Partida Rol por web

Cira gruñe al oír que el planeta estaba habitado. Un problema mayor es que se encuentre habitado por una especie sintiente. No podría hacer nada en ese punto, pero podría intentarlo con los cristales de las lanzaderas y aquellos en las bahías de carga de los otros cruceros Galor apostados en la órbita del planeta.

-Destruir el planeta es impensable. Existen otras cartas que jugar antes de iniciar una embestida suicida. Lancen la sonda en dirección a las lanzaderas con la emisión de un campo piezoeléctrico hacia esas naves y los dos cruceros que las reciben. Con algo de suerte lograremos neutralizar esas naves para enfocarnos en la flota de Armal.- indicó la capitana con rudeza. Le molestaba jugar en desventaja pese a tener la mejor nave de la flota nada podía hacer contra una flota sin daños y además las demás naves de la Federación no aguantarían otra ronda más.

- Y preparen una salva de torpedos de tricobalto. Los dispararemos al centro del ala izquierda de la flota cardasiana junto a un rayo de gravitones emitido por nuestro deflector. Con un poco de suerte crearemos una disrupción espacial que engullirá a esos malnacidos. Y si resulta y sobrevivimos pediremos perdón al almirantazgo. ¡Vamos gente! ¡Rápido que estamos en tiempo de descuento! – ordena para finalizar.

Las armas subespaciales fueron prohibidas en el acuerdo de Khitomer, pero considerando la gravedad de la situación es mejor la cárcel que la muerte por utilizar torpedos modificados para crear un arma subespacial que ponga fin a la batalla.

Jor envió un esquema táctico al resto de las estaciones del puente para que pudieran poner en práctica el plan de la capitana.  Sólo la parte del dilitio y los torpedos, pero no la parte del rayo gravimétrico. 

Le dijo a esta, guardándolo en el log inalterable de la nave. 

Capitana, formalmente presento mi protesta ante la orden de romper con los acuerdos de Kithomer.  Hay más honor en perder esta batalla por unos cristales, inclusive morir en ello, que el romper un acuerdo que ha traído estabilidad y seguridad al no poner en riesgo el tejido del espaciotiempo para las civilizaciones circundantes.   Las consecuencias a evitar, de romperse, serían muy graves.  Tan graves o más que el destruir un planeta.

En mitad de la batalla, parecía que de repente teníamos un problema. Explotar planetas, usar armas prohibidas por el acuerdo de Khitomer... aquellas ideas no parecían propias de un Capitán de la Flota Estelar.

O sí.

-Teniente Annaith, dispare esa sonda. Necesitamos impedir que continúe la carga de dilitio. Capitana, nuestras naves están allí también. Creo que disponemos todavía de algo de tiempo, antes de lanzar los torpedos de tricobalto. Señor Gale, rompa la formación de naves cardasianas y péguenos a una de ellas. Si estamos cerca, no podrán dispararnos.

Mire a la capitana para confirmar que mi idea le parecía adecuada. Apagar fuegos nunca había sido muy de "andorianos", pero estaba descubriendo que los humanos, en situaciones especiales, eran incluso peores.

El puente se estaba convirtiendo en un pequeño campo de batalla. Interesante, fascinante y a todas luces, un desastre, porque de esa manera, no íbamos a conseguir nuestro objetivo. Aquella capitana quizás fuese solo una loca al mando de la nave más poderosa de la Flota, pero al menos sus ideas tenían mucho de romper con todo, lo cual me gustaba.

-Si me lo permite, capitán, mientras discuten, iré a echarle una mano al ingeniero. Prepararemos esos torpedos por si al final, fueran necesarios al final, aunque yo no perdería de vista a las naves cardasianas que tienen enfrente.

Annaith no perdió más tiempo y lanzó la sonda en dirección hacia las dos naves, esperando que fuese por el camino que había trazado y no se desviase, porque la gravedad del planeta era bastante fuerte y estaba causándole problemas a la hora de calcular el rumbo.

-Sonda lanzada. Esperando confirmación de su llegada al punto de detonación.

Corbin se manejaba en los controles tal y como siempre había soñado. Se había entrenado en aquello durante años y ahora, estaba rindiendo sus frutos, porque el peligro era constante y real.

Los sensores rápidamente detectaron los movimientos de varias de las naves cardasianas y dos torpedos que se dirigían hacia el Enterprise a gran velocidad.

    El lanzamiento de la sonda había acaparado mi atención momentaneamente y para cuando lo recuperé ya era demasiado tarde. Dos nuevos torpedos cardassianos se encontraban en trayectoria hacia la ENTERPRISE.

    -Atajaos, que esta vez nos tienen a quemarropa!- di la alerta al puente, mientras golpeaba el comando para avisar al resto de la tripulación que se preparara para mitigar el daño- !Impacto inminente!

    Me colgué de la consola de comando, apretando botones en una desesperada maniobra de evasión, pero ya era demasiado tarde, los escudos se iban a tener que encargar de lo que yo no había podido evitar.

El joven piloto hacía bastante esquivando lo que podía, naves y disparos, explosiones y torpedos, pero no pudo evitar el último de ellos, que dio de lleno en el Enterprise, y en concreto, en el puente, haciendo que todos saltaran por los aires.

Explosiones minúsculas se sucedieron una tras otra a lo largo del techo y las terminales, acompañando a la que se produjo como consecuencia del impacto, además de provocar que enormes fragmentos de techo y cables cayesen sobre todos vosotros y que muchos salieseis impulsados contra el suelo, más allá de vuestros asientos.

A excepción de Shev, que se agarró con uñas y dientes a su asiento, todos los demás fuisteis expulsados de vuestros sillones y caísteis al suelo, haciendo que el Enterprise se quedase, momentáneamente, sin control. Halskim, junto con otros tripulantes que estaban de pie en ese momento, se llevó la peor parte, al chocar contra uno de los muros y quedar inconsciente. Para el resto, era cuestión de conseguir levantarse y volver a vuestro sitio, antes de que el Enterprise fuese solo un recuerdo.

Mientras todo eso sucedía, las naves de la Federación contraatacaban y atravesaban el pasillo. Otra nave cardasiana recibió fuertes disparos por parte de una de ellas y parte de sus motores explotaron, quedándose a la deriva.

Jor leyó la mente de Halskim para saber si su intención era sabotear a la Enterprise. 

Jor se levantó, magullado.  Su duro y amortiguado cráneo de herencia klingon había evitado que hubiera mayor daño de contusión, y obviamente las crestas craneladas de su frente desviaban la sangre para que no escurriera sobre sus ojos y así pudiera seguir operativo, como la evolución en Q'onos había sabiamente determinado.

En cuanto se levantó se dirigió a su estación, buscando ayudar al alférez Corbin mandándole un nuevo esquema táctico actualizado con los más recientes movimientos de la flota cardassiana.  ¡Había que estar al tanto!  Esperaba que este esquema le ayudara a planear las siguientes movimientos evasivos que pedía la capitana. 

Preparó la siguiente ronda de torpedos contra las naves cardassianas que pudieran intentar atacar de alguna manera a la sonda.  Había que protegerla para que la alquimia explosiva planeada por la tripulación de la Enterprise surtiera todo el efecto de cuetes y bengalas esperado. 

El impacto fue tremendo, enviando a la mayoría lejos de sus asientos y causando heridas menores en algunos. Aunque nadie se detuvo por algo como eso. Cira tampoco fue la excepción, al caer de bruces y recibir un corte en su frente por un fragmento de metralla, producto del impacto y las roturas en el puente.
La estoica mujer regresó a su silla con el rostro decorado por su propia sangre y apenas se inmutó. Era mucho peor escuchar palabras del libro de reglas de la Flota Estelar que apretar un botón y enviar al infierno a esos Cardasianos.
¡Informe de daños, y pronto! dijo la capitana, esperando la respuesta de alguno de sus oficiales.
¿Señor Shon, realmente le parece inteligente esperar a disparar los torpedos de tricobalto? A este paso perderemos la nave en la siguiente ronda de artillería. Prepare esos malditos torpedos ahora. Es una orden directa comandante. ordenó la malherida mujer. Y su tono decantó en una advertencia más que una simple orden bajo el estrés del combate.
¡Corbin! Trate que esos malnacidos nos sigan hacia sus propias naves sobre el planeta. Llevemos la lucha hacia donde menos lo deseen. De ser necesario utilice la maniobra de evasión Épsilon. indicó Cira, luego de limpiar la sani de su rostro con la manga de su chaqueta.

Shev vio como todos en el puente volaban, pero por fortuna, todavía estaba él para mantener la nave en su lugar. En cuanto recuperaron la estabilidad, aunque fuera mínimamente, se puso en pie y se dirigió hacia el joven piloto para ayudarle a que volviese a su puesto.

-Deprisa, señor Corbin. Maniobras de evasión.

El andoriano se giró mientras el resto intentaba regresar a sus puestos rápidamente, aunque se fijó en que la alférez Halskim permanecía en el suelo, así que pulsó su comunicador.

-Enfermería, aquí el puente. Necesitamos un médico ya.

¿Señor Shon, realmente le parece inteligente esperar a disparar los torpedos de tricobalto? A este paso perderemos la nave en la siguiente ronda de artillería. Prepare esos malditos torpedos ahora. Es una orden directa comandante

La insistencia de la capitana con los torpedos de tricobalto volvía a surgir entonces, cuando todavía no se habían recuperado, lo cual obligó a Shev a tomar una decisión.

-Capitana, todavía no. Aún podemos hacer muchas cosas antes de mandarlo todo al infierno. Teniente Annaith, ¿cuál es la situación de la Flota?

-Enfermería, aquí el puente. Necesitamos un médico ya.

Annaith logró ponerse en pie y volver a su terminal, a tiempo para confirmar el estado de la nave.

-Escudos al 50%, capitana. Daños en varias cubiertas, pero ninguno de ellos reviste gravedad. El impacto ha desestabilizado los sistemas inerciales, pero no ha atravesado el casco.

Teniente Annaith, ¿cuál es la situación de la Flota?

Las naves están a punto de llegar a nuestra posición, Comandante. La Flota Cardasiana parece estar dispersa.

Capitana, si todas las naves disparamos a la vez, podremos romper su línea de defensa y serán nuestros. Esta no es una batalla de fuerza, sino de estrategia. Señor Jor, ¿qué opina el departamento táctico? ¿Sería posible romper sus líneas con un ataque masivo de torpedos?

El andoriano estaba ofreciendo una alternativa que implicaba a toda la Flota. Además, todavía tenían escudos. Había mucho que luchar todavía.

Si Señor.  Hay una posibilidad.  -Le mandó la mejor alternativa en que podía pensar.

Perkins llegó al puente lo más rápidamente que pudo. La nave entera era como un postre de gelatina, moviéndose de un lado a otro, pero aún así, se las arregló para no caerse por el camino y llegar de una sola pieza.

Cuando las puertas del turboascensor se abrieron, en el puente parecían estar recobrándose todavía del impacto. Vio que la Alférez Halskim estaba tumbada y corrió hacia ella para atenderla.

-La alférez está inconsciente, pero no parece nada grave -informó en voz alta, mientras pasaba el tricorder médico por encima suyo. Había detectado algunos capilares rotos, pero no tardó en repararlos. La alférez pareció recobrar lentamente la consciencia.

-Tranquila, alférez. Se ha dado un buen golpe.

La explosión me envió de cabeza a una de las mamparas y cuando recobré el conocimiento, tenía a ese médico, el alférez Perkins, encima de mí, diciéndome precisamente lo que mi cabeza ya me estaba transmitiendo a base de martillazos.

-Me doy cuenta, gracias, señor Perkins. Y ahora, si no le importa, me gustaría ponerme en pie -le dije, levantándome, algo mareada, pero consciente de que podría ponerme en pie. Necesitaba valorar la situación porque lo último que recordaba era lo de los torpedos de tricobalto y desde entonces... a saber qué habría ocurrido.

Aquel puente parecía estar dirigido por niños de colegio, dejando a un lado a la capitana.