Partida Rol por web

No sentí más dolor. Y es que era imposible sentir más cantidad que aquella. No sabía como mi cuerpo lo aguantaba, como no me había desmayado ya... o muerto. La verdad es que ni sentía como aquellos nuevos tallos se calvaban en mi carne, no cuando los que ya estaban en mi interior se retorcían y me desgarraban por dentro, agarrando pedazos de mí y sacándolos con violencia de mi cuerpo.

A lo lejos, oía a Cristina, llamándome. Ella siempre estaba ahí. De una manera u otra, siempre estuvo. Desde aquella primera vez que nos vimos en la academia. Cuando aparecí con aquel descapotable rojo, pareciedo que me iba a comer el mundo y resultó que el mundo casi me comió a mí, de no ser por ella.

Fue la primera persona que me importó fuera de mi familia y ahora la última que veía y a quien sentía más cerca que mis propios padres y hermanos. Traté de reunir fuerzas, las suficientes para decirla una última palabra. Una palabra que para ella significaría mucho, si es que no la había olvidado ya... y es que los año habían pasado para ambos y las pocas canciones que compuse y que solo llegó a escuchar ella, podían haberse perdido en el paso del tiempo y sumergido en el olvido.

Mi cuerpo permanecía tendido en el aire, sostenido por aquellos zarcillos, hasta que me sentí caer de golpe al suelo, sobre un charco de mi propia sangre. No sentí el golpe, lo cierto era que ya no sentía nada. Solo escuchaba mi nombre en boca de aquella mujer que había estado siempre a mi lado. No tenía fuerzas para moverme y me dolía respirar, si es que realmente lo estaba haciendo puesto que dudaba que mis pulmones estuviesen enteros ahí dentro.

- *Smile... - Susurré entre sus brazos en mi última exhalación, dejando mi vida en ella. Aquella canción que compuse para ella hacía años, cuando las cosas se la torcieron lo suficiente como para perder la sonrisa de su rostro. "Sonrie aunque te duela el corazón." Así comenzaba y así debía seguir ella... siendo fuerte para seguir sonriendo a pesar de todo. A pesar de mi muerte.

El rostro de Aakesh estaba cada vez más palido, constrastando con la tez oscura de su piel. Sus ojos estaban cada vez más pálidos. Escuchó los gritos de la capitán y los susurros de Daniel, que para él fueron ininteligibles.

Movía lentamente la cabeza de un lado a otro. Bajó la cabeza y contempló el zarcillo que le había atravesado el vientre y como la sangre brotaba sin parar. Intentó contenerla pero sus brazos no se movían, apresados como estaban por los zarcillos.

A su mente vinieron sus padres, su hermana y su hermano, sus sobrinos a quienes no conocería y por último Erika, quien desde a saber dónde le sonreía y le tendía una mano. Aakesh intentaba coger esa mano pero no podía.

De pronto se vio de nuevo en la enfermería, que parecía más bien el escenario de una masacre, de una orgía de sangre y lamentos. Maldijo a quienes les habían usado como conejillos de indias con ese brazalete. Miró a Daniel y por último a la capitán. Intentó llegar a ella pero sin conseguirlo, y se quedó quieto, sin posibilidad de movimiento y cada vez más débil, mientras notaba como la vida se le escapaba.

Cristina se aferraba al cuerpo de Daniel sintiendo como la vida de él se le escapaba entre sus brazos... y ella, ella había sido la culpable de aquello, la culpa y el dolor provocaron espasmos en la española cuyas lágrimas corrían sin control surcando su rostro y yendo a parar sobre el de Daniel, quien le dedicó su último aliento.

- Smile... Susurré entre sus brazos en mi última exhalación, dejando mi vida en ella. Aquella canción que compuse para ella hacía años, cuando las cosas se la torcieron lo suficiente como para perder la sonrisa de su rostro. "Sonrie aunque te duela el corazón." Así comenzaba y así debía seguir ella... siendo fuerte para seguir sonriendo a pesar de todo. A pesar de mi muerte.

- Smile through your heart...- recordó Cristina al tiempo que su mente viajaba al tiempo en que ella sonreía, en aquel tiempo ella siempre tenía una sonrisa dibujada en la boca, la sonrisa que le valió la amistad con Daniel, la sonrisa por la que le compuso la canción y que le cantaba cada vez que se venía abajo, a él siempre le gustaba verla sonreir, verla luchar y caminando hacia adelante, el corazón de la capitán pareció encoger... ¡Le acababa de pedir con su último aliento que luchara!- No me pidas eso... yo... yo sólo quiero morir- le confesó- ¿Daniel?- al ver que había dejado de respirar- tocó su boca incapaz de creer que ya jamás volvería a hablarle- Daniel...- entre lágrimas se abrazó a su amigo posando su rostro sobre el del científico mientras estrechaba su cuerpo con fuerza en un llanto ahogado, no había consuelo para ella- No puedo... no puedo...- susurraba sin fuerzas aferrada al cuerpo sin vida del científico-... está bien.. está bien...- volvió a decir casi ahogada por sus lágrimas mientras besaba la mejilla de su amigo- lo haré... sólo por tí- su duelo aún duró unos segundos, el tiempo que tardó en poder volver a respirar, fue entonces cuando con ternura lo depositó en el suelo y volvió a acariciarle el rostro.

Con la cabeza hundida sobre su pecho, la capitán recordó que Muk también se encontraba allí, de manera que recurriendo nuevamente a su fuerza de voluntad se levantó y se acercó a su primer oficial.

- Muk...- le dijo con un hilo de voz- NO... he perdido a Daniel, no pienso hacerlo contigo también- le dijo mientras trataba de taponar su herida con gasas y accionaba el comunicador.

- PUENTE... Ha habido un accidente... ¡Manden a la klingon o a quien sea con conocimientos médicos a enfermería! ¡Necesitamos ayuda con urgencia! ¡Rápido! ¡Es cuestión de vida o muerte!

- PUENTE... Ha habido un accidente... ¡Manden a la klingon o a quien sea con conocimientos médicos a enfermería! ¡Necesitamos ayuda con urgencia! ¡Rápido! ¡Es cuestión de vida o muerte!

Mensaje en señales luminosas de código morse, proveniente de la otra nave:

Comunicación a D5

Estamos en el puente, parece ser que hubo una levantamiento a bordo, alguien intentaba realizar un lanzamiento de esos misiles cuando sabotearon la computadora central. Tenemos problemas de soporte vital procedemos al regreso.
¿La radiación es estable? hemos perdido contacto con Artemisa y Hope.

Los mensajes de auxilio sacaron a Johnny de su letargo, producido por la tediosa tarea de mantener a la Princesa a un distancia prudencial de la otra nave.

- ¿Qué demonios habrá ocurrido? La capitana necesita de nuestra ayuda.

Como si tuviera un resorte se levantó de su asiento, dispuesto a ir a la enfermería, tal como pedían. Pero dudó un instante, mirando a Jan. En teoría él era el oficial superior y él tendría que dar las órdenes sobre lo que hacer. No era muy de su agrado, pero permaneció en pie, dando a entender que espera órdenes.

- PUENTE... Ha habido un accidente... ¡Manden a la klingon o a quien sea con conocimientos médicos a enfermería! ¡Necesitamos ayuda con urgencia! ¡Rápido! ¡Es cuestión de vida o muerte!

Las palabras de la capitana resuenan en la enfermería como una campana anunciando la hora fatídica, terrible y lamentable a la vez. Solo que los últimos minutos parecen esfumarse en el sudor frio de Cristina.

Por un instante la visión se nubla en ella, lo que obliga al acto reflejo y sus manos acaban frotando sus cansados ojos. Pero al terminar la acción todo continua allí, como antes, como si nada hubiera pasado. ¿Una alucinación? Se pregunta la española al ver a Daniel hablando con Aakesh sobre su estado de salud y unos parásitos en la comida. Lo mismo que antes del episodio de los zarcillos y la muerte de…

El estado de sorpresa de Cristina termina pronto, por el contacto frio de una mano que desde atrás de ella le roza la mejilla. Al girarse se da cuenta que es la aparición, la misma que la acosó antes de abandonar la estación de Mojho.

-¿Todavía no lo entiendes, verdad? ¿Porque crees que Sirril viajó al pasado a detenerte? ¿Es casualidad que la Semilla de los Primigenios llegará a ti? Podría haberla cogido Johnny y tu destino seria otro ahora. O cualquier otro, no importa. -

- ¿Es casualidad que la Semilla haya “regresado” a su universo, o fue un desperfecto de la nave Klingon sumando a una tormenta espacial? No tienes ni idea… - asevera con una sonrisa maligna.

Lo peor de todo es que Cristina puede esbozar la misma sonrisa de proponerse hacerlo.

- Y sabes lo que ellos piensan y hasta hablan de ti a tus espaldas. Volverás a delirar, cada vez mas seguido hasta que la Semilla te controle por completo, pero antes de eso te encerraran por demente. - indicó apuntando con el indice a su contraparte.

- Pero tampoco puedes ver las señales divinas. Como un topo en el desierto eres… - afirmó al tomar distancia y esperar entre las ínfimas sombras de la enfermería, justo debajo de un mamparo donde la iluminación falla.

Mientras tanto el regenerador dérmico de Daniel llenaba la estancia con su repetitivo sonido...

- PUENTE... Ha habido un accidente... ¡Manden a la klingon o a quien sea con conocimientos médicos a enfermería! ¡Necesitamos ayuda con urgencia! ¡Rápido! ¡Es cuestión de vida o muerte!

El pedido de ayuda sorprende a Daniel y Aakesh al igual que los aturde levemente por el volumen y la energía dispuesta en la voz de Cristina. Daniel interrumpe su explicación de los parásitos en la comida para acercarse a su capitana, al igual que Aakesh. De Alba suda frio y tiembla por igual.

Ella por un momento parece aturdida, desorientada y extraviada. Su mirada recorre la enfermería en busca de algo que no esta allí.

Aakesh se acerca a la capitán y mira a Daniel. No entiende porque la capitán ha reaccionado así, pero no hace falta ser un experto para entender que su estado es peor de lo que se pensaba, y que había reaccionado así porque estaba delirando.

-Daniel, por favor, atiende a la capitán

Aakesh se acercó

-Capitán, tranquila, todo está en orden, no pasa nada, de momento nadie está al borde de la muerte, por favor, descanse, recupere fuerzas.

Los gritos de de Alba me hicieron guardar silencio y correr en su ayuda. - Capitán. - Dije sosteniéndola por los hombros y tratando hacer que me mirase a los ojos. - Míreme. Soy yo... Daniel... - Chasqueo los dedos delante suya, pero parece ida. Su cuerpo está frio y suda bastante. Algo que no me gusta nada.

Observo las lecturas de la cama y estas me dan los datos que preciso. - Parece estar teniendo un sueño vívido. - Anuncio a Muk. - Calme a la tripulación mientras intento despertarla. - Le indico mientras sigo hablando a Cristina con suavidad. - Capitán, debe escucharme. Sea lo que sea que está viendo, es mentira. Es solo un sueño... míreme... estoy aquí.

Me tienta darla un bofetón para despertarla. Brusco pero efectivo. Sedarla en ese estado tan solo la haría encerrarse en lo que estuviese soñando en ese momento. La haría más mal que bien. - Capitán. Despierte. - Volví a chasquear mis dedos delante de sus ojos, para luego repetirlo en sus oídos. - Vamos... vuelva con nosotros... 

En ese momento temí que aquello fuese el fin de de Alba y, saltándome cualquier protocolo, la abracé con fuerza. - Por favor, capitán... vuelva conmigo. - La susurré, desperado porque volviese a la realidad de una vez por todas.

Aakesh pulsó el intercomunicador

-Aquí Mukherjee, ignoren la última orden, de momento estamos bien en enfermería, bueno, lo bien que podemos estar dada nuestra situación. Que todo el mundo permanezca en su puesto y agradeceré.....agradeceremos un informe de la situación actual de cada puesto. Mukherjee fuera.

Cristina tuvo que parpadear varias veces para darse cuenta de lo que había pasado, mientras Daniel y Muk se afanaban en volverla a la realidad, ella se había quedado mirando la esquina más oscura de la enfermería, aquella donde la luz impedía verla con claridad, la expresión de la capitán era tanto de asombro, como de temor y malestar, estaba enfadada... de eso no cabía duda alguna y seguramente de no ser por la presencia de sus dos hombres habría dicho algo.

Entonces Daniel la abrazó, sentir su calidez y verificar que estaba vivo fue lo que la tranquilizó, haciendo que se centrara en la voz de Windwood y terminara por devolverle el abrazo con fuerza, junto con un suspiro de alivio olvidando que ella era su capitán.

- Daniel... estoy contigo...- le respondió tras unos segundos que necesitó sentir el abrazo de su amigo para eliminar los temblores que la habían atenazado, ya recuperada añadió- tengo que hablar con vosotros...- dijo con serenidad, lo que voy a decir os va a resultar extraño pero tengo que hacerlo- resolvió separándose un tanto del científico para tomar el control de la situación.

De Alba inspiró y expiró varias veces hasta sentirse con la suficiente fuerza, apoyando su mano en el brazo de Daniel, de quien parecía no querer desprenderse.

- Señor Mukherjee, debo relegar mis funciones en usted... no estoy en condiciones de ejercer de capitán, al menos hasta que se resuelva el tema del "Colmillo Primigenio"- se refería al brazalete- he tenido una visión o una alucinación que debo contaros a ambos... es un poco largo, pero trataré de ser breve- dijo tomando asiento y relatando todo lo referente a los zarzillos.

Una vez relatada la parte de la alucinación la capitán pareció dudar, pero tras unos segundos se decidió.

- Y hay más... les voy a contar esto a vosotros dos porque sois las personas en la que las que más confío... prefiero que los demás no sepan este detalle, el motivo es que a este paso me veo encerrada por demente... y es algo muy doloroso- el puño de Cristina se apretó, aquella confesión le estaba costando un mundo, pues su mayor temor era que la tomaran por loca y terminar aislada, sin embargo si no lo contaba a su primer oficial y su mejor amigo la cosa iba a ir peor- ¿Recuerdan el momento que el equipo de rescate de la Franklin nos recogió y nos montó en el camión? Durante ese trayecto tuve una reacción extraña pues un ente invisible pareció golpearme la cara... esa fue la primera vez que ví una versión de mi misma...

- Una oscura que se dedicó a herirme con palabras, increpándome a hablar con ella, probablemente para que me tomaseis por loca, algo que yo traté de impedir ignorándola... sin embargo volvió a ponerse en contacto conmigo en una o dos ocasiones más hasta que decidió dejarme... atribuí el episodio a que se trata de la manifestación del brazalete, una manifestación que había estado en letargo hasta que aparecieron los Xhauars y lo reactivaron... el objetivo del mismo es hacerse con el control de mi cuerpo y de mi mente... que es lo que ha ocurrido con la alucinación que he tenido y con la nueva aparición de mi yo oscura... me ha dicho algo que me ha inquietado y tiene toda la pinta de que lo va a seguir haciendo.

En ese punto Cristina volvió a tomar aire y mirar a los ojos al hindú

- ¿Se acuerda de Sirril?... ¿del Sirril con el que tuvimos que enfrentarnos en nuestra primera misión?, pues bien, me ha dicho que si vino del futuro fue para detenerme y que si yo no hubiera cogido la Semilla, mi destino hubiera sido otro, también ha dicho que si hemos venido a este universo es por la propia Semilla y que no parará hasta controlarme por completo... pero antes me encerraréis por demente...- tragó saliva muy angustiada por este idea, pero continuó hablando- sin embargo también ha terminado diciendo que tampoco veo las señales divinas y que estoy ciega... siempre termina insultando...- esbozó una leve sonrisa y encogiéndose de hombros, al final se había acostumbrado a que todo el mundo lo hiciese, no había piedad ni respeto para con ella.

No se cuanto tiempo pasó desde que la abracé hasta que reaccionó y volvió en sí, quizás unos segundos simplemente, pero para mí fueron una eternidad. Sentir que me devolvía el abrazo con fuerza, que era capaz de suspirar y escuchar su voz, anunciándome su regreso... me hizó sonreir de nuevo.

Pero no me separé de entre sus brazos, hasta que ella no lo quiso. Supongo que me hubiera quedado así más tiempo incluso que el que ella nos permitió estar a ambos. Más serena, recuperada y con fuerzas, comenzó a hablar como si llevase siglos muda. Sentí su mano sobre mi brazo y no dudé en colocar mi mano libre sobre ella, tratando así de darla las fuerzas que parecían faltarla para terminar de soltar todo lo que guardaba en su interior.

No entendí bien porqué delegaba toda la responsabilidad de su cargo sobre el indio, pero era decisión de Cristina y no iba a dudar de ello y menos aún contradecirla. Además, aún con esas, seguía siendo mi capitán, aunque el trato que nos estaba dando al hindú y a mí en aquel momento era más cercano, más familiar.

- Alucinante... - Susurré tras escuchar el relato sobre zarcillos que salían de su brazo y nos apresaban, quitándome incluso la vida, mientras que ella luchaba por contenerlos y controlarlos. Pero las sorpresas no acaban ahí... sino que seguían, con vivencias pasadas generadas desde el momento que obtuvo aquel brazalete.

- ¿Una de Alba malvada? - Pregunté extrañado. - No voy a poner en duda lo que vió, capitán. No cuando ya he visto que sea lo que sea eso que lleva dentro de sí, se escapa de nuestros conocimientos y nuestra compresión. - Guardé silencio unos instantes, pensativo. - ¡Cielos! - Exclamé de golpe, cuando algo me vino a la cabeza. - ¡El imán!

Retorné a la zona de trabajo, continuando con la tarea de enrollar el cable de cobre sobre aquel tornillo. Mientras, mi mente seguía las palabras de Cristina. - ¿Y si fuese su subconsciente avisándola de la parte mala de aquella cosa? O quizás, si quiere poseerla como dice, esa cosa tenga mente propia y esté tratando de comunicarse con usted. Debilitándola mentalmente mejor que físicamente... - Respondí con calma centrado en aquella sencilla tarea. Parecía que andar ocupado con algo me ayudaba a centrarme en todo. - ... pero eso no tendía sentido. Si quiere poseerla, no le daría pistas de como poder detener el avance... si es que realmente está diciendo algo útil.

Conecté un cable con la batería y luego el otro, acercando un pequeño objeto metálico al tornillo y viendo como este se deslizaba y pegaba en el tornillo. Funcionar, funcionaba. Era algo que hasta un niño podía hacer... pero ahora quedaba saber si funcionaría con Cristina y lo que tuviese en su interior, antes de crear uno a mayor escala.

Guardé silencio, sopesando como realizar la prueba. Quizás con usarlo simplemente sobre su dedo meñique de la mano afectada y con las lecturas del escaner médico, así como las que me diese la cama, podrían servire para saber si aquello funcionaría o no. Pero ahora mismo Cristina, necesitaba más que la escuchasen... o eso me vino a la cabeza de golpe.

- Supongamos que... se trata del subconsciente... o quizás de la parte menos mala de eso que la está invadiendo. Da igual como lo llamemos, pero supongamos que en lugar de querer hacerla mal, busca hacer el bien y que precisamente, por ignorarla... esta se enoje y la provoque, la insulte... y demás... buscando que así la haga caso. - Miré a Muk. Era una teoría bastante buena, sobre todo si aquella presencia la indicaba que estaba dejando la parte divina de lado. - ¡Ahora me arrepiento de no haber hecho aquel seminario de hipnosis cuando era joven! - Solté de golpe, mirando la mano entremezclada con metal, de la capitán de Alba.

Sonreí sinceramente a Cristina, antes de tomarla de aquella fea mano con la mía y poner mi otra mano sobre ella. - Sabe que siempre podrá contar conmigo, capitán. Y si no quiere hablar con ese lado oscuro, la apoyaré en ello. Pero creo que debería hacerlo. Si tiene respuestas a todas las preguntas sobre el mal que la afecta, va siendo hora de que tengamos los dos, usted y yo, una charla con ese... ser.

» No voy a rendirme con usted, capitán y antes prefiero mantenerla en un estado de sedación continuo o un coma inducido, a que esa cosa la consuma por completo... mientras encuentro como detenerlo o quien pueda llegar a hacerlo. - Dije serio, mirando a de Alba a los ojos. - Siempre a creído en mí cuando me han llamado loco, yo lo estaré a su lado cuando la llamen loca y no permitiré que se la encierre. - Miré al indio. - Bajo ningún concepto.

Jankowsky  se sobresaltó con el urgente aviso de Cristina, inmediatamente pensó en acudir raudo a la enfermería pero había pedido a alguien con conocimientos médicos por lo que optó por avisar a T´arall. Miró a Johnny, no quería ordenarle que se sentara pero no fue necesario, el joven se mantuvo en su puesto. Justo cuando iba a activar el comunicador para hablar con la Klingon el primer oficial calmó la situación por lo que optó por informar:

-Mukherjee ¿cómo se encuentra la capitana?, avisen a T´arall si es necesario. El equipo de exploración está de regreso, ha tenido problemas con el soporte vital, nos comunican que han perdido contacto con Artemisa y Hope.

Jankowsky aún no se había puesto bien al tanto de la situación y ahora tenía que dar con Artemisa y Hope.

-Alguien podría decirme dónde deberían estar Artemisa y Hope, hemos de localizarlos inmediatamente. ¿Que sucede con esa radiación? ¿qué dicen las lecturas?-

El puesto de capitán no era cómodo y a Jankowsky no le gustaba sentirse tan perdido, no sabía que ocurría exactamente y por encima algunos tripulantes mantenían su animadversión hacia él.

-Informen también al equipo de exploración-

Aakesh escuchó las palabras de la capitán. Que delegase en él sus funciones fue un mazazo para el hindú, no se lo esperaba. Ni mucho menos lo que les contó de las alucinaciones.

Aakesh intentaba mantenerse fuerte, pero le estaba costando. Menos mal de la transmisión de Jankowsky, que le permitió evadirse por unos segundos. Tras contestar al oficial de la Excalibur regresó junto a la capitán y Daniel. Sonrió ante sus palabras y asintió.

-No pienso rendirme capitán, ni Daniel, ni usted. Somos miembros de la Excalibur y rendición no entra en nuestro vocabulario. No la dejaremos por imposible, haremos todo lo posible y más para salvarla.

Aakesh meditó unos segundos las palabras de la capitán y Daniel

-Parece que de nuevo la sombra de Sirril acecha sobre nosotros. Ya hablamos en su momento que tal vez ese Sirril fuese un Sirril poseído por algo o procedente de otro lugar que no fuese nuestro Universo. Tal vez esté relacionado con eso -señala el brazalete- y este Universo. Y es algo que me preocupa, este brazalete lo llevaba el equipo de rescate, ¿nos usaron como conejillos de indias?, ¿como lo obtuvo la Flota?....

Se queda pensativo

-Esto es algo que va más allá de un viaje accidental a otro Universo. Incluso esta nave y su tripulación tienen algo que ver capitán. Parece que estamos en medio de una partida de ajedrez cósmica y nosotros somos los peones. Estoy cansado, y va siendo hora de que cambiemos de fichas y hagamos un jaque mate al Rey.

Se acercó a la capitán

-Pero ahora lo primero es lo primero. Sugiero que como último acto de capitán, hable a la tripulación sobre su decisión, eso les tranquilizará. Y tendremos que tratar el tema con Stevenson si no queremos tener conflictos con él.

Le agarra de la mano

-Pero esto es eventual, pronto volverá a sentarse en la silla de mando y a ponernos a todos firmes capitán, se lo prometo.

Kjarl copió a la capitana y los otros oficiales lo que había llegado por clavemorsa:

Estamos en el puente, parece ser que hubo una levantamiento a bordo, alguien intentaba realizar un lanzamiento de esos misiles cuando sabotearon la computadora central. 

Tenemos problemas de soporte vital, procedemos al regreso.

¿La radiación es estable?  Hemos perdido contacto con Artemisa y Hope.

Y su respuesta, también enviada en Morse:

Aquí los esperamos.  Lecturas de radiación sin cambio.  Probable que una nave haya salido por la bahía.  Estamos investigando.

Kjarl se puso a pensar en el mensaje de la capitana y de Mukherjee.  ¿Que estaba pasando realmente?  Usó su propia experiencia en saber lo que es timar para saber si alguno de los dos estaba mintiendo, y porqué lo hacía.

¿Que coño habrá pasado allí?

Aakesh pulsó el intercomunicador

-Aquí Mukherjee. Señor Jankoswky realice un escáner para evaluar el nivel de radiación y detectar esa posible nave. No me extrañaría que la misma radiación la enmascare de alguna manera. Ponga la nave en alerta amarilla.

Unos segundos de silencio

-Voy hacia allí