Partida Rol por web

Nayim sonrió y asintió, satisfecho.

Sabía que el consejo no habría dejado las cosas tan en el aire.

Os lo agradezco, maestro. En verdad es una pena que el maestro Proof no pueda acompañarnos a su planeta natal. Hubiera sido de lo más útil. En cualquier caso, podeis contar con nosotros. Contactaremos con Undime Pall y haremos lo necesario para traer la reliquia.

Maestro Yoda, dijo Kewan respetuosamente rompiendo así su silencio ¿A parte del consejo hay alguien más que sepa del descubrimiento o que pueda ir detrás de él? sin duda aquel objeto despertaría el interés de muchos en caso de que conocer su existencia por lo que mantenerlo en secreto sería vital para su misión.

Yoda rió por lo bajo, no era normal...- Maestro Nayim, viveza en la duda tu padawan ha mostrado...no, joven Kewan nadie aparte del Consejo y nosotros sabe de la reliquia por ello viajais a bordo de una nave civil y discreta, el objeto no debería poder detectarse, un gran sensitivo en la Fuerza no obstante, detectarlo podría, pero tras de ello, nadie va bajo nuestro conocimiento.

Sean armó la galería de tiro en la bodega el segundo día, ya hacía un par de viajes que se había propuesto hacer de sus compañeros tiradores decentes y les había ofrecido entrenamiento. No siempre se presentaban, y muy raramente lo hacían los tres al mismo tiempo, pero cuando lo hacían el mercenario se convertía un sargento instructor. Los blásters se regulaban en aturdir, para no dañar nada material y para que el ocasional tiro perdido no terminase en un paseo a la enfermería. Sean raramente gritaba para corregir a sus alumnos, por lo general se limitaba a corregir posturas verbal o físicamente y nunca con violencia. Sólo cuando alguno cometía un error realmente estúpido o cuando no prestaban atención por un tiempo prolongado elevaba la voz... y nunca había tenido que recurrir a la violencia. Si no querían aprender eran libres de dejar la clase.

Este viaje sería largo, por lo que además de dedicar tiempo a entrenar a sus compañeros decidió que era hora de mejorar sus habilidades para defender la nave. Red fue quien preparó el simulador para la torreta ventral y fue graduando las dificultades para probar sus límites, dándole consejos e instrucciones para corregir sus vicios. Al final de los seis días de duro trabajo podía mover la torreta con mayor soltura que antes y disparar los cañones de forma más precisa... es decir fallaba consistentemente menos blancos que cuando había comenzado.

Anzak pasaba mucho tiempo del viaje en la cabina. Quería conseguir cómo conseguir acreditaciones de diferentes zonas portuarias para pagar menos impuestos en los amarres de la Centella. Para ello no le importaba tener que convencer al oficial de turno o incluso mentir cobre quien era y lo que iba a hacer. Su dominio sobre las triquiñuelas que se podían usar en estos sitios cada vez iba mejorando , aunque a su vez los espaciopuestos usaban métodos par aque no sucediera, como poner autómatas para contestar a los tipos como él.

Cada poco, sobre todo cuando se cansaba, se pasaba por la nave, para ver qué hacía el resto del equipo. Al pasarse por la bodega de carga secundaria, vio como Sean había inprovisado una sala de tiro. Allí estaba enseñando a tirar a Red, quien, como de costumbre, estaba concentrada al máximo en lo que hacía.

-Seguid así, chicos, yo desde la trinchera os gritaré por donde vienen los disparos jejeje -rió Anzak para luego marcharse cuando sintió que no le hacían caso.

Al rato era Red quien estaba enseñando a dispara la torreta artillera a Sean en un simulador. 

-Tengo que encontrar a Tom para que me invite a un trago, y hablar un rato de algo vanal -murmuró por lo bajo  el contrabandista negando con la cabeza.

Nayim asintió con la cabeza a la respuesta del maestro yoda. No le había molestado que Kewan preguntara. Al contrario, NAyim siempre animaba la curiosidad de su joven padawan.

-Me parece que está ya todo claro, entonces, maestro. ¿Cómo viajaremos? 

Mientras los demás se entrenaban en pegar tiros al aire, Tom pensó que seria más divertido invertir el tiempo en algo más divertido.

- Anzak, te andaba buscando. Coge un par de vaso y vamos a probar esta botella que cogí del bar de Cooper sin que se diera cuenta.

Anzak caminaba a la sala común y encontró por el pasillo a Tom, quien le invitó a un trago.

-Eso está hecho, amigo -dijo dirigiéndose a la cocina y de uno de los armarios sacó un par de vasos y los llevó a la mesa. Tras dejarlo se sentó y miró como los llenaba Tom. Luego cogió uno de ellos y bebió un sorbo. El líquido comenzó a quemarle inmediatamente en la boca y notó todo el recorrido que hacía hasta su estómago. Como casi toda la bebida que tenía Cooper era un matarratas.

-¡¡Bua!!, esto está infame -dijo apretando las mandíbulas y cerrando los ojos en una expresión de profundo desagrado-. Lo malo es que no tenemos nada mejor. la proxima vez que nos errolemos en una misión recuérdame que pida unos créidotos para comprar bebida para la misión...lo veo esencial.

Tras decir esto miró el vaso y encogiéndose de hombros volvió a pegarle un trago.

- Contrabandistas... dijo de forma tranquila ...anteriormente el Consejo Jedi trató con un hombre encargado de estas artes transportivas, buen hombre es, trabajo difícil dispone, pero tiene la voluntad y corazón suficientes para confiar en él.

- Le he pedido un grupo específico que os lleve, rápido, eficaz, fiel a él y sin hacer preguntas, por supuesto de vuestros propósitos nada saben y así deberá seguir bajo todo concepto maestro... tras eso caminó hacia el exterior allí uno de los centinelas del templo entregó un cajón negro a modo de maletín, apenas tenía 50 cms cuadrados de espacio ...el mecanismo de esta caja es similar al encendido de un sable de luz activado por la Fuerza*, ahí el objeto deberá ser entregado, acudid al puerto capital número 4 y allí un hombre llamado Anzak aparecerá, la nave coreliana es, reconocerla rápido podrás.

Tras eso se giró haciendo una leve inclinación de cabeza al discípulo...- Ayudarás bien a tu maestro confía en tus capacidades... tras eso miró a ambos ...que la Fuerza os acompañe....

Red aceptó la oferta de Sean de ayudarle a mejorar sy disparo. Pero lo que más le gustó es que le enseñara a cómo reaccionar para esquivar un disparo o cualquier ataque que le hicieran. La ingenira tenía ganas de aprender, sobre todo cosas que no fueran las típicas de mecánica e informática, pues de eso ya sabía bastante. Además resultaba divertido porder disparar dentro de la nave. No sabía cómo se lo tomaría Anzak, pero la verdad es que habían puesto unos parapetos para que la nave no sufriera ningún daño.

Luego, para compensar el entrenamiento, Red le enseño como manejar la artillería de la nave. Si bien disponían de una torreta, no era plan que en medio del viaje hiperespacial hicieran prácticas con la torreta. Así, la medio arkaniana creo un simulador para poder enseñale a Sean los rudimentos básicos de la artillería. No en vano tenían dos torretas así poodrían disparar ambas a la ver...aunque esperaba que no ocurriera eso nunca.

Tom volvió a llenar el vaso de Anzak.

- Cierto, sabe a meado de rata mixolidiana caliente, pero no es que tengamos más donde escoger - dijo mientras bebía de su vaso. - La verdad es que en esta misión tengo un interés especial y personal. Tengo ganas de hablar con esos Jedi, tal vez conozcan a alguien de mi familia o sepan dónde puedo encontrar a algún miembro. Tengo ganas de ver a familia. Oh, no te enojes, Anzak. Vosotros sois mi familia, pero hay preguntas que solo la familia de sangre puede responder.

-No te preocupes, lo entiendo- dijo Anzak haciendo un gesto con una mano quitándole importancia. Luego cogió la copa que le había vuelto a llenar Tom y la miró sin decidirse a beberla.

-La verdad es que todos tenemos nuestras prioridades. La mía como bien sabes es ésta nave -se confesó-. Hacía tiempo que lo había hablado con Red. Necesitabamos una nave que fuese lo suficientemente grande como para transportar mercancía y cómoda para llevar pasajeros. La verdad es que la medio arkaniana es una crack en esto y tiene muy buenas ideas...A lo que voy. Yo os meto en estas historias para pagar lo que debo a Hooper, quien es el benefactor que ha hecho posible la construcción de la misma.

-Con respecto a tu familia, ya te dije que conocía a varios de tus parientes -dijo encogiéndose de hombros y luego probando un poco más de aquel líquido, provocándole una quemazón intensa en la boca y el esófago, que le provocó tener que apretar los dientes mientras trababa-. ...¡Leche de rancor! ¡Qué amlo está esto!...Bueno, pues eso que he visto a varios de tus parientes pero nunca juntos. Se ve que cada uno estáis en una parte de la galaxia jugando al gato y el ratón con los demás.

Tras decir esto sonrió y volvió a darle otro pequeño trago que le provocó lo mismo que antes.

- Destino próximo Coruscant alcanzado... indicó los controles del Centella tomando tierra en Coruscant, el planeta ciudad, allá donde miraban veían edificios altos, vehículos voladores, plazas, zonas verdes, gente de todas las razas que habían visto en sus viajes y a la vez muchas que no.

La plataforma era una larga pasarela metálica de la zona alta, los muelles estaban controlado por un droide de control que organizaba los destinos de cada nave, una vez tomó suelo el carguero coreliano llamado centella vieron allí a los que de seguro eran sus futuros pasajeros.

Un humano de mediana edad y estatura media, con el rostro atractivo pero marcado por la cirugía. Atlético, más fibrado que musculoso. Junto a él estaba un joven vigoroso, con un cuerpo totamente atletico que se nota que ha sido adiestrado desde muy joven. 1,78m y 75kg con pelo castaño y una mirada indescifrable.

Ambas criaturas miraban el modelo de la nave, sin duda una nave propia de un contrabandista, rápida, ágil y fácilmente ocultable de la vista de cualquiera. El droide encendió su diodo verde para indicar que había autorizado su aterrizaje y actos posteriores en caso de descender de la nave.

Una sirena saltó indicándoles que acababan de salir del hiperespacio. Ahora les tocaba acercarse a Coruscant, el mundo ciudad y recoger a los pasajeros que les habían contratado. para ello se puso al mando de los mandos y pilotó hasta acercarse al punto de reunión.

-Menos mal que tenemos las coordenadas del espaciopuerto, pues en este planeta debe haber varios miles de millones de sitios donde puedes hacer el amarre de la nave -dijo divertido el contrabandista. Aunque en su voz denotaba algo parecido al agobio al ver tanto vehículo y tantos edificios.

Tras llegar a la pasarela donde debían aterrizar, Anzak vio que ya le estaban esperando los pasajeros. Ambos eran humanos y parecían bastante jóvenes. Acercándose poco a poco esperó a que la luz del doide de control para posarse. Cuando lo hizo atracó fluidamente a Centella y la apagó.

-Bien, veamos cómo son estos paquetes, si son mercancía frágil, peligrosa o ilegal -dijo socarronamente antes de bajar la rampa para encontrarse con ellos.

Tras abrir la rampa de la entrada, situada en la parte derecha de la nave, un humano bajó de la misma y miró a los dos congéneres que estaban allí esperando. Iba con un pantalón oscuro y una camisa blanca limpia, lo que contrastaba con el estado de la nave. Tenía el pelo corto aunque no muy peinado. Su barba necesitaba un corte desde hacía tres o cuatro días, pero parecía límpia y olía bastante bien.

Al acercarse se presentó, aunque su sonrisa ya había aparecido en su rostro nada más bajar y verles, como si ésta fuera su carta de presentación no oficial.

-Hola. Soy Anzak, capitán, piloto y dueño de esta preciosidad -se presentó formalmente-. He quedado con ¿Nayim? -dijo mirando a ambos sin saber a quien debía dirigirse-. Tenemos el encargo de llevaros ¿es así? -preguntó con su sempiterna sonrisa marcada en sus labios.

Nayim, con las manos juntas tras su espalda, hizo una breve inclinación de cabeza y una breve sonrisa respondió a la de Anzak. El maestro jedi parecía totalmente relajado y confiado. Si el maestro Yoda había confiado en Anzak, él no era nadie para dudar. Aún así, trató de sentir a alguien más en el interior de la nave.

-Yo soy Nayim. Nayim Al Ahraam. Éste es Kewan Moon. Seremos sus pasajeros, supongo. Será un placer viajar con usted en su nave. ¿Y el resto de su tripulación?

Anzak le devolvió el saludo que había hecho Nayim con la cabeza y luego le estrechó la mano, primero a éste y luego a Kewan.

-Excato, seréis mis pasajeros. El resto de la tripulación está dentro -contestó a Nayim-. Si no tenemos nada más que hacer aquí nos vamos, que cuanto antes salgamos antes llegaremos.

El capitán entró en la nave seguido de los dos jedis. Nada más entrar sus compañeros les esperaban ya en la rampa. Una a uno les fue presentando.

-Chicos, quedamos en que lanzaríais confetis y guirnaldas -dijo abriendo los brazos y poniendo una cara de notable decepción. Luego sonrió y comenzó a presntarles-. A ver, comienzo por la más guapa, lista y peligrosa: Red -dijo señalando a la única chica de la nave de pelo blanco y cara blanquecina-. Es el alma de este grupo...y también su cerebro...de eso no cabe ninguna duda. La ingeniero, copiloto y creadora de esta nave. La mejor chica que conozco.

-Este es Sean, un arma en sí misma -cambió y señaló al hombre alto fornido sin pelo en la cabeza pero con una tupida barba pelirroja-. Es el que nos cuida y nos mima... sobre todo a nuestros enemigos con a base de tiros. No hagáis caso de su mirada desintegradora, en realidad es un trozo de pan...duro, pero pan al fin y al cabo.

-Por último, pero no menos importante está Tom -Anzak cambió de posición para señalar a su amigo y se le quedó mirando unos segundos sin decir nada, con el brazo levantado señalándole-. Tom, es...., Tom, es un... -No acertaba a decir algo que quizás no debiera y por eso no le salían las palabras-. Tom es como nuestro pegamento. Siempre está ahí para ayudarnos a todos a ser mejores. Es así -dijo y le sonrió.

Una vez hechas las presentaciones de sus amigos, tocó hacer la presentación de los pasajeros. -Estos son Nayim y Kewan. No sé más de ellos, pero tenemos todo un viaje para conocernos mejor -dijo sonriente.

-Pero entremos. Vayamos a la sala común. Allí os diré cuales son vuestras camarotes. Uno para cada uno, como tiene que ser -dijo muy satisfecho de éste hecho-. La Centella no solo en una nave de transporte, es una nave de pasajeros con muchos lujos que otras naves quisieran para sí -dijo orgullosos y al pasar al lado de Red le guiñó el ojo agradecido. 

Tom permaneció expectante mientras Anzak hacía las presentaciones. Tenía muchas ganas de hablar con los recién llegados, pero no quería abrumarlos y prefería que primero se situasen y prefería esperar a que volvieran a despegar para entablar conversación con los dos Jedis.

Kewan saludo con la cabeza cuando dijeron su nombre a fin de identificarse para el resto, aquel parecía un grupo solido y sin duda aquel no era su primer viaje, su mirada parecía curtida al igual que sus cuerpos por el paso de los años.

Kewan estaba ansioso por empezar aquella misión, el mismisimo maestro Yoda les había confiado aquella misión y sin duda no dejarían que nada saliera mal o al menos en eso confiaban.

Red esperó en la pasarela de entrada a que Anzak hablara con los pasajeros y los trajera a la nave. Por lo que parecía eran dos humnos bastante jóvenes y según actuaban, parecían formales.

Cuando entraron Anzak hizo las presentaciones. Que hubiera elegido a Red la primera no le molestó, pero que la llenara de piropos por lo que le fulminó con su mirada. Aunque al final se relajó pues lo que dijo de la nave era cierto. Aun así no le gustaba que le adularan pero hacía mucho que conocía a Anzak y no había logrado cambiarle en todos estos años.

Red saludó cordialmente asintiendo con la cabeza y luego dio un paso atrás mientras Anzak presentaba a sus compañeros. Una vez acabadas las presentaciones les acompañó a la zona habitable o del pasaje, donde estaba situada la sala común y las habitaciones.