregar su arma de filo a Cristina sin mayores peros. En realidad sus armas preciadas son sus lanzagranadas sonicos. Luego del obsequio el mercenario volvió a sentarse sobre una caja y reanudo su tarea de mantenimiento de sus armas.

- No sabía que en el siglo XXII se llevaran los realitys shows, o importara la vida privada de la gente. ¿De verdad eso te parece una noticia interesante?-

- En Betazed no existe la privacidad. Eso es algo propio de las especies no telepatas. Aunque por un precio justo puedo guardar el secreto y los estimulantes recuerdos del primer oficial y sus músculos sudorosos. ¡Mmmmmm! - responde claramente excitada por los recuerdos ajenos de Stevenson.

El negocio de recuerdos en el mercado negro es altamente cotizado. Especialmente por aquellos que pagan una pequeña fortuna por mantener algunas memorias bajo llave.

 -A mí me gustaría tener sexo con alguna rescatadora -solté, sin quitarle los ojos de arriba a la betazoide-. Evidentemente aquí hay gente que la está pasando mejor que otra...

- Recuerda esto pequeño ingeniero, siempre los de “arriba” lo pasan mejor que los de “abajo”. Por eso mismo me salí de la agencia de seguridad de mi planeta. El trabajo por contrato paga mejor -

responde Aribeth al inclinarse para hablar un poco mas de cerca al humano y que la perspectiva deje ver un poco mas los atributos de la betazoide.

Cristina se indignó, aquella furcia se había metido en su mente o algo por el estilo para poder acceder a los sucesos dentro del camarote, invadiendo su intimidad y encima tratando de comerciar con ella. Parecía que De Alba no tenía respiro ni derecho a unos segundos de felicidad, ¿Qué coño le pasaba al universo con ella? Lo que hiciera con su cuerpo y con su mente eran cosa de ella y de nadie más. Pero tampoco podía ceder ante un chantaje tan sucio y ruín como la de aquella tipa.

-En condiciones normales podría pagar el precio que me pusieras, pero es dinero lo que quieres y actualmente no estoy en disposición de conseguirlo… además, conozco a la gente de tu calaña, por mucho que yo no quiera terminarás por soltarlo- cada vez le tenía más asco.

Era sorprendente lo mucho que había aprendido a controlar su genio la española, puesto que en cualquier otra circunstancia ya habría llegado a las manos con ella, por arrebatarle el momento que tanto anhelo había esperado. Con un suspiro miró a Ollander

-Usted con su vida privada puede hacer lo que quiera pero no le aconsejaría que mantuviera una relación con ella, sólo le interesa el dinero- a continuación volvió a mirar a la betazoide- No voy a entrar en su juego porque usted no tiene ni idea de lo que significa querer de verdad a una persona- los recuerdos del amor entre Cristina y James comenzaron a revolverse en su mente, la historia de unos cadetes que se fueron enamorando poco a poco sin apenas darse cuenta hasta convertirse en una historia de amor de verdad que terminó de manera brusca con Stevenson prostrado a una cama tras una grave accidente, el corazón de la capitán se encogió al recordar los episodios del coma de Stevenson, las noches en vela, la angustia, la impotencia por no poder ayudarlo, la soledad por ver como lo perdía y el momento, el duro momento en que perdida toda esperanza tuvo que continuar con su vida en la flota- porque no sabe el sufrimiento que implica- el torbellino de emociones de la capitán la obligó a tomarse unos segundos mientras se apretaba el puño para poder continuar- y porque nadie se recorrerá media galaxia para encontrarla.

El señor Stevenson y yo fuimos novios haces años y nos hubiéramos casado de no ser porque un accidente lo mantuvo en coma durante mucho tiempo, nadie pensó que iba a poder recuperarse, yo estuve a su lado muchas noches y muchos días… tantos que perdí la cuenta, pero seguí adelante y me convertí en capitán, fue entonces cuando él despertó y ninguno de los dos coincidimos… hasta la huída de la Arena, creí que mi amor por él había muerto, pero no… y él… él no ha parado hasta encontrarme y sacarme del infierno de seis meses que he vivido… ¿Qué tuve sexo con él en cuanto nos hemos quedado a solas? Sí, soy culpable de sentir y de ser humana y lo volveré a hacer en cuanto pueda. ¿Algún problema?- le respondió poniendo los brazos en jarras y sacando pecho, encarándose con la mujer para mostrarle que ni se arrepentía de lo que había hecho, ni le tenía miedo, estaba tremendamente cansada de toda la mierda que estaba tragando

Ante las palabras de la capitana abrí los ojos como platos y eché la mirada al suelo, con gesto conmovido, como si me quisiera fugar de aquel momento incómodo.

¿La capitana se había manducado al comandante del equipo de rescate en un camarote? ¿En qué momento? Era evidente que las 17 horas que yo había estado durmiendo, recuperándome de un brazo destrozado, algunos las habían aprovechado mejor.

En fin, guardé silencio y me limité a disfrutar de lo que parecía ser una pelea épica.
 

Algo de las palabras contenidas de Cristina provoca un caudal de risa desordenada y sin tapujos que posiblemente sorprende a los dos humanos.

- No, no tiene precio. En verdad no lo tiene cuando tus pensamientos y emociones se pueden “oír” a kilómetros de distancia – responde mirando fijamente a de Alba – por ejemplo él es un ingeniero ordenado que “contiene” sus pensamientos y hay que acercarse para leerlo. Acercarse tanto es un desperdicio si no hay “algo más”. Y si, Jack, en algún momento mientras tu dormías – afirma al dirigir su atención momentáneamente a Ollander - pero no voy a divulgar los “trapos sucios” de nadie, porque si fuera otra persona vendería los códigos de seguridad* de las defensas automatizadas de la Tierra a los Romulanos, los Klingon o cualquier especie que quiera borrar del cuadrante a vuestra especie.-

Entonces la Betazoide se levanta para tomar asiento cerca de su compañero Gorn.

- Pero no me dedico a eso, aunque veo necesario señalar esa debilidad en ti. Es algo que todo capitán humano debería aprender, aprender a defenderse de los telepatas peligrosos que hay allí fuera. Quizás la fría vulcana del equipo de rescate pueda enseñarte algo, aparte de mantener las marcas lejos de las partes visibles del cuerpo – añade al señalar su cuello en concordancia con la marca que tiene Cristina pero que no es totalmente visible.

- Puedes odiarme, sentir asco y mil cosas más. No me importa ¿sabes porqué? Pues porque me agradas humana. Solo que te guardas mucho de la boca para adentro pero tu cabeza “grita” demasiado. Eres una molestia ruidosa para la gente como yo o la vulcana, aunque los vulcanos sin el contacto físico no pueden leer nada de nada – termina sus palabras con una ligera risita por las insuficiencia telepática de los vulcanos.

- Aunque al fin de cuentas solo puedes pagarme de una forma. - culmina con una mueca picarona.

- No, no tiene precio. En verdad no lo tiene cuando tus pensamientos y emociones se pueden “oír” a kilómetros de distancia – responde mirando fijamente a de Alba – por ejemplo él es un ingeniero ordenado que “contiene” sus pensamientos y hay que acercarse para leerlo. Acercarse tanto es un desperdicio si no hay “algo más”. Y si, Jack, en algún momento mientras tu dormías – afirma al dirigir su atención momentáneamente a Ollander - pero no voy a divulgar los “trapos sucios” de nadie, porque si fuera otra persona vendería los códigos de seguridad* de las defensas automatizadas de la Tierra a los Romulanos, los Klingon o cualquier especie que quiera borrar del cuadrante a vuestra especie.-

Cristina se quedó muda ante los primeros comentarios de la betazoide, como capitán que era, poseía el conocimiento sobre los códigos de seguridad terrestres y otras serie de información reservada a los oficiales de mayor rango, cuya secreto estaba a salvo en su cabeza... o al menos siempre lo pensó hasta el momento que al betazoide le llamó la atención sobre ese punto en concreto.

"¿Pensar alto? ¿Eso era posible?"  pensó para sí misma preocupada

Ante la perspectiva de ser la culpable de un posible ataque sobre la Tierra por pensar alto, la española se sintió realmente mal, pues antes moriría que permitir una cosa así.

- Pero no me dedico a eso, aunque veo necesario señalar esa debilidad en ti. Es algo que todo capitán humano debería aprender, aprender a defenderse de los telepatas peligrosos que hay allí fuera. Quizás la fría vulcana del equipo de rescate pueda enseñarte algo, aparte de mantener las marcas lejos de las partes visibles del cuerpo – añade al señalar su cuello en concordancia con la marca que tiene Cristina pero que no es totalmente visible.

¿Pero como iba a defenderse? con lo que pensaba y repensaba, el agobio de Cristina fue en aumento, agobio que vino acompañado por un rubor repentino que le coloreó las mejillas y le hizo arder las orejas al tiempo que se llevaba la mano derecha de manera inconsciente, al cuello "Un chupetón... será "cabrito"" se enfadó al pensar en James, nunca le gustó que le dejara marcas, era como pregonar lo suyo a bombo y platillo y De Alba era muy celosa de su intimidad, estaba pasando un rato muy desagradable con Ollander delante... menos mal que el doctor se había ido al servicio...

- Puedes odiarme, sentir asco y mil cosas más. No me importa ¿sabes porqué? Pues porque me agradas humana. Solo que te guardas mucho de la boca para adentro pero tu cabeza “grita” demasiado. Eres una molestia ruidosa para la gente como yo o la vulcana, aunque los vulcanos sin el contacto físico no pueden leer nada de nada – termina sus palabras con una ligera risita por las insuficiencia telepática de los vulcanos.

- ¿Que yo te agrado?- en España había una definición que encajaba a la perfección con la forma en que aquellas palabras tomaron a la capitana... "En bragas, le había pillado completamente en bragas" lo que quería decir que había esperado cualquier tipo de contestación, bien desde la indiferencia, el desprecio o el insulto, antes que la posibilidad de agradar a alguien "¡Pero si todo el mundo me odia y le gusta verme sufrir!" se dijo para sí misma sin poder evitar mirar a la mujer con los ojos como platos, incrédula, en especial porque parecía que estaba tratando de ayudarla- Si... si de verdad quieres ayudarme, ¿Cómo se supone que una mente humana sea capaz de impedir que la de un telépata la invada, sin su consentimiento?- se seguía sintiendo especialmente molesta porque hubiera tenido acceso a su momento íntimo con Stevenson.

- Aunque al fin de cuentas solo puedes pagarme de una forma.

- ¿Pagarte de una forma?- no tenía idea de a lo que se refería, sino era dinero... ¿que demonios podía querer de ella?

Si... si de verdad quieres ayudarme, ¿Cómo se supone que una mente humana sea capaz de impedir que la de un telépata la invada, sin su consentimiento?-

Aribeth alza las manos al cielo, implorando clemencia a sus deidades y pidiendo quien sabe que antes de contestar.

- O no, ahí vamos otra vez. Que eso de la “privacidad” es algo propio de uds, lo no telepatas. Desde luego existen especies que por su condición fisiológica dificultan ser “escuchados”. Te lo repito una vez más, pide ayuda a la vulcana, que a mi no se me da eso de ser entrenadora personal. Es algo que podría dar ganancias pero no tanto como lo que hago ahora.-

La pregunta de Cristina convoca a la mercenaria, a que se aproxime peligrosamente a la humana, casi al punto de percibir su respiración agitada y nerviosa por la tremenda exposición ante alguien que tiene la habilidad de llegar hasta el pensamiento más profundo, el recuerdo más recóndito y celosamente guardado.

- Ohh si que lo sabes. Sabes a que me refiero. Tu precio es tan solo un profundo, cálido y sensual beso – susurra Aribeth, con un tono completamente diferente al de antes y solo audible para ellas dos y para quien tenga buen oído.*

El repentino rubor de Cristina se transforma en un conjunto de sensaciones acaloradas que no puede evitar, y que requerirán de todo su esfuerzo físico y mental por contener tales efectos. De repente la betazoide se vuelve muy atractiva para la aristocrática De Alba.** Desde luego, no es algo desagradable, todo lo contrario.

Cristina había tratado de sonsacar algo más a la betazoide antes de hablar con la vulcana, por la sencilla razón de que no quería que la oficial descubriese tan pronto lo que había pasado entre ella y su comandante... pero lamentablemente aquello le iba a traer cola. Que poca paciencia tenía la gente en ese lado del universo "Joder"

- No te quiero como entrenador personal... Más bien prefiero perderte de vista. Para ser telépata hay cosas que se te escapan.- le dijo muy ofendida. Al ver como se acercaba a ella quiso echar hacia atrás le incomodaba en esceso aquella mujer, pero como realmente no sabía lo que quería mantuvo el tipo por orgullo, hasta que fue demasiado tarde...

¡¿Se puede saber que narices estáis haciendo vosotros aquí?!- espetó el doctor cuando al volver del baño, se encontró al gorn y a la betazoide en su enfermería, y a esta última demasiado cerca de la capitana -Aunque huela y se vea como un maldito estercolero, esto es una jodida enfermería, así que a no ser que tengáis algún jodidamente buen motivo para estar aquí, ya os podéis ir largando- les dijo. Si necesitaban que los tratase, les trataría como a cualquier otro, pero viendoles, dudaba que hubiesen venido buscando un médico.

Y más os vale que no habéis estado molestando a mis pacientes- añadió, mirando fijamente a la betazoide. Le daba igual lo buena que estuviese, para Matthew, sus pacientes eran siempre lo primero.

La conversación entre la sensual betazoide y la Capitana se estaba volviendo cada vez más turbia. Súbitamente, la primera le susurró algo a la segunda, que seguramente tuviese que ver con el precio de su entrenamiento. Apenas alcancé a escuchar unos sonidos ininteligibles que poco material le daban a mis fantasías.

Por un momento se me cruzó por mi mente una escena lésbica que rápidamente fue apartada. No quería que se notaran las consecuencias físicas de tal imagen, y mucho menos si la betazoide era capaz que "escucharlo".

Me mantuve allí, en silencio, mientras todo aquel teatro se desarrollaba a mi alrededor.

Aakesh entró en la bahía de carga. Sus ojos buscaron a sus compañeros y alzó una mano a modo de saludo

-Buenas, doc, Ollander, capitán, ¿cómo se encuentran?

Aakesh se sentó al lado de la capitán observando su brazalete

-¿Que tal le va con eso? -dijo señalando al brazalete

-Supongo que querrá que le ponga al tanto de las últimas noticias ahora que no estoy en el puente -dijo sonriendo y sin esperar una respuesta continuó hablando- hemos contactado con la Franklin pero también nos hemos encontrado a los klingon, los mismos bastardos que se enfrentaron a nosotros y a la Archon y luego nos capturaron, aunque de momento parece que no nos han detectado.

Cuando el hindú terminó de informar a la capitán y se paró a mirar mejor la escena, se dio cuenta de que Cristina estaba de pie frente a la betazoide, quien se había aproximado demasiado a la española y parecía estar ejerciendo algún tipo de influjo sobre ella que estaba tratando de resistir, pero la partida parecía tenerla perdida... a tenor de su expresión mientras miraba a Aribeth.

Al lado de las dos mujeres, se encontraba Griffin reprendiendo a la betazoide por molestar a su paciente y Ollander mirando la escena entre ambas, sin apartar la vista ni pestañear siquiera... esperando que algo ocurriese.

Muk contemplaba con asombro la escena, le daba la sensación de estar ya no solo contemplando una escena íntima, sino interrumpiéndola con su presencia, pero el hindú se resistía a irse. Después de tanto tiempo, de forma incomprensible para él, la lívido había aparecido de golpe y no tenía ninguna gana de perderse el espectáculo, aunque era consciente de que era una impertinencia, quedándose corto en su apreciación

Nunca me imaginé que sería una voyeaur

-Steven...Stevenson...el comandante me pidió que re...re....volviese al puente tras mi informe y....y eso....yo....

Joder......

-¡Capitán!, ¡necesito saber si quiere que informe de algo al comandante Stevenson, señora!

Nunca me perdonaré haber cortado el rollo de esta manera, creo que más de una y uno me odiarán, comenzando por yo mismo

Se quedó aguardando una respuesta, con una mirada al frente, aunque mirando de reojo de forma intermitente a betazoide y a su capitán

Aquí hay tomante, como se entere Jan....

Volvió a observarlas con detenimiento

Necesito una ducha fría, ¡ya!

Demasiado tarde se puede catalogar la misión, quizás convirtiendo su nombre oficial a "Demasiado tarde". La desgracia, o no, para De Alba es caer presa de los encantos de Aribeth. También de su influjo mental...

Por consiguiente todo sentimiento opuesto a lo que hizo a continuación quedó en segundo plano por la simple pifia mental o bien llamando debilidad mental ante otra voluntad. Desde luego Cristina ni nadie entendería el porqué de semejante accionar.

El cenit llegó cuando ambas féminas se besaron apasionadamente durante un breve instante que pareció extenderse a lo largo de los minutos. Luego de ese momento álgido De Alba tardo un momento en reaccionar, en abandonar la sensación cálida de alojada en sus labios. Al rato la aristocrática mujer volvía a ser la de antes…

Para ese entonces el farfullar de Griffin fue completamente ignorado por la Betazoide, que le dedicó tan solo una mirada despectiva antes de salir por el corredor más cercano.

En su camino de salida ella cruza sus pasos con Aakesh, y antes de irse habla por lo bajo sin dirigirse a nadie en particular.

- Mmmm.. estatua de Vishnú. Interesante… -

-Aunque huela y se vea como un maldito estercolero, esto es una jodida enfermería, así que a no ser que tengáis algún jodidamente buen motivo para estar aquí, ya os podéis ir largando-

Aribeth abandono la bahía de carga por voluntad propia, no por orden no correspondida del medico. En cambio Raptar reaccionó como era de esperarse ante las malas formas de un medico militar en un terreno sin poder ni cargo sobre el mercenario.

- Zz….te callazz o te abro en canal zuzia rata – amenazó a Griffin con su cuchilla en ristre.

Quedé boquiabierto ante el espectáculo que se desarrolló por un breve instante. La Capitana y la mercenaria se besaron sin discreción alguna frente a nosotros, y no pude evitar prestarle toda mi atención a ese evento tan particular.

Cuando se hubieron separado, me rasqué la cabeza mientras seguía con la mirada el cuerpo de la betazoide, que abandonaba la bahía con aire despreocupado. Luego, mi mirada se centró en la Capitana. Ladeé la cabeza, como intentando entender.

-Okey... -comenté, pasmado.

Aakesh no daba crédito a lo que sus ojos veían

Jodeeer

Cuando la betazoide pasó a su lado notó un pinchazo en la cabeza, y al escuchar las palabras de la betazoide la miró fijamente con cara de sorpresa, aunque intentó mostrar tranquilidad y despejar la mente. Se la quedó mirando un instante, hasta que escuchó al gorn amenazar al doctor, entonces el hindú reaccionó

-Por favor, no le haga caso, está claro que es un cascarrabias pero le necesitamos. Mi capitán tiene "eso" en el brazo y hay que extraérselo y mi compañero -señala a Ollander- está herido. No le haga caso

Luego se dirigió al doctor

-Aunque vaya a ser objetivo de sus insultos por lo que le voy a decir, por favor guarde ese mal genio, estamos en una nave ajena, digamos que somos sus invitados, así que por favor comportese y sea educado con la tripulación. Ya lanzará toda la mierda que quiera por esa boca más adelante.