Partida Rol por web

Connor entró en la enfermería con la energía que la caracterizaba cuando sabía que tenía trabajo por hacer. Al ver y escuchar a Perkins le sonrió con su habitual amabilidad.

-Me encuentro bien señor Perkins, el transporte no llegó a realizarse, he permanecido esperando en la sala de Transporte todo el tiempo y por lo que veo, es lo mejor que ha podido pasar. Bien... Tenemos trabajo, he mandado aquí a los miembros de la expedición. -le contestó al adentrarse hacia el lugar de las camillas para empezar a revisar el trabajo de sus subordinados y comprobar en primera línea el estado de los heridos.

Poco a poco, tras dejar el equipo en la armería, fueron llegando los miembros de la lanzadera, los alférez Carter, Yrianis, Rashnan y Cannava.

Más que heridos, parecen apesadumbrados, pero también llenos de ira, por la muerte de sus compañeros.

-Os lo digo, sean quienes sean me las van a pagar -estaba comentando Carter cuando entraron. 

-Olvídalo, Carter. Ahora lo único que importa es evitar que todos los que estamos en la nave nos convirtamos en polvo -le dijo Cannava.

Al ver a la doctora, Carter se dirigió hacia ella.

-Doctora, ¿qué hacemos aquí? Estamos bien. Nuestra nave no ha sido destruida. Queremos estar preparados por si tenemos que volver a salir.

La doctora acostumbrada a que todo el mundo tratase de escaquearse de un escaneo médico, se limitó a contestar al tripulante con calma y su habitual buen talante.

- Quien debe determinar si están bien soy yo,señor Perkins ayúdeme con el escaner médico, empieze usted con Yrianis- Le pidió a su ayudante cogiendo el tricorder y realizando el primer examen con Carter- Si colaboran tardaremos menos

Uno por uno fuisteis atendiendo a los miembros de la lanzadera. La mayoría presentaba golpes y algunos cortes menores, debido a los movimientos de la lanzadera y a la onda expansiva por la explosión de la Nueva Zelanda, pero ninguna de las heridas revestía gravedad. 

Así que en cuestión de pocos minutos, entre tú y Perkins solventasteis casi todo rápidamente.

-Creo que ya están todos, doctora. ¡Guau! ¡Somos rápidos o qué! 

Perkins parecía eufórico, cuando un nuevo giro del Enterprise le obligó a moverse para mantener el equilibrio.

-Supongo que deberíamos esperar lo peor, ¿no?

-Pueden volver a sus puestos damas y caballeros-dijo finalmente la doctora satisfecha por haber resuelto, con la ayuda de Perkins, aquella revisión en tan poco tiempo- Somos buenos señor Perkins- Le guiñó un ojo a su ayudante.

Entonces ante un nuevo embiste de la nave Connor tuvo que agarrarse a una de las mesas para no volver a caer a los brazos de Perkins... Que no es que no estuviera bien el muchacho, pero es que ella iba a quedar mal... Tras reponerse y con gesto preocupado pero sin perder el tono y las buenas maneras añadió.

-Me temo que estamos siendo atacados y eso significa que vamos a tener más trabajo, pero confío en los oficiales superiores del puente y en la respuesta de esta nave, voy a ir al puente para ver que ocurre. Le ruego que permanezca en enfermería y mantenga activos los protocolos de actuación, avise a Smith para que lo asista en caso necesario, volveré tan pronto como pueda para informarle

La enfermería empezó a llenarse de tripulantes que tenían quemaduras de diferente consideración, golpes y algunas heridas. Perkins y el resto del personal empezaban a no dar a basto, así que pulsó su comunicador.

-Puente, aquí Perkins. Doctora, la necesitamos en la enfermería. Empiezan a llegarnos muchos tripulantes heridos.

-Puente, aquí Perkins. Doctora, la necesitamos en la enfermería. Empiezan a llegarnos muchos tripulantes heridos.

Menos mal que ha venido, doctora. Empezábamos a estar un poco agobiados por aquí -te explicó Perkins.

La enfermería estaba llena de tripulantes con heridas de quemaduras, brazos rotos, golpes, etc. En conjunto, casi todo eran heridas menores, pero todas debían ser tratadas.

Además había muchos ingenieros que mostraban signos de haber recibido fuertes dosis de radiación y gases tóxicos, por lo que tosían, algunos con sangre, y también mostraban debilidad.

-Parece que los de ingeniería se llevaron la peor parte, doctora -te explicó el alférez.

Alguien me ayuda a llegar a la enfermería.

La enfermería estaba en plena ebullición, llena de tripulantes con diversas heridas, tanto cortes, hematomas, quemaduras e incluso intoxicaciones y radiaciones acompañadas por tosidos con sangre, que hacían que todo el personal sanitario estuviera de un lado a otro en constante movimiento para atender a los pacientes de mayor gravedad pero sin desatender por completo al resto, quien estaba encargada de dirigir y atender por igual era la doctora Connor.

- Fue ingeniería quien recibió el mayor impacto...- le acababa de responder a Perkins mientras atendía un cuadro que presentaba un severo trauma en la cabeza con pérdida de sangre- hay riesgo de que se forme un coágulo en la zona parietal, tenemos que cauterizara la herida y administrarle un anticuagulante- fue diciendo mientras ella misma se ponía a realizar las oportunas operaciones, tras inyectarle el spray al tripulante la doctora se giró en el tiempo justo en que entraba Vakro en la enfermería, se sorprendió al verlo acceder tan rápido a enfermería y que lo hubiesen traído, pero había tanto trabajo de por medio, que directamente le dijo al teniente lo que tenía que hacer- señor Vakro túmbese en la biocama, hay que hacerle un análisis más exhaustivo para descartar que se haya producido algún desgarro en el pulmón, en seguida estoy con usted- añadió atendiendo personalmente a los de mayor gravedad y revisando a sus subalternos.

Escuché la voz de la doctora por encima de todas las demás. No sabía si es que hablaba demasiado alto o si es que inconscientemente la buscaba. Pero quien me llevaba no reparaba en ello y me iba a dejar en uno de los butacones, para que esperase mi turno. Por fortuna para mi, Connor enseguida reparó en mi presencia y me dio las instrucciones a seguir.

- Vale, vale. Gracias. - Dije a mi acompañante, el teniente Lightman, quien me había sacado arrastras del puente. - Podré yo solo, de verdad. - Mi voz sonaba fatigada y me dolía incluso respirar, pero no quería parecer un cachorrito herido a pesar del enorme dolor que sentía y aquel malestar. La parte positiva de todo aquello, era que no me dolía la cabeza. Ese dolor se había tragado por completo al crónico.

Cansado, con aquella extraña falta de aire, caminé hacia donde me había indicado la doctora con cierta lentitud. - Estoy bien. - Dije a quien quiso venir a ayudarme. - Debo hacerlo yo. - Insistí hasta llegar a la biocama y apoyarme en ella. Me detuve unos instantes, tratando de recuperar el aliento. - ¿Por qué no me pone una inyección de esas suyas milagrosas y me deja ir al puente, doctora? Dejé algo a medias allí arriba...

En cuanto me sentí algo más recuperado, aproveché para quitarme la parte superior del uniforme, viendo en ese momento el hematoma de aquel tono verde oscuro en mi piel, cubriéndome gran parte de las costillas. - Es solo un golpe... No necesitaré mucho más... - En ese momento un enfermero me hizo tumbarme en la biocama, ayudándome a colocarme en ella y activando los sistemas de la misma.

- ¿Ve? No es nada... - Le dije al enfermero. - Dígale a la doctora que estoy bien... - Traté de incorporarme, pero las costillas me la volvieron a jugar. Además, el movimiento fue tan rápido, que me mareé un poco, haciéndome quedarme tumbado en la biocama, con mi mano sobre aquella zona morada y aguantando el dolor en silencio.

A medida que el romulano iba hablando sobre, según él, la poca importancia de su caso... Lena se le fue acercando como en silencio mientras se iba armando de materiales quirúrgicos, entre ellos varios sedantes... la doctora era extremadamente rápida con las inyecciones y como el niño no fuera bueno le iban a caer unas cuantas de regalo, afortunadamente cuando ya estuvo a su lado este se había tumbado en la biocama y se había despojado de la parte superior de su uniforme dejando al descubierto la zona lesionada.

- ¿Ve? No es nada... - Le dije al enfermero. - Dígale a la doctora que estoy bien... 

- La doctora dice que usted no estás bien y que va a permanecer en la biocama...- activó la biocama en cuestión leyendo los datos- hasta que ella lo diga- miró muy seria a Vakro con la jeringuilla en ristre dispuesta a usarla, a modo de advertencia, para después examinar manualmente el costado del romulano, a continuación miró a Liam con dulzura- muchas gracias por traérmelo teniente Lightman.

Perkins se acercó un momento a donde la doctora estaba atendiendo a Vrako y observó las lecturas de aquella.

-Parece que ha tenido suerte, doctora. Las costillas están ligeramente astilladas, pero no han llegado a perforar la cámara pleural.

Después miró a Vrako, divertido.

-Los romulanos son muy resistentes, señor Vrako, pero me da que la doctora no dejará que se mueva en algún tiempo. ¿Me equivoco, señora?

Esperé en silencio a que el teniente Lightman se marchase de la enfermería, puesto que debía acudir con urgencia a ingeniería, mientras que la doctora aprovechaba mi estado para hacerme mil y una pruebas. - Salvo que esa jeringuilla sea para quitarme el dolor y poder ir en el equipo de asalto, mejor será que se la guarde. No la necesito. - Le dije a la humana bastante serio.

Luego la mujer comenzó a palpar la zona dañada. Al principio no apretó mucho, pero ya molestaba lo poco que hacía. Luego comenzó a apretar un poco más y mi rostro comenzó a reflejar el dolor que sentía en el costado. Pero no me quejaba. Después, no se bien que pasó, si es que decidió apretar más fuerte o si realmente esa zona en concreto estaba más dañada que las demás. El mismo pinchazo agudo que me hizo doblarme en el puente antes de llegar a golpear al comandante, volví a sentirlo en la biocama. Apreté mis dientes con fuerza, tratando de contener el grito de dolor, mientras que mis manos se agarraban con fuerza a la ropa de la cama.

Sentí como mis ojos se humedecían y como una lágrima se escapaba de uno de ellos. Eso no podía contenerlo, pero mi quejido sí. - Doctora... duele... - Le dije a Connor en un susurro donde mi voz reflejaba el dolor que estaba sintiendo en aquel momento, pero seguía sin soltar ningún quejido, respirando casi aliviado pero con dificultad, cuando por fin quitó las manos de mi cuerpo.

- Usted gana doctora Connor, pero no vuelva a tocarme de esa manera. - La susurré, derrotado por lo que me hubiese hecho en las costillas y reconociendo que no estaba en condiciones de nada, mientras que trataba de volver a respirar sin que mi costado me doliese.

Luego se acercó aquel enfermero, que parecía encontrar divertido mi estado. - Más resistentes de lo que piensa. - Le respondí malhumorado por su comentario, más que por eso, por su gesto divertido. - Se lo puedo demostrar ahora mismo. Solo tengo que levantarme... - Pero nuevamente fallé y esta vez si salió un gemido de dolor de mi boca, haciéndome quedarme en la cama quieto, con las manos sobre la zona afectada.

- Vale, entendido. No me moveré más. Pero que no se me acerque ese pipiolo... o no respondo. - Repliqué en un susurro girando la cabeza y mirando hacia otro lado, mientras mi respiración volvia a dolerme. Aquel nuevo fracaso me había dolido más a mi orgullo que a mi cuerpo, a pesar de que el dolor físico era realmente intenso.

- Aquí le traigo a un teniente algo revoltoso y herido, doctora.- dijo Liam a modo de saludo al entrar en enfermería casi arrastrando al teniente Vakro - Mejor que le inyecte algún calmante y no le iría mal algo de terapia para focalizar cierta rabia interna.

Observó cómo Vakro, pese al dolor de la herida, quería valerse por su propio pie y rechazó la ayuda para poder llegar a la biocama.

- Si no me necesitan más, me voy a ingeniería. Yo tengo a la nave "enferma", y es bastante urgente tratarla.

Dicho esto, salió de enfermería para proseguir su camino hasta la sala de máquinas.