Partida Rol por web

Al llegar al puente, ves a la doctora hablando con Marayn y a Shev, con Gale. Annaith está en su puesto.

   -Bienvenida de vuelta, Capitana.- Saludé haciendo una leve venia, desde mi asiento- Como novedad, en pocos minutos tendremos la estación en las pantallas, frente a la nave. Con nuestra velocidad actual... Apareceremos de la nada frente a ellos, no hay manera de que nos estén esperando- informé.

    -Por cierto, Capitana, ¿Prefiere que aborde una de las lanzaderas, como habiamos dicho, o desea que me quede aquí maniobrando a la "bestia"?- pregunté, apremiado por el tiempo, mientras le daba una palmada a la consola de pilotaje, dando a entender que me referia a la Enterprise.

Al entrar en el puente ves a Gale mirando a la capitana, como si le hubiese preguntado algo y esperase una respuesta, a la doctora y a Marayn hablando y a Shev en mitad del puente, como si se acabase de poner en pie al llegar la capitana.

Entro instantes después que la capitana y me dirijo a mi puesto con el PADD en mi mano. Me ha sentado tan mal el comportamiento del mestizo que solo pienso en ello y cruzo el puente sin mirar a nadie.

Ya en mi asiento, compruebo el estado actual del sistema y de paso busco a mis hombres. A pesar de las órdenes de la capitana, sigo pensando que es necesario reforzar la sala del teletransportador para el momento en el cual traigamos a la nave a los "refugiados". Al menos quiero saber por donde se andan, por si he de mandarles correr por alguna negligencia o exceso de confianza por parte de algún superior.

Tal y como te temías, tus hombres estaban en la cantina. Eso no significaba nada de por sí. Podían haber estado realizando prácticas de ataque y defensa y haber descansado un tiempo adecuado, pero cuando comprobaste el tiempo que habían pasado en la simulación, la computadora indicó que apenas habían permanecido una hora.

Levantó levemente el rostro para mirar a la doctora y le dedicó una cuidada sonrisa. -Por el momento no los he sentido con intensidad, supongo que debido a que he tenido la mente en otras cosas.- Le aseguró a la teniente Connor, aunque se llevó un momento la mano hasta la zona herida.

La cardasiana alzó la vista al escuchar la entrada de la capitana, y dirigió su mirada hacia el Alférez Van Pelt, pues al menos en su caso no tenía nada nuevo que reportar. Al poco vio entrar también al teniente Vrako, y le saludó con un asentimiento y una sonrisa, aunque parecía muy distraído en ese momento.

Volvió hacia la consola, atenta por si debía hacer alguna revisión a la situación en la que entrarían en los próximos minutos y esperando alguna instrucción particular por parte de su capitana.

El teniente tova'Daq entra al puente, toma su posición en la terminal de Tácticas.  Revisa sus reportes recientes y pone su atención sobre la capitana, pues las cosas rudas pueden comenzar pronto. 

Al entrar viste que por primera vez desde hacía mucho tiempo, el puente estaba lleno de actividad. Marayn y la doctora parecían haber estado hablando entre ellas, aunque en ese momento, la cardasiana estaba más concentrada en su estación táctica. El joven piloto hablaba con la capitana y Shev parecía estar esperando a que ésta tomara posesión del puente. Por otro lado, el Teniente Vrako estaba consultando información en la terminal de seguridad.

Al haber entrado la capitana, Shev la saludó con una leve inclinación de la cabeza, luego se retiró de la mitad del puente en el que había estado en pie para así significar claramente que estaba remitiéndose a su puesto en la jerarquía – de hecho, se sentó en su puesto y comprobó los datos de las consolas diversas de la tripulación del puente que le llegaban a su consola a él.

También esperó la respuesta de la capitana, pero no la miró, sino los dos tenientes que llegaron tras ella. Notó el estado un poco alterado de Vrako, pero no quería oportuno de indagar en la causa.

- Como novedad, en pocos minutos tendremos la estación en las pantallas, frente a la nave. Con nuestra velocidad actual... Apareceremos de la nada frente a ellos, no hay manera de que nos estén esperando-

-Excelente- festejó Cira.

Por fin llegaban al primer destino, quizás el más interesante, y podrían comenzar realmente a hacer algo. El viaje fue un hastió de interminables horas.

 -Declaren la alerta roja. Levanten los escudos y preparen las armas. Todos a sus puestos. – indica al no apartar la vista de la pantalla principal y el espacio por delante.

-Por cierto, Capitana, ¿Prefiere que aborde una de las lanzaderas, como habiamos dicho, o desea que me quede aquí maniobrando a la "bestia"?-

-Cambio de planes alférez. Por el momento requiero de su habilidad en el timón de la Enterprise. Que vaya alguien de su preferencia, alguien que coincida con la opinión del Primero- añado a mirar a Shev.

- Todos tienen un papel asignado en lo que va a suceder de ahora en más. Recuerden sus tareas, sean avizores y todo saldrá bien. – dice para todos los presentes antes de dar la típica orden que es de esperar.

- Vamos allá – ordena al timonel.

 -Por el momento no los he sentido con intensidad, supongo que debido a que he tenido la mente en otras cosas.-

La doctora, pese a todo lo que se estaba produciendo en el puente, parecía tener sólo los ojos puestos en su paciente a quien miraba con intensidad, examinando sus gestos, movimientos y reacciones, si algo caracterizaba a Connor era la dedicación y el interés que ponía en su trabajo, algo que la cardasiana ya conocía por haber coincidido con ella previamente en la Asterion.

- Es posible...- dijo algo pensativa para a continuación con una sonrisa amable que buscaba sobretodo la tranquilidad de Marayn, añadir- le voy a rogar dos cosas, no quiero que se alarme pero hasta que no establezca bien los parámetros de su afección, puesto que he observado algunas características especiales, me gustaría que se guardase de tomar contacto físico con ninguno de los tripulantes y que cuando tenga ocasión me haga un relato sobre los días previos al ingreso en la Enterprise y me facilitara su diario de a bordo, le voy a ser franca, sabe usted que no me gusta irme por la ramas, pero es posible que se haya contagiado de alguna manera y quiero comprobar si ha sido antes o después de su embarque en la nave. Estas medidas son sólo preventivas, en principio se trata sólo de una afección típica de su especie pero no quiero descartar ninguna hipótesis, por eso estoy siendo discreta, no la voy a poner en cuarentena y no voy a cundir la voz- tras decirle todo aquello, la doctora aguardó la respuesta de su paciente con calma, mirándola a los ojos.

Por fin, tras largas horas de espera, la estación espacial apareció en las pantallas, primero como un pequeño punto en la inmensidad del espacio, y después, mostrando su forma de manera cada vez más nítida, a medida que la nave iba aproximándose.

Se había limitado a asentir a las órdenes de la capitana, mirando la pantalla para comenzar los escanéos de la zona y estudio de los sensores, buscando cualquier señal relevante que pudiera dar información extra sobre lo que estaban por encontrar frente a ellos; si había naves esperándoles en la zona, y en tal caso cuantas y de que tipo. La voz de la doctora volvió a hacerle levantar la mirada, y girarse un poco en su dirección, de manera que pudiera mantener la pantalla por el rabillo del ojo mientras conversaba con la teniente.

-Por supuesto doctora, todo lo que necesite. Mi diario de a bordo no le servirá de mucho, me temo. El poco uso que le doy es para dejar básicamente registro técnico de lo que ocurre en relación a la nave, es muy poco personal.- Sonrió cándidamente. -Le puedo adelantar que hasta el momento mi trato con el resto del personal en la nave ha sido distante, usted es con quien he pasado más tiempo desde que embarcamos. Pero como pide, apenas haya una oportunidad le enviaré un informe detallado de aquellos con quienes tuve contacto antes de salir.- Le aseguró. Luego soltó un divertido suspiro de resignación. -Preveo que me tendrá alejada de la cantina cuando estemos celebrando el éxito de esta misión. Es una pena, tenía intención de empezar a estrechar lazos.- Dijo sonriendo con picardía, aunque era bastante probable que sólo estuviera bromeando.

La computadora me envió enseguida los resultados de mis hombres. A penas una hora en el simulador de ataque y la mayor parte de su tiempo en una de las cantinas de la nave. Era lo que me faltaba por ver. Elevé rabioso mi labio superior sin apartar mi rostro de la pantalla, mientras apretaba mis puños con fuerza. Y en ese momento ocurrió.

El efecto del tratamiento que me había puesto la doctora llegó a su fin junto con toda aquella tensión. El dolor de cabeza, el cual había sido casi imperceptible hasta el momento, volvió agudo y punzante, al tiempo que Jor entraba en el puente. Miré como un verdadero psicópata al teniente mestizo. De buena gana le retorcería el brazo, dejándole apoyado contra una mesa y, tras bajarle los pantalones, dejaría su "hombría", si es que la tenía, más abajo que la suela de sus zapatos. ¿Qué clase de klingon, por muy mestizo que fuese, no tenía barba?

- Lo que me faltaba, la maldita alerta roja. - Pensé al escuchar a la capitana. Más ruido para ayudarme con el dolor de cabeza. Pero debía pelearme por aislarlo y demostrar que podía estar allí, aunque sus normas fuesen un asco y permitiesen que otras razas te violasen la cabeza e intimidad, robando tus pensamientos. - Al final, ese mestizo va a tener que comerse los gagh atados con hilo, para no perderlos por el culo. - Pensé por última vez, centrándome en las instrucciones de la capitana.

- Un papel asignado... para mi que cada vez chochea más la abuela esta... - Esperaba que al menos mis hombres, en el  momento de escuchar la alerta roja, fuesen capaces de entender que se acabó la juerga y que debían acudir a la armería y prepararse, para eso estaban en teoria enseñados y en descanso. - Como indique, capitana Graystone. - Respondí con seriedad, disimulando mi dolor de cabeza y sin apartar mi vista de mi panel, pendiente de los datos que este me iba devolviendo.

Shev confió en la opinión del alférez - quien era el mejor al bordo para maniobrar naves - sobre quien debería remplazarlo en la lanzadera.

El primer oficial sabía perfectamente que, en tales momentos, no había que hacer hincapié en la propia opinión cuando esta opinión no podía formarse teniendo presente suficientes datos relevantes. El alférez sí los tendría. El mejor pilota de la nave sin falta podría decirle quien era el segundo mejor.

Lo abordó y le habló en voz baja. “Señor Van Pelt, mandaré a la lanzadera al quien usted escoge. Dígame.”

    Escuché la orden de la capitana, era lo que estaba esperando ansiosamente. Pulsé varios botones acomodando la trayectoria y velocidad de la Enterprise.

    -Yyyyy...- Bromeé mientras la estación se dibujaba en la pantalla principal, primero como un mero punto en el espacio, luego definiendo sus formas y rápidamente, ocupando una buena porción en la pantalla, claramente visible- Ahí está! - Di un aplauso como si se tratara de un truco de magia.

    Pero ahora era el momento de ponerse serio. Pulsé varios botones y comandos, disparando los generadores de escudo de combate y dando el "listo" a las armas de la nave.

    -Escudos arriba! Bancos Phaser OK! Toda la tripulación en alerta!- Notifiqué.

   No era mi primer alerta Roja en una nave de combate... Pero esta tenía algo especial, acababamos de mojar la pluma en el tintero, para escribir una nueva página en la historia de la flota... una nueva página en mi vida.

    -Todavia tenemos un poco de inercia, nos ayudará si tenemos que ponernos en movimiento de pronto... - les comuniqué a los oficiales, girando mi silla- Estamos bastante cerca, es un buen momento para un escaneo biométrico o para entablar un canal de comunicación.

   -Bueno, no conozco demasiado a mis compañeros pilotos abordo... pero si no, la alférez Kalina Menen y el alférez vulcaniano Yo'han pueden ser una buena opción... -Le respondí pensativo al Primer Oficial - Pero a quién ustéd designe estará bien, con la Enterprise como guardaespaldas, no creo que nadie se aventure a atacar esa lanzadera.

El Primer Oficial asintió de la cabeza ante la respuesta del alférez. “Gracias.”

No puedo dejar pensar que huele a trampa, pensó cuando esteblecieron contacto visual con la estación. Espero que sean los nervios. O algo así.

Se puso delante de su consola y estableció un canal de comunicación con las dos personas mencionadas a la vez. “Alférez Menen y alférez Yo’han, un compañero de usted me ha confiado que son la flor y nata de lo que la Enterprise tiene en pilotas. Quiero que tripulen una lanzadera para abordar la estación científica que acaba de aparecer delante de nuestros pantallas. Despeguen y luego recibirán órdenes directamente de la capitana.”

Shev conocía Graystone bastante para saber cuando quería tener el control de una situación, y esta era una de ellas. Si en esto Shev se había equivocado, la capitana siempre podría devolverle al instante la responsabilidad sobre la lanzadera.