Partida Rol por web

- Puente, aquí ingeniería. Transporte urgente de la alférez Zoe a enfermería, síntomas de radiación. Que la pongan en una estancia con un campo de energía hasta que logren estabilizarla

-Parece que ha tenido suerte, doctora. Las costillas están ligeramente astilladas, pero no han llegado a perforar la cámara pleural.

Efectivamente el romulano había tenido suerte y las costillas aunque maltrechas podían arreglarse... lo que dudaba que tuviera mejor arreglo era el ego de Vakro, pensó la humana.

- Cierto señor Perkins, podremos arreglar las costillas con un refuerzo oseo y una aceleración celular para ayudar a la regeneración del hueso- comentó mientras se ponía manos a la obra buscando entre diverso instrumental médico.

-Los romulanos son muy resistentes, señor Vrako, pero me da que la doctora no dejará que se mueva en algún tiempo. ¿Me equivoco, señora?

Aquel comentario le pareció extraño viniendo de Perkins pero se ciñó a responder con su siempre buen talante.

Usted gana doctora Connor, pero no vuelva a tocarme de esa manera.

- No se equivoca señor Perkins, no va a ir a ningún lado hasta que no "lo arregle"... y mucho temo que ese arreglo lleva implícito sendos pinchazos- sonrió con cierta malicia sosteniendo un hipo-spray. 

- Vaya... y yo que pensaba que le gustaba mi tacto- susurró sin que Perkins se enterara aprovechando que le inyectaba el spray en el cuello, con cierto brillo de malicia, para apartarse con rapidez mientras seguía manipulando tricorder y biocama.

 Más resistentes de lo que piensa. - Le respondí malhumorado por su comentario, más que por eso, por su gesto divertido. - Se lo puedo demostrar ahora mismo. Solo tengo que levantarme... - Pero nuevamente fallé y esta vez si salió un gemido de dolor de mi boca, haciéndome quedarme en la cama quieto, con las manos sobre la zona afectada.

- Vale, entendido. No me moveré más. Pero que no se me acerque ese pipiolo... o no respondo

Aquello ya si que le pilló a Connor con guardia bajada, la mujer miró alternativamente a su ayudante y a Vakro con un aparato en la mano parecido a un tricorder... pero que no lo era, con los ojos más abiertos de lo normal, para terminar por sonreir.

- Este pipiolo es mi ayudante y sólo ha dicho que no dejaré que usted se mueva hasta que sus costillas mejoren- le dieron ganas de pasar el aparato regenador a Perkins para que hiciese los honores de curar al romulano, pero se contuvo y procedió a la operación ella misma- va a sentir calidez en la zona afectada, dicho calor se irá haciendo más profundo a los cinco minutos, eso significará que está soldando sus costillas- sin esperar más accionó el aparato dejando que un rayo de color escarlata se reflejara en la zona afectada del romulano. 

- Puente, aquí ingeniería. Transporte urgente de la alférez Zoe a enfermería, síntomas de radiación. Que la pongan en una estancia con un campo de energía hasta que logren estabilizarla

Al final iba a tener que dejar que Perkins curara a Vakro...

- Puente, aquí ingeniería. Transporte urgente de la alférez Zoe a enfermería, síntomas de radiación. Que la pongan en una estancia con un campo de energía hasta que logren estabilizarla

- Entendido señor Lightman, gracias por el consejo- contesto en su tono habitual- para añadir a sus subordinados- protocolo gamma caballeros- con esa sencilla orden la médico en jefe había indicado el protocolo a seguir para los casos de radiación

No intervengo más en la conversación de la doctora con el pipiolo que la acompaña, manteniendo mi rostro mirando hacia otro lado. Si hubiese podido les hubiese dado la espalda a ambos, pero mis costillas estaban en plan quisquilloso, casi tanto como lo estaba yo. Así que, con mal genio generado por aquel cabreo que venía desde... a saber cuando, continué mirando hacia el otro lado de la enfermería, hasta que sentí el aroma de su piel cerca de mi rostro y su suave voz hablándome al oído, seguido todo de aquel pinchazo en el cuello. Algo que me resulto más placentero que doloroso. 

Iba a responderla, pero tras aquella inyección se alejó de mi rostro y aquel joven efebo estaba demasiado cerca como para decirla nada, así pues me limité a mirarla con deseo durante unos segundos, los suficientes para que se diese cuenta de que, a pesar de mi estado, estaba más que dispuesto a volver a disfrutar de ella en la cama y que realmente ansiaba hacerlo. Pero fueron  nuevamente sus palabras las que me sacaron de aquel estado y me hicieron mirar al ayudante. - Me parece estupendo. Todo suyo. - La repliqué. - ¿No le necesitan en otro sitio? - Pregunté elevando ambas cejas a la vez, con la clara intención de que aquel  molesto muchacho nos dejase lo más solos posible.

Escuché atento las instrucciones de Connor sobre lo que me iba a hacer y lo que sentiría, siendo el proceso en sí más molesto que doloroso, aunque con la zona aún sensible al dolor, algún pinchazo que otro si que llegué a sentir. Pero la mayor punzada la recibí al escuchar el mensaje de megafonía y saber lo que significaba. En ese momento fue cuando deslicé mi mano con disimulo y acaricié la de la doctora, mientras la miraba a los ojos con pesar. No quería quedarme allí solo. Y estar sin ella a mi lado en aquel lugar y en aquel estado, era lo mismo que estarlo.

Durante unos instantes fui solo para ella, hasta que me di cuenta de lo que realmente decía aquel mensaje. - ¿Radiación? ¿Realmente van a traer a una persona contaminada aquí? ¿No saben que a la persona radiada hay que aislarla y no permitirla estar con gente sana? Por no hablar de los enfermos... - Negué con la cabeza. - ¿Qué mierda de protocolo contra radiación es este? No, doctora, no me lo diga. Viendo quienes son los que dirigen y gobiernan esta nave, me puedo hacer una idea de como son sus superiores. No saben la joya que tienen con usted, doctora Connor... no lo saben...

» Pipiolo, haz algo útil, ¿quieres? Ayúdame a levantarme y a salir de aquí antes de que traigan al personal radiado y acabemos todos expuestos y contaminados. No se preocupen, me iré por mi propio pie a mi cuarto y permaneceré en mi cama hasta que la doctora lo crea oportuno. -  gruñí. Desde luego que todo aquello había estropeado aquel pequeño momento.

Perkins, sin perder la sonrisa, se acercó a Vrako y colocó una mano sobre su pecho, con suavidad, pero también con firmeza.

-Ah, no, Teniente. De eso nada.

Y antes de que Vrako pudiera hacer o decir nada para evitarlo, le inyectó con la otra mano un hipospray en el cuello.

-El remedio que todo lo cura contra los malos pacientes. Un pequeño somnífero -dijo alegremente, mirando a la doctora.

Tras la acción de Perkins y antes de que pueda alguien más decir algo, el cuerpo de la alférez Zoe se transporta al punto señalado para tal fin, aislado dentro de la cámara de antiradiación.

El aspecto de la alférez es ciertamente malo.

- Me parece estupendo. Todo suyo. - La repliqué. - ¿No le necesitan en otro sitio?

Connor abrió los ojos platos ante la actitud del romulano para después sonreir abiertamente ante la caricia del teniente, una caricia a la que correspondió con igual disimulo, realmente le parecía un ser adorable en todos los sentidos, aquello que provocaron en la doctora ganas de besarlo y juguetear con él, pero con Perkins y toda la enfermería llena eso era algo que no se podía permitir.

- Usted es quien me necesita ahora señor Vakro- le dijo con calma, haciendo sonar su voz de manera dulce... con el teniente delante le salía natural.

- ¿Radiación? ¿Realmente van a traer a una persona contaminada aquí? ¿No saben que a la persona radiada hay que aislarla y no permitirla estar con gente sana? Por no hablar de los enfermos... - Negué con la cabeza. - ¿Qué mierda de protocolo contra radiación es este? No, doctora, no me lo diga. Viendo quienes son los que dirigen y gobiernan esta nave, me puedo hacer una idea de como son sus superiores. No saben la joya que tienen con usted, doctora Connor... no lo saben...

- Parece que su concepción de la Flota es errónea, no estamos en la Edad Media... hemos evolucionado y todo, la alferez será transportada directamente a las coordenadas que hemos facilitado a ingeniería... concretamente una biocama preparada y aislada, que protege al resto de enfermería de cualquier radiación o infección que presente el paciente.

Pipiolo, haz algo útil, ¿quieres? Ayúdame a levantarme y a salir de aquí antes de que traigan al personal radiado y acabemos todos expuestos y contaminados. No se preocupen, me iré por mi propio pie a mi cuarto y permaneceré en mi cama hasta que la doctora lo crea oportuno.

-¿Irse?-enarcó una ceja poniéndose más seria, no iba a dejarlo marchar así tuviera que ponerle el trasero como un colador, a base de pinchazos cargados de somníferos...

-Ah, no, Teniente. De eso nada.

Y antes de que Vrako pudiera hacer o decir nada para evitarlo, le inyectó con la otra mano un hipospray en el cuello.

-El remedio que todo lo cura contra los malos pacientes. Un pequeño somnífero -dijo alegremente, mirando a la doctora.

Sin embargo el señor Perkins se le adelantó encargándose él mismo se sedar al romulano. Connor con su omnipresente sonrisa le posó una mano a Vakro sobre la frente para calmarlo, acercándose un poco a él, permitiendo que oliese su perfume. - No voy a permitir que se haga más daño, confíe en mí y deje que me ocupe de su cuerpo... - aprobechó su cercanía para susurrar sin que Perkins la escuchase - recuerde que usted y yo tenemos otra "cita" pendiente - el brillo en los ojos de la doctora dejaba claro lo que le estaba pidiendo y la necesidad de que se recuperara. Mientras el somnífero hacía su efecto Connor se mantuvo a su lado mirándolo con calma, en ese momento algo se teletransportó haciendo que la figura de Lena se iluminara unos segundos, la doctora tenía trabajo.

La dulzura de su voz, de sus palabras, tras aquella caricia suya sobre mi mano, me hicieron guardar silencio el tiempo justo, hasta que estallé con mis palabras sobre la contaminación radioactiva. La respuesta de la doctora no se hizo esperar.

- ¿Edad Media? - Pregunté completamente descolocado. - No se a que se refiere con ese término, doctora, pero viendo como se hacen las cosas por aquí, no me sorprendería nada ver a un grupo de hombres, traer en brazos a alguien bajo los efectos de la radiación. Debo reconocer que su hermano tenía razón, la única persona sensata y cuerda en este lugar es usted. Y créame si la digo que le da mil vueltas a todos. Incluída la vieja que tenemos por capitán.

Pero mientras decía aquellas palabras y tras mi nuevo intento de huída, alguien volvió a pincharme. Pero esta vez no fue la doctora Connor, sino el capullo del pipiolo, al cual miré con rabia por lo que me había hecho. Pero enseguida sentí la mano de Lena sobre mi frente y desvié mi mirada hacia ella, relajando el rostro al ver su hermosa sonrisa. Mis párpados me pesaban, pero la veía acercarse a mí y por un instante sentí que quería besarla, aún delante de todos. Pero su mano pesaba demasiado para mi cansada cabeza y cerré los ojos, dejándome llevar por los aromas que acompañaban a la mujer y por su cálida voz, la cual me hizo dibujar una leve sonrisa en mi rostro al escucharla susurrarme aquellas palabras, antes de quedarme profundamente dormido a causa del sedante.

Una vez que el romulano se hubo dormido, Connor se giró rápidamente hacia la zona aislada donde habían transportado a Zoe, nada más ver su aspecto se dió cuenta de la gravedad del asunto. Aquello era cuestión de vida o muerte por lo que se puso rápidamente a teclear la consola del ordenador encargada de aquella biocama para obtener datos y comenzar con el tratamiento.

Los datos señalaban daños masivos en la mayoría de los órganos internos, por lo que a no ser que hicieras algo pronto, la alférez no lo contaría. Era una situación nueva y que requería un tratamiento efectivo a la primera... o no lo contaría.

Mientras la examinabas, la afluencia de pacientes había disminuido considerablemente y Perkins se acercó a consultar los datos.

-Hummm. No pinta bien, la verdad. Doctora, ¿cree que podríamos usar ese tratamiento experimental que tenemos ahí? Es arriesgado... pero podría salvarla. Cuando estuve destinado en la Estación Espacio Profundo 2 vi a muchos de estos heridos... y la mayoría no salió adelante. Puede que no tenga otra oportunidad.

Al mirar a Perkins viste en él por primera vez, no únicamente a tu ayudante, jovial la mayor parte del tiempo, y eficiente, sino a alguien que había sufrido lo suyo, aunque no lo pareciese.

-Hummm. No pinta bien, la verdad. Doctora, ¿cree que podríamos usar ese tratamiento experimental que tenemos ahí? Es arriesgado... pero podría salvarla. Cuando estuve destinado en la Estación Espacio Profundo 2 vi a muchos de estos heridos... y la mayoría no salió adelante. Puede que no tenga otra oportunidad.

La doctora que se había quedado sumida en sus pensamientos barajando opciones, giró la cabeza para mirar a Perkins, quien de manera providencial pareció ofrecerle una de las pocas posibilidades que le quedaban a Zoe.

- Es arriesgado- dijo pensativa- pero la alferez no tiene muchas más alternativas, tiene razón. Vamos a iniciar los preparativos ahora mismo, el tiempo corre en nuestra cuenta- decidió con rapidez- reláteme su experiencia para tratar de preveer todos los contratiempos- le pidió a Perkins mientras se ponía manos a la obra.

Perkins asintió con la cabeza y rápidamente se fue a coger un PADD al despacho. Cuando regresó, lo hizo tecleando rápidamente y sin levantar la vista de la pantalla, hasta que se la entregó a la doctora.

En nuestro caso, la explosión de uno de los reactores provocó una nube de radiación gamma y polarónica. PErdimos a una cuarta parte de la tripulación de la estación antes de que pudiéramos limpiar los conductos de ventilación y redirigir la nube hacia el exterior. El tratamiento que tenemos aquí se desarrolló para intentar producir un flujo de otro tipo de radiación que al chocar con las partículas ionizadas las devolviera a su estado natural. Por desgracia, las posibilidades de éxito son escasas y no se ha vuelto a intentar, dado el escaso margen de éxito.

Parker se acercó un poco más a la doctora para que solo ella la oyese.

-Además, tendríamos que aislar toda la enfermería. La radiación subisométrica tiende a escapar por los espacios perinucleares y podría afectar al resto de la nave.

Abrí los ojos lentamente. Me encontraba desorientado y aturdido aún, como si me hubiesen drogado. A penas era capaz de percibir correctamente el sonido de mi alrededor y la luz me molestaba en los ojos, lo que me hizo cerrarlos y tratar de escuchar lo que pasaba en mi entorno. Oía voces, sobre todo la de un hombre, pero no era capaz de reconocerla. Giré mi cabeza hacia el lugar donde venía aquella voz y abrí los ojos un poco. Dos siluetas de pie se aparecieron no muy lejos de mí.

Me costaba verles, mi vista no enfocaba aún bien y aquella luz era matadora*. Pero aquello no me ayudaba demasiado a recordar que había pasado. Cerré los ojos nuevamente, tratando de hacer memoria, pero esta se perdía en el puente de mando, justo antes de intentar golpear al gigante azul. - Mis costillas. - Pensé para mí, llevándome una mano a las mismas. No parecían dolerme. - ¿Un sueño quizás?

Volví a pensar donde estaba, tratando de recordar. Las voces se iban aclarando y empezaba a distinguir lo que decían, aunque no era capaz de identificar la voz de aquel hombre. Abrí los ojos nuevamente y esta vez pude ver algo mejor. Estaba en una nave, eso seguro. Los paneles del techo lo indicaban con claridad. Pero no era mi dormitorio, allí no habría gente...

Entonces intenté incorporarme para ver mejor, confiado en que mis costillas ya no eran problema... pero me equivocaba. - ¡Mierda! - Exclamé al percibir el dolor, menos intenso que antes de... - Que el maldito pipiolo me sedase. - En ese momento le busqué con la vista, mientras que mi mano apretaba la zona afectada y mi rostro reflejaba el dolor que había despertado en mi costado. Si las miradas matasen, en ese momento hubiera caído al suelo sin vida. Por fortuna para él, no era así. Al menos en mi raza no. ¿Quién sabía lo que ocultaba el universo?

Luego desvié mi vista del aquel hombre y busque a mi doctora. No estaba muy lejos suyo, atendiendo a la paciente que, a juzgar por el lugar donde estaba metida, era la que había quedado contaminada con la radiación. Suspiré levemente mientras la observaba moverse y trabajar, para luego volver a tumbarme con cuidado en la cama aquella. No quería acabar sedado de nuevo y si me volvía a poner rebelde, fijo que el pipiolo repetiría su hazaña.

Volví a mirar a la doctora unos instantes, disfrutando de sus curvas tan bien definidas con aquella luz y su ropa, antes de terminar de acomodarme y tratar de pensar en otra cosa que no fuese ella, cerrando los ojos casi al instante.

Vakro, al abrir los ojos alcanzó a escuchar las últimas palabras que Perkins le estaba diciendo a la doctora mientras esta asentía con el rostro muy serio y envuelto en sudor... aquello no le gustaba.

-Además, tendríamos que aislar toda la enfermería. La radiación subisométrica tiende a escapar por los espacios perinucleares y podría afectar al resto de la nave.

- Cierto, proceda al aislamiento, voy a tratar de limpiar los conductos y redirigirlos al exterior, pero sólo lo haré cuando se haya aislado por completo la enfermería, hay que evitar por todos los medios que la radiación se expanda al resto de la nave- a cada minuto que pasaba menos expectativas tenía de que la alferez saliese con bien de aquel episodio, pero lo intentaría hasta el final.

Fue al cerrar los ojos cuando escuché la voz de la doctora. Disfruté de ella, siguiendo cada palabra como si de una melodía se tratase. Y cuando terminó de hablar, me di cuenta de lo que acababa de decir. - ¡¿Cómo?! - Exclamé antes de intentar incorporarme nuevamente en la cama con brusquedad.

No supe cómo lo había hecho esta vez, pero logré sentarme en la cama sin demasiado dolor en el costado. Tan solo el justo como para mantener una de mis manos sobre la zona afectada. Las cosas como eran. Estar aislado allí con la doctora no me parecía mala idea. De hecho, me hubiera encantado que así fuera. Pero no estábamos solos. A parte del resto de heridos, estaba el pipiolo y el foco de contaminación radiactiva. - No sé que será su maldita Edad Media, pero sí, continúan en ella. - Me quejé molesto por todo aquello. - Pero claro, que nadie haga caso al romulano aunque tenga razón. Es romulano y es malvado y tiene intenciones ocultas y crueles. - Me quejé al aire, malhumorado, dejando salir aquello que guardaba dentro de mí.

- Si en lugar de sedarme me hubiesen dejado ir... - Ahora estaría en mi cuarto, solo y desesperado por no poder estar y ayudar a una de las dos únicas personas que me importan de verdad en esta nave. Así que cierra la boca y empieza a comportarte. - Me regañé a mi mismo y agaché la cabeza un instante.

- Yo... Lo siento, doctora Connor. - Me disculpé con ella con sinceridad. - Debí pensar antes de hablar. No volveré a ser una molestia. - Dije, lamentando mis palabras previas junto con mi enfado. Luego me volví a tumbar en la cama, sorprendido por tener que contener las ganas de llorar que me habían entrado de repente. - Efecto secundario de la sedación, ha de ser eso fijo.

Perkins activó el protocolo de emergencia. Eso implicaba que la enfermería quedaría aislada en breves instantes.

Para evitar que el resto del personal se viera afectado, los enfermeros movieron a todos los pacientes hacia otros lugares de la misma cubierta. No había nadie tan grave como para suponer un problema, así que la enfermería se encontró rápidamente vacía. Perkins miró hacia atrás... y vio al romulano todavía dentro.

-Señor Vrako, debe abandonar la enfermería ahora mismo. Es demasiado peligroso.

Alcé la cabeza y miré a Perkins cuando esté me habló, mientras que el resto del personal evacuaba el lugar. Luego miré a la doctora. No estaba tan mal como para tener que quedarme porque sí, pero recordé mis pensamientos previos. Observé a Lena, su preocupación por los demás, su eterna sonrisa, ahora borrada por la grave situación en la que se encontraba. Sus besos, sus caricias y su ternura, vinieron a mi mente como un huracán, borrando el resto de pensamientos de mi mente. - No. - Respondí tosco al ayudante de Connor. - Me queríais aquí a toda costa, tanto que hasta me sedó, señor pipiolo. Ahora no me iré. - Le repliqué con mi encanto natural, ese que me permitía tener cientos de amigos por donde iba.

Luego miré a Connor. Sabía que no la gustaría mi decisión, pero no iba a alejarme de ella y desesperarme. - Además, sin el alta no puedo salir de aquí. Y la necesito para poder ir a la misión de reconocimiento de la base científica. ¿Quieren que me marche? Esa es mi condición. - No necesitaba que nadie me dijese que aún no estaba en condiciones de ir a ninguna misión. Mi cuerpo me lo decía a cada movimiento, sobre todo al incorporarme de nuevo. Pero mi mirada hacia Lena trasladaba algo más que todo aquello. Lo primero la fidelidad de estar a su lado en los momentos más duros y lo siguiente que era más cabezota de lo que parecía.